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Bajo la luz de la luna. (EDITANDO) por Makaxd-

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Notas del capitulo:

Hola, al fin actualización.

 

Sobreviví a todos mis exámenes de la universidad y ahora estoy de vacaciones (que felicidad, ansiaba mis vacaciones) Bueno se habrán dado cuenta que en el título sale “editando” eso es porque estoy corrigiendo las fallas ortográficas de todos los capítulos (por el momento el capítulo uno y dos están corregidos)

 

Antes de que lean quiero decirles que hice un grupo de esta historia. En el publicare uno que otro mini spoiler, diré que día actualizare y elegiré a uno de los miembros del grupo para enviarle una parte del capítulo y que me diga su opinión sobre cómo está yendo el transcurso de la historia.

 

Link del grupo: https://www.facebook.com/groups/1766092680338027/

 

Y sin nada más que decir, los dejo para que lean. 

- Esto debe de ser una broma, una de muy mal gusto -frunce el entrecejo, dedicándole una mirada de molestia a la mujer.


- No, no lo es -responde de forma seria y directa, dando a entender que el asunto en cuestión era importante- Denisse heredó ese don de tu abuelo.


- ¿Mi abuelo?


- Sí -sonríe nostálgica al solo recordar a su difunto esposo- Erick podía ver el futuro a través de sus sueños, que por desgracia se hacían en realidad sin importar sin importar qué -se sienta al lado de su nieto, dejando caer su cuerpo con pesar en la suave y blanda cama- Mi querido Erick sufría constantemente de las tormentosas pesadillas que le revelaban las muertes de las personas que él conocía.


- ¿Y eso no es bueno? Lo digo porque así mi abuelo podría evitar las-


- ¿Muertes?- lo interrumpe- No se puede, tarde o temprano ellos tenían su final en esta vida -suspira largamente, para luego añadir- Hubo un tiempo que las premoniciones dejaron de aparecer, de hecho creí que al fin mi esposo se había librado de aquella maldición, porque para mí era eso, una maldición- emite un bufido- Fui una ilusa, nunca se me paso por la mente que Erick me estaba ocultando lo que en realidad le ocurría -un par de lágrimas rodearon sus mejillas- Él sabía que pronto moriría en manos de unos malditos imbéciles rencorosos que pensaban que mi esposo era el culpable del fallecimiento de sus seres queridos, solo por ver involuntariamente sus muertes y no poder evitarlas. Esos estúpidos creían que mi esposo era un Dios de la Muerte -cierra sus ojos recordando claramente aquel fatídico día que se convirtió viuda, quedándose solo ella y su pequeña hija- Ese día nunca lo podré olvidar -murmura, mordiendo levemente su labio inferior y  agachando su mirada al piso- Hallar su cuerpo ensangrentado, con su rostro pálido y respirando dificultosamente en la entrada de nuestra casa, antes de susurrar un “lo siento”, para luego cerrar sus bellos ojos azules para siempre, fue una imagen que me partió el corazón en mil pedazos.


- Abuela- musita adolorido el joven, sujetando las manos de la mujer, entrelazando sus dedos con los de ella, procurando en darle apoyo y consuelo.


- Perdón, creo que me desvié un poco del tema -realiza una sonrisa forzada.


- No te preocupes.


Se quedaron unos cuantos minutos en silencio, de los cuales, Miriam aprovechó para tranquilizarse.


- Mi pequeña Denisse tuvo la desgracia de heredar ese mismo poder, con la diferencia de que ella no predecía las muertes de las personas, sino acontecimientos que ocurrirían con el pasar del tiempo- mira directamente a los ojos zafiros del menor- Noah, tienes que saber que unas de las premoniciones de tu madre fueron del día en que tú llegaste a este mundo.


- ¿He?


- Desde antes que tú nacieras, tus padres ya sabían que serías un Omega.


- Espera ¿Me estás queriendo decir que ellos ya estaban enterados? -cuestiona sorprendido, sin poder continuar la pregunta.


- Sí. El mismo sueño le reveló a tu madre cual sería tú condición. Ella como Geraldo al saber de los peligros que correrías, decidieron esconderse de la sociedad cambia-forma antes de que tú nacieras, para que así nadie se diera cuenta de tu existencia.


-Entonces ¿Por qué los lobos y tigres se enteraron de mí? Porque debo de suponer que solo mis padres y tú estaban al tanto de la verdad -se cruza de brazos.


- Estas en lo correcto. No obstante, no tengo respuesta a tu cuestionamiento. Sospecho que alguien más escuchó la conversación que sostenía con mi hija el día que ella me contó sobre su premonición. En estos largos veinte años he buscado información de quién podría ser el verdadero culpable detrás de todo el daño que nos han provocado, pero…


- No has podido encontrarle ¿cierto? -Miriam asiente con un movimiento de cabeza, apretando con fuerza sus puños por la impotencia que sentía en esos instantes.


- Esa persona debe de suponer que le estoy buscando y es por esa razón que elimina todo rastro de su inmunda existencia -suspira desganada- Si ese sueño se llegase a cumplir, tú y tus cachorros están en un gran peligro. Hay que estar preparados para ese día, y para eso, Jonathan tiene que estar enterado de este asunto -en respuesta, el peliblanco asiente levemente.


Se levanta de la cama, al igual que la mujer, comenzando a caminar hacia la salida de la habitación. Lo único que ahora importaba era encontrar una manera de poder evitar dicha premonición -o por lo menos estar preparados- y para eso necesitaban la ayuda del Alfa.


***


- Mi señor, aquí tiene su Whisky -dice una mujer con tono de voz suave e insinuante, moviendo sus caderas provocativamente.


- Déjalo por ahí -responde serio, sin apartar su vista de los documentos; ignorando por completo a la chica que se esmeraba en tener su atención.


Desilusionada por no obtener la atención de su señor, se aleja un par de pasos del escritorio en que se encontraba el hombre de cabellera dorada, dándose la media vuelta y metiendo una de sus manos en uno de los bolsillos de su delantal de servicio, sacando de él, dos frascos de diminuto tamaño. Uno de matiz purpura y el otro de tonalidad amarilla, este último se hallaba lo bastante consumido.


“Espero que esa mujer haya dicho la verdad y que estas pócimas hagan efecto” -piensa para sus adentros, formándose una sonrisa maliciosa en sus labios.


Cuando escucha el sonido de los hielos chocar entre sí y el vaso siendo nuevamente colocado en el mueble, se toma todo el líquido purpura que contenía el frasco y de forma inmediata cambia el aroma corporal de su cuerpo.


Jonathan, ajeno a lo que la chica de cabellos castaños tramaba, da un último trago a su vaso, dejándolo en el escritorio solo con los hielos.


De pronto, empieza a sentir un calor sofocante y enloquecedor circular lentamente por su cuerpo. Extrañado, intenta controlar a su alocado animal interior. Su respiración se vuelve agitada y sus músculos tensos como piedra. En una de sus inhalaciones, les llega a sus fosas nasales el dulce y atrayente aroma de una hembra en celo muy parecido al de su compañero de vida, haciendo que su bestia tomara en tan solo un segundo el control total de su conciencia.


En un pestañeo, Jonathan tiene contra la pared y su viril cuerpo a la femenina. La castaña aprovechando el descontrol de su Alfa, lo besa apasionadamente, gimiendo gustosa al sentir las grandes manos que apresaban su trasero.


El fuerte sonido de la puerta siendo golpeada contra la pared, más un enfurecido Omega que no daba crédito a lo que sus ojos zafiros presenciaban, fue lo que hizo que Jonathan soltara a la mujer bruscamente y se transformara por completo en un tigre, para luego correr hacia el menor, como si fuese un depredador en busca de su presa.


Si no fuese por los reflejos y el actuar rápido de la hechicera en lanzar con una esfera de energía al animal para enviarlo lejos del alcance de su nieto, además de encerrarlo en una jaula -la misma que utilizó con Noah la primera vez que se transformó- Jonathan hubiera colocado en peligro la vida de sus cachorros.


- ¡¿Qué es lo que está pasando aquí?!  -pregunta la peliblanca, observando al encolerizado tigre que gruñía y golpeaba la jaula.


- No lo sé, pero presiento que ella nos dará la respuesta que deseamos escuchar -apunta a la mujer que se encontraba aun en el suelo.


- ¿Se encuentra bien, mi señor? -cuestiona preocupado uno de los Betas que lo escoltaba.


- Sí, solo… -no termina de completar la oración cuando una potente voz varonil, proveniente de su espalda, lo interrumpe.


- ¡¿Qué es todo este escándalo?! -exclama Bryan, observando todo el desorden y a un tigre enjaulado que rápidamente lo reconoce- ¿Ese es Jonathan?


- Sí -comenta tajante la femenina- El muy maldito casi ataca a mi nieto.


- No creo que haya sido eso -murmura para sí mismo que para los demás, siendo de igual forma escuchado.


- ¿Qué quieres decir? ¿Acaso crees que estoy loca para inventar cosas? -arquea una ceja.


- Nunca dije que estuviera loca. Lo que quiero decir es que por el olor del ambiente deduzco que Jonathan ha entrado en celo, pero no me explico el ¿cómo? Ni ¿por qué?


- Explícate -exige el ojiazul, mirándolo directamente a los ojos.


- Todos los cambiantes tienen un periodo de apareamiento. Las hembras de las manadas liberan feromonas que es atrayente para los machos, por lo tanto, estos entran en celo. Sin embargo, Jonathan al tenerte a ti como su compañero, además de que estas enlazado con él, no le afecta los aromas de las otras mujeres.


- Entonces me puedes explicar ¿Por qué el padre de mis hijos estaba por tener sexo con esa zorra? -gruñe levemente.


- Puede que lo haya drogado -mira a la mujer que se encontraba aterrada en una esquina- Eliot -nombra a uno de los Beta que escoltaba al Omega.


- ¿Si Señor?


- Revísala -apunta con la mirada a la chica.


Acatando la orden del Alfa de los Leones, se acerca a la castaña, levantándola bruscamente del piso.


- ¡Suéltame infeliz!


El Beta sin inmutarte por el forcejeo inútil de la chica, le revisa todos los bolsillos del uniforme de servicio, descubriendo al instante los dos frascos. Con una sonrisa socarrona se aleja de la castaña, acercándose al Alfa.


- Hallé esto Señor -le extiende los dos frascos.


- Como lo suponía -suspira pesadamente- Lo drogó, bloqueando todo el razonamiento de Jonathan, mientras que ella tomaba esta pócima para cambiar su olor corporal, y debo decir que es muy similar a tu aroma -mira al menor.


- Es por eso corrió hacia mí cuando me vio- musita, desviando la vista hacia el tigre que en todo ese momento no dejaba de golpear los garrotes de la jaula- Se está lastimando ¿No hay nada que se pueda hacer?


- Sí, pero primero… Jeremy y Eliot, lleven a esa mujer a los calabozos para interrogarla y después Jonathan decidirá su castigo.


- ¡No! ¡Yo no tengo la culpa! ¡Lo juro! -forcejea desesperadamente, intentando librarse del agarre de los dos hombres- ¡Por favor escúchenme!


- Guarda silencio, maldita- dice Jeremy, sujetándola con fuerza del brazo izquierdo, dejando marcados sus dedos en la piel morena, sacándola de una vez por todas del lugar.


- Noah, tú eres el único que puede calmar a Jonathan. Y para poder hacerlo, tienes que acercarte a él.


- Está bien


- No, no lo harás- lo sujetan la muñeca.


- Tengo que hacerlo, Abuela -sonríe levemente, comenzando a caminar de forma pausada hacia la jaula.


En el momento que estuvo adelante del tigre no supo cómo sería capaz de regresar a la normalidad a su Alfa, aun así, tenía que hallar una forma para que las cosas volvieran a la normalidad.


- Ya basta, Jonathan -susurró, observándolo adolorido- Mírame, soy yo y tus cachorros -se tocó su abultado vientre- Por favor, deja de hacerte daño.


Al contrario de calmarse, el animal siguió golpeando las varillas de acero, provocando que estas se comenzaran a quebrajarse.


- Noah es inútil -comentó la femenina- Mejor ven aquí. Tendré que realizar otra celda, pero esta vez una más fuerte y resistente. 


- No, no lo hare. Si es a mí a quien quiere, entonces lo tendrá.


- ¿Ha? ¿Qué pretendes hacer?


- Déjame entrar ahora, Abuela.


- ¡No, ni loca! ¡Te estarías poniendo en un grave peligro, y cabe la posibilidad de que él te haga daño, Noah!


- Abuela. Hazlo, por favor- le mira suplicante y decidido.


Miriam, rehúye a la mirada penetrante e insistente que le dirigía el menor, mordiéndose de forma leve el labio inferior, apretando sus puños con fuerza, para luego soltarlos, mientras que emitía un largo suspiro resignado.


- Está bien.


Con un simple chasquido de dedos aparece una puerta en la celda. Noah, rápidamente se encamina hacia ella, ingresando al interior de esta, tembloroso a la vez que colocaba sus dos manos en su vientre como medio de protección. El felino animal al verle corre rápidamente hacia él, deteniéndose a tan solo escasos centímetros.


Tanto Miriam como Bryan observan atónitos el cambio repentino del tigre, y no era para menos que estuvieran en ese estado. Hace tan solo unos segundos atrás el felino animal estaba encolerizado, pero ahora no hacía nada más que ronronear y dar vueltas por alrededor de un enternecido y feliz Omega por haber logrado calmar a su Alfa y hacerlo entrar en razón.


- Es mejor dejarlos solos -susurra el cambiante león a la mujer, recibiendo un “sí” como respuesta.


***


En los oscuros y húmedos calabozos, se encontraba a una mujer arrinconada en una esquina, llorando y gritando para que la sacasen de allí. En eso, la puerta se abre, ingresando por ella a una joven mujer de cabellos azabaches y ojos miel. La castaña al verla se acerca rápidamente hacia ella, exclamando:


- ¡Tienes que sacarme de aquí, Natacha! ¡Antes de que vengan a matarme!


- Claro que te ayudare a salir de aquí, no quiero que por tu culpa me descubran que fui yo la causante de entregarte esas pócimas.


- Tienes razón, porque yo no me iré sola al infierno. Apúrate en liberarme.


- Si como tú digas, pero antes debes de tomar esta pastilla. Hará que tu aroma se neutralice y así podrás pasar desapercibida e irte de aquí -se la entrega en sus manos y en cuestión de segundos la castaña la ingiere.


- Es una lástima que haya fallado en el plan -comenta la mujer esperando que la otra abriera la puerta.


- Si. Como también es una lástima que tú mueras -dice alejándose de la cárcel, observando con pena como la chica comenzaba a toser sangre.


- ¿Qué m-me hicis-te maldita? -cuestiona defectuosamente, cayendo precipitadamente al suelo.


- Lo siento, pero son órdenes de mi señora.


- Ma-ldita, arderás en el in-fier…no


- Lo sé -sonríe apenada. Se da la media vuelta para dirigirse hacia la salida de los calabozos.  En el camino recuerda cómo habían sucedido las cosas.


Unas horas antes.


En los límites de los territorios de los tigres, estaban dos mujeres conversando, o más bien tramando algo.


- Es muy arriesgado este plan, mi señora.


- Es simple. Solo tienes que hacer que Jonathan beba esta droga y tú beberás esta pócima- le muestra los dos frascos, entregándoselos en sus manos- Y para cuando ese maldito vea a mi Jonathan contigo correrá hacia el bosque herido y desprotegido. Esa será mi oportunidad para atacarlo y acabar con su miserable vida.


- ¿No puede ser otra chica beba esa pócima? Lo digo porque hay muchas de las mujeres que sirven a mi señor que quieren estar con él -Natacha no era tonta, sabía que si ella hacia ese trabajo, moriría.


- Podría ser, pero tendrás que matarla.


- Si mi señora…


***


A las afueras de la mansión, precisamente en el bosque que rodeaba los territorios de la manada de los tigres, se encontraba a una pelirroja esperando impacientemente a su “espía”.


- ¡Maldición! -exclama frustrada por no conseguir su objetivo- De una u otra manera eliminare a ese estorbo y por fin estaré junto a ti amor mío -sonríe para sí misma.

Notas finales:

Sé que dije que en este capítulo habría boda y enfrentamiento, pero no puedo adelantar mucho las cosas porque de repente se me ocurrió la idea de hacer un enfrentamiento indirecto, para que después en el siguiente capítulo sí que lo haya. Porque si chicos y chicas habrá enfrentamiento con Noah y Andrea, y sé que más de algunos me querrá matar jejeje.

 

Les agradezco de corazón por sus comentarios, eso me hace muy feliz. Solo espero que en este me dejen sus comentarios de si les gusto el capítulo o ideas para la historia.

 

Nos vemos y ¡gracias por leer! 

 

 


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