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Bajo la luz de la luna. (EDITANDO) por Makaxd-

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Notas del capitulo:

Primero que todo siento mi ausencia, tuve problemas de inspiración y además de los exámenes de universidad. Este mes se me viene pesado ya que pronto saldré de vacaciones de invierno, así que por favor ténganme paciencia y algo de consideración ya que estoy en mi último año de carrera universitaria.

 

Y a pesar de tener a esta mala escritora esperándolos por una actualización estoy feliz por todos sus votos y comentarios de ánimo y que aquí en Wattpad esta historia se halla cumplido 8,76k leídos con 847 votos, y en Amor Yaoi 5951leídos y 71 comentarios. GRACIAS DE TODO CORAZÓN, me hace feliz todo esto. Que ustedes consideren esta historia de su agrado me hace inmensamente feliz. Enserio muchas gracias.

Corría por los largos senderos del bosque, esquivando uno que otro obstáculo que se anteponía en su camino, mientras que, con sus manos -que en ese momento se encontraban manchadas de sangre-  protegía con esmero su abultado vientre.


¿De quién estaba huyendo? No lo sabía, de lo único que sí estaba seguro, es que tenía que escapar de aquella risa maliciosa que se escuchaba detrás de su espalda.


- Pobre idiota. Gasta sus energías en correr inútilmente -se ríe más fuerte aquella persona desconocida. De un momento a otro aparece delante de él- Ya no hay escapatoria, Noah…


Sus ojos azules se abrieron de manera estrepitosa, levantándose rápidamente de la cama asustado y con su respiración agitada. Su cuerpo sudaba y se estremecía del miedo por la pesadilla que sintió tan… real.


La puerta de la habitación se abrió bruscamente, ingresando por ella, al único ser que podía calmar la angustia que atormentaba su corazón. Jonathan, rápidamente se aproxima hacia él, envolviéndolo en un abrazo sobreprotector, trasmitiéndole esa seguridad que tanto deseaba sentir.


- Todo está bien, yo estoy aquí -susurra cerca de su oído, apaciguando poco a poco los palpitares desenfrenados de su corazón.


- Gracias -murmura una vez estando calmado.


- ¿Te sientes mejor? -pregunta preocupado.


- Sí, solo fue… un mal sueño -se separa escaso centímetros de su cuerpo, para poder mirarle directamente a sus verdosos ojos y besar castamente sus labios, provocando que el mayor le regalara una leve sonrisa.


- Sentí tú temor por medio del enlace -le acaricia suavemente su mejilla- Llegué a pensar que te había sucedido algo a ti y a nuestros cachorros -posa una mano sobre su vientre, masajeando el contorno de este.


- Lo siento -musita apenado.


- No pidas disculpas -le besa la frente- Cualquier cosa que te ocurra me concierne completamente, bebe.


Noah le sonrió conmovido y enternecido por las palabras de Jonathan. Y sin poder aguantarlo se aferró a su cuello, abrasándolo con sus delgados brazos, siendo correspondido al instante por el varón.


Su relación lentamente iba mejorando. Ahora, cada uno sabía sus gustos y disgustos, aunque había ocasiones que tenían sus pequeñas diferencias -como toda pareja- la sabían sobrellevar y reconciliarse a los minutos después de haber discutido.


Noah ya no podía seguir negando aquel sentimiento que crecía día a día en su interior. Amaba a ese hombre. Como un vil y cruel intruso, derribó todas las barreras que protegían su corazón.


Estuvieron unos cuantos minutos abrazados, rodeados del silencio placentero que se formó a su alrededor, transportándolos a un mundo que únicamente ellos existían, hasta que una voz masculina, proveniente de la puerta, los atrajo al presente en un instante.


- ¿Interrumpo? -consulta aquella voz desconocida para el menor.


Noah mira hacia la entrada, encontrando, no solo a una persona, sino a dos. El primero, un varón de cabellos rubios, ojos color miel, piel bronceada y de estatura alta como unos 1,90 aproximadamente. En cambio, el segundo sujeto era todo lo contrario a este. Estatura mediana de 1,69, cabello rojizo, ojos color pardos y piel blanquecina que, irradiaba la ternura y lo delicado que era, pero había algo en él que era muy distinto al primer hombre, su aroma era similar al de un… ser humano.


- Bryan ¿Hace cuánto llegaste? -pregunta Jonathan, sacándolo de sus pensamientos.


- No tanto. Cuando te iba decir de mi llegada, desapareciste de tu estudio. Le pregunte a una de tus empleadas en donde te encontrabas, y esta me informo que posiblemente estuvieras aquí, en tu habitación. Me imagine que estarías recostado o haciendo cualquier cosa, no que te descubriera abrazando a un joven muchachito, que por cierto ¿Quién es?


Jonathan suspira largamente, a la vez que libera de entre sus brazos a su compañero, pero sin apartarlo de su lado.


- Noah, te presento a mi mejor amigo Bryan Russell. Él es el Alfa de la manada de Leones. Y la persona callada que vez al lado de él es su pareja Scott Peterson. Y Bryan, él es Noah Stone. Mi compañero de vida y la “madre” de mis cachorros que ya están en camino -con una mano, toca su abdomen, recalcando de esa forma que sus retoños crecían allí.


- ¿Cachorros? ¿Acaso él está…? - cuestiona incrédulo el de ojos miel, siendo incapaz de terminar la pregunta.


- Sí -expresa seguro el rubio.


-Pero ¿cómo es eso posible? Los cambia formas varones no pueden estar gestando, a menos que él sea un humano doncel o un-


- Omega -lo interrumpe- Bryan, Noah es el último Omega del que todos están buscando.


- ¡¿Qué?! -exclama exasperado el León- No puedo creer lo que dices- responde con ironía- Tu pareja es un… ¿Omega? ¿Sabes en los problemas que te enfrentarás?


- Lo sé. Valla que lo sé. Es por esa razón que estas aquí -lo mira directamente a sus ojos.


- Ahora entiendo el por qué estas reuniendo a todos los líderes de las manadas que están a tú servicio. Quieres hacer el ritual con él ¿cierto? -el rubio afirma con un movimiento de cabeza.


El león pasa una de sus manos por su cuello, comenzando a masajearlo, a la vez que soltaba un pesado suspiro. Mira de reojo a su acompañante, que en toda esa charla guardo silencio, y recordó las dificultades que ellos se enfrentaron. Los del consejo de ancianos no aceptaban su relación, ni siquiera los miembros de su manada. Solamente una persona lo apoyaba. Jonathan, líder de toda la especie felina, cambio la ideología de aquellos ancianos testarudos, haciéndolos ver que un Alfa puede dirigir una manada al lado de la persona que su animal interior reconoció como compañero, sin importar de qué estirpe sea este. Por ese motivo, él no dudaría en ayudar en lo que fuera a su rubio amigo.


- Esta demás que decir que tienes mi apoyo -confesó


- Eso estaba más que claro -responde con una arrogante sonrisa en sus labios.


Ajeno de lo que sucedía en ese momento, Noah pregunta con cierta curiosidad en su tono de voz a los dos rubios Alfas.


- ¿Qué es eso del ritual? Tengo el resentimiento que estoy metido en eso.


Bryan mira sorprendido al joven.


- ¡¿Aun no se lo has dicho?! -reprocha.


- ¿Decirme qué?


- Es mejor que se vallan ahora -pronuncia firme.


Tan solo bastaron unos segundos para los dos individuos se retirarán rápidamente de la habitación, quedando únicamente el Omega y el Alfa.


- Te repito ¿Qué es ese ritual del que hablaban? -cuestiona serio el peliblanco.


- Es como una ceremonia que el sabio de la manada dirige, donde todos los miembros de la manada estarán presentes ese día- responde a medias.


Noah frunce el entre ceño al escuchar la vaga explicación, enviándole una mirada de molestia al rubio


- ¿Y? ¿Qué más?


El mayor suspira, mientras que se masajea el puente de su nariz con sus dedos


- Es cuando dos almas se unen entre sí, siendo iluminados por la luz de la luna llena, convirtiéndose en un lazo eterno, que solo la muerte de unos de los dos involucrados puede quebrantar la unión.


- Es algo así como una ¿boda?  


-Se podría decir que sí.


- Entonces ¿Qué tengo que ver yo en eso? -alza una ceja.


- ¿Aun no te das cuenta? -suelta una risita por lo despistado que es algunas veces su tierna pareja- Que tú y yo seremos parte de ese ritual.


- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué debería participar en eso?! Además ¿No te basta con que este marcado por ti? -refunfuña, cruzándose de los brazos.


- Las cosas no son tan fáciles como piensas, Noah. Como el gobernante de linaje felino, es necesario que realice el ritual junto a mi compañero de vida.


- Yo no quiero eso -masculla con su voz débil- Ese día todos sabrán que soy un… Omega. Jonathan, no me puedes obligar a exponerme.


- Tarde o temprano sabrán sobre ti, pequeño. Mi compromiso arreglado con Andrea se ha disuelto por completo. Ahora los del consejo de ancianos buscan respuestas del por qué tome tal decisión. Ellos no tardarán en saber sobre tú existencia.


- Entonces… -se muerde el labio inferior- ¡Cásate con esa mujer y forma una linda familia con ella! -dice sarcástico- En cuanto a mí ¡Déjame tranquilo! -encolerizado por solo el hecho de escuchar el nombre de la femenina siendo pronunciado por esos carnosos labios que tanto amaba, lo enfurecía de sobremanera.


Cegado por los repentinos celos que atacaron su ser. Muy tarde se dio cuenta del daño que provocaron sus palabras al hombre que se encontraba adelante suyo, observándolo entre triste y herido.


- P-perdón, yo no quise…


- Sabes que no te alejaras de mí ¿verdad? -dice carente de emoción- Pero aun así ¿Estás dispuesto a verme al lado de otra persona por el resto de tu vida?


Su corazón se oprimió de solo pensar en esa posibilidad. No sería capaz de aguantar cada día ese infierno, preferiría mil veces de matar a esa mujer antes de entregar a su Alfa. Se maldecía a si mismo por no pensar bien sus palabras antes de decirlas.


- Respóndeme, Noah.


-N-no podría… -tartamudea con un tono de voz débil y quebrantado. Las lágrimas ya comenzaban a salir de sus ojos color cielo. Desesperado, lo abraza, siendo inmediatamente correspondido.


- Tranquilo, todo está bien -acaricia sus hebras blancas.


- P-perdóname, soy un idiota. Yo…


- Shh, sé que no quisiste decir aquello- murmura cerca de su oído- Es mejor que descanses. Hoy fueron demasiadas emociones -el menor asiente, dejándose guiar por el varón hacia la enorme cama que compartían los dos.


***


- ¡Maldita sea! -exclama enfurecida, mientras lanza una copa de vino tinto hacia la chimenea.


- ¿Qué te sucede, Andrea? -interroga su hermano desde la entrada de la sala.


- Lee esto y lo sabrás- le extiende un pedazo de papel.


Héctor comienza a leer palabra por palabra el contenido de dicha carta, sorprendiéndose cada vez más del contenido de esta.


“Mi señora, le traigo malas noticias.


Me he enterado de una de las sirvientas que la pareja de mi señor se encuentra en estado, y no solo eso. He escuchado a unos de los Betas decir que mi señor está realizando los preparativos para el ritual de la luna. Pronto se dará a conocer el compromiso con el chico que aún no se dé su procedencia, pero sospecho que debe de ser un humano.


Sin nada más que informar. Me despido atentamente de usted”


- ¡¿Puedes creerlo?! ¡Esa maldita alimaña humana está esperando a los hijos de mí Jonathan!


- No creo que sea un humano. Su aroma no era de uno -murmura pensativo el castaño.


- ¡No me interesa su maldito aroma, Héctor! ¡Quiero eliminar a ese estorbo cuanto antes! ¡Y tú no has ayudado en nada! -le reprocha.


- ¿Qué quieres que haga si tengo prohibido en ir sin avisar? Andrea debes pensar mejor las cosas antes de-


- ¡Cállate! Por lo visto no me sirves. Tendré que hacer esto yo sola


- ¿Qué piensas hacer?


- Espera y verás de lo que soy capaz -se da la media vuelta, dirigiéndose hacia la salida de la casa, sin siquiera detenerse a escuchar los reclamos de su hermano mayor.


 ***


Los días pasaron rápidamente, y con ellos se cumplieron los dos meses de embarazo del Omega. Su vientre a simple vista ya era lo bastante notorio, evidenciando de su estado a toda persona que se cruzara. Aun no sentía los primeros movimientos de sus retoños, pero tenía la esperanza de que pronto sucediera.


- Una avecilla me dijo que te encontrabas desanimado, mocoso. Así que decidí venir a verte -sonríe de medio lado, provocando que el menor soltara una leve risita.


- No es que estuviera desanimado, sino perturbado -se sienta en su lecho, apoyando su espalda en el respaldar de este.


- ¿Ah sí? ¿Y eso por qué? -pregunta interesada, sentándose en la orilla de la cama.


- Es una pesadilla que se repite una y otra vez.


- ¿Cómo es el sueño? -cuestiona, cambiando completamente su actitud a una seria.


- Bueno… Voy corriendo por el bosque, intentando de huir de una extraña persona que al final se aparece delante de mí y siempre me dice que no tengo escapatoria.


- ¿Le puedes ver su rostro? -el menor niega en respuesta. La mujer frunce cada vez más su ceño, pensando en una que otra cosa, mientras que el peliblanco la observaba detenidamente.


- ¿Qué ocurre, abuela? De pronto te quedaste callada.


- No… Yo solo…


- Sé que quieres decir algo, así que dilo de una vez.


- Es mejor que Jonathan este presente.


- Abuela -le sujeta de su brazo- Soy tu nieto, por favor dime ¿Qué es lo que te perturba? -le mira suplicante.


- Noah. Al parecer heredaste el poder de tu madre de ver el futuro.


- ¿Qué?


- Ese sueño puede ser una premonición.

Notas finales:

Si lo sé, soy una maldita en dejarlos con ese final, pero que puedo decir, me gusta dejarlos con la duda jajajaj xD.  En el próximo capítulo habrá enfrentamiento, porque ya está bueno de dar tanto rodeo al drama, es hora de un poco de acción *u*.

 

Muchas gracias a todos ustedes, que me siguen a pesar de ser una escritora que los hizo esperar mucho tiempo. No soy capaz de pedirles un comentario o voto porque soy una irresponsable, pero si aún me dejan sus opiniones, les estaré inmensamente agradecida. 


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