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Dark Side por Galaxy Diamond

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Notas del capitulo:

Continuamos con el comienzo, y con  una ligera explicación de algunos personajes, para ubicarnos en el fic. 

Gracias por sus comentarios y por ellos, me tomé el tiempo de subir un poco antes del miércoles, para que no se quedaran con la curiosidad de lo que sucedió entre Jimin y Yoon Gi. 

 

Al fin llegaron al estacionamiento del hospital universitario. Ambos iban en absoluto silencio, aunque cada uno iba pendiente del otro. El mayor apagó el motor y luego se quedaron ahí, sentados sin saber qué decir.

En realidad Yoon Gi era el que estaba inseguro. Maldiciendo por dentro pues no le solía pasar, pero ahí estaba, nervioso y callado, junto a un chico lindo que lo había abordado en la noche y que lo hacía sentirse sumamente excitado.

De repente, Jimin se puso de lado y lo miró, como siempre, con su hermosa sonrisa.

─    Pues… entonces… muchas gracias, hyung. Eres un chico muy bueno y amable… además de hermoso. – Le dijo y sin más, se hincó a un lado del mayor y tomando con suavidad su rostro, lo besó apenas rozando los labios del otro, pero haciéndolo sentirse muy caliente.

Cuando Jimin terminó, Yoon Gi lo miró ahí, elevado sobre él y sonriente. Cuando el menor se giró en su asiento para salir, el doctor Min se le arrojó encima y lo detuvo del cuello de la camisa, entrando a su boca con la suya, en un beso completamente profundo y necesitado.

Era una sensación algo violenta, pero excitante, tener a ese joven médico tomándolo entre sus brazos y besándolo sin poder contenerse.

Al fin lo soltó y luego se miraron. Entonces fue Yoon Gi quién habló.

─    Cuando vayas a besarme, hazlo bien, mocoso. – Le susurró demasiado cerca del otro. Jimin sonreía feliz. Veía el efecto que había causado en Yoon Gi y se sentía más que satisfecho.

 

─    ¡Oh Yoon Gi, en verdad sabes besar! – Se burló del otro, con una aparente tranquilidad.

En lugar de contestar, Min volvió a besarlo con fuerza, sin querer realmente que el otro se alejara y tuviera que dejar de besarlo y de tenerlo tan cerca de él. Se afianzó más sobre Jimin, acomodándose sobre la cadera del menor.

─    Hyung. Te quiero enseñar un par de cositas. – Le dijo Jimin, abrazando al otro contra su cuerpo. Sus manos traviesas se deslizaban por encima de la camisa del otro y debajo de su abrigo, recorriendo su espalda, haciéndolo sentir pequeñas descargas que lo hacían desear más y más.

 

─    ¡Jimin! – Le susurró en el oído, dejando que el menor hiciera lo que quisiera con su cuerpo. Se pegó más y comenzó a frotarse sobre la entrepierna del otro, logrando que por fin, que Jimin cerrara los ojos y gimiera excitado a morir.

 

─    Vamos… vamos a otro lugar, hyung. Un lugar… - Pero no podía hablar, pues suspiros repentinos lo interrumpían. – Privado. – Terminó al fin, luego los dos se besaron ansiosamente.

 

─    Vamos. – Le contestó Yoon Gi, pensando en el diván de su consultorio, que estaría vacío a esas horas. Simplemente se sentía alucinado con él, y quería seguir sintiéndolo por un rato más.

 

Salieron del automóvil, caminando lentamente, sobre todo porque de repente se detenían a continuar besándose, y al fin llegaron hasta el edificio donde estaba ubicado el despacho del doctor. Iban a entrar, cuando éste recibió una llamada en su celular.

 

─    No contestes… cariño. – Le susurró Jimin en el oído, siendo completamente tentador, pero Yoon Gi tenía una costumbre demasiado arraigada y después de besarlo suavemente, le dijo:

 

─    Debo hacerlo, pero nada me hará alejarme de ti, esta noche. – Le insinuó mirándolo con fuego en los ojos. Luego dirigió su mirada al celular y vio que era Jin.

 

─    Dime. – Le contestó, tomando de la cintura a un Jimin que le devoraba la otra oreja.

 

─    Yoon Gi, debes venir. Ren… Ren está muy mal. Necesito que lo hipnotices, tenemos que sacarlo del coma hoy mismo o lo perderemos. – Le dijo en un tono que hizo al doctor darse cuenta de la urgencia.

Guardó el aparato y muy a su pesar, alejó al menor de su cuerpo y lo miró, haciendo que el otro adivinara su pensamiento.

─    Tienes que irte. – Le dijo algo serio, haciendo un adorable puchero con los labios esponjados e hinchados de tanto besar. – Está bien, hyung. – Le dio un último beso y luego se separó del otro, sin más. – Te veré… en otra ocasión. –

 

─    Espera… no te vayas. No me has dado tu número de teléfono ni tu dirección. – Lo detuvo del brazo, impidiendo que siguiera caminando.

 

─    ¿En verdad te interesa? – Le preguntó dudoso.

 

─    Sí, mucho. En verdad, lamento tener que irme, pero es una urgencia. – Le explicó aún en contra de su costumbre, pero ese chico en verdad le gustaba mucho.

 

─    Entonces… si me buscas, me encontrarás en el mismo lugar, a la misma hora, hyung. – Le envió un beso exagerado y luego se fue rápidamente, impidiendo que Yoon Gi lo siguiera.

 

─    ¡Demonios! – Gritó Min, sintiéndose completamente impotente. Luego regresó a su automóvil y trató de controlarse para ir a ver a Jin y decirle, de la mejor forma posible, que no hipnotizaría a Ren jamás.

Llegó al hospital rápidamente pues éste se encontraba en el mismo campus que las oficinas y consultorios, pero en el otro extremo, así que cinco minutos después estaba ahí, en la habitación de Ren, observando los niveles que marcaban los diferentes aparatos a los cuales estaba conectado el chico.

 

─    Está muy mal. Si no lo hipnotizas, si no logras que salga de la inconsciencia, lo perderemos. – Le dijo Jin.

 

─    Tú lo has dicho, está inconsciente. No puedo hipnotizar a alguien inconsciente. –

 

─    Si lo has hecho, en tus investigaciones. –

 

─    Pero eran individuos… -

 

─    Voluntarios, lo sé. Yoon Gi, no me mientas, por favor, solo dime que no lo harás y asume las consecuencias de lo que pase. –

 

─    ¿Estás diciendo que yo seré culpable de lo que le suceda a Ren? – Le preguntó incrédulo.

 

─    Lo serás sí teniendo una posibilidad de ayudarlo, no lo haces. Asume eso. – Le respondió su amigo, impertérrito.

 

Yoon Gi lo miró, dudando entre romperle la cara de un puñetazo y largarse de ahí, o bien, darle la razón y hacer lo que le pedía. Dudó solo diez segundos y después con su voz ronca, aceptó.

 

─    Pero te quiero aquí. Todo el tiempo, serás mi testigo. – Le exigió.

 

─    Claro que me quedaré aquí. – Le contestó un Seokjin sonriente.

Yoon Gi lo miró muy serio, pero luego de cerrar los ojos y suspirar con fuerza, los abrió y se acercó a Ren. Lo miró ahí tendido en la cama, exánime e inconsciente. Se veía tan indefenso como un niño pequeño y de pronto, sintió compasión por él.

Sacó su celular y buscó el sonido del  metrónomo y lo puso cerca del oído del chico. Luego, se sentó cerca de él y le dijo con suavidad.

─    Ren… Ren… soy Yoon Gi. – Le decía, buscando algo en el rostro del muchacho, que le indicara que estaba comunicándose con él. Los segundos pasaban, pero poco a poco, la voz del psiquiatra, iba colándose en la mente del chico.

De pronto, los ojos de Ren se movieron debajo de los párpados. Seokjin sonrió, sabía que Yoon Gi podría entrar al subconsciente de Ren.

─    Ren… tienes que salir del trance. – Le decía suavemente. – Ren… Ren… ven… sal de la oscuridad. – Le susurraba. El metrónomo seguía funcionando.

 

─    Ren… mi voz es lo único que vas a seguir, mi voz es tu guía ahora… síguela. – Lo observaba y veía que los aparatos indicaban un ritmo cardiaco más fuerte y la presión se había elevado un poco.

 

─    Ren… quiero que me sigas. Vamos a ir juntos a un lugar muy bonito, ven… te estoy esperando Ren… - El chico seguía teniendo los signos vitales más fuertes, más firmes. Ya no languidecían, eran mucho mejores. – Es un lugar fresco y verde, como te gustan. Hay muchos árboles y estamos ahí, juntos, con tu familia, ven, te estamos esperando. – Y así le decía.

Yoon Gi sabía que iba abriendo poco a poco, puertas que tenía el muchacho en el subconsciente. Puertas que después de la sesión debía ir cerrando de una en una, lentamente, a fin de no dañar después al chico.

─     Ren… quiero que me mires. Gira tu rostro y mírame. – Le dijo al fin, logrando que el otro chico, lo mirara. Su mirada era vacía. Entonces siguió. – Ahora… cierra tus ojos. – Ren los cerró y Yoon Gi continuó. - Vas a despertar muy relajado, te sentirás más fuerte y tendrás energía suficiente para recuperarte. No tendrás otra preocupación más que aliviarte. Solo eso te importará, solo eso. – Le dijo y el otro chico afirmó.

Yoon Gi lo miró y sonrió. Luego se acercó de nuevo y le dijo, para terminar.

─    Quiero que te enfoques, quiero que vayas subiendo desde tu inconsciencia hasta donde estoy yo, y quiero que vayas dejando atrás cualquier otro pensamiento. Quiero que solo escuches mi voz. – Esto que le decía era muy importante pues en el proceso de despertar, el chico inconscientemente, iba cerrando oídos a otras cosas que lo hicieran tener la mente abierta. Debía cerrar todos los recuerdos de su estado comatoso.

 

─    Ahora… iremos subiendo juntos, lentamente. – Su voz era suave y profunda, podía ver al chico como iba saliendo poco a poco hasta donde estaba su conciencia, entonces agregó: - Cuando cuente hasta diez, tú despertarás y te sentirás mucho mejor, te sentirás fuerte y optimista, y tendrás fuerza para seguir con tu vida. – Le dijo suavemente. – 1, 2, 3, 4, 5… - El doctor iba contando lentamente, observando al chico cuyo rostro se iba relajando poco a poco y al fin… - 10. – Dijo el doctor.

 

Entonces Ren despertó abriendo los ojos muy despacio. Se enfocó y miró hacia los doctores que lo observaban atentamente.  

─    Ren, regresaste. – Dijo Jin.

El chico los miraba extrañado, pero se veía bien y sin enojo en su rostro. Observó los aparatos y los cables que lo unían a ellos, sus ojos rebelaban el asombro de verse en tal situación.

─    Te voy a quitar el tubo que tienes en la garganta, cuando lo saque, debes toser un poco, pero luego te sentirás mucho más cómodo. – Jin jaló el tubo, y  Ren tosió obedeciendo las indicaciones de Seokjin. Al fin se recostó, respirando con calma y con los ojos cerrados.

 

─    Bien. – Dijo Yoon Gi y Ren lo miró de inmediato.

 

─    Viniste Yoon Gi. – Le dijo con una voz rasposa, producto de tener el tubo insertado en la garganta,  luego le sonrió. Yoon Gi le devolvió la sonrisa y ambos se sentían muy bien, sin enojos ni rencores.

 

─    Vine para ayudar. Deseo que estés bien. Ahora debo irme pues Jin te hará algunas pruebas. Con Permiso. – Y el doctor Min salió de ahí, satisfecho pues había demostrado, una vez más, que era infalible.

Salió del hospital respirando el fresco aire de la madrugada. Aún no había nadie en la calle, pero él se sentía muy bien, pues siempre que conseguía ayudar a alguien haciendo hipnosis, se sentía pleno y satisfecho.

Luego recordó a Jimin y su rostro se ensombreció. Se imaginaba que el menor estaba enojado y que tendría que reponerle la noche. Pero estaba decidido a ir a buscarlo al mismo club en cuanto tuviera otra noche libre. Y ésta vez, nada le impediría tener una noche de pasión con él.

─    Ya nos veremos de nuevo, Jimin. –

Llegó a su casa y se fue directo a dormir. Estaba rendido y solo quería pasar el resto del día acostado y dormido. Quería olvidarse de todo, hasta que tuviera su siguiente consulta.

 

 

El doctor Min tenía un medio hermano, hijo del hombre que se había casado con su madre cuando ésta enviudó siendo él un pequeño de diez años.

Hoseok y él tenían una excelente relación. Nunca habían peleado y desde que Hoseok llegó a la casa del mayor, ocupando la habitación de junto, la casa era un lugar muy agradable para todos, pues ellos de inmediato sintieron una enorme simpatía por el otro.

Actualmente, Hoseok daba clases de danza en la Universidad y hacía coreografías para las diferentes empresas de ídolos, además de bailar profesionalmente. Viajaba por muchos países, presentando sus coreografías o bien, acompañando a los ídolos en sus presentaciones, ganando muy buen dinero.

Después de que la mamá de Yoon Gi decidiera irse de la casa, el menor se había quedado más cerca de su hyung, pues lo veía deprimido y solo.

Esa noche, aunque ya era tarde, escuchó cuando Yoon Gi abrió la puerta de su habitación y decidió asomarse para ver si estaba bien. Su forma de ser tierna y maternal, lo empujaban a cuidar de ese joven médico que de pronto se le antojaba muy solitario.

─    Yoon Gi. ¿Estás bien? – Le preguntó Hobi, como le decía de cariño.

 

─    Sí, gracias. – Le dijo y el otro entró a la oscura habitación.

 

─    Es tarde. Estaba preocupado por ti. – Le comentó el menor, acercándose a comprobar que el otro realmente estuviera bien.

 

─    No tienes que preocuparte por mí. Creo que los 27 años es una edad muy buena para poder hacerse cargo de sí mismo. – Le dijo el mayor.

 

─    Lo siento, no quiero molestarte, pero… - Sonrió porque en verdad era algo ridículo su preocupación, pero no podía evitarlo.

Yoon Gi lo miró y sonrió también.

─    Te agradezco que te preocupes, pero se cuidarme solo. Te lo aseguro. Ahora te agradecería que me dejaras dormir, en realidad estoy muerto de cansancio. – Le pidió, amablemente. Con Hoseok era con la única persona que era amable y considerado.

 

─    Está bien. Que tengas buenas… - Se interrumpió porque miró la hora y ya eran las cinco de la mañana. – Que tengas buen día. Te veo después. – Le dijo y salió de la recamara para dejar que su hyung descansara.

Hoseok se fue a bañar y arreglar para irse a trabajar. Iría a dar clases en la universidad para los chicos del último ciclo. Debía presentarse y quería causar una muy buena primera impresión, aunque con su forma de ser tan agradable, sonriente y simpática, siempre lo lograba.

Llegó a las instalaciones de la Universidad, bajó de su camioneta Ford, color negro y caminó ágilmente hacia el salón de baile donde lo esperaban sus nuevos alumnos.

Entró y vio que eran aproximadamente 15 muchachos. Unos diez eran hombres y las otras chicas. Saludó con una reverencia, siendo recibido con respeto y más reverencias de parte de sus alumnos.

─    Buenos días, soy el maestro Hoseok, Jung Hoseok. Seré su profesor durante éste último año y me gustaría que se presentaran de uno en uno, me digan su nombre y sus metas a corto y mediano plazo, por favor. – Y las chicas comenzaron.

Eran unas estudiantes alegres y entusiastas que le agradaron mucho. Luego siguieron los chicos, algunos arrogantes, y otros nerviosos. Pero el que le llamó más la atención fue una pareja de chicos que se quedó hasta el final. Ambos se veían demasiado jóvenes y no se separaban para nada.

Cuando les tocó hablar, el más alto de los dos, un chico muy delgado, y con una sonrisa hermosa en su bello rostro, se presentó primero.

─    Me llamo Kim Taehyung, y no pienso estudiar baile. – Le dijo de lleno, haciendo que todos se rieran.

 

─    ¿Entonces qué haces aquí, Taehyung? – Le preguntó Hoseok confuso, pero sin perder su sonrisa.

 

─    Vine a acompañar a mi amigo Jimin. – Y entonces jaló al otro para que se presentara.

 

─    Me….Me llamo Jimin. – Dijo tan quedito que no le escucharon.

 

─    Por favor, habla más alto que no te escuchamos. – Le pidió Hoseok.

 

─    Me llamo… Jimin. Park Jimin. – Dijo el chico y luego guardó silencio. Miraba a Taehyung como si fuera su salvavidas.

 

─    Dile para que estás aquí, Jimin. – Le dijo Tae, pero todos escucharon y les daba risa, haciendo que Jimin se viera más apenado.

 

─    Shhh, guarden silencio. – Ordenó Hoseok, logrando el silencio de todos. – Jimin, necesito que me hables de ti, de tus planes. –

 

─    Sí, perdón…. Yo… yo quiero bailar. – Les dijo y no agregó más. Hoseok observó que era demasiado tímido y no insistió más.

Luego de esto, los colocó en filas y los puso a hacer calentamiento. Observaba a Jimin y veía que el chico era muy flexible y sabía hacer muy bien todos los movimientos. Sin embargo cuando lo observaba con la vista sobre él, se apenaba demasiado y se ponía muy rojo. Era un muchacho demasiado tímido.

Al final, los puso a bailar para demostrar su nivel y entonces se dio cuenta del porqué Jimin estaba ahí. Simplemente era muy bueno, bailaba y entonces se desinhibía por completo, logrando cautivar.

─    Muy bien. – Les dijo Hoseok, cuando la clase terminó. – Nos vemos en dos días, no olviden ensayar y por favor, hagan sus ejercicios de relajación. -

Todos asintieron y comenzaron a despedirse. Algunos se le acercaron para hablar con él, platicando distraídamente. Al final, solo quedaron Taehyung y Jimin quienes se vestían para no salir al frio. No se habían metido a duchar, sino que se irían así.

─    ¿No se meterán a las duchas? – Les preguntó directo.

 

─    No, hyung. – Respondió Taehyung, quién al parecer llevaba la voz cantante entre esos dos amigos.

 

─    Pero Jimin sudó mucho y puede hacerle daño salir sin darse un baño. Entra a las duchas, anda. – Lo animó, dirigiéndose al baño.  

 

─    Me bañaré en mi habitación hyung, gracias. – Le dijo el menor, colocándose su abrigo y tratando prácticamente de huir de ahí.

 

─    Si quieres entro contigo, amigo. – Le propuso Taehyung.

 

─    No, no es necesario. No me bañaré aquí. – Le dijo Jimin mirándolo molesto.

 

─    Está bien, como quieras. – Le contestó Taehyung sintiéndose incómodo por la mirada que Jimin le daba.

Hoseok los observó salir del salón y ya no insistió, pero en verdad le llamó la atención la exagerada timidez de Jimin.

─    “Es demasiado inseguro. No puede ser que necesite de un acompañante a éstas alturas”. – Pensó, pero luego él mismo entró a bañarse y salió para ir a comer con su medio hermano.

 

─    ¿Qué tal tu día hermano? – Le preguntó Hoseok a un Yoon Gi adormilado que se sentó en el comedor, en una silla frente a él.

 

─    Tengo ganas de dormir y no levantarme para nada. Terminando de comer, regresaré a mi cama. – Le dijo mientras comenzaba a comer.

 

─    En verdad no tienes remedio. – Sonrió el menor, comiendo con optimismo.

 

─    Tengo consulta hasta mañana. Así que me tomaré el día. – Le contestó, sin pena ni nada parecido.

 

─    Pues está bien por mí. – Seguía comiendo.

 

─    ¿Y tú, como estuvo tu día? –

 

─    Bien, tuve a mis nuevos estudiantes y como siempre, empiezan algunos, pero terminan muy pocos. – Le platicó.

 

─    Como siempre, la juventud que no sabe qué hacer con su vida y no piensa en su futuro. – Le comentó.

 

─    Si, abuelo, como tú digas. – Lo embromó, ganándose una mirada maléfica de parte de Yoon Gi. – A propósito, tengo un estudiante que es demasiado tímido. Recomiéndame que puedo hacer para quitarle la timidez. – Le pidió, en el postre.

 

─    ¿Está muy feo? ¿Gordo? ¿Flaco? – Lo interrogó.

 

─    Nada de eso, incluso es uno de los chicos más lindos que haya visto en mi vida. – Le comentó, reflexionando sobre Jimin.

 

─    Pues que raro. Pero en fin, la timidez siempre se asocia a la inseguridad por la apariencia física o bien por algún trauma de la infancia. – Le explicó.

 

─    ¿Y hay algo que la quite, una medicina, pastillas, cápsulas, un jarabe? – Le preguntó con curiosidad.

 

─    Ojalá y existiera algo para eso, pero no, generalmente la gente crece y deja de ser tímido. O bien, jamás deja de ser un apocado y mediocre, inseguro. – Le contestó restándole importancia.

 

─    ¿Entonces que se puede hacer? –

 

─    Si tanto te interesa, habla con él, averigua qué le pasó o bien, que lo hace sentirse inseguro y trata de aumentar su auto estima, estimulándolo, y haciendo que sobre salga de los demás. – Yoon Gi se levantó de la mesa, se estiró con flojera y luego de decir un breve “Con Permiso”, subió a recostarse de nuevo en su cama.

 

Pero para Hoseok, el problema de Jimin era importante, y no podía olvidarlo.

─    Es un chico muy talentoso, quiero ayudarlo. – Decidió sin más.

Así que pensó que para la siguiente clase, trataría de comenzar a hacerse amigo del chico, y buscaría la manera de quitarle la timidez.

 

 

Al día siguiente, Yoon Gi llegó a su consulta y vio que tenía como primer paciente a un chico de 16 años, quién había sido canalizado a psiquiatría después de haber tenido un intento de suicidio.

Miró el expediente y lo leyó con atención. El chico no había hablado con nadie. Se había negado a decir nada y solo había permitido que lo llevaran con el psiquiatra, porque siendo menor de edad, su madre decidía la terapia adecuada.

Leyó el nombre del paciente y algo en su memoria se removió, pero no lograba ubicarlo entre su lista de nombres, así que solo entró para comenzar la consulta.

─    Buenos días, soy el doctor Min, Yoon Gi. – Saludó a la mujer hermosa que era la madre del menor que, sentado a su lado, lo observaba con sus ojos negros.

 

─    Buenos días doctor, yo soy la madre de Jungkook. – Y señaló a su hijo quién seguía observando a Yoon Gi sin desviar la vista ni un segundo.

 

─    Mucho gusto, Jungkook. – Le dijo tratando de ser agradable al menor.

 

─    Buenos días doctor Min. – Le respondió el muchacho.

 

─    Es un placer tenerlos aquí… - Y cuando iba a continuar Jungkook solo se rió, pero no dijo nada.

Yoon Gi lo miró, analizándolo.

─    ¿Qué es tan divertido, Jungkook? –

 

─    Usted. – Le contestó directo.

 

─    ¿Yo, por qué? –

 

─    Porque ahora está muy amable y es muy atento, pero eso es porque seguramente no sabe quién soy yo, en realidad. – Le dijo, algo misterioso, haciendo que Yoon Gi pusiera sus sentidos en alerta.

 

─    Pues si me dices… - Y se interrumpió para que el menor hablara.

 

─    Soy Jeon Jungkook. – Lo miró, esperando una reacción por parte del mayor, pero no sucedió nada. – No es posible que no me conozca, me llamo igual que mi padre y él salió en todos los periódicos del país, durante un mes completo. – Lo volvió a mirar, pero Yoon Gi seguía sin recordar. - ¡Es usted tan estúpido! –

 

─    ¡Jungkook! – Lo regañó su mamá, pero el menor se levantó desesperado.

 

─    ¡Soy Jeon Jungkook, el hijo del asesino serial, el hijo del famoso ”Descuartizador de Busan”! – Le gritó y entonces Yoon Gi recordó y su mirada reflejó el recuerdo de lo que sabía.

 ─    ¿Lo ve? ¿Ahora puede volver a decir que es un placer conocerme? – Y lo miró esperando.

Yoon Gi solo se quedó mirando al chico que lo fulminaba con sus ojos negros y brillantes, iguales a los de su padre. 

Notas finales:

Pues ahí está. 

Como siempre, me es imposible no subir los capitulos conforme salen de mi mente, y además como estoy muy nerviosa, pues ahora mismo estoy escribiendo y leyendo un poco sobre mi examen. 

Gracias por leer y por sus comentarios que siempre me ayudan mucho. De verdad. 

BESOS. 


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