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Pink Cocktail por LovingTales

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Notas del capitulo:

Hola queridas :) 

Aquí yo reportandome una vez más. 

Como siempre soy una charlatana y me disculpo por la demora. Creo que las excusas están de más pues hace ya bastante que vengo actualizando una vez al mes. Pero bueno aquí estamos xD

Agradezco sus comentarios pero creo que esta vez me gustaría pedirles más opiniones pues veo muchas visitas y poca participación en la cajilla de reviews. Para mí es muy importante saber su opinión y críticas :) 

Espero que disfruten este cap pues a mi me ha parecido bastante divertido :) 

 

Un besote y que estén muy bien todas :D 

PD: FELIZ CUMPLEAÑOS LAW! 

 En el capítulo anterior...

 

El viejo se volteó y discutió algo con sus compañeros.

-Señor Vinsmoke se le acusa de fraude al fisco. Tenemos orden de confiscar todas sus pertenencias. Si gusta puede llamar a su abogado-

-¡¿QUÉ?!- su voz hizo eco por todo el piso- 

 

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Capitulo 24

 

Los hombres se miraron entre sí.

 

-No, no, no. Aquí hay un error… ¿Acaso no saben quién soy?- gruñó-

-Por supuesto que sí señor Vinsmoke… y dada su condición de celebridad le sugerimos discreción. Tiene derecho a llamar a su abogado- explicó el hombre-

-Creo que no nos estamos entendiendo… es imposible que yo tenga problemas con el fisco… ¡todos mis impuestos están en orden! Yo no he robado nada- se excusó-

-Eso lo verá en la corte, por ahora permítanos hacer nuestro trabajo-

-¡DE NINGUNA MANERA SE LLEVARAN NADA!- bufó e intentó cerrar la puerta, sin embargo el hombre ya se había adelantado y poniendo el pie evitó el inminente portazo- ¿Qué mierda crees que haces?-

-Adelante muchachos- sentenció, abriéndole camino a los demás sujetos-

 

El rubio sintió su sangre arder.

 

-¡NO SE LLEVARAN NADA!-

-Le sugiero llame a su abogado-

-De seguro son ladrones….- exclamó y precipitándose a la cocina fue en busca de un enorme cuchillo, amenazando a los trabajadores- Mueven algo de este piso y les juro que no me contendré-

Los hombres se miraron entre sí.

 

-Aquí jefe… tenemos un problema con un deudor. Nos está amenazando con un cuchillo de cocina y no nos deja trabajar… ya veo… está bien… comprendo, hasta luego- hablaba por el móvil quien parecía estar a cargo de aquel grupo- Señor Vinsmoke nuestras oficinas ya se han puesto en contacto con su abogado y él viene en camino-

El rubio estaba furioso, se mantenía apretando el cuchillo con fuerza y dirigiendo miradas de soslayo a su alrededor. Debía ser una broma… aquello del embargo no podía ser cierto. De seguro estaba soñando, sí… una horrible pesadilla pues realmente alguien como él no podía quedarse sin nada, no… producto del estrés comenzó a delirar.

No transcurrió mucho tiempo más para que Marco llegase. Venía corriendo, el sudor perlando su semblante y una expresión de preocupación surcando su rostro.

 

-Buenos días… soy el abogado del señor Vinsmoke-

-Buenos días-

-¡DESGRACIADO! Y AHORA TE DIGNAS A APARECER- dijo al tiempo que se le abalanzaba amenazante-

-Tranquilícese señor Vinsmoke… debemos resolver este embrollo de forma calmada. Por favor tómese su tiempo mientras reviso esta orden de embargo-

-¿CÓMO PUEDES DECIRME QUE ME TRANQUILICE? ¿ACASO TÚ LO ESTARÍAS SI A TU CASA LLEGARA UN GRUPO DE SUJETOS PARA LLEVARSE TUS COSAS? ¿AH? ¡RESPONDEME ESO!-

 

Entrecerró los ojos y dejó que el rubio gritara todo lo que quisiera, de todas formas era algo “normal” entre los deudores de ese estilo. Abrió un precioso maletín charolado del cual sacó una pequeña cajita que portaba sus gafas, una vez puestas se acercó al hombre que sostenía la orden quien se la cedió amablemente.

-Veamos… tal parece ser que esta orden es efectiva-

-¿Y ESO QUE QUIERE DECIR?- cuestionó Sanji desde el otro extremo de la habitación-

-Quiere  decir que efectivamente está en un lío más o menos gordo. Ahora bien si hubiera leído los correos que le envié o contestado mis llamadas sabría que algo así le esperaría-

El rubio se precipitó justo frente a él, plantándose en una actitud amenazante a la cual Marco por cierto estaba acostumbrado a lidiar.

 

-¿Estás diciendo que todo esto es mi culpa?-

-Por supuesto que no. No malinterprete mis palabras. Tan sólo tuve un mal presentimiento al leer los documentos de la escritura de aquella casa que quiere vender. ¿Usted estaba al tanto que el terreno de dicha propiedad pagaba una altísima tasa de impuestos anuales?-

-¡Por supuesto que lo sabía! Y no hubo ningún año en que no la pagara-

-Le creo, ahora bien hay antecedentes, bastante turbios por cierto, que señalan que usted nunca realizó dichos pagos, acumulando una enorme deuda con el estado-

-¡¿PERO CÓMO?! ESO ES IMPOSIBLE. YA TE DIJE QUE PAGUÉ TODO-

-¿Tiene algún respaldo de eso?-

-Sí-

-Entonces debemos comenzar una acción legal. Creo que alguien le ha jugado una mala pasada en este asunto y debemos averiguar quien fue y por qué lo hizo. Me atrevo a decir que ha sido víctima de una estafa- aseveró Marco sin despegar su vista del dichoso documento-

-¡Y AHORA LO DICES! ¿Y QUÉ MIERDA HAGO PARA QUE NO ME QUITEN MIS COSAS?- lloriqueó-

 

El abogado pareció dubitativo.

 

-Por el momento no podemos hacer nada-

-¡¿QUÉ?! ¿ACASO PLANEAN QUE ME QUEDE DURMIENDO EN ESTE PISO, SIN UNA CAMA?-

De pronto el hombre a cargo se acercó hasta ellos.

-Respecto a eso… la orden también contempla este piso, el cual será rematado para cubrir su enorme deuda-

 

La expresión del rubio fue épica.

 

-Espere un momento… aquí no dice nada de eso- reclamó Marco, quitándose las gafas y agitando el papel en señal de protesta-

-No ahí, pero si aquí- dijo al tiempo que cedía un enorme lote de papeles los cuales había sacado rápidamente de su maletín-

-Tsk… veamos, hay mucho que revisar. Hay un enorme vacío legal en todo esto ¿lo sabe?-

-Lo siento señor Phoenix, nosotros solo hacemos nuestro trabajo-

-Lo sé, lo sé- dijo intentando calmarse, después de todo odiaba lidiar con esa clase de embrollos-

 

Luego de haber revisado lo más rápido que pudo aquel grueso documento, dirigió su mirada al rubio quien se encontraba peleando con el grupo de sujetos que ya comenzaba a mover sus cosas.

 

-Señor Vinsmoke lamento informarle que esto tomará tiempo. Al parecer alguien se ha hecho con las escrituras de su piso y desde hace años tampoco figura al día en el pago de estos impuestos… los cuales- aclaró su garganta- son elevadísimos dada la zona donde usted reside-

-¡¿PERO QUÉ ESTÁS QUERIENDO DECIR?! ¡EXPLÍCAME DE UNA PUTA VEZ!-

-Lo que estoy tratando de decirle es que este piso le será confiscado también, junto con todas sus pertenencias. La deuda con la cual usted figura en el sistema es brutal. Apenas se cubrirá una parte con las cosas que le embaucarán. Sin embargo y como le he estado repitiendo hay muchos vacíos legales y clausulas extrañas que merecen mi atención-

-¿Qué dices? ¿Mi piso? ¿Este piso?- comenzó a balbucear, sin poder entender aun lo que estaba ocurriendo-

-Sí. Pero debe estar tranquilo, pues como le decía está siendo víctima de una estafa por parte de terceros. Tan sólo basta con que me ceda los antecedentes que respalden que usted ha pagado sus impuestos y el resto queda en mis manos. Lo único que puedo pedirle por ahora es paciencia-

-Mi piso… mis cosas…- repetía el rubio- dónde… ¡¿DÓNDE MIERDA VOY A VIVIR?!- terminó por apretar los puños y caminar hasta su habitación, la cual ya estaba comenzando a ser desvalijada- DETENGASE AHÍ ¡ESA ES MI ROPA! ¿ACASO PLANEAN DEJARME DESNUDO?-

-Lo siento, pero su ropa al ser tan costosa también le será confiscada-

-¡¿QUÉ?! USTEDES NO TIENEN LÍMITES PARA EL DESCARO!- gruñó al tiempo que empezaba a perder los estribos-

 

Presuroso se dirigió hacia uno de los hombres quien llevaba una enorme caja con ropa, intentando arrebatársela.

-¡Deja eso maldito!-

-Lo siento señor… ahora esto es propiedad del estado-

-¡AGH! CÓMO LOS ODIO… ¡LOS ODIO! CUANDO DESCUBRA QUIEN ME HA HECHO ESTO LOS MATARÉ A TODOS!... ¡A TODOS!-

 

Un tanto nervioso por la actitud del rubio Marco solo atinó a llamar a Ace. En esos momentos necesitaba alguien que le consolara e intentara mantener cuerdo ¿y quién mejor que su adorado pecoso para aquella ardua labor?

 

Apenas el pecoso salió del ascensor, los gritos de Sanji no se hicieron esperar. Realmente estaba histérico por lo que un tanto nervioso avanzó lentamente hasta plantarse justo en el marco de la elegante puerta, la cual por cierto estaba abierta de par en par.

 

-Permiso…- exclamó golpeando suavemente, sin embargo su voz apenas fue perceptible entre el jaleo que ahí dentro había-

-¡Ace!- Marco sonrió aliviado al verle llegar-

-¿Entonces es cierto esto del embargo?- preguntó con preocupación-

-Sí, es completamente “legal”… lamento haberte interrumpido-

-Tranquilo, vine apenas me desocupé. Por suerte las cosas en la agencia están tranquilas-

-Ya veo-

 

Sanji dio un respingo al percatarse de la presencia de Ace en el lugar. Por su parte el pecoso se limitó a acercarse lentamente.

-Sanji… debes estar tranquilo, todo saldrá bien-

-¡Y TÚ DE DONDE MIERDA SALISTE!- le respondió con un grito-

 

Marco un tanto preocupado por la reacción del rubio, le dirigió una mirada de reproche, no obstante Ace le hizo un gesto para que se calmara.

-Pues he venido a decirte que si necesitas algo no dudes en pedírmelo-

Sanji arqueó una ceja.

-¡JA! Por supuesto… como si las palabras amables sirvieran de algo- bufó molesto-

-Tranquilo… esto es solo un mal rato y será pasajero, no te darás cuenta cuando ya tengas de vuelta todas tus cosas- miró a su alrededor, percatándose de la ya cada vez más vacía habitación-

 

De pronto el sonido del móvil del rubio interrumpió la conversación.

-es Nami… ¡NO PIENSO CONTESTARLE! Por mí que se vayan todos a la mierda- dijo desplomándose en el sofá-

-Creo que sería una buena idea comentarle a ella lo que está sucediendo… después de todo si comienzas a faltar podrían descontarte dinero y creo que eso ahora no es una opción-

-¿QUÉ DICES? ¿DESCONTARME DINERO A MI? ¡NO BROMEES!-

El pelinegro sacó su móvil y rápidamente escribió un mensaje a la manager. Lo mejor era que estuviera al tanto de aquel embrollo, mientras antes se enterara las probabilidades de que el rumor se esparciera entre la farándula eran menores. Al menos la pelinaranja sabía controlar esa clase de líos.

 

“Debes estar bromeando…. Voy enseguida”

Nami

 

Ya estaba… al menos ella podría contener un poco mejor al rubio, que en esos instantes peleaba con los hombres, pues estos amenazaban con llevarse el sofá sobre el cual yacía acostado.

-Lo siento señor Vinsmoke… déjenos hacer nuestro trabajo-

-¡CLARO QUE NO! NO TIENEN IDEA CUANTO ME COSTÓ ESTE SOFÁ… ¡FUE TAPIZADO A MANO! Y USTEDES LO QUIEREN ESTROPEAR-

-Por esa misma razón debemos llevarlo-

-¡ME IMPORTA UNA MIERDA!-

-Por favor señor…- insistieron los sujetos-

-¡NO ME JODAN!- fastidiado se abalanzó sobre uno de los tipos, tironeándolo del cuello de la camisa-

-Agh…hh tranquilícese señor-

-Sanji detente! No quieres más problemas- rápidamente el pecoso intentó contenerlo, tironeándole de la camisa-

-¡SUELTAME!-

-¿Por qué no cargan algo más mientras?- sugirió Ace-

-Está bien-

Dicho esto ambos hombres se internaron en el amplio pasillo, abriendo la puerta de la habitación de invitados y preparándose para desvalijarla.

-Esto es una verdadera pesadilla…- se quejó a la vez que encendía un cigarrillo-

-¿Tienes idea de cómo sucedió esto?- se atrevió a preguntar, con la duda brillando en sus ojos-

-¡POR SUPUESTO QUE NO! Si lo supiera habría intentado evitarlo... ¡¿CÓMO MIERDA ME PREGUNTAS ESO?!-

El pelinegro retrocedió unos pasos, sorprendido ante la actitud de Sanji, quien parecía perder los estribos a cada segundo.

-Lo siento… pero de una cosa puedes estar seguro… Tienes al mejor abogado del país a tu favor. Marco podrá resolver tu problema, no dudes de ello- sonrió, completamente orgulloso de su novio-

-Si fuera tan bueno como dices habría evitado llegar a esta instancia- reprochó poniéndose de pie con un gesto de arrogancia cruzando su semblante-

 

De pronto el rubio palideció al ver como los embargadores luchaban por cargar una enorme pintura al óleo, la cual formaba parte de la colección de arte moderno que tanto se había esforzado en conseguir. Con la ira corriendo por sus venas se precipitó hasta el lugar y sin ninguna clase de miramiento intentó deshacer las manos de uno de los sujetos del grueso bastidor de madera.

 

-¡COMO SE ATREVEN! DEJEN ESO DONDE ESTABA… ESTA PINTURA NO PUEDEN LLEVÁRSELA-

-Sí que podemos señor Vinsmoke. Su colección de arte moderno es una de las piezas más importantes en esta lista.  Como le he venido diciendo desde que llegamos, por favor déjenos hacer nuestro trabajo- argumentó el jefe, quien en su calidad de invasor bebía tranquilamente del café italiano que momentos atrás aún disfrutaba el rubio-

-BASTARDOS… LOS VOY A…-

-Tranquilo Sanji… ya te dije que todo estará bien- le contuvo Ace, tomándole por la espalda para evitar que se lanzará contra aquel sujeto-

-¡SUÉLTAME! ¡¿POR QUÉ MIERDA NADIE ME ENTIENDE?!-

-Claro que te entendemos, pero por dios que ahora no puedes hacer nada-

 

Mientras el pelinegro se esmeraba en calmar los ánimos de Sanji, éste no hacía más que dar vueltas por la sala e ir al encuentro de los hombres al ver como se llevaban sus objetos favoritos.

Transcurrido un buen rato finalmente ambos supermodelos se encontraban sentados en el sofá, que para esas horas era lo único que quedaba en esa enorme y antes lujosa habitación.

-Espero que nadie compre mi piso- exclamó un tanto resignado-

-Bueno dudo que eso pase tan rápido, ya sabes,  no es como si se tratara de una ganga-

-Lo sé, lo sé… pero mi colección de arte, mi ropa, mis muebles…-

-Tranquilo, esas son cosas que se pueden recuperar. Lo importante de todo esto es que al menos no te llevaron a prisión ¿Podrías imaginarte en un lío como ese?-

Sanji pareció reflexionar en esto. Al menos lucía un tanto más calmado, aunque Ace comenzó a sospechar que más bien se trataba de cansancio.

La voz de la pelinaranja irrumpió en la sala, haciendo eco por las blancas y pulcras paredes.

 

-¡Chicos! ¿Qué mierda ha ocurrido?- preguntó al verlos sentados a ambos en medio de la desértica habitación-

-¡¿ACASO ESTÁS CIEGA?! ¡¿NO VES QUE SE LLEVARON TODO?!-

 

Nami abrió los ojos sorprendida ante la agresividad del rubio.

 

-Ya te dije que te calmes…- le reprochó el pecoso- Así es Nami, ha ocurrido un lío del porte de un buque. Tal parece ser que Sanji fue víctima de alguien que intenta quitarle todo-

-¿Pero cómo es eso posible? ¿Acaso ya saben quién está detrás de todo esto?-

-Aún no, Marco se dedicará a ello. Pensamos que hubo falsificación de documentos pues Sanji cree haber pagado todos sus impuestos-

-¡NO CREO HABERLOS PAGADO! ¡ESTOY SEGURO QUE LOS PAGUÉ!- replicó-

-Sí, lo siento, lo siento- sonrió nervioso-

-Uhmmm así que todo esto se debe a una supuesta evasión de impuestos… bueno no me extraña que hayan llegado a esta instancia, después de todo este piso debe costar una fortuna- señaló mirando a su alrededor la exorbitante cantidad de espacio que el rubio tenía para él solo-¿Entonces cuáles serán las medidas legales que tomarás?

-¿Qué?-

-Según nos explicó Marco, no hay como evitar este lío del embargo y todo lo que conlleva. Sin embargo apenas se haga con los documentos comenzará a trabajar-

Ace parecía estar más al tanto de la situación que el mismo Sanji, quien nuevamente había encendido un cigarrillo.

-¿Y QUÉ SE SUPONE QUE HARÉ AHORA? ¿AH? ¿DÓNDE MIERDA VOY A VIVIR?-

 

Ambos se miraron nerviosos ante la pregunta del rubio.

 

-Esto… yo puedo recibirte en mi casa encantado- sonrió Ace, quien hace un rato venía pensando en ese ofrecimiento pero hasta esos instantes no se había atrevido a mencionarlo-

 

Marco, quien se hallaba unos cuantos metros atrás, sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Tener como invitado a aquel sujeto tan insoportable? Debía ser una broma… no obstante y para su mala fortuna conocía de sobra a Ace, por lo cual aquella invitación sí que iba enserio.

 

-¡NO VOY A VIVIR DE ALLEGADO CON NADIE! ¿ACASO NO PIENSAN EN MI?-

-¡Sanji por dios! ¿Cómo puedes ser tan orgulloso en medio de una situación tan delicada como esta?- le replicó Nami-

-No se trata  de orgullo…- respondió sin dejar de mirarla- se trata de comodidad… ¡MI COMODIDAD!-

-¿Acaso estás loco? Hablas de comodidad y ahora no tienes ni una cama donde dormir, no estás en posición para regodearte-

-¡POR SUPUESTO QUE SÍ! ¿Acaso crees que por perder mis cosas voy a dormir en cualquier cama? ¿Olvidas quién soy?-

-Nunca olvido quien eres- la obvia mirada de fastidio que le dirigió pareció haberle bajado un tanto los humos de la cabeza- Pero así es la vida. Un día estás en la cima y al otro en la calle… agradece que aún tienes tu trabajo y amigos que te apoyan. Deja de pensar tan egoístamente por el amor de dios-

 

Con el ceño fruncido desvió la mirada hasta la puerta, permaneciendo en silencio ante las certeras palabras de su manager.

 

-Entonces le diré a Doffy que me reciba en su casa- irrumpió finalmente-

Nami dio un respingo.

-No. Eso no puede ser-

-¿AH? ¿Y QUIEN TE CREES TÚ PARA DECIDIR ESO?-

-Doffy está lleno de trabajo y problemas  ¿Y tú quieres ir y provocarle aún más estrés? No te aproveches de su buena voluntad-

-¡TÚ NO PUEDES ESCOGER POR ÉL!-

-¡Claro que puedo!-

-¡NO PUEDES!-

-¿Por qué no bajan la voz?- sugirió Ace con timidez-

-¡CÁLLATE!- respondieron ambos-

 

Mientras tanto Zoro se encontraba en el ascensor. Producto del tráfico su autobús se había tardado más de la cuenta, provocándole un atraso significativo en su primera labor del día: recoger al estúpido cejillas.

Se extrañó al ver la puerta abierta de par en par y con una enorme pila de cajas fuera de esta, así como también muebles entre otros objetos que reconoció al instante.

-¿Una mudanza?- pensó a la vez que evadía la cantidad de cosas que entorpecían su andar- No recuerdo que el cejillas lo haya mencionado- se dijo a sí mismo entrando al desértico vestíbulo. El sonido de sus pisadas hizo eco por la enorme sala-

 

Mirando a su alrededor un tanto confundido distinguió al rubio junto a Nami y Ace sentados en el fondo del salón. La antes lujosa y bien decorada sala ahora lucía completamente desvalijada a excepción del sofá donde yacían sentados los tres.

 

-Hola… ¿Qué ha ocurrido? ¿Acaso te vas a mudar cejillas?- preguntó, ganándose la mirada de temor de la pelinaranja y el pecoso-

-Hola Zoro, no es precisamente eso, más bien…-

-¿¡ESTAS SON HORAS DE LLEGAR!? ¡¿POR QUÉ MIERDA VIENES TAN ATRASADO?!- espetó Sanji poniéndose de pie y enfrentándole como nunca antes había hecho-

 

Un tanto sorprendido ante la repentina agresividad de su jefe permaneció estoico y con un semblante inexpresivo, después de todo algo muy malo debía estar ocurriendo como para que  el piso estuviera vacío, Nami con una expresión de preocupación y el pecoso completamente nervioso.  Sin prestarle mayor importancia al asunto se limitó a responder:

-Perdón, había mucho tráfico de camino y el autobús se retrasó. Lo siento mucho-

 

A punto de decir algo fue interrumpido por Ace, quien le puso una mano en el hombro.

 

-Tranquilo Sanji. ¿Por qué no vamos al balcón y fumamos un cigarrillo? ¿Te parece?-

-No tengo que ir al balcón para fumar, puedo hacerlo aquí dentro-

-Así es, claro que puedes… ¿Pero no te parece bien tomar algo de aire fresco?-

 

Aliviado tras haberle logrado convencer, el pecoso se dedicó a hablarle mil y una cosas al rubio mientras dejaba espacio a que Nami le explicara lo sucedido a Zoro, quien lucía bastante confundido.

 

-¿Entonces quieres decir que el cejillas ha perdido todo?-

-Sí… está en banca rota, completamente arruinado producto de una estafa. No me extrañaría que esto tuviera relación con ese casino de mierda-

-Ya veo… esto es bastante malo- se limitó a decir el peliverde, quien ahora lucía un tanto preocupado, pues aunque el rubio se portara mal con él, no le deseaba algo tan grave como aquello-

-El único tema que me tiene estresada es el de la prensa. No quisiera que acosaran a Sanji… aunque no lo creas este cretino es bastante sensible-

-¿Y qué se puede hacer para evitarlo?-

 

Nami pareció meditar por unos instantes.

 

-Uhmmm creo que lo más razonable sería que adelantara sus vacaciones. No creo que Doffy se oponga, después de todo la campaña de otoño se retrasará dos semanas-

-¿Nosotros también tendremos vacaciones?-

-Ni lo sueñes… bien, supongo que por ahora esa es una solución-

 

Al cabo de unas horas todos lucían bastante agotados. Mientras Nami ayudaba a guardar en una pequeña maleta algunas de las pocas prendas de Sanji  que los hombres habían permitido rescatar, Zoro se dedicaba a meter en una caja la comida de la nevera. Ace por su parte se tomó la molestia de ir a un restaurante de comida rápida cercano al edificio, regresando al poco tiempo cargado de hamburguesas, patatas fritas y una enorme gaseosa para compartir.

 

Ahora los cinco yacían sentados en el suelo, comiendo en medio de la enorme sala.

-Estas patatas fritas están deliciosas, muchas gracias Ace- Nami sonrió al sentir el crujir entre sus dientes-

-Gracias amor, tanto ajetreo me hizo rugir el estómago- agradeció Marco comiendo una hamburguesa, quien sin importarle estar vestido de manera tan formal, se sentó junto a ellos-

-Vamos Sanji… prueba aunque sea una patata- ofreció Ace amablemente al rubio, quien miraba de forma despectiva la comida-

-Hace años no como comida chatarra… supongo que tendré que acostumbrarme- suspiró resignado tomando el grasiento cartucho que el pecoso le cedía sonriente como siempre-

-Tranquilo Sanji, no te darás cuenta cuando estés comiendo nuevamente en el Baratie- dijo Nami con un gesto optimista- Ahora lo que me preocupa es donde te quedarás… he estado pensando y pienso que si nos acomodamos en mi casa…-

-¿Bromeas?- interrumpió el rubio-

-¿Ah? ¿Qué dices?-

-¿A qué te refieres con quedarme en tu casa? ¿Acaso no se dignarán a pagarme un hotel?-

-¿Acaso crees que tenemos dinero para eso?-

 

Ace y Marco se dirigieron miradas de soslayo, mientras Zoro se dedicaba a observar, tan impávido como siempre.

 

-¡Por supuesto! ¿Acaso me dirás que Doffy es pobre?-

-No hablamos de Doffy, hablamos de la agencia… después del evento de cierre de temporada las finanzas están por el suelo, hasta los sueldos demorarán un tanto en llegar-justificó tratando de sonar convincente-

-¿Entonces dónde mierda quieres que viva? ¿Bajo un puente?-

-¡No lo digas como si fuera mi problema!-

-¡Claro que es tu problema! ¿Olvidas que gracias a mi se llenan los bolsillos?-

-¡No puedo creer que seas tan egocéntrico! -

 

En ese instante el hombre a cargo de la labor de embargo se acercó hasta ellos.

-Siento interrumpir… necesitamos las llaves de su piso y de su coche-

 

Sanji casi escupe la bebida.

-¡¿ACASO ME VAN A QUITAR EL COCHE TAMBIÉN?!-

-Por supuesto señor Vinsmoke… creí ser claro hace un rato-

-¡NUNCA DIJERON NADA SOBRE ESO!- el rubio se puso de pie, con la intención de abalanzarse sobre el sujeto-

-¡Cálmese señor Vinsmoke!- rápidamente Marco le detuvo al tiempo que Zoro se ponía de pie e intentaba controlarlo-

-¡SUELTENME!-

-Tranquilízate cejillas… no cometas otra estupidez… ¿Acaso quieres más meses de trabajo comunitario?- exclamó Zoro, forcejándole, intentando que no se lanzara a golpear al hombre-

-Tsk…-

 

Finalmente y luego de todo aquel ajetreo, Sanji terminó por entregar las llaves de su piso y del coche, firmar unos papeles y salir del edificio cargando una pequeña maleta con todo lo que le quedaba: un par de jeans, unas zapatillas que no usaba hacía dos años y que para peor ya estaban pasadas de moda, y dos camisas. ¡Ni siquiera ropa interior  le habían dejado coger los malditos!

Mientras Nami hablaba por teléfono, Ace intentaba animar a Sanji, quien a esas alturas del día lucía agotado. Ya ni siquiera su malhumor era capaz de manifestarse por lo que permanecía callado y con el ceño fruncido, a la espera del hotel que tanto ansiaba en esos momentos.  

 

-Bien Sanji, acabo de hablar con Perona. Hoy en la noche recibiremos a unas visitas pero si tú quieres puedes quedarte en mi habitación. Creo que si tienes paciencia la próxima semana podría conseguirte un hotel-

-¿La próxima semana? Si tanto tendré que esperar supongo que será por algo bueno-

Nami arqueó una ceja.

-No pienses en grande querido Sanji… tendrás que conformarte con algo simple y modesto. Algo como el Hotel Gray-

-¡¿Acaso estás loca?!-

-Claro que no, ¿piensas que podemos costearte una estadía en Mariejoa?-

-No esperaba menos, después de todo soy su carta de triunfo-

-Ya te dije que dejes el ego de lado… no estás en condiciones de exigir nada, es más, debieras estar agradecido…- señaló, ya cada vez perdiendo más y más la paciencia-

-¡NO PIENSO QUEDARME EN UN LUGAR COMO ESE!-

-¿Entonces prefieres dormir en la calle?-

-Llamaré a Doffy… él debe ayudarme a resolver esto-

-¡NI SE TE OCURRA! Ya te dije, él tiene mucho de qué preocuparse. Puedes quedarte conmigo, te dejaré mi habitación… creo que es más de lo que podrías conseguir en un hotel-

-¡No quiero! ¡Exijo que me paguen un hotel!-

 

Nami parecía a punto de colapsar. ¿Por qué mierda estaba ahí en primer lugar? Conociendo al rubio lo mejor era haber huido apenas llegó.

 

-Ya te expliqué, si esperas… pacientemente la próxima semana podremos costearte uno. No te descontaremos nada, será todo por parte de la agencia y si no te parece- aclaró su garganta- Las puertas de mi casa están abiertas-

-¡NO PIENSO QUEDARME EN EL HOTEL GRAY Y TAMPOCO QUIERO IR  A TU CASA!-

-¡ENTONCES PUEDES IRTE A LA MIERD…!-

-¡NAMI!... no tienes de qué preocuparte- interrumpió el pecoso- Sanji puede quedarse con nosotros cuanto tiempo guste… ¿no es así querido?- dirigió una mirada a Marco, quien tragando saliva se limitó a asentir completamente sonriente. De solo pensar en convivir con ese sujeto sentía un nudo en el estómago-

-¡No viviré de allegado con ustedes! ¡¿Por qué mierda no me dan un hotel?!-

-Pero Sanji, Nami ya te ha explicado la situación con las finanzas en la agencia. Si te quedas con nosotros tendrás una habitación para ti solo… ni siquiera te molestaremos-

-¡YA DIJE QUE NO!-

 

Ace se sobrecogió. Realmente le apenaba no poder ayudar al rubio, quien aunque fuera un verdadero malagradecido, era su amigo y le entendía perfectamente.

 

-No te desgastes con este idiota Ace. Si no quiere estar ni en mi casa ni en la tuya, entonces puede irse a la mierda- bufó molesta al tiempo que se cruzaba de brazos y ladeaba la mirada, realmente Sanji sabía cómo sacarla de quicio-

-Pero… pero… pero no podemos dejarle así nada más, es decir en algún lugar debe dormir esta noche. ¿Y si vas por esta noche?- insistió el pecoso, no obstante el rubio se había alejado unos cuantos metros- Rayos…-

-Déjalo, está tan estresado que no sabe cómo reaccionar- le indicó Marco- Lo mejor será que él decida con quien ir, aunque pienso debe sentirse incómodo, más aún en una situación como esta-

-Tienes razón-

-Si no quiere ir con ninguno entonces puede pasar la noche en la agencia, no olviden el lujoso camarín privado que tiene- les recordó  Nami-

 

Por su parte Zoro se mantenía en silencio. Aunque coincidía en que el cejillas era un malagradecido, en cierta forma sabía cómo debía sentirse. No había que olvidar que todo aquel asunto del embargo fue de un instante para otro, sin siquiera haberle dado tiempo para reaccionar. En este sentido era bastante normal la conducta del rubio. Suspiró y sin saber muy bien qué hacer o qué decir para ayudarle se limitó a permanecer de pie junto a la manager.

 

-Ace ya debo irme, pienso que es un  buen momento para comenzar a avanzar algo de este caso. Me espera una larga noche- señaló Marco-

-Muy bien querido, nos vemos más tarde. Gracias-

-¡Adiós chicos! Espero que todo resulte bien-

-Adiós Marco- contestaron ambos-

 

Luego de dar vueltas por todo el hermoso jardín del edificio, Sanji regresó hasta donde se encontraban los demás. Necesitaba tomar aire y pensar en qué mierda haría durante ese tiempo. Si el rumor se esparcía estaba condenado y probablemente los programas de farándula comenzarían a acosarle y vaya que eso no tenía ninguna gracia. ¿Por qué mierda estas cosas debían sucederle a él?

 

-Ahhh regresaste… ¿Ya decidiste qué harás? Te hemos esperado durante una hora- dijo Nami, sin poder disimular su evidente molestia-

-¿Me estás apresurando para que tome una decisión tan relevante como esa? ¿Qué clase de manager eres?-

-¡LA MEJOR! O NO ESTARÍA AQUÍ CONTIGO SOPORTANDO TUS DESPRECIOS-

-Tsk…-

-Tranquilos los dos… Sanji, pensamos que como no quieres escoger ninguna de las opciones que te ofrecimos, quizás puedas pasar la noche en la agencia. Tu camarín es bastante cómodo y quizás por la mañana consigamos un mejor hotel y…-

-¡¿ACASO USTEDES NO ENTIENDEN?!- la voz del rubio sonaba cada vez más iracunda- ¡¿AHORA PIENSAN QUE PUEDO DORMIR EN CUALQUIER LUGAR?!-

-Solo era un sugerencia, yo…-

-¡NINGUNO DE USTEDES ME ENTIENDE!- se quejó dándoles la espalda nuevamente-

-¿Acaso estás ciego? Hemos estado ingeniándonos una solución para que estés conforme y feliz y nada parece agradarte ¿qué mierda pretendes?-

-¡Tan sólo quiero recuperar mi piso!-

-Eso no ocurrirá, no por ahora y en un tiempo más. Creo que es un buen momento en tu vida para que aprendas a esperar y valorar. Hay cosas más importantes que lo material y tú no las estás viendo-

 

Hubo un momento de silencio.

 

-Por ahora debemos solucionar el tema de donde dormirá Sanji esta noche. Al parecer el camarín tampoco es una opción… ¿Qué hay de Zoro?-

El peliverde dio un respingo.

-¿Yo qué?-

-¿Por qué no se queda Sanji contigo? Creo que es la mejor idea hasta ahora, ya saben ambos trabajan juntos…- sugirió Ace-

-Me parece una propuesta genial… ¿Qué dices Zoro? ¿Podría Sanji quedarse en tu casa?-

-No lo sé, yo…-

-¡Perfecto! Entonces ya no se habla más. ¿Escuchaste Sanji? Te quedarás con Zoro-

 

El rubio abrió los ojos como platos.

-¿QUÉ? ¡NO ME JODAN! ¿Acaso no saben dónde vive este tipo?-

-Espera Nami, yo no he- la mirada gélida que le dirigió la manager le heló la sangre, por lo que optó por cerrar la boca y aceptar el cruel destino que le esperaba-

-¡Genial! Ahora que ya resolvimos este asunto por favor regresemos cada uno a nuestras casas… estoy agotada-

-¡YO NO IRÉ A CASA DE ESTE MARIMO!-

-¡Claro que lo harás!-

-¡NO!-

-¡Sí que lo harás! Te quedarás allá hasta que podamos ubicarte en un hotel-

-¡NI SUEÑES CON QUE IRÉ A LA TERMINAL GRAY A DORMIR!-

-No vas a la terminal gray… vas a casa de Zoro-

-¡Es lo mismo!-

-No lo es… ahora hazme un favor y sube al auto, los iré a dejar-

 

Mientras Nami discutía con el rubio, Zoro observaba  desde una distancia prudente. ¿Realmente el cejillas se quedaría en su casa? Al parecer debía comenzar a armarse de paciencia, gracias al cielo sería solo unos días.

 

A pesar de lo molesta que estaba, la pelinaranja se ofreció a llevarlos a ambos. Ya había oscurecido y la parada de autobús más cercana desde aquel lujoso edificio estaba a veinte minutos, gracias a la buena voluntad de Nami se ahorrarían la caminata.

 

-Escucha Sanji, mañana hablaré con Doffy y le comentaré esta situación. Quizás consigamos un hotel mejor, no te prometo Mariejoa pero sí podría ser otro parecido-

 

A pesar de las amables palabras el rubio permanecía en silencio y con el ceño fruncido. Estaba furioso, de todas aquellas opciones lejos la peor había sido irse con el estúpido Marimo a su apestoso barrio. Apretó los dientes intentando contener la rabia y ladeando la vista, permaneció callado durante todo el trayecto.

 

Aunque el lugar donde Zoro vivía realmente lucía peligroso, no quiso entrar a preocuparse pues sabía que el mejor sitio para que al rubio se le bajaran los humos de la cabeza debía ser como aquel. Apenas se estacionó sonrió complacida.

 

-Muy bien chicos… ahora mismo estoy atrasada. Debo recoger a mis amigos en el aeropuerto así que mañana los llamo. ¿Necesitan algo?-

-Descuida Nami, muchas gracias. Todo está bien- respondió Zoro, intentando sonar agradecido-

-Muy bien, cuídense mucho y Sanji… todo saldrá bien. ¡Nos vemos!- se despidió apurada y aceleró rápidamente dejando a ambos modelos en medio de la acera, frente a la casa del peliverde-

 

Juzgando el semblante del otro Zoro optó por no decir nada. Dirigiéndole una mirada fugaz caminó en dirección a la puerta al tiempo que buscaba las llaves en el bolsillo de sus ajustados jeans (oh si muy ajustados *¬*). La madera de la vieja puerta crujió y empujando despacio la abrió haciéndose a un lado para invitar al cejillas a entrar.

Por su parte Sanji entró sin siquiera agradecerle y comenzó a mirar a su alrededor con un evidente gesto de desprecio en la mirada.

La tensión comenzaba a hacerse insoportable, tanto así que finalmente Zoro rompió el silencio.

 

-¿Tienes hambre?-

-No- respondió a secas, lanzando la maleta con  brusquedad en dirección al sofá-

-Bien-

-Voy a fumarme un cigarrillo… ¿Hay algún lugar donde pueda salir sin que me ataque un ladrón?- preguntó irónico-

 

Zoro suspiró. Al parecer sería una noche bastante larga.

 

-Sí. Hay un jardín… si quieres te puedo acompañar-

-No, tan solo limítate a decirme donde está-

El peliverde caminó hacia un extremo de la habitación y abriendo una ventana exclamó:

-Debes salir por aquí-

-¡¿Saltar por la ventana?! ¿Estás jodiendome o qué?-

-No-

-Tsk… qué demonios….- avanzó hasta donde se encontraba Zoro y poniendo un pie en el marco de madera tomó impulso y saltó con cuidado al otro lado. Al menos había césped y unas cuantas flores. Era un lugar bastante agradable-

Apoyado en la fría muralla de ladrillos se sentó, descansando en el aún cálido césped. Aspiró lentamente el humo mentolado, disfrutándolo como nunca. De ahí en adelante debería limitarse a dos cigarrillos diarios pues su cajetilla estaba por acabarse.

La noche estaba cálida y completamente estrellada.  A pesar del fuerte aroma del tabaco, la suave brisa nocturna llevó hasta su nariz una dulce fragancia a durazno. Un tanto sorprendido miró a su alrededor, distinguiendo unos cuantos metros más allá, un enorme árbol rebosante de anaranjados frutos. Curioso caminó hasta estar bajo su sombra y tomando uno de los aterciopelados melocotones  lo llevó hasta su boca, deleitándose en el dulce jugo de este. Al menos algo bueno que rescatar de ese maldito día.

 Cuando terminó de comer, regresó a la casa, subiendo con dificultad por la ventana. Apenas entró vio a Zoro concentrado en un viejo libro.

 

-No sabía que alguien como tú podía leer- le interrumpió-

-Regresaste… ¿Qué tal el jardín?- preguntó, ignorando la malicia de aquel comentario-

-Bien. Quiero ver televisión- ordenó-

-Lo siento, no tengo- dijo Zoro sin despegar la vista del libro-

 

Sanji casi sufre un ataque al escuchar aquello.

 

-¿Cómo que no tienes? ¡¿Cómo mierda pretendes que no me aburra?!-

-Lo siento, no tengo televisión. No es mi problema el que te aburras cejillas-

-¡ERES UN…..! ¡AGHHH! ¿ACASO VIVES EN LA PREHISTORIA?-

 

Sin tomar en cuenta las quejas del rubio, continuó en su lectura.

 

-Bien… entonces me dormiré. ¿Dónde está mi habitación?-

 

Un tanto irritado ante la actitud de su jefe, se puso de pie.

 

-No tienes, tendrás que dormir en mi cama-

- ¿Y dónde está tu cama?-

-Ahí- dijo Zoro señalando el viejo colchón en el suelo-

 

Sanji palideció.

 

-¡¿AH?! ¿PUEDES LLAMAR CAMA A ESO? ¡NI SIQUIERA TIENE PATAS! ESTÁ… ¡ESTÁ A RAS DE SUELO!-

-Claro que es una cama… tiene mantas y esa clase de cosas que tienen las camas-

-¡TÚ ESTÁS LOCO!... ¿En qué demonios pensé al bajarme de ese auto?- murmuró y con un gesto de asco comenzó a quitar las ligeras cobijas del colchón-

-¿Qué crees que haces?-

-Si tendré que dormir en este basural al menos me aseguraré de que no haya insectos o restos de comida… ¡ESTAS SÁBANAS APESTAN!-

-¿AH? Qué dices, apenas las puse hace una semana-

-Eso es asqueroso… quítalas de mi vista y lávalas. Mañana las quiero secas a primera hora-

Zoro arqueó una ceja.

-Tsk… ¿deseas algo  más?-

-No-

-Bien… buenas noches- exclamó sin esperar una respuesta-

 

Ya estaba, ahora sí que no podía sentirse más miserable. Envuelto apenas en una ligera frazada, la cual por cierto revisó hasta el cansancio para cerciorarse que estuviera limpia, intentaba conciliar el sueño y sin embargo en esos momentos se le estaba volviendo imposible. En primer lugar ¿cómo mierda había pasado todo aquello sin que se percatara? Se culpó mentalmente por no poner atención a sus finanzas y concentrarse tan solo en jugar en ese condenado casino.

-Qué mierda haré ahora…- pensó un tanto angustiado mientras centraba la mirada en las viejas tablas de madera que cubrían la pared-

A la mañana siguiente Zoro se despertó muy temprano, cogió sus llaves y fue a comprar algo de comer, no porque le preocupara que el rubio comiera, sino más bien para no ser un mal anfitrión. Cuando regresó dejó las cosas sobre la mesa y se marchó a la agencia. Ese día debía acompañar a Luffy al aeropuerto pues ya era momento de que regresara a Redhawk. Un tanto desanimado ante la partida de su amigo se apresuró en tomar el autobús en dirección a la agencia, donde Nami junto al buscatalentos le esperaban.

 

-¡Oi Zoro! Supe que el cejillas ahora es pobre y vive contigo- exclamó Luffy al verle llegar-

-¡No lo grites a los cuatro vientos!- le reprendió Nami- Es un tema delicado…-

-Jajajaja lo siento-

-Hola chicos-

-Bien, vamos… no quisiera que Luffy pierda su vuelo-

-Uhhhh no sabes las ganas que tengo de quedarme aquí por siempre. La agencia de Mingo es mucho más divertida que Redhawk- lloriqueó- Pero regresaré, apenas termine mi trabajo con papá creo que tomaré mis vacaciones-

-¿Y piensas venir a pasarlas aquí?- preguntó Nami animada-

-¡Claro! Amo esta ciudad, me la he pasado genial - sonrió-

-Entonces puedes quedarte conmigo- le invitó Zoro mucho más alegre tras escuchar la noticia de su amigo-

-¡Por supuesto!-

 

La pelinaranja aceleró en dirección al aeropuerto. Era un hermoso día soleado, la fresca brisa marina  y las blanquecinas arenas eran una imagen tentadora para cualquiera.

Luego de despedirse del pelinegro ambos regresaron a la agencia. Zoro debía firmar una enorme ruma de papeles mientras era asesorado por Perona, quien debía preocuparse de que no se equivocara de documentos.

Aunque la tarde se vislumbraba bastante agradable a decir verdad no pudo evitar sentirse deprimido ante la partida de Luffy. Despues de todo  había sido gracias a él que su vida había cambiado y que ahora las personas le valoraban y tomaban en cuenta. Suspiró y recordó entonces al cejillas.

-Me pregunto cómo estará ese idiota…- pensó mientras fijaba la vista en su móvil con la intención de llamarle-

 

El calor que invadía la habitación terminó por despertarle. Con la vista nublada producto de la luz buscó su móvil a tientas, casi cae de espaldas al ver la hora.

-¡Las cinco de la tarde! Mierda… como pude dormir tanto- murmuró un tanto atolondrado-

 

Con dificultad se puso de pie y caminó hasta la mesa. Sintió su estómago rugir por lo que rápidamente y aprovechando que el marimo no se veía por ninguna parte, comenzó a hurguetear el contenido de aquella bolsa de víveres.

-Ehh… solo hay mierda… ¿Acaso ese idiota pretende que coma solo golosinas?, no puedo creer la clase de asistente que tengo- gruñó fastidiado y haciendo las compras a un lado con brusquedad se apoderó de una barra de chocolate, la cual comió con desgano- Tsk… quien pensaría que YO  esté comiendo esta basura, por qué tuvo que pasarme esto a mi…- se lamentó  y regresó al colchón sin ánimos de nada-

 

Permaneció contemplando el cielo de la habitación. Tal parecía ser que el marimo ni siquiera se molestaba en remodelar aquella casa pues el techo se encontraba invadido por hongos producto de la humedad y qué decir del ruido producto de los pasos del segundo piso, el crujir de la madera ya comenzaba a desesperarle.

De pronto el sonido de su móvil le alertó, sin embargo sin ánimos de hablar lo hizo a un lado.

-Que se vayan todos a la mierda- exclamó y hundió el rostro en una mullida almohada, que para su mala fortuna estaba impregnada con el olor del estúpido marimo-

 

A pesar de que podía imaginar lo molesto que debía de estar  el cejillas no pudo evitar preocuparse por lo que tomando sus cosas se apresuró a salir de la agencia y tomar el primer autobús que pudo, en dirección a su casa.

-Espero que este idiota no haya ido a ninguna parte- pensó mirando a  su alrededor, al tiempo que abría la pesada puerta-

Se sorprendió al distinguir al rubio durmiendo sobre la cama por lo que intentando no hacer ruido se deslizó hasta la mesa donde dejó sus llaves para luego dirigirse a calentar un poco de agua.

 

Si había algo que le gustaba de aquel lugar eran los atardeceres cuya luz inundaba su pequeño hogar, tornándolo todo de hermosos tonos anaranjados. Incluso el durazno del patio, cuya figura se distinguía a través de la ventana, parecía resplandecer producto de los últimos rayos del sol.

Permaneció sentado bebiendo café mientras su vista se perdía entre los dorados frutos del árbol.

-Creo que debería bajar unos cuantos- pensó al tiempo que los contaba mentalmente-

 

La voz del rubio le distrajo.

 

-Ah ya llegaste… ¿dónde estabas?- inquirió con un tono de voz que denotaba fastidio-

-En la agencia… ¿qué tal tu día?-

 

Sanji dio un respingo.

 

-Pues una mierda, que más quieres que te diga… ¿eres idiota o qué?, preguntándome esa clase de putadas-

 

Frunció el ceño y entonces recordó lo insoportable que solía ser el maldito cejillas. Se dio una bofetada mental por haberse tomado la molestia de preocuparse.

 

-Ya veo…-

-¿Dónde está la ducha? Me quiero bañar-

-Por ahí- indicó sin dirigirle la vista-

-Ni se te ocurra interrumpirme- sentenció y tomando una toalla de su estrecha maleta entró al cuarto, dando un portazo tras de sí-

 

Apenas transcurrieron unos segundos cuando un grito le distrajo de sus pensamientos. Cabreado, ladeó los ojos y caminó hasta encontrarse justo frente a la puerta del baño.

 

-¿Qué ocurre cejillas?-

-¡EL AGUA! ¡ESTÁ  FRÍA!-

-Ahh sí, olvidé mencionarte que no tengo agua caliente- subió la voz para que el rubio lo escuchara del otro lado de la puerta-

-¿CÓMO QUE NO TIENES AGUA CALIENTE? ¡¿CÓMO MIERDA PRETENDES QUE ME BAÑE?!-

-Pues no lo sé… ¿Qué hay de malo con el agua fría?-

-¿ES UNA BROMA? ¿QUÉ HAY DE MALO? ¡PUES TODO! ¿ACASO QUIERES QUE ME RESFRÍE?-

-Tsk… llevo años así, nunca me he enfermado- le respondió fastidiado y sin darle más vueltas al asunto se alejó de la puerta, dejando al rubio solo con sus gritos-

 

Al cabo de un rato Sanji salió. Iba temblando y con los labios de un ligero tono púrpura. Buscó calor en los ya casi extintos rayos del sol y tras fracasar patéticamente se sentó en medio de la cama con un semblante que habría hecho retroceder a muchos.

 

-Tráeme un secador de cabello ahora- ordenó evadiendo sus ojos y centrado los suyos en el suelo-

-Lo siento, no tengo eso-

-¿No tienes secador de cabello? JA debí suponerlo. No sé por qué me molesté en preguntarte… - exclamó cabreado, poniéndose de pie y caminando en dirección a la ventana cuya vista daba al costado del jardín-

Encendió un cigarrillo y tal como hizo el día anterior, se dejó caer sobre el césped, intentando encontrar la forma de relajarse.

 

-No hay televisión, ni secador de cabello… ¡tampoco agua caliente!... este lugar es un verdadero infierno. Me pregunto cómo hace este idiota para vivir así- pensó sin despegar la vista de las bellas flores que tenía en frente- Al menos no tendré que permanecer mucho tiempo aquí-

 

Transcurrido un buen rato y producto de una fresca brisa que ahora mecía los árboles, decidió que ya era momento de entrar. Con mucha menos dificultad que la primera vez, trepó la ventana, encontrando al marimo a unos cuantos metros en frente suyo, completamente concentrado leyendo la etiqueta de lo que parecía ser un envase de condimentos.  Extrañado al ver la cantidad de cosas que había sobre el mesón se acercó y comenzó a revisar el contenido de algunos frascos.

 

-¿Qué mierda haces?- preguntó serio-

Sin siquiera dirigirle la mirada Zoro respondió:

-Pensé que podías tener hambre-

Un tanto sorprendido, frunció el ceño.

-¿Y eso qué? ¿Acaso pretendes cocinar?- burlesco le arrebató el envase de las manos-

-Sí- afirmó a secas, sin siquiera intentar recuperar el frasco-

-¡JA! No me hagas reír marimo, alguien como tú es completamente inútil en esto… ya lo he comprobado en el servicio comunitario… pero ya que estamos aquí me haré cargo de esto-

 

El peliverde, asombrado, se limitó a asentir.

-Muy bien entonces necesito que me des los siguientes ingredientes- ordenó a la vez que se lavaba las manos- Cebolletas moradas, arroz integral, unas cuantas hojas de rúcula, sal de mar y una botella de vino blanco-

El silencio no se hizo esperar.

-¿Qué ocurre?-

-Ehh… al parecer no tengo nada de eso-

-TSK ¡¿Entonces que pretendes que cocine?! ¿Piensas que puedo alimentarme a base de esas mierdas?- dijo fastidiado, apuntando la bolsa sobre la mesa-

 

Zoro frunció el ceño. Ya comenzaba a cabrearle la actitud del estúpido cejillas.

 

-No sé por qué me tomé la molestia de ayudarte en tu “cena”- terminó por decir, y sin siquiera mirarlo caminó hasta el colchón, desplomándose y tomando su móvil, del cual no despegaba la vista-

 

A pesar de que su “invitado” se comportaba como un verdadero imbécil, no podía dejar de preocuparse. Al parecer el idiota ese apenas probaba bocado desde el día anterior y temiendo que su malhumor aumentase decidió que al menos él no se moriría de hambre esa noche. Tomando sus llaves salió presuroso en busca de unas hamburguesas, al local donde solía ir con Luffy. Sonrió al recordarle y un tanto más animado se dispuso a comprar.

 

Al cabo de un rato regresó a la casa. El rubio ni siquiera se molestó en mirarle por lo que sin prestarle mayor atención se sentó sobre la mesa y comenzó a comer, dándole la espalda al idiota de su jefe, pues contemplar su rostro durante la comida quizás podría haberle provocado dolor de estómago.

Luego de haber terminado cogió una revista y comenzó a hojearla, siendo interrumpido a los pocos segundos por el estrepitoso sonido de su móvil. Se trataba de Luffy, quien apenas llegó a su casa le llamó para relatarle como había estado el viaje y lo pronto que deseaba regresar.

Un rato después, y luego de haber hablado con el pelinegro, sintió sus párpados pesados y decidió que era un buen momento para dormir. Caminó hasta el cuarto de baño para cepillar sus dientes y al cabo de unos minutos se encontraba acomodando la mullida almohada sobre el sofá.

Dirigió una mirada de soslayo al rubio, quien aún permanecía con la vista fija en el condenado móvil.

 

-He dejado algo de comida para cuando quieras. Buenas noches- se limitó a decirle, y sin esperar respuesta alguna le dio la espalda y se desplomó sobre el sillón-

 

Sanji por su parte se encontraba fastidiado, molesto como nunca. ¿Enserio debería esperar una semana para  poder ir a un hotel?, si las cosas continuaban así, cualquier día de esos terminaría colapsando. Frunció el ceño y haciendo a un lado el móvil se dispuso a dormir, enrollándose en la que ahora se había transformado en su manta preferida, pues era completamente blanca, sin mancha alguna.

 

Mientras tanto en la agencia Doffy se encontraba rellenando una enorme ruma de formularios. Aquel día había trabajado deteniéndose apenas una hora para comer, regresando presuroso a finiquitar aquellos malditos documentos de una buena vez. Y así había sido sorprendido por la hora, por lo que al percatarse que ya casi era medianoche decidió que lo mejor sería descansar un poco.

Apagó la luz de su enorme oficina y caminó por el amplio corredor en dirección a su coche.

-Que tenga buenas noches señor- se despidió uno de los tantos guardias que permanecían en la agencia durante la noche-

-Buenas noches, nos vemos mañana- respondió el rubio-

Con el ánimo un tanto afectado producto del cansancio, permaneció sentado unos segundos antes de arrancar. Observó su rostro en el espejo retrovisor, lucía agotado, realmente un café le hubiera sentado de maravilla.

 

-Agh… solo espero que esto terminé de una vez- se dijo al tiempo que aceleraba en dirección a su hogar-

 

Al menos el tráfico estaba despejado y apenas le tomó unos diez minutos llegar hasta la mansión. Un tanto extrañado se sorprendió al ver el coche de Crocodile aparcado donde siempre solía estarlo.

 

-Buenas noches joven amo ¿cómo se encuentra?- exclamó Baby5 al verle llegar-

-Hola querida… la verdad agotado-

-¿Desea que le lleve algo de comer a su habitación?-

-No, muchas gracias. Creo que dormiré-

-Ahhh antes de que lo olvide. El amo Crocodile ha regresado-

 

A pesar de haber visto el coche no pudo dejar de sorprenderse al escuchar aquello, pues hasta donde recordaba, su esposo no hacía acto de presencia desde hacía una semana.

 

-Ya veo…. Gracias por avisarme. Buenas noches-

-Buenas noches-

 

Con el pulso un tanto acelerado subió las enormes escaleras hasta encontrarse justo frente a la puerta de su habitación. Estaba por entrar cuando de pronto le pareció distinguir la voz de Crocodile proveniente del cuarto contiguo, el cual para su mala fortuna se encontraba con la puerta abierta de par en par.

Dudando de avanzar o no, optó por hacerlo y deslizándose sigilosamente se ubicó justo al lado del hermoso y bien detallado marco de madera.

 

-Escucha, necesito que tengas esos papeles listos a más tardar mañana. No sabes la cantidad de documentos que he tenido que reunir… esta situación me tiene al borde del colapso- reclamaba Crocodile, quien se encontraba hablando por móvil, yendo de un lado a otro en la enorme habitación-

 

El rubio frunció el ceño y sin querer ocultar más su presencia, se plantó justo en la entrada del cuarto. La expresión que puso el mayor al verle no fue para nada agradable.

 

-Espera… te llamo más tarde- exclamó y cortó la llamada- ¿Qué quieres? ¿No te percatas que estoy ocupado?-

-¿Enserio esa es tu forma de saludar? No te veo hace días, desapareciste el día del cocktail y desde entonces no he tenido noticias tuyas… ¿me podrías explicar qué mierda te sucede?- preguntó sin poder disimular el estado alterado en cual se encontraba. Nunca pensó que el pelinegro se comportaría de aquella manera-

-¿Qué mierda me sucede? Creo que tus preguntas están de más. Enserio no creí que fueras capaz de enfrentarme después de sorprenderte esa noche-

-¿Ser capaz de enfrentarte? No nos estamos entendiendo- Doffy avanzó lentamente hasta encontrarse a pocos metros de Crocodile- ¿Cómo puedes ser tan hipócrita? Me críticas a mí mientras tú decides planes que nos involucran a ambos-

-No sé de qué mierda hablas-

-¿Ah no? ¿Por qué no eres capaz de decirme que quieres el divorcio? ¿Acaso tenías la intención de dejarme los putos papeles sobre el escritorio y que los firmara mientras tú te largabas?-

 

El pelinegro sorprendido, frunció el ceño y apartó la vista de su esposo. ¿Cómo demonios se había enterado Doffy de los trámites que en secreto realizaba?

 

-¿Cómo sabes? ¿Acaso alguno de tus espías te ha ido con el rumor?-

-Eso no importa ¿lo negarás entonces?-

-No… no lo negaré- dijo a la vez que le daba la espalda y caminaba en dirección al ventanal. Las luces de la ciudad brillaban distantes-

 

Doffy tragó saliva. Entonces realmente Crocodile iba enserio.

 

-No pensaba decírtelo hasta haber dejado todo en orden con el abogado-

-¿Cómo puedes ser así? ¡Ni siquiera me preguntaste qué pensaba!- reclamó completamente fastidiado. La actitud indiferente del otro le estaba haciendo enfurecer-

-¿Y por qué debía hacerlo? ¿Por qué debo tomarme la molestia de considerar tu opinión en algo que ya está acabado?... porque es así Doffy, nuestro compromiso está muerto hace años y todo por tu culpa-

-¿Mi culpa?-

-Sí… y no creo que seas tan egoísta como para negarlo. ¡Sabes bien que esto se acabó el día que te involucraste con ese sujeto!-

-¿Hasta cuándo pretendes sacarme eso en cara?-

-¡HASTA QUE ME DE LA GANA!, ¡TÚ ME ENGAÑASTE! ¡ME HUMILLASTE FRENTE A TODOS ESOS IDIOTAS DE TU AGENCIA Y DE MI CASINO!-

-¡HABLAS COMO SI FUERAS EL ÚNICO PERJUDICADO!-

-¿Acaso no lo soy? ¿Acaso tú también eres una víctima? ¿O me dirás que sientes lástima porque Dracule Mihawk se tuvo que marchar a Redhawk?-

-No digas su nombre…-

-Yo soy quien debiera decir eso… estoy cansado de esta farsa, estoy cansado de tener que vivir con esa sombra de dudas sobre mí. Ya no  confío en ti… creo que realmente nunca lo hice- admitió y se acercó al rubio quien lucía muy afectado producto de la discusión- Doflamingo… quiero el divorcio- sentenció-

 

Por su parte Doffy sentía que colapsaba. Su mente ya no daba más. Además de todo el trabajo y problemas de la agencia, ahora debía lidiar con todo el lío legal que implicaba un divorcio. Suspiró y ya sin ánimos de nada exclamó:

 

-Muy bien… si eso quieres lo tendrás-

Le miró una última vez y dándole la espalda regresó presuroso a su habitación. En esos momentos lo único que deseaba era dormir.

 

 

A la mañana siguiente Zoro abrió sus ojos producto del sonido estrepitoso de la alarma, la cual apagó rápidamente para evitarse los regaños del rubio. Bostezó y permaneció sentado en el sillón durante unos cuantos minutos. Al parecer sería un día caluroso pues apenas eran las 7 y la temperatura ya se encontraba agradable. Observó el colchón, por suerte el cejillas seguía dormido y parecía estar cómodo pues por su parte él y producto de aquel sofá terminaría sufriendo lumbago en cualquier momento.

Intentando darse ánimos arrastró los pies hasta el baño con la intención de darse un baño frío antes de salir. Realmente disfrutaba sentir el agua gélida sobre su cuerpo, especialmente durante las mañanas, pues su cuerpo se activaba casi de forma instantánea.

-Me preguntó qué hora es- pensó tomando su móvil- mierda… estoy atrasado, ya son casi las 8-

Olvidándose de su café matutino se apresuró a la puerta y tomando las llaves salió en dirección a la parada de autobús. Hasta donde recordaba ese día en la agencia debía trabajar con Franky en el gimnasio por lo que bastante motivado intentó coger el autobús que aún se encontraba detenido en la calle, a la espera de que subieran más pasajeros.

 

El sonido de un suave golpe en su puerta le despertó. Sintió su cabeza pesada y mirando confundido a su alrededor tomó el móvil para percatarse que se había dormido.

-Mierda- pensó y lentamente se deshizo de las sábanas-

Nuevamente aquel golpe en su pieza le hizo reaccionar.

-Pase- elevó su voz y la pesada puerta se abrió lentamente-

-Buenos días joven amo- le saludó sonriente Baby5 al tiempo que ingresaba al cuarto con un carrito repleto de frutas- Le he traído algo para que desayune y no aceptaré una negativa como respuesta…-

-Buenos días… la verdad no me apetece comer nada-

 

La joven frunció el ceño y se acercó hasta él.

 

-Me preocupa su salud, cada día lo noto más decaído… si continúa así podría enfermarse. Por favor coma algo- solicitó, con una mezcla de preocupación y tristeza en su voz-

El rubio percatándose de esto terminó por ceder.

 

-Muy bien… lo haré- sonrió- Supongo que puedo llegar tarde de vez en cuando-

-¡Entonces le serviré de su té preferido!

-Muchas gracias… a todo esto ¿has visto a Crocodile?-

 

Un tanto nerviosa ante aquella pregunta, pareció dudar antes de responder.

-¿Qué ocurre?-

-Ehh… esto, sobre el amo Crocodile, salió muy temprano por la mañana y me pidió que le avise que no regresará esta noche-

Aquello no pareció extrañarle.

-Ya veo…-

-Ahh y una cosa más. También me pidió que empaque todas sus cosas, pero honestamente no sabría que guardar pues hay tantos libros y objetos que no sabría distinguir cual es suyo o de usted joven amo-

-Ese idiota…- pensó al tiempo que tomaba un hermoso plato de porcelana repleto de manzanas trozadas y uvas verdes- Tranquila… no te apresures en eso, yo me encargo de ese asunto-

-Como usted ordene- sonrió- ¿Desea algo más?-

-No linda, por ahora está bien. Sin embargo te diré algo pues prefiero que se enteren por mi… Crocodile me ha pedido el divorcio y lo más probable es que estos días nos llenemos de abogados y esa clase de gente. Les pido discreción en esto por favor-

 

Un tanto asombrada y apenada ante la noticia se limitó a asentir.

 

-Si quieres puedes comentarle a los demás, ya que como ves no tengo tiempo de reunirlos a todos-

-Entendido- dijo y tras retirar la loza se alejó, cerrando la puerta con suavidad al salir-

 

Aun sentado en su cama miró a su alrededor. Era bastante extraño despertar solo y lleno de problemas, pero al parecer debía comenzar a acostumbrarse, pues quizás en su vida hacía falta algo de tranquilidad. Al menos ese divorcio le dejaría sin ningún tipo de compromiso que le limitase pero aún no lograba sacarse de la cabeza a Law. Recordó su último encuentro con el moreno y luego la escena de aquel maldito pelirrojo besándole. ¿Realmente Trafalgar ya le había olvidado? ¿Iba enserio con eso de marcharse de la agencia?

 

-Demonios Law… ¿qué mierda hago para sacarte de mi cabeza?- se cuestionó, perdiendo la mirada en el pulcro cielo de su habitación- Supongo que todos estos problemas los tengo bien merecidos, después de todo he sido un bastardo infiel durante toda mi vida-

 

A pesar de lo frustrado que se sentía se esforzó en levantarse y ducharse rápidamente para partir rumbo a la agencia. Si se concentraba solo en trabajar lograría terminar todo aquel enredo de documentos y poder tener unos cuantos días libres, pues realmente los necesitaba.

Las sonrisas y palabras amables de sus empleados al verle bajar le subieron el ánimo por lo que un tanto más tranquilo cogió su coche y aceleró en dirección a la agencia, con el deseo de que al menos aquel fuera un día más tranquilo.

 

-¡Doffy! Buenos días, me alegra mucho verte llegar ¿cómo estás?- preguntó Nami al verle entrar a la oficina-

-Buenos días dulce mandarina, lamento el atraso ¿todo en orden?-

-No tienes por qué disculparte- rio la pelinaranja- Sí, todo ha estado muy tranquilo, no ha sucedido nada del otro mundo-

-Ya veo, que alivio-

-¿Puedo ayudarte en algo? Justamente en estos momentos acabo de terminar unos documentos y si quieres te puedo echar una mano para que termines de una vez-

-¿Lo dices enserio?-

-¡Por supuesto!-

-Sería estupendo… aunque realmente no me queda mucho- señaló el rubio-

-Eso es mejor todavía-

 

Ambos se encaminaron a la oficina de Doffy, donde aquellos formularios dejados el día anterior aguardaban a ser resueltos de una maldita vez.

Intentando olvidar todos sus problemas el rubio se concentró en realizar su trabajo y vaya que funcionó, pues durante el lapso de una hora solo se limitó a leer y firmar, sin ninguna clase de pensamiento surcando su mente. Luego de un rato un golpe en la puerta lo distrajo de su trabajo.

 

-Yo abro- exclamó Nami quien rápidamente se adelantó a la puerta-

-Buenos días… lamento interrumpir. Les he traído café- sonrió Perona cediéndole una bandeja a la manager-

-¡Cielos! Muchas gracias amiga, estaba por ir en busca de uno-

-¡Gracias Perona!- se escuchó la voz del rubio-

-Por nada…- exclamó y sonriente regresó a su puesto. Realmente sentía que esos dos lucían agotados-

 

 

En el otro extremo de la ciudad y a eso del mediodía, Sanji apenas comenzaba a abrir los ojos y todo producto del calor. Destapándose con desesperación al sentir la temperatura se sentó sobre el colchón y miró a su alrededor. Ni siquiera podía imaginar cómo lucía su semblante pero de seguro que no era para nada radiante.

-Al parecer ese idiota del marimo se ha marchado a la agencia- pensó a la vez que se ponía de pie. Al instante sintió su estómago rugir- Demonios…. Tengo mucha hambre-

 

Avanzó a paso lento hasta la mesa percatándose de la enorme hamburguesa que yacía ahí, a la espera de ser comida. Nunca en su vida algo tan grasiento le pareció tan apetitoso por lo que sin pensárselo dos veces se sentó y comenzó la ardua tarea de devorar aquella monstruosa porción de alimento, sin olvidar las frías papas fritas como acompañamiento.

 

Apenas terminó y con el estómago pesado permaneció sentado, con la mirada fija en la oscura madera de la mesa.

-Me pregunto si ese desgraciado ya resolvió mi problema- pensó y recordando que aún le quedaban unos cuantos cigarrillos se precipitó a la ventana.

 

El calor que hacía fuera a esas horas ya se estaba volviendo insoportable sin embargo al menos en aquel jardín la sombra de las plantas le protegían de los fuertes rayos del sol, que azotaban los techos de las casas sin piedad alguna.

De pronto su estómago comenzó a rugir y sintió como se apretaba en una contracción sumamente dolorosa.

-¡AHH! Pero qué mierda…- se dijo llevando una de sus manos a su inflamado abdomen-

 

Fastidiado y con dificultad trepó la ventana y se precipitó en dirección al baño, sin embargo esto no pareció disminuir en nada su molestia.

A duras penas arrastró los pies hasta la cocina en búsqueda de un té de hierbas o algo que le ayudara a combatir aquella desagradable sensación.

-Había olvidado por qué odio la comida chatarra- se reprochó a sí mismo y victorioso luego de encontrar unas ramitas de manzanilla, se dispuso a preparar una infusión con la esperanza de que aliviara su mal-

Completamente pálido y sin mucha energía optó por regresar a la cama, dejando la taza hirviendo a un lado para que ésta enfriara su contenido.

Lo que le faltaba, su casa, su coche y ahora hasta su estómago se veía perjudicado. ¿Podía ser que alguien le había lanzado un maleficio? Pensaba el rubio con la vista perdida en las manchas del techo. Hasta donde recordaba habían personas que se ganaban la vida ayudando a otros a hacer sus males, por lo que quizás algún envidioso le marcó como objetivo y estos eran los resultados. Después de todo no lograba explicarse tanta mala suerte en apenas un par de días. Bebió del té, estaba caliente pero que más daba, al menos la sensación del líquido parecía aliviar su interior.

-A este paso podría morir intoxicado- pensó y dejando la taza a un lado, nuevamente regresó sus ojos al techo, durmiéndose a los pocos minutos-

 

No era de extrañar que después de todo aquel embrollo y estrés el rubio estuviera cansado y realmente esos últimos días los había pasado durmiendo la mayor parte del tiempo, aunque no era como si tuviera mucho qué hacer en ese lugar pues realmente estaba aburrido.

 

Aún con vestigios del dolor y un tanto atolondrado abrió los ojos para percatarse que todo a su alrededor estaba en penumbra, sin embargo unas risas provenientes de la cocina le alertaron que no estaba solo. Puso atención y distinguió la voz de Nami. Con esfuerzo se puso de pie. Lucía en un estado penoso,  pues su cabello antes siempre sedoso y liso ahora se encontraba enmarañado.

La pelinaranja se sorprendió al verle.

-¡Sanji! Lamento haberte despertado-

-Ah, ya que más da…- exclamó y posó su mirada en Zoro, quien le observaba con un ligero gesto de preocupación-

-No te preguntaré como has estado porque puedo imaginar la respuesta, pero te he traído algunas cosas- señaló una pequeña canasta que se encontraba sobre la mesa-

 

Curioso se acercó y comenzó a indagar en su contenido: pan integral, algunas manzanas y frutos secos, tres libros, una toalla limpia, artículos de higiene y un juego de cartas. Al menos la toalla le sentaba de maravilla.

 

-A todo esto querido Sanji… hablé con Doffy, él ya está al tanto de tu situación y me ha pedido que te ofrezca su casa cuando gustes-

 

Arqueó una ceja.

-¿Pero…?-

-Pero resulta que está en pleno trámite de divorcio con  Crocodile y la verdad no creo que sea muy conveniente para ti estar en un lugar con ese clima de tensión y estrés-

-Tsk… siempre hay un problema- se quejó y cruzándose de brazos apoyó su espalda a la pared- Al parecer no es el mes de nadie… ¿me has traído el horóscopo?-

-Claro- señaló la pelinaranja, quien tomó su bolso y sacó un periódico, el cual le cedió- Bien, aun así la oferta de mi casa sigue en pie… y lo mismo para ti Zoro- sonrió al peliverde, quien no había emitido palabra alguna desde que el rubio se levantó- Si necesitas quedarte un día tan solo me dices-

-Muchas gracias Nami-

-¿Y bien Sanji? ¿Qué dices?-

-Tranquila… estaba leyendo… no, quiero irme a un hotel-

 

Nami le observó un tanto fastidiada.

-Respecto a eso la verdad es que Perona ha estado buscando un hotel que se adapte a tus “requisitos” pero como la temporada estival aún no termina, está todo ocupado-

-¿Qué hay del Baroque? ¿No pueden conseguirme una habitación ahí? Es como si Doffy fuera el dueño-

-¡¿Acaso no escuchaste lo que dije?!-

-¡Eso del divorcio no tiene nada que ver conmigo! ¡No mezcles las cosas Nami!-

-No seas desconsiderado. Seguiré buscando y si logro encontrar algo te avisaré. Ahora debo marcharme… la cena no se prepara sola queridos- exclamó y poniéndose de pie hizo un gesto a Zoro para que la acompañara- Buenas noches Sanji-

-Adiós- respondió el rubio fastidiado

 

El peliverde la escolto hasta la puerta, sin embargo antes de salir sacó de su bolsillo un rollo de billetes y susurró:

-Te dejaré un poco de dinero para Sanji… prefiero que tú lo administres pues lo conozco de sobra como para saber que lo malgastará-

-¿Dinero? ¿Y qué debo hacer con él?-

-Pues comprar comida y esa clase de cosas… no lo sé, ve tú. Aunque ni se te ocurra darle ni un solo berrie-

-Muy bien… muchas gracias Nami-

-¡Por nada querido! Nos vemos mañana-

-Buenas noches-

 

Apenas cerró la puerta  y regresó a la mesa sintió la mirada de su jefe seguirle atentamente. Ignorándole completamente caminó hasta desplomarse sobre el sofá.

 

-¿Qué esperas para darme mi dinero?- escuchó reclamar al rubio-

 

Sin siquiera mirarle se limitó a  responder:

-No sé de qué hablas-

-¿AH? ¿Acaso me negarás que Nami acaba de darte dinero? Incluso escuché todo lo que te dijo-

-Bueno entonces habrás escuchado que me pidió no darte nada-

 

Molesto, avanzó hasta encontrarse justo frente al sofá donde el peliverde yacía de espalda.

-Me importa una mierda… ¿Cuántos berries te ha dado?-

-No lo sé-

-¡¿CÓMO QUE NO SABES?!-

-Ya te dije que no lo sé… 50.000 b, algo así-

-¿AH? ¿50.000?... ¡ERES UN MENTIROSO!-

 

Cabreado se volteó, quedando esta vez con su rostro fijo en el de su jefe, quien le miraba fastidiado.

-No lo soy… pero no te daré ni un solo berrie- sonrió burlón-

-¡AGH! ¡ERES UN… ERES INSOPORTABLE!- se quejó-

-Me importa una mierda lo que digas cejillas-

-¡No puedes hacer esto! ¡Es como si me estuvieras robando! ¡A MI! ¡A TU PROPIO JEFE!-

Zoro arqueó una ceja.

 

-Creo que en estas circunstancias y estando en mi casa ya no puedes llamarte a ti mismo de esa manera-

-¡Por supuesto que puedo! Puedo y lo haré…-

-Tsk… haz lo que quieras-

 

Con el estómago aún adolorido y completamente cabreado regresó al colchón. ¿Qué mierda se creía el estúpido marimo? ¿Acaso ahora comenzaría a darle órdenes? ¿A él? Apretó los puños en un evidente gesto de rabia y se mantuvo recostado durante un buen rato.

 

Aunque ya eran casi  las 10 de la noche el ajetreo en la agencia aun no parecía cesar. Cuando salió de su oficina, en la cual había estado durante todo el día, en búsqueda de un café y algo para comer se encontró con muchos de los trabajadores yendo y viniendo de un lado a otro, completamente atareados. Un tanto extrañado por la hora caminó por el largo corredor en dirección a la cocina y fue en ese momento que se percató que una de las salas donde solían trabajar con las modelos femeninas, se encontraba abierta de par en par y un séquito de personas entraba y salía acarreando focos, telas y algunos objetos de utilería un tanto extraños.

Curioso se asomó por el marco de la puerta. Dentro todo estaba completamente oscuro, apenas iluminado por una tenue luz roja ubicada sobre un improvisado escenario. Sin darle más vueltas al asunto entró a ver de qué se trataba y qué sorpresa se llevó al ver al maldito pelirrojo de Repel junto a Law actuando una escena mientras Bartolomeo y el equipo de grabación se hacía con las tomas. 

Sintió su sangre hervir, sin embargo disimulando la ira que en esos instantes le invadía, caminó hasta encontrarse justo al lado del productor.

 

-¡Bartolomeo! Que sorpresa verlos trabajar tan tarde- exclamó sonriente, sin despegar la vista de Law, quien en esos instantes se encontraba aprisionado a un muro falso de ladrillos mientras era mordido por el pelirrojo, como si de un vampiro se tratase-

 

El joven dio un respingo.

 

-Do.. Doffy, me asustaste… sí, estamos grabando el video musical para Repel-

-¿Video musical?-

-Así es. Hace apenas dos días llegó la autorización del departamento de finanzas y tu firma en los documentos. ¿Lo habías olvidado?-

El rubio intentó hacer memoria. No le parecía haber leído nada sobre un video musical y mucho menos de esa banda de payasos, sin embargo estaba al tanto que pudo haber firmado sin siquiera percatarse de lo que se trataba.

-Ahhh ¡claro! Ya recuerdo…- mintió, aún más irritado que antes- Y dime ¿cómo van? ¿Necesitan algo?-

-Estamos grabando la escena del final. El mismo Eustass Kid escribió el guion del video ¿puedes creerlo? Nos ahorramos todo ese trabajo-

-Ya veo… y ¿De qué va?-  inquirió-

-Pues es una temática de vampiros  urbanos… ya sabes, todo aquel lío de la víctima mordida-

-¿Y por qué está Trafalgar Law aquí?-

 

En ese instante el moreno se percató de la presencia de Doffy, quien le observaba sin despegarle los ojos de encima. Un tanto incómodo ladeó la vista.

 

-Según me explicaron los mismos chicos de la banda, él se ofreció a participar con ellos-

 

¿Acaso hablaba enserio? ¿Realmente saldría Law en aquel video siendo “devorado” por ese estúpido crío?  Esta vez sentía que era capaz de subir al escenario y golpear al pelirrojo de mierda que se atrevía a ponerle las manos encima a Trafalgar.

-Ese idiota…- pensó sin poder evitar el dolor punzante en su pecho, el cual se mezclaba con la rabia-

 

Permaneció de pie observando. Sentía que a cada instante perdía las fuerzas por lo que ya sin poder sostener por más tiempo aquella escena se despidió tranquilamente de Bartolomeo, y tras dirigir una última mirada a Law se precipitó a la salida.

 

-A la mierda el café…. A la mierda todo- murmuró regresando a su oficina y dando un portazo tras de él, que probablemente se escuchó en todo el piso-

 

Así que Law iba enserio con aquel sujeto. Realmente el moreno se marcharía en cualquier momento, era solo cuestión de tiempo para que le entregara su renuncia y cuando eso sucediese no sabría cómo iba a reaccionar.

Abrió una botella de whiskey y se sentó a beber a oscuras, iluminado apenas por el fulgor difuso de las luces de la acera y los alegres adornos luminosos de los bares en la playa. Aquella situación le dolía y lo peor de todo era que tenía demasiado claro que el culpable de todo aquello no era nadie más que él mismo, por lo que todo lo que estaba ocurriendo en esos momentos lo tenía más que merecido.

 

-Law… en qué momento me enamoré tanto de ti- se cuestionó mentalmente, pues sabía que lo que sentía por el modelo era mucho más que deseo-

 

Intentando calmar sus ánimos cerró los ojos y dejó reposar su cabeza en el respaldo de su enorme silla de trabajo. Lo hecho, hecho estaba y ya no había vuelta atrás. El divorcio con Crocodile era inminente así como también lo era la partida de Law y todo el dolor que eso le significaría, pero bien, que más daba, quizás la soledad le sentara bien.

El sonido de su móvil le sobresaltó. El brillo de la pantalla indicaba que se trataba de Baby5. Sin ganas de contestar y dudando por un momento, hizo al lado el aparato y regresó a sus pensamientos, no obstante a los minutos comenzó a inquietarse. Tenía un mal presentimiento, por lo que haciendo de lado su molestia se apresuró a su coche, acelerando en dirección a su hogar.

-Espero que no haya ocurrido nada en casa…- se dijo a sí mismo, sumamente nervioso-

 

Al llegar fue recibido por Giolla, quien lucía muy angustiada y sin embargo se limitó a sonreírle amablemente como siempre.

 

-El amo Crocodile se encuentra en su despacho- le advirtió mientras el rubio subía la escalera. El rostro de su vieja ama de llaves le indicó que algo no andaba bien-

-Ahh ya veo… gracias. Ve a descansar-  indicó y rápidamente caminó hasta llegar al despacho-

 

Abrió los ojos sorprendido al ver el desastre que había en aquella habitación: libros  y documentos dispersos por el suelo, sillas caídas y algunas de sus esculturas preferidas estaban hechas añicos y al final de la sala se encontraba Crocodile, fumando un cigarrillo, quien apenas le vio llegar no le despegó los ojos de encima.

El lugar apestaba a tabaco, alcohol y otras sustancias que no logró distinguir. Frunció el ceño y cerró la puerta tras él.

Hubo un momento de silencio en el cual se dedicó a recoger algunos de los papeles y dejarlos sobre el escritorio hasta que finalmente inquirió:

 

-¿Qué ha ocurrido aquí?-

El mayor le miró con desprecio y lentamente comenzó a avanzar hasta encontrarse justo frente a él.

 

-No sabes cuánto asco me provocas… te veo y no puedo evitar pensar en la basura que tenías como padre- sentenció y lentamente deslizó sus dedos sobre el rostro del rubio- me pregunto por cuánto tiempo más hubiera podido mentirme pensando que me amabas…-

-¿Qué mierda estás hablando?- preguntó e hizo a un lado la mano del pelinegro-

-¿Enserio quieres saberlo?...- inquirió y metiendo la mano a su bolsillo se hizo con un papel, el cual abrió lentamente con la obvia intención de torturarle- Mira- indicó-

 

Doffy abrió los ojos como platos.

 

-¿POR QUÉ MIERDA LO HICISTE DE NUEVO? ¿CÓMO PUDISTE?- espetó y acercó aún más el documento a los ojos del rubio- Así que esta vez fue Trafalgar Law ¿creíste que no me iba a enterar? ¡Te burlaste de mí! ¡En mi propia cara!-  

Notas finales:

Nos leemos pronto! 


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