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Encerrados (TsukiYama) por AldyRdfx

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Notas del fanfic:

Este es mi primer fanfic uwu

Si les gustó háganmelo saber, ¡a leer!

-Oye, ¿quieres ir al centro comercial hoy? Necesito unos zapatos.

-¡Claro que sí, Tsukki! –decía el castaño con una radiante sonrisa-

Esa invitación no era la gran cosa, no es como si Tsukishima lo hubiera invitado a una cita, no es como si fueran a andar por el centro comercial de la mano y tomar de un vaso con dos pajillas como dos enamorados, ni siquiera había usado algún tipo de suavidad en su tono de voz diferente al que usa con todo el mundo. Pero aun así Yamaguchi estaba muy emocionado, porque sentía que el solo hecho de acompañar a “Tsukki” a algún lado era un privilegio, que él no dejaba que cualquiera se acercara demasiado, y cada vez que le hacía una petición como esa sentía como si fuera a estallar de felicidad.

Y ahí estaban los dos, paseando por el centro comercial, mirando los escaparates y buscando algunos zapatos, Yamaguchi se sentía en el cielo, no dejaba de pensar en lo bonito que sería si eso fuera una cita, su mente divagaba con la cantidad de cosas románticas que podrían suceder, de repente salió de su trance al ver unos zapatos que iban perfectos con el estilo de su mejor amigo y amor imposible.

-Mira, Tsukki, esos son bonitos –dijo mirando a su lado, pero Tsukishima ya no estaba- ¿Tsukki?

-Oye, ¿estás solo, quieres compañía? –dijo alguien tomando a Yamaguchi por la cintura, desde atrás-

Por la grave voz que oía supo que se trataba de un hombre, sintió su aliento en la nuca y le dio un escalofrío, con solo sentirlo restregando su cuerpo contra el suyo sabía que esa persona no tenía buenas intenciones hacia él y su primera reacción fue salir corriendo, se soltó del agarre del hombre desconocido y corrió por el centro comercial buscando con la mirada a Tsukishima o a algún guardia para que lo ayudara, pero no encontró a ninguno de los dos, cuando sintió ya lejos al hombre del que escapaba, paró de correr, justo frente a la puerta del baño de hombres.

De pronto sintió como una mano llegaba desde atrás hasta posicionarse en su boca, cubriéndola para que no pudiera hablar o gritar, luego sintió como la persona que tenía detrás lo arrastraba dentro del baño y supo que estaba perdido, pensó en la cantidad de cosas que ese hombre podría hacerle ahí dentro, de los daños que podría causarle y pensó si había alguna posibilidad de que saliera con vida de ahí, aunque no sabía si, luego de todo lo que le hiciera, seguiría prefiriendo esa opción. Al entrar al último de los baños, una voz conocida sonó detrás de él.

-¿Estás bien? –dijo con el tono monótono que siempre utilizaba, pero voz baja-

-¿Tsukki? –dijo girándose y al ver a esa persona se llenó de alivio, sintió como si un ángel hubiera venido a salvarlo- pero, ¿por qué tú…?

-Vi lo que pasó con el tipo ese, sólo había ido un momento a ver algo, te avisé pero parece que estabas muy concentrado en otras cosas, lo vi agarrarte de la cintura y hablarte al oído y despúes te vi escapar con miedo hacia aquí, supe que algo andaba mal y te seguí.

Yamaguchi, mientras oía esto, no paraba de sonrojarse, primero cuando escuchó lo de que estaba perdido pensando en otras cosas, recordando cuáles eran esas cosas, y luego porque cuando Tsukishima dijo que había visto al hombre agarrándolo de la cintura y hablándole al oído, le pareció oír un tono molesto en su voz, él sabía que podría ser simplemente porque estaba en peligro, pero le gustaba pensar que ese tono molesto podría estar escondiendo algo de celos.

-Oye, ¿a dónde fue? –se escuchó decir a una voz masculina fuera de los baños-

-No sé, revisaré aquí dentro, tal vez se escondió, tú quédate aquí y dime  si alguien viene –dijo un segundo hombre-

Yamaguchi, al oír estas voces reconoció la segunda, le dio un escalofrío y con esto Tsukishima advirtió que se trataba de él.

-Yo me sentaré en el inodoro y tú encime de mí, subiremos las piernas para que no se vean debajo de la puerta, ¿entiendes? –dijo Tsukishima en un tono muy bajo, casi imperceptible, aun así Yamaguchi alcanzó a entender cada palabra perfectamente y se limitó a asentir-

Entonces así lo hicieron, Tsukishima se sentó y subió las piernas, cruzándolas, Yamaguchi le siguió, sentándose sobre él, en medio de la abertura que sus piernas dejaban y rodeándolo por detrás con las propias, posicionando sus manos en los hombros del rubio, el cual puso las suyas en la cintura del castaño, el cual se sobresaltó al sentir el tacto.

-Pecosito~ ¿estás aquí? –dijo el hombre que había ocasionado la situación-

-Revisa debajo de las puertas, seguro se ven sus pies, y si no, empieza a abrirlas una por una.

Yamaguchi, al escuchar esto, no pudo evitar ponerse a temblar, tenía mucho miedo de esos hombres y de lo que podrían hacerle, Tsukishima se percató al instante de la situación por la que atravesaba y pensó en una forma de calmarlo.

Todo el cuerpo de Yamaguchi se estremeció al sentir la mano del rubio tomándolo del cuello y llevando su rostro hacia abajo, se estremeció aún más cuando sintió la calidez de sus labios en los suyos y no pudo evitar llenarse de una felicidad inmensa, ya no temblaba, incluso había olvidado la situación en la que se encontraban y el peligro que acechaba fuera de ese cubículo, todo su mundo se concentró en ese beso, en ese mágico beso tan esperado, con el cual siempre había soñado, pero nunca pasó por su mente siquiera la posibilidad de que pudiera ocurrir, con el solo hecho de que el rubio hubiera posado sus labios sobre los suyos sentía que podría morir feliz.

Pero todo cambió cuando escucharon abrirse la primera puerta abrirse de golpe, se separaron automáticamente con un rápido movimiento y pensaron que en cualquier momento deberían enfrentarse a lo que se hallaba fuera de ese pequeño lugar, eran siete puertas, el hombre iba por la tercera y ellos se hallaban en la última, la situación se sintió mucho más favorable cuando escucharon las palabras que el tipo de afuera decía.

-Oye, ya vámonos, el jefe dice que se acabó el tiempo para la entrega.

-Lástima, los clientes hubieran pagado bien por alguien como él, a muchos les gustan las pecas –dijo el hombre y los chicos en el último cubículo se llenaron de alivio al sentir que la voz se iba alejando-

Cuando sintieron lejos la presencia de ambos desconocidos, al sentir al rubio bajar las piernas, Yamaguchi se preparó para bajarse del lugar en el que se hallaba, pensó que el beso de hace un rato había sido increíble, pero que Tsukishima sólo se lo había dado para calmarlo y que eso no indicaba que sintiera algo por él.

Pero no pudo separarse, ya que las manos que se hallaban en su cintura lo atrajeron aún más contra el cuerpo del rubio.

-Tsukki…

-Cállate, Yamaguchi.

-Lo siento, Tsukki.

Luego de estas palabras, sintió el mismo movimiento de hacía un rato, una mano lo llevó de nuevo a los labios de la persona frente a él, pero este beso fue diferente, esta vez los labios de Tsukishima se movían, lamiendo y chupando los del castaño, poco a poco empezó a meter la lengua y a saborear cada parte del interior de la boca del otro, ambos lo hacían. Yamaguchi se sentía en el cielo, no quería que eso terminara nunca, y suspiró en desacuerdo cuando ambos tuvieron que separarse, a falta de aire.

-Tsukki, ¿por qué…? –dijo completamente rojo-

-Yo te gusto, ¿verdad? –la pregunta con el mismo tono de siempre, hizo que el castaño se sonrojara aún más y, falto de palabras, se limitó a asentir-. Tú también a mí.

Los ojos de Yamaguchi expresaban por completo la sorpresa que aquellas palabras habían generado, y el brillo dentro de ellos, la felicidad que le habían causado.

Esta vez fue el castaño quien buscó los labios contrarios, dando un beso tímido que pronto fue transformado en uno más apasionado por el rubio, quien se las había arreglado para poner sus manos debajo de la camiseta de Yamaguchi, una acariciando su espalda, de arriba abajo, lento, como si estuviera estudiándola con el tacto. La otra mano masajeaba su trasero, poco a poco llevándola más abajo hasta lograr meter un dedo en su cavidad.

Cuando se separaron del beso, se limitaron a mirarse a los ojos, Yamaguchi sabía lo que iba a pasar y no pensaba negarse, muchas veces lo había imaginado y con cada movimiento, con cada roce de la persona frente a él, sentía que se derretía y no sabía si su corazón podría con tanta felicidad.

Cuando se dio cuenta, Tsukishima ya tenía tres dedos dentro de él, entrando y saliendo de su cavidad, no podía evitar suspirar de placer cada vez que los sentía, sobretodo porque eran de la persona que más amaba.

-Ponte de espaldas contra la puerta. –el castaño escuchó la orden y su cuerpo reaccionó solo, no pudo evitar dejar salir un gemido al sentir algo cálido pasar por su cavidad-

-Tsukki, ¿qué hac-?

-Cállate, Yamaguchi –dijo, interrumpiéndolo-

-Ngh.. –Yamaguchi no podía evitar hacer esa clase de sonidos, al darse cuenta de que el rubio estaba lamiendo su cavidad, se sentía increíble-

Con cada movimiento que hacía con su lengua, Tsukishima le sacaba más y más gemidos al castaño, luego la acompañó con sus dedos, lamiendo, metiendo y sacando los dedos hacía que el castaño se estremeciera y gimiera, todos esos sonidos eran música para sus oídos y esos movimientos eran un deleite para sus ojos. La verdad era que él también había imaginado muchas veces el hacerle eso al más bajo, con cada una de sus expresiones lo enamoraba, cada vez que decía su nombre, todo lo hacía desearlo y quererlo más y más.

Yamaguchi se estremeció al sentirse vacío, Tsukki había alejado su lengua y sus dedos, el castaño quería más, pero eso duró poco, porque en pocos segundos, luego de escuchar el sonido que hace un cierre al abrirse, sintió la punta del pene del más alto rozando su entrada, el castaño estaba rojo, ansiaba demasiado sentir al chico del que había estado enamorado desde siempre dentro de él. Y así fue, poco a poco el más alto fue introduciendo su miembro dentro del pequeño, el cual hacía unas muecas al sentir la incomodidad, no el dolor, ya que el rubio lo había preparado bien. Cuando estuvo listo y se había acostumbrado a la sensación, movió un poco las caderas para hacérselo saber al otro.

Y así empezó una serie de movimientos que sacaba gemidos de ambos, Tsukishima se sentía increíble dentro de Yamaguchi, y él sentía increíble que el otro estuviera dentro de él, entonces el rubio bajó la cabeza para depositar una serie de besos en la parte de atrás de su cuello. El castaño sentía que no podía controlarse, luchaba para sostenerse con las manos que seguían en la puerta del baño, Tsukishima se dio cuenta de esto y salió del más bajo, el cual suspiró al sentirse vacío nuevamente.

-Ven aquí –le dijo sentándose de nuevo en el inodoro- ahora te moverás por tu cuenta.

Yamaguchi le obedeció y se posicionó sobre el rubio, poco a poco metiendo de nuevo su miembro en su cavidad, luego empezó a moverse, cada vez más rápido, ambos estaban inmersos en el placer, disfrutando el uno del otro, y ya que sus rostros estaban uno frente al otro de nuevo, no dudaron en iniciar una nueva tanda de besos apasionados, luego de esto el rubio se dirigió al cuello del castaño, saboreándolo y dejando su marca por todos lados, después lamió sus hombros y bajó dejando un camino de besos hasta llegar a sus pezones, esto hizo gemir aún más al castaño, y hacerle sentir aún más placer, si es que eso era posible. Tsukishima mordía, lamía y chupaba sus pezones, alternando entre uno y otro, causando que Yamaguchi se moviera aún más rápido sobre él.

-Tsukki, ya no… puedo… -dijo el castaño entre suspiros-

-Sí, yo también voy a terminar…

-Tsukki, terminemos juntos –dijo el castaño con una dulce sonrisa, con las mejillas rojas y una hermosa luz en los ojos, todo eso hacía sentir al rubio como si el corazón se le escapara-

Con un par de movimientos más, ambos terminaron, y se quedaron allí un poco más, abrazados, con la respiración agitada, tratando de recuperarse, cuando estuvieron listos, Yamaguchi soltó un último gemido al sentir a Tsukishima retirar su miembro de su interior. Se vistieron y salieron de ahí.

El aire se sentía algo incómodo, ya que ninguno de los dos había dicho una palabra desde que salieron del centro comercial, caminaban uno junto al otro, pero no decían nada, de pronto, el más bajo rompió el silencio.

-Oye, Tsukki… - dijo algo temeroso, con la mirada baja- Si ya sabías que me gustabas y yo también te gustaba, ¿por qué no me lo habías dicho?

-Quería ver si te animabas a decírmelo –dijo con el tono indiferente que siempre utilizaba-

-Ah… - no se le ocurrió otra cosa para decir más que eso-

Yamaguchi no sabía cómo reaccionar o qué hacer, pero se sintió mejor cuando sintió la mano del más alto tomar la suya y enlazar sus dedos con los suyos.

-Bueno, en realidad, aunque sospechaba que te gustaba, no estaba seguro del todo y pensé que podrías rechazarme, por eso no quería arriesgarme. El beso que te di cuando estábamos ahí fue más para calmar mis propios nervios que los tuyos, sabía que besarte me calmaría.

Yamaguchi no podía creer lo que escuchaba, no sabía que la inseguridad podría existir dentro de Tsukishima y nunca había siquiera imaginado que éste podría sentir lo mismo que él, todo esto lo llenaba de una felicidad inmensa, absoluta e inimaginable. El más alto le dio otro beso antes de despedirse y el castaño sintió a su corazón dar un salto.

Todo el temor que habían sentido estando encerrados dentro de ese pequeño cubículo, al sentir el peligro acechar del otro lado de la puerta, se había esfumado para darle paso a un conjunto de sensaciones increíbles e inimaginables, sensaciones que sólo llegan con el amor.

Notas finales:

Eso es todo, espero lo hayan disfrutado, ¡hasta otra! :D


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