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Lo Que Alguna Vez Le Perteneció por Dovah

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Notas del fanfic:

Espero les guste y una disculpa si ven faltas de ortografía (favor de avisar si ven para que pueda corregir).

Recuerden que los personajes no me pertenecen (Por más que quisiera TT-TT).

¿Cuántos años llevaba aquella desolada capilla? La gente del pueblo no lo sabía. Unos decían que fue construida hace cientos de años, otros alegaban que miles e incluso habían unos pocos que sostenían firmemente que se había instaurado en el principio de los tiempo. La gente siempre discutía sobre su origen y nunca llegaban a una respuesta. En lo único que estaban de acuerdo era que esa pequeña iglesia, reluciente a la luz del sol, ubicada en medio del bosque era el origen de todo infortunio.

Cuando la gente despistada o nuevos viajeros pasaban cerca y de noche, escuchaban ruidos y sentían una presencia que los vigilaba. Varios afirmaron ver una sombra y dos escucharon un lamento seguido del ruido de muebles cayendo al suelo y cristales rompiéndose. La gente tenía que soportarlo, no querían hacer enojar a lo que moraba en la capilla. Pero cuando los niños comenzaron a desaparecer uno por uno, la gente se asustó. Culpando al demonio del santuario y varios padres enojados de haber perdido a sus hijos quisieron quemar el lugar, pero el fuego no afectó la capilla. Un valiente intentó adentrarse en la oscuridad de la noche para eliminarlo… nunca regresó. O eso era lo que había investigado el sacerdote de cabello rubio, piel clara y ojos dorados con lentes de montura negra.

Tsukishima Kei se había instruido en el Vaticano a muy temprana edad. A los seis años comprendió la biblia al derecho y al revés. Con quince años hizo su primer exorcismo y medio año después obtuvo el título de sacerdote exorcista de primer nivel. Era considerado un prodigio: Obtuvo el título a temprana edad, hacía exorcismos muy difíciles sin complicación y era uno de los pocos en utilizar círculos de protección, invocación, restricción, entre otros. Pertenecía a un grupo muy reducido de personas que se encargaban de situaciones espirituales que se salían de control. La gente lo alababa por sus logros, pero él sabía sus verdaderas intenciones. De sus bocas no salía más que veneno y repudias. Patético.

Cuando le asignaron la misión de ese pequeño pueblo, se dirigió a su destino entre la oscuridad de la noche y en todo el camino se dedicó a leer el caso una y otra vez. Llego a su destino la tarde del día siguiente. Allí habló con la gente del pueblo, prestando atención a cada palabra que decían, preguntando por cada detalle. Esa noche volvió a analizarlo todo, debía ser muy cuidadoso, pues una falla podía ser fatal, y él no se permitiría eso.

En la mañana bendijo cada casa y a cada niño del poblado. Al atardecer el sacerdote se adentró en el bosque, a los diez minutos había llegado a su destino. Todo estaba como lo había descrito la gente: una cruz de plata posando sobre la iglesia, el arroyo que pasaba al lado, las enredaderas que se extendían por todo el suelo pero que se detenían a los pies de la iglesia como si le tuvieran respeto… o miedo.

                Dentro pudo confirmar dos cosas: la primera, viendo su estructura se dio cuenta que en un principio ese lugar no fue una iglesia. El lugar era amplio y alto, pero la forma de las ventanas y la presencia de una chimenea no eran algo común en una capilla de esa antigüedad, claramente se había modificado en alguna parte de la historia. Y lo segundo fue descubrir que a pesar de que nadie entraba por miedo al demonio y que algunos escucharon cosas romperse, el lugar se encontraba perfectamente en orden: el suelo estaba limpio, las ventanas relucientes y con la claridad de la luna no percibía rastros de polvo.

Aprovechando la luz del crepúsculo inspeccionó cada parte, hojeó cada libro, revisó cada frasco en una mesa y finalmente le prestó atención a aquella marca grabada en el suelo: Un círculo con varias inscripciones en un idioma que no era latín ni griego, un idioma y símbolos desconocidos. Reconoció que era una marca de invocación pero no se parecía a ninguna que había estudiado o visto. Después de colocar una vela en cada punto cardinal tomó un pedazo de tiza que tenía guardado y escribió pequeñas letras en latín alrededor. La luna alumbraba el lugar y la hora en que el demonio apareciera se aproximaba. Cuando aquellas marcas comenzaron a iluminarse él se encontraba a una distancia prudente.

Del suelo ascendió lentamente un ser con supuesta apariencia “humana”, vestía un traje negro y una túnica roja con capucha que le cubría gran parte del rostro. Su piel poco visible estaba bronceada y su estatura era menor al rubio por escasos centímetros. Contempló a su alrededor y se fijó en el de ojos color dorados. Sus labios mostraron una pequeña sonrisa e intentó dar un paso.

— No te muevas — ordenó, y el demonio se detuvo — dime tu nombre — habló con autoridad

—Todos me conocen como el demonio Nekoma

— Tu verdadero nombre

— ¿Por qué debería darte mi nombre si no se el tuyo? — preguntó el demonio con tranquilidad

— No pienso decírselo a alguien que voy a eliminar — respondió

— Entonces no tiene sentido que sepas el mío — Tsukki chasqueó la lengua — pero si tanto insistes — hizo una exagerada reverencia — puedes llamarme Kuroo — se descubrió la cabeza, mostrando unos ojos rojos como la sangre y un cabello negro de donde salían dos pequeñas cornamentas — supongo que no me dirás el tuyo aunque te haya dicho el mío ¿Verdad? — Al no obtener respuesta prosiguió — Entonces, ¿Qué piensas hace?

— Eliminarte

— Vaya que eres directo

— Silencio — Ordenó — Dejarás este mundo y la gente descansará en paz

— ¿Dejar este mundo? — Comenzó a reír — No tengo intención de irme. Mi único propósito en este lugar es ver lo divertido que son  los humanos

— La humanidad es creación de Dios. No es algo para divertirse

— Claro que lo es — habló con burla — Quieren honestidad pero mienten. Luchan por la igualdad cuando ellos mismos discriminan. Dicen ser orgullosos de su total libertad mientras viven en una sociedad de clases, rodeados de restricciones y prohibiciones. Desean el progreso, pero siguen cometiendo los mismos errores una y otra vez. Buscan el conocimiento y al encontrarse con algo inexplicable, se las dejan a seres que superan su entendimiento. Se aferran a la existencia de algo más allá de la muerte por temor a la nada — se cruzó de brazos — verlos me divierte mucho y no he encontrado algo más divertido que eso, cuando lo encuentre entonces no volveré — sonrió

— Estás muy confiado, Kuroo-san — habló con burla

— No hay razón para no estarlo, Anteojos-kun — Le siguió el juego e intentó caminar

— Me estás subestimando — Sonrió y el demonio se detuvo — Por si no te has dado cuenta, he puesto una marca restrictiva afuera de tu símbolo de invocación — Así que no podrás salir de donde estás

— ¿Eh? — El pelinegro bajo la vista al suelo y observó las inscripciones en latín alrededor del círculo — Vaya — Silbó — Sí que está bien hecho

— ¡Silencio! ¡Es hora que recibas el castigo divino por el mal que has ocasionado!

— Yo no he hecho nada para que me juzgues  en nombre de tu Dios

Tsukki lo ignoró, tomó su biblia más por costumbre que por necesidad, comenzó a hablar y dibujaba una cruz en el aire. El demonio comenzó a respirar agitadamente, se llevó una mano al pecho y se dejó caer al suelo. La luna fue cubierta por un manto de nubes. Las velas comenzaron a perder fuerza, el símbolo del demonio se iluminó por uno segundos, Kuroo grito y finalmente, la oscuridad y el silenció reino en el interior. La eliminación había sido todo un éxito y Tsukishima suspiró. Sólo debía informarle al pueblo y su misión habría concluido. Se dio la vuelta y mientras la penumbra iba perdiendo contra el brillo de la luna que volvía a hacerse presente, escuchó una pequeña risa, el chasquido de unos dedos y las velas volvieron a arder.

— ¿Y? — Preguntó el demonio que yacía parado con los brazos cruzados y una risa en su rostro — ¿Te ha gustado mi magnífica actuación? 

Notas finales:

Mi primer capítulo, espero les haya gustado. Creo que este fic va para largo.

Se aceptan comentarios, quejas, dudas o sujerencias, XD


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