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Dime. [KrisLay] por HoneyXiumin99

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Notas del fanfic:

Definitivo, tengo una seria obseción por el incesto padre-hijo. Pero no me arrepiento *-*

Espero les guste <3

YiXing contaba con 13 años cuando todo su mundo empezó a girar en torno a una persona en específico, pero no de una manera moral, si tomamos en cuenta la relación que mantiene que ésta, no. Era una forma más… ¿amorosa? Sí, debía ser. Sabía que estaba mal, pero aun así no pudo evitar sentir cosas extrañas por YiFan, su padre.

 

Todo empezó una cálida tarde, en la cual ambos aprovecharon para ver una película escogida al azar, con la intención de liberar el estrés que acumularon durante el día con sus respectivas actividades. El pelinegro estaba entre las piernas del mayor -siendo abrazado por éste con la ayuda de sus fuertes y sensuales brazos- mientras tenía la vista fija en la pantalla frente de sí. La película no estaba mal, pero le parecía ridículo la forma en que la actriz exageraba las escenas románticas con un rubor demasiado intenso (pero en este caso no sería culpa de ella sino del escritor o director) en sus mejillas, como si le hubieran pegado numerosas veces para adquirir esa tonalidad.

A pesar de eso, los chicos que hacían de protagonistas –mismos que peleaban por el amor de la chica. Cliché- eran muy guapos, quizá demasiado para que su organismo lo soportara. La trama… bueno, a él le parecía entretenida, pero a juzgar por los ronquidos que empezó a escuchar con más fuerza a medida que avanzaba el film le daban una pista de la opinión de su padre. De todas formas, variar le hacía bien a sus cerebros, tanta Angelina Jolie cansaba.

Cuando la película hubo finalizado, YiXing estiró lo más que pudo sus brazos para relajar los músculos contraídos a lo largo de todo su cuerpo. Liberó un bostezo y finalmente fijó su atención en su padre, que yacía dormido con la espalda en el sofá. En eso, el menor se fijo en cosas que anteriormente no le interesaban: el perfecto rostro con el que nació su progenitor. Joder, ¿Se suponía que tenía 37 años? Porque si era así los años le sentaban muy bien. Pero lo que más le llamó la atención fueron esos labios ligeramente pálidos que adornaban la parte sur de rostro. YiXing no era tonto, sabía todo lo que estaba sintiendo en esa ocasión; el niñato que no sabía atarse las agujetas quedó atrás desde hacía tiempo. Sabía lo que era besar, mamar, follar, gemir, jadear, y tener un orgasmo. Claro, sabía los significados, pero no había experimentado nada de eso salvo por el beso que le había dado accidentalmente a su mejor amigo LuHan.

No obstante, sus ojos castaños aún seguían fijos en esos labios que tanto ansiaba… >> ¿Ansiabas qué, YiXing? Por dios, ¡Es tu padre! ¡Deja de pensar en tonterías y despiértalo, joder!<<

 

—Uhm, papá— lo sacudió. —Despierta, es hora de cenar.

 

Y así pasó unos buenos minutos hasta que el otro se dignó a volver a tierra de manera torpe.

 

— ¿Ya se terminó la película?— se rascó los ojos con suavidad. —No puede ser, perdona por esto XingXing— y cuando lo miró, fue la perdición para el menor.

 

Dime, ¿Cómo no perderme en tu mirada?

 

***

 

La segunda vez que descubrió una cosa más fue cuando YiXing tenía 15 años.

Esta vez ya estaba enterado del raro sentimiento que albergaba en su corazón por YiFan; al principio no quería aceptarlo, pero final de cuentas el sentimiento era demasiado fuerte como para renegar de ello. Aun así intentó disimularlo lo más que fuera posible.

Eran alrededor de las dos de la tarde cuando YiFan decidió enseñarle a bailar. Mala idea.

 

—No, no quiero— se defendió YiXing mientras agarraba unos cuantos cojines del nuevo sofá para defenderse. La razón de su negación era demasiado obvia para cualquiera que estuviera enterado de sus estúpidos sentimientos que no conducían a nada bueno. Sabía, joder, sabía de antemano que cuando aquella gran mano se posara en su cintura terminaría derritiéndose como un cono de helado en el verano. —No necesito bailar para sobrevivir.

 

—Dices que una chica te invitó a sus quince, ¿no?— el otro asintió. — Y bien, hijo tonto, ¿qué crees que se hace en ese tipo de fiestas?

 

—Ya sé que tengo que bailar… pero de igual manera no quiero— escondió su rostro detrás del cojín para evitar que el rubio viera su sonrojo.

 

— ¿Por qué?

 

—Porque…— >>Rápido, inventa una excusa<< — ¡Porque tengo dos pies izquierdos!— >>Tonto. <<

 

— ¿Y para qué insisto en enseñarte?— pronunció con ironía mientras ponía los ojos en blanco. —Ya déjate de tonterías y ven a bailar con tu padre.

 

—Pero papá-

 

—Nada de “peros”, he dicho que te enseñaré. Punto. — La forma en que el mayor hizo énfasis en esa última palabra le provocó un ligero estremecimiento. Ya valió.

 

YiFan tomó el control y encendió el equipo, haciendo sonar casi enseguida la primera conción en su reproductor. Tomó al ahora castaño (se lo tiñó a petición de su padre con la escusa de que ese color le quedaba bonito) del brazo, retiró el cojín lanzándolo lejos y con una sonrisa en el rostro le exigió que lo mirara.

 

—Empezaremos con un vals, ¿bien?— a falta de palabras, YiXing asintió.

 

Justo ahí fue cuando su pesadilla se volvió real y sus rodillas flaquearon cual gelatina cuando el mayor posó una de sus manos en su cadera. ¿¡No era la cintura?! ¿¡Por qué demonios en la cadera?! Moriría de no ser porque deseaba sentir aquel tacto por más tiempo.

 

Pasaron más de dos horas en ese plan y la sensación seguía allí: fuerte, potente, inquebrantable.

 

—XingXing, necesitas mover más las caderas— repitió por décima vez.

 

 >> ¿Qué te parece si me enseñas a moverlas sobre tu…? ¡Alto alto alto! ¿¡En qué demonios estas pensando Zhang YiXing?! ¡Concéntrate, coño!<<

 

—Necesito descansar, mis piernas duelen— lloriqueó.

 

—Bien, vamos a descansar, pero no creas que te salvarás de esto— le sonrió.

 

Cuando el menor recuperó el aire que le fue arrebatado por la expresión del rubio, se dispuso a buscar un vaso de agua y quizá uno que otro aperitivo que le permitiera mantener la cabeza en otro lado, lo que fuera para no divagar en numerosos escenarios sexuales que lo incluyeran a él y a YiFan. Sin embargo, cuando quiso mover una de sus piernas, ésta de verdad flaqueó y por un instante se vio en el suelo, de no ser porque el mayor fue más rápido y lo atajó con su brazo derecho, envolviéndole la cintura con delicadeza. Casi de inmediato lo atrajo a un apretado abrazo y le dedico una mirada llena de preocupación.

 

— ¿Estás bien?— preguntó mientras, con el dorso de la mano, le acariciaba la mejillas de una manera tan… maravillosa. Por un instante deseó romperse una pierna para mantener esa sensación viva en su rostro.

 

¿Cómo pretender que no siento nada?

 

***

 

El niño que una vez fue había quedado atrás desde hacía mucho tiempo. Ahora YiFan podía decir que su hijo era un graduado con honores de sobra. Así es, YiXing estaba a un paso de los 18.

 

Varios acontecimientos transcurrieron durante esos casi tres años. Si alguna vez tuvo la intención de cortar los sentimientos -ahora más fuertes- que mantenía vivos en su sistema, esta idea había sido enterrada desde el momento que aceptó que ya no había vuelta atrás, estaba enamorado y joder, era horrible.

 

Por un lado estaba bien, es decir, es lindo cuando sientes amor por aquella persona que estuvo contigo en las buenas y malas, cuidándote de manera especial y siendo siempre comprensiva contigo. Pero como todo buen acontecimiento, éstos también tenían un trasfondo que la mayoría evitaba pero que YiXing se tatuó en el cerebro lo más fuerte que pudo. Por mucho que lo deseaba de mil maneras posibles, no podía. YiFan seguía siendo -lamentablemente- su padre.

El menor investigó del tema y para su sorpresa descubrió que ese problema que tenía se frecuentaba con mayor fuerza a cada segundo que pasaba. No sólo él, sino muchas mujeres y hombres sentían lo mismo que experimenta; cuando están cerca de algún familiar, sean hermanos, primos o padres. Que fuera tu hermano o primo no quitaba la gravedad del caso, pero que te enamoraras de tu propio progenitor no era tan común como deseaba -secretamente- que fuera. Contactó a varios amigos con ese mismo inconveniente y eso aminoró un poco la situación, pero aun así estaba perdido y pronto moriría en el mar de la decepción y sufrimiento. Sólo era cuestión de tiempo.

 

En esos años buscó desesperadamente alguna clase de entretenimiento que lo mantuviera menos en casa y fue así como encontró hospedaje en el canto y el baile. No se arrepentía, era realmente agradable y se le daba bien esas dos actividades.

 

 

 

Por la soledad de la calle diría que era como las diez de la noche.

Había pasado toda la tarde en casa de su amigo ojón y hasta el momento fue que se decidió en volver por el extremo cansancio que le había dejado la clase de baile de las últimas semanas. El nuevo instructor con mejillas adorables era apasionado cuando de baile se trataba. No tardó mucho en entrar al departamento y deshacerse de la mayoría de pesada ropa que lo cubría.

Casi de inmediato empezó a buscar la razón de su felicidad y  lo encontró tumbado en el sofá, con ropa ligera y demasiado sexy para su vista. Al lado de él estaba un gran tazón vacío junto con una bolsa de caramelos por la mitad y un vaso de refresco en el suelo casi entero. A juzgar por su posición al dormir y los objetos que lo rodeaban dedujo que estaba viendo una película y como siempre, terminó durmiéndose. ¿Para qué ponía una película si de igual manera se echaría a dormir?

 

Con una sonrisa en los labios se acercó a él para tratar de despertarlo. Sin embargo, al llegar, no pudo evitar recordar la primera vez que empezó a darse cuenta de lo que sentía por su padre y un vago recuerdo de sus pensamientos volvió como una ráfaga de viento a joderle la vida.

En aquel entonces no pudo hacerlo pero… ¿Y ahora?

Tenía ganas, muchas ganas de averiguar cómo se sentiría la suave textura de sus labios. Todo su cuerpo ansiaba poder sentirlo de manera más intima, dejando de lado todos los pensamientos racionales y dejándose llevar por todos los deseos que ha mantenido ocultos. ¿Por qué tenía que ser tan difícil?

No podría soportarlo más, añoraba esos labios contra los suyos hace años y… por su difunta madre que esa noche lograría sentirlos.

Es por ello que empezó a inclinarse, posando sus manos en el respaldar del sofá para evitar dejar caer todo su peso sobre el cuerpo del otro.

Sentía el corazón en la garganta… por fin podría…

 

 

¿Cómo hacerle caso a la razón?

 

***

 

—Papá— habló tímidamente el menor.

 

—Dime XingXing— apartó la vista del televisor y lo miró.

 

—He escrito una canción y quiero cantártela… ¿Puedo?

 

Desde la noche que probó sus labios había decidido confesarle sus sentimientos, no podía ocultarlos más, sentía que fallaría como hombre si se llevaba el secreto a la tumba. El rechazo era absoluto, YiXing lo presentía, pero incluso así la decisión estaba tomada. Tardó semanas en pensar las palabras adecuadas para que la situación no fuera del todo pesada, pero no logró hallarlas. Fue por ello que se decidió en escribir una canción y bueno… la cosa salió.

Con nervios -que eran demasiados notables- tomó el control y presionó el botón que iniciaría a reproducir la pista con la cual le ayudó su buen amigo el orejón.

 

—No te vayas a reír, por favor.

 

—Nunca, pequeño. — sonrió.

 

Respiró hondo y por fin, empezó.

 

 

Quítame todo, déjame solo,

Pero en un mundo donde estés, a mi lado.

Núblame el cielo, bórrame el suelo,

Que si me caigo yo descanso en ti.

Pero estás prohibido

Y cada calle tiene un muro en la salida.

 

Dime, ¿cómo no perderme en tu mirada?

¿Cómo pretender que no siento nada?

¿Cómo hacerle caso a la razón?

 

Si tenerte cerca es mi dolor,

Si es mala palabra nuestro amor,

¿Cómo anestesiar al corazón?

Si tú lo sabes, dime cómo

Si tú lo sabes, dime cómo

 

Róbame el tiempo, córtame el aire,

Pero este sueño ¡no me lo quita nadie!

 

Aunque estés prohibido

Y cada beso es otro punto de partida.

Dime, ¿cómo no perderme en tu mirada?

¿Cómo pretender que no siento nada?

¿Cómo hacerle caso a la razón?

 

Si tenerte cerca es mi dolor,

Si es mala palabra nuestro amor,

¿Cómo anestesiar el corazón?

Si tú lo sabes, dime cómo

 

 

Si lo sabes, dime cómo

Si tú lo sabes, dime cómo

¡Dime!

 

Es casi suicida esta locura de quererte

a escondidas.

Dime, ¿Cómo no perderme en tu mirada?

¿Cómo pretender que no siento nada?

¿Cómo hacerle caso a la razón?

 

Si tenerte cerca es mi dolor,

Si es mala palabra nuestro amor,

¿Cómo anestesiar al corazón?

Si tú lo sabes, dime cómo

Si tú lo sabes, dime cómo

Dime…

 

En toda la canción YiXing tuvo sus ojos fijos en los de su padre, y pudo notar que éste estaba captando que esa canción estaba escrita para él, que narraba todos sus sentimientos a la perfección.

Cuando finalizó, simplemente dejó que su mano derecha bajara de su pecho -la cual no supo que llegó allí- y simplemente esperó por una respuesta…

 

 Todo pareció mejorar cuando YiFan le dedicó una dulce sonrisa.

Notas finales:

¿Les gustó? DEJEN. UN. RW. POR FAVOR >:C


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