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El alfa de lomo blanco. por Layonenth4

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Notas del capitulo:

¿qué dijeron? Esta desgraciada ya nos dejo sin contis este mes. ¡PUES SORPRESA! >:v

En realidad no tengo justificación que valga ni mentira que se crean, simplemente la falta de inspiración y una etapa de depresión. ¿Pero saben cómo volvió a mí la musa traicionera? A la vieja escuela: música nativa y Nothing else mastter por una hora. Les juro que sólo escuché eso y BOOM! Esto ya estaba :v

 

Aunque la tienda sólo era lo bastante grande para mantener un lecho adulto y otro pequeño para los cachorros, Dean tuvo que declinar ante la oferta de Anna para preparar otro para él. Sentía que de alguna manera ya ha abusado demasiado de su amabilidad y prefería velar los sueños de aquella peculiar familia, así como velaron los suyos; habiendo dicho esto Anna sonrió con temeridad pero después apretó sus labios en una delgada línea callándose el secreto, aceptando que fuese el alfa quien los cuidase el resto de la noche.

De esa forma Dean pudo ponerse a pensar en lo que pasaría ahora con su vida mientras sus ojos asemejaban estar fijos en las llamas del fuego en vez de estar perdidos en sus miedos y pensamientos. No tenía hogar al cual volver, creía que ya no tenía familia ahora que lo consideraban traidor, y aunque una parte primitiva dentro de él gritaba que debía volver a reclamar lo que por derecho le pertenecía desde nacimiento, otro lado mucho más cauto le mencionaba que tal vez él no era el destinado para comandar a su pueblo en la guerra y su victoria. Sam siempre fue el listo, tal vez y sí es que no esta inmiscuido en tan descabellado plan de las hienas, tome una decisión correcta.

Pero la muerte de su padre era un misterio, el asesino seguía suelto y Ruby seguía rondando a Sam llenando su mente de trabas y mentiras y con el secreto de su verdadero origen. No dudaba de la unión amorosa de sus padres, pero quien haya envenenado a Sam o introducido de alguna otra forma la sangre Wargo a su cuerpo debe saber la verdad entera.

Aun sabiendo aquello, Dean tenía miedo de regresar. El por qué era un misterio, pero no encontró coraje en toda la noche para volver a sus tierras.

Con esos pensamientos llegó la mañana y la luz blanca de sus dos lunas fue opacada por los rayos amarillos del sol. Una brisa fría llegaba con el alba y erizó un poco sus vellos al tomarlo desprevenido preguntándose en qué parte del mundo estaría para que lo fresco pudiera calarle. Creció en zona húmeda y debía estar acostumbrado a la baja temperatura de los árboles, pero de alguna forma aquel viento calaba más contra su piel.

Una mueca apareció en su rostro pero le deshecho rápidamente, acercándose a la fogata de poco calor para apagarla con puñados de tierra caída de sus manos. Tierra negra y seca, ramas quemadas y nada de troncos anchos con grandes hojas verdes ni pesados arbustos, todo a su alrededor parecía muerto y si no a punto de matarlo.

¿Hasta donde corrí?

Su pregunta no fue respondida cuando un aroma particularmente gustoso a su olfato, más un carraspeo demandante se escuchó a sus espaldas. Se puso de pie y dio la vuelta para toparse con un somnoliento Castiel, quien aún parecía querer estar pegado a las pieles en esas horas.

En Terranium los modales no existían exactamente como tales pero sí los gestos amables, buenas bienvenidas o respetables despedidas, lo que se consideraba un “hola” sólo era entre amigos y familia, personas que se ganaban la confianza y el afecto. Entre los Lycans la forma de saludar a sus desconocidos o no tan merecedores de su amistad primero tentaban el territorio ajeno o el espacio personal con un gesto de manos; los omegas y Omegas-alfa tapaban con su mano derecha la zona bajo su oreja y cuello donde suponía iba su marca de apareamiento; los beta y alfa inclinaban la cabeza con la palma derecha sobre su pecho.

No era muestra de sumisión o miedo, era de respeto el uno por el otro entrando en una fase neutral en la relación para ver a dónde llegaba sin miedo a ser atacados en su territorio o espacio personal, además de que se dejaba en claro el papel que jugaba cada quien en Terranium.

De esta forma fue como Castiel se presentó ante Dean, cosa que el día de antier no pudo hacer por las circunstancias tan tensas. El alfa correspondió al gesto neutral, habiéndolo hecho ya una vez con Anna y ahora se sentía menos incomodo con Castiel.

— No dormiste. — la afirmación fue dicha con la voz engrosada, de seguro con la boca pastosa

Para alargar la conversación el rubio tomó del suelo el saquito con agua y se lo paso sin mencionar nada o con el más mínimo contacto. Aspaviento que Castiel agradeció aunque su mirada insistente seguía en su rostro.

— Ya dormí suficiente los últimos días. Estoy bien. — cortando la conversación sin ser grosero, el moreno se conformó con lo dicho.

El ojiazul dejó de beber pasándose un brazo por los labios para limpiarse el agua que sobresalió de sus comisuras. Dean le paso una mirada completa al individuo mientras se refrescaba la boca, notando que ahora el moreno llevaba una tela¹ delgada cubriéndole la parte superior de su cuerpo, blanca con runas adornando los bordes, combinando con las pieles que cubrían igualmente sus piernas, imaginando que aquello lo mantenía caliente.

Dean sabía de todos clanes que rodeaban los bosques Winchester, pero recordando el pelaje de Anna en su forma Lycan éste era demasiado claro para pertenecer a la frontera de Wargos; En el pasado su hogar estaba a las orillas del Sureste² junto a las fronteras en medio de las tierras de Rocas negras y al lado de las tierras del Rin, cuatro clanes diferentes haciendo frente al desierto de los wargos; Uno más sobre las montañas y el más lejano llegando a las costas, sabiendo esto Dean estaba seguro que la familia tan peculiar era de algún lugar más lejano, posiblemente el norte.

Posiblemente navego demasiado en su mente, porque volvió a la realidad cuando se sintió invadido e incómodo con la mirada más curiosa e infantil frente a él y sin entendimiento del espacio personal. Parpadeó varías veces mientras en sus narices Castiel estaba demasiado cerca de su lugar mirándolo con curiosidad.

Dean parpadeó varias veces nuevamente antes de tragarse su saliva ruidosamente y dejar de respirar por la nariz; pese a que el aroma natural del Omega-alfa era de sus preferidos, el momento se estaba tornando bastante incómodo, molesto y tal parecía que al otro no le importaba en los más mínimo. Pasaron los segundos y no había movimiento por parte de ninguno, el ojiverde se desesperó e iba a decirle amablemente que se le quitará de encima, pero a su salvación y vergüenza Anna hizo acto de presencia.

— Bonita mañana tenemos hoy. — dijo ella mientras se posicionaba al lado de su hermano quien por fin decidió dar tres pasos hacia atrás sin pizca de pudor. Anna estaba enrollada en sus propias pieles con una mueca somnolienta—. Los niños despertaron ya, entremos para comer y después partiremos.

Partir. Cierto, Dean debía seguir para continuar con su miseria de exilio.

— Antes de seguir su camino, ¿podrían decirme en dónde estoy? — soltó la pregunta con indiferencia mientras que la hermana lo miró con sorpresa y el brillo griseo en los ojos del ojiazul no pudo darle un significado

— ¿No vendrás con nosotros? — preguntó la pelirroja

— Anna. — riñó el hermano menor por si la pregunta de su mayor resultaba imprudente, aun así ella no se retractó pero tampoco recibió respuesta.

La verdad es que Dean no se esperaba algún tipo de invitación. Se tenía la costumbre de que cualquier desconocido en una tribu fuese de cuidado y desconfianza, al menos en el que fue su hogar su padre nunca permitía que un forastero se quedara más de tres días; un individuo omega, beta u alfa que no estuviese familiarizado con otra tribu podía ser un gran peligro, sin tener en cuenta que podían ser alguna trampa de las malditas hienas.

Aparte de que sería incomodo llegar como si nada a otra tribu y presentarse ante otro clan³ como un exiliado, posiblemente ni permiso le den de quedarse y sólo le sumara más humillación a su situación.

— No es una buena idea. — fue lo único que dijo el rubio con la mandíbula apretada.

Pero por otro lado no sabía a dónde ir, aún si tuviese más amigos o encontrase con más gente de los que se hacían llamar así mismos viajeros o truqueross08;, él estaba más que perdido en espirito y sus antepasados hace mucho que dejaron de mostrarle el camino.

— No somos de tu confianza para que nos digas qué hacías desmayado en la extremidad del Suroeste, moribundo en tierras muertas, pero sí tienes la nuestra para venir con nosotros a la tribu. — dijo Anna con determinación en sus palabras pero después le bajó a su seriedad con una pequeña sonrisa —; Nuestro clan te aceptará.

— No creo que sea correcto que acepten a un extraño. — volvió a declinar, no entendiendo porque la pelirroja debía de insistir tanto en algo que para él no se visualizaba ni en su mente.

— Dean, ¿tienes a dónde ir? — la pregunta de Anna no fue trasmitida con afán de infligirle dolor, pero la respuesta que se atoró en la garganta del alfa causó ese efecto en todo su ser.

Selló sus labios y giró la mirada sin poder afrontarlos, dejando en claro que la contestación era un rotundo “no”. No era tan problemático como buscarse otras tierras, tener otra casa, conocer a gente nueva, sino que todo se reducía a que realmente no tenía en donde comenzar. Era un alfa de una larga línea de responsabilidad y honor, pero no le quedaba nada.

— Vamos adentro, no hay más que discutir. — habló la omega antes de dar media vuelta seguida por su hermano, y a tan sólo tres pasos Dean caminó a sus espaldas siendo ellos dos sus únicos guías.

El tema no se tocó como Anna había dicho, el desayuno paso simple y en silencio porque los cachorros seguían más en el mundo de los sueños que en el de los vivos hasta que sus estómagos estuvieron llenos de fruta y pan.

Levantaron el campamento improvisado y caminaron por la tierra negra adentrándose en lo parecía ser un bosque de troncos negros así como su tierra y con hojas marchitas sin olor a flores. Al principio los pequeños miraban todo con cierto terror hasta que le perdieron el miedo y la sorpresa, entonces empezaron a ir y venir más que los adultos.

Los adultos estaban alerta ante cualquier cambio en el ambiente que les informará de peligros acercándose, pero era Dean quien por instinto mantenía la vista atenta en cada uno de sus rescatadores siempre adelantándose a ser el primero en bajar alguna roca o caminar largas zancadas antes de que los niños se aventurasen solos entre la ramería rota.

Se creía que al ser alfa era su trabajo pese a que los otros dos lycans lo encontraran un poco desconcertante al principio, pero después Anna logró sentirse más cómoda en el camino y simplemente sonreía agradecida. Castiel era otra historia.

Pff. Alfas — bufó el moreno cuando Dean le ofreció el brazo para ayudarle a bajar una roca alta y empinada.

Dean había dado el primer salto y después ayudó a los tres cachorros encantados cuando el lycan los tomo en sus brazos, después la pelirroja dio gracias por la necesaria ayuda debido a su largo vestido, pero cuando elevó los brazos nuevamente para tomar de la cintura al Omega-alfa, este se burló y dio el salto por sí mismo.

Justamente ahora Dean apretó la quijada observando con molestia la espalda cubierta de aquel sujeto amargado para su gusto.

Claramente la propuesta de acompañarlos a su tribu no era bien recibida por Castiel, cuando acabaron el desayuno no le ha dirigido ni la palabra y apenas la mirada, caminando rápido cuando Dean cuidaba la retaguardia o lento cuando el alfa se adelantaba a procurar el camino. Llevaban así todo el día y ahora en la punta de otro próximo atardecer ya había colmado la paciencia del ojiverde.

— Bueno, se nota que no te agrado. — con un tono agridulce Dean caminó apenas unos pasos detrás de Castiel, los demás frente a ellos un poco más alejados.

— No me desagradas. — dijo el moreno sin siquiera darse la vuelta o emoción en su voz, lo que hizo fruncir el ceño al rubio.

— Que bien. — dudó un poco sin entender aquello, pero cuando el Omega-alfa se dio la vuelta para enfrentarlo, la expresión no era muy pacífica.

— Es sólo que te volviste una molestia.

— ¡Que sincero!

— Es por tu culpa que vayamos tan atrasados.

— ¡¿Cómo diablos esto es mi culpa?!

— Si no te hubiera encontrado esa noche y esperar a que sanaras, ya estaríamos en casa.

Dean boqueó un poco antes de negar con frenesí la cabeza sin comprender que los dos ya estaban subiendo su malestar cada vez más.

— ¡Alto ahí pequeñín, yo nunca te pedí que me salvaras!

— Tampoco iba a llevar tu muerte sobre mi conciencia.

— Me he confundido, ¿te arrepientes de salvarme o no?

— ¡No lo sé!

— ¡Perfecto!

Para este punto ya ninguno de los dos entendía nada ni notaban que su cercanía se había cerrado hasta que sus rostros estaban casi unidos por sus narices, otra vez. Pero no era consiente, sino como algo que los atraía sin advertir y terminar exaltándose y sentir las respiraciones uno del otro fuese necesario aunque estuviesen enojados. No tenía pizca de íntimo o de un enlace, alguien cuerdo diría que querían arrancarse la cabeza.

Lo que se podía llamar su “atracción” era del tipo asesina.

Los ojos de los wargos cuando están en ataque se volvían negros, algo similar pasaba con los Lycans cuando alguna situación los sobrepasaba; sus iris no cambiaban de color, simplemente se acentuaba mucho más brillantes, nítidos y la pupila se hacía más pequeña, se dice incluso que en lycans de las costas desaparecía por completo.

Entonces es así como se miraban en ese momento, con emociones tan fuertes que no tenían nombre pero capaces de exaltarlos, a tal punto en el que sus aromas chocaban orgullosamente sin mezclarse y los ojos de Castiel parecían cristales luminosos mientras que los de Dean eran el corazón de los bosques más verdes bajo el espeso rocío.

Hubieran podido quedarse así en lo que parecía una reta entre ellos, pero un ardor sobre la marca de nacimiento de Dean comenzó a incomodarle poco a poco y Castiel bajó la mirada dando un paso atrás con la misma mueca de malestar, sólo que en su aroma ahora sin murallas podía detectarse cierta preocupación.

El ojiverde respiró varías veces para obtener el control de su mente otra vez y olvido el ardor de su marca, centrándose en el moreno que de pronto se veía nervioso.

— Castiel, ¿cuál es la prisa? — preguntó por la verdad para tratar de ayudar, pero el moreno simplemente negó con la cabeza y comenzó a caminar.

— No es nada.

Dean lo vio alejarse hasta alcanzar a su hermana y sobrepasarla, quien lo miro preocupada y atenta pero no dijo nada siguiéndolo también. El ojiverde llevó su mano contrario sobre su pecho para tocar con sus dedos su marca de nacimiento, sintiendo como punzaba y ardía pero se calmaba poco a poco conforme ponía distancia con Castiel.

Decir que posiblemente la cercanía y el descontrol con el hombre lo estaba matando sería algo muy correcto, pero lo curioso era y que le interesaba de sobremanera saber, era el por qué.

¿Qué efecto tenía alguien como Castiel sobre él? Sí esta pregunta no hubiese invadido la mayoría de su tiempo ese día, posiblemente el peligro que comenzaba a rodearlos hubiera sido más fácil de detectar y sangre jamas se hubiera derramado en el siguiente anochecer.

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.

.

Por primera vez en días, Sam corría por sus tierras y rocas con algo más que furia o confusión, con una variedad de nerviosismos y ánimo, el hocico sosteniendo un costal de piel lleno de carne y medicina, sus patas trotando con más agilidad que fuerza, como la ráfaga de viento que lo acompañaba por primera vez de forma agradable.

Faltaba menos tiempo para que el atardecer se acabara y la oscuridad de la noche lo cubriera, pero eso no le preocupaba en ésta ocasión. Tuvo que hablar con Adam y decirle que por la noche necesitaba marcharse río arriba, su hermano pequeño aún seguía ofendido por el grito anterior pero no hizo preguntas y acepto su ausencia por esa ocasión y cubrirle. Le hubiese gustado ir antes, o más bien nunca haberse retirado de su guardia de aquel ser herido, pero no podía olvidar sus responsabilidades y en todo el día no pudo dejar de ir de punto a punto en sus tierras por un problema u otro.

La verdad es que Sam no sabía cuánto se iba a tardar en su visita al nuevo descubrimiento, pero se previno. Sólo esperaba de corazón que a Ruby no se le ocurriera aparecerse esa noche como una más de sus travesuras.

Subió la roca anterior y trotó disminuyendo su velocidad cruzando el río que ahora mojo su estómago felpudo. El agua estaba fría para su gusto que le dio ansiedad en su pelaje. Soltó el costal cuando volvió a pisar tierra y sacudió el agua restante de todo su ser, quedando un poco esponjado de las partes húmedas.

Volvió a tomar el costal y subió por la roca que debajo se supone aun debía mantener oculto al misterioso lycan de ojos miel y pelaje raro. Esperaba verlo aún desmayado por el dolor o incluso muerto, pero a su sorpresa se lo encontró recostado el lomo contra la roca y los colmillos a simple vista en cuanto apareció en su campo de visión.

Sam comprendió aquella reacción defensiva y sin pensarlo mucho bajó por el otro a tierra firme y rodeó con precaución y lentitud el escondite hasta terminar frente al Omega-alfa pero con más distancia.

Se escuchó un gruñido amenazante por parte del herido mientras que su hocico aún dejaba a la vista los colmillos blancos y afilados, clara advertencia de que la compañía no era deseada. Sam rodó los ojos por aquello ya que fue él quien salvo al tonto descuidado que ahora lo desafiaba, entonces su opción más lógica para mostrar paz fue lanzarle la comida a sus patas.

El lycan de pelaje claro olfateó el paquete, y aunque por un momento sus ojos dorados brillaron anhelantes y su estómago rugió, volvió a su postura desafiante desconfiado y alejando su nariz de lo que posiblemente creyó envenenado alimento.

El miembro joven del clan bufó, pero obtuvo una nueva idea y era transformarse en su siguiente forma para mostrarse indefenso, después de todo el de ojos dorados tendría la ventaja.

Sin aviso y sin prisa tomo su cuerpo de hombre y se estiro un poco acomodándose los mechones que cayeron sobre su rostro, su pecho lampiño subiendo y bajando con cuidado. Irguió su cuerpo y se puso firme, mano derecha contra su pecho sobre donde estaba la marca de nacimiento supuestamente falsa, en un intento de mostrar su neutralidad y respeto al contrario.

— ¿Mejor?

Su respuesta fue un gruñido. Otra vez.

Que arisco. ¿No me reconoces?

Ahora hubo ladridos ofendidos y caprichosos.

— Te salve la vida, por si lo olvidaste recientemente.

Lo siguiente que hizo la bestia fue girar la cabeza con un resoplido de nariz muy digno.

— Idiota. — Sam giró los ojos ante tanta negatividad, pero por la ofensa el ojidorado quiso mostrarse enfadado y peligroso acostándose sobre su estómago para mostrarle más cerca los colmillos, pero se olvidó de su herida y ésta al ser presionada le mando una descarga de dolor completa.

— ¡Hey! No hagas eso. — el castaño sin pensarlo se acercó a su refugiado y acaricio lo que parecía ser una cicatriz morada cubierta de pelo otra vez, pero de mucho mejor estado que el día de ayer. El lobo quiso levantar la cabeza pero el hombre puso una de sus manos sobre el esponjoso cuello para mantenerlo ahí — No te muevas. Se ha curado en su mayoría pero aún te pondré pomada.

Diciendo esto agarró el costal, jalo la correa de un tirón y las pieles se dejaron caer en su expansión y mostraron su contenido. Las orejas cremita se levantaron juguetonas mirando la carne, distracción que Sam aprovechó para tomar la pomada en sus manos — No va a doler, no lo pienses.

Pero fue todo lo contrario. Cuando el herido estaba desmayado era normal que no lo sintiera, pero la pomada que formaban las flores violeta en verdad ardía horrible cuando estabas consiente; dicho y hecho el lycan cerró sus ojos y rugió con fuerza, pero aun así Sam mantuvo su palma en movimiento sobre aquel estomago suave.

— Lo aceptó, dolió un poco. Lo siento. Lo siento. — comenzó a ir poco a poco sobre toda la herida, hasta que simplemente entre arrullos dejo su mano ahí mismo sintiendo la calidez que desprendía el cuerpo del Omega-alfa.

El aroma dulce combinado con estrés pero sobrepasado con la calma cada segundo, la suavidad del pelaje que jamás pensó tocar, la temperatura confortante y el color en aquella piel cada vez regresando a su tonalidad normal. Alguno de esos puntos debió dejarlo atontado porque no hizo ningún otro movimiento después, simplemente dejándose llevar por el ritmo del subir y bajar del pecho del Lycan, como una tocada para adormecer su espíritu.

Lo que le había hecho correr apurado a este lugar, era la paz que lograba envolverlo por simplemente tocar a un moribundo. Con una sonrisa amarga aquel pensamiento lo abrumo, ¿qué pasaba con él?

Algo húmedo y frio toco su mejilla despertándolo de su ensoñación deprimente, topándose con la nariz del lobo frente a él y unos ojos curiosos envolviéndolo, sin colmillos afuera o garras amenazando su garganta, Sam sonrió mientras alzaba su otra mano hasta la altura de las orejas felpudas y las acaricio con cuidado y mimos.

El lycan movió su cabeza contra sus dedos dejándose saber cómodo, cerrando sus ojos dorados para disfrutar de aquel gustoso toque. El castaño por otro lado sonrió con gusto al ver que el otro se dejaba consentir de esa forma, ignorando por completo que era un toque por completo intimo que a ninguno le molesto en absoluto.

El lobo volvió a abrir sus ojos con lentitud y el brillo del sol que se despedía sobre ellos le daba una deslumbres magnifica en sus iris, tan atractiva y deliciosa como tentación punzante. Entonces un movimiento de inclinación junto con las orejas, elegante para una bestia tan magnifica, fue la respuesta al saludo que Sam dio anteriormente.

Sam sonrió por la respuesta positiva y la acepto con otra afirmación, quedándose prendido de esa forma por aquella mirada de miel; la observó atraído un largo tiempo, posiblemente hasta después de que el último rayo amarillo los cubriera y el cielo en tonos rosas y violetas fuera lo único que se despedía en el firmamento estrellado.

Fue un muy largo tiempo para cuando Sam se dio cuenta que la posición era muy incómoda para ambos cuellos. Entonces el lobo recostó su cabeza con cuidado sobre la tierra y Sam se sentó con las piernas cruzadas, con sus manos firmemente bajo sus muslos para no volver a tocar más allá de lo permitido razonablemente.

— ¿Qué tal si te transformas? Platicaríamos mejor. — sin previo aviso, lo que fueron las pieles de costal de pronto golpearon su rostro — ¡No hagas eso!

La noche cubría a Sam y su desconocido ya no tan malherido en esa ocación, pero ojalá no se hubiera quedado tan distraído para no observar los ojos negros que miraban con rabía aquella escena.

.

.

.

 

 

Notas finales:

Con este cap por fin puedo dar por finalizada la introducción, ¡Gracias al cielo! Que ya quiero llegar al proximi cap con muchas ganas >w<!!!!!

¹) Para que me entiendan, llevaba una camisa blanca con bordados raros. Como cuando el hombre era hippie; Dean no sabía que eran camisas hasta que Castiel explicó, pese a que ya había escrito que Jo y Ellen usaban vestidos de su propio pelaje.

²) El planeta de Terranium no es como el nuestro, sin tanto continente y aún no existen los países como tales; Quiero que este repleto de mar y pocas tierras. Haré un mapa porque tengo pensado seguir utilizando este “planeta” y lo pondré en el siguiente cap. Por lo mientras imaginen que los bosques Winchester es Lawrence y sha x3

³) Clan es la familia que por descendencia alfa y los sabios concejales están a cargo de proteger a los miembros de la Tribu/pueblo.

s08;) Aquí truquero no tendrá el significado original. Lo manejare como si fuese un comerciante pero de esos que te dicen “psss, psss, kieren droga niños? >:v” Y Gabriel tiene mucho que ver con eso ¬u¬

Estos datos no los manejo de forma inconsciente, sino que los determine a mi conveniencia para este fic. Como quien dice, por mis huev*s que así lo quise >:v!!

¿Por qué hago tanto hincapié en esto y no simplemente lo pongo en la lectura? Nate Evans me hizo darme cuenta que en estos primeros capítulos cometí un error fatal: no respetar mi propio espacio-tiempo. Me estoy basando en una época de 1300 d.C. – 1400 d.C (Antes del descubrimiento de América) y probablemente este errónea en este aspecto también, pero técnicamente me base en “tierra de osos” y “El príncipe de Egipto”, así que esta cabron para mí juntar dos épocas distintas. Entonces lo que hago es manejar las diferentes zonas de cada tribu en cada conocimiento. Por ejemplo: en Guanajuato comemos quesadillas tal cual, pero en la Ciudad de México las quesadillas es normal comerlas sin queso (wtf?!). Pa’resumirles, depende de las costumbres de cada Clan/Tribu U.Ur

Me voy a volver loca porque teóricamente cree un mundo entero alterno al nuestro y debo desarrollarlo sin la misma religión, sin la misma historia, ni gobiernos, ni guerras, pero al mismo tiempo con religión-historia-gobiernos-guerras… Voy a terminar dándome un tiro ¬_¬ No se pierdan el siguiente!!! que va a estar bueno y con accion, sangre y dolor! muajajajajaja!!!!


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