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Heart Abduction por sunshinebunny

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Notas del capitulo:

De nuevo una disculpa por la tardanza, en un rato respondo los mensajes~

 

Amor para el Gatito gordo 

—Hey Ace, ¿Podrías venirte para mí? — Atado a la silla y con los ojos cubiertos y la mordaza en la boca los recuerdos de un momento mucho menos agradable que aquel parecían acudir a la mente del pecoso a pesar de que ya no estaban en aquel ambiente.

De cierta manera se preguntaba si Sabo disfrutaba de recordárselo, recordarle la situación y recordarle que en cualquier momento de cualquier día podía regresar de su estatus de novio a prisionero si Sabo así lo deseaba.

Los besos del rubio revoloteaban por su cuerpo de manera agradable, en su cuello, su barbilla y subiendo lentamente hasta su oreja donde los dientes de su captor se habían hundido suavemente, el húmedo molusco rosado que era la lengua del ojiazul subiendo por todo el borde de su oreja mientras las manos de este le recorrían las piernas, era imposible para Ace contener los suaves gemidos que escapaban de sus labios aunque la mordaza ayudaba, ahogándolos para que no fueran todo lo lastimeros que deberían, Sabo había estado jugando con su cuerpo hacía ya unos veinte minutos, tentándole a obscuras y haciendo que la prominente erección entre sus piernas fuera imposible de consolar pues el rubio apenas si se había dignado a tocarla.

Suavemente, con la punta de sus dedos, lentamente recogiendo el preseminal que escapaba de manera dolorosa y esparciéndolo por la hinchada hombría que hubiera estallado deseosa si Sabo se hubiera dignado a atenderla como era debido, sus manos, su boca, su precioso culo, en aquel punto ya no veía la diferencia, quería algo, lo que fuera, NECESITABA algo… lo que fuera.

—Sabo… — el nombre del menor se le había escapado de la boca junto con el exceso de saliva que la mordaza anteriormente retuviera, escurriendo por su mentón y debajo de su barbilla de manera lenta, quería suplicar que lo tocasen pero nada además de suaves quejas, gemidillos y el nombre de su hermano parecía querer salir de su boca.—nghhh… Sa…bo…— el pulgar del rubio trazando suaves círculos en su glande casi le había hecho enloquecer de placer, la virilidad del pelinegro palpitaba, expectante, deseosa, su cuerpo dispuesto a soportar más de esa tortura con tal que le tocara. —haaa…— el aire dejo sus pulmones ruidosamente cuando la mano que atendía su hombría se detuviera, solo para ser inhalado con la misma fuerza cuando sintiera el pellizco en uno de sus pezones, haciendo que aquellos ya rojizos y demasiado sensibles por los tratos de Sabo se pusieran erectos en un instante, aquello también estaba bien, todo mientras Sabo siguiera tocándolo.

—Estas aquí para complacerme a mi sabes…— la leve amenaza en aquella voz no podía importarle menos, asintió como le era posible antes de que la venda le fuera quitada de los ojos, tuvo que cerrar estos por un momento, aun la tenue luz amarilla de aquella habitación de hotel era demasiado brillante, aquel gesto dolorido parecía haber provocado una suave risa en la garganta de su hermano y en una enferma manera que Sabo estuviera disfrutando con aquel dolor le hacía sentirse extasiado, estaba complaciendo a su amante y no había nada que quisiera más que aquello, salvo quizá en aquel momento que ese jodido amante le desamarrara para poder follárselo a su antojo.

A penas sus ojos se hubiera ajustado a la nueva iluminación lo primero que estos habían podido captar le había hecho acelerar el pulso, toda la sangre que quedaba en su cuerpo parecía competir por llegar antes a aquel adolorido punto de su anatomía que ver el cuerpo desnudo de Sabo hacía sentir aún más necesitado.

Le necesitaba, había olvidado lo mucho que lo necesitaba.

Por el breve espacio de un mes o algo más había olvidado felizmente aquella enferma necesidad, era mucho más fácil no necesitarlo, mucho más sencillo para su orgullo y su autoestima estar con alguien que le quisiera sanamente, como Luffy, lo había ido a buscar sin ninguna mala intención en mente, aun amaba a aquel monito más que a su propia vida, por algo se había metido en ese predicamento en primer lugar.

Y que predicamento, joder, que malditamente delicioso predicamento luciéndose desnudo ante él. Sabo era un maldito manjar a la vista, con toda esa piel expuesta y sonrisa auto suficiente.

Cinturón de cuero con varios aditamentos –que sabía bien para que eran- colgándole a la cintura.

Botas negras que le llegaban a las rodillas.

 Fuera de eso nada, completamente nada. Lo adoraba.

—¿Te gusta lo que vez cariño? — Ace relamió sus labios como única respuesta a aquella pregunta,  sin las ataduras ya se le hubiera echado encima. Lo necesitaba. —Ace…— La voz excitada susurrando su nombre mientras podía ver al rubio comenzar a tocarse para él era más de lo que podía soportar, desvió la mirada por un segundo, grave error. — Mírame Ace…Mírame solo a mi…— No llegaría a tener otra advertencia, lo sabía bien.

Los ojos del moreno delinearon la figura frente a él lentamente, aquello era injusto, profundamente injusto, desde la punta de aquellos pies cubiertos hasta subir por esas anchas caderas y detenerse en el movimiento de sus manos por unos momentos, ¿Estaba Sabo realmente tan excitado como él? No vio al rubio morderse los labios, demasiado ocupado contemplando esas malditas manos satisfacerse al punto de estar goteando, quería aquello… si Sabo no iba a darle su cuerpo esa noche al menos quería aquello, le quería dentro, cerca, más cerca, en cualquier lugar, en cualquier jodido lugar, el palpitar de su propia necesidad estaba matándole, un cosquilleo que no sabía describir si como agradable o desagradable se acumulaba en su estómago y abajaba hasta su ingle de manera rápida y dolorosa, era injusto, demasiado injusto, Sabo debería estar sobre su regazo, saltándole encima como la puta barata que era y no ahí, frente a él, satisfaciéndose con su dolor. —Eres mío Ace…— lo era, innegablemente le pertenecía, ¿Por qué soportaría aquel jodido dolor de otra forma? —Córrete para mi… muéstrame lo mucho que me deseas…— Lo deseaba, más que a nada en el mundo lo necesitaba.

—Sabo…— no había rose alguno ya en su cuerpo, solo aquella sicalíptica visión frente a él.

El rostro del rubio perlado por el leve sudor, sus ojos desenfocados por el pacer autoinfringido, sus movimientos cada vez más torpes y descoordinados… Sabo lucia demasiado bien, demasiado erótico, los ojos clavados en él solo le alentaban más, la respiración pesada de ambos, los gemidos que no se molestaban en ahogar… la cálida esencia que le había mojado de un momento a otro…

Termino corriéndose al sentir a Sabo venírsele encima.

De forma dolorosa y con un ruidoso gruñido había echado la cabeza atrás mientras el mundo desaparecía por completo por unos segundos, el fuerte orgasmo le había dejado la visión en blanco y esta había vuelto solo para reencontrarle con la sonrisa helada que tanto odiaba ver en Sabo.

Esa sonrisa calmada y fría que no alcanzaba a tocar sus ojos como témpanos, turbios y furiosos. —Dije que me miraras. —

Oh…

La bofetada que había cortado el aire hasta estamparse con su rostro le había dejado la mejilla roja eh hinchada pero no le había sorprendido en lo absoluto, claro que su amado se molestaría por una desobediencia como aquella, no valía la pena disculparse, sabía que había hecho algo mal y ahora su adorado rubio estaba furico.

Luffy regresaría de ver aquellos sitios turísticos en un par de horas y le observaría curioso por aquella hinchazón pero probablemente no preguntaría nada, a veces Ace se preguntaba si es que acaso Lu aun preguntaría algo si Ace se rompía el brazo por “accidente” o algo similar.

Tras su desliz con Luffy y el posterior regreso de su nuevo novio las cosas habían virado en una dirección que aun ahora al pecoso le resultaba difícil de asimilar.

Sabo le había confesado no serle completamente fiel.

Y de alguna manera aun eso había acabando siendo su culpa, Ace no entendía como había terminado por pedirle perdón al rubio por eso también.

Porque había sido obviamente su culpa que el ojiazul se acostara con su jefe para convencerlo que le diera permiso a regresar a casa antes, y que probablemente tuviera que seguir haciéndolo por el mero hecho de que no confiaba en que Ace pudiera comportarse como era debido.

Por eso estaba ahora Luffy ahí también… como una especie de guardia que cuidaba que no olvidase su lugar, porque Sabo podía hacer cualquier cosa que se le antojase con ellos y esa era su retorcida manera de probárselos, que Ace fuera “custodiado” por su amante carecía de toda lógica… y sin embargo con tal de que Luffy no se enterara de las cosas como era debido estaba ahora incluso más dispuesto que nunca a cumplir con cualquier capricho del rubio, por irrazonable que este fuera.

Su corazón comenzó a palpitar más a prisa al ver al rubio vestirse y hacer por salir de la habitación mientras él aún estaba ahí, atado a la silla eh impotente.

—S-sabo… por favor…— La suplica en su voz y su rostro no parecían ser suficientes para aquel rubio que apenas si había lanzado una mirada en su dirección antes comenzar a ponerse la gabardina. — Tengo trabajo que hacer cariño, ya eh jugado mucho contigo, pero no te preocupes, me asegurare que Luffy te desate y les dejare algo de dinero para la cena, seguro que la comida de la ciudad te gustará. —Sabo…— la desesperación comenzaba a hacer que su respiración se acelerara, sus pupilas dilatándose levemente ante el terror de que su pequeño hermano le viera de aquella manera.

Por qué no recordaba que ya le habían visto así.

—Ace, ¿Entiendes lo malo que has sido últimamente cariño? —

—Sabo… cariño…— la palabra se escuchaba demasiado extraña en los labios de Ace, aquello mismo había hecho sonreír con algo de sinceridad al rubio.

—Eres mezquino y egoísta, Ace, queriendo seducirme y hacer que me ablande hacia ti. — había algo de diversión en la voz del rubio, sus manos le había acariciando la lastimada mejilla antes de comenzar a ponerse aquellos guantes de piel. — no sabes lo fácil que lo tienes, amor, me asegurare que lo comprendas pronto. — y con un suave beso en sus labios le había abandonado ahí, sucio, desesperado y de no haber sido por la mordaza que había sido forzada de regreso en su boca, suplicante.

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Continuara 

 

Notas finales:

Mucho amor para el gato <3

Gracias por leer y los comentarios siempre son bienvenidos <3


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