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El plan por Drakarys

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Notas del capitulo:

Hola.

Ha pasado casi un año desde mi ultima actualizacion y lo lamento muchisimo, pero pero cai presa de una enfermedad que al parecer aqueja mucho a los escritores que se llama depresion. Estube realmente mal al grado de no querer levantarme ya. tuve que ir a tratamiento psiquiatrico y psicologico para poder salir adelante. Aun no me encuentro cien por ciento bien, pero voy un paso a la vez e intento retomar lo que era antes de caer en ese abismo de desolacion y una de las cosas que yo era es este fanfic, que me habia propuesto terminar antes de que el año pasado concluyera y no lo pude hacer. Sin embargo prometi que lo haria y que tarde o temprano volveria y para todas aquellas personas que aun no han abandonado la historia y esperan la continuacion aqui esta:

 

Nota, la cancion que se reproduce en la cabeza de Loki es Nothing else matters de metalica pero interpretada por Apocalyptica por si quieren buscarla y reproducirla a la vez.

Loki se encontraba sentado sobre el capo del coche acompañado de Tony, con la mirada perdida en el maravilloso manto estelar y cobijado por los sonidos propios de la noche que eran arrastrados por el viento.

Una de las cosas que le fastidiaban un poco de Stark era su tendencia a hablar hasta por los codos; pero en momentos como ese, cuando guardaba silencio y simplemente se limitaba a permanecer a su lado, disfrutando de la mutua compañía, se sentía realmente a gusto.

-¡Estaba olvidando algo! –Exclamó de repente saltando del capo.

…Aunque esos momentos no duraran demasiado.

- ¿A que no adivinas lo que te traje? –dijo con una sonrisa traviesa mientras rebuscaba en el interior del auto.

-Conociéndote, tal vez al ballet de Viena escondido en la cajuela, -le contesto Loki con sorna.

-¡Mmmm! ¿Por qué no se me habrá ocurrido?... ¡Pero no! Es esto –le extendió una caja cuadrada con un gran moño verde encima que Loki recibió con cautela, preparándose para cualquier extravagancia procedente de Stark.

-¿Qué es? –le preguntó curioso mientras se incorporaba y recibía el regalo.

-Es mi ofrenda de reconciliación –le contestó mientras se acomodaba a su lado y sacaba su móvil para encender la lámpara y el reproductor. –No es una velada a la luz de las velas, pero tendrás que conformarte.

Loki sonrió mientras los primeros acordes de una música instrumental comenzaban a alagar sus oídos. Dentro del paquete, encontró lo que parecía una copa de helado hecho de oro.

-“El Golden Opulence Sunday”, –recitó Tony con solemnidad entregándole una pequeña cuchara dorada de mango alargado.

-Y exactamente… ¿Qué es esto? –preguntó Loki mientras daba vueltas a la copa examinando por todos sus angulos.

-Es helado de vainilla de Tahití, bañado con vainilla ahumada de Madagascar y envuelto en una lámina de oro de 23 quilates.

-¿23 quilates? –Enarcó una ceja, sorprendido- ¿Y se puede comer?

-Esa es la idea. –Sonrió ante la reacción de su novio que en ese momento olisqueaba lo que parecía una cuchara de nácar repleta de perlitas. –Eso es caviar dulce. Pruébalo –lo instó ante la renuencia de Loki, quien no muy convencido clavo la cuchara y dio el primer bocado.

-Esto es… -dijo saboreándolo lentamente.

-¿Exquisito? ¿Formidable? ¿Lo mejor que tus papilas gustativas han probado en tu vida? –A Tony le gustaba hacer uso de todas sus influencias y su fortuna cuando se trataba de impresionar a alguien, aunque Loki era una persona difícil de impresionar.

-Extravagante seria la palabra que yo utilizaría, muy Stark. –Sonrió, matando con esto la vanidad de Tony.

-¡Lo mande pedir directamente desde el Serendipity en Nueva York! –dijo teatralmente ofendido.

-No me sorprende –contestó saboreando otra cucharada del postre –aunque no esta tan mal, gracias.

-¿No esta tan mal? ¿Es todo lo que tienes que decir a su favor? Es considerado uno de los postres más exquisitos del mundo.

-Y costoso, supongo. No entiendo tu tendencia a malgastar tu fortuna en cosas como esta; la verdad yo me conformaría con un simple flan.

-¿Un flan? –Le cuestionó incrédulo- ¿prefieres un simple flan a un Golden Opulence? ¿Enserio?

-Es que no has probado el flan que hace mi tía Skadi, es el mejor del mundo y lo mejor es que no cuesta fortunas ni tienes que viajar tan lejos para conseguirlo.

-¡Mmmm! –rezongó cruzándose de brazos, - yo queriéndome esforzar por quedar bien contigo y resulta que mi novio se conforma con un simple flan.

-¡Oh, vamos! No te pongas así, mejor compartamos –le ofreció la extravagante cuchara de oro para que Tony degustara también del postre, pero este la rechazó. Se giró hacia el lado contrario haciéndose el digno y fingiendo ignorarlo para diversión de Loki, a quien le recordaba un pequeño niño caprichoso en medio de un berrinche.  

Dejó la copa a un costado suyo y con el delicado roce de sus frías manos (más frías aun por sostener el postre helado) acaricio la tersa mejilla de su novio hasta llegar a su bien cuidada barba de candado, la cual sostuvo para girarlo hacia él y apoderarse de sus labios. Tony sonrió mientras Loki tomaba su cuello para conducir su rostro y ahondar el beso. Se notaba que no tenía mucha experiencia besando, pero la manera en que su lengua se enlazaba con la suya lo volvía loco.

–Sabes que no necesitas gastar el equivalente a un año de salario en un postre para tenerme contento Stark. –le dijo cuándo se separaron, regresando su atención al helado y llevando una cucharada colmada hacia su boca.

Y luego sonrió, con esa sonrisa pícara que enloquecía a Tony.

Había algo en aquel chico de afilados rasgos que le hacía condenadamente sexy. Tal vez eran sus movimientos elegantes al momento de tomar la cuchara o su mirada extasiada con el dulzor del postre (pues sabía que a Loki le fascinaban las cosas dulces); quizás la forma como la punta de su lengua asomaba por entre sus finos labios, recorriéndolos lentamente y recogiendo los residuos de aquel exquisito manjar. Aunque si de manjares se trataba, la boca del pelinegro era el mejor que Tony hubiese probado en su vida.

-¿Gustas? –le ofreció una vez más, y como  toda respuesta, Tony se abalanzo posesivamente sobre su novio degustando el exquisito sabor del postre en sus finos labios, en su tersa lengua y en su fría saliva.

Loki acepto aquel beso que al principio era suave, cadencioso y tierno, pero que poco a poco se fue intensificando cuando la traviesa lengua del castaño se adentró en su boca enredándose con la suya de forma diestra y sensual.

Una especie de corriente vibrante se entremezcló con una crepitante agitación dentro de él, cuando las manos suaves de Tony cobraron vida y se adentraron con delicadeza bajo su ropa acariciando la piel desnuda de su vientre. Loki contuvo la respiración por unos instantes presa de aquel sentimiento abrumador que lo paralizó, apretando los ojos con fuerza sin atreverse siquiera a pensar, sintiendo un temor inexplicable por lo que estaba a punto de pasar. Pero los dientes de Tony arremetieron contra su labio inferior, haciéndolo soltar un gemido que fue ahogado por los labios ávidos y ardientes de su novio, quien lo sujetó con aprensión por la nuca para ahondar con más ímpetu dentro de su boca, si eso era posible. Mientras Loki exhalaba un suspiro y finalmente se dejaba dominar por sus emociones, como hacía mucho no le ocurría y se entregaba a las placenteras sensaciones que las caricias expertas de Tony le producían.

Stark sonrió mentalmente sintiéndose victorioso con aquella muestra de sumisión, mientras lo iba recostando en el capote del carro y se situaba sobre él. Loki hundió sus manos en su cabello castaño tímidamente al principio, pero conforme la fogosidad del beso aumentaba y su cuerpo reaccionaba, lo despeinaba y jalaba suavemente atrayéndolo más  hacia él.

En un momento dado, el ojiverde jadeo sin poder contenerse al sentir la virilidad evidente de Tony contra la suya. Tony liberó un gruñido ronco y varonil al escuchar aquel sonido encantador inimaginable para él, y que ahora sonaba como recompensa a sus caricias.

El beso fue roto por los dos en busca de nuevo aliento, mientras se contemplaban con miradas oscurecidas de deseo. Tony volvió a sus labios con besos cortos que luego fue repartiendo por su barbilla, su mandíbula y su cuello mientras la respiración de Loki se agitaba cada vez más. Pero lo que realmente hizo que volviera a tiritar fue la urgencia con la que aquellas manos descendían por su vientre y se apresuraban por desatar el cinturón de su pantalón.

-¡Tony! –exclamo casi sin aliento, sin saber si estaba listo para llegar más allá. Pero cualquier protesta fue acallada rápidamente por la forma dura en que el castaño lo volvía a besar, estrujándolo, obligándolo a entregarse totalmente. Loki pugnaba por controlar aquel apasionado beso, pero por momentos una especie de fiebre nublaba sus pensamientos y sólo podía dejarse llevar, perdiéndose en lo más profundo de aquella boca que lo turbaba e incitaba a no parar.

Tony pudo sentir el momento preciso en que Loki bajo la guardia y cayo rendido a sus atenciones. Fue entonces que sus manos ansiosas lograron colarse en la imposible prenda que no quería cooperar con él, deseando explorar esa tierra desconocida. El cuerpo entero de Loki tembló sintiendo el descarado roce de sus hábiles dedos sobre la tela de su bóxer y sonrió victorioso, disfrutando de la entrega de aquel obstinado chico que se negaba a dar su brazo a torcer y que en ese instante lo deleitaba con un concierto de candentes suspiros que se entremezclaban con la música de fondo.

“Nothing else matters”

Tan pronto la canción había dado inicio, la voz del cantante de “Metálica” había sido reemplazada en su cabeza por el suave sonido del Cello y fue ahí que su cerebro se desconectó, haciéndolo viajar cinco años al pasado hasta la Escuela de iniciación musical de Vanaheim.

En ese instante Loki ya no tenía casi diecisiete años sino doce y salía de su clase de violín como todas las tardes, cuando la solitaria escuela vibro con la profunda y electrizante interpretación de un cello: “nothing else matters”, en la mejor interpretación que hasta el momento hubiera escuchado en ese lugar. Fue siguiendo la música hasta el aula apartada, cuya pared frontal estaba compuesta de espejos y frente a ella, un solitario chico entregado a su arte. Su rostro era cubierto por una cortina de lacio cabello, de un rubio tan claro que parecía de plata. Sus manos, cubiertas por unos mitones a rallas rojas y negras, se movían apasionadas sobre las cuerdas y Loki no podía despegar sus ojos de ellas. Había algo casi hipnotizante en su forma de tocar, en la forma en que disfrutaba de su música, en la forma en como envolvía el cello con su cuerpo, tan sensual. Entonces, de entre aquella cascada de rubias hebras, un par de ojos grises se abrieron clavándose en el reflejo de Loki en el espejo. Una sonrisa de lado se dibujó en los labios al tiempo que concluía la interpretación y Loki daba un salto al saberse descubierto y salía corriendo completamente avergonzado.

-¿Sucede algo? –escucho la voz de Tony jalándolo del oscuro abismo de sus recuerdos.

Loki abrió los ojos un poco desconcertado de encontrarse con aquel par de pozos de chocolate que lo contemplaban ansioso.

-No –dijo con la respiración entrecortada y se arrojó a sus labios antes de que preguntara algo más. Pero para mala fortuna tan pronto como volvió a cerrar los ojos estaba nuevamente ahí, admirando a aquel chico con ojos de tormenta que se abstraída del mundo cuando tocaba para hacerle el amor a su cello.

-Me encantaría tocar como tú –se le había escapado en alguna ocasión en un suspiro. Balder sonrió de lado, de esa forma coqueta en que solía hacerlo cuando una travesura atravesaba su mente.

-Ven –lo llamo ofreciéndole la mano para ayudarlo a acercarse hasta donde ese momento el afinaba su instrumento. –Toma asiento.

-¿Cómo? Pero…

-¡Shhh! –silencio su réplica haciéndolo sentarse en su lugar e instándolo a abrir las piernas para colocar el cello entre ellas y entregándole el arco con el que debía tocarlo.

Loki sonrió nervioso, el sabia manejar el violín y aunque de pequeño pensaba que el cello era un violín gigante, lo cierto era que en la práctica eran dos instrumentos distintos que se tocaban muy diferente.

-¿Y ahora qué?

-Toca –ordenó con esa voz pausada y aterciopelada que le causaba escalofríos. Loki se encogió de hombros y empezó a mover el arco sobre las cuerdas arrancándole desgarradores gritos al pobre instrumento.

Balder sonrió divertido por su insolencia y luego de negar con la cabeza se sentó detrás de él envolviendo sus largas y delgadas piernas con las suyas. Acerco su pecho hasta recargarlo contra su espalda y lo envolvió con sus brazos hasta tomar sus manos con cada una de las suyas. Al instante siguiente una armoniosa melodía comenzó a vibrar contra su caja torácica pero a Loki no pudo importarle menos; la abrumadora cercanía de su cuerpo era lo único que ocupaba su cabeza. Su enajenante aroma, el calor que despedía, su respiración acariciando su nuca, era lo único que llenaba sus sentidos y Balder lo noto; así como también noto la agitación y el estremecimiento que se apoderaba de todo su ser.

Unos tibios labios acariciaron su cuello subiendo por este con tortuosa lentitud hasta su oído, en donde se apoderaron del lóbulo de su oreja mordisqueándola y succionándola con delirante pericia.

No pudo dejar escapar un vergonzoso gemido de placer que de inmediato fue bebido por unos labios carnosos muy diferentes a los de Balder.

Tony se empeñaba en hacerlo disfrutar, pero Loki parecía irse de repente a lugares en donde no podía alcanzarlo por más que se esforzara.

-¿Está todo bien? –volvió a inquirir el castaño cuando sintió la dureza de su novio perderse entre sus manos.

Loki simplemente asintió y volvió a tratar de concentrarse en ese momento, en ese instante, en esas caricias dedicadas que su novio le regalaba y hacer que el calor regresara a su cuerpo, pero era difícil, porque al cerrar los ojos no era Tony a quien besaba si no él, no era Tony quien lo tocaba sino Balder, el hombre que más había amado y quien más daño le había causado en su joven corazón.

-Me encanta como gimes –escucho su voz susurrándole al oído y cada bello de su cuerpo se erizo.

“Pero si gime como una puta” –hizo eco las burlas a las que fue sometido por mucho tiempo –“pero si es una puta” “la puta de Balder”.

Los ojos de Loki se abrieron con terror aventando inmediatamente a Tony y sentándose como si un resorte lo hubiese impulsado.

-¿Qué pasa? –preguntó consternado el castaño al sentir el claro rechazo de su novio. Pero el pelinegro no hacía más que jalar aire y llevarse las manos al rostro, temblando y completamente pálido cual si hubiese visto un fantasma y no estaba tan errado, ya que su fantasma personal había regresado para atormentarlo una vez más.

- No... No es nada –trato de disimular su desasosiego bajando del auto y acomodándose la ropa-  solo que ya es tarde y tengo que regresar a casa ¿Puedes llevarme por favor?

-Loki dime que sucede –le insistió preocupado imitándolo y yendo tras de el -estábamos bien y de repente…

-¡¿Qué no es nada?! –Le gritó alejándolo de él. Estaba furioso, mas consigo mismo que con Tony- ¿Puedes llevar a mi casa sí o no? dime si no para irme solo.

-De acuerdo – masculló Tony completamente irritado, subiendo al mustang y azotando la puerta en el proceso. Manejó furioso de vuelta por las solitarias calles hasta la casa de su novio.

Qué manera de bajarle la calentura a alguien. Pero lo que realmente le irritaba era no poder acercarse más a Loki, parecía que esta vez podría hacerlo, que sus defensas cedían. Pero cada vez que estaba cerca, una muralla infranqueable se interponía entre los dos y como odiaba eso.

Pero no más de lo que Loki en ese momento estaba odiando a Balder ¿Es que acaso nunca iba a poder librarse de su recuerdo? ¿Siempre que cerrara los ojos iba a estar ahí para atormentarlo? El sabía la respuesta y no era para nada alentadora. Porque no era Balder quien lo atormentaba sino su propia conciencia, quien no hacía más que recordarle lo ingenuo y malditamente estúpido que había sido en confiar en alguien como él, en alguien que prometió custodiar su corazón como su bien más preciado y en cambio lo había arrojado a la basura hecho pedazos.

-¿Me puedes explicar que te está pasando? –le preguntó Tony tan pronto aparcaron a dos calles de su casa. Habían hecho todo el trayecto en un pesado silencio pero el necesitaba respuestas.

-Es muy tarde Tony, mañana hablamos– y dándole apenas un ligero beso en los labios para evitar la réplica, bajo del auto y se despidió perdiéndose de inmediato entre las sombras de la noche.

-¡DEMONIOS!- escucho gritar a Tony para después salir veloz rechinando las llantas.

Dolía, aun lo hacía. Era una de esas heridas que te empeñas en cubrir con una venda para evitar contemplarla, pero que sigue punzando bajo ella, supurante y a la espera del menor descuido para invadir con su podredumbre. Tal vez lo más conveniente sería arrancarse el corazón de cuajo antes de que infectase otras áreas, como lo había hecho esa noche… Pobre Tony.

Loki suspiró y comenzó a trepar por el enorme árbol que daba sombra al patio trasero de su casa. Las luces estaban apagadas y había absoluto silencio, probablemente ya todos estarían en la cama por lo que debía ser muy cuidadoso y hacer el menor ruido posible. Solo debía equilibrarse un poco sobre una de las ramas para alcanzar su ventana y ya estaría dentro de su habitación; desafortunadamente, las cosas no siempre salen como uno las planea.

-Entra despacio –lo sorprendió una voz por entre las penumbras de su cuarto. –Tal vez así no te escuche llegar, –era su padre.

Podría decir que la sangre de su cuerpo se le congeló y el aliento lo abandono por completo, pero eso sería falso. Cuando había decidido escapar para ver a Tony aquella noche, no estaba entre sus planes ser sorprendido… o tal vez sí. Tal vez la idea era esa, para así demostrarle a su padre que si él era un chico obediente, era porque así lo había decidido y no porque su autoridad significara algo para él. Hacía mucho que había perdido el miedo que un chiquillo le tiene a un padre, el miedo a ser sorprendido en algo indebido, regañado y castigado por eso. Sin embargo aún había respeto, Loki no conocía a nadie que respetara más que a ese hombre que había librado adversidades para las que no estaba preparado y había salido adelante; y era ese mismo respeto el que le susurro a su lengua quedarse guardada y no responder estupideces.

-¿Ya viste la hora que es? -Su padre, quien estaba aterradoramente calmado, se puso de pie. –Te hice una pregunta.

Loki saco el teléfono, obsequio de Stark y miro la hora, tres de la mañana en punto, tal vez si se le había pasado un poquito la mano con el tiempo.

-Tienes dieciséis años ¿tienes una idea de los peligros que hay afuera para alguien de tu edad? –su voz se escuchaba contenida y Loki pudo darse cuenta de que no era precisamente de rabia o indignación como él hubiera supuesto, lo que Loki veía en sus ojos era ansiedad y preocupación. –Al menos espero que ese idiota al que llamas novio, haya tenido la delicadeza de venirte a dejar. Porque estabas con él ¿O me equivoco? –Loki no se atrevió a negar aquello y tal vez eso era el detonante que su padre necesitaba. -¡Demonios Loki! –Estalló por fin- ¿Qué carajos tienes en la cabeza? ¿A qué grado de enajenación has llegado con ese muchachito, para tener que salirte de tu propia casa a altas horas de la noche como si fueses un ladrón? ¡Existen las puertas! ¿Sabias? – Y entonces comenzó a caminar de un lugar a otro de su habitación como si fuese un león enjaulado - Acaba de desaparecer un jovencito apenas un año menor que tu ¿Acaso no has visto su foto pegada por todos lados? A esa clase de riesgos te expones saliendo a estas horas ¿Era tan urgente verlo que no podía esperar a mañana? Lo ves todo el maldito día en la escuela ¿acaso no es suficiente? ¿Qué tenías que hacer con él a estas horas de la noche que no podía esperar? Sabes que, no me lo digas, ya puedo imaginarlo.

-¿Qué? –pregunto Loki sorprendido ante lo que su padre suponía que había pasado entre él y Tony, no muy alejado de la realidad si el recuerdo de Balder no se hubiese atravesado, pero él no había ido a verlo con ese fin.

-¿Tan alborotadas tienes las hormonas que no puedes postergar tu placer a una hora más conveniente?

-¡Yo no estaba haciendo eso! –trató de debatirle.

-¿Entonces qué? ¿Qué era tan urgente y que te llevara tanto tiempo? Son las tres de la mañana, te fuiste no sé a qué hora, yo llegué aquí a las once y ya no estabas. Tuve que llamar al trabajo para comunicarles que no podría cubrir el turno de la noche porque mi hijo había desaparecido. ¿Entiendes lo que eso significa?

Y Loki lo entendía, no era tonto. Un menor ingreso, un problema al momento de solventar los altos costos de las medicinas de Býleist, un reajuste en la economía familiar que posiblemente llevaría a que su padre perdiera más cabello del que ya había perdido.

-¿Con que tranquilidad puedo irme a trabajar si te vas a salir cuando te dé la espalda? ¿Quién va a cuidar de Býleist y Helblindi? 

-Creí que ya había dejado en claro que no soy tu esposa. –dijo con rencor.

-No, por supuesto que no eres Farbauti, aunque te parezcas horriblemente a ella.

Loki sabía a qué estaba haciendo referencia, a aquella vez en el hospital cuando Býleist estaba en medio de un ataque que casi le cuesta la vida y su madre, quien debería estar al pendiente, brillaba por su ausencia. No fue la única vez que no estuvo, ella solía escabullirse pretextando cualquier tontería y se perdía de vista por una o dos horas. Luego, Loki supo de la peor forma los motivos por los cuales su madre desaparecía, la encontró un día en la cama con su amante.

-Yo no soy Farbauti –repitió con los dientes apretados, el que lo comparara con ella era para Loki peor que un insulto.

-¿Sabes porque se fue sin mirar atrás? Porque la puerta estaba muy abierta y lo estará también para ti. Yo no pienso tenerte encerrado en una torre con cinturón de castidad, alejado de tu príncipe adorado. No soy esa clase de padre y lo sabes. Solo hazme un favor y no te entregues a las fauces de la bestia por él.

Luego de eso se fue, dejando a Loki en medio de una habitación en penumbras.

Aquel había sido un día muy largo, pensó, además de estresante. Con un suspiro se desplomó en su cama con la mirada fija en el techo de su habitación. Estaba oscuro, sí, pero las luces de los faroles de la calle se filtraban por entre las hojas del gran árbol haciendo un espectáculo de luz y sombras que gustaba de admirar mientras pensaba.  Y tenía mucho en que pensar, pero en aquellos momentos lo único que ocupaba su mente era una sola persona: Farbauti.

Farbauti y sus modos refinados, Farbauti y sus estrictos códigos de conducta. Había querido hacer de él un príncipe de cuentos de hadas y se llevó un gran chasco cuando le resulto una princesa. Aun así no claudicó en su idea de lo que es correcto y trato de “enderezarlo” como a un árbol que ha crecido de lado. Lo llevo a infinidad de lugares para que lo educaran como era debido, y Loki asistió sin chistar en un inútil intento por complacerla. Pero de todos esos lados, el único al que había acudido con gusto fue a la escuela de iniciación musical donde había conocido a su gran amor, el violín y en donde había encontrado a su peor pesadilla… Balder.

 

 

 

 

Notas finales:

Bien, hasta aqui le dejamos por ahora.... y solo por ahora. Tal vez no vaya a actualizar tan rapido como lo estaba haciendo anteriormente pero estoy haciendo el intento de no abanonar y ya empece el siguiente.

 

He de donfesar que para poder continuar tuve que volver a leer la historia porque habia detalles de los que no me acordaba, y hubo una cosa que modifique, muy leve, pero que no cuadraba con la historia, si no quieren volver a leerla toda completa y encontrar cual fue les contare: cuando Sif y Nat estan discutiendo sus motivos para  involucrarse en esa apuesta Nat lo hace por venganza de su amiga Potts, pues bien, modifique sus motivos y ahora lo hace por su amigo Steve... ya luego veran porque.


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