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Pink Cocktail por LovingTales

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Notas del capitulo:

!Hola queridas!

Aquí reportandome una vez más :)

Nuevamente y como siempre les agradezco a todas quienes siguen esta historia :) y gracias !pasamos las 10.000 visitas! eso me ha alegrado un montón. 

Queridas mías les tengo una noticia... en este capítulo sí que se me ha pasado la mano y creo que es el más largo hasta ahora, espero no lo noten ni se les haga tan cansador T//T  sería lo peor xD!. Creo que mi mayor debilidad es acotar información u-u

Nuevamente agradezco los comentarios que me dejan mis amadas chicas y bueno, desearles linda semana y que se cuiden mucho

!Espero disfruten el cap! muy pronto nos leemos 

Besos a todas 

 En el capítulo anterior...


-¡¿QUÉ CREES QUE HACES LAW?!- gruñó airado-


-¡TE DIJE QUE TE DETENGAS KID!- gritoneó ya cada vez más fastidiado-


-¿ENTONCES VAS A DEFENDERLO? ¿A este sujeto?-


-¡NO! Pero eso no te da el derecho de golpearlo, ¡mira lo que has hecho!- Trafalgar estaba cabreadísimo, lo que menos quería era armar un escándalo y vaya que espectáculo había montado el pelirrojo. Por suerte ningún guardia se encontraba en aquel lugar-


Totalmente fuera de sí, el pelirrojo soltó el cuello del rubio y se acercó más a Trafalgar, quien aún sujetaba con fuerza su puño.


-Como quieras bastardo- exclamó  a la vez que tironeaba su brazo, haciendo perder el equilibrio al moreno, quien casi cae al suelo-


Salió por la puerta hacia el estacionamiento y desapareció entre los autos.


 


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Capítulo 18


 


Cuando el pelirrojo se hubo marchado, Law pudo respirar tranquilo. Aquella situación había causado estragos en su sistema nervioso, lo peor de todo era que se encontraba completamente a solas con Doffy herido. Cierta parte suya pensaba que el rubio se lo tenía bien merecido, no obstante sabía que no podía dejarlo ahí y mucho menos llevarlo a un hospital, aunque sonara extraño cualquier incidente, aunque fuera de gravedad, se convertía rápidamente en un chisme de farándula. Suspiró y lo ayudó a ponerse de pie.


-Lo siento…vamos a los camarines, te limpiaré esas heridas-


Por su parte Doffy no emitía palabra. Estaba furioso ¿En qué mierda pensaba ese pelirrojo demente golpeándolo de tal forma?, sin embargo, y a pesar de que la sangre hervía en sus venas, no quería desquitarse con Law, lo que menos necesitaba eran más problemas. Sería una noche bastante larga.


Tomaron el ascensor hasta el piso donde se encontraban los camarines de los supermodelos. Law encendió las luces y buscó en uno de los tantos casilleros un botiquín de primeros auxilios.


-Necesito que te sientes y te quedes quieto… esto dolerá un poco- exclamó a la vez que tomaba una gaza y procedía a limpiar la sangre-


-Está bien- se atrevió a responder un tanto más tranquilo al sentir las suaves manos del moreno sobre su rostro-


Doffy trataba de evitar cualquier contacto visual con Law, sabía que apenas sus ojos se encontraran estaría en problemas, por lo que no hacía más que mirar hacia el lado mientras el médico se esmeraba en limpiar sus heridas.


-Y bien… ¿qué era eso tan urgente que me querías decir y que ha provocado todo este embrollo?-


El rubio se sobresaltó.


-Pensé que no querías escucharme-


-No he dicho que quisiera hacerlo… pero ya que estamos aquí…-


No pudo evitar sonreír. Sabía lo curioso que era Trafalgar y cuando estaban juntos él solía llenarlo de interrogantes para que el moreno se desesperara y lo persiguiera durante todo el día para saber qué era lo que había dicho. Se tomó unos cuantos segundos antes de hablar, realmente era un tema delicado y no quería echarlo todo por la borda, no quería volver a romperle el corazón al chico.


-En primer lugar te debo una disculpa. Hice todo mal, desde el principio y aunque nunca quise hacerlo terminé hiriéndote y traicionándote espantosamente… realmente siento no haber sido capaz de explicarte mis sentimientos-


-Querrás decir tus intenciones….-


-Nunca tuve intenciones de aprovecharme de ti Law, es más, realmente me hubiera gustado que te quedaras conmigo-


-Pero preferiste a tu esposo-


-Sí, así es… no puedo negar lo que siento por él y no puedo negar que soy un maldito cobarde-


Law se sorprendió.


-¿Por qué dices eso?-


-Porque no fui capaz de aclarar mis sentimientos por miedo de herirte a ti y a él, al final terminé hiriendo a ambos-


-Pudiste haberme contado que él volvería… yo… yo te habría perdonado - la tarea de limpieza se estaba volviendo sumamente difícil. Realmente a Law le costaba estar junto a aquel hombre sin que su corazón se acelerara-


-Lo debí haber hecho, pero soy un cobarde. Lamento haberte hecho tanto daño- terminó por decir y sin poder evitarlo sus ojos se encontraron con los del moreno-


El choque de ambas miradas fue eléctrico. Por más que Trafalgar pensara que ya no sentía nada por el rubio en esos momentos se dio cuenta de lo equivocado que estaba. ¿Acaso pensaba que olvidar a un hombre como Doffy era tarea de una noche?, para nada. Con suerte y apenas pudo seguir sosteniéndola, bajó sus ojos y regresó a su labor, no sin comenzar a sentir los nervios apoderarse de él a cada segundo, entorpeciendo su trabajo. Lo peor de todo… lo peor de todo era que Doffy se estaba mostrando completamente sincero, podía sentir que no había ninguna mentira tras él y aunque sonara extraño eso le estaba rompiendo el corazón.


-¿Entonces qué harás?- preguntó con dificultad, tratando de ahogar la desazón que en esos momentos sentía-


-¿Respecto a qué?-


-A tu cara… tus heridas quedaran un buen tiempo-


-Ahhh… bueno, supongo que a cualquiera puede caérsele una ruma de libros en el rostro-


Law sonrió.


-Ya estás mejor, con un poco de maquillaje pasarás desapercibido-


-Gracias… sigues siendo tan dulce con un bastardo como yo-


-No digas eso, realmente y aunque trato de hacerlo no puedo odiarte…- No pudo evitar deslizar sus dedos por el rostro de su antiguo amante quien cerró los ojos y se dejó llevar ante las caricias-


En esos instantes Law sintió un deseo incontrolable de morder y besar aquellos labios que tenía justo frente a él. Su corazón comenzó a latir más y más rápido y el recuerdo de la sensación de esa suave boca rozando con la suya le invadió de manera inevitable. Trató de contenerse ¿Qué mierda estaba pasando por su cabeza? Al parecer Doffy se percató de los nervios del médico, suavemente llevó una de sus manos a la mejilla del modelo y exclamó:


-Tranquilo Law, no te haré nada- sonrió con dificultad producto de la herida en su labio inferior-


Aquello causó sorpresa en el moreno, hacía mucho tiempo que no veía al rubio sonreír de esa manera. Las últimas semanas que estuvieron juntos apenas se dirigían la palabra, Doffy pasaba encerrado en la oficina y solo regresaba a casa para dormir y al día siguiente retomar la rutina. Nunca se había detenido a pensarlo pero manejar aquella empresa realmente debía de ser estresante, por lo que por primera vez logró comprender al rubio y sus sentimientos. No obstante y para empeorar más la situación, se dio cuenta de que a pesar de la constante tensión producto del trabajo a la cual se veía sometido, siempre le dedicaba tiempo y se preocupaba por él. Trató de alejar esos pensamientos o probablemente terminara lanzándose a sus brazos y no, eso no podía pasar, no después de todo lo sucedido con Kid.


 


-¿Y bien… qué piensas de lo que te he dicho?- le sacó de sus pensamientos-


-Pues… no lo sé… supongo que te comprendo en cierta forma, aun así no puedo negar que me duele lo ocurrido-


 -Lo sé, y realmente lo lamento mucho- Doffy se puso de pie-


-¿Dónde irás ahora?... esos golpes aun lucen mal-


-Lo sé, debo volver a la oficina… tengo mucho trabajo por hacer-


-Ya veo…-


-Buenas noches Law, ten cuidado camino a casa- exclamó y se dirigió a la puerta la cual cerró suavemente tras salir, no sin antes dirigirle una última mirada al moreno quien le observaba en silencio sentado en el sofá-


 


Aquellas heridas ardían como mil demonios y todo por culpa de ese maldito crío pelirrojo. El sonido de sus zapatos hacía eco en el desértico pasillo, sus pasos eran rápidos y seguros, quería llegar de una buena vez a su oficina. Apenas entró dio un portazo tras de sí y pateó una silla la cual fue a parar metros más allá. Estaba completamente furioso. Aquel día de mierda le había dejado hasta los cojones y lo peor de todo era que aún tenía demasiado trabajo por hacer. Sintió deseos de mandar todo al carajo, no obstante consciente de que no podía hacerlo optó por calmarse. Respiró profundo y sacó de su bolsillo una cajetilla. Hacía tiempo que estaba tratando de dejar todos sus vicios pero aquella situación ameritaba a lo menos un cigarrillo.


-Maldición….- pensó al exhalar lentamente el humo mentolado-


Por más que trataba no lograba sacarse de la cabeza al moreno. De no ser porque prácticamente salió huyendo de aquella habitación al sentirlo tan cerca la historia hubiera sido diferente. Moría de ganas de besarlo y pegarlo aún más contra su cuerpo. La proximidad con aquel chico le ponía el corazón a mil y su cuerpo se encendía con el más mínimo roce. Por suerte se pudo controlar y el asunto no pasó a mayores.


-Creo que a este ritmo terminaré volviéndome loco- suspiró-


En esos momentos se dio cuenta que realmente necesitaba a alguien que lo escuchase, sin embargo su círculo de amistades era bastante reducido. Él era la clase de persona rodeada por mucha gente pero que en el fondo siempre se encontraba sola. Tomó su móvil, era ya pasada medianoche, odió tener que hacer aquello pero era lo mejor, no se encontraba bien.


-Lamento molestarte a estas horas… te necesito-


-Doffy… ¿estás bien?, ¿ocurrió algo en la agencia?- contestó una voz agitada-


-Digamos que no lo suficientemente-


-Voy enseguida-


Colgó la llamada y terminó cediendo al deber, comenzó firmando algunos formularios y luego rellenando unos otros hasta que al cabo de un rato un golpe en la puerta lo hizo reaccionar.


-Adelante- exclamó-


-Permiso… ¡Doffy! ¿Qué te ha pasado en el rostro? Dios mío ¿acaso tu labio está roto?-


-Tranquila dulce mandarina, toma asiento. De verdad perdóname por haberte molestado a estas horas-


-Para mí no es molestia, ya venía histérica conduciendo hacia acá-


-Gracias-


Nami abrió su bolso y sacó una caja.


-Supuse que no has comido nada… así que te he traído dulces árabes- sonrió a la vez que se los extendía-


-¡Vaya! Que sorpresa- con todo lo ocurrido había olvidado completamente que debía comer- ¡Mis favoritos!-


-Sí lo sé, por eso los he traído…- observó como el rubio se llevaba uno a la boca y le ofrecía- No muchas gracias… ¿qué ha pasado Doffy? No sabes cuánto me apena ver tu rostro de esa forma-


-Vamos, no es como si me lo hubieran deformado-


-¿AHH? ¡¿QUIÉN SE ATREVIÓ A GOLPEARTE?!-


-Tranquila… supongo que debo contarte todo desde el principio-


-Porfavor-


Una vez hubo terminado el segundo dulce exclamó:


-Tú sabes de la relación que yo tenía con Law…-


Nami se movió un tanto incómoda en el asiento.


-Sí… todo el mundo lo sabe Doffy, es un secreto a voces. Pero yo misma me he encargado de que nadie abra la boca. Créeme que para la gran mayoría es solo un rumor-


-Lo sé, y te lo agradezco… el asunto es que necesito un consejo- bajó la mirada, realmente le costaba tocar ese tema con otra persona, pero Nami era en quien más confiaba- Hice todo mal, desde el comienzo… no debí involucrarme con Trafalgar, terminé hiriéndolo y estoy seguro que Crocodile sospecha algo-


-Pero ¿qué hay si le cuentas la verdad? ¿Crees que pueda perdonarte?- interrumpió-


-No lo sé, supongo que sí… pero no sería la primera vez que pasa y sé que le rompería el corazón nuevamente, además tomaría represalias contra Law y no quiero involucrarlo en más problemas-


-¿Crees que buscaría vengarse?- preguntó sorprendida-


-Sí, lo creo, así es Crocodile lo conozco de sobra como para arriesgarme-


-¿Y qué hay de tus sentimientos? ¿Aún lo amas?-


-Ese es el gran problema dulce mandarina- suspiró resignado- Lo amo pero no puedo sacarme de la cabeza a Law, tú no sabes lo dulce que puede llegar a ser ese chico- la mirada que le dirigió la hizo estremecerse-


-Doffy…no me gusta que estés triste, debes aclarar toda esta situación. De todas formas ¿cómo van las cosas con Crocodile?-


-Hasta hace pocos días todo marchaba perfecto, realmente quería arreglar las cosas Nami, me sentía culpable hasta los huesos por esta infidelidad. Pero después del incidente de la caja él se ha vuelto prácticamente insoportable… hoy me fastidio durante todo el día…hasta dijo que le provoco asco y me comparó con mi padre-


-Por todos los cielos- Nami se cubrió la boca en un gesto de asombro- ¿Por eso crees que sospecha? ¿Acaso no creyó lo que dije ese día?-


-Yo pensaba que sí pero en estos momentos no podría estar completamente seguro-


-Vaya, entonces es algo bastante delicado. Si dices que puede hacerle algo a Law  no sería una buena idea que se enterara… de todas maneras ¿no has pensado en divorciarte?-


El rubio quedó pensativo por unos segundos.


-Sí, lo he pensado, no obstante siempre llego a la misma conclusión… y es que aún siento amor por el-


-Comprendo, llevan juntos muchos años después de todo-


-Así es-


-No lo sé, no quisiera sonar entrometida pero yo pienso que no es justo que solo tú estés sufriendo en esto, quiero decir si él realmente odia tanto viajar de casino en casino ¿Por qué nunca ha intentado manejar el Baroque desde acá?, además si ya está aburrido podría vender el negocio y no necesitaría trabajar un solo día más de su vida-


-Me lo pregunto a veces también… siento que en el fondo disfruta esa vida, y no soy quien para arrebatársela-


-Claro que no eres quien para arrebatársela pero entonces ¿cómo puede esperar que estés años aguardando su visita de apenas unas cuantas semanas?, es decir yo no podría, obviamente buscaría la compañía de alguien más-


-Pero yo accedí a casarme con él-


-¡Doffy! ¿Cómo puedes decir eso? El matrimonio es cosa de ambos, no puedes estar bajo sus condiciones todo el tiempo, si el no intenta arreglar el asunto de los viajes es lógico que terminarás cansándote-


-Yo tampoco he intentado abandonar la empresa… esta agencia es mi vida, realmente amo trabajar acá-


-Lo sé, lo sé sin embargo él tiene la ventaja de escoger donde trabajar… vamos Doffy ¡tiene un montón de casinos! Y para peor la casa central está en esta ciudad ¿cómo no va a poder manejar el resto desde este lugar? ¡Ese Crocodile me está cabreando con su actitud!- gruñó Nami, realmente sentía que Doffy justificaba todas las acciones del magnate-


Se puso de pie y caminó hasta la silla del rubio, acercó su rostro para examinar más de cerca las heridas.


-Ahora me dirás ¿Quién demonios te golpeó? ¿Acaso fue Crocodile? ¿O ese mequetrefe de Law?-


Doffy sonrió, amaba la personalidad de su mandarina, le recordaba a su madre.


-No, no fue ninguno de ellos-


-¿Entonces quién?-


-Eustass Kid- respondió, se sentía como un niño acusando a otro tras haber recibido una paliza-


-¿AH? ¿Eustass Kid? ¿Aquel sujeto de Repel?... ¿El mismo Eustass Kid?- preguntó sorprendida, realmente no se esperaba esa respuesta-


-Sí, el mismo sujeto demente-


-¡¿Y cómo?! ¿Dónde?... Además ¿por qué?, ellos son invitados ¡no puede golpear al jefe!-


Doffy relató lo ocurrido un rato antes, cuando intentó hablar con Law y el pelirrojo llegó de la nada y se abalanzó sobre él.


-Ya veo… entonces lo más lógico es que Trafalgar se ha involucrado de alguna manera con él-


-Me cuesta creer eso-


-Es obvio, ¿por qué otra razón te habría golpeado?, además según me cuentas Law lo estaba esperando a él… yo creo que ellos tienen un romance-


El rubio se estremeció. ¿Acaso era posible?... ¡no quería ni pensarlo!, su moreno en manos de ese sujeto tan violento.


-No podría soportarlo…- se atrevió a decir-


-Creo que deberías hacerlo, después de todo lo que me has relatado no puedo concluir otra cosa… ¿cómo reaccionó Trafalgar cuando el pelirrojo te golpeó?-


-Bueno al principio sólo le pidió que se detuviese, luego él mismo lo detuvo provocando que aquel loco se marchara molesto-


-¿Quieres decir que te quedaste a solas con él?-


-Sí, me llevó a los camarines y curó mis heridas-


-¿Y… y no ocurrió nada?-inquirió un tanto avergonzada-


El rubio suspiró.


-No, lo evité a toda costa… aunque mentiría si te dijera que no sentí deseos de hacerlo. Apenas terminó regresé acá-


-Doffy, pienso que lo mejor que puedes hacer, aunque te cueste, es olvidar a Law-


-Lo sé, lo intento y me esfuerzo pero me cuesta tanto- cubrió su rostro con las manos en un gesto de cansancio y desesperación-


-Vamos no te pongas así que me destrozas el corazón, no soporto verte mal. Solo debes tener paciencia y esperar, además siempre te apoyaré en todo, si quieres arreglarte con Crocodile o ir por Law o mandarlos a la mierda a todos- terminó por susurrar-


Sonrió, realmente le hacía feliz poder tener a alguien como Nami. Aquella chica había demostrado no sólo su eficiencia y capacidades en lo laboral, sino también su extrema fidelidad y confianza con él. En aquellos días realmente era difícil saber en quien confiar.


-Gracias dulce mandarina-


La noche avanzó entre tazas de café, rumas de formularios, bolígrafos sin tinta y las idas y venidas de Nami por la oficina tratando de aclarar su mente para organizar toda aquella parafernalia. Eran las 4 de la madrugada cuando al fin pudieron terminar todo el trabajo y dormir un poco. Doffy no quiso regresar a casa, realmente lo que menos le faltaba era la antipatía de su marido, además del interrogatorio que más de seguro le haría.


-¿Seguro que no quieres ir conmigo?, puedes dormir en mi habitación-


-Tranquila, le diré a Perona que nadie me moleste durante la mañana y dormiré en el sofá- sonrió mientras caminaba hacia la puerta-


-Está bien… entregaré todo esto al departamento de finanzas-


-Muchas gracias querida, en caso de cualquier cosa no dudes en llamarme, recuerda que estaré aquí-


-¡Bien, nos vemos en unas horas! ¡No olvides poner algo frío en tu boca!-


Cerró la puerta. Ya a esas horas el cansancio le estaba venciendo. Había sido un día intenso y agotador,  por lo que arrastrando los pies llegó hasta el sofá en el cual se desplomó y acto seguido cerró sus ojos sucumbiendo al tan anhelado sueño.


 


 


La habitación aún estaba a oscuras cuando el móvil comenzó a sonar estrepitosamente. Abrió los ojos con dificultad, tanteando con sus manos donde se encontraba el condenado aparato.


-Uhmmm vaya sujeto… realmente es inoportuno- exclamó mientras observaba con dificultad, producto del sueño, el mensaje que se leía en la brillante pantalla-


-¿Qué ocurre? ¿Ha sucedido algo?-


-Nada grave… sólo se trata de tu amigo-


-¿Cuál de todos?-


-Vinsmoke…-


-¿Qué quiere ahora?- preguntó adormilado-


-Me dice que le asesore con la venta de un inmueble… no me molestaría hacerlo ¡SI NO ME LO DIJERA A LAS 6 DE LA MAÑANA!-


-Vaya… Jajajaja ese Sanji- sonrió entre sueños-


-Bueno, lo mejor será que me levante, después de todo mi alarma ya iba a sonar- resignado se puso de pie y caminó hasta el baño-


 


Lucía cansado y ojeroso. A pesar de que ya solo trabajaba de forma independiente lo cierto era que debido a su prestigio como abogado todos los días surgían clientes y demandas nuevas las cuales trataba de resolver de forma rápida para tener algo de tiempo libre. Entró a la ducha, el agua salía fría pero no le importó, de todas formas en un rato ya comenzaría a hacer calor y lo mejor era despertar de una buena vez. Tomó la toalla y la rodeó en su cintura.


-¿Tan temprano te marchas? Aún no he preparado tu desayuno- exclamó Ace al verlo salir del baño-


-Tranquilo querido, no es necesario que te levantes, puedo hacerlo por mí mismo-


-No… vas a quemar las tostadas- rio mientras salía de la cama-


Marco avanzó hasta él y despacio lo empujó  de regreso a las sábanas.


-Te he dicho que no te levantes… sabes que odio verte tan temprano de pie y que las tostadas puedo comerlas en la oficina- sonrió mientras lo arropaba-


-Está bien, está bien pero ¿qué harás con Sanji? ¿Le ayudarás?-  


-Sí, apenas llegue a la oficina le escribiré-


-Gracias…-


-Eres tan dulce… siempre piensas en los demás- acarició aquel hermoso rostro con pecas- ¿Sabías que te amo?-


Ace se sonrojó y entonces acercó sus labios a los de su prometido.


-Lo sé… pero yo te amo aún más-


 


Marco Phoenix era un hombre bastante atractivo. Aunque casi le doblaba la edad al supermodelo a decir verdad lucía bastante joven y saludable, hasta podría decirse que no aparentaban la diferencia real entre sus edades.


-Nos vemos más tarde, si tengo reunión te avisaré-


-Está bien-


Caminó rápidamente por el corredor. Sin saber el porqué,  todas las mañanas aunque se levantara temprano, terminaba saliendo atrasado. Realmente odiaba andar contra el tiempo. Antes de abrir la puerta se observó en un espejo. Lucía bien, feliz y tranquilo, una imagen muy distinta a la que tenía apenas unos cuantos años antes.


-Antes de conocerte a ti Ace…- se dijo a sí mismo al recordar su antigua apariencia-


El mundo de la justicia era realmente aterrador. Apenas siendo un joven ingresó a la mejor  universidad del país a estudiar leyes, se había convertido en el orgullo de su familia a quienes difícilmente veía una vez al año. Si bien estaba consciente de los sacrificios que debía hacer para lograr sacar adelante aquel estudio, la soledad terminó por consumirlo y el trabajo se convirtió en su vida. Apenas finalizó la universidad comenzaron a llegar los casos, no era de extrañarse que con el mejor promedio y destacables resultados a nivel nacional empezaran a llover los clientes. Sin embargo solo se trataba de eso, trabajo y clientes, clientes y demandas, demandas y formularios, formularios y más formularios y de vez en cuando una cena con el departamento de justicia de aquella bulliciosa ciudad. Diez años trabajando sin descanso, con apenas unas cuantas semanas de vacaciones durante las cuales no hacía más que dormir y ver televisión y aunque en su cuenta se amasaba una enorme fortuna, a decir verdad no sabía en qué ni con quien gastarla. Fue en ese entonces que decidió comenzar a cambiar su vida. La primera decisión que tomó fue renunciar al bufete en el cual trabajaba y armar su propio estudio jurídico independiente en medio del centro urbano. Posteriormente solo aceptó como máximo 2 casos a la semana, y para asegurar su capital invirtió en el negocio de los inmuebles. Como consecuencia el trabajo se volvió mucho más ligero y tuvo, por primera vez en su vida, la oportunidad de expandir sus intereses.


Fue en un arranque de motivación cuando decidió ir a conocer por primera vez el parque nacional Reverse Mountain. Animado, cargó su mochila con algunas provisiones y emprendió el viaje. Apenas llegó compró un mapa del lugar, alejándose de los operarios turísticos pues en realidad su único deseo era hacer una caminata completamente solo por los empinados senderos de la montaña. Llevaba unas cuantas horas andando distraídamente cuando de pronto, de entre unos matorrales, vio venir directamente hacia él una bicicleta a toda velocidad, el sujeto que la conducía gritó al verlo:


-¡HEY TU! ¡QUÍTATE DEL CAMINO!-


No obstante no alcanzó a reaccionar y la bicicleta pasó unos cuantos centímetros cerca suyo perdiendo el control. Cuando se dio cuenta de lo que había ocurrido se precipitó hasta donde estaba el tipo, quien al tratar de esquivarlo fue a parar unos metros más abajo.


-¿¡Estás bien!?- preguntó apenas se encontró junto al él-


-Ahhh que dolor… mierda como duele - el pobre chico se encontraba completamente embarrado y gimoteaba adolorido-


- ¡Cuánto lo siento!... realmente lo siento- se disculpó totalmente apenado por el incidente- Te ayudaré a ponerte de pie- dijo al tiempo que lo tomaba del brazo, no obstante un alarido de dolor lo interrumpió-     


- NO! DETENTE  la pierna… me duele mucho ¡AGHHH!... no puedo ponerme de pie-


-… demonios ¿Qué hago? … esto ha sido mi culpa, realmente lo siento, si no me hubiera atravesado no te habrías caído- nervioso se sacó la mochila y la hizo a un lado-


-Está bien… tranquilo, sólo  aghh-  Se quejó. Estaba respirando agitadamente, realmente su pierna debía doler- Ayúdame a quitarme este casco- respondió con dificultad. El mayor se sorprendió al ver aquel hermoso rostro lleno de pecas cubierto por las lágrimas de dolor del chico- Ahora puedo respirar mejor… creo que mi pierna se fracturó…-


Marco nervioso y sin saber muy bien cómo ayudarlo respondió:


-Tranquilo… tranquilo… llamaré al guarda parques, sólo trata de no moverte mucho- torpemente sacó de su bolsillo el móvil y entonces dio aviso del accidente-


No tardaron en llegar a buscarlo, producto de la caída su pierna quedó fracturada y su bicicleta bastante dañada. Por suerte el casco protegió su cabeza del golpe, de lo contrario la historia hubiera sido muy distinta.  Si bien la fractura dolía como mil demonios, los socorristas insistieron en que no era nada de extrema gravedad y que el seguro cubriría todos los gastos, no obstante Marco quiso hacerse cargo de la cuenta del hospital y el  traslado. Realmente se sentía culpable, más aun al saber que el pobre chico era deportista y no podría entrenar por al menos 6 meses producto del accidente.


Por orden del entrenador debía permanecer un mes en reposo absoluto, fue durante ese tiempo que Marco comenzó a visitarlo, al principio dos veces a la semana y luego prácticamente todos los días. No sabía la razón pero lo cierto era que aquel muchacho se había transformado en su constante preocupación, día y noche estaba pendiente de él y aunque al comienzo sólo pensaba en su recuperación, no bastó mucho tiempo para que se diera cuenta que todo de él le cautivaba. Como consecuencia su monótona vida comenzó a cambiar. Solían quedarse charlando hasta altas horas de la madrugada y en más de una ocasión terminó por dormirse en una silla. Aquel chico era realmente divertido, no había momento en que no le sonriera incluso cuando le contaba algunos episodios tristes de su vida. Ya no existía la rutina, todos los días eran diferentes junto a Ace.


Ace por su parte disfrutaba la compañía de aquel sujeto. Así le llamaba pues Marco había olvidado decirle su nombre y mientras estaban juntos nunca recordaba preguntárselo. Fueron muchas las visitas en las cuales se pasaban la tarde entera conversando de cualquier tema, al principio con cierta distancia y luego como si fueran dos amigos de toda la vida. Aunque el mayor seguía pensando que le guardaba rencor por lo del accidente, lo cierto era que no lo culpaba y se sentía feliz de haber ganado un amigo. Sin embargo y por esos azares del destino esa amistad rápidamente fue transformándose en algo más. Al sentimiento de camaradería que los invadía al estar juntos, más temprano que tarde se le fueron sumando las intensas miradas que ambos se dirigían.


Así transcurrió alrededor de un año desde que se conocieron, a esas alturas lo que sentía  ya estaba más que claro. No mucho tiempo después y en cierto viaje que ambos emprendieron al mismo parque donde se habían conocido Marco ya no pudo seguir conteniendo más sus sentimientos. Aquella noche la luna  aún no ascendía por completo, tan sólo bastaba alzar la vista para encontrarse con el cielo atestado de estrellas. Ace no hacía más que sonreír mientras el rubio le indicaba el nombre de algunas constelaciones visibles en aquella época del año. Con curiosidad preguntaba:


-¿Y sabes cómo se llama aquella estrella?-


-No, no lo sé-


-¿Y esa de allá?-


-Es Venus, un planeta vecino-


Sonrió entusiasmado.


-¡Vaya! Quisiera aprender el nombre de todas-


-Probablemente te tomaría toda tu vida, y aún no podrías conocerlas en su totalidad-


Mientras el más joven contemplaba extasiado aquel hermoso cielo nocturno, Marco se encontraba observando su rostro con detenimiento. Ni siquiera necesitaba pensarlo, su corazón le decía a gritos que amaba con locura a aquel chico, si Ace quería podía tomarse todo el tiempo del mundo contando las estrellas, él se pasaría la vida entera contando las pecas de sus hermosas mejillas. Suspiró y un sentimiento de tristeza le invadió. Necesitaba confesarle su amor, sentía que moría cada vez que sus miradas se cruzaban, su pecho se llenaba de esa extraña sensación, entre miedo y amor… sí, la verdad temía la reacción que el pecoso pudiera tener. Por ningún motivo quería que se alejara y si su confesión le iba a costar aquello… realmente prefería vivir con el dolor.


-¿Qué ocurre?- preguntó al sorprenderlo con la mirada fija en el-


-Nada ¿Por qué?-


-Tienes una expresión de tristeza… ¿He dicho algo malo? ¿Te cansaste de mis preguntas?, Si es así yo realmente lo siento…- angustiado se acercó un poco más a él-


-No, para nada… no pienses más en aquello-


-Está bien…-


Por un momento sus miradas se cruzaron y permanecieron observándose fijamente.


-Marco…-


-¿Qué ocurre?-


-Yo… yo hace un tiempo he estado pensando y… -


El rubio lo miró extrañado.


-¿Pensando en que?-


-Es algo complicado…-


-Sabes que puedes contarme lo que sea-


-Lo sé… está bien, te lo diré… voy a entrar al mundo del modelaje-


No supo muy bien cómo reaccionar.


-¿Modelaje?-


-Sí, me da un poco de vergüenza admitirlo pero ha sido uno de mis sueños desde niño y hace unos días me ha llegado un correo de una famosa agencia de modelaje-


-Ya veo… me alegro mucho por ti, pero ¿Qué tiene de malo?-


-Pensé que te parecía mal… no lo sé, hasta yo estoy inseguro, no sé si tengo lo que se necesita para triunfar-


-¿Bromeas? Tienes todo lo necesario, sé que te irá muy bien- le animó-


-Gra.. gracias Marco… en verdad me hace muy feliz haberte conocido- terminó aquella frase con la sonrisa más hermosa que el rubio había visto en su vida-


Eso fue más que suficiente para hacerle perder la razón. Sin siquiera detenerse a pensarlo se abalanzó sobre el pelinegro, quedando encima suyo, atrapándolo entre sus brazos.


-¿Marco? ¿Qué… qué estás haciendo?- sus mejillas estaban completamente sonrojadas-


-Lo siento Ace, ya no puedo resistirlo más… te amo, estoy completamente enamorado de ti y no puedo hacer nada contra eso, ya no puedo seguir luchando contra lo que siento…-


Aquellos hermosos ojos oscuros brillaban de una forma que el rubio nunca había visto. Se quedó esperando una respuesta, no obstante las lágrimas que resbalaron por sus mejillas le alertaron.


-Marco yo… yo nunca había sido tan feliz- nuevamente aquella sonrisa. El pecoso se acercó y lo rodeó con sus brazos- Te amo… te amo… te amo tanto que no te puedes imaginar-


Su corazón se detuvo. ¿Acaso Ace sentía lo mismo por él? ¿Realmente era posible? Lo alejó de él un momento para observar sus ojos. Se encontraba sorprendido, no se lo habría esperado por nada del mundo… no pudo evitar sonreír al ver su rostro tan radiante como siempre. Sus ojos se encontraron y ya sin siquiera pensarlo se besaron por primera vez.


 


 Sonrió al recordar aquello. Una vez  hubo estacionado bajó y caminó hasta el edificio. Eran ya casi las 08:00, probablemente su secretaria y los asistentes aún no llegaran pero eso le daba tiempo de ir a desayunar al café de la esquina. Recordó el mensaje del rubio y sacó su móvil, procurando responderle de la forma más explícita posible:


 


 


“Estimado señor Vinsmoke


Sería un agrado para mí poder asesorarlo legalmente con la venta de su inmueble. Si ya tiene los papeles en trámite puede enviármelos por correo y los revisaré lo más pronto posible. En caso contrario yo mismo puedo iniciarlos tan solo con su autorización y las escrituras de la propiedad.


Estamos en contacto


Marco Phoenix”


 


Bueno ya estaba, ahora Ace no podría reprenderlo por no responder a aquel sujeto tan impertinente. El aroma a café lo distrajo de sus pensamientos, realmente necesitaba una buena carga de energía para el ajetreado día que le esperaba.


 


 


Para su mala fortuna el horario del trabajo en el orfanato era todo menos regular. Si el día anterior había tenido que ir a las 09:00, en esos momentos ya casi eran las 08:00 y él tenía que estar llenando enormes teteras de aluminio con agua para después ponerlas sobre la estufa. Lo peor de todo es que esa maldita Nami no arregló el horario del marimo igual que él por lo que todos los días entraba más tarde. Estaba seguro que lo había hecho a propósito para fastidiarle, pero que más daba, de todas formas estaba jodido. El sonido de su móvil lo sacó de sus pensamientos.


-Marco Phoenix… vaya que rápido me ha respondido- pensó al leer el mensaje-


Lo cierto era que se encontraba un tanto preocupado. Resultaba ser que apenas le quedaba dinero en su cuenta y ahora estaba recurriendo a la tarjeta de crédito para todo, el problema era que debía pagar el traje que usaría para el cocktail, un hermoso smoking Concasse en color rojo italiano y con aplicaciones de oro… todo por la cuantiosa suma de veinte millones de berries ¡era un disparate! Pero sí que lo valía. Nuevamente sería el centro de atención de la fiesta y  lloverían las citas con las modelos de las agencias invitadas, además de ser el mejor vestido de todo el evento y probablemente del año. Sonrió para sí mismo, realmente… ¡Necesitaba ese traje a como diera lugar! Pero sabía que el cupo de su tarjeta era mucho menor que tal cantidad y no sería suficiente, ni siquiera con un cheque. Además aquella casa que quería vender seguro demoraría mucho en estar lista, a veces los bancos disfrutaban tramitar a sus clientes durante meses. Suspiró y mientras agregaba leche a una enorme cacerola ideaba planes para hacerse con el traje.


-¡VAMOS RÁPIDO! EN UNOS VEINTE MINUTOS LOS NIÑOS MAYORES BAJAN A DESAYUNAR… NO OLVIDES QUE HOY VAN A LA ESCUELA- le gritó Dadan al entrar a la cocina-


-¿Qué acaso aquella vieja bruja nunca paraba de gritar?- se dijo para sus adentros-


-¡Y TÚ! ENTRA DE UNA BUENA VEZ, VE A AYUDARLE A ESTE DELINCUENTE CON EL DESAYUNO… HAY MUCHA AVENA QUE PREPARAR-


Sanji se volteó al escuchar aquello. ¿Acaso el marimo había llegado también?, no obstante cual fue su sorpresa al ver entrar en la cocina a Cavendish vestido con un delantal blanco, su  cabello recogido en una coleta de caballo  y una enorme sonrisa en su rostro.


-¡Enseguida señora Dadan!- respondió entrando directamente hasta donde se encontraba el rubio- ¡Sanji! Ya sabía que estarías aquí, Nami me contó que seremos compañeros de trabajo-


-Esa soplona… y bien ya que sabes que estoy aquí ¿por qué demonios has venido tú?- preguntó con un gesto de pocos amigos, sin embargo aquello ni siquiera cambió la expresión de Cavendish-


-Pues tuve algunos problemillas después de la Soul Parade-


-¿Aquella fiesta electrónica?-


-Sí, me extrañó no verte… en fin luego de que terminara estaba tan drogado que no me di cuenta cuando aparecí en un supermercado e intenté robar una botella de whiskey- rio-


-Viniendo de ti, no me sorprende nada- añadió vertiendo la leche caliente en numerosos tazones blancos-


-Jajajaja ni que lo digas, bueno aquí me tienes sabes que siempre estoy dispuesto a todo…-


-Ya cállate y trabaja de una buena vez-


-Como digas, tu llegaste antes así que eres el jefe… ¿Qué puedo hacer?-


-Ve a buscar esa enorme olla y llénala con leche- indicó-


-Entendido- hizo tal y como Sanji le dijo, solo que con mucha dificultad vació la leche caliente de una cacerola a otra- A todo esto… me dijeron que Zoro también estaría aquí-


Por alguna razón al rubio ese comentario pareció fastidiarle.


-Sí ¿y qué?-


-¿A qué hora llega?-


-No tengo idea-


-¿Hoy vendrá?-


-No lo sé, además eso no es tu problema-


-Bueno solo estaba preguntando- respondió mientras revolvía la avena- como es tu asistente pensé que sabrías-


-Sí, es mi asistente y no el tuyo-


Cavendish lo miró extrañado.


-Como digas… solo espero que llegue pronto-


-Bien ya está, deja eso ahí y ve a repartir el desayuno de una buena vez-


-Ya voy- una vez dicho esto tomó la pesada bandeja y se dirigió al comedor-


 


Mientras tanto Sanji limpiaba y ordenaba alrededor suyo. Al parecer aquellas trabajadoras ni siquiera se tomaban la molestia  de lavar la vajilla que utilizaban en la cena de la noche anterior, estaba seguro que la maldita vieja Dadan se estaba aprovechando de su condena y para empeorarlo ese fastidioso Cavendish había llegado… ¡prefería estar solo que con aquel sujeto en la cocina! Suspiró, de nada le servía molestarse si de todas formas estaba atrapado en el trabajo comunitario.


-Vaya realmente me apena ver cómo viven estos niños- exclamó Cavendish al regresar a la cocina-


-Si tanto te apena entonces haz rápido el trabajo-


-¿Acaso no tienes corazón? ¡Eres un ogro!-


-¡¿Qué has dicho?!-


En ese momento Zoro entró en la cocina.


-Hola… ¿Cavendish? ¿Qué haces aquí?- preguntó al verlo-


-¡Zoro!- corrió a abrazarlo- Pues he venido a realizar trabajo comunitario… me metí en algunos problemas- sonrió-


-Ahhh ya veo-


-¡Es terrible! Me ha dado mucha tristeza ver a estos pobres niñitos- exclamó mientras rodeaba con sus brazos el cuello del peliverde quien le miraba extrañado-  Algunos no tienen zapatos…- unas lágrimas comenzaron a caer de sus hermosos ojos causando que Zoro se sobresaltara-


-Tú… tranquilo, es una parte de la realidad- trató de consolarlo mientras lo golpeaba suavemente en la espalda-


-Lo sé… lo sé, pero es tan injusto- lloriqueó, aun sin deshacer el abrazo-


-Si tanto te apenan entonces comienza por hacer las cosas más rápido- gruñó Sanji quien observaba la escena desde lejos-


-Cejillas…-


-¡Eres un ogro!-


-Rápido, lleven eso al comedor- ordenó a ambos modelos-


-Veo que te han devuelto el coche- dijo el peliverde cuando se acercó a tomar la bandeja-


-Sí, ya puedes volver a ser mi chofer-


-Tsk!-


 


Las mañanas transcurrían rápidamente en aquel orfanato y aunque el trabajo era agotador por lo menos el tiempo pasaba volando. Para su sorpresa eran cerca de las 13:00 y el almuerzo ya estaba preparado, sin embargo ningún ruido se oía ni en el comedor, ni el pasillo y ni siquiera en el enorme patio del recinto. Zoro notó esto e intrigado salió al corredor con  la excusa de ir a barrer las telarañas del pórtico. Al avanzar se percató que prácticamente todo el orfanato se congregaba en la puerta, algunos niños se golpeaban unos contra otros con tal de avanzar. Al parecer algo estaba ocurriendo en la calle. Miró a su alrededor y al cerciorarse que su jefe no lo estuviese viendo asomó la cabeza y entonces lo vio. Un enorme camión se encontraba aparcado en medio de la calle y la vieja Dadan con una enorme sonrisa estrechaba la mano de un hombre mientras las demás trabajadoras ayudaban a bajar cajas.


Extrañado por tanto escándalo salió a la calle y en ese momento Dadan se acercó y golpeó su hombro.


-¡Alégrate delincuente! Alguien nos ha hecho esta maravillosa donación-


-¿Donación? ¿Quién?-


-No lo sabemos… es anónima pero ¡mira!  Hay juguetes para los niños además de cajas y cajas de comida y muchísimo jugo de frutilla-


-¿Jugo de frutilla?- preguntó-


-¡Bueno no te quedes parado ahí y ayúdanos a entrar estas cosas!-


-Sí- respondió aun dándole vueltas a aquel asunto-


 


Al tiempo que Sanji permanecía en la cocina, Cavendish había salido a jugar con los niños, quienes apenas lo vieron lo invitaron a jugar futbol y a las escondidas. Zoro lo observaba desde la ventana y a ratos reía al verlo ser tironeado por un montón de chiquillos que se peleaban por estar con él.


-Si tanto te diviertes desde ahí ¿por qué no sales afuera a jugar con los huérfanos?-


-¿uhmmm? Ya deja de llamarlos así, son niños- respondió fastidiado-


-Como sea… bueno ya ha terminado mi turno-


-Pero no has dejado la cena lista- replicó-


-Y eso no es mi problema…-


-¿Cómo puedes ser tan indiferente?-


-¿AH? ¿Qué dices?... bueno realmente no me interesa y lamento decirte que mañana debes pasar a recogerme-


-Sí, sí… lo que tú digas- molesto, desvió la mirada-


-Adiós Marimo-


Justo en ese momento Luffy entró dando un portazo.


-¡Hola chicos! ¡Zoro! ¡Cejillas!-


-¡Que no me llames así!-


Lo que le faltaba… el crío de Redhawk como siempre irrumpiendo en cualquier lugar.


-¿Qué hacen?-


-Terminábamos de lavar la vajilla del almuerzo-


-¡almuerzo! ¿Ha sobrado algo?- inquirió emocionado-


-No, lo siento Luffy… sabes que la comida escasea aquí-


-¿Ah? ¿Entonces ya se han comido todo lo que compré?-


-¿A qué te refieres?- arqueó una ceja-


-A la comida que compré para los niños… apenas y hoy la he enviado-


Zoro se sorprendió.


-¿Acaso tú enviaste esa donación?-


-¿Donación? No, no, yo sólo fui al supermercado  y pedí que vinieran a dejar la comida- sonrió a la vez que hurgueteaba en el enorme refrigerador-


El peliverde no pudo evitar sonreír.


-Ya veo… ¿entonces te quedarás aquí?-


-¡Sí! he venido a jugar con los niños-


-Ustedes dos… ¡trabajen!- exclamó Sanji dándoles la espalda mientras caminaba hasta la puerta-


-¡Adiós cejillas!-


 


Realmente aquel chico era idiota, apenas sabía lo que era una donación y para peor el marimo le celebraba absolutamente todo lo que hacía. Avanzó hasta la recepción donde firmó su salida.


-Vaya… 10 minutos extras… ni siquiera me dan las gracias- gruñó para sus adentros- No puedo creer que esté metido en esto…-


Nuevamente se sintió observado y pudo escuchar unos susurros pocos metros detrás de él. Se volteó y las mismas niñas del día anterior lo miraban, esta vez escondidas detrás de un enorme gomero. Se apresuró en salir y caminó hasta su coche el cual tenía aparcado un tanto más allá. Se supone que apenas se sentara aceleraría en dirección a la agencia, después de todo tenía sesión dentro de una hora y ya estaba atrasado. No obstante se detuvo por unos instantes y observó una enorme bolsa de papel  justo a su derecha, en el asiento del copiloto. Dudó en si regresar o no pero ya cabreado optó por hacerlo. Tomó la bolsa y volvió rápidamente al orfanato, no sin antes cerciorarse que nadie estuviera mirando.


-Hola… disculpe-


-¿Olvidó algo señor?- preguntó la recepcionista al verlo regresar-


-Esto no…- respondió con algo de nerviosismo- he traído esto para las pequeñas que se encontraban aquí hace un momento-


-¿Pequeñas? ¿Un regalo?-


Sanji se ruborizó.


-Eh sí, bueno usted se los puede entregar, yo estoy apurado en estos momentos-


En ese minuto Zoro se encontraba barriendo una vieja alfombra en el pasillo que conducía a la salida. Se sorprendió al ver a su jefe hablando con la mujer de la recepción y cargando una gran bolsa de papel, la cual dejó sobre el viejo mesón. Escondido detrás de una pared observó toda la escena hasta que el rubio desapareció por la puerta principal. Un tanto intrigado se acercó lentamente hasta la entrada, entonces la mujer sentada le habló:


-Oye tú ¿Podrías quedarte aquí un momento?, necesito dar un mensaje urgente a la señora Dadan-


-Sí, no hay problema- dijo al tiempo que la mujer salía rápidamente en dirección a una larguísima escalera-


No tuvo que esforzarse para nada en hurguetear la bolsa que el cejillas había dejado. Sin ninguna cautela la abrió y cuál fue su sorpresa al ver el contenido. Dentro, dos hermosos y pequeños pares de botitas de color marrón relucían en cajitas rosa, al igual que dos muñecas con ojos de botones y dos bufandas. Zoro, intrigado ladeó la cabeza. ¿Por qué el cejillas había dejado eso?... podía ser que acaso él… no, debía ser un malentendido.


 


Al cabo de un rato Zoro regresó a la agencia junto con Luffy y Cavendish, quien llamó a su chofer para que los llevara en su  exuberante y colorinche deportivo.


-¿Ya tienen elegida la ropa que usarán para el cocktail?- les preguntó con una enorme y radiante sonrisa en su rostro. Apenas y podía controlar su emoción por el evento-


-No, lo había olvidado por completo- respondió Zoro perplejo. Realmente no recordaba nada de aquella tediosa reunión con Nami-


-¡Yo sí! he comprado uno SAD-


-¿SAD? ¿y qué tal esos modelos?-


-Fantásticos, Robin trabajó muy duro para tener el mío-


-Si gustas puedo ayudarte a escoger alguno para ti Zoro- sugirió amablemente el rubio-


-Gracias, creo que sería de mucha ayuda-


-¡Sí! y… y ¿quisieras ir a tomar unos tragos esta  noche?, he invitado a los chicos de Repel-


-Suena bien-


 -¡Genial!-


 


Por su parte Sanji se encontraba en su camarín junto con Robin, a quien había mandado a llamar.


-Lo que me estás pidiendo es muy difícil Sanji… no sé si pueda ayudarte esta vez- decía la mujer apenada-


-Claro que puedes… debes ayudarme, sabes que no puedo bajar mi nivel-


-¿Y si pides que te adelanten?, de todas formas tus ganancias de la campaña de verano serán mucho más de lo que vale ese traje-


-Creo que me enviarían a la mierda, ni a mí me adelantarían tanto dinero…- el rubio consciente de esto suspiró- Además sabes que el dinero de las campañas siempre demora en llegar-


-Lo sé y lo tengo presente. Ahora que recuerdo podría existir una posibilidad-


-¿Enserio?- preguntó esperanzado-


-Sí… tú sabes que yo trabajé por años para Concasse y conozco cómo funcionan. Para tu fortuna tengo una amiga que es jefa del departamento  de finanzas… creo que ella podría ayudarme-


-¡Eso sería fantástico!-


-¿De verdad estás dispuesto a pagar esos 20 millones?, quiero decir quizás encuentres algo un poco más económico-


-Robin, querida, tú sabes la clase de gustos que tengo- exclamó mientras bebía una copa de vino- y por años he ido aumentando el valor de mis trajes… no podría terminar usando algo tan vulgar como Calm Belt… sé que me entiendes-


-Pudiste haberme avisado con anticipación y habría diseñado un traje mucho mejor que el de Concasse, pero supongo que está bien, si insistes en comprar ese te ayudaré-


-Muchas gracias… sólo debes decirme qué hacer-


-Te avisaré apenas tenga una respuesta… mientras tanto deberías apresurarte en vender esa casa, mientras más rápido tengas el dinero más rápido será todo el asunto-


-Chequearé ahora mismo eso-


Una vez Robin se hubo marchado, se abalanzó sobre su laptop. Al parecer había muchos interesados en comprar aquella casa, la cual si bien recordaba había adquirido unos cuantos años antes para tan sólo ir una vez. Hasta había olvidado que la tenía y de no ser por un sujeto que lo contactó, la propiedad hubiera seguido en abandono. Revisó su correo y se percató de un mensaje del corredor de propiedades que había contratado.


-Veamos que dice este sujeto… estimado señor Vinsmoke blablablá…- comenzó a leer en voz alta- he averiguado… la casa está en buenas condiciones… blablablá… pero hay un problema con la escritura… un momento- se interrumpió a sí mismo- ¿problema con la escritura? Me pregunto a qué mierda se referirá… bueno le preguntaré al abogado-


Un tanto mareado por el vino, cuya botella ya casi había bajado a la mitad, tomó su móvil y marcó el número de Marco.


-Señor Vinsmoke ¿en qué puedo ayudarlo?-


-Tengo una duda. He recibido un correo de la agencia de bienes raíces donde me informan que existe un problema con mi escritura-


-¿Qué clase de problema? ¿Le explicaron?-


-No, sólo me han dicho que los contacte con suma urgencia-


-¿Habló ya con ellos?-


-No, te enviaré la copia de la escritura para que la revises y luego llames a la agencia esa-


-Eso es algo que usted debiera hacer- señaló cortante el rubio-


-No, lo dejaré en tus manos… tú eres el abogado y recuerda que para eso te estoy pagando… espero noticias-una vez dicho esto cortó la llamada y se precipitó al baño. Recordó que no había comido nada hasta ese momento, por lo que su cuerpo terminó rechazando el alcohol del vino- ¡Qué asco! Odio vomitar… realmente me siento mal-


Lo que le faltaba, ahora se encontraba decaído y con esa repugnante sensación en su boca. Quiso largarse a casa, no obstante sabía que Zoro aún se encontraba en sesión y realmente no tenía ánimos de conducir. Suspiró y decidió esperar a su asistente. Caminó hasta el sofá con la intención de cerrar los ojos por un momento, sin embargo antes decidió enviarle un mensaje para que pasara a por el apenas se desocupara. Ya estaba ahora si podía descansar un buen rato.


-oi… oi… Cejillas despierta… ¿Estás bien?- escuchó entre sueños la voz del marimo-


Abrió los ojos con dificultad.


-Vaya, con que has venido… ¿Qué hora es?- preguntó mientras se sentaba en el sofá y miraba a su alrededor aun adormilado-


-Las 22:00-


-¿QUÉ?... eso quiere decir que dormí toda la tarde-


-No lo sé, acabo de leer tu mensaje… ¿Estás bien?, luces pálido-


-Me duele la cabeza pero vámonos de una buena vez-


-Como quieras-


Con dificultad se puso de pie y tomó su bolso. Caminaron en dirección al estacionamiento donde Sanji había dejado aparcado su coche. Gracias al cielo que aquel molesto crío no se le unió o realmente habría sido un desastre. Zoro subió al coche y apenas se sentó el rubio le extendió las llaves.


-Bueno al menos pudiste recuperar tu coche y la licencia… tuviste suerte cejillas- exclamó a la vez que miraba en ambas direcciones antes de salir a la calle principal-


-Cómo puedes llamar a eso suerte… ¿Olvidas que debo ir al orfanato?, si realmente hubiera sido afortunado tan solo habría bastado con la fianza… pero ese maldito juez de mierda me ha jodido completamente-


-Por gente como tú algunas personas dicen que en este país no hay justicia-


-Me importa una mierda la gente, el que tiene dinero puede comprar hasta su libertad… así funcionan las cosas-


Le dirigió una mirada reprobatoria.


-¿Por qué vas tan rápido?- inquirió al notar el aumento de velocidad cuando se acercaron a la avenida que llevaba hasta su edificio-


-Voy a salir a beber con los chicos- contestó a secas, sin despegar la vista del camino-


-¿A beber? ¿Con quién?-


-Cavendish y los chicos de Repel-


-¿Cavendish? ¿Acaso estás loco?-


-No, ¿por qué lo dices?-


-Ese sujeto sí que es un verdadero delincuente, ¿acaso no sabes por qué llegó a trabajar al orfanato?-


-Claro que lo sé, robó una botella de whiskey… es algo mucho menor que lo que hiciste tú- sonrió maliciosamente-


-¡¿CÓMO DICES MARIMO?! … repite eso-


-LO QUE TÚ HICISTE ES MÁS GRAVE QUE ROBAR UN WHISKEY-


-¡NO PUEDO CREER QUE LO APOYES MÁS A ÉL!- bufó molesto- Además si mal te recuerdo toda esta mierda de las multas y el orfanato ha sido TÚ culpa- indicó rozando el pecho del peliverde con su índice-


-Claro que no, tú eres el único culpable y bien merecida  que  tenías esta condena-


-Eres terrible… el peor asistente que alguien podría tener, no entiendo como mierda funciona esa horrenda cabeza tuya- añadió fastidiado a la vez que encendía un cigarrillo-


Por su parte Zoro estaba completamente cabreado, lo único que deseaba en esos momentos era mandar a la mierda al rubio y su maldito coche y dejarlo ahí, en medio del camino. El gran problema recaía en que él también se vería afectado, no era ninguna gracia tomar autobús a esas horas de la noche. Suspiró y trató de no perder los estribos. Realmente le importaba un carajo lo que el molesto cejillas reclamara. Si quería podía estar toda la noche discutiendo, por su parte él ya tenía planes y no los iba a cancelar por una estúpida rabieta de su jefe.


Cuando al fin llegaron al edificio tuvo la intención de largarse de inmediato, no obstante el rubio insistió en que debía acompañarlo hasta la puerta de su piso.


-¿Por qué? ¿Acaso te vas a perder?- preguntó irritado-


-Debes llevarme hasta la puerta, cumple bien tu trabajo marimo inepto… además he tenido un problema con la alarma-


-No me digas… está bien, vamos de una puta vez-


Tomaron el ascensor y apenas se acercaron a la puerta el peliverde se precipitó a abrirla y desactivar la alarma.


-Eres un mentiroso, la alarma funciona perfectamente-


-En la mañana no funcionaba…- Sanji caminó hasta la cocina-


-Realmente no me interesa, ahora sí, me largo-


-Es… espera… aún no puedes irte- exclamó devolviéndose rápidamente-


Arqueó una ceja ¿qué estupidez inventaría ahora?


-¿Ahhh no? ¿Por qué?-


-Porque si mal te recuerdo no me has pedido que te enseñe nada… no querrás que Nami se entere-


-TÚ ERES EL QUE SE SUPONE DEBE ENSEÑARME… ¡y ahora que lo pienso sólo he tenido una sola clase de ti! ¡y tú me tienes trabajando prácticamente todo el día!... te diré algo cejillas, me importa una mierda tu clase- sonrió triunfante y caminó hasta la puerta-


-¡¿QUÉ DICES?! ERES UN…. ¡AGGHH!!! ¡!ERES UN IDIOTA CABEZA DE ALGA!- gruñía, completamente ofuscado-


-Bueno jefe idiota, me voy, me esperan en Dressrosa- hizo un ademán de despedida y con una enorme sonrisa llena de sarcasmo cerró de un portazo-


Apretó los puños tratando de controlar su ira. ¿De veras que el marimo saldría a beber con ese idiota? ¡Eso no podía ser!, su clase era mucho más importante que cualquier otra cosa que saliera de la boca de ese maldito rubio.  Trató de calmarse y recordó que el agua fría siempre terminaba por relajarlo.


-Ahhhhh…. qué alivio- pensó al sentir el agua fría recorriendo su cuerpo- Ahora es tiempo de comer algo-


Realmente no sentía ganas de cocinar nada así que solo se limitó a ir por un sándwich de queso para comer mientras veía una antigua telenovela. El enorme y elegante botellero parecía sonreírle y animarle a que se acercara por una copa de vino. Al principio ignoró su deseo, no obstante y al persistir su malhumor optó por abrir una botella ¿Qué más daba? De todas formas sus nauseas habían desaparecido. Sonrió al acercar la copa a su nariz, la agito suavemente  y la bebió de un sorbo. Cuando se dio cuenta de esto hizo la copa a un lado y regresó al sofá cargando la botella completa. Apenas y podía contener el delicioso placer del sabor en su lengua. Hacía tiempo no bebía de aquella reserva, tanto así que había comenzado a olvidar su gusto. Sin saber cómo al cabo de un rato ya llevaba más de la mitad y los efectos del alcohol ya habían comenzado a invadirle.


Permaneció pegado a la televisión durante un buen rato, no hacía más que cambiar y cambiar los canales sin interesarse por nada. Desconocía la razón pero se encontraba molesto y cabreado. ¡En qué demonios pensaba quedándose a ver telenovelas como una anciana! Él era joven y apuesto, él era Sanji Vinsmoke… su lugar en esos momentos era en un bar o una discoteca  ligando con cuanta chica se le diera la gana y  bebiendo esos exquisitos cócteles de éxtasis que tanto adoraba.  Se puso de pie y caminó, un poco tambaleante, hasta el baño donde arregló rápidamente su cabello.


Completamente desconsiderado ante el estado de ebriedad en el que se encontraba bajó hasta su coche con la intención de conducir al sector de los bares. ¿Qué más daba? Quizás si la policía lo sorprendía le dieran otro mes más de trabajo comunitario u otra mierda de esas que a los jueces les encantaba dar como condena. Sonrió y aceleró a toda prisa. Por suerte no se veía mucha gente en las calles, un atropello podría haberle costado demasiado caro. Apenas divisó Dressrosa no dudó en aparcar y bajándose avanzó rápido entre la multitud. Al parecer nadie lo reconoció puesto que no tuvo intención de hacerse notar, y cubriendo su cabello y rostro con la capucha de su sudadera se abrió paso hasta la entrada.


Dentro las luces multicolores parpadeaban fugazmente creando una atmósfera frenética, el aroma a tabaco y alcohol así como el dulce perfume de las mujeres llegó hasta su nariz y le embriagó aún más. Risas, conversaciones, el sudor perlando los cuerpos de quienes bailaban y la música a todo volumen… era lo que estaba buscando. Se internó lentamente y con dificultad entre aquel gentío hasta que a lo lejos pudo observar en una enorme mesa al marimo junto con aquel entrometido de Cavendish y los payasos de Repel.


-Entonces le dije que pagaría el whiskey y cuando metí la mano en mi bolsillo solo había un botón… Jajajajaja- relataba Cavendish a los demás quienes reían a carcajadas-


-Jajajajaja ¿Fue ahí cuando llegó la policía?- inquirió Zoro-


-Sí y a la primera que llamaron fue a Nami-  rio a todo volumen-


Dada la cantidad de botellas y vasos que había sobre la mesa, estaba demás mencionar el estado en el cual se encontraba la gran mayoría, hasta Luffy había bebido y un tanto mareado no hacía más que reír y reír y de vez en cuando arrasar con las porciones de papas fritas que llegaban a la mesa.


-¿Hasta qué hora pretendes lucirte rubia escandalosa? – Interrumpió Sanji, quien se había acercado a la mesa-


Todos lo miraron en silencio. Zoro casi escupe su cerveza al verlo frente a ellos ¿Qué demonios? ¿Por qué el cejillas estaba ahí?


-¿Sanji? Jajajajaja ¿Qué haces aquí? ¿En qué momento saliste?- preguntó con dificultad el rubio, al parecer le costaba entender lo que estaba ocurriendo-


-Ya cállate de una puta vez… me tienes hasta los cojones con tus historias-


El resto de los chicos se largó a reír estrepitosamente.


-¿Ah? ¿De qué hablas? Apenas has aparecido hace unos instantes- tomó el cocktail que tenía sobre la mesa y le dio un buen sorbo- Delicioso… Sex on the beach cariño… te dedico este trago Sanji… ¿A quién de los presentes te follarías en la playa?-  nuevamente las risas no se hicieron esperar-


-Ten por seguro que a ti no platinada- respondió y se apoderó del cocktail del rubio, bebiéndose lo que quedaba en tan solo un trago-


-Ya detente cejillas ¿Qué haces aquí?-


-Eso… eso no te incumbe asistente de mierda… yo… yo te dije que no vinieras-


-Ya lárgate de una buena vez Vinsmoke ¡Dale un respiro a mi Zoro!- replicó Cavendish quien atrevidamente tomó al peliverde del mentón y lo acercó hacia el con la intención de besarlo, no obstante éste logro zafarse a tiempo-


-¿QUÉ HAS DICHO? ¿TUYO ESTE IDIOTA? ¡DEBES ESTAR LOCO! ÉL ES MÍ ASISTENTE… DE NADIE MÁS- furioso Sanji comenzó a gritarle a tal punto que el otro se cubrió los oídos-


Producto del ruido dentro del local nadie más podía escuchar lo que ambos supermodelos discutían tan acaloradamente.


-Ya verás cómo lograré quitártelo, tú no lo mereces ¡Eres un ogro con él!- le echó en cara-


-¿Y qué mierda te metes tú? Es MÍ… mí asistente, ¡nadie ni mucho menos tú me lo va a quitar!!!- Parecía realmente a punto de golpearlo, sin embargo cuando estaba por abalanzarse el fuerte brazo de Zoro lo detuvo en seco- Marimo… había venido, quería darte unas órdenes del trabajo- articuló con dificultad-


- Lo que tú digas cejillas, lo mejor será que vamos afuera…-


 


Luego de transitar por la atiborrada pista de baile, esquivando pasos de todo tipo, salieron al extremo más alejado de la terraza delantera del bar. Para sorpresa de Zoro nadie se encontraba en ese lugar.


-¿Y bien cejillas? ¿Por qué has venido acá? Se suponía que estabas enfermo-


-Se suponía… pero me he sentido siento mucho mejor-


Arqueó una ceja. No sabía si reír o tomarse enserio la ebriedad de su jefe. Pero es que sonaba tan divertido!, apenas podía hilar las palabras.


-Ahora dime ¿Has conducido ebrio hasta acá?-


-Que mierda importa- respondió sacando un cigarrillo y encendiéndolo en el acto-


-No querrás meterte en más problemas-


-Eso no sería asunto tuyo-


-Claro, claro… ahora dices eso luego de culparme por tu condena-


-Eso es otra cosa…-


-No discutiré más contigo… regresemos y no montes un escándalo-


-No, no puedes, olvidé mencionarte pero estamos en horario de trabajo-


-¿Bromeas? Son pasadas las 01:00 de la madrugada… ¿qué clase de horario es ese?-


-El que nunca cumples- exhaló el humo, impregnándose éste en la remera de Zoro-


-Ya detente con eso, vamos a regresar o te largas… me importa una mierda lo que decidas-


-Ya te dije que no, no puedes regresar ahí, hay mucho que hacer-


Zoro completamente fastidiado se puso de pie.


-Entonces haz lo que quieras cabeza hueca, pero después no lloriquees con que nadie te invita- sintió un tirón en su remera que le impidió avanzar- ¿AH? ¿Qué crees que haces?-


-Ya te dije que no puedes regresar ahí dentro-


-¡Ya basta con esto! TÚ no me mandas… yo hago lo que quiero y no estaré toda la noche esperando que muevas tu trasero, vete al carajo de una buena vez-


-¡Claro que yo te mando! ¡No olvides que soy tu jefe y puedo hacer contigo lo que me dé la gana!- con mucha dificultad se puso de pie con la intención de encararlo- Acéptalo de una puta vez asistente de mierda-


Completamente cabreado el peliverde ya no aguantaba más el carácter del rubio.  Aquella noche estaba especialmente insoportable.


-¡ERES! AGHHHHH! ERES UN FASTIDIO!... déjame en paz- terminó por gritarle-


La expresión del rubio cambió completamente. Si antes estaba  molesto ahora estaba furioso. Apretó los puños y de un empujón hizo a un lado a Zoro, quien permanecía totalmente cabreado. ¿Qué se proponía el maldito cejillas?


-Me largo, nos vemos- dijo a duras penas mientras subía una pequeña escalinata que lo llevaría a la salida de la terraza-


Permaneció indiferente por unos segundos. A decir verdad no le iba ni le venía lo que el rubio quisiera hacer hasta que de pronto lo vio sacar las llaves del coche. ¿Acaso estaba demente? ¿Pensaba manejar hasta su piso en aquel estado?... Un tanto preocupado corrió hasta alcanzarlo y con fuerza tiró de su brazo izquierdo.


-¿Dónde crees que vas cejillas? ¿Pretendes conducir así?... entrégame las llaves-


-JA! Ni de locos… me voy a casa… tú- indicó con el índice- tú puedes irte con ese imbécil-


-Déjate de juegos…. Oi!- se extrañó al ver como el rubio se soltaba sin mucho esfuerzo de su brazo y caminaba hasta el auto. Apretando los dientes y con el ceño fruncido se precipitó a seguirlo- ¡Espera cejillas! Te he dicho que me entregues las llaves-


-Me importa una mierda… eres un traidor, ni siquiera me invitaste a salir-


Zoro lo miró extrañado.


-¿Invitarte? Pensé que no éramos lo suficientemente buenos para ti-


-¿Bromeas? Nunca nadie me invita… realmente a nadie le importa cómo me sienta- se apoyó sobre el coche-


-¿¿¿Ah???-


-A nadie le importo…- comenzó a lloriquear causando en el peliverde una sensación extraña-


-Ya, ya, tranquilo- dio una palmadita en su hombro tratando de consolarle a pesar de estar molesto con él- Súbete, te llevaré a casa… pero entrégame las llaves-


-¡TE DIJE QUE NO!-


Ya sin darle más vueltas al asunto se acercó y forzándole a abrir el puño le arrebató las llaves.


-Muy bien, vámonos de una vez-


Para su fortuna el camino se encontraba totalmente despejado. Los atascamientos comenzaban a eso de las 4 de la madrugada, cuando todos regresaban a casa, por lo que en 10 minutos ya estaban en el estacionamiento del edificio. A duras penas logró sacar al rubio del coche, quien insistía en no querer bajarse. Zoro nunca había conocido a un sujeto tan complicado y fastidioso, pero bueno ahí estaba jalándole los pies para que bajara de una vez. Cuando lo logró prácticamente tuvo que arrastrarlo hasta el ascensor, ya ni siquiera era capaz de dar un paso, aunque sospechaba que todo se trataba de una exageración para continuar cabreándolo.


Abrió la puerta y la alarma comenzó a sonar estrepitosamente.


-Que insoportable sonido- musitó al tiempo que la apagaba- Muy bien cejillas te llevaré a tu cuarto, creo que necesitas dormir-


El rubio apenas podía mantener los ojos abiertos así que se dejó arrastrar hasta su cuarto.


-Bien acuéstate y duerme, yo me largo-


Sentado en el suelo y tan solo apoyando sus brazos en la cama se incorporó de un salto.


-Es espera…-


-Ya te dije que te duermas, ¡no seas molesto! Estás completamente borracho-


-Tú también estabas bebiendo ¿Cómo pretendes regresar?-


-Yo me encuentro bien-


-¿Me quieres robar mi auto?-


-¿Ah? Que idioteces dices… duérmete, buenas noches- dicho esto se dirigió a la puerta principal-


El rubio al verlo salir de la habitación corrió torpemente hasta alcanzarlo.


-¿Vas a continuar con este escándalo? Ya te dije que me largo-


-¡ERES UN INEPTO!- comenzó a gritarle-


-Por todos los cielos- se llevó la mano a la frente en una evidente búsqueda de paciencia-  Deja esto quieres… realmente te estás comportando como un idiota-


-¡CÁLLATE! El idiota eres tú- reclamó tironeándole la remera-


-Vete a dormir, de verdad ya no quiero seguir escuchándote- tomó su mano con brusquedad y la soltó a la vez que caminaba hasta la puerta- ¿AHH? ¿Qué crees que haces?- A esas alturas realmente su paciencia se había agotado. Sanji se había puesto en medio de la puerta, bloqueándole el paso-


-No puedes marcharte-


-¿Qué haces? Te he dicho que te detengas, me estás molestando-


-¡TÚ ERES QUIEN ME MOLESTA A MI!


-¿QUÉ? Pero cómo mierda puedes ser tan descarado… hazte a un lado ahora mismo-


-YA TE DIJE QUE NOOO-


-¿CÓMO MIERDA NO ENTIENDES?- gruñó, estaba hasta los cojones-


-El que no entiende aquí eres tú…- señaló casi en un susurro-


-¿Qué?... ya me cansé, ahora sí que me marcho. Si no te mueves tú te moveré yo- respondió al tiempo que lo tomaba de los hombros para hacerlo a un lado. No obstante el rubio lo agarró de ambos brazos con tal fuerza que se sorprendió- Suéltame… me quiero ir-


-YA TE DIJE QUE NO-


-¿Qué demonios te pasa? He dicho que te hagas a un lado-


-NO…- insistía negándole el paso-


Zoro entonces se deshizo del amarre y con ambas manos golpeó la puerta, quedando el rubio atrapado entre sus brazos y la salida.


-He dicho que te muevas cejillas, no lo volveré a repetir- Acercó su rostro con un semblante amenazante. Estaban tan cerca que sentía la respiración del rubio golpearle suavemente-


-Soy tu jefe… no me puedes dar órdenes-


-¿EN QUE IDIOMA TENGO QUE HABLARTE PARA QUE ENTIENDAS?-


-EL QUE NO ENTIENDE ERES TÚ-


-¿QUÉ DIABLOS TENGO QUE ENTENDER? ¿AH?-


-Que no estas cumpliendo con tu trabajo…-


-No me jodas….-


-¿Acaso no te das cuenta?-


-¿De qué? ¿Del ridículo escándalo que estás montando?-


- ¡DE QUE NO QUIERO QUE TE MARCHES JODER!…- lo encaró con la mirada-


Zoro retrocedió en el acto, dejando al rubio apoyado en la puerta y con los ojos fijos en él. La mirada que le dirigía su jefe tenía un dejo de tristeza. 

Notas finales:

¿QUÉ HAS DICHO SANJI? ¿NO QUIERES QUE ZORO SE MARCHE?

WAAAAA hasta yo exploto de solo pensarlo *//*

!Nos leemos  muy pronto  mis adoradas 

cariños!


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