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Bajo la luz de la luna. (EDITANDO) por Makaxd-

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Notas del capitulo:

Les traigo antes este capítulo, pero antes de que lean les quería decir mí respuesta del capítulo anterior.

 

Como ustedes sabrán yo quería dejar el fic inconcluso, la razón era simple, pensé que ustedes no les gustaban la historia y eso me desanimo. Saben yo les pido comentario porque ese es el único medio de saber que ustedes han leído el capítulo, y también me suben el ánimo saber sus opiniones.

 

No cancelare el fic, porque en el capítulo 3 hubieron muchas personas que me dijeron que lo siguiera escribiendo, y aunque fueran poquitas personas a ellas les gustaba como escribía así que yo seguiré por ustedes, y muchas gracias por sus comentarios.

 

Bueno espero que les guste el capítulo, nos vemos en las notas finales.

Canmore, Canadá.

 

Un mes después.

 

El tiempo transcurría lentamente; al igual que el sentimiento de tristeza que poco a poco le invadía su corazón.

 

El animal que habitaba en su interior, cada día le recordaba lo destrozado que se hallaba por la ausencia de su compañero. Y aunque a él le doliese, no podía simplemente ir a la búsqueda del rubio para pedir su perdón por haberse alejado de él. No haría tal estupidez, nunca lo haría, porque odiaba con todo su ser a todas las razas cambia forma. Por culpa de esas bestias sus padres no estaban con él. Y si eso significara que tenía que vivir toda su vida con esa tristeza en su corazón, lo haría con tal de no estar con un cambia forma. Además, por culpa de Jonathan, su sello se desvanecido por completo, evidenciado fácilmente su estado Omega.

 

Aún recuerda la primera vez se transformó involuntariamente, convirtiéndose en un hermoso tigre blanco con rayas negras. Ese día estaba acompañado de su abuela, que cuando lo vio adquirir su forma animal no contenía la sorpresa.

 

- Hermoso -susurró asombrada.

 

Ella creyó que su nieto estaba consciente de lo que hacía, y es por eso, que ingenuamente bajo la guardia, cometiendo un gravísimo error que casi le cuesta la vida, ya que el tigre corrió a su dirección, con el único propósito de atacarle. Gracias a su intuición del peligro que corría y a la agilidad que poseía, logró esquivar el mortal ataque del felino animal. Conjuro de forma rápida, una barrera alrededor del tigre, aprisionándolo hasta que este recobrase su uso del razonamiento.

 

Para cuando el peliblanco recupero su conciencia y regreso a su forma humana, ya era de noche. Desorientado, se levantó del suelo, encontrándose completamente desnudo, y además de que abuela le observaba en una distancia prudente.

 

- ¿Qué sucedió? -le pregunto algo avergonzado, mientras trataba de ocultar sus partes nobles con sus manos.

 

- Perdiste el control -le dijo seria- Has estado en tu forma animal por una semana, recluido en aquella barrera -se acerca hasta él, desvaneciendo su hechizo y posando una de sus manos en su hombro- Tienes que aprender a controlar tu animal; porque si no lo haces, dañaras a gente inocente -el peliblanco solo atino a bajar su mirada y asentir con pesar.

 

No quería involucrar a gente inocente producto de su irresponsabilidad. Tomo la decisión de empezar a entrenar, con la ayuda de su antecesora el autocontrol de él y de su animal. Tenía que admitir que no le fue fácil, pero a fin y al cabo lo logró. 

 

Después de aquella experiencia, su cuerpo empezó a comportarse de una manera extraña. Sufría, de vez en cuando, mareos repentinos, en especial cuando se levantaba repentinamente de la cama. Pensó que era producto del cansancio físico y mental que se exponía a diario, así que, no le dio mucha importancia al asunto

 

Ahora, se hallaba aburrido debajo de un árbol, observando desinteresadamente el lago que estaba al frente suyo. La naturaleza que lo rodeaba calmaba pasajeramente todas sus preocupaciones, pero no eliminaba ese sentimiento de vacío que yacía en su interior.

 

Emite un largo suspiro

 

- Me gustaría retroceder el tiempo y recuperar mi vida normal.

 

- Esta es la vida que te toco y tienes que enfrentar las dificultades con la frente en alto -dijo la voz femenina que provenía de su espalda.

 

- Estoy cansado de todo esto, quiero mi vida de vuelta -musita, a la ve que miraba de reojo a la peliblanca.

 

- No sabía que había criado a un mocoso cobarde -no responde, tan solo vuelve a suspirar.

 

La fémina camina tranquilamente hacia él, para después, sentarse a su lado.

 

- Hace algún tiempo has empezado a actuar raro. ¿Se puede saber por qué?

 

-Si lo supiera te lo diría, pero ni yo mismo sé que me pasa.

 

- ¿No será que estas así por ese muchacho?

 

- No -duda al negar.

 

- Tus ojos hablan por sí solos. Se puede ver la tristeza y soledad a través de ellos lo extrañas ¿cierto?

 

- Claro que no. Estoy aliviado estar lejos de ese sujeto.

 

- Me doy cuenta de que tu terquedad te destruirá lentamente. Sé más honesto contigo mismo, mocoso.

 

-Y yo no consigo entender lo que quieres decir, y prefiero no hacerlo -dio por zanjado el tema

 

- Está bien, me quedare callada, pero solo pregúntate ¿qué es lo que realmente deseas?

 

- Es mejor irnos. Se está haciendo tarde -le mira serio, a la vez que se levanta del suelo.

 

- Espera -le sujeta el brazo, mientras que se levantaba de su sitio - Antes de que te vayas a encerrar a tu habitación como un niño berrinchudo quería decirte que los del consejo de hechicería aprobaron tu solicitud de quitarte la restricción de poder.

 

- ¿Enserio? -alza una ceja extrañado- Pensé que nunca me darían su permiso, ya que, la primera vez que los vi, dejaron bien en claro que jamás aprobarían a un mestizo en su clan -dice fastidiado.

 

- Pero ahora aprobaron gustosos la solicitud -sonríe de forma arrogante

 

- Tengo el presentimiento que tuviste algo que ver con la decisión que esos ancianos tomaron.

 

- No hice nada malo, si eso es lo que crees. Tan solo hable con ellos -se cruza de brazos.

 

- Por alguna razón no me convences, abuela.

 

- Como sea, ten -extiende la mano derecha, entregándole un anillo de color negro- Una vez que te coloques este anillo, la restricción que todo hechicero posee se anulará y te quedarás para siempre con él- alza su otra mano, exponiendo el mismo anillo que estaba en su dedo índice.

 

- Gracias abuela -toma el anillo y se lo coloca en el mismo lugar que lo tenía su pariente.

 

De repente, siente como un extraño cosquilleo comienza a surgir desde su pecho, recorriendo por todo su cuerpo. Suelta un suave jadeo y aprieta con fuerza sus puños, para luego soltarlos.

 

- Lo que estas sintiendo ahora es todo el poder que tenías guardado en lo más profundo de tu ser, y que ahora al fin está siendo liberado.

 

- Es… extraño -murmura.

 

- Te acostumbraras, aunque aún no podrás usar tu magia como es debido ya que tu cuerpo necesita tiempo para asimilar el poder que reside en ti -sonríe- Ahora regresemos a la casa.

 

El de cabellos blancos, afirma con un leve movimiento de cabeza, antes de seguir de cerca a su antecesora, que caminaba hacia la pequeña cabaña que compartía con el de ojos azules.

 

***

 

El reloj marcaba las dos de la madrugada. Y, el silencio reinaba en toda la casa. En esa hora, ya su abuela se encontraba en el séptimo sueño, y el aún estaba sin ganas de querer dormir. Había intentado innumerables veces conciliar el sueño, y, aun así, no lo lograba. Sentía una desconcertante ansiedad y felicidad invadir su pecho.

 

De pronto, la mordida hecha por el hombre que conoció en Londres, le comenzó a arder y a punzar dolorosamente. La temperatura de su cuerpo lentamente subía, provocando que el peliblanco jadeara y se revolcara desesperado en su cama.

 

“¡¿Qué me sucede?!”

 

No podía pronunciar alguna palabra, porque su garganta de repente estaba, solo soltaba jadeos poco audibles. Las gotas de sudor empezaron a recorrer su frente, pegándose algunos de sus cabellos en ella.

 

A la lejanía, creyó oír un gruñido de un tigre. El animal en su interior reaccionó al instante al llamado del otro animal. Y sin que él lo planeara, se transforma en el tigre blanco que es.

 

Esta vez era muy diferente a la primera vez que adquirió aquella forma, en esos momentos estaba consiente de todas las acciones que realizaba su cuerpo; no obstante, no podía controlarle.

 

El peludo felino, sin pensarlo dos veces, salta por la ventana abierta de la habitación, cayendo a bruces contra el suelo y que sus cuatro patas fueran un soporte de una gran caída. Noah, ni tiempo de dio para asimilar todo lo que ocurría, cuando ya estaba corriendo hacia el bosque. Sus pisadas eran fuertes y rápidas, dirigiéndose a un destino que solo el tigre sabía. El de ojos azules, hacía todo lo posible para recuperar el control de su cuerpo, pero su animal no le dejaba. Cuando otra vez, oyó el gruñido, el miedo se apodero de él.

 

“Esto no puede estar pasando” -pensaba desesperado.

 

Con toda su fuerza de voluntad, recuperó el control de su cuerpo, alegrándose tan solo unos segundos. Aquella alegría no duro mucho tiempo; las pisadas fuertes y el aroma que él ya conocía a la perfección le hicieron reacciona.

 

Como pudo, corrió hacia la dirección contraria, intentando perder de vista al animal lo perseguía. Sin embargo, ya era muy tarde para huir, el animal que lo seguía era mucho más rápido que él.

 

En un movimiento rápido, el otro tigre se posiciona el frente del blanco felino, bloqueando así su escape. Noah, quiso darse la vuelta y esquivarle, pero como si hubiera leído su mente, el tigre de bengala gruñe en advertencia. Si demostraba algún indicio de querer huir, estaría cavando su propia tumba. Con temor a mirarle a los ojos, se sienta en la tierra húmeda, bajando su mirada hacia el suelo, demostrándole sumisión al macho, que es mucho más fuerte que él.

 

El tigre anaranjado, satisfecho por la actitud inteligente que adquirió el peliblanco, aprovechó para acercársele y olfatear cada parte de su cuerpo. No tenía dudas de que aquel animal blanco poseía la misma esencia que su cachorro.

 

- Transfórmate -ordeno por medio de su mente.

 

Quería comprobar con sus propios ojos si efectivamente era su pareja. Pasaron unos segundos para que, ante él, se encontrase con su Noah, desnudo y con una mirada de terror.

 

- N-no me hagas daño -susurro con su voz temblorosa.

 

Por sus ojos, lágrimas recorrieron sus mejillas, dándole una imagen adorable, que provocaban disipar solo un poco del enojo de Jonathan. Y, al igual que Noah, el de ojos verdosos, invocó a su forma humana, quedando en las mismas condiciones que el peliblanco. Con su mano tomo la barbilla de Noah, haciendo que este lo viese.

 

- Cometiste el peor error de tu vida, cachorro; y pagaras por ello - lo mira seriamente

 

- N-no por favor -suplica.

 

- ¡Huiste de mí, de tu pareja y eso merece un castigo! -frunce el entrecejo, pegando su cuerpo al de ojo zafiro.

 

La respiración de Noah imprevistamente se convirtió acelerada. Su vista, comenzaba a nublarse, y su vientre le empezó a doler. Un quejido se escapó de su boca, llamando inmediatamente la atención del ojo esmeralda.

 

- ¿Qué te ocurre? -pregunta preocupado, al ver el estado de palidez que empezaba obtener el peliblanco.

 

-N-no sé qué… me sucede -responde dificultosamente- m-me duele -se sujeta su vientre.

 

Solo alcanzó a pronunciar aquellas palabras, para este cayera en la inconciencia. Con delicadeza, Jonathan levanta el delgado cuerpo en sus brazos, para que unos segundos después, iniciara a correr con una rapidez sobrehumana por todo el bosque. Por medio del enlace con su beta, lo contacta para ordenarle que llamase a la doctora de la manada y que fuese de inmediato a su mansión.

 

***

 

En una cama matrimonial reposaba el cuerpo durmiente de Noah, siendo revisado por unas manos expertas. A una distancia considerada, se encontraba Jonathan observando cada movimiento que hacia la mujer de avanzada edad. Cuando vio que la mujer se alejó del peliblanco, este de inmediato se le acerca para saber qué era lo que sucedía.

 

- ¿Qué es lo que tiene? -pregunta alterado, pero en voz baja, temiendo a que despertase al ojiazul.

 

- Mi Alfa tranquilícese -le regala una sonrisa cálida la anciana- Su consorte solo sufrió una crisis nerviosa, y eso produjo que sus crías percibiesen el miedo de su madre, lo que provocó que estos les hicieran daño dentro de su vientre.

 

- ¿Crías? -pregunta anonado, formándole inconscientemente una boba sonrisa.

 

- Si mi señor, y por lo que percibí son más de uno. Por el momento él necesita descansar y no pasar por malos momentos, también tendrá que examinarse, ya que a simple vista su consorte no es alguien ordinario.

 

- Eso es un asunto que tengo que hablar con él cuando despierte. Mientras tanto, no digas nada de sucedió en esta habitación. Si me entero de que abriste la boca…

 

- Lo se mi señor -le interrumpe- De mi boca no saldrá alguna palabra

 

- Eso espero -le mira de forma fría- Puedes retirarte, si necesito de tus servicios te mandaré a llamar -la anciana asiente y se retira de los aposentos de su líder.

 

Al ver que la mujer se había ido, este se acercó sigilosamente al de cabellos blancos, depositando un suave beso a su frente. Con cariño, miraba el rostro durmiente de su pareja.

 

Por fin, se sentía completo. Su pequeño cachorro estaba con él, y no lo dejaría ir.

 

- Noah, mi amado Noah. Ahora no saldrás de aquí -le acaricia una mejilla- Tú y nuestros cachorros estarán para siempre a mi lado. Y, si tengo que encerrarte en este dormitorio, no dudare en hacerlo, amor -le besa los labios, mientras que, con una mano le tocaba su vientre.

Notas finales:

¿Les gusto el capítulo? Ahora vendrá el drama *u*. Estos cuatro capítulos para mí fueron una introducción a lo que vendrá más adelante, aunque el embarazo de Noah no lo quería hacer aún, pues quise darle emoción y además de seguir la opinión de una amiga (Gracias Grecia xD)

 

Este capítulo está dedicado a todas aquellas personitas que me comentaron el capítulo 3 y me dijeron todas sus opiniones. Nos veremos en el próximo capítulo y déjenme sus comentarios o pensamientos de como creen que serán los próximos capítulos c:


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