Era un día caluroso, por supuesto, ya que era verano. Yo me encontraba caminando hacia el metro cercano al centro comercial ya que había comprado mis útiles escolares. Me gusta comprarlos y personalizarlos más tarde, poniendo fotos de mis amigos y de mi hermana en las tapas de éstos.
Subiendo las escaleras me di cuenta de que había un chico llorando. Decidí que no podía pasar por su lado sin hacer nada, así que saqué un paquete pequeño de pañuelos desechables que siempre traía conmigo y le toqué el hombro suavemente. Él me miró con los ojos más tristes que he visto en mi vida. Le tendí los pañuelos y él después de dudar un poco los tomó murmurando un “gracias” con voz rota.
-De nada– Le dije –Espero que tu día mejore- Esas fueron quizás las palabras más sinceras que había dicho ese día.
El chico sonrió levemente. Le di una pequeña reverencia y me fui satisfecho por haber hecho mi buena acción del día.
Después de aquello fui a mi casa bastante animado, escuchando música y tarareando algunas canciones. Al llegar vi a mi hermana con su novio sentados en el sillón mirando una película. Su novio era alto y guapo, su nombre era Kris e iba en último año de instituto al igual que mi hermana Kyung Ri.
Kyung Ri era la envidia de todas las mujeres existentes y por existir:
Era alta -bueno, de mi mismo tamaño pero eso era ser alta para una mujer-, delgada, de piernas largas, cabello liso, brillante y largo, ojos preciosos, facciones finas, inteligente, amable, divertida y bastante popular.
Nadie la odiaba porque era amable con todos y… simplemente no podías odiarla.
No como yo, quién era el rarito del salón. Había repetido un año por encontrarme enfermo –maldita anorexia- y no tenía amigos de mi mismo curso. Sólo tenía a Minseok quién iba en último año y Zi Tao quién iba en el curso paralelo al mío. No es que fuera antisocial es solo que… Por alguna misteriosa razón todos me odiaban, llegando a hacerme bullying algunas veces.
Nunca lo dije ¿Para qué? Nada iba a cambiar.
Siguiendo con la historia, saludé a mi hermana y a su novio con la mano y me dirigí a mi habitación para dejar mis compras y comenzar a decorar las portadas de mis cuadernos. Busqué unas fotos mías con mis amigos y las dibujé en una hoja blanca todos juntos, de modo que quedara como un collage de dibujos. No soy muy bueno dibujando pero me gusta, al igual que cantar. Pegué los dibujos en uno de los cuadernos y después lo plastifiqué con paciencia.
Después de terminar de hacer todos los cuadernos mi hermana me llamó para decirme que la cena estaba servida. Bajé encontrándome con mis padres, mi padre revisaba su celular y mi madre servía la cena… Sólo que la mesa no estaba puesta.
-No me digan que era la trampa para poner la mesa- Dije. Kyung Ri asintió llevando cuatro vasos en sus manos. –Traidora-
-Yo también te quiero- Me dijo sonriendo.
Después de una cena normal -como todas- fui a “dormir” –después de cepillarme los dientes, obviamente-. En realidad estuve hasta las una de la madrugaba conversando con Zi Tao y Minseok por el chat que teníamos en Kakao Talk.
Esas vacaciones fueron de lo más tranquilas y yo estaba listo para mi penúltimo año de instituto.
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Yo miraba hacia la ventana, realmente aburrido. Era el primer día de clases, a la primera hora y lo típico era que presentaran a los estudiantes nuevos, cosa que no me interesaba, ya que era seguro de que ninguno de ellos se convertiría en mis amigos.
Decidí hacer algo ligeramente más productivo y saqué uno de mis cuadernos, lo abrí en la última hoja y comencé a dibujar a Kyung Ri –basándome en una foto que tenía en mi celular- para después regalárselo. Soy un hermano tan tierno.
Comencé por el cuello, después por la forma de su rostro, después hice los ojos.
Alguien se sentó a mi lado pero no le tomé importancia. Hasta que me habló.
-Hola-
Yo lo miré. Era un chico guapo, muy guapo, de piel morena y cabello castaño –teñido, seguramente-, tenía una de las sonrisas más bellas que había visto en mi vida.
-Hola- Le saludé con una pequeña sonrisa -¿Eres nuevo?-
-Me acabo de presentar como el nuevo estudiante del salón- Dijo él.
-Oh, lo siento. Es que cuando me meto en mi mundo nadie me saca de él- Expliqué volviendo a mi dibujo.
-Dibujas muy lindo…- Creo que me dijo –Ahora es cuando se supone que dices tu nombre-
-¿Ah?- Dije levantando la vista de mi dibujo –Soy Do Kyungsoo-
-Soy Kim JongIn- Dijo él. Yo asentí volviendo a mi dibujo. Después dijo algo pero no lo oí porque la campana de salida justo sonó en ese momento. Guardé mi dibujo en mi mochila y fui en busca de mis amigos, siendo detenido por JongIn quién me agarró del hombro suavemente. –Espera-
Yo lo miré confundido -¿Qué?-
-¿Me puedes enseñar el instituto?-
Yo negué, queriendo salvarlo del grupo de los perdedores –Será mejor que se lo pidas a alguien más-
-¿Por qué?- Me preguntó.
-Bueno, soy del tipo de estudiante que en la pirámide social estudiantil estoy en el grupo de los perdedores, así que si te juntas conmigo automáticamente te volverás uno, ya sabes- Dije restándole importancia –Mira, ahí está Oh Sehun y Park Chanyeol, ellos son populares, pídeselo a ellos. No me lo agradezcas-
Y me fui alegre porque me iba a encontrar con mis amigos. Tampoco es como si no nos hubiéramos visto en todo el verano, pero con un día sin verlos ya los extrañaba a horrores.
Si no fuera por ellos, mi vida sería una jodida mierda y seguramente entraría en depresión o algo por el estilo. Nos conocimos por casualidad y desde entonces nada a podido separarnos, ni siquiera el amor.
Al verlos me apresuré a llegar a ellos y saludarlos con un abrazo. Después los tres nos fuimos a nuestro lugar secreto a conversar. Nuestro lugar secreto se trataba se la azotea del colegio a la que nadie iba por lo alto que estaba. Los tres nos sentamos en el suelo, con la espalda apoyada en una de las paredes.
-¿Algo interesante en sus salones?- Preguntó Tao.
-Hay un chico nuevo en mi salón- Dije.
-¿Es guapo?- Me preguntó Tao muy interesado.
-Sí, seguramente se volverá en mi cuñado en unos meses. Claro, si es que Kyung Ri termina con Kris- Dije.
-Les tengo que contar algo- Murmuró Minseok
-¿Qué cosa?- Le preguntamos Tao y yo al mismo tiempo.
-Voy a confesarle mis sentimientos a Chen-
Kim JongDae, o mejor dicho, Chen, es uno de los chicos populares del instituto. No es muy alto, ni el más guapo, pero es divertido y canta muy bien, siempre está rodeado de personas.
-¡Eso es genial!- Dije yo emocionado –Espero de todo corazón que te corresponda, eres un chico muy adorable y amable como para que te rechace.-
-Creo lo mismo- Dijo Tao -¡Abrazo grupal!-
Entonces los dos abrazamos a Minseok fuertemente, quién rió feliz de que lo apoyáramos.
Sin embargo, esa felicidad no duró por mucho.
-¿Qué rayos le sucedió?- Pregunté al aire borrando mi sonrisa al ver que Minseok lloraba en uno de los pasillos. Corrí hacia él abrazándolo fuertemente cuando llegué a su lado. –Ven, vamos arriba. Tienes que calmarte-
Fuimos a la azotea y unos minutos después llegó Tao alegremente, su expresión cambió a preocupación cuando vio a Minseok llorar.
-¿Le dijiste tus sentimientos a Chen?- Preguntó Tao. Minseok asintió -¿Qué dijo?-
-Dijo que yo era un idiota al creer que le podría gustar un gordo feo como yo- Sollozó Minseok.
Bueno, Minseok no era el más delgado del mundo, pero ¿Gordo feo? ¿Acaso ese tipo era ciego? Minseok era la cosita más adorable que había visto en mi corta vida.
-¿Y tú crees que eso es verdad?- Le pregunté a Minseok con tristeza. Él asintió. Me mordí los labios sin saber que hacer o decir más que abrazar a Minseok al igual que Tao. ¿Cómo era posible que Chen dijera esas palabras tan crueles? Le haría tragarse sus palabras. De pronto algo hiso click en mi cabeza –Oye… ¿Y si le probamos que está equivocado?-
-¿Cómo?- Preguntó Tao.
-Hagamos ejercicio los tres- Propuse entusiasmado –Yo también debería cuidar mejor mi cuerpo y Tao puede ser nuestro entrenador personal-
-Es una buena idea- Dijo Tao aplaudiendo.
-Pero… No sé si lo logre- Dijo Minseok.
-Vamos, no estarás solo- Le animé –Mi papá es nutricionista, él te puede hacer una dieta. Eso más ejercicio y tendremos cuerpos de modelos…. Bueno, más o menos-
-Tiene razón- Asintió Tao mirando a Minseok.
Él sonrió –Chicos, son los mejores.-
Un abrazo grupal selló nuestra promesa.
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Una semana después, mi cita con mi cama fue interrumpida por mi hermana.
-¡Kyungsoo!- Exclamó Kyung Ri llamándome -¡Kyungsoo!-
-Estoy en mi pieza- Grité para que me oyera, demasiado flojo como para levantarme de mi cama.
Ella se acercó corriendo y se sentó en mi cama mirando hacia la pared, demasiado conmocionada. –Terminé con Kris-
-¿Qué? ¿Por qué?- Le pregunté incorporándome.
-Porque me gusta otro- Me dijo –Es que es tan guapo, divertido y amable- Suspiró ella.
-Déjame adivinar, se llama Kim JongIn- Dije rodando los ojos.
-No, su nombre es Kai- Me dijo –Aún no he hablado con él porque me da vergüenza, pero mis amigas me han dicho que es como un príncipe-
-No lo conozco- Dije restándole importancia –No sé porqué te preocupas, seguramente caerá a tus pies si es que no ha caído aún-
-Gracias Soo, realmente eres un buen hermano- Me dijo abrazándome –No sé qué haría sin ti, eres mi otra mitad-
Si supiera que nadie sabe que soy su hermano mellizo y que me hacen bullying, estaría realmente derrumbada.
Sin embargo, me prometí hacer que ella fuese feliz, porque ella es lo más preciado que tengo en mi vida. Y ese tal Kai sería mi cuñado.
Pase lo que pase.
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Pasó el mes relativamente normal, sólo me habían tirado bolitas de papel en medio de la clase y tirado mis cosas por la ventana del segundo piso, nada del otro mundo. Además, con Minseok y Tao comenzamos a hacer ejercicio todos los domingos en las mañanas, incluyendo una dieta que los tres seguíamos para que Minseok no se sintiera tentado a romperla.
Aquel domingo habíamos decidido trotar a lo largo del río Han. Después de una hora de trote continuo nos detuvimos desplomándonos contra el suelo. Nos sentamos en el pasto y calmamos nuestras respiraciones.
-Ya me siento más delgado y más liviano- Dije después de tomar agua.
-Yo también- Dijo Minseok –Me siento mejor conmigo mismo al saber que me estoy esforzando-
-Eso es bueno, mantener la autoestima también ayuda al cuerpo- Dijo Tao. –Oye Kyungsoo ¿Cuándo piensas decirle a Ravi que te gusta?-
Yo sonreí –Nunca-
-¿Por qué?- Me preguntó Minseok –Que yo haya sido rechazado no quiere decir que tú lo vayas a ser-
-Porque una vez que sepa que Kyung Ri es mi hermana me dejará por ella- Les dije completamente convencido de que eso pasaría. Claro, si es que por alguna locura de la vida terminara siendo correspondido.
Me gustaba Ravi por una simple razón: Era el único en el salón –además de Kim JongIn –que me trataba amablemente –si es que llegaba a cruzar una palabra con él-. Además de que era guapo y talentoso.
-¿Saben? Me gustaría encontrar un trébol de cuatro hojas y pedir que me amen sinceramente- Dije soñador –Pero no me tomen en cuenta, es una tontería-
-Claro que no lo es- Dijo Minseok. –Busquemos alguno, aquí está lleno de tréboles-
Por más que buscamos no encontramos ninguno. Nos separamos a la hora de almuerzo, cada uno a su casa.
Al día siguiente había un trébol de cuatro hojas en mi puesto. Estuve a punto de preguntar en voz alta si era de alguien pero me acordé de que era el perdedor de la clase y que nadie, absolutamente nadie me escucharía.
Me senté jugando en el trébol entre mis dedos. Cerré los ojos y deseé con todo mi corazón amar y ser –por fin- correspondido.
-Qué tonto- murmuré después de haber pedido el deseo.
-¿Qué es lo tonto?- Me preguntó Kim JongIn sentándose a mi lado –ya que era su puesto, no porque le interesase conversar conmigo-.
-No, nada- Le dije –Oye… ¿Por casualidad conoces a un tal Kai?- Le pregunté recordando que a mi hermana le gustaba ese tipo.
-Claro que lo conozco, soy yo- Dijo él sonriendo.
-Oh, ya entiendo. Kai para los amigos y Kim JongIn para los demás- Dije asintiendo.
-No, de hecho… -Sus palabras fueron interrumpidas por el profesor que justo en ese momento entró bastante molesto.
Sin querer que el profesor se enojara aún más, obedecí su orden de abrir el libro en la página doce, sin interesarme lo que fuese a decir Kim JongIn.
Porque… ¿Qué le podría decir un chico popular a un perdedor?