My enemy, My fiend.
Luffy despertó al delicioso olor del tocino sofriéndose y su nariz le guio casi por si sola del sofá donde había dormido a la cocina del departamento de Ace para encontrarse con algo que ciertamente no esperaba.
Si la noche anterior había sido incomodo ver a Sabo, verlo por la mañana en una de esas camisas Hawaianas que Ace solía usar y sin nada debajo mientras preparaba lo que prometía ser un delicioso desayuno no tenía nombre.
—Sabo… — le llamo desde el marco de la puerta, observando a su hermano hasta hacia unos meses perdido.
Marcas de chupetones por su cuello y clavículas, marcas de dedos en la parte posterior de sus piernas y brazos ¿Realmente su hermano Ace podía llegar a ser tan brusco? Estaba seguro que esa camisa escondía un poco más de lo que Luffy realmente no quería enterarse, continuando con su inspección la mirada del pequeño moreno se había clavado en la parte baja del cuerpo de Sabo, por donde alcanzaba a entreverse la curvatura de su trasero cuando se inclinaba al frente por algún condimento o ingrediente para la comida que preparaba en aquel momento.
El líquido escurriendo entre las piernas del rubio lentamente resultaba tan obsceno que costaba trabajo separar la mirada de esos torneados muslos, fuera consiente o inconscientemente, Sabo definitivamente sabia lucirse, había que concederle eso.
—Así que estas despierto hermanito. — el tono dulzón y la amplia sonrisa casi hacían sentir que hubiera alguna especie de extraños brillos saltando de cada movimiento del rubio, algo así como si se le hubiera caído un bote de diamantina encima. Le desagradaba. —Supongo que te quedaras a desayunar, Ace está un poco cansado no eh querido levantarlo, lo siento, pero estoy seguro que vendrá en cuanto el hambre venza al cansancio— la disculpa en su voz parecía sincera por lo que Luffy había decidido no dudar de ello, habían dicho que hablarían en la mañana pe ¿Qué exactamente había para hablar?
Sabo difería bastante de lo que le recordaba cuando niños, no solo por su aspecto físico, seguía siendo amable y atento, incluso agradable pero esa frialdad en su actuar con cualquiera que no fuera su hermano mayor le parecía ahora mucho más obvia que antes. Como si no pudiera sentir empatía por nadie más eh incluso dudaba un poco que pudiera sentirla por Ace.
Las pocas veces que habían salido no hablaban de otra cosa que no fuera Ace eh incluso cuando Sabo parecía estar escuchando sus anécdotas o prestando atención a la plática entre sus amigos siempre daba la impresión de que no estuviera ahí realmente o de querer estar en otro lugar, si Ace no estaba cerca ni siquiera parecía esforzarse en sonreír más de lo exactamente necesario, no así en aquel momento. De alguna manera esa misma felicidad tan radiante despertaba una breve alarma en la mente del monito.
—No importa, huele bastante bien ¿Cuándo aprendiste a cocinar? —Era doloroso ver a alguien más al lado de Ace, al principio Luffy había pensado que lo soportaría, que si el pecoso era feliz él también podía serlo pero no era así, los primeros días había tenido que pedirle a uno de sus compañeros y amigos que le impidiera ir a buscar a Ace, quizá lo amara pero no pensaba ir a buscarle, o quizá lo pensara pero prefería resguardar al menos un poco de su orgullo. Por una pequeña suma Nami había estado más que dispuesta a ponerlo en su sitio cada que lloriqueaba que quería a recuperar a Ace.
—Eh aprendido bastantes cosas con los años, te sorprenderías de saber. — Le había dicho Sabo risueño, trabajar encubierto requería un considerable número de habilidades y en ocasiones, si no había quien las poseyera ya había que aprenderlas, cosas útiles eh inútiles por igual.
No le avergonzaba ningún empleo y con el paso del tiempo había llegado a la conclusión de que los oficios menores contaban con una enorme ventaja para recabar información sobre aquellos considerados importantes; Limpiabotas, chofer, sirviente, ayudante de cocina, acercarse a los objetivos era mucho más sencillo de aquella manera, incluso había renunciado a su propio nombre en más de una ocasión.
Unos huevos fritos y algunas tortillas doradas con salsa roja y queso no eran mayor reto en realidad.
—Realmente no entiendo lo que Ace te ve, no lo había visto tan apegado a alguien antes. —No era la primera vez que Sabo escuchaba ese mismo comentario, la brutal sinceridad del más joven no había ofendido al rubio, por el contrario le resultaba bastante satisfactorio el saber que SU adorado Ace no había sentido por nadie lo que sentía por él.
—No se trata de ver si no de sentir. — una sonrisa autosuficiente se había dibujado en el rostro de Sabo, colocando un platón lleno de comida frente a su hermanito menor y otro aún más grande en el puesto vacío que, tras unos momentos de esperara, cierto pecoso aún más dormido que despierto habría de ocupar.
—¿Y tú que sientes por Ace? — Sabo también era su hermano, no podía simplemente ir y molerse a golpes con él para recuperar el amor de Ace, en primera porque Ace no iba a volver solo por que ganara una pelea y en segunda porque también estaba un poco molesto con el otro moreno por dejarle de esa manera.
En un principio había evitado a ambos y parecía que Sabo quería evitarlo de la misma manera; en un principio.
No estaba muy seguro cuando las cosas habían cambiado, comenzar a salir a solas o con Ace, los tres juntos se había convertido en un habito tan fuerte como cuando críos en menos de dos semanas, no podía odiarlo, por más que intentaba y por más que doliera Luffy no podía odiar a ninguno de sus hermanos así como tampoco hubiera podido odiar a alguno de sus amigos. Estaba molesto y a veces trataba de fastidiar a Sabo pero extrañamente esas pequeñas riñas entre ellos por la atención de Ace eran algo que había comenzado a disfrutar también, se preguntaba a veces si Sabo también las disfrutaba.
— Le amo. — La simpleza de la respuesta había ido acompañada de una pequeña sonrisa mientras Sabo servía un poco de jugo para él, de las veces que Luffy y el rubio habían salido juntos no recordaba haberle visto tan feliz como en aquel momento, ni siquiera parecía importarle a Sabo si le respondía o no, el más alto estaba en su propio mundo en aquel momento, desaliñado como nunca, con el cabello revuelto y el cuerpo lleno de marcas más que obvias de lo que había escuchado la noche anterior y, probablemente, esa misma mañana.
Luffy no era tan idiota como muchos creían, había tenido un buen tiempo para pensar las cosas y le resultaba ahora más que nunca bastante obvio que Sabo siempre había estado enamorado de Ace, lo mismo que él, también sabía que a pesar de las palabras que pudiera decir el pecoso a solas Sabo no le era completamente indiferente y el mero estado del cuerpo del rubio que tan flagrantemente se lucia frente a él le dejaba esto bastante en claro. —También yo lo Amo. —
—Lo sé, y Ace te ama a ti, pero sigue siendo mío. —
Y de alguna forma comprendió por que le molestaba tanto esa horrible felicidad en Sabo, era esa felicidad que sentía al hacerle daño, y le dolía no tanto la realización de que su hermano disfrutara dañándole si no la de que él mismo compartía esa satisfacción cuando Ace le prestaba atención por encima de Sabo.
—Ace no es una posesión. —Comentó el monito con extraña expectativa a un argumento. Aquellos días en los que Sabo no había estado le habían parecido a Luffy un agradable descanso y sin embargo tanta tranquilidad le resultaba aburrida.
Una suave risa abandono la garganta del rubio, dejando al pequeño perplejo ¿Se burlaba o no le tomaba en cuenta? —Ace es lo que a mí me dé la gana Luffy, él es mío. —la aterciopelada manera de hablar de su hermano mayor de alguna manera comenzaba a hacer a Luffy emocionarse de alguna manera, no sabía por qué. —No importa que juegue contigo a los amantes, o que te folle hasta el cansancio mientras no estoy, no importa incluso lo que Ace crea sentir o no, él es mío y siempre lo va a ser. — La sonrisa que se tornaba desquiciada, el brillo asesino asomando tras sus ojos y el peligro emanando del cuerpo del mayor, todo eso que no había logrado adivinar en su primer encuentro ahora resultaba más que obvio
Era el peligro de ser odiado por alguien sin escrúpulos y que no se tentaría el corazón para dañarle que hacia la adrenalina en su sangre correr…Le agradaba esa sensación.
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Ace entro por la puerta de la cocina con un gruñido inentendible cual único saludo de buenos días, en ropa interior únicamente y con lagañas en los ojos que medio se frotaba mientras hacia su camino hasta la mesa, sentándose frente al plato en el puesto vacío y comenzando a comer de manera mecánica. Ace no era una persona madrugadora y con o sin narcolepsia siempre le había costado bastante trabajo el despertarse por las mañanas, que Sabo preparase un substancial y rico desayuno para él sin embargo le ayudaba bastante eficientemente a tener un motivo para salir de la cama antes del mediodía.
La taza de café humeante puesta a su alcance apenas si le había causado alguna reacción, un breve bostezo mientras se acomodaba para dejar que Sabo se sentase sobre sus piernas, el café no era para Ace pues le causaba poco o nulo efecto para despertar y su sabor no era precisamente de su preferencia a menos que fuera en postres o bebidas más elaboradas.
Sabo se había sentado sobre las piernas del pecoso para disfrutar de esa pequeña rutina, olvidando casi al instante la pequeña discusión con su hermano menor, porque aunque Luffy quizá no lo supiera aquello no era un suceso que los mayores quisieran restregar en su cara si no una ocurrencia diaria que ninguno de los dos pensó interrumpir de momento, por distintos motivos, el rubio tomó el plato de la mesa con una mano y el cubierto con la otra mientras Ace le rodeaba la cintura y las piernas de manera laxa, si se quedaba dormido de aquella manera era sobre su hermano y no sobre la comida que, por predilección aprendida durante el breve tiempo que había vivido con Sabo casi siempre era bastante picante por las mañanas, según su hermano había dicho para ayudarle a despertar mejor.
Conforme ingería los alimentos ofrecidos por Sabo en su propia boca poco a poco el pecoso iba reganando consciencia de la situación y el entorno, lo primero que había podido recordar habiendo sido lo sucedido con su hermano menor la noche anterior. Si la culpa no fuera suficiente el verlo sentado prácticamente a un lado suyo en el desayunador le había hecho atragantarse levemente con la comida y si no la había escupido había sido por que esta era demasiado buena. —Lhugbhyy—
La sonrisa del nombrado había sido sincera, Ver a Ace comiendo a un ritmo tan calmado era posible únicamente cuando este estaba tan dormido y a pesar de que la melosa escena le había causado unas punzadas de celos no era precisamente lo peor que Sabo le hubiera mostrado precisamente, y al menos la comida había sido decente; claro que la había terminado antes de que Ace siquiera reaccionara.
Tragando con algo de dificultad la escena de la noche anterior había sido prácticamente igual, mirando de uno de sus hermanos al siguiente Ace parecía completamente temeroso y perdido.
—Buenos días Ace, estaba por irme. Sabo ha sido tan amable de invitarme a su próximo viaje. Será divertido ¿No piensas? —
Contra todo pronóstico Sabo le había invitado a ir con ellos en su próximo viaje de trabajo, de alguna manera Luffy no recordaba haber estado más emocionado en cualquiera de esos días, ni siquiera cuando tras un par de días de la desaparición del rubio había descubierto al pecoso rondando por su apartamento.
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Continuana.