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BLACK MAGIC por Claudens

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Los rayos del sol aún no despuntaban cuando Shaid se encontraba ya en camino de Inin. La despedida de su madre fue triste, de su padre dolorosa y Nau lloro desconsoladamente al enterarse que no vería a su respetado príncipe por mucho tiempo.


 La brisa matutina agitaba los cabellos del muchacho y era fría como el hielo, pero él no se estremecía. Los ojos celestes se mantenían fijos en el horizonte, aquella mañana era especial y diferente, había conseguido lo que tanto anhelaba, podía salir del palacio y recorrer el mundo, pero el precio de su sueño era muy alto... la vida de su padre era mil veces más importante para él que sus propios anhelos.


 El caballo negro como la noche avanzaba apaciblemente por el sendero, el joven llevaba consigo todo lo necesario, un par de mudas de ropa, armas y sus queridos libros.


 -Pronto veré a los elfos... – se dijo así mismo con melancolía y recordó al rey Anshar. Aquella fue la primera vez que vio a un elfo, él sabía de los otros reyes y que uno era elfo, pero jamás había tenido la oportunidad de verlo y cuando esta se presento apenas y pudo prestarle atención.


 - No me emociona la idea de tener un aprendiz, no me agrada la magia... – se quejo mientras una parvada de pájaros atravesaba el cielo.


 El tiempo transcurrió y el galope del caballo pura sangre se hizo más intenso, Shaid cabalgaba bajo los rayos del sol, se sentía lleno de tedio, hasta que por fin sus ojos quedaron fijos en el bosque de Aiden.


 Aquel maravilloso lugar que era el centro de las leyendas y los cuentos de hadas de Baal, era soberbio. Shaid no podía creerlo, estaba a los pies de Aiden el bosque encantado. El viento agitaba los árboles, sus enormes copas parecían musitar un canto cada que eran sacudidas por el aire, aromas a tierra y naturaleza lo impregnaban todo, la brisa llevaba de un lado a otro el polen de las flores y los animales silvestres pequeños y diminutos iban de aquí a allá sin cesar su andar.


 Estaba por entrar al bosque boquiabierto cuando el corcel se detuvo, relincho horrorizado y casi derrumba a su jinete.


 - ¿Qué pasa contigo Male? – pregunto el chico mientras jalaba enérgicamente de las riendas. El animal se alejaba del bosque con lentitud dando pasos hacia tras, era como si temiera darle la espalda a aquel paraíso


 - Male, ¡vamos no hay tiempo que perder! – espolea al animal y este se negó a continuar


 Los relinchidos de aquella bestia azoraban al bosque y Shaid se vio obligado a desmontar, sólo así el caballo se calmo.


 - Male... ¿a qué le tienes tanto miedo? – pregunta el chico a su compañero mientras acariciaba su hocico y sus ojos se fijaban en el bosque


 Una risa proveniente del bosque agita al animal nuevamente.


 - Jajajajajajaja, eres un idiota, él sabe que no puede pasar a esta tierra mágica, sólo los seres con alguna clase de poder pueden entrar a Aiden – la voz serena de aquel hombre sobresalta al príncipe


 - ¿Dónde estas?, ¿Quién eres tú? – las palabras de Shaid flotan en el aire, fueron seguidas luego por el ruido de ramas y finalmente alguien descendió de los árboles


 - Yo soy Aspis guardián de este bosque – el elfo rubio hizo una reverencia al príncipe y empezó a aproximarse a él


 - ¡Un elfo! – dijo mientras sus ojos azules se posaban en el hermoso ser que se acercaba a él. Su largo cabello dorado era de vez en cuanto sacudido por el aire, sus ojos verdes cómo esmeraldas contrastaban con sus ropas negras y su piel exageradamente blanca, además un destello dorado pendía de sus orejas largas y puntiagudas. Ante tal expresión de asombro Aspis sonrió y asintió


 - Príncipe de Mit, yo te escoltare hasta el final del bosque, después tu deberás continuar solo hasta el palacio. El elfo quedo frente al príncipe y este continuaba anonadado aquel ser era tan hermoso y estaba rodeado por un aura mística y sobre natural


 - Debes enviar de regreso a tu caballo, ya no lo necesitaras – la voz del guardián saca del trance al muchacho, el cual asintió y despojo al caballo de su carga para luego enviarlo de vuelta a casa


 - ¡Male regresa al palacio! – dio una palmada al animal y este se marchó


 - Bueno vamos entonces – Aspis señala el camino a Shaid y este empezó a internarse en el bosque


 El tiempo transcurrió con rapidez o al menos para el príncipe fue muy corto ya que no se cansaba de observar la belleza de Aiden. La tarde estaba por caer, ambos caminantes se detuvieron a la orilla de un cristalino río


Aspis se sentó en la hierba en tanto Shaid llenaba su cantimplora de agua y se refrescaba la cara con aquel delicioso líquido


 - Hay algo que quieres preguntarme ¿no es así? – dijo repentinamente el elfo rompiendo el silencio que reinaba entre los dos


 El agua del río se escuchaba correr, Shaid asintió solamente y luego de pensarlo varios minutos hablo


 - ¿Por qué necesito una escolta?, ¿Acaso el rey Anshar cree que soy tan débil? – ante aquellas cuestiones planteadas con tanta seriedad el elfo ríe divertido y eso ocasiona que el príncipe se volviera y le mirara fieramente


 - Oh, por favor no me malentiendas - se disculpa el guardián y trata de calmar su risa - Veo que no ha estudiado sus lecciones lo suficiente. Aiden es un bosque mágico, para cualquiera que no pertenece al reino es cómo un laberinto gigantesco e interminable, sólo los elfos conocen la salida de este sitió, es por eso que yo te ayudare a cruzarlo, de lo contrario tardaría meses o quizá años en lograr atravesarlo y no debe perder el tiempo de esa forma – el elfo sonrió amablemente al príncipe y Shaid se sintió avergonzado


 - Bueno es mejor continuar – dijo el muchacho al ver que la noche caería pronto. Emprendieron de nuevo el camino y antes de que la primera estrella saliera Shaid había llegado al final del bosque


 - Gracias por todo – dijo el muchacho y sonrió


 - De nada... ah, por cierto, se dice que vienes a instruir al príncipe Exvan... te recomiendo ser paciente, el príncipe de nuestro reino es muy especial – dijo y salto a la copa de un árbol


 - ¡¡¡La tendré, gracias por el consejo!!! – ajusto el chico sus zapatos y continuo su marcha. Hasta el momento todo había sido tranquilo, él ansiaba algo de acción, siempre creyó que Inin sería más excitante que Mit, pero ahora veía que se equivocaba


 En tanto cavilaba en tonterías sin dejar de avanzar llego al pueblo. Se admiro al ver que en aquel sitio estaba asentado en la base de árboles gigantescos, así como Mit se aloja en la base de la montaña Dilmun y el palacio de su padre esta tallado en la roca de la misma, de igual manera Inin esta adherido a los árboles.


 Un alboroto llama entonces la atención del recién llegado. Varios elfos con arcos en manos y lanzando flechas persiguen a una sombra negra que parece ser más ágil que ellos.


 - Oh, ¿qué sucede aquí? – Shaid se hace aun lado esquivando una flecha que pasa al lado de su rostro - ¡¡Oigan tengan más cuidado!! – uno de los perseguidores se detiene


 - Disculpe forastero, pero aquel es un ladrón, no podemos dejar que se escape nuevamente – después de decir eso el elfo continua con su carrera. El escuchar aquello encendió el espíritu aventurero de Shaid quien al instante se decidió a colaborar en la cacería


 - Pequeña cuida de mis cosas por favor – entrega su equipaje a una niña y corre siguiendo a los elfos


 - ¡¡Ha subido al roble principal!! – se escucho gritar a uno de los perseguidores y poco a poco el resto detuvo su carrera. El príncipe de Mit les dio alcance y asombrado los cuestiono


 -¿Por qué se detienen?, ¿Acaso lo dejaran huir? – los ojos azules del príncipe se fijan en los elfos y estos negaron con la cabeza


 - Ha subido al gran roble, será imposible capturarlo – ante la respuesta tan resignada Shaid río


 - Bien, esperen aquí, yo traeré a ese malhechor. Préstame esto – el chico le arrebata el arco al elfo, corre y empezó a trepar y saltar por el roble. La figura oscura se había detenido a observar y rió a carcajadas al ver como ese forastero le perseguía


 - ¡Ten cuidado con la oscuridad forastero o te devorara! – le grita el elfo que estaba cubierto par una capa y capucha negras mientras corría y entraba a una cueva hecha en el roble


 Shaid entro en aquel sitio por la misma abertura y una vez dentro todo fue oscuridad


 - Uh, si que será divertido esto – se dijo y de su cinturón desprendió una bolsa de tela, la abrió y de ella sacó una varita larga y delgada. Sonrió, chasqueo sus dedos y en la punta de la vara apareció una flama


 - Jajajajajaja, tus estúpidos juegos de niños no te servirán – rió el elfo proscrito a carcajadas al ver como aquella diminuta flama apenas podía iluminar al forastero


 - Esa lucecita será devorada por la oscuridad – amenazo el elfo y se le escucho moverse


 Shaid hizo caso omiso de la amenaza y avanzo, sólo pudo dar un par de pasos cuando la luz desapareció


 - Ah... – el príncipe no supo que había ocasionado aquello. Dentro de aquel roble hueco no había oportunidad de que se colaran ráfagas de aire


 - Te lo dije – Shaid escucho decir justo tras de él y se dio la vuelta sobresaltado lanzando manotazos que se impactaban en el aire


 - Muy bien, tú lo has querido –el chico castaño repitió la operación, la flama volvía a arder y entonces, tomo la vara entre sus manos y cerro los ojos


Poderes místicos de la luz, posesionen este instrumento e inunden este lugar con su fuerza


 El conjuro pronunciado por Shaid hizo eco en el roble, la llama de luz creció formando una esfera gigantesca que levito, colocándose en el centro del árbol iluminándolo todo


 - ¡Maldición! - el ladrón intento correr, pero no pudo ir muy lejos, una flecha hirió su brazo derecho - ¡Agghhh! – se detuvo intentando sacarla y otras más atoro su larga capa en las paredes del roble


 - ¡Excelente! – grito Shaid y corrió hacia donde su presa lo esperaba. El elfo luchaba desesperadamente por liberarse y justo cuado el príncipe de Mit estaba a un par de centímetros logro sacar la flecha que lo lastimaba y de un movimiento rompió su capa quedando libre


 - ¡No te iras! – Shaid estiro sus brazos y logro arrancar la capucha que el elfo llevaba.


 - Arreglaremos esto otro día forastero – le grito el elfo sin volverse mientras el príncipe sólo podía ver la melena roja de aquel malhechor. Intento seguirlo, pero resbalo en el tronco del árbol y no pudo alcanzarlo


 Shaid extinguió la luz y salió decepcionado del roble


 - ¡Ahí viene ¡ - grito uno de los elfos al verlo salir. Descendió el chico castaño con tranquilidad y entrego el arco a su dueño


 Toma... – también le dio la capucha del ladrón


- ¿Pudiste verlo? – preguntaron los elfos y Shaid negó con la cabeza


 - Sólo de espaldas, se me escapo por la maldita oscuridad – frustrado el príncipe toma sus cosas, ya que la niña le siguió hasta donde había ido


 - Muchas gracias pequeña – le dijo a la niña y esta sonrió dulcemente


 Espíritu de la vida permíteme dar las gracias


Todos escucharon aquellas palabras extrañas y vieron aparecer una flor del color del arco iris en las manos del joven


 - Es para ti – se la entrego a la pequeña y se abrió paso entre la gente. Caminaba con seguridad, hasta que se detuvo y se volvió


 - ¿Alguno de ustedes sabe donde esta el palacio? – todos rieron al escucharlo y la niña tomo su mano


 - Yo te llevare – la pequeña camino a su lado mostrándole el pueblo, hasta que finalmente llegaron al último de los árboles, en cuyo interior se encontraba el palacio de Inin


 - Gracias nuevamente pequeña – Shaid estaba en la puerta despidiéndose de su nueva amiga


 - Muy bien llego la hora de trabajar – sonrió y entro al palacio


 El palacio de Inin era maravilloso, el piso de duela de madera tan liza y bien cuidada que asemejaban un espejo, las paredes todas con decoraciones de metal y acero. Enormes cirios iluminaban el salón, una alfombra azul se extendía por el centro de aquella habitación. Los vidrios de las ventanas estaban decorados con imágenes que hacían alusión a la naturaleza


 - Es magnifico – decía el chico mientras admiraba a su alrededor


 - Me alegra que te agrade mi hogar – la voz suave y gentil del rey Anshar sorprendió al príncipe


 - Señor... – de inmediato Shaid hizo una reverencia, no se atrevió a mirar al rey a la cara


 - No seas tan serio. Soy amigo de tu padre desde hace años ¿lo recuerdas? – el rey sonrió. Shaid alzo la vista y asintió, pudo contemplar ahora con detenimiento al perfecto y sublime rey de Inin. Era excelso, su larga melena, sus movimientos refinados, su porte y elegancia, sus facciones tan delicadas y aquellos ojos verdes, eran preciosos y únicos.


 - Debes tener hambre, te llevaran a tu habitación, ponte cómodo y baja a cenar cuando gustes, yo esperare por ti el tiempo necesario – una palmada hizo eco en aquel hermoso salón y una hermosa elfa vestida de blanco con una diadema dorada y cabello café entra con solicitud


 - Lleva al príncipe a su alcoba. Después llama a Exvan para que venga a recibirle y baje a cenar con nosotros – la joven toma las cosas de Shaid y esta por retirase cuando este habla dirigiéndose al rey


 - Señor, si me permite me gustaría ir primero a ver a Exvan, no considero necesario que las cosas se hagan con tanta formalidad. Por favor déjeme hablar con él a solas – el rey contempla a Shaid por un momento luego sonríe y asiente


 - Como gustes, estas en tu casa ahora y puedes hacer lo que te plazca Shaid – da la media vuelta y su túnica negra se agita en el aire


 La doncella muestra el camino a Shaid y este contempla admirado aquel hermoso lugar. Y por una ventana al lado de la escalinata observa el jardín y con asombro ve la fuente que le adorna y que es idéntica a la de su hogar.


 - Hemos llegado príncipe – la voz de la chica obliga a Shaid a regresar de su retraimiento. La chica abre el hermoso umbral tallado en madera y entra. Deposita las cosas del muchacho en la cama y empieza a retirarse


 - Espera, la habitación de Exvan ¿cuál es? – la doncella señala con gentileza una de las puertas, hace una reverencia y se marcha


 Shaid cierra su alcoba, se dirige a la habitación del príncipe, toca con suavidad pero nadie responde. Suspira con pesadez, sabe que lo que viene no será divertido. La puerta de la alcoba de Exvan se abre, el elfo se vuelve desconcertado y fija sus ojos verdes en el atrevido que ha entrado sin permiso


 - ¿Exvan?... – pregunta Shaid y el elfo le da la espalda. Shaid hunde una de sus manos en su melena castaña, se siente muy tenso, pero debe continuar


 - Soy Shaid de Mit y... – el muchacho castaño es interrumpido por la voz fría del elfo pelirrojo


 - No es necesario que me des explicaciones, estoy enterado de todo – dice y continua lo que esta haciendo sin prestarle mayor atención a Shaid.


 - Me alegra saberlo – dice el otro joven y no le parece divertido que lo ignoren así. Decide entonces aproximarse


 - Creo que tenemos mucho de que hablar – dice finalmente el chico y coloca una de sus manos en el hombro del elfo.


- ¡No vuelvas a tocarme! – grita molesto Exvan al tiempo que lanza un golpe a Shaid


 - ¡Muy bien, no voy a soportar esto! – el chico jalonea al elfo para que lo enfrente cara a cara, una venda cae de las manos morenas de Exvan y Shaid fija sus ojos azules en la herida que tiene en el brazo


 - Yo vine a estas tierras con buenas intenciones- dice mientras Exvan recoge la venda y le contempla fijamente a los ojos


 - Pero si tu no quieres mi ayuda será mejor que me marche. Exvan, nadie puede obligar a otros a hacer su voluntad, creo que debes decírselo a tu padre, mientras tu no desees aprender magia no lo harás – aquellas palabras fueron escuchadas con frialdad, el rostro el elfo pelirrojo no reflejaba nada en absoluto


 Hubo silencio, Shaid esperaba una respuesta por parte del príncipe, pero al parecer no se la daría. Entonces justo cuando el chico castaño estaba perdiendo la paciencia contempla a Exvan con cuidado, aquel príncipe de larga melena roja era más hermoso que su padre. Era magnífico, su belleza sobrenatural le causo admiración y aquella melancolía en su expresión lo hacia más bello aún.


 - Me voy... – dijo quedamente y se dio la vuelta, sus pasos resonaron en la habitación y justo cuando la blanca mano del chico se poso en el picaporte el otro lo detuvo


 - Esta bien... lo intentare – fue todo lo que dijo y volvió a darle la espalda concentrándose en curar su herida. Shaid sonrió, abrió la puerta y salió cerrando suavemente tras de sí.


 Y en su alcoba Exvan se encontraba molesto


 - ¡Maldita oscuridad!, Por tu causa ese idiota fue el primero en herirme... – vendo con fuerza su brazo. Limpio con un trapo la sangre y salió, mientras planeaba como sacar de sus casillas a ese forastero.


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