El humo del cigarrillo flota formando ligeras líneas grises, danzan tranquilas al contrario del portador del cigarro que luce al borde de un ataque nervioso. El padrino se acerca con la intención de saber que ocurre para que Jason rompa su racha de año y medio sin fumar.
– ¿Miedo Jaybird? –La sonrisa de Roy era agradable aun con ese tinte de burla.
El otro exhala botando el humo, después tira la colilla y la aplasta con la suela del zapato antes de responder. –La verdad si, llevo días con pesadillas y hacia mucho que no tenía.
– ¿Y de que van? – Pregunto preocupado, recordaba lo difíciles que eran esos episodios para el ex Capucha.
–…varía pero siempre es lo mismo… estoy hablando o haciendo algo con Damian y de pronto el suelo se abre, unos tentáculos negros lo arrastran hacia dentro y por más que intento evitarlo no lo logro. Al final la grieta se cierra y una bandada de murciélagos me rodea.
Para el arquero no pasa desapercibido el temblor en las manos de su amigo, realmente tiene miedo de perder a Damian como todo lo bueno que ha tenido en su vida, sin embargo debe calmarlo antes de que la ansiedad lo consumiera. –Solo son nervios Jaybird, ya verás cómo en un par de horas te sentirás mejor.
Quizás Roy tuviera razón y solo estaba nervioso después de todo no todos los días te casas con el amor de tu vida.
~o~
La decoración era sencilla pero elegante, rosas blancas adornaban el lugar mientras que la mantelería poseía un color carmín haciendo alusión a su insana obsesión con el rojo. Era un pequeño salón después de todo los invitados no llegaban a la docena, eran solo los más cercanos, los que no les dieron la espalda.
Ese día Jason Todd y Damian Karga unirían sus vidas lo cual los tenia (a ellos y sus amigos) sonriendo radiantemente. No fue fácil llegar hasta ese momento: peleas, gritos, batarangs no esquivados (no solo del resto de la familia sino de ellos mismos) casi impiden su próximo matrimonio pero ambos eran tercos y obstinados, no dejaban de luchar por lo que querían y lo que más deseaban era compartir su existencia con la única persona que comprendía sus traumas, su oscuridad. Quien podía ver detrás de las barreras de hielo que con un simple toque con la palabra correcta le desarmaba; quien no le veía como un fracaso o un error.
Por eso cuando su supuesta familia se opuso a su relación no desistieron al contrario, el rechazo los fortaleció. Bruce les retiro su apellido (a Jason no le afecto mucho sin embargo Damian lo cambio por un que utilizo en alguna misión encubierta), dejaron la ciudad maldita, buscaron donde iniciar otra vez (no era la primera ocasión que tenían que hacerlo) y lo encontraron con su hermana Cassandra que se mudó de Hong Kong a Escocia. Ella fue la única que desobedeció la orden que el patriarca dio de abandonarlos a su suerte. Todo aquel que quisiera permanecer en el clan debía evitarles, ignorar sus llamados de ayuda… mientras estuvieran juntos. Si se separaban, si volvían a ser los guerreros que Batman formo recuperarían su puesto en Gotham olvidaría su desliz y quedarían nuevamente como hermanos. Obviamente rechazaron la “noble” oferta en cuanto la escucharon.
¿Acaso Bruce no proclamaba a los cuatro vientos que deseaba la felicidad de sus hijos? ¿Qué lo único importante era que estuvieran bien? ¿Entonces porque pretendía separarlos de la persona que amaban?
No fue fácil pero ahí estaban frente a frente a punto de unir sus vidas.
Apenas oía las palabras del juez, toda su atención se encontraba en los brillantes orbes del menor, esos preciosamente hipnóticos iris color jade que lo miraban con profundo amor y devoción. Puede notar la alegría al saber que en pocos minutos lo que hay entre ellos será oficial para todo el mundo. Pero la felicidad fue reemplazada por miedo. Antes de poder preguntarle que ocurría escucho cristales romperse junto con gritos de batalla tanto de los atacantes como de los invitados…
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Jason despierta sobresaltado, sudor empapándole el cuerpo, lágrimas surcándole el rostro; mira hacia su izquierda buscando esos ojos verdes que lo tranquilizan y al no encontrar el menudo cuerpo que debería estar ahí los sollozos no tardan en brotar de sus labios.
Un sueño, no, una tormentosa pesadilla. El subconsciente le traiciona noche tras noche recordándole el día más trágico de su vida el cual debió ser el más feliz: el de su boda. Ha pasado un año pero recuerda claramente como en medio de la ceremonia la Liga de Asesinos apareció, Ra’s venía a cumplir la vieja promesa que hizo a su nieto de asesinarlo; pelearon pero eran pocos contra todo un ejército y desgraciadamente Ra’s lo consiguió, asesino a su nieto sin que nadie pudiera hacer nada.
Un año de antidepresivos, de llanto de ruegos al cielo que son ignorados.
Durante un tiempo Cass lo metió en un psiquiátrico pero siempre escapaba para visitar a su amado en el cementerio, después de la cuarta ocasión la ex Batgirl decidió que era mejor que estuviera en casa así que lo saco. Ella decía que debía sobreponerse que a Damian no le gustaría verlo así pero Jason no tiene fuerzas para levantarse extraña demasiado a su prometido.
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Sabe que no es la mejor manera pero ya tomo una decisión, así que sin que le tiemble la mano coloca el cañón de la pistola sobre su sien derecha y evocando el recuerdo del único que amo jala el gatillo.