Capítulo 1. Conciencia.
No necesitamos estos inmundos sentimientos estos desagradables pensamientos donde el único fin es encontrar el bien para todos, la felicidad. Eso es esperar demasiado, algo inalcanzable.
Todos dicen ser diferentes, pero ¿Realmente es así? ¿No todos tenemos unos valores y placeres iguales? Si ese es el caso ¿Por qué tratan en decir que todos somos distintos cuando se empeñan en que seamos idénticos? Tal vez la solución es crear un libro adecuado con definiciones apropiadas; Una ideal forma de vida, con puras y apropiadas relaciones Hombre-Mujer. ¿No es lo que la sociedad se empeña en conseguir? Porque ir contra las reglas, no es una opción.
Algo inútiles, personas que solo se dicen a si mismas los solos que están, cuando los demás únicamente pretenden entenderse el uno al otro. Confundiendo amor con satisfacción de nuevo, no entienden nada, este libro de conceptos, esta mal estructurado.
Contra más se empeñan en reforzar sus sentimientos, enamorándose de forma obligada, queriendo encontrar a alguien a quien amar a toda costa, solo consiguiendo demostrar que sus corazones son como piedras.
Esto no es más que un envenenamiento, envenenados por la codicia, como una toxica sociedad perfecta, en la que rápidamente se cansan de lo que tienen y lo tiran a la basura, en lo que con tan solo unos pocos días, logran encontrar otro nuevo juguete, afirmando en estos ''No tengo a nadie más que a ti''
Se supone que es algo que todos creen.
Que todos buscan.
Tan egoísta...Tiñéndose del sucio color de las mentiras y de la hipocresía.
En este mundo, es tan difícil tomar un respiro.
La noche describe un desbordante sueño, la mañana, abraza la brillante esperanza, mirando al frente de forma correcta y pura.
Como siempre. ¿Realmente quiere vivir esta monotonía? ¿Ser uno más de esta sociedad?
Seguir siendo el perfecto hijo mayor, el estudiante modelo. El no está viviendo esta vida, realmente no lo hace.
Pensamientos efímeros cual humo de cigarro, fugaces como el alcohol que raspa su garganta, breves como el placentero clímax y cortos como sus noches junto a Junhoe.
Kim JinHwan no era el más listo, tampoco era el más guapo y por supuesto que no era el más alto.
De hecho, tampoco era de esas personas que con tan solo verlas una vez te quedaras con su cara, no, la verdad es que no era así.
Si hubiera que destacar algo de él...Tal vez su sonrisa, si, esa sonrisa que hacia estremecer a cualquiera, y no es solo un decir, era de esas sonrisas que transmitían aquella sinceridad y amabilidad que aquel joven de baja estatura albergaba.
Le gustaba sonreír, le gustaba ser feliz y le gustaba hacer feliz a la gente, era de esas personas que cedían su asiento en el tren, respetaba los semáforos y no esperaba al último momento para hacer las cosas, era el prototipo idoneo para cualquiera de su edad, el modelo perfecto a seguir para los más jóvenes.
El joven de 22 años, recién había tomado su año sabático, aunque no era tan sabático realmente. Su año de vacaciones resultó ser un año de trabajo en la empresa de uno de sus tíos, pero no se quejaba, para nada, de hecho lo agradecía, le estaba dando experiencia laboral y eso para su curriculum vendría de lujo y más ahora que tendría que costearse sus estudios de la universidad. No porque sus padres no pudieran o quisieran, simplemente... sentía la necesidad de hacerlo el mismo, algún día no tendría el respaldo de sus padres, eso esta claro y prefería no acostumbrarse a todos los lujos que estos podían darle.
Una vida fácil.
El olor casero y campechano inundó sus fosas nasales. Olía a bizcocho de chocolate, de ese que tanto le gustaba, su madre lo sabía. Ya había vuelto a casa, después de un año. Aunque tampoco era tanto tiempo debido a que no había semana que no hicieran videollamada o día que su madre no le preguntará su estado por una de esas modernas aplicaciones de mensajería instantánea y no solo con su madre, aún era más frecuentes las llamadas y los mensajes con Hanbin, su pareja de hace tres años, comenzaron a salir en el penúltimo año de instituto, y desde entonces nunca han tenido problemas. Hanbin siempre estaba para JinHwan. JinHwan siempre estaba para el.
Una relación perfecta.
Claramente, Jinhwan tenia todo lo que podía desear, y no es que le haya caído todo del cielo, eso es cierto, todo se lo ha ganado, pero ¿Realmente el piensa así? Obviamente, no habría por qué pensar lo contrario. ¿Verdad?
Tumbado cómodamente sobre su cama, la cual no había visto en mucho tiempo, agradecido de esos momentos de paz, después de un largo viaje. Tras unos segundos, estiró un poco su cuerpo, alcanzando de su mesilla de noche, su teléfono móvil, desbloqueó este velozmente, tan solo deslizando el dedo hacía arriba, no necesitaba un patrón especial, ni una contraseña, no tenía nada que esconder, bueno, tal vez alguna que otra foto no muy subida de tono junto a Hanbin, que a decir verdad, no le gustaría que su familia viera, pero dudaba que alguno de estos se dedicara a husmear en su móvil.
Con rapidez, y sin poder borrar una boba sonrisa, busco el contacto de su novio, dándole al botón de llamar, era algo tarde pero, tenia la necesidad de verle.
''...''
''...''
''¿Si?'' Respondió al fin la otra voz a través del teléfono. Se escuchaba algo ronca, tal vez cansada, adormilada. Jinhwan enarcó una ceja.
''¿Acaso tienes un bonito identificador de llamada?'' Agregó con cierto desdén, puesto que su nombre junto a algún cursi emoji deberían aparecer en la pantalla del menor al llamarle.
''Ah, lo siento cielo, Me quedé dormido estudiando y... bueno, solo cogí la llamada, no miré ni la pantalla'' Se excusó de forma más vivaz, como si por fin hubiera despertado de aquel sueño.
''¿Le habrías cogido el teléfono a un desconocido?'' Continuó con la broma, sin quitar su sonrisa, moviéndose un poco alrededor de la cama, donde el y Hanbin habían compartido momentos íntimos y carnales alguna vez que otra.
''Bueno, no sería la primera vez.'' Dijo en lo que dejaba escapar una leve risa.
''¿Y si fuera una llamada a cobro revertido? Podrían haberte hecho pagar mucho por eso, imagina que te llaman desde Australia.'' Añadió divertido, riendo en un tono bajo en lo que se abrazaba a una de sus almohadas. ''Como sea. ¿Sabes donde estoy?''
''Mnh... Se supone que con tus tíos ¿No?'' Contestó a su pregunta, algo extrañado.
''Bueno, hace unas horas si. Pero acabo de volver a casa.'' Murmuró feliz, observando el único peluche que había en su cama, el cual le regaló su novio en una de sus primeras citas, donde Hanbin jugó durante dos horas en una de las maquinas de los juegos recreativos para conseguir un bonito oso azul. No era el más bonito, pero como si lo fuera. ''Hace mucho que no nos vemos ¿Quieres que nos veamos?''
''¡¿Volviste?! Ah, que feliz'' Agregó con honestidad, Jinhwan casi podía divisar la sonrisa de su novio a pesar de que no estaba viéndole. ''Pero mañana tengo un importante examen y bueno, se suponía que estaba estudiando, pero acabé quedándome dormido. Pero podemos vernos al acabar mis clases mañana ¿Te parece bien?''
Una triste sonrisa se mantuvo en su rostro, la cual se fue achicando con cada palabra del menor. No podía decir que no le molestaba, pero lo entendía. Estudios ante todo ¿No? ''Claro, mañana sin falta, podría recogerte en la puerta, y podríamos ir a comer fuera''
''Ah, suena un plan estupendo.'' Agregó Hanbin el cual se le escuchaba encantado con aquel plan.
''Bueno, dejo que estudies, hablamos antes de que vayas a dormir ¿Vale? Te quiero.'' Finalizó el mayor con una sonrisa, escuchando palabras de afección por parte del contrario, antes de colgar el teléfono.
Una vez la llamada fue finalizada, dejó el móvil de nuevo en la mesilla, mirando al techo durante unos segundos, no con una sonrisa, no con un brillo en los ojos. No como todos le solían ver.
El de ahora era una imagen desoladora, unos ojos algo vacíos, vacíos como la oscura noche que brindaba ese día, sin estrellas centelleantes, sin una luna alumbrando, por el momento.