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El hermano de mi amiga. por Mc-19051

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— Narra Arturo. —


Después de haber ayudado a Michelle con su disparate de cámaras, que sinceramente no quiero ni pensar para que las tuviera montadas allí, pero ¿A quién voy a engañar? Era más que obvio que ella pensaba que íbamos a montar una escena porno o algo por el estilo, aunque claro, yo actuando como dulce niño y el hermano de mi amiga, un negro de un metro ochenta y cinco, ojos ámbar, una ''chiva'' que le daba un toque un poco más... De soltero pajillero, bueno, continuo, cuerpo bien definido pero sin llegar a exagerar en la musculatura, era un buen partido, eso si, no importa que tan orgulloso sea, tengo que admitir que está bien buenorro, el caso es que parecería la mejor escena del porno, mierda, estoy pensando en cosas raras otra vez.


Un pasivo pelirrojo NATURAL, mi cabello es rojo na-tu-ral, no uso tintes ni nada; a duras penas tengo suficiente dinero como para comer ¿Voy a andar de idiota desperdiciándolo en tintes? Claro que no, solo lo hice una vez y fue con una loción para la piel que terminó como lubricante para la puta de quinta de mi ''madre'', y vuelvo a hablar idioteces, como decía, un pasivo pelirrojo algo afeminado /aborrezco el hecho de tener que admitirlo/ junto a un negro... Un negro... ¿En serio debo decir cuánto le mide? Todos los negros la tienen larga, bueno, la mayoría, recuerdo una vez que mi ''madre'' había traído un negro, pero en plan negro de barrio que fumaba su peso en tabaco, por un momento pensé que le metería uno de esos a mi madre, el caso fue que por accidente le vi la polla ¡Era una ternurita! Media unos diez centímetros a lo mucho.


¿Qué? ¿Acaso un hombre ya no puede decir que un pene le parece tierno por este ser diminuto? Bueno, tengo que decir que ando diciendo unos disparates bien raros después de haber comido ¡Esas arepas eran las culpables sin lugar a dudas!


—Arturo, tienes un tic algo preocupante en tu ojo izquierdo. — Me comentó mi adorada /y loca como una cabra/ amiga Michelle, deje de mirar la televisión de su habitación y posé mi mirada en ella, que no se atreviese al menos a preguntar que cojones andábamos viendo porque sinceramente no sé, ando algo frívolo.


— ¿Un tic? — Me atreví a preguntar, para tener un tic ''preocupante'' ni siquiera lo sentía.


—Sí, mijo, un tic que me da bastante grima, porque incluso tienes el ojo lloroso ¿Seguro que te sientes bien? Mi hermano y yo podemos llevarte a un hospital sí quieres.


—Estoy bien, solo ando algo estresado porque recordé algo. — Respondí dándole una leve sonrisa, ella pareció creérselo, y bueno, que se lo crea porque ni yo sé que tiene mi ojo, y vaya que era molesto el condenado tic, mi ojo andaba algo lloroso, seguramente por la irritación que empezaba a tener.


— ¿Me permitirías el saber que es? — ¡Odio cuando ella usa esa manera de hablar conmigo! ¡Lo odio con todo mi ser! Suena dulce pero en el trasfondo de ese tono dulce y preocupado esta una clara indirecta bastante directa que se describía como ''me lo dices o de aquí no sales'', no era como esas amigas /que también tienen complejo de cabras/ que insisten e insisten e insisten hasta que te entran ganas de pegarte un tiro, Michelle era demasiado directa, ordinaria como ella sola, pero sí que sabía cómo utilizar su ''lado femenino''.


La mire a los ojos durante unos segundos, mi sonrisa se esfumó, se veía a través de esa mirada de preocupación y dulzura, estaba esa mirada que revelaba fácilmente todo su teatro, en realidad el que tiene el teatro montado aquí soy yo hablando tantas incoherencias que parecía filosofo consumiendo ciertas sustancias de dudosa procedencia.


—En realidad, me acordé de tu contienda con Max. — Ante mi /meramente/ simple respuesta, ella frunció el ceño de manera notoria, dando a entender su disgusto al oír tal nombre.


Muchos os preguntareis ¿Cuál es esa contienda? ¿Por qué mi alocada amiga que ''shippea'' todo lo que se mueve se enoja al oír el nombre de otro de mis más cercanos amigos? La respuesta es demasiado simple como para que os la podáis imaginar así que se la os contaré: Max es el ex de Michelle, un giro argumental bastante predecible, '' ¿Pero cómo el ex de tu mejor amiga sea también tu mejor amigo, Arturo?'' Muchos os preguntareis eso ¿A que si? O tal vez les importe una mierda, pero igual les contaré de una manera resumida.


Max y yo hemos sido mejores amigos casi toda la vida, desde que éramos niños sinceramente, Max siempre tuvo problemas con su distinción sexual, el pobre andaba confundido, ¡Incluso más que mi primo Alexander! Él tenía una familia de mente demasiado cerrada, al punto que las canciones que eran cantadas en un idioma que ellos desconocían era ''obra del diablo'', la mujer no debía trabajar, solo debía cuidar de los hijos y el hogar mientras el esposo trabajaba, y un montón de cosas retrogradas mas. Max evadiendo a toda costa su verdadera sexualidad, empezó a salir con chicas a ver sí ocurría alguna clase de milagro, entre esas chicas con las que él había salido estaba mi /muy loca/ amiga Michelle, Max había sido su primer novio, y vaya que quedó destrozada al enterarse que Max la había /literalmente/ utilizado, ella intentó perdonarlo, pero simplemente no podía perdonar a aquella persona que le había mentido y simplemente acercado para aclarar su distinción sexual, claro que yo también le regañé por eso, pero al final, Michelle quedó con un cierto nivel de odio y Max por la vergüenza que le da acercarse y/o dirigirle palabra a ella, cada vez que se encuentran Michelle lo mira con desidia y Max agacha la mirada, y tan lindos que se veían como pareja.


Ella se sentó a mi lado en la cama botando un suspiro. — Arturo, sí crees que te quiero apartar de tu mejor amigo...— Empezó a decir ella, supongo que ella dedujo eso al ver como el silencio algo incómodo se prolongaba mayormente por mi parte, y vaya que había un ambiente tan pesado que me sorprendí al entrar nuevamente en la realidad. — No pienses eso ¿Si? Lo que pasó entre él y yo, es cosa nuestra, no tienes porque molestarte o al menos pensar en ello, sí quieres pasar más tiempo con él, eres totalmente libre de hacerlo, no me enojaré por eso, eres mi mejor amigo y debo aceptar tus decisiones como tal, yo también tengo otras mejores amigas aparte de ti y tu no te enojas porque pase tiempo con ellas, así que no te preocupes en juntarte nuevamente con Max, sois amigos desde la infancia ¿No? Yo simplemente no puedo interferir en tal hecho. — Me dedicó una nostálgica sonrisa, yo simplemente la abracé por instinto.


Quedamos en silencio abrazados ¿Ya he dicho que mi amiga es ordinaria? Esta me empujo, deshaciendo el abrazo. — Dejémonos de cursilería sacadas de historias con tendencia romántica-cliché ¡Y juguemos videojuegos! — Me miraba totalmente decidida como sí el momento de hacia segundos jamás hubiese pasado, me gusta su manera tan de ser, olvida rápidamente las cosas más no las personas y las acciones de estas, curioso ¿No?


— ¿Y qué videojuego vamos a jugar ahora? — Mire con curiosidad la consola y los miles de juegos que habían regados por la habitación.


—Bueno, este Druan me lo dio, se llama ''The iluminati triforce''. — Me enseñó un cd que tenía escrito ''El juego definitivo'' en él, la mire dudoso unos segundos.


— ¿Jugarías algo llamado ''The iluminati triforce''? Y aún más ¿Jugarías algo que tiene escrito ''El juego definitivo'' escrito en el cd? E incluso ¿Jugarías algo que DRUAN JUGÓ? — Y es que Druan tenía pinta de ser un rompe corazones /cosa que era en realidad/ pero tenía unos gustos que daban todo el mal puto royo, y los videojuegos no eran la excepción, y yo que creía que Javier el de los malos gustos, a Druan todo lo que se mueve es cogible, todo lo que se mueve en una pantalla es un videojuego O algo con lo que masturbarse, a veces me daba miedo, pero eso rara vez lo hacía, y simplemente lo hacía para traumar a su hermano mayor /mayor por minutos de nacido ya que los dos son mellizos/.


—Bueno, él dijo que no era raro ni nada por el estilo...


—Para Druan, muchos términos son relativos, y ''raro'' es uno de ellos, él tiene un concepto muy distinto al de una persona normal de ''raro'' y mira que no me sorprendería encontrar porno en ese videojuego.


— Dos horas más tarde. —


Había visto y vivido cosas raras en mi corta vida como adolescente de diecisiete años, pero nada tan raro como lo que acababa de presenciar, el juego se basaba en una sola cosa: Triángulos, bueno de allí vendría su excéntrico nombre ¿No? Pero es que exageraron demasiado con el sentido de la historia del ''videojuego'' Eras un triángulo que disparaba triángulos a otros triángulos de colores, evitabas otros triángulos que te quitaban puntos, mientras que el fondo tenía intenciones de darte un ataque epiléptico al cambiar de colores llamativos tan rápidamente, no soy alguien que entienda mucho de videojuegos que pocos han sido los que he jugado ¡Pero esa cosa era todo menos un puto videojuego! Michelle se separó un poco de su computadora /ya que el juego solo era para PC/ se sobó la cien, para luego mirarme.


— ¿Qué te parece sí volvemos a ladillar un poco a mi hermano?


—Me gustaría mayormente ver televisión y borrarme esos triángulos de la mente por un rato.


—Te apoyo. — Dichas estas palabras, ambos nos levantamos, salimos del cuarto topándonos con el precioso pasillo que estaba extrañamente frio, mire confundido a Michelle a la que esta se arqueó de hombros. — Es bastante raro que Oscar prenda el aire acondicionado a estas horas, seguramente el calor ya es demasiado incluso para él.


Ambos reímos levemente ante ese comentario, caminamos hacia la sala donde estaba él sentado mirando de una manera tan concentrada la televisión que me causó algo de gracia y ternura ¿Ven? No solo me da ternura ver pollas diminutas, también me da ternura ver gente idiotizada por la televisión. Soy algo extraño a lo que gustos refiere y aun así me quieren y piensan que soy una ternurita.


Examino rápidamente el cuerpo del hermano de mi amiga en el sillón y me detengo en algo que reposa sobre su regazo ¡Son dulces! Ahora quiero dulces, perfecto, mi lado infantil ha salido a flote, sin pensarlo dos veces me acerco rápidamente y me siento junto a él, robándole el puesto a Michelle la que optó al final por sentarse en el otro mueble individual que quedaba al lado de su hermano, y se dedicó a ver la televisión con interés por el caso policial.


Yo, como todo ladronzuelo innato que soy, agarro con sigilo un dulce y me lo meto en la boca, me da un cosquilleo en esta, estaban deliciosos, mientras que esos dos andan hipnotizados por la televisión, empiezo rápidamente a robar los dulces de la taza, ya iba por el decimosexto dulce, adoro los dulces y poca gente lo sabe en realidad, ya que me muestro la mayor parte del tiempo apático hacia estos en público, pero entre las paredes de una casa era algo distinto, iba a agarrar el decimoséptimo cuando la mano de Oscar me tomó la muñeca con brusquedad haciendo que pegase un pequeño brinco en el sofá.


—Al menos déjame ¿Quieres? — Me susurró sin despegar la vista de la televisión. Yo asentí aun sabiendo que él posiblemente no me viese. Él desvió su mirada hacia mi, pero apenas me vio, me soltó sin más y retomó su actividad de ver la televisión junto a su hermana dejándome claramente confundido, opté por no tomar más dulces y ver la televisión junto a ellos, al fin y al cabo el ambiente estaba fresco y el caso criminal se veía interesante.


[...]


No se, sí lo que habíamos visto fue el mejor maratón de casos criminales en la historia o las horas se habían pasado volando, claro que después del maratón nos dedicamos a ver películas de comedia, vaya que me había divertido con esos dos locos con sus ocurrencias y como se hacían burla el uno al otro, en verdad había pasado una tarde bastante amena, pero al percatarme de la hora, toda magia de la amistad /joder, todavía ando raro de la cabeza/ se desvaneció en cuestión de segundos.


Eran las diez de la noche, no se en que momento las horas pasaron, era demasiado tarde como para ir tan lejos, puede que estuviese algo raro de la cabeza, PERO, no ando totalmente jodido de la cabeza como para ir solo en la noche a uno de los lugares más peligrosos de la ciudad, Michelle me miró comprendiendo mi penosa situación y luego pasó a mirar a su hermano, este pareció percatarse de la más que obvia indirecta.


—Puedes quedarte a dormir aquí sí gustas, tenemos un cuarto para los invitados. — Oscar me sonrió con tranquilidad.


Lo mire dudoso. — ¿Y qué hay de la ropa?


—Oh...­— Susurraron tanto Michelle como su hermana algo incomodos, era más que obvia esa respuesta, no iba a usar la ropa de mi mejor amiga y mucho menos la de su hermano, y mucho menos me iba a acostar sin haberme dado una ducha primero.


[...]


— ¡Esta franela parece una bata! — Chille totalmente ruborizado, intentando no moverme mucho, el cuello de esa franela era tal que parte de mis hombros quedaban al descubierto, y me tapaba simplemente hasta la mitad del muslo, me sentía desnudo y diminuto.


—Pues es lo único que tienes para cubrirte o puedes simplemente dormir en ropa interior como hago yo. — Se señaló a si mismo ese idiota, me cruce de brazos haciendo un puchero.


—Es que me veo demasiado pequeño y me siento muy descubierto.


— ¿Qué esperabas? Solo tienes un bóxer y una franela vieja mía como pijama, además de que no eres exactamente enorme. — Fruncí aún más el ceño, mis mejillas ardían gracias a la vergüenza por la que estaba pasando.


—Ay, pero es que me consuelas tanto. — Respondí sarcástico para luego sacarlo a patadas del cuarto, era pequeño pero acogedor, podría fácilmente dormir allí, había una cama individual, una ventana y un par de cajas, me tire a la cama con gusto y me enrede entre las sabanas, estaba totalmente fresco y cansado psicológicamente.


[...]


No sabía cuánto tiempo había estado durmiendo, pero unas caricias en el cuello me hicieron despertar de mi adorado dormir, abrí los ojos de par en par al percatarme de lo que cojones me andaba tocando: Era una sombra jodidamente rara, con dos círculos blancos brillantes que aparentemente eran sus ojos y una curva blanca que parecía una sonrisa, su ''sonrisa'' aumento de tamaño y de sus ojos empezó a salir un líquido rojo, un escalofrío me recorrió totalmente, empecé a temblar sin saber que hacer exactamente, andaba muerto de miedo, esa sombra tan pronto como apreció desapareció.


Tragué saliva en seco.


[...]


—Y... ¿Decías que lloraba sangre?... — Susurró Oscar mientras se sentaba en su cama totalmente adormilado yo simplemente asentí, soltando un ''ujuh''. — ¿Y por que no le dijiste a Michelle? — Lo mire de muy mala forma ¿No conocía a su propia hermana o qué? — Veo que te contó de su miedo a lo paranormal, ya, ya, no hay razón para matarme con la mirada, puedes dormir conmigo sí te sirve de consuelo.


—No soy un niño pequeño. — me sonrojé levemente.


—No lo eres, pero eres demasiado tierno y a veces actúas como uno. — Me revolvió el cabello, yo gatee hasta acostarme a su lado, ni loco volvía a pasar una noche en esa casa, al menos no solo. Me acurruque al lado de Oscar, dejando reposar mi cabeza sobre su brazo, el me miro curioso.


—Sí esa cosa llega a atacar nuevamente te usaré de escudo humano. — Le sonreí y me volví a dormir.


— Mientras en el cuarto de Michelle. —


La misma ''sombra'' que había ''atacado'' a Arturo reapareció frente a la morena que se encontraba sentada en su cama, empezó a moverse hasta tomar una apariencia humana.


— ¿Y? — Cuestionó la morena ansiosa.


—Casi sufre un infarto al verme sonreír. — Respondió simpático un peli-azul, era bastante alto, media un metro noventa, tenía el iris de sus ojos blanco, aparentaba entre los veinte y veinticinco años. — Me siento un poco mal por haberle hecho esta broma tan pesada, al fin y al cabo, lo veo como un hermanito menor al que debo cuidar no como a alguien que quiero matar del susto.


—Pero me lo debías.


—Si, y espero no deberte más cosas, eres algo cruel.


—Solo quiero que esos dos se relacionen un poco, al fin y al cabo, se complementan ¿No crees?


—Supongo, pero no le haré más bromas ¿Entendido?


—Vale. — La morena hizo un puchero algo infantil, el mayor le revolvió el cabello y se desvaneció.

Notas finales:

Gracias por leer :'D


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