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El plan por Drakarys

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Notas del capitulo:

Hola.

Como estaba bastante inspirada este capitulo lo escribi rapido antes de que la musa se largara a otro lado. 

Espero que lo disfruten y vaya aclarando algunas dudas que seguramente tendran y si les surgen nuevas no duden en hacermelo saber, sus comentarios me hacen el dia.

Thor llegó frustrado del colegio. Aquel intento por acercarse al pelinegro no había resultado precisamente como él lo hubiese deseado, aunque ¿de qué otra forma podría ser? Llevaban un par de años odiándose y eso no iba a cambiar de buenas a primeras. Loki tenía razón y era lo que más rabia le causaba, tanto rencor no podía borrarse de la noche a la mañana. Impotente, arrojó su mochila en una esquina de su cuarto sin importar que la montaña de libros que en ella cargaba se dispersara maltratándose, luego se arrojó sobre la cama.

“¡Thorvald Odinson! ¿Qué forma de lastimar a los libros es esa?” –escuchó en su cabeza la reprimenda de su madre, un nombre que el aborrecía y por esa precisa razón usaba para regañarlo.

-Lo sé, lo siento –dijo cansinamente poniéndose de pie y caminando hacia el rincón donde su mochila había caído, para recogerlos.

Algún día, esos libros te darán de comer, así que respétalos, ya que alguien se tomó la molestia de escribirlos.”

-Ya está. –Acomodó cada volumen cuidadosamente en el escritorio, casi tan solemnemente como Loki los había tomado de los anaqueles y sonrió. -¿Así está mejor? –Pero cuando se volvió esperando ver a su madre sentada en su querida mecedora, la encontró vacía. Ella ya no estaba para regañarlo como cuando niño, lo único que quedaban eran sus palabras grabadas en su memoria y una serie de fotografías ancladas a hermosos recuerdos del limitado tiempo que compartieron juntos; además uno de los mayores tesoros de su madre: sus libros.

Colocados en una vitrina de cristal, cual si se tratase de antiguas reliquias, se hallaban formados uno tras otro, junto con algunas de sus pertenencias que Thor había rescatado luego de que su padre donara todo a la caridad. Se había aferrado a ellos tan fuertemente que fue imposible arrancárselos. No consentía que nadie se aproximara ni para sacudirlos, él personalmente se encargaba de su limpieza. Elma fue la única a quien le permitió acercarse para que los resguardara mientras él estuvo en el internado.

Su infancia entera podía ser narrada a través de esos libros. El jardín secreto, la historia interminable, los cuentos de Hans Christian Andersen, El señor de los anillos eran algunos de los títulos de la preciada colección. Pero de entre todos, los preferidos de su madre eran aquellos que en ese momento Thor sostenía entre sus manos con cariño: Harry Potter.

Miro a la mecedora con nostalgia y casi pudo verla sosteniéndolo amorosamente sobre sus piernas.

-Era un espejo mafigico –decía aquel pequeño rubio que su madre abrazaba mientras leía por encima de su hombro.

-Magnifico –lo corrigió. Era una mujer hermosa, con suaves rulos dorados cayendo como una cascada de oro por su espalda y ojos tan azules y cálidos como el cielo en un día de verano.

-Magnifico –repitió el pequeño Thor, quien apenas comenzaba a aprender a leer. –Tenía una incs… inspric…

-Ins-crip-ción. –deletreó su madre con la sonrisa más tierna y sincera que jamás vería, pues sonreía con el alma.

-Ins-crip-zon, –repitió a su vez Thor, –grabada en la parte superior.

-Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse. –leyó su madre para facilitarle la labor.

-¿Qué quiere decir? –le preguntó volviéndose hacia ella, no parecía algún idioma conocido.

-Esto no es tu cara. sino de tu corazón el deseo, -le respondió.

Y el Thor de dieciocho años sonrió ante aquel recuerdo.

-“Nos muestra ni más ni menos, que el más profundo y desesperado deseo de nuestro corazón.” –Parafraseó Thor lo que Albus Dumbledore dijo a Harry y que él conocía de memoria.

En ese entonces le había preguntado a su madre cuál sería su más grande deseo, esperando que no le contestara “un par de medias de lana” como el viejo mago le había contestado a Harry por metiche. En cambio su madre se lo confesó: tiempo. Él en un principio no entendió bien su respuesta, hasta que supo que inevitablemente tendría que morir, entonces fue su más grande anhelo también.

Thor abrió el libro y encontró una foto de su madre y él, abrazados. Había sido su cumpleaños número ocho, el último que pasaban juntos. Su rubio cabello había partido antes que ella, mientras su lugar era ocupado por una fina pañoleta de seda. Estaba mucho más delgada y demacrada, sus azules ojos opacos, pero su sonrisa seguía prodigando todo el amor y el orgullo que su corazón albergaba hacia él. Y Thor la seguía considerando la mujer más hermosa que hubiera visto en su vida.

Su padre había restringido el tiempo que pasaban juntos, pues temía que la fatigara demasiado, pero ella pedía verlo a cada momento; así que antes de entrar siempre le hacia la misma advertencia: “se breve y ni se te ocurra llorar” y Thor trataba con todas sus fuerzas de obedecerlo.

La orden del fénix fue el último libro que Thor leyó para su madre; esta le había indicado casi sin voz a partir de que página comenzara y cuando lo abrió encontró algunos renglones subrayados para él.

 “No hay vergüenza en lo que estas sintiendo, al contrario… el hecho de que puedas sentir dolor como este, es tu más grande fuerza.”

Y Thor no pudo evitar soltar el llanto y abrazarla con todas sus fuerzas, mientras ella acariciaba dulcemente su cabello y besaba su frente con todo el amor que su débil corazón desbordaba; el último beso que le regalara pues, aquella misma noche, su madre cerraría sus hermosos ojos para no abrirlos nunca mas.

-¿Qué haces todavía con eso? - Escuchó la autoritaria voz de su padre justo en la entrada. Thor se apresuró a  guardar la foto entre las páginas de aquel libro y lo regresó con cuidado a su sitio. –Nada más sirven para guardar polvo, -dijo señalando despectivamente las cosas de su difunta esposa.

-Me recuerdan a mamá –contestó casi en un susurro mientras discretamente, enjugaba un par de lágrimas que habían escapado de sus ojos, su padre odiaba verlo llorar.

 “Los hombres no lloran” ,había dicho en el funeral de su madre.

-No necesitas de estas cursilerías para recordarla. Te he repetido hasta el cansancio que un hombre supera su dolor y sigue adelante. Aferrarte a estas cosas no te sirven para nada.

Thor decidió ignorarlo para no discutir, aunque cada palabra le lastimaba el alma.

-Me dice Elma que acabas de llegar –comentó Odín cambiando de tema -¿No te parece que es un poco tarde?

-Estaba en la biblioteca estudiando, –se limitó a contestar. Thor sabía que tal vez su padre no creía que eso fuese verdad, puesto que lo consideraba un grandísimo vago

-Ya veo ¿Química? –le preguntó revisando los libros que había sobre su escritorio.

-Es una materia que se me complica.

-¿Y cuál no? –dijo Odín desacreditando por completo los esfuerzos de su hijo, después de todo el recibía sus calificaciones cada bimestre y la excelencia era la única nota aceptable para él. –Por cierto, recibí una carta hoy de tu colegio, un citatorio. –Thor sintió que pasaban un hielo por su espalda, sabía de antemano cual era el tema a tratar en aquella junta. –Parece que algunos estudiantes holgazanes hicieron trampa en los exámenes. No entiendo entonces a que van a la escuela si no es a estudiar. ¿Qué pasa con los padres de esos chicos que no los meten en cintura? En fin, toda una pérdida de tiempo –desechó el tema distraídamente mientras revisaba la correspondencia que Elma había dejado para él sobre el escritorio. –Después de todo tu no tuviste nada que ver ¿No es así?

-Por supuesto que no –se apresuró a asegurar aunque por dentro la culpa lo carcomía.

-¿Qué es esto? –preguntó levantando al menos media docena de sobres con nombres de diferentes universidades, todas ofreciéndole una plaza en su campus debido a su destacada participación en futbol.

-Ofrecimientos.

-¡Basura! –dijo arrojándolas al sesto situado a un costado del escritorio. –Si ya decidimos que entraras a Harvard ¿Para qué gastar tiempo y espacio en toda esta absurda propaganda? Le diré a Elma que deje de llenar tu cuarto con papeles. –Y luego de eso Odín se dirigió con pasos firmes hacia la puerta. –Alístate, no quiero que llegues tarde a la cena, hoy tenemos invitados.

-¿Quién? –se atrevió a preguntar, aunque probablemente no lo conociera, seguramente algún “amigo político” a quien su padre convencería de brindarle su apoyo en la campaña, lo que significaba que debía comportarse a la altura o podría pesarle.

-Los Foster –alcanzo a decir antes de salir por competo de la habitación y Thor hubiera preferido que se tratase de algún aburrido político.

 

*-*-*-*-*-*-*-*

 

Skadi empezaba a preparar la cena cuando escuchó el fuerte golpe de la puerta principal al cerrarse, seguido de furiosos pasos subiendo las escaleras y un nuevo portazo en la planta alta. Su sobrino por fin había llegado.

Le había extrañado llegar y no encontrarlo como siempre en alguna de las labores de la casa. Helblindi le había informado que demoraría en llegar pues estaba ocupado con el chico Odinson. Luego, ante su perplejidad, Býleist se dedicó a desgranarle con lujo de detalles el conflicto que se había suscitado en la mañana entre Loki y su padre, hasta donde él había alcanzado a escuchar. Pero Skadi conocía perfectamente el temperamento de su hermano, como para saber todo lo que seguramente le había gritado a Loki y por supuesto conocía también el carácter de su sobrino para suponer en que había terminado la cosa. A veces eran tal para cual.

Loki podría maldecir y jurar que no haría nada que fuera en contra de sus convicciones, pero sabía que si era lo correcto, terminaría cediendo, aunque por dentro estuviera que se lo llevara los diez mil demonios, como seguramente ocurría en ese momento.

Cortó un gran pedazo de flan sirviéndolo en aquel plato con decoración de ositos que aún conservaba desde que era bebe y por el cual solía haber verdaderas batallas campales cuando lo llegaba a tomar Býleist, y se dispuso a llevárselo.

Por suerte encontró la puerta sin seguro. Loki estaba acostado cuan largo era sobre la cama, boca abajo y con las almohadas en la cabeza. La habitación, la cual estaba perfectamente ordenada como siempre, se hallaba en penumbras. El aroma tan característico a chocolate y vainilla inundaba el lugar.

Skadi se acercó con cautela hasta sentarse a un costado del chico, en la orilla de la cama sacudiéndolo por el hombro.

-Sé que no estás dormido –le dijo cuándo noto que este fingía estarlo para no hablar. –Te traje algo ¿no quieres saber qué es?

Loki levantó apenas una esquina de la almohada para averiguar de qué se trataba el soborno y bastó olisquear el dulce aroma del flan napolitano que su tía preparaba, para sacarlo de su guarida.

-Tus hermanos me contaron lo que pasó esta mañana –dijo Skadi entregando el postre que Loki aferró con ambas manos.

La forma como se sentaba con las piernas entrecruzadas, le otorgaba un aspecto tierno e infantil que le recordaba tanto cuando apenas era un pequeño e inocente niño. Acaricio su negro cabello haciéndolo hacia atrás para ver sus facciones, pero este volvía a su lugar sobre sus verdes ojos como si fuera un cachorro.

-¿Estas bien? –le preguntó preocupada. Su hermano podía llegar a ser realmente hiriente cuando se lo proponía, aunque parecía una “virtud” familiar.

Loki simplemente se encogió de hombros y devoró un gigantesco bocado, disfrutando el terso sabor que se disolvía en su lengua, endulzando un poco la amargura de aquel día.

-En su defensa te diré que mi padre era igual –continuo Skadi, –gruñía y despotricaba todo el tiempo por cualquier detalle, pero siempre supimos que era por nuestro bien y que lo hacía con todo su amor. Po supuesto a Laufey le irritaba demasiado y luego de incontables discusiones terminaba jurando que jamás repetiría aquel patrón con sus hijos… Como ves, más rápido cae un hablador que un cojo.

Loki rio ante aquel refrán, más por él mismo que por su padre. Había asegurado que nada en el mundo lo haría dar las asesorías al idiota de Odinson y había terminado accediendo.

-Vamos –le pidió su tía con un toquecito en la pierna –ayúdame a preparar la cena.

Por alguna razón que Loki no alcanzaba a comprender, el ritual de preparar la cena lo relajaba y le hacía olvidarse de todo aquello que lo perturbaba. En ese momento, mientras convertía las papas en puré, se olvidó por completo de la discusión que tuvo aquella mañana con su padre, de los acosos por parte de las exnovias de Stark, de cuidarse las espaldas para no volver a ser sorprendido por idiotas como Bran, de tener que tolerar la proximidad y falta de entendimiento de aquel rubio neandertal y por supuesto de todo lo que significaba ser novio de Tony Stark. Gusto que no le duro demasiado ya que su hermano se le plantó en la cocina, completamente enfadado, portando el celular que intencionalmente había olvidado en el cuarto.

-¡Esta fregadera no deja de sonar! –Se quejó Býleist. –Ya le intente mover todos los botones y nada. No me deja concentrarme en mis deberes.

-Dame –Loki se limpió con un paño y le tendió la mano para que se lo entregara. Ochenta llamadas perdidas decía la pantalla.

-No sabía que tenías un Mark 78 de última generación –comentó su tía echándole un vistazo sobre su hombro.

-Fue un regalo –contestó tratando de ocultar lo que en ese momento estaba tecleando: “deja de fastidiar de una jodida vez Stark”.

-¡¿Enserio tienes un Mark 78?! –Preguntó un sorprendido Býleist casi arrebatándoselo de la mano – ¿Cómo es posible si aún no ha salido al mercado?

-Ser novio del dueño de Stark Industries tiene sus ventajas ¿Qué no? –dijo pícaramente su tía mientras le guiñaba un ojo. Loki le ofreció una sonrisa sarcástica.

-¿Me lo prestas? –preguntó su pequeño hermano, pero ni siquiera espero a que respondiera cuando ya se había apoderado de él, acomodándose en uno de los altos bancos que rodeaban la isla de la cocina.

-¿Qué está haciendo tu hermana? –preguntó su tía pasándole a Loki una bandeja con verduras que rápidamente este se puso a cortar.

-Lo de siempre –dijo distraídamente el pequeño. –Actualizando su estado, twiteando a sus ídolos, chateando con sus amigas ¿Sabías que tiene uno de los mejores procesadores que hay en el mercado?

-¿Helblindi? –Preguntó burlonamente Loki –Yo lo dudo.

-¡Tu celular! ¿Puedo descargar un par de juegos?

-¿Plantas contra Zombies?

-¡Claro que no! –Exclamó indignado -¡Eso es para niños!

-¡Vaya! –Dijo divertida su tía, -habló el adulto de la casa.

En eso estaban, entre risas y juegos, cuando la puerta principal se abrió y el típico “Ya llegue familia” de su padre se escuchó.

Laufey aun extrañaba el sonido de los pequeños pasos corriendo hacia él, de cuando sus hijos eran niños, la disputa entre Loki y Helblindi por ver quien besaba su mejilla en primer lugar. Incluso el hecho de que lo primero que le preguntara Býleist fuera “¿Qué me trajiste?” a sabiendas de que sus bolsillos estaban repletos de golosinas para ellos. Ahora parecía que le hablaba a una casa vacía. Como odiaba a veces a los adolescentes, pero algún día ellos tendrían sus propios hijos y entonces disfrutaría viéndolos padecer como ahora lo hacia él.

-Cariño, pásame ese refractario –le pidió Skadi a Loki, quien dejo su labor un momento para acercárselo y luego continúo.

-¿Sabías que puedes accesar a cualquier red que desees desde este celular? –decía fascinado Býleist mientras sus dedos no dejaban de teclear sobre un diminuto celular.

-No –contestaba su hermano desinteresadamente. Él y la tecnología no solían llevarse demasiado bien desde hacía un par de años.

Laufey tenía algunos minutos contemplando a su familia desde la entrada, a la espera de que notaran su presencia, pero parecía pasar por completo desapercibido.

-¿Acaso no escucharon que ya llegue? –Se quejó molesto, –pareciera que estoy pintado.

-Ya te oímos, –fue la escueta respuesta de su hermana, quien se afanaba por terminar la cena. –Býleist, deja ese aparato para después y empieza a poner la mesa por favor, –le ordenó su tía, pero el chico ni siquiera se inmuto.

-¡Wow! Sus gráficos son impresionantes –exclamó entusiasmado. Loki se acercó a su hermano arrebatándole el celular de sus manos y las protestas no se hicieron esperar -¡Oye!

-Has lo que se te pidió, no hagas que te lo repita dos veces.

-Ya voy –dijo de mala gana y bajó del banco en un salto saliendo rumbo al comedor. –Hola pá –dijo cuándo se cruzó con su padre en la puerta.

-¿Hola pá? –Preguntó sorprendido Laufey -¡¿Hola pá?! –en que jodido momento había dejado de ser “papi” o “papá” para convertirse simplemente en “pá”.

-Tranquilo –le pidió su hermana dándole un beso en la mejilla. –Si sigues haciendo tanto coraje te va a dar un aneurisma. Ahora ve y lávate las manos que ya vamos a cenar.

Laufey frunció el ceño y se encamino cual niño pequeño a hacer lo que le solicitaban.

-¡Y ya de paso le hablas a Helblindi, por favor! –le pidió Skadi.

Lo que le faltaba, ahora hasta mensajero resultó.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Frigga golpeo dos veces antes de ingresar al cuarto de Thor, quien en ese momento se encontraba en aquel escritorio rodeado de dos pilas de gruesos libros, una visión inusual.

-Thor, querido ¿Aun no estás listo? –le preguntó la dama a quien desde hacía unos cuantos años se había convertido en su hijo.

-¿Listo para qué? –preguntó distraídamente el rubio sin levantar la vista del texto.

-¿Ya olvidaste la cena?

-Eso intento –contesto cínicamente, causándole una sonrisa a su madrastra.

Frigga se acercó lentamente hasta el escritorio donde el chico trabajaba y apoyo sus cálidas manos en sus hombros dándole un cariñoso masaje.

-Cariño, sabes que tu padre se molestara si no bajas. Además, Helga preparo una cena que esta para morirse –alegó a su insaciable apetito, Thor jamás había despreciado un buen platillo. - ¿Te la vas a perder?

-Paso, –enfatizó completamente seguro. Prefería morirse de hambre antes que tolerar una cena con los Foster.

-Te entiendo –dijo cariñosamente la mujer, lo conocía perfectamente. –A mí tampoco me apetece mucho convivir con los Foster esta noche, a veces soy incapaz de soportar a Glenda. Pero tu padre nos necesita.

-¿Para qué? ¿Para dar una imagen a todos de que somos una familia ejemplar? –preguntó molesto.

Los finos dedos de la dama se clavaron en los hombros de Thor y este supo de inmediato que la había lastimado con sus palabras. Frigga era una estupenda mujer y desde el día en que su padre se casara con ella, había luchado arduamente por ganarse un lugar en el corazón de Thor, no el de su madre, ya que este sería irremplazable, pero si el de una amiga. Había tratado que todo fluyera de manera normal dentro de la casa, que se honrara el recuerdo de la antigua dueña, pero también que se le brindara el respeto que se merecía y a pulso se había ganado. Por eso Thor decidió llamarle madre, con cariño.

-Lo siento –se disculpó arrepentido de lo que su rabia pudo ocasionar. Se volvió sobre su silla giratoria y la abrazó fuertemente hundiendo su rostro en su vientre.

-No te preocupes –le aseguró acariciando sus dorados cabellos, -no es tu culpa. Hagamos una cosa –le propuso -¿Qué te parece si bajas solo un momento? Por complacer a tu padre y luego yo me aseguro de que te puedas retirar discretamente.

Thor le sonrió como si acabara de ver un oasis en el desierto. Definitivamente su madre debió enviar aquel ángel a rescatarlo del fastidio de tener que comportarse como todo un Odinson. Asintió aceptando la propuesta y luego de que Frigga le obsequiara un dulce beso en la cabeza, lo dejo para que pudiera prepararse para aquella fastidiosa cena.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

 El menú de aquella noche era puré de papas, un exquisito bistec a la plancha y ensalada de frutos rojos con aderezo de mostaza dulce.

-Býleist, tienes que comer todo lo que se te ha servido –dijo Skadi a su sobrino cuando vio como este espulgaba la ensalada.

-No me gustan las fresas –se quejó el menor.

-Te hacen bien y por eso las tienes que comer.

Býleist resoplaba con fastidio, cuando una pálida mano se coló velozmente hasta su plato y desapareció las pocas fresas que había apartado. Volviéndose sorprendido hacia su izquierda, Loki le obsequio una divertida sonrisa y disimuladamente le guiño un ojo.

-¿Y tú? –Preguntó de pronto su padre sobresaltándolos -¿Qué pasó con lo que hablamos esta mañana?

-Te causará alegría saber que a partir de hoy tienes un hijo geólogo –declaró el pelinegro.

-¿Qué es geólogo? –susurró Býleist inclinándose para que su hermana lo escuchara.

-Alguien que trabaja con piedras –le aclaró esta con fastidio.

-Estoy orgullosos de ti –le dijo su padre con una sonrisa de satisfacción.

-Al menos uno de los dos lo está –murmuró Loki cortando ferozmente su filete.

El sonido de alguna cosa vibrando se escuchó cuando todos guardaron silencio de pronto, no era la primera vez que se oía en esa noche. Aquello ya estaba sacando de quicio a Laufey.

-¡¿Pero qué jodidos…?!

-¡Ese vocabulario! –corearon sus hijos reprendiendo a su padre y el hacerlo tan al unísono causo tanta gracia que todos comenzaron a reír.

-Perdón –se disculpó el patriarca – ¿Me puede alguien explicar que es lo que suena?

-Es el celular de Loki –se apresuró a contestar Býleist -¿A que no adivinas que modelo se…?  ¡Auch! –se quejó cuando su tía le propino una patada por debajo de la mesa para que se callara.

-¿Y se puede saber quién te llama con tanta insistencia?

-¿Qué no es obvio? –dijo venenosamente Helblindi. –Su atractivo novio rico, por supuesto. –los ojos de Loki se clavaron ferozmente sobre su hermana, pero esta cínicamente sonrió llevándose lentamente un fruto a la boca.

-Creí que ya habíamos hablado sobre esa relación –Laufey miro a Loki de forma severa y de pronto el ambiente se tensó.

-¡No es justo! –Se quejó la chica -¿Por qué él puede tener novio y yo no?

-Me parece que no lo está haciendo con su autorización –susurró Býleist.

-¿Loki? –Laufey aguardaba una respuesta.

-¡¿Así que eso es lo que uno tiene que hacer en esta casa para obtener lo que quiere?! –exclamó aparatosamente Helblindi. -¡¿Pasar por encima de la autoridad?! Yo también puedo hacerlo

-Bien, -dijo su tía- y de paso lavas los platos de la cena.

-¡¿Qué?! –exclamó horrorizada.

-Tu hermano lo hace todas las noches, yo no veo porque no puedas hacerlo también tú.

-Te deje muy claro que ese chico no me gustaba para ti –le dijo Laufey a su hijo, pero Loki se limitó a terminar su cena en tiempo record.

-Tu hermano lleva el mejor promedio de su generación y tú muy apenas pasas –continuo Skadi debatiéndole a su sobrina. –Si te vas a poner a igualarlo, que sea en todas las áreas jovencita y no solo en las que te conviene.

-¿Alguien puede pasarme más puré? –Dijo haciéndose la desentendida –quedo delicioso.

-Qué bueno que lo pienses –sentenció su tía acercándole el refractario de cristal que lo contenía –ya que lo hizo tu hermano.

-¡Parece como si no dieras importancia a lo que digo! –exclamó indignado su padre.

-¿Enserio? –Preguntó Loki sin poder creer lo que escuchaba –Acabo de ayudar a mi peor enemigo solo por complacerte ¿Y me dices eso? –Se puso furiosamente de pie recogiendo su plato –Permiso –se disculpó y salió del comedor.

-¡Un momento! –Lo imitó su padre siguiéndolo hacia la cocina –yo no te he dado permiso de retirarte jovencito.

-¿Así que también para eso tengo que pedir tu permiso? –contestó su hijo con sarcasmo mientras lavaba la loza que acababa de ocupar. -¿No quieres que te pida permiso también para ir al baño, como si fuese una puta cárcel?

-Mucho cuidado Loki, no voy a tolerar que me faltes al respeto, –le advirtió su padre.

-¿Y según tu que es faltarte al respeto? ¿Decir la verdad? –Se volvió a verlo completamente indignado. –He hecho todo lo que has pedido de mí sin quejarme ni una sola vez. No fumo, no bebo, no ando con pandillas, jamás he reprobado una maldita materia. Llego a esta casa y me encargo de mis hermanos, limpio, cocino, ayudo a Býleist con las tareas ¿Qué más quieres de mí?

-Sabes que somos un equipo.

-¡No soy tu jodida esposa! –le gritó a su padre y este se quedó completamente petrificado. –Debiste controlarla a ella y no a mí, –dijo agriamente su hijo y se fue.

Skadi trato de no intervenir en aquella discusión, pero era imposible mantenerse ajena cuando los gritos se escuchaban hasta el comedor. Oyó a su sobrino subir furiosamente la escalera y cerrar la puerta de su cuarto con un violento golpe.

La alarma de Býleist empezó a sonar indicando la hora de su medicina. Lentamente Skadi se puso de pie y caminó hacia la vitrina donde se guardaban sus medicamentos y se los pasó al menor, luego salió del comedor para ir donde su hermano que seguía parado tal como su hijo lo dejó, sumido en sus tormentos. Simplemente  lo abrazó, no había más que hacer.

Mientras el famoso Mark 78 insistía fastidiosamente en sonar. Una vez en su cuarto, Loki lo tomó con rabia y contestó.

-¿Qué carajos quieres Stark?

-Hablar contigo nada más, –se escuchó del otro lado de la línea. Loki estuvo a punto de mandarlo a la mierda pero lo pensó mejor, estaba decidido a demostrarle a todos que el poder sobre su vida lo ostentaba únicamente él y nadie más.

-Pasa por mí entonces –le ordenó.

-Nos vemos en diez minutos –se apresuró a decir el castaño y le colgó antes de que cambiara de opinión.

 

*-*-*-*-*-*

 

A veces Thor se aliviaba de que su padre pasara la mayor parte del tiempo fuera de la casa, así él podía cenar lo que se le diera la gana donde se le diera la gana y no estar como en ese momento, sentado rígidamente en aquel enorme comedor labrado finamente en caoba, utilizando ese molestísimo traje que apenas y lo dejaba maniobrar y tratando de recordar para que servía cada jodido cubierto. Por supuesto los conocía a la perfección, su padre se había empeñado en que lo aprendiera para momentos como ese, en donde tenía que ser un ejemplo como hijo y no causarle vergüenzas por sus modales de cavernícola.

-¿Has visitado ya la nueva exposición que se presenta en El Roscommon? –preguntaba Glenda Foster a la anfitriona, mientras sus esposos hablaban sin cesar sobre política internacional, las fluctuaciones del mercado bursátil y claro, de vez en cuando sobre golf.

-No he tenido el gusto –dijo amablemente Frigga. La verdad es que le faltaba tiempo para todo lo que tenía que hacer.  Era directora del Howart Stark Memory Hospital. Ayudaba en la campaña de su marido organizando eventos recaudadores y por supuesto, trataba de administrar una casa con más empleados que personas para habitarla. Sin contar además con sus labores de madre que trataba de equilibrar con las de esposa ¿En qué momento podría ella tomarse un respiro para disfrutar de alguna distracción?

-No sabes de lo que te perdiste. La inauguración fue magnifica y el artista ¡Dios! Es tan joven, -decía la mujer.

-El mundo es de los jóvenes mi querida Glenda.

-Lo sé y me aterra pensar en lo pronto que podemos envejecer. Ayer estaba alistándome para mis clases de yoga cuando ¡horror, una cana! ¿Puedes creerlo? Por poco y me desmayo. Así que por supuesto, cancele un par de citas que tenía pendientes y le llame a Aidan de inmediato ¿Si sabes quién es Aidan, cierto? –le preguntó bajando la voz como si se tratase de su mayor secreto.

-¿Tu estilista? –la verdad es que aquella mujer mencionaba tantos nombres, que Frigga se confundía constantemente de persona.

-¡Exacto! –gritó emocionada de que se entendieran a la perfección. –Y fue un verdadero milagro que estuviera libre, porque tenía una comida pendiente a medio día con Angelina Brannagan en el club.

-¿Enserio? –Exclamó Frigga con un sutil sarcasmo que solo Thor compartió con una sonrisa.

-Oye –lo llamó la morena sentada a su costado – ¿Vas a comerte eso? –preguntó señalando un trozo de su pan.

-¡Darcy! –profirió horrorizada Glenda Foster a su nueva protegida.

-Adelante –ofreció divertido Thor y la chica lo tomó sin reparos.

-Una disculpa –la excusó Glenda –Darcy apenas conoce de modales. –Aunque por la forma en que se sonrió le pareció a Thor que más bien lo hacía a propósito.

-Son solo chicos –la defendió Frigga –no necesitan saber de etiqueta en el mundo donde se desenvuelven.

-Por supuesto que no, los modales son un reflejo de clase y distinción, por eso yo siempre me he esforzado porque Jane sea toda una dama en la extensión de la palabra. Desde pequeña se le ha inculcado lo que es propio en una señorita de su edad y hasta el momento nunca nos ha decepcionado… Y no lo hará, eso te lo puedo asegurar, -agregó volviéndose hacia Thor y tomándolo del antebrazo. –Puedes estar tranquilo querido, mejor elección que mi Jane no has podido hacer.

Thor sonrió como toda respuesta, simplemente no sabía que contestar, odiaba que su madre tratara a Jane como si fuese simple mercancía. Disimuladamente se libró de las zarpas de aquella mujer y se concentró en dividir en pequeños trozos su salmón bañado con especias.

-Por cierto ¿te has comunicado con ella? Porque las última vez que hablamos se quejó de que nunca puede localizarte.

-Thor ha estado un poco ocupado con algunas materias –lo defendió Frigga. –Ya sabes, por ser su último año. Técnicamente tuve que arrancarlo de los libros para que bajara a cenar.

-Qué alegría saber que aún existen jovencitos que toman tan en serio sus estudios, sin duda llegaras muy lejos –lo elogió Glenda –Pero aun así, deberías tomarte un poco de tiempo para atender a Jane, después de todo es tu novia. No queremos que tan bonita relación se pierda ¿no es así? –dijo riéndose como si aquello nunca pudiera llegar a pasar. –Después de todo ella es tan hermosa, tan inteligente. No querrás que algún inglés te robe tu más preciada joya ¿o sí?

-Por supuesto que no, –contestó simplemente el rubio.

-Entonces “aplícate” corazón, como vulgarmente dicen ustedes los jóvenes.

La mujer se comenzó a carcajear de su chiste mientras Thor respiraba en busca de paciencia y bebía de su copa de agua, pensando en lo insoportable que sería tenerla como suegra.

-Por suerte no tarda en volver y entonces podrán ponerse al corriente de todo, –continuó la mujer, ajena completamente a su incomodidad. -Estará aquí para la fiesta de las flores. Estoy tan emocionada, lucirá hermosa en un despampanante vestido celeste, combinará perfectamente con los ojos de Thor –añadió con una risilla tonta que el rubio trato de seguir forzosamente, mientras dirigía la vista a su madre sin entender.

-El baile de debutantes –le aclaró Frigga.

¡Carajo! Había olvidado por completo esa putada. ¿Ahora como mierda haría para chisparse de ese engorroso compromiso?

-¡Serán la pareja más envidiada de todas! –Dijo ensoñadoramente Glenda –y quien sabe, quizás nos den la sorpresa –guiñó teatralmente uno de sus ojos hacia Thor y este casi se atraganta con el agua.

Sabía a la perfección lo que aquella mujer buscaba desde hace algunos años: que formalizara de una vez su compromiso con Jane. Se lo insinuaba cada que tenía oportunidad y Thor como siempre, no sabía cómo responder sin ofender a la dama. Su padre había sido tajante cuando alguna vez lo intentara: su carrera dependía en gran medida de la opinión de Liam Forster y esa opinión estaba sujeta directa y proporcionalmente a los caprichos de su mujer, así que más le valía mantenerlos siempre contentos y de su lado.

-¿Tu con quien iras? –preguntó a la chica a su costado en un intento por cambiar el rumbo de la conversación, gran error.

-Con Brian Leuman –aseguró muy convencida.

-¡Sobre mi cadáver! –exclamó tan horrorizada la señora Foster, que hasta los caballeros dejaron por un segundo su conversación para ver de que trataba aquello.

-¿Qué sucede? –preguntó Frigga sin comprender.

-¿Acaso no lo sabes? –inquirió sin poderlo creer, mientras sus ojos brillaban ante la primicia de revelar uno de los chismes más jugosos en esos momentos. –El otro hijo de los Leuman, Nick, -se volvió hacia ambos lados como si comprobase que alguien ajeno no estuviera escuchándola, aunque era más que obvio que no. –Es gay –dijo casi en un susurro y luego se tapó la boca como si acabara de escapársele una aberración.

Odín se reacomodo pesadamente en su asiento y Frigga hizo como si limpiar sus labios con aquella servilleta color hueso, fuese la labor más importante del mundo. Thor bajo la mirada un poco incómodo, aquel tema era tabú dentro de su casa y esto era a causa de su hermanastro, quien prefirió vivir en otro lado antes que negar su bisexualidad.

Glenda esperaba una reacción por parte de su anfitriona que le dijera que eran del mismo pensar y empezaba a ponerle nerviosa el no recibir ninguna respuesta, así que fue Darcy quien contestó.

-¿Y eso que tiene que ver con Brian?

-¿Cómo que qué tiene que ver con Brian? ¡¿Estás bien de la cabeza?!

-Tal vez el chico solo está confundido –intervino Odín dando su opinión. –A esa edad no se sabe bien lo que se quiere. Por eso es necesario que los padres tengan bien sujetas las riendas de sus hijos para evitar que extravíen el camino y terminen en malos pasos.

Frigga no debatió palabra alguna a su marido, aunque Thor bien sabía que ganas y argumentos no le faltaban. Después de todo, ella había sido madre y padre para su hijo durante muchos años e hizo un trabajo excelente a su parecer, y esencialmente lo amaba por sobre todas las cosas, que era mucho más de lo que se podía decir de su padre. Pero Odín siempre consideró que eso en lugar de favorecerle al muchacho, había sido su mayor debilidad “Después de todo –había dicho en alguna ocasión- un chico necesita la figura de un padre”.

-En eso estoy de acuerdo contigo Odín –se sumó Liam Foster al debate. –Aunque por suerte, aun no es demasiado tarde para él.

-Es verdad –concedió su esposa. –Su madre lo internó en una clínica de ayuda para que lo desintoxiquen de esa aberrante enfermedad.

Los puños de Thor se crisparon en torno a la servilleta ¿Cómo era posible que alguien pudiera pensar en tanta idiotez a la vez? ¿Pero que tenía esa gente en la cabeza? su hermano, porque así lo consideraba él, era el ser más extraordinario que conocía y a la mierda su sexualidad, después de todo era suya y de nadie más.

Frigga noto la turbación de Thor y conociéndolo supuso que no tardaría en explotar y tal vez decir cosas que más tarde lamentaría, no porque no fuesen verdad, sino porque no convenían a los intereses de su padre. Miró fugazmente a su izquierda, donde Dita aguardaba de pie por si algo se ofrecía, y sutilmente asintió.

-¿Mas vino? –ofreció servicialmente la chica, acercándose velozmente con la vinatera, cuando de pronto tropezó con algo y derramó todo el contenido sobre Thor.

-¡Pero mira nada más! –exclamaron los Foster mientras el rubio se ponía rápidamente de pie y trataba de limpiar aquel desastre. –Muchacha descuidada ¿Por qué no te fijas?

-Lo siento muchísimo –se disculpó Dita tratando de ayudar al chico.

-En verdad Frigga que no sé cómo soportas esto –se quejó airadamente Glenda, como si el vino hubiese sido derramado sobre ella.

-Fue solo un accidente –dijo suavemente la rubia –Dita, retírate por favor. –La chica se disculpó una vez más y haciendo una respetuosa reverencia se marchó. -Thor, cariño, será mejor que te vayas a cambiar –le sugirió su madre y el rubio levantó la vista entendiendo que todo había sido orquestado por ella.

-Con permiso –se disculpó caballerosamente con todos y salió raudo por donde la chica había casi huido; haciendo una nota mental para agradecerle en cuanto tuviera oportunidad, por liberarlo de aquella pesadilla de gente a costa de, lo que sabía, sería una fuerte reprimenda por parte de su padre.

 

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

 

Loki había aceptado salir con Tony no porque le entusiasmara demasiado la idea de hablar con él, sino porque necesitaba salir urgentemente de su casa y evitar complicar más la situación.

Le había gritado a su padre y se sentía terrible por eso, le había dicho algo que lo había lastimado y se arrepentía. Nunca le había faltado el respeto de esa manera, excepto aquella vez hace un par de años y había sido por culpa del estúpido de Balder y ahora volvía a hacerlo por Stark.

Loki respiró profundo tratando de frenar el torrente de emociones que amenazaban con quebrarlo. No iba a ponerse a llorar en ese momento y mucho menos delante del idiota de Stark.

Tony imagino que tan pronto Loki lo tuviera en frente sería historia. Estaba casi seguro que le gritaría hasta quedarse afónico y le recordaría a su madre de todas las maneras posibles, cosa que sabía, merecía. En cambio, lo único que hizo en cuanto paso a recogerlo, fue subir en absoluto silencio al Mustang Shelby que en ese momento conducía y así había permanecido durante toda el camino hacia el mirador.

-Sé que he repetido esto más veces de las que jamás imagine que lo haría pero… lo siento. –dijo el castaño en cuanto giró la llave para apagar el motor.

El lugar estaba completamente solo y en penumbras, apenas iluminado por la débil luz de una luna creciente. Loki no dijo nada, se limitó a bajar del auto y caminar hacia la orilla del mirador. Un viento fresco de finales de invierno alborotaba su cabello. Se recargó sobre el cofre del Shelby mientras admiraba las luces de la ciudad a sus pies, como si fuese el reflejo del manto estelar que los cubría.

Tony lo imitó sin atreverse a acercársele demasiado por temor a perturbar aquella tregua que parecía estarle dando.

-Sé que me porte como un soberano idiota y me arrepiento –dijo quedamente esperando obtener alguna respuesta por parte de su novio, pero este seguía en silencio, con la vista fija en algún punto en la distancia –Soy un imbécil, aunque en mi defensa te diré que nunca supe que lo era hasta que llegaste tú y me lo hiciste saber. Por supuesto, no es algo que no haya pensado antes la mayoría de la gente, pero o no tienen el valor de decírmelo de frente como lo haces tú o siempre me importo una jodida. Es solo que he estado tanto tiempo solo y aunque lo he tenido todo me doy cuenta que nunca he tenido nada en realidad, nada que valga la pena, nada tan importante como tú. Y yo hago lo que creo correcto para cuidar lo que tenemos, lo que hago siempre, pero al parecer no es lo correcto, pero… primor, no soporto la idea de que estés junto a Thor.

-¿Thor? -Aquel nombre pareció sacar a Loki de su trance y se volvió hacia Tony sin entender.

-Si Thor. Sé que es una estupidez pero es que él es tan… el siempre… Aghhh! –Exclamó al no poder explicarse –No puedo evitar sentir celos de él y lo odio.

-¿Cuál es tu problema con él? –preguntó con una sonrisa, al parecer no era el único que sentía una animadversión por ese rubio.

-No sé si lo entiendas.

-Intentalo.

-¿Enserio? –Loki asintió –Bien, -Tony se acomodó subiendo por el cofre del auto y recargándose en el parabrisas cual si se tratase del diván de su terapeuta. -¿Por dónde empezar? –suspiró tratando de hacer memoria. –El internado. Si creo que todo empezó por eso…

Tony comenzó a narrarle entonces como, con tan solo ocho años, su padre había tomado la decisión de mandarlo a un internado. Por supuesto era uno de los mejores del país, en donde te permitían vivir con todos los privilegios que una posición como la suya podían permitir. A diferencia de muchos, él se adaptó rápidamente a su nuevo hogar y en poco tiempo ya se había ganado la simpatía de profesores y compañeros por igual.

-Ya sabes, parte del encanto Stark –agregó Tony con esa sonrisa coqueta que tanto enloquecía a las chicas. –Todo era grandioso, tenía al colegio comiendo de mi mano… hasta que llegó él.

Loki supo entonces por boca de Tony, que Thor había pasado gran parte de su infancia en el mismo internado.

-Y era tan jodidamente encantador –soltó Tony con una mezcla entre sarcasmo y amargura.

Tony le narró con un cierto tono de rencor como todos los maestros se habían vuelto de pronto hacia el pobre niño en desgracia. Como le tenían ciertas consideraciones solo porque acababa de perder a su madre y como a su parecer este se aprovechaba de la situación. Eso sin contar con la rapidez con la que se ganó a los que hasta entonces eran sus “amigos” y que pronto comenzaron a hacer comparaciones entre los dos en donde su carácter extravagante y cínico no salió muy bien parado.

-En cambio Thor “era un amor” –dijo el castaño con un tonecito dulzón –o eso era lo que pensaban todas las chicas. Él era el lindo, el simpático, el carismático, el adorable. Siempre poniendo a los demás por delante suyo, siempre con ese estúpido y honorable código de conducta que era tan irritante. Estropeaba todas mis bromas solo porque “no era correcto”. –Se quejó indignado y Loki no pudo evitar reírse por esa actitud tan infantil por parte de Stark. –No te rías, que la cosa no se pudo mejor en la adolescencia.

-Me imagino, ¿Acaso te robo la atención de todas las chicas?

-No de todas, de una: Foster.

-¿Foster? –preguntó Loki sin podérselo creer.

-No me mires así, yo creo que ella es muy linda.

-Y no te lo discuto, pero… ¿Foster?

-En aquel momento era la chica perfecta, guapa, inteligente, graciosa. –Dijo ensoñadoramente -Luego me di cuenta que su madre está completamente loca y no sabes cuánto me alegre de que hubiera preferido a Odinson y no a mí.

-Déjame ver si te entiendo bien. ¿Tú odias a Thor porque llego a tu territorio y te robo la atención?

-¿Y te parece poco?

-No es que quiera minimizar tu dolor, pero en definitiva creo que existen mejores motivos para despreciar a alguien.

-¿Cómo por ejemplo?

Loki se lo pensó un momento. Ahora que lo meditaba tampoco su rencor hacia Thor tenía un fundamento realmente profundo. Si, lo había golpeado el primer día y si, luego se habían pasado un tiempo fastidiándose mutuamente en consecuencia. Pero el escuchar el relato de Tony le hizo darse cuenta de lo pueril que podría llegar a ser los motivos de ambos.

Loki se encogió de hombros con una sonrisa y se recostó sobre el auto junto a Tony. Las estrellas se veían hermosas desde ese lugar.

-El punto es –agregó el castaño –que temo que termines dándote cuenta de lo “encantador” que Thor puede llegar a ser y me cambies por él.

-Te prometo que eso no pasará –le aseguró acostándose sobre su costado para mirar a Tony –Con todo y el encanto que él pudiera llegar a tener, dudo que algún día pueda  caerme bien. Pero en el remoto caso de que eso sucediera, créeme, no te cambiaría por él.

Una extraña emoción se apoderó del corazón de Tony al escuchar a su novio decir aquello. La penumbra le daba un toque místico a aquella mirada verde que lo contemplaba con cariño, sus labios, que en ese momento sonreían con ternura se le antojaron irresistibles y tomándolo de la nuca lo fue acercando a su boca. Definitivamente los besos de reconciliación eran los mejores.

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bien, hasta aqui espero hayan disfrutado la lectura.

Jamas pense que llegaria hasta aqui, que emosion siento, ya que el proximo capitulo a quien le tocara narrar sobre su pasado sera a Loki asi que no se lo pierdan.

Nos leemos hasta la proxima.


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