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Pink Cocktail por LovingTales

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Notas del capitulo:

Hola hola mis adoradas :)

He vuelto cargadas de sorpresillas... ya sabrán por qué xD

Le comento que tenía programado actualizar mañana, sin embargo ha surgido un imprevisto en ultimo momento y al parecer el proximo capi tardará un poco más en estar listo, aun así sé que les va a encantar.

Ojo que me he esforzado en que se rían con este capítulo, y tengo muchas esperanzas puesto en ello porque ya a la tercera revisión que le hacía, mi sonrisa perversa no desaparecía ;D.

Muchas gracias a mis niñas preciosas que siempre comentan y me piden KidxLaw... solo puedo decirles que !!son unas tramposas!!, pero aun así las amo..

Un beso a todas y que lo pasen bien

Bye bye  

En el capítulo anterior....

 

Caminaron en dirección a la entrada del piso donde Kid tomó su cazadora, la cual había dejado colgada cuando llegó. El moreno abrió la puerta y acto seguido su invitado salió, extendiéndole la mano en señal de despedida. Se le quedó viendo a los ojos por unos segundos hasta que vio la mano del pelirrojo frente a él y sintiéndose como un idiota la estrechó.

-Nos vemos-

-Nos vemos Eustass Kid, gracias por venir-

-No hay de qué- sonrió dándole la espalda y caminando por el amplio pasillo-

 

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Capítulo 13

 

Espesas nubes grises habían invadido el cielo veraniego de la ciudad, anunciando lo que prometía ser una tormenta eléctrica nunca antes vista. La mayor parte de la gente se aseguró al salir de casa con un impermeable o bien alguna otra cosa para cubrirse en cuanto las primeras gotas de lluvia cayesen.

Apenas amaneció Nami se asomó por su ventana y suponiendo que sería un día caluroso y con aguacero, sacó de su armario un vestido ligero y un abrigo en estilo trench color beige. A pesar de aquel cielo grisáceo había tenido un sueño reparador y estaba lista para el día, que a decir verdad venía bastante ajetreado. Caminó hasta la cocina donde Perona ya se encontraba sirviendo el desayuno.

-Buenos días amiga ¿cómo has amanecido?-

-Bien, mucho más animada que otros días-

-¿Será porque es viernes?- rio Perona animadamente-

-No lo sé… probablemente sí- exclamó tomando una taza de cereal y echándola a su plato con leche-

El sonido del móvil de la pelinaranja las alertó que ya era cerca de las 08:00. Mirando la pantalla extrañada al desconocer el número contestó.

-Buenos días… sí, con ella… si… si… no, lo he visto prácticamente todos los días… ¡¿QUÉ?!, ¿Cómo que no ha ido a dormir? ¿Y dónde rayos se está quedando?... eh si, disculpe, buenos días- frunció el ceño y apretó la cuchara fuertemente-

-¿Nami que ocurre?- preguntó su amiga preocupada al ver la reacción que tuvo-

-¡NUNCA PUEDO TENER UN DÍA NORMAL!, ese idiota de Luffy-

-¿Qué ha hecho ahora?-

-Me acaban de llamar del hotel Red Line, donde me tomé la molestia de hacer la reserva para que él se quedara, ¿y sabes qué?-

La pelirosa la miró expectante.

-¡SÓLO HA DORMIDO UN DÍA EN LA HABITACIÓN!, no se ha aparecido en el hotel en todo este tiempo-

-¿Eh? Eso es realmente extraño ¿entonces dónde está durmiendo Luffy?-

-Pues no lo sé… aunque a decir verdad sospecho que se está quedando con Zoro-

-¿Tú crees?-

-Sí, es totalmente posible… a ese niño poco parece importarle nuestras finanzas- lloriqueó poniéndose de pie y llevando su plato al lavavajillas-

-Pero no habría problema entonces, no deberían cobrar los días que él no ha estado-

-Es una reserva… además yo dejé pagada una semana completa-

-Entonces es una enorme pérdida-

-Sí, tengo ganas de estrangularlo-

 

Sanji se encontraba acostado con la mirada fija en el techo, había decidido llegar tarde ese día pues la sesión de fotografía no comenzaba hasta eso de las 11:00. A pesar de ser temprano no había podido seguir durmiendo por lo que tomando su móvil comenzó a revisar su correo. Casi cae de espaldas al darse cuenta que su cuenta bancaria estaba en un nivel alarmante, rápidamente abrió su laptop y comenzó a revisar todos los movimientos y giros de dinero que había hecho con su tarjeta durante el mes. Sus ojos casi salen de las orbitas al ver el gasto total de lo que hasta ese momento había gastado, ¡apenas le quedaban 5 millones de berries y casi dos semanas de mes!

-Supongo que tendré que alejarme del casino un tiempo- pensó cerrando su computadora y arropándose nuevamente-

A veces le habría gustado estar en compañía de alguien, especialmente al dormir. De hecho si recordaba bien nunca había dormido con nadie, es decir su cama solo había visto amoríos de una noche, a lo más una semana, pero nunca alguien permanente o al menos frecuente que lo abrazara por las noches y le deseara un buen sueño. Apretó la almohada, realmente debía sentirse bien tener a quien besar por la mañana y servirle desayuno para luego desearle un lindo día. No obstante y por más extraño que pareciera, dada su apariencia, Sanji Vinsmoke nunca había tenido novia ni menos novio, eso no significaba que huyera del compromiso en realidad no le temía para nada, el único problema eran las circunstancias y barreras que él mismo ponía a los demás que le impedían conocerlo como era realmente.

Trató de no seguir pensando en ello y caminó hasta la ducha, desvistiéndose en el pasillo. Se miró al espejo, lucía más delgado y pálido que de costumbre, echó a correr el agua y apenas esta hubo calentado entró para deleitarse bajo el chorro que caía caudalosamente sobre su cuerpo. Una vez mojó su cabello tomó el frasco de shampoo y apenas vio el logo de la botica brasileña recordó lo ocurrido la noche anterior.

-¡Maldito crío! De solo recordar su rostro lo golpearía ahora mismo- murmuró molesto- gracias al cielo nunca pondrá un pie en este lugar-

La rutina de belleza del rubio comenzaba apenas ponía un pie fuera de la ducha, lo primero que hacía era aplicar un aceite humectante con esencia de jazmín en todo su cuerpo, luego sobre su rostro ponía alrededor de tres cremas distintas las cuales le humectaban y protegían de los rayos solares. Posteriormente con su cabello aún húmedo utilizaba un serum y luego el calor del secador, finalizaba con un fijador muy delicado el cual apenas ordenaba mechones sin llegar a apelmazarlos.

Para cuando hubo terminado todo caminó hasta la cocina donde preparó su clásico batido de frutas para desayunar, el cual llevó hasta su habitación para beberlo sentado en la cama mientras observaba su interminable armario y escogía qué ponerse en un día tan engañador como aquel.

-Vaya realmente no sé qué ponerme- pensó mientras corría uno a uno los colgadores en su sección de camisas-(N/A: ojo! Sección de camisas xD?)

Luego de dar vueltas al armario durante casi veinte minutos sacó un sweater gris, jeans negros, abrigo verde musgo y sus bototos preferidos. Bajó hasta el estacionamiento y apenas se subió se encontró con la caja del detergente que Zoro le dio el día anterior.

-¡Esos idiotas!- pensó mientras salía del subterráneo y conducía hasta la agencia-

Sonrió al recordar su llamada al hotel la noche anterior, de seguro a esas alturas la manager debía de haber asestado uno o más golpes al crío de Redhawk y eso sería genial. Al llegar al estacionamiento de la empresa se bajó del coche, encontrándose con Cavendish quien acababa de bajar también.

-Sanji…-

-Cavendish… ¿un auto celeste? ¿Acaso crees que eres una quinceañera?- rio con malicia al ver el deportivo en color aguamarina que su colega había llegado conduciendo-

-Para tu información es color aguamarina, no celeste y ha sido un regalo de mi hermosa madre-

-Vaya clase que hay en tu familia- susurró avanzando entre los demás vehículos hasta llegar a la puerta de acceso-

Tomó el ascensor en dirección a su camarín y apenas puso un pie en el piso pudo escuchar a lo lejos la inconfundible voz de Luffy.  Deslizándose para no ser percibido avanzó hasta el pasillo contiguo al cual se encontraba hablando el pelinegro, y apoyándose en la pared comenzó a espiar la conversación.

-Oi Zoro ¿qué tal estuvo tu clase hoy?-

-Ni lo menciones, tuve que llegar a las 08:30-

-¿Y ya has aprendido?-

-Podríamos decir que ya sé conducir muy bien, aun así deberé esperar alrededor de un mes para poder tener la licencia-

-¡Zoro eres genial! Ya sabía yo que podrías aprender rápido-

-Baja la voz, no es para tanto-

Ambos chicos se alejaron dejando al rubio con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

-Me alegra haber escuchado esto- sonrió con malicia caminando hasta su camarín-

Abrió su computadora y revisando su correo cayó en la cuenta de que había un mensaje del casino invitándole al show en vivo, aquella misma noche, de Garp un viejo cantante romántico que aún seguía cautivando a todos con su voz. Se presentaría en la sala de conciertos del Baroque a las 22:00 y Sanji, por pertenecer al club platinum estaba cordialmente invitado, eso quería decir que podía entrar gratis junto a otra persona.

-¡Vaya panorama!- feliz comenzó a buscar en alguno de los contactos de su móvil a quién podía invitar, no obstante no se decidía por nadie- No quisiera ir solo… rayos-

Encendió un cigarrillo y aspiró lentamente para luego exhalar de la misma manera. Quedaba apenas una hora antes de tener que ir a maquillaje y luego a la sesión, por lo que aprovecharía de descansar antes de aquella extenuante jornada.

En ese mismo instante Zoro y Luffy se encontraban bebiendo chocolate caliente junto con sándwiches de atún en la sala de los supermodelos. Ambos llevaban puesto esos excéntricos polerones que  habían encontrado en la tienda de ropa usada y jeans gastados, de pronto Cavendish entró a la sala saludándolos de forma alegre.

-Buenos días Zoro y Luffy ¿cómo están?- les sonrió amablemente mientras se sentaba junto al peliverde-

-Hola- respondieron- mientras continuaban comiendo-

-¿Quieres?- indicó el pelinegro-

-No, muchas gracias- les miró de pies a cabezas por unos instantes- Vaya que polerones tan geniales ¿dónde los han conseguido?- interesado se acercó aún más a Zoro para examinar de cerca aquella prenda tan colorida-

-Pues en una tienda de segunda mano- respondió Zoro-

-¿De veras? ¿En cuál?-

-En el centro, ¡es una tienda enorme!-

-Ya veo… un momento, ahora que observo bien… el ogro verde estampado ¿no es el de una película?, ¿aquel que debe ir a rescatar una princesa y tiene un amigo que es un burro? (N/A: a ver si adivinan que personaje es xD!)-

-Sí! Como mola ¿no?- contestó Luffy mostrando su poleron con orgullo-

-Cielos yo también quisiera uno- Cavendish tomó su móvil y sacó una fotografía a ambos - Le pediré a los chicos de diseño que me estampen uno, ¿les molesta si les copio?-

-¡Para nada!-

 El peliverde se percató que Cavendish junto Luffy no dejaban momento sin  hablar, lo que más le incomodaba era la cercanía del rubio quien en ocasiones hasta le tomaba la mano con la mayor de las confianzas y él, por no parecer idiota, simplemente se quedaba quieto y no emitía palabra alguna. Sintió el vibrador del móvil en su bolsillo así que con dificultad lo sacó para contestar con pereza.

-Diga…-

-Marimo ¿dónde estás?-

-En la sala, ¿qué ocurre?-

-Tengo sed, tráeme un jugo natural de mango y una merienda frutal-

-¿Por qué no bajas tú?- contestó irritado-

-Pues porque no soy asistente- el rubio sonó malicioso- apresúrate, estoy en mi camarín-

-Tsk!- gruñó-

-¿Qué ocurre Zoro?- preguntó Cavendish al ver la expresión de molestia que ponía éste-

-Pues ocurre que ese sujeto que tengo por jefe es un verdadero idiota-

-¡Ni que lo digas! No lo soporto… ¿Por qué no eres mi asistente?-

-Porque me han obligado a serlo del cejillas-

-¿Cejillas?... jajajajajaja que apodo más divertido- rio estrepitosamente

 

Zoro se levantó y de muy mala gana bajó hasta la cocina, no sin antes perderse en el pasillo unas tres veces. Cuando llegó dijo a la mujer a cargo que el pedido era para Sanji así que tuviera especial cuidado en preparar las cosas, después de todo cualquier reclamo caería exclusivamente sobre sus hombros. Luego de unos pocos minutos le dejaron una bandeja con un plato repleto de todo tipo de frutas y el enorme vaso de jugo natural de mango SIN AZUCAR NI ENDULZANTE se leía claramente en una etiqueta adherida al vidrio. Con cuidado de no verter el contenido caminó de regreso al ascensor y una vez estando en el piso, hasta el camarín del rubio, tocó la puerta con la punta del pie y esperó que le abriera.

-Cejillas, ya estoy aquí…. Abre la puerta- no obstante no parecía tener respuesta- maldito idiota- pensó, esta vez dejando las cosas a un lado y golpeando más fuerte con el puño-

Cansado de no tener respuesta tomó la merienda frutal y comenzó a picotear una que otra uva o fresa, tenía hambre no había desayunado y además estaba cansado por culpa de aquel viejo maestro de conducir. Nuevamente golpeó y esta vez lo suficientemente fuerte como para que lo escucharan hasta los vecinos de ese pasillo, a los pocos segundos el rubio asomó su nariz por la puerta.

-Al fin, llevo 10 minutos esperándote-

-Ahhh eres tú ¿trajiste mis cosas?-

-Sí, aquí están-

-Déjalas en esa mesa- exclamó mientras volvía al sofá y se ponía audífonos-

-Así que este idiota se dedica a ver películas mientras me manda a mí a la cocina por su maldita merienda- pensó Zoro con rabia- ¿algo más?-

-¿eh?, no, puedes retirarte-

-Bien-

-¡Espera! Recordé algo, apenas termine mi sesión debes llevarme a mi edificio-

-Sí, sí- respondió Zoro totalmente cabreado-

 

Regresó a la sala donde Luffy lo esperaba con una expresión de ansiedad.

-Al fin regresas, Zoro debes acompañarme al hotel-

-¿Qué ha ocurrido?-

-Nami se ha molestado conmigo porque al parecer se enteró que no estoy durmiendo en el hotel, entonces me dijo que debía ir a dormir y comer cuanto quisiera por los próximos cuatro días- sonrió de lado a lado-

-¿y eso que tiene de bueno?-

-Pues significa que tú también vendrás conmigo-

-¿Dónde?-

-¡Rayos no has entendido nada!, no importa ven- dijo tomándolo del brazo a la vez que corría a toda prisa hacia el ascensor-

Resultaba ser que la manager apenas salió Zoro en busca de la merienda del rubio minutos atrás, entró a la sala  encarando a Luffy.

-¡Luffy! Al fin te encuentro-

-Hola dulce mandarina-

-¡No me llames así! Solo Doffy me llama así… ¿se puede saber por qué demonios no has ido a dormir al hotel?-

-¿Hotel? Ahhh el hotel Jajajaja es que me aburrí la primera noche, no me gusta estar solo así que decidí ir a la casa de Zoro, ahora vivo con él-

-Es una linda historia de amistad la suya… sin embargo no sabes que tu estadía aquí nos está costando un dineral, así que o vas a dormir o le pides a tu padre que nos reembolse los gastos del hotel- sonrió forzadamente la manager-

-Jajajaja que divertido… está bien, regresaré al hotel-

-Eso me alivia Luffy- exclamó Nami llevándose a Cavendish con ella al salir-

Ambos chicos caminaban lentamente por la vereda de la avenida principal, la misma donde se encontraba la agencia y que unos metros más allá hacía intersección con la calle en la cual se ubicaba el hotel Red Line. Les tomó alrededor de veinte minutos llegar y cuando Luffy se acercó a la recepción fue recibido cordialmente.

-Buenos Días señor Luffy, es un alivio saber que se encuentra bien- exclamó la recepcionista-

-Buenos días, sí respecto a eso… lo siento por causarles problemas-

-¡Por ningún motivo señor!, más bien nosotros nos disculpamos por haberle causado molestia a usted… aunque a decir verdad hubo una llamada anoche que nos alertó de sus días ausente en la habitación-

-¿Una llamada?- preguntó curioso el pelinegro tratando de pensar quien podría haber preguntado por él- bueno no importa, el asunto es que volveré y terminaré de ocupar los días de reserva que tengo pero quisiera que mi amigo se quedara conmigo-

-Comprendo señor pero lamento informarle que su reserva es válida por una persona-

-¿Eh? Pero pagaré la diferencia-

Zoro se encontraba sentado en los cómodos sofás dispuestos en el hall por lo que no estaba escuchando nada de la conversación que Luffy mantenía con la recepcionista de aquel enorme y lujoso hotel.

-No habría problemas en ese caso, no obstante lamento informarle que no tenemos una habitación disponible para dos personas en estos momentos-

-Uhmmm… pero ¿podría dormir en el sofá de la mía?-

La mujer lo miró extrañada-

-Perdón ¿cómo dice señor?-

-Que si Zoro puede dormir en el sofá que hay en la habitación en la cual me encuentro ahora-

-Ahhh bueno eso nunca se ha visto aquí, pero si a usted o su amigo no parece importarle no habría problemas-

El pelinegro sacó su tarjeta de crédito y pagó la estadía de su amigo en el hotel por los cuatro días que debía permanecer ahí para no ser asesinado por Nami. El único detalle era la habitación individual que tendrían que compartir, aunque a decir verdad a Luffy no le importaba dormir en el suelo, en el sillón o incluso junto a Zoro. (N/A: Luffy eres un bribón ;D)

-Bien Zoro nos quedaremos aquí por los próximos cuatro días-

-¿Cómo es eso Luffy? ¿Regresarás al hotel?-

-Sí, regresaremos-

-¿Con quién regresarás?- extrañado ladeó la cabeza-

-Pues contigo, ya he pagado y podremos estar los dos-

-¡¿AHHH?! Pero qué demonios Luffy, ni siquiera me has preguntado-

-¿Y qué quieres que te pregunte?, es mi forma de agradecerte por recibirme estos días en tu casa- sonrió animando-

-Bien… si tú lo dices-

-¡Vamos al Baratie!-

-¡Tengo sesión en una hora!- reclamó

-¡Rayos es verdad!- rio el menor-

Ambos chicos caminaron de regreso a Donquixote.

 

-Cielos Sanji, aun continúas sorprendiéndome- decía Bartolomeo emocionado mientras fotografiaba al rubio quien lucía las hermosas americanas de Skywalk-

-Ya te he dicho mil veces antes, Bartolomeo, que estás frente al mejor- la sonrisa altiva del rubio no hacía más que engrandecer su imagen -

-Creo que la gente de esta marca quedará enamorada de ti, es la primera vez que trabajan con nosotros-

-Bueno como dicen por ahí siempre hay una primera vez para todo-

Los focos eran manipulados con sumo cuidado, teniendo especial énfasis en que la luz fuera la indicada para las tomas.

-Vaya Sanji que bien luces con esas americanas-

El rubio sorprendido al escuchar aquella voz se volteó.

-Doffy… hacía días no te veía-

-Ya sabes, el trabajo de la campaña me está dejando sin vida y sin olvidar que ya nos llueven las llamadas para la de otoño… gracias al cielo hemos adelantado mucho trabajo- el rubio parecía cansado, hizo un ademán para que pausaran la sesión- Disculpa que te interrumpa tan abruptamente pero necesito que hablemos-

Sanji lo miró sorprendido y se limitó a asentir, salieron fuera alejándose un tanto del set.

-¿Qué ocurre Doffy? Te noto tenso- a pesar de que no le importaba como se sintieran sus colegas el rubio debió admitir que Doffy realmente lucía agotado-

-Sí lo estoy, aun sí no debes preocuparte… creo que me ausentaré el domingo así que aprovecharé de descansar… bueno no te traje hasta aquí para hablar de mí, necesito pedirte un favor-

- Dime…-

-Me han llamado de Fleurs para invitarnos al lanzamiento del perfume para el cual fuiste rostro la temporada pasada, es en la sala de eventos del hotel Red Line mañana a las 16:00, irá mucha prensa y la verdad es que no estoy en condiciones de asistir, ¿podrías ir tú en representación mía? Y tuya al mismo tiempo- añadió-

-¿No les alcanzó para un hotel mejor?-

-Al parecer no- se limitó a sonreír-

-Está bien Doffy, yo iré aun así después te cobraré el favor…-

-Cuando quieras, ya sabes que acá puedes pedirme lo que desees. Gracias Sanji-

-Nos vemos, quizás te pida algo de la botica de Brasil-

-Jajajaja depende cómo te comportes en la campaña- bromeó Doffy alejándose por el pasillo-

La sesión para Skywalk finalizó cerca de las 17:00  y como siempre al terminar el trabajo, un séquito de maquilladores corría tras el rubio para quitarle la base y humectar su piel. Miró la hora en su lujoso reloj Concasse, aún era temprano así que aprovecharía de ir al gimnasio de la agencia un rato, subió hasta su camarín donde abrió un enorme casillero y buscó su ropa deportiva. Le diría a Franky que le ayudara con el ejercicio pues hacía ya casi una semana que estaba fuera de training y como solía ocurrirles a todos los modelos, necesitaba despejarse.

Una vez hubo cambiado de ropa se encaminó hacia la sección deportiva encontrándose con el entrenador en plena clase de aeróbica junto con algunas de las modelos femeninas de la agencia. Cayó en la cuenta que dentro del variado grupo de mujeres estaba ella, la mujer más desagradable de todas las que había conocido y que le guardaba un  enorme rencor tras haberle rechazado una invitación a cenar.

-Nadie me rechaza a mí- pensó mientras subía a la elíptica y programaba el tiempo y nivel a ejercitar-

Jewerly Bonney era una modelo muy exitosa dentro de la agencia, tanto así que muchos de los chicos la habían cortejado en más de una ocasión, no obstante su fama de rompecorazones había llegado hasta oídos de Sanji quien, confiado en su apariencia y personalidad, se acercó para invitarla a salir. Cuál fue su sorpresa al sentir una zapatilla golpear su entrepierna.

-¡Lárgate! No me interesas Vinsmoke- había exclamado la mujer, quien sin ninguna consideración le lanzó aquel objeto mientras comía una rebanada de pizza-

Furioso al recordar aquello aumentó la velocidad a la vez que el sudor comenzaba a bañar su cuerpo. Algún día le enseñaría una lección a esa ramera y nunca olvidaría quien es Sanji Vinsmoke, rio con malicia y minutos después el maestro peliazul estaba frente a él exigiéndole el triple de esfuerzo que el que estaba poniendo.

Se mantuvo un buen rato en las máquinas hasta que decidió que ya era hora de irse a casa para comenzar a arreglar su ropa. El show sería a las 22:00 así que aún tenía un buen rato para cenar y darse un baño de espuma. Tomó el móvil y llamó a Zoro, a la vez que con una toalla retiraba el sudor de su frente.

-Aló Marimo ¿dónde estás?-

-En la agencia-

-Perfecto, debes llevarme a casa ahora mismo, yo estoy en el gimnasio pero subiré a mi camarín-

-¿Qué hay de mi clase profesor idiota?-

El rubio se detuvo, había olvidado por completo que debía enseñar nuevamente al marimo por lo que pensando en algo rápido respondió:

-Ehh sí, sobre eso, luego te explico…-

La enorme entrada de piedra del edificio, el hall de acceso con una preciosa pileta dentro de la cual se elevaban de forma elegante larguísimos chorros de agua de colores que subían a una velocidad precisa para luego volver sutilmente a la piscina, luces por doquier y sin olvidar las bellísimas alfombras y plantas que adornaban aquel lujoso casino hacían enloquecer a todos. Tanta información visual causaba estragos en el cerebro, y apenas la gente entraba ya se encontraba en un estado de euforia o alegría queriendo ir rápidamente a las máquinas  para tentar a la suerte.

Para desgracia de Sanji esa noche no podría ir a la zona de juegos, pues recordando todos los gastos que había tenido en el mes, unos cuantos berries más y podía considerarse sin nada hasta el próximo pago. Apenado suspiró y caminó en línea recta hasta la entrada de la sala de conciertos del Baroque.

-¿Por qué vamos hacia esa puerta?, ¿acaso no viniste a jugar?-

-No, hoy no jugaré-

-¿Entonces qué hay allá?-

-Un show… de Garp, uno de mis cantantes preferidos-

-¿Aquel vejete que estaba anunciado fuera? Jajajaja no creí que esos fueran tus gustos cejillas-

-¡CÁLLATE MARIMO IDIOTA!, más te vale no alzar la voz… aquí tengo muchos conocidos, así que compórtate- exclamó con el ceño fruncido y dirigiendo miradas de reojo en todas direcciones-

-Jajajaja- Zoro no podía contener la risa-

Ambos vestían elegantes americanas, Sanji una hermosa color negra y pantalones en un tono beige mientras que Zoro llevaba puesta una azul oscuro y pantalones negros. Al rubio no se le ocurrió ir con nadie más que su asistente a aquel importante show, lo cierto era que no tenía a quien más invitar y como gran celebridad no podía dejar que lo vieran solo. Aun así era un riesgo llevar al peliverde pues si hacía y decía algo estúpido y lo escuchaban, sería su ruina. Entraron a la sala de conciertos donde un guardia verificó las entradas y les guio hasta la zona Vip, la cual se encontraba casi encima del escenario y disponía para los asistentes una mesa con dos sillas y servicio de bar.

-Bien Marimo mantén la compostura y limítate a disfrutar del show-

-Lo que tú digas cejillas….- exclamó Zoro haciendo un gesto de aburrimiento-

Luego de que se sentaran un hombre les llevó a la mesa dos tragos de cortesía antes de que comenzara el concierto. El peliverde bebió más de la mitad de un sorbo sintiendo la mirada de desaprobación del rubio sobre él, mas no pareció importarle después de todo estaba cabreado y tendría que soportar escuchar a aquel vejestorio por interminables minutos.

Transcurrió un rato hasta que las luces bajaron y el escenario se iluminó con bellos tonos azulados. De un lado aparecieron los músicos quienes se dispusieron y acomodaron preparados para comenzar a tocar una melodía introductoria. El peliverde miró de reojo a Sanji quien parecía bastante emocionado. Ahogó una risa maliciosa y se concentró en lo que estaba ocurriendo delante de ellos. Al fin después de aquel  prólogo el artista hizo acto de presencia en el escenario a la vez que los aplausos ya se hacían sentir fervorosos en el público y su voz inundaba la lujosa sala de conciertos del Baroque.

Gracias al cielo el sonido estaba bien y Zoro no sufrió ningún dolor de oídos, sin embargo le estaba costando tanto no reír ante la imagen de su jefe adorando a aquel anciano mientras cantaba en voz baja las canciones que lo habían hecho saltar a la fama tal vez hacía cuantos años atrás. A pesar de lo gracioso de la situación, no podía evitar pensar que había algo hasta infantil en el rubio y que le provocaba un dejo de ternura. Sacudió levemente la cabeza al pensar esto último y rápidamente terminó de beber el trago de cortesía.

-Marimo… trae algo más para beber- se acercó un poco a él para susurrarle-

-¿Qué cosa quieres?-

-¡Trae champagne!-

Levantándose de la silla rápidamente, caminó hasta la barra donde ordenó una botella de champagne y dos copas. Acto seguido llegó a la mesa con el pedido tras de él, un chico dejó las cosas sobre la mesa y se retiró, no sin antes verificar la tarjeta platinum de Sanji quien ávido se sirvió presuroso para continuar disfrutando del espectáculo.

-Sus canciones me recuerdan a mis días de adolescente en el campo- dijo a Zoro quien no pudo evitar arquear una ceja-

-¿tus días en el campo? Suena como si fueras un vejete…- respondió burlón aunque sin poder olvidar lo que acababa de oír-

Claramente ya a mitad del show el rubio se encontraba pasado de copas pues lucía alegre y mucho más amable con su asistente. El cantante continuaba animando a su público a pesar de ser bastante mayor ganándose ovaciones y aplausos de vez en cuando. Había algo contagioso en su música que hasta Zoro notó pues comenzó a golpear el suelo siguiendo el ritmo. (N/A: pueden imaginárselo como Marco Antonio Solís o Miguel Bosé… ahí ustedes escojan al que quieran xD!!)

Para sorpresa del moreno el show terminó antes de lo esperado y sin querer admitir que no había estado tan mal se puso de pie y aplaudió. Sanji por su parte daba ovaciones y fuertes palmadas para aquel viejo cantante que al terminar recibió de parte del administrador del casino un presente y un enorme ramo de rosas en nombre de las trabajadoras quienes eran sus admiradoras. Con una enorme sonrisa se despidió del público y las luces del escenario volvieron a bajar.

-¡Rayos! No pensé que se me fuera a hacer tan corto- lloriqueó el rubio aun sin levantarse de la silla-

-Pues sí ha sido breve… ya vámonos-

-¡Tú no me das órdenes marimo!-

-¿y pretendes quedarte a ver como limpian el escenario?-

-No, te enseñaré una lección de buenos modales y cómo comportarse en sociedad- poniéndose de pie caminó hasta una diminuta puerta, apenas perceptible, ubicada cerca del escenario. Zoro dudó si seguirlo o no pero finalmente optó por hacerlo, pues si se perdían el rubio comenzaría a llamarlo y eso le cabrearía-

Cuando lo alcanzó notó como hablaba con un guardia y le mostraba una tarjeta de color plateado. El hombre sin dudar le abrió la puerta dejándolo pasar y deteniéndolo a él en mitad de ésta.

-¿Hacia dónde va usted?- inquirió grave-

-Ahhh él viene conmigo, es mi asistente así que déjalo pasar- interrumpió Sanji-

-Mis disculpas señor Vinsmoke- respondió el grandulón abriendo paso a Zoro-

 

Ingresaron a lo que parecían ser los trasbastidores del escenario, mucha gente iba y venía acarreando desde focos hasta guitarras, había un completo caos ahí dentro. Un guardaespaldas muy alto y robusto se acercó hasta ellos.

-Buenas noches ¿puedo ayudarlos en algo?- preguntó amablemente-

-Hola, sí…. He venido a saludar a la estrella- contestó Sanji yendo al grano, esto causó que Zoro se sobresaltase… ¿qué rayos se creía el rubio?-

-Ahhh usted debe ser el señor Vinsmoke y su asistente… me han informado por radio que lo guie. Síganme porfavor, será un verdadero honor llevarlo-

-Sí, apresúrate que tenemos cosas que hacer- respondió importándole una mierda los buenos modales del hombre-

Recovecos por acá y por allá tuvieron que pasar hasta llegar a la puerta del camarín donde se encontraba el artista. Un precioso cartel con letras doradas pegado en la entrada decía NO MOLESTAR O SERÁ GOLPEADO. Extrañados ambos se miraron y esperaron que el guardia tocara.

-Disculpe señor, no he venido a molestarlo, hay unas personas que quieren saludarle-

Hubo un silencio hasta que se escucharon pasos y acto seguido la puerta se abrió bruscamente y de par en par.

-¡ACASO NO SABES LEER GORILA!- exclamó el viejo que minutos antes se encontraba cantando sobre el escenario-

-Lo siento señor, no he venido a molestarlo-

-Estaba cenando…-

La facha de aquel sujeto no pudo más que sorprenderlos, aun llevaba puesto el elegante smoking gris con el cual se había presentado solo que ahora una servilleta rodeaba su cuello y caía sobre la camisa para protegerla de cualquier clase de mancha. En sus manos sujetaba con fuerza un cuchillo y un tenedor y masticaba lo que parecía una presa de pollo. Miró a los dos chicos y curioso dijo:

-¿Quiénes son estos?-

-El señor Vinsmoke supermodelo de la agencia Donquixote y su asistente Zoro-

-¿Cómo sabe mi nombre?- pensó el peliverde dando un respingo-

-¿Supermodelo?...- inquirió el viejo mientras elevaba los ojos como tratando de recordar algo-

El guardaespaldas se acercó al viejo y en un pésimo intento para no ser oído le susurró:

-Él es el rostro del perfume que compró ayer señor… ¿lo recuerda?-

-¡Ahhh! El perfume…. Haberlo dicho antes, pasen, pasen chicos… bienvenidos-

El hombre les hizo entrar al enorme camarín e indicándoles que tomaran asiento se acercó con un gigantesco plato de pollo frito y les ofreció. El rubio como era de esperarse se negó educadamente mientras que Zoro, muy feliz, no dudó en tomar una presa y comer ahí mismo recibiendo un codazo de parte de su jefe.

-Es un honor conocerlo señor Garp, he sido su admirador podríamos decir desde que estaba en el vientre de mi madre- exageró Sanji-

-¡AJAJAJAJA eres muy simpático! Ya sabía yo que te conocía de alguna parte-

-Sí, soy muy famoso… el mejor modelo de la agencia Donquixote- respondió orgulloso-

-¡Lo pareces muchacho!... ahora que lo recuerdo… mi nieto creo que está trabajando en ese lugar-

-¿Qué clase de abuelo es este?- pensó Zoro mientras masticaba-

-¿De veras? ¿En qué sección?- interesado esperó la respuesta del anciano-

-Pues no lo sé… creo que ha llegado hace poco ahí, es un chiquillo muy loco-

-¿Cuál es su nombre?-

-Luffy ¡Monkey D. por supuesto! Es mi nieto después de todo-

Sanji abrió los ojos como platos mientras que Zoro casi se trapica por la impresión.

-No puedo creer que ese chiquillo molesto sea nieto de Garp… mi ídolo de infancia- gruñó para sí mismo-

-¿Le conocen?-

-¡Pero claro!- Zoro rompió el silencio- Luffy es mi amigo-

-¿De verdad? ¡Que felicidad!- el viejo se introdujo en la boca una enorme presa de pollo mientras sonreía alegre-

-Sí, él fue quien me llevó a la agencia-

-¿Entonces tú debes ser el modelo que él escogió?, su padre me contó lo ocurrido-

-Sí, ese soy yo-

-¡Qué alegría saber que usted es el abuelo de nuestro querido amigo!- mintió Sanji ganándose la mirada molesta de Zoro- Él nos ha ayudado a todos- sonrió-

-Sí, mi nieto es muy especial-

-¡NI QUE LO DIGA!- pensó Sanji forzando sus labios en una tensa sonrisa-

-Bien chicos, lamento tener que despedirme tan pronto, pero el vuelo sale dentro de una hora y yo aún estoy aquí comiendo JAJAJAJAJA- rio estrepitosamente-

-No tiene de qué preocuparse, muchas gracias por recibirnos-

-¡El gusto ha sido mío!, saluden de mi parte a Luffy-

Antes de marcharse el rubio pidió a Zoro que le tomase con el móvil una fotografía junto al artista. Se estrecharon las manos y el mismo guardaespaldas los guio de regreso a la puerta por la cual habían venido.

-No puedo creer que ese señor sea el abuelo de Luffy- exclamó Zoro estando ya en la puerta de entrada a la sala de conciertos-

-Ni lo menciones… ese crío se aparece en todas partes-

-Bien entonces ¿nos vamos?- preguntó Zoro tratando de evitar cualquier enfrentamiento, pues aunque se la había pasado muy bien (y le costase admitirlo) estaba muy cansado y solo pensaba en llegar a dormir-

-Yo creo que…-

En esos instantes unas voces interrumpieron la conversación y distrajeron al rubio.

-¡Sanji! Estás acá, pensamos que no volverías a venir-

Se trataba de los “amigos” del modelo, con quienes  solía juntarse las veces que frecuentaba el casino, aunque lo cierto era que solo se trataba de un grupo de millonarios ociosos y envidiosos.

-Hola chicos… ¿por qué lo preguntan?-

-Bueno porque después de tu patética pérdida en la apuesta de la noche pasada no pensamos que asomarías tu culo por este lugar… debes tener un pozo infinito de dinero como para atreverte a regresar ¿no?-

Zoro apenas vio a aquellos sujetos supo de la clase que eran. Frunció el ceño y esperó que el rubio se dignara siquiera a responderles algo, no obstante no cupo en su sorpresa cuando le escuchó decir:

-Pues sí… ¿Cuál es el problema?- sonrió nervioso- ¿Acaso temen que les vuelva a ganar?- su voz sonaba bastante más amable que de costumbre-

-¿Ganarnos tú? No bromees, esta noche es la apuesta máxima y ten por seguro que alguno de nosotros se irá a casa con esos 100 millones-

El peliverde casi se desmaya al escuchar tal elevada cantidad de dinero.

-Pero bueno, lástima que no podrás participar… después de todo por algo has venido al concierto de Garp y no directo a las máquinas a jugar- todos rieron y se alejaron dándoles la espalda-

Zoro observó cómo el rubio apretaba el puño y los veía perderse entre la multitud que se congregaba en el casino. Sin saber muy bien qué decir esperó a que el rubio hablara.

-Marimo… iré a las maquinas-

-No me interesa, entonces me largo- exclamó dando un paso adelante, sin embargo el brazo de Sanji lo detuvo-

-No, tú te quedas… debes llevarme a casa después-

-¡¿AH?! ¿Acaso me estás jodiendo?-

-¡NO! No te estoy jodiendo, es parte de tu trabajo-

-¿y qué hay de TÚ parte del trabajo?- inquirió Zoro en un tono amenazante-

-Eso es asunto mío, además lo de hoy debes tomarlo como una clase de buenos modales y costumbres en sociedad-

-No me digas… buenas costumbres en un casino-

-¡Silencio! No me cuestiones…-

-Mira cejillas no me interesa lo que hagas aquí, pero no voy a quedarme hasta las tantas de la madrugada esperándote-

-¡Sí que lo harás! Y lo harás precisamente porque yo te lo estoy ordenando-

-Tsk!… ya lo veremos-

-¿Me estás amenazando? ¿Tú? ¡JA! No me tomes el pelo cabeza de alga… te quedas y punto- exclamó dándole la espalda y entrando a la sección de máquinas-

 

Lleno de ira y maldiciendo a regañadientes el peliverde no le quedó más opción que seguirlo hasta lo que parecía ser una caja. Observó como el rubio sacaba algo de su bolsillo y lo pasaba a una mujer, quien inmediatamente se levantó de su asiento y se perdió tras una puerta, para regresar minutos después junto a un viejo que parecía examinar atentamente un objeto.

-Me pregunto qué trama este cejillas- pensó Zoro mirando de reojo todo lo que ocurría. A lo lejos pudo distinguir al grupo de antes viéndolos fijamente y estudiando atentamente los movimientos del rubio-

Tantas luces y gritos de las personas que emocionadas recibían premio lo estaban mareando. No obstante antes de salir a donde fuera debía esperar que el rubio terminase en ese lugar, lo cual no tardó muchos minutos más. Finalmente lo vio recibir un enorme fajo de billetes, el cual dividió en dos partes y guardó en su americana.

-¿Ahora qué?- preguntó cuando el rubio estuvo frente a él-

-Ahora nada, me debes esperar y vigilar-

-¿vigilar? ¿A qué te refieres con vigilar?-

Miró a su alrededor y con sus mejillas un tanto acaloradas respondió:

-Vigilar que no apueste de más-

No pudo evitar arquear una ceja.

-¿Me dices que debo vigilarte para que no apuestes de más?... ¿cómo demonios sabré cuando sea ese momento?-

-Escúchame marimo- Sanji lo tomó de la camisa con fuerza, acercando su rostro al suyo, tanto que Zoro se percató que tenía unos hermosos ojos celestes los cuales no pudo evitar mirar detenidamente- Acabó de venderle mi reloj de 3 millones al casino, todo para demostrarle a esos idiotas que puedo ganar la apuesta máxima-

-¿Qué? ¿Vendiste tu reloj?, ¿acaso no bastaba con golpearlos a la salida?-

-No sé qué clase de soluciones utilices tú, pero aquí las cosas se resuelven civilizadamente-

-Con dinero…-

-Así es, con dinero… por esa razón cuando haya terminado de apostar los 3 millones tú me arrastrarás aunque sea a la fuerza y me llevarás a casa-

-Vaya trabajo… supongo que no queda de otra-

-Y para que veas que no soy un tacaño- dijo a la vez que sacaba un montón de billetes de su billetera- aquí tienes unos cuantos berries para que vayas a las máquinas y te diviertas un rato, por cierto sin beber alcohol-

-¿Entonces en qué momento debo vigilarte?- guardó los billetes en su bolsillo-

-Dentro de una hora… primero debo recorrer mesa por mesa y ver en cual debo comenzar a apostar, ten tú móvil a mano-

Sanji se alejó en dirección a las mesas, Zoro por su parte quedó de pie ahí, en medio de aquel enorme y bullicioso lugar. A esas horas el hambre ya había comenzado a molestarle por lo que divisando lo que parecía ser un restaurante no dudó en apresurar el paso. Para su suerte el rubio le había pasado casi 400 mil berries, una suma bastante elevada pero que sin embargo el peliverde no iba a rechazar.

-Lo tomaré como una paga por todas las idioteces que me ha hecho pasar este sujeto- se dijo Zoro a sí mismo mientras daba el primer mordisco a un enorme sándwich-

Le entró curiosidad al observar a la gente emocionada jugando en las máquinas, tanto así que se aventuró a una y con timidez introdujo un billete de apenas 5 mil berries. Sin saber muy bien qué hacer, y luego de haber observado de reojo como jugaba una mujer, apretó unos botones y dejó que la máquina hiciera lo suyo. Las variadas y coloridas figuras no hacían más que girar y girar hasta que de pronto vio como en las cinco filas uno de los tantos dibujos se repetían. Un enorme mensaje con letras brillantes apareció en la pantalla causándole un sobresalto, seguidas por un contador de números que no hacía más que avanzar y avanzar hasta detenerse en la importante cifra de 1 millón de berries. Inseguro miró a su alrededor y para su suerte justo un empleado del casino caminaba cerca por lo que sin dudar lo llamó.

-¡Vaya señor! Ha ganado, felicidades- exclamó éste al ver la pantalla-

-Disculpa chico es la primera vez que juego- admitió- ¿qué debo hacer ahora?-

-Debe presionar el botón de cobrar y aquí al lado saldrá un recibo el cual debe llevar a la caja- indicó al final del pasillo- ahí podrá cobrar su premio-

-Muchas gracias-

Aliviado el peliverde suspiró e hizo tal como dijo el chico. Imprimió el recibo y lo guardó en su chaqueta, pensó que sería mejor cobrarlo antes de ir a casa, así nadie podría robarle. Pensó en intentarlo una vez más, no obstante temeroso de terminar como el rubio se alejó de la zona de máquinas y caminó hasta donde había un enorme mapa del edificio.

-Usted está aquí- leyó tratando de orientarse lo cual le era bastante complicado- creo que me daré una vuelta por el área comercial… después de todo apenas han pasado 30 minutos-

Aunque sonara extraño todos los casinos Baroque tenían una especie de centro comercial en su interior (esa era una razón más que explicaba la cantidad de dinero que ganaba Crocodile) y sin mencionar la grandiosa idea del “cambio” la cual propuso el antiguo dueño antes de morir y que consistía en una especie de casa de empeño o simplemente venta de parte de los clientes hacia el casino, quien les tasaba el valor del objeto que llevaban y les daba una suma en dinero, la cual obviamente la mayor parte de la gente gastaba en el mismo lugar. Básicamente era el último recurso que tenían los ludópatas cuando ya no les quedaba ni un solo berrie que apostar.

La zona comercial era enorme y estaba atestada de tiendas de todo tipo. Un solo paso dentro del lugar y lo más probable era que terminaras comprando una cosa totalmente innecesaria, por lo que era realmente imposible salir de ahí sin nada en las manos. Hasta Zoro se vio víctima de los comerciantes pues no dudó en comprar unas hermosas gafas de sol como regalo para Luffy y unas para él mismo. Se dio unas cuantas vueltas más observando las vitrinas de las tiendas, se detuvo en una que llamó su atención pues estaba atestada de muchos objetos y antigüedades restauradas, entre ellos una cámara.

A medida que caminaba sentía las miradas de las mujeres posarse sobre él y más de alguna sonrisa, incómodo apresuró el paso a la salida y regresó a la sala de las máquinas justo a tiempo, pues las apuestas acababan de empezar. Buscó al rubio por todas las mesas hasta que consiguió verlo en una que estaba atestada de gente. Sanji se encontraba abrazado junto a una hermosa mujer mientras bebía una copa de champagne y se divertía observando cómo el crupier hacía girar la ruleta.

Para evitar una escena el peliverde se puso atrás de él y escondido entre dos sujetos, de esta manera el rubio no lo vería pero podría escucharlo cuando estuviera apostando. Estaba aburrido de ver la ruleta girar y girar por lo que en un momento desvió su mirada hacia el lado donde se encontraba Sanji, en ese instante se percató que la mujer que estaba a su lado le hurgueteaba hábilmente la americana en busca del dinero, pues su jefe a decir verdad ya estaba bastante ebrio y difícilmente se daría cuenta. Sin pensárselo dos veces se deslizó entre la gente y justo a tiempo detuvo en seco la mano de la ladrona, asustada ésta trató de zafarse, no obstante la mirada fría del peliverde la congeló.

-Lárgate ahora mismo- le susurró-

Ni tonta ni perezosa la mujer se deshizo del abrazo del rubio y huyó asustada sujetando la mano que el peliverde le apretó con fuerza. Sanji ni pareció percatarse puesto que continuó observando y celebrando cuando la ruleta se detenía. Optó por permanecer cerca, después de todo si le robaban al otro día tendría que escuchar la bronca de su jefe así que estoico se mantuvo sin siquiera mirar la mesa de apuestas.

-¡El ganador es el señor Vinsmoke!- anunció el crupier-

-¡Sí! tomen esto idiotas- vociferó hasta la otra mesa donde se encontraban sus amigos-

-Vamos con la siguiente apuesta-

Sanji tomó las fichas hacia su  lado de la mesa, había ganado en aquella ronda un total de 6 millones sin embargo él no parecía saberlo y apostó nuevamente casi la mitad de las fichas. Aunque Zoro no sabía muy bien cómo se jugaba a la ruleta pudo escuchar los susurros de algunos que se reían por la idiotez del rubio, obviamente había algo raro en el juego, quizás no era conveniente que apostara así que se acercó a su oído y le dijo:

-Detente ahora, ya has ganado suficiente-

-¡¿AHH?! ¿Qué dices? … marimo… aún no he ganado lo suficiente-

-Ganaste 3 millones, retírate… creo que la apuesta está complicada, ¿ves a aquel sujeto? Se estaba burlando de ti-

-¿Qué?... ese es Vergo, maldito así que me está provocando… ya veremos quién gana- con una sonrisa característica de los ebrios confirmó su apuesta-

-Rayos maldito cejillas, que sea la última y nos largamos de aquí- Zoro con el ceño fruncido espero los resultados de la condenada ruleta-

Todos estaban expectantes, al parecer el público conocía la rivalidad de Vergo con Sanji por lo que los resultados eran esperados por todos.

-¡EL GANADOR ES EL SEÑOR VERGO!- el crupier levantó las manos en señal de victoria mientras el otro sujeto se ponía de pie y daba un largo sorbo a su copa de champagne, y cómo no, después de todo se llenó el bolsillo con 10 millones de berries en tan solo una apuesta-

-¡Rayos! Maldito Vergo…- exclamó Sanji dispuesto a lanzarse a pelear con el sujeto, no obstante apenas se abalanzó a la mesa fue detenido por Zoro-

-Nos vamos…- tomó las pocas fichas sobrantes del rubio y las guardó en la bolsa de género que el casino les facilitaba-

Arrastró a Sanji hasta la caja para cobrar las fichas sobrantes. Guardó el dinero en su bolsillo mientras recibía golpes del rubio quien estaba histérico.

-¡Suéltame Marimo idiota!... debo ajustar cuentas con ese bastardo…-

-Detente ya cejillas, te ves patético-

-¿Qué? Patético… a quien llamas patético… - se tambaleó hasta caer al suelo-

-Quien te viera en ese estado…- dijo Zoro levantándolo con brusquedad a la vez que caminaba a la salida-

-Jajajaja ¿viste la cara que puso Vergo cuando gané?-

-Sí, sí… de seguro estaba molesto-

-Vaya Vinsmoke, así que ahora vienes con tu perrito guardián para que te cuide las espaldas mientras juegas ah… quién lo diría- interrumpió la voz de uno de los integrantes del insoportable grupo de amigos de Sanji-

-¡Cállate bastardo! ¿Acaso quieres que te golpee en aquel horrible rostro?-

El sujeto pareció sorprenderse no obstante molesto respondió:

-¿Así que ahora me amenazas? Pues ven y prueba lo que soy capaz de hacer-

Nuevamente Sanji estaba a punto de lanzarse al ataque cuando Zoro lo jaló del brazo con fuerza y arrastró hasta el estacionamiento. Bastó con que lo soltara para comenzar a recibir golpes en el pecho de parte del rubio.

-¿Por qué no me has dejado pelear? Por tu culpa se reirán  de mí-

-No me importaría si no estuvieras tan ebrio… pásame las llaves del coche-

-¡No!... no… no… tú no sabes conducir… el Dios de la suerte no tocó mi puerta esta noche- lloriqueó-

-Es verdad, pero hace un rato no parecía importarte… ¿De qué demonios hablas?- arqueó una ceja extrañado de las incoherencias que hablaba el otro-

-Yo conduciré-

-Ya basta maldito cejillas, quiero irme a casa… estoy cansado-

-Yo también estoy cansado- Sanji se detuvo parándose justo en frente de su asistente. A pesar del exceso de alcohol tenía un semblante triste que el peliverde no pudo evitar notar-

-Dame las llaves…- extendió la mano-

-¿Llaves?- se le quedó viendo fijamente por unos segundos-

-¡Vamos me estás fastidiando!- alzó la voz y en ese momento algo causó en el otro pues su expresión cambio por completo-

-¿Entonces a ti también te fastidio?- preguntó con tristeza-

Zoro nunca había visto al rubio poner una expresión así, algo dentro suyo le decía que se había sobrepasado pero era incapaz de articular palabra alguna.

-Supongo que tienes razón… sólo soy una molestia, al final todos terminan aburriéndose de mi- cedió las llaves al otro quien le miraba sorprendido-

-Yo no… yo no quise decir eso, tú no me fastidias- respondió con dificultad tragando saliva y sujetando su muñeca-

Como si lo estuviesen iluminando de frente, los ojos del rubio brillaron en la oscuridad de aquel enorme estacionamiento. Ambos se quedaron viendo por unos segundos hasta que el peliverde lo soltó.

-Bien ya es momento de irnos a ca…- no terminó de hablar cuando súbitamente sintió el cuerpo del otro abalanzarse sobre él-

¡¿Qué rayos ocurría?... ¿Acaso… acaso el rubio lo estaba abrazando?! Pensaba aun incapaz de reaccionar. El cabello de su jefe desprendía un aroma suave y cautivador, su cuerpo se sentía muy frágil entre sus fuertes brazos los cuales no le era posible mover. Por alguna extraña razón, que él quiso creer fue molestia, su corazón aceleró los latidos a la vez que sus mejillas se sonrojaban. De pie, sin saber cómo reaccionar permaneció así a la espera de que el otro se le quitara de encima, no obstante los segundos transcurrían y no pasaba nada. Finalmente dio una palmadita en el hombro.

-Está todo bien cejillas- trató de consolar sin saber muy bien por qué-

La mirada del rubio fue suficiente para hacerle enrojecer por completo, realmente tenía unos hermosos ojos y él nunca se había fijado y aquella situación estaba siendo tan incómoda… ¡en qué rayos pensaba el cejillas!.

Nuevamente dio una palmadita al hombro y esta vez exclamó con la voz totalmente cortada por los nervios.

-¿Qu… qué.. te.. te pare..ce parece si vamos a casa?-

Para su suerte el rubio se le despegó y sin decir una palabra subió al coche mientras que él quedaba parado como un idiota durante unos segundos. Cuando al fin reaccionó y quiso poner la llave para arrancar no lograba darle a la entrada, sus manos temblaban y sentía mucho calor en su rostro. Trató de calmarse y respiró profundo. Sanji por su parte se había quedado dormido apenas se sentó. Dando una mirada de reojo al otro el peliverde cayó en la cuenta que el cinturón de seguridad no estaba puesto. Armándose de paciencia se estiró hasta cruzarlo por sobre el rubio, la respiración cálida de éste golpeó su cuello provocándole más de un escalofrío. Cuando al fin lo hubo puesto se dispuso a salir a toda prisa de aquel maldito casino.

 

Con los nervios de punta consiguió llegar hasta el edificio, estacionando el coche en el lugar de siempre. Para su mala suerte el rubio no despertaba por más que lo zarandeara.

-Quizás lo está haciendo a propósito- pensó durante unos segundos no obstante no había ninguna señal de que esto fuera cierto-

Rindiéndose abrió la puerta del lado donde se encontraba Sanji y quitándole el cinturón de seguridad se dispuso a cargarlo hasta su piso.

-Las cosas que debo hacer por este idiota- dijo tratando de excusarse a sí mismo por una situación tan incómoda como esa-

Cerró la puerta con su pie y activó la alarma, caminó hasta el ascensor cargando al rubio entre sus brazos, tal como lo hacen los recién casados. Avergonzado y agradeciendo por que a esas horas no hubiera nadie que los mirara presionó el botón al piso número 5, menos mal se había hecho con las llaves apenas llegaron al casino horas antes. Estando frente a la puerta abrió y antes de que la alarma comenzara a sonar puso su índice sobre el ya conocido panel y cerró tras de sí. Estaba todo oscuro por lo que aun con el rubio en sus brazos buscó a tientas el interruptor hasta dar con el del pasillo. Vio una puerta al final, la cual supuso que sería la habitación así que despacio se dirigió hasta allá.

Se sorprendió al ver lo espacioso de aquel cuarto, ¡realmente parecía tener el tamaño de una casa! Divisó la cama en el centro de éste y con cuidado acostó a Sanji sobre las sábanas para luego cubrirlo con una manta. Apenas terminó de hacer esto volvió a toda prisa a la sala donde sacó su móvil para ver la hora.

-Las 03:45… rayos… creo que será mejor que pase la noche aquí, espero que al cejillas no le moleste verme mañana-

Sin pensarlo dos veces apagó la luz y se recostó sobre el larguísimo sofá el cual era bastante cómodo. Cerró los ojos y a los pocos segundos ya se encontraba completamente dormido.

 

En ese mismo instante y un tanto alejado de aquel edificio, Trafalgar Law observaba, con una moderada distancia, como el pelirrojo cantaba a un público eufórico. Lo cierto era que esa noche apenas llegó a casa moría de ganas por ver a Kid, no habían hablado desde la noche anterior y por alguna razón desconocida para el moreno tampoco se había asomado a la agencia durante toda la tarde. Temiendo ser insistente y aburrir a su nuevo amigo prefirió no llamarlo y salir solo en busca de alguna fiesta o simplemente beber un buen whiskey. Cuál fue su sorpresa al entrar al bar cuando lo primero que vio fue al pelirrojo sobre un escenario cantando y el resto de la banda tocando a sus espaldas.

Sin embargo no quiso que Eustass Kid notara su presencia en aquel lugar, así que trató de ubicarse lo más lejos posible para observar su presentación sin que él cayera en su cuenta. Esa noche lucía fantástico, llevaba su torso completamente desnudo y un ajustado pantalón de cuero del cual colgaban de manera desordenada muchos cinturones de todas las clases, y lo que más llamó la atención de Law, fueron los extraños pero geniales bototos con una pequeña plataforma y púas en su punta que calzaba. Por alguna razón no podía quitarle los ojos de encima, toda aquella atmósfera densa, cargada con los gritos de los asistentes y el sudor recorriendo aquel pálido cuerpo que brillaba a la luz de los focos, se estaba transformando en una verdadera tortura. Cerró sus ojos resignado y se perdió entre la multitud, caminando directo hasta la barra donde pidió un vaso de whiskey y decidió marcharse a los pocos minutos. Por alguna razón se sentía impaciente. 

Notas finales:

¿Les gustó? ojalá que sí :)

Sé que más de alguna se pudo imaginar a Garp como cantante 

Nos leemos pronto queridas!


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