Cuando tuvo a Wu Yifan con su dura longitud bien enterrada dentro de él y se le pasó la protección porque en el momento del fuego, ése mismo lo cegó con sus indecorosas llamas, convenientemente se auto protegió alejando toda preocupación de un embarazo. Por supuesto que la mente hoy en día ya no tiene ni voz ni voto sobre el cuerpo que por ley dominaría, su cerebro no tuvo poder de evitar el paso de la eyaculación y por eso, a las once de la noche, encerrado en su baño con la más estúpida prueba de embarazo y con las marcas correctas, se enteró que le iba a crecer una barriga enorme con un niño adentro. Se soltó a llorar. El futuro, la universidad, el dinero... No valió ni un centavo cada noche que estudió duro por un examen ni las maquetas minuciosamente armadas. Nada tuvo valor.
—Y-Yeolli...—Empezó él del otro lado del teléfono.
—Argh... Hola, Baek, ¿qué quieres? Ya me iba a dormir.
—Mira, Yeolli...
— ¿Qué, Baek?
— ¿P-Puedes venir a mi casa?
— ¿De verdad? ¿A las once de la noche? Ne, ni madres salgo con este frío, ven tú.
—Puto Chanyeol, come tierra.
—Ya te enojaste, mejor dime por teléfono, ¿qué es tan importante?
— ¡Que pinches vengas aquí, Chanyeol!
—Uuuy, así menos.
—Mira, cabrón, no estoy en condiciones de ir al frío ¿Okay? Ven aquí y rápido.
—A ver, no creo que te estés muriendo como para no poder salir de tu casita, caminar tres putos pasos, tocar la puerta de mi casa y venir a mi cuarto.
—Hijo de puta.
—Lo mismo digo.
—Ya voy, perro Chanyeol, orejón de quinta, mugre Yoda estirado, jirafa de dos patas y huevos chicos, iguana-
—A ver, a ver, sigue así y no te abro cuando toques a mi puerta.
Baekhyun colgó el teléfono.
A los quince minutos lo tuvo frente a su puerta, muerto de frío y con una cara de odio cegadora. Cuando Chanyeol le abrió, lo primero que él hizo fue insultarlo con su risa más escandalosa.
—Cállate, Chanyeol—ordenó Baekhyun.
—Es que te ves muy patético, pero ven, pasa. —Se hizo a un lado para que Baekhyun pasara y cerró la puerta. Baekhyun se sentó en el sofá con las dos manos entrelazadas en su regazo y evocó a un ambiente serio, parecía estar al borde de un colapso certero. — ¿Qué te pasa?
—Yeol...—Chanyeol se fue a sentar junto a él.
— ¿Qué tienes, Baek?
—Es que, Yeol... Ay, no te quiero decir.
—Ya dime, no te hice pasar por el frío sólo para quedarnos en silencio.
—Okay, Okay. —Tomó aire. —¿Recuerdas esa vez que fuimos a casa de Jongin y nos presentó a Yifan?
—Sí, claro. Te gustó ese pendejín.
—Aish—bufó—Bueno, pues... Después de que te m-marcharas...—Las palabras lo ahogaron con su fuerza y con su verdad y después de esa pausa, empezó a llorar. —...Yeolli, empezamos a tomar y...
—Tranquilo, Baek, no llores—dijo sobando su espalda.
—...Y... Tuve sexo con él en el baño de Jongin.
—Oh. —Dijo. Cómo deseó la muerte en ese instante, un consuelo hipócrita de sonrisas amargas se plasmó en su boca triste. Su Baekhyun se había acostado con alguien más y su deseo de quererlo, de amarlo frente al mundo jamás se vio tan distante, tan falso y tan imposible. Aunque la verdad residía en el hecho de que quizás no tuviera competencia con alguien más, pues Yifan jamás se volvió a aparecer por sus vidas.
— ¡Mi futuro está destruido, Chanyeol! ¡Mis papás me van a sacar de la casa! ¡Soy un pendejo! ¿¡Cómo me fui a meter con él, Chanyeol!? ¿¡Cómo!?
—Ya, Baek, todo va a estar bien. —Y reconsideró lo mismo para él.
— ¡Claro que no! ¿Qué va a decir la escuela? Cuando Luhan me pregunte de quién es este hijo, ¿qué le voy a decir? ¿Qué es de un tipo que nunca volví a ver? Por favor, Yeol, eso es patético. Yo soy patético.
—Deja de decirte así, Baek. Sólo cometiste un error, no es tu culpa, estabas ebrio.
—Pues es mi culpa, yo me embriagué y dejé que Yifan me cogiera en ese baño.
—Vamos a solucionar esto. Que no sabes qué decir cuando te pregunten quién es el padre, bien, pues diremos que es mío. Desde hoy, el niño que llevas ahí dentro es mío, Baekhyun, no se te ocurra decir que es de alguien más.