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Lo Que Alguna Vez Le Perteneció por Dovah

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Notas del capitulo:

Segundo capítulo!!! Espero les guste.

— ¿Por qué…

— ¿Sigo aquí? — Interrumpió — Ese hechizo fue muy simple. Apenas y sentí cosquillas

— No te burles — Habló seriamente

— Jaja — Rio — Te acabo de hacer un cumplido, no todos pueden hacer eso

— No… no voy a seguir escuchando a alguien como tú

— ¿Alguien como yo? — Preguntó

— Un demonio salido del inframundo cuyo propósito es atormentar a los hijos de Dios. Secuestrando niños inocen…

— Te equivocas — interrumpió — Yo no lo hice

— Claro que fuiste tú

— No es verdad, pero sé que pasó con ellos

— Digamos que te creo por un momento. Dónde est…

— Muertos — Su mirada se endureció — Esos niños están muertos, al igual que el hombre o eso supongo ¿Qué cómo sé que están muertos? — Se adelantó a preguntar — Porqué lo vi. Al humano que mató a todas esas pequeñas almas. Varias noches lo veía pasar con algo que nunca pude entender que era, hasta que una noche alguien lo descubrió, discutieron y lo mató, así de simple. Nueve niños y un hombre desaparecido. ¿Dónde los enterró? Supongo que muy cerca de aquí. La gente le teme a este lugar y nunca están más de lo necesario. ¿Por qué no hice algo? Tengo mis motivos

— Mientes

— ¿Por qué debería? Mi estancia en este mundo es divertirme de lo que vea, no de lo que haga

— ¡Eso no es cierto! ¡Eres tú el causante! — Habló fuerte — Una creación de dios no puede cometer actos tan crueles

— ¿Por qué me dices palabras que ni tú mismo te las crees?

— No… no sé de qué me hablas

— Claro que lo sabes, lo veo en tus ojos — Intentó caminar

— Te recuerdo que no puedes salir de donde estás — Habló Tsukki con un nerviosismo que intentó disimular

— Muy cierto — Volvió a sonreír — Pero tú también me has subestimado — Dio un paso y salió del circulo sin problema — ¿Lo ves?

Tsukki se sorprendió, nunca lo había esperado y un sentimiento de enojo invadió su cuerpo. Nunca había fallado en eliminar demonios. Cada una de sus misiones tenía éxito, pero lo que más le enojó fue la burla. Ese demonio había jugado de él desde un principio. Cuando comenzó a acercarse se alarmó. Dio pasos hacia atrás, tomó un frasco con agua bendita que tenía en su bolsillo y se la arrojó mientras decía una frase en latín. El agua le había salpicado en el rostro y comenzaba a evaporarse, pero el demonio simplemente se la limpió con la manga de su ropa y siguió caminado.

— Eres alguien que ejerce la fe sin tenerla. Te molesta que las personas usen a las divinidades para justificar sus acciones

— Eso no…

— Claro que lo es — Siguió con indiferencia — Puedo ver que estás cansado de todo. Ves la injusticia que otros no pueden o se niegan a ver. Cometiendo los mismos errores. Alagándose entre ellos mientras se apuñalan por la espalda. Fingiendo sonrisas antes personas que odian. Deseando cosas que no tienen y despreciando las que poseen — Se encontraba a escasos centímetros — Y eso también te divierte ¿No es así? — Tomó al menor de la ropa, le dio un salvaje beso en los labios y aprovechó la sorpresa del menor para meter su lengua y explorar cada centímetro — Se separaron y Kuroo lo observó con mirada felina — Qué te parece si esta vez buscamos otra forma de diversión

— No es que tenga otra opción ¿Verdad? — Sabía muy bien a que se refería y también estaba consciente de lo indefenso que se encontraba, así que mientras más rápido pasara, mejor. Suplicar no era una opción.  

— Muy cierto —Tsukki intentó separarse pero Kuroo fue más rápido y lo derribó en un instante. A pesar de haberlo tirado al suelo y con una mano detener sus brazos, los ojos del menor siguieron sin mucho cambio — Eres demasiado listo para saber que está pasando y a pesar de eso, sigues muy tranquilo. Puedes pedir que me detenga

— Eso no cambiaría nada

— Tal vez si suplicas un poco me compadezca de ti

— No voy a darte el gusto de humillarme

— Tienes razón, eso no va contigo — Le quitó sus prendas superiores mientras su lengua recorría su cuello. Una vez su pecho desnudo, pasó sus dedos sobre su blanca piel, sintiendo su suavidad mientras Tsukki se estremecía por el contacto. Siguió recorriendo su lengua hasta llegar a la cruz que colgaba de su cuello, lo tomó entre sus dientes y lo arrancó de un solo golpe. No quería que nada le estorbara.

— Al menos se un poco considerado — Se quejó al sentir el ardor en su cuello

— Así como el humíllate no te queda — Escupió el colgante a lo lejos, volvió a besarlo y le mordió el labio inferior, provocándole una pequeña herida — El ser amable no es lo mío — Bajo hasta su pecho, le prestó atención a los pezones y frotó su rodilla en la entrepierna. Al cabo de un rato sintió lo que estaba esperando. Bajó la mirada y sonrió triunfante — Vaya, vaya. Parece que también lo estás disfrutando — Habló con diversión mientras observaba la erección del rubio escondida entre el pantalón

— Una reacción natural presente en el cuerpo después de ser tratado de esa forma — Intentó hablar con calma — No te hagas ilusiones

— Claro, claro —Le quitó el resto de la ropa y masajeó la intimidad del menor, mojó sus dedos con saliva y lentamente lo introdujo en la virgen y estrecha entrada.

Tsukki cerró los ojos, su cuerpo comenzaba a ser más sensible. Podía sentir cada mordida, cada roce sobre su piel y nuevas sensaciones lo invadieron lentamente. Chasqueó la lengua con fastidio.  

— Vamos Anteojos-kun — Habló el demonio al ver su rostro de molestia — Si te lo propones ambos podremos disfrutarlo

— No… no pienso caer en tu tram… ¡Ah! — Gimió, Tsukki se sorprendió y sus mejillas se sonrojaron por su reacción, ¿Qué había sido eso?

— ¿Oya, oya, oya? — Kuroo sonrió pícaramente — Aquí está — Había tocado un punto interesante, volvió a tocarlo y Tsukki no pudo retener otro gemido — Que sorpresa — Metió el segundo dedo — Después de todo si puedes sentir placer, querido sacerdote — Habló con burla mientras seguía tocando esa parte

— Ba… basta de juegos — Quería que se detuviera, pero una parte de él lo estaba disfrutando y eso comenzó a molestarle. No debía caer en la tentación.

— Tienes razón — Hablo Kuroo con seriedad — Basta de juegos

                Retiró sus dedos e introdujo su erecto y palpitante miembro dentro. Tsukki sintió aquella intrusión, cerró los ojos con fuerza e intentó relajarse, pero a pesar de que el demonio lo metía con lentitud, el dolor seguía siendo intenso y pequeñas lágrimas se escaparon de sus ojos. Al ver esas lágrimas el pelinegro se detuvo, suspiró resignado mientras dejaba libre sus brazos, limpió su mejilla y le deposito un suave beso en la frente. Un acto que sorprendió a Tsukki.

— Has aguantado más de lo que pensé — Habló un poco molesto — Creo que es suficiente, fue divertido pero es momento de… — Su frase fue cortada por unos labios y sintió una lengua hacer contacto con la suya. Había sido un cambio interesante por parte del Sacerdote, pero no dejó desperdiciar la oportunidad e intensifico el beso, una vez sus labios separados por la falta de aire sonrió — Supongo que tengo tu aprobación para continuar

— Sólo termina lo que empezaste — Tsukki desvió la mirada con molestia y un poco de vergüenza — Me desagrada que dejen las cosas a medias

— Será un placer — Kuroo siguió con cuidado y una vez dentro intentó no moverse. Debía ser paciente y esperar a que se acostumbrara, pero la paciencia no era una de sus virtudes e inmediatamente comenzó con movimiento lentos, pero poco a poco las embestidas aumentaron de velocidad.

Tsukki aferró sus piernas en el mayor y sus uñas se incrustaron en su espalda. El placer que estaba sintiendo era demasiado, después de varias embestidas, ambos se corrieron al mismo tiempo. El menor se dejó caer al suelo, estaba exhausto y quería descansar, después tendría tiempo para sentir culpa. Pero Kuroo tenía otros planes. El demonio todavía dentro de él, lo volteó y tuvo una vista perfecta de la espalda de Tsukki, la contempló unos segundos y comenzó a darles pequeñas mordidas en el cuello.

— Qué… crees que estás… haciendo — Habló entre jadeos — Ya hemos terminado

— Tú ya has terminado — Volvió a prestarle atención a la hombría del menor — Pero recuerda que un demonio tiene mucha energía — Le susurró al oído

Tsukishima simplemente chasqueó la lengua, cerró sus ojos y se aferró a su vestimenta tendida en el suelo mientras volvía a sentir aquellos movimientos.

El demonio se encontraba en la venta y los rayos de luna reflejaban su desnudo y torneado cuerpo. Finalmente le estaba prestando atención al colgante que le había quitado: Elaborado con plata y decorado con inscripciones en latín. Le dio la vuelta y una sonrisa se formó en sus labios — Tsukishima Kei — Dirigió su vista a la luna — Que ironía — Desvió su mirada y observó el cuerpo del menor en el suelo. Lo habían hecho tantas veces que había perdido la cuenta, estaba claro que no despertaría por ahora. Ya respiraba con normalidad, pero las marcas de dientes y los moretones en su cuerpo eran prueba de aquella noche. Odiaba admitirlo pero se había pasado, aunque él no salió limpio del todo. A pesar de ser un demonio que se regeneraba con rapidez, aún podía sentir el ardor en su espalda. Esos rasguños eran más profundos de lo que pensaba, pero habían valido la pena — Es hora — Escuchaba el despertar de las aves, percibía la brisa matutina y los rayos del sol comenzaba a alumbrar el bosque. Su llamada a retirarse. Se vistió sin prisa alguna, con su prenda roja envolvió el cuerpo del menor y lo tomó entre brazos. Aquel círculo de invocación comenzó a iluminarse y se paró sobre el — Fue divertido mientras duro — Observó su entorno mientras sus cuerpos comenzaban a desvanecerse. El suelo comenzó a crujir, los cristales se quebraron, las paredes se llenaron de manchas y una capa de suciedad invadió el lugar. Estaba claro que jamás volvería. 

Notas finales:

Y con esto terminamos la historia.

No es cierto, apenas está comenzando XD

No olviden comentar que tal les pareció. Una disculpa si no les gustó, no estoy acostumbrada a escribir lemon.


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