Fue su culpa, se confió demasiado y aquí estaban las consecuencias, no le temía a los retos y mucho menos a ninguno de ellos, pero era pleno día y no estaba completamente transformado; ahora era solo un ‘’lobo’’ y sus perseguidores lo superaban considerablemente en número… ¡maldición! debió esperarlo, en cuento se anunció su compromiso con Kisa era obvio que algo así sucedería, ¡lo sabía! Y aun así lo tomaron completamente por sorpresa, había pasado casi un mes desde que se hizo el compromiso y gracias a que no había pasado nada en todo ese tiempo bajo la guardia, fue una mala decisión pero ahora era demasiado tarde para arrepentirse; estaba cansado de correr si solo pudiera salir del bosque antes de que lo alcanzaran…
Demonios, debió solo asistir a su cita en cuanto llego a Japón pero no, quería ir primero al bosque donde prácticamente creció, a pesar de saber que estaría solo y completamente expuesto, ya era demasiado tarde para arrepentirse de eso y realmente no lo hacía, tenía mucho que no se divertía así: nada como burlarse del peligro, pero ahora debía lograr salir de ese bosque vivo o al menos sobrevivir hasta la llegada de la noche, con un poco de suerte la luna estaría hoy de su lado y ya eran casi las 7:00 pm…
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Takano Masamune, un popular novelista, escritor de varios best sellers, un hombre atractivo e interesante según tenía entendido, una especie de celebridad con cierta relevancia en Europa y Asia…simplemente un gran escritor que desde su debut había vendido millones de copias de sus libros, una gran oportunidad para cualquier editor que tuviera la suerte de trabajar con el….era por eso que Ritsu estaba tan nervioso, en cuanto le dijeron que el seria el editor encargado de trabajar con el apenas podía creerlo; no tenía mucho tiempo trabajando en editoriales Marukawa y aunque hasta ahora todos los libros que había tenido a su cargo habían reportado resultados por demás satisfactorios, se le hacía muy difícil creer que hubieran decidido poner a un escritor tan famoso a su cargo, no podía evitar pensar con cierta amargura que las influencias de su padre tenían algo que ver en esa decisión (era la misma razón por la que se fue de editoriales Onodera, necesitaba demostrarle a todos a su alrededor y sobre todo a si mismo que él era más que un simple niño mimado con suerte, que un día heredaría la editorial de su padre, que aun sin su apoyo y trabajando en otro lugar podía estar a cargo de grandes escritores y que cualquier libro que el editara sería un éxito de ventas), así que decidió no desanimarse; sin importar la razón por la cual él fue el elegido como su editor demostraría lo que valía, era una meta clara en su mente: el próximo libro de Takano Masamune sería el mejor libro vendido en su carrera hasta ahora, simplemente porque él; Onodera Ritsu lo editaría.
¡Mierda!, miro el reloj en su muñeca y se dio cuenta de que ya eran las 6:15 se supone que debió haberse encontrado con Takano-san hace 15 minutos , su plan no comenzaba de la mejor manera había escuchado ciertos rumores acerca de que el escritor tenía un carácter difícil y que era muy exigente y si eso era cierto daría una muy mala primera impresión; acelero más su paso estaba a punto de llegar al restaurante donde acordaron verse, un poco extraño ya que a petición de Masamune su primer encuentro no fue en la editorial, ya que al parecer se sentía mejor en un ambiente menos formal.
Respiro profundo para recuperar un poco de aire cuando al fin llego, su mente trabaja rápidamente tratando de idear numerosas excusas por su retraso y la forma correcta de disculparse, cuando le informaron que la persona a quien esperaba aun no llegaba; suspiro aliviado al parecer hoy la suerte estaba de su lado (lo cual era algo extraño), y tomo asiento más tranquilo en la mesa que previamente había reservado.
-¿puedo ofrecerle algo? -se acercó un mesero y pregunto con una amable sonrisa
-solo un vaso de agua por favor -decidió que lo mas adecuado era esperar al escritor antes de ordenar algo más, después de todo no debería tardar mucho en llegar considerando que ya habían pasado poco más de 20 minutos después de las 6:00 pm.
25 minutos más tarde….
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-¿se puede saber porque estas hoy tan sonriente Yukina? -pregunto con cierta curiosidad uno de sus compañeros de la librería en que trabajaba, no era extraño ver a Yukina con una sonrisa en el rostro, pero hoy tenia cierto brillo.
-por nada en especial, ¡solo que por fin lo conseguí! -desenrollo el poster que llevaba consigo y emocionado lo mostro a su compañero que se extrañó un poco.
-solo es un poster -menciono con cierta obviedad.
-no solo es un poster, ¡en este solamente aparece Kisa-san! -al ver que su compañero no decía nada continuo -ya que Kisa es el baterista es difícil encontrar posters donde solo aparezca el, no entiendo porque ya que es el más lindo -agrego observando su poster y suspirando
-parece que realmente te gusta mucho, así que ya debes saber lo de su nuevo novio…
-¿novio?
-mira -le extendió una revista mostrándole una página en particular, donde podía verse una foto del famoso músico con un hombre demasiado atractivo para el gusto de Yukina.
-aquí no dice nada acerca de que sean novios -desvió su mirada y se cruzó de brazos.
-no, pero al parecer ese escritor tiene fama de ser todo un casanova, según dice aquí no importa si es hombre o mujer, Takano Masamune siempre logra atrapar a su presa -noto que Yukina fruncía el ceño ante sus comentarios -no me digas que ya estas molesto, perece que realmente te gusta ese músico.
-es que es hermoso, Kisa-san seria el modelo perfecto, ¿sabes? No solo es su música, Kisa-san es…me encantaría pintarlo -suspiro.
-y te encantaría que fuera un desnudo, ¿cierto? -le pregunto con un tono divertido, Yukina se sonrojo pero no pudo decir nada ya que su compañero agrego -¿no es ese tu admirador?
Yukina dirigió su vista adonde se hallaba un chico bajito (probablemente de preparatoria), no era la primera vez que lo veía y siempre era igual: iba vestido con una sudadera oscura y unos lentes negros, observaba los mangas shoujo (la sección que atendía Yukina) y después se iba. Kou sabía que el menor solo iba a la tienda para verlo, otras personas hacían lo mismo, pero este chico era especial había algo en el que provocaba su curiosidad de una manera tan atrayente que de no ser porque se sentía profundamente atraído a su lindo baterista: Kisa Shouta, el mismo daría el primer paso y se acercaría hablarle, aunque fuera solo para conocerlo y por fin verle el rostro, después de todo no era como si tuviera una oportunidad real con Kisa-san, aunque era más que la simple fijación por un músico en particular, no se lo había dicho a nadie pero una vez en un museo tuvo la oportunidad de conocerlo y desde ese entonces quedo fascinado con su personalidad y su sonrisa que para él era lo más hermoso que había visto.
-¿puedo ayudarle en algo? -pregunto amablemente al menor y coloco con suavidad una mano en uno de sus hombros, sintiéndolo temblar ante el contacto.
-¡no! -casi grito ante la sorpresa y dio un ligero brinco por la impresión, no estaba preparado para hablar con el vendedor, ¡era tan atractivo! No sabía nada de él y lo únicas palabras que habían intercambiado fue el día en que le vendió un manga, no tenía porque que estar nervioso pero ahí estaba con un patético temblor en su voz y sin la menor idea de que decir, se supone que para él era sencillo manejar los nervios pero simplemente si se trataba de ese chico no podía controlarse -etto… yo… volveré otro día.
Sin si quiera voltear o esperar a que Yukina pudiera decir algo más salió corriendo tan rápido como pudo de la librería con un furioso sonrojo y el corazón latiéndole en la garganta, ese era definitivamente un habito que debía dejar.
-parece que lo asustaste -comento con burla su compañero y le dio una ligera palmada en la espalda, como respuesta Kou solo sonrió de medio lado sin dejar de mirar la puerta por donde el chico había salido y suspiro con cierta pena.
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A esas alturas Ritsu ya no sabía si los minutos pasaban demasiado rápido o por el contrario, después de que paso la primera media hora desde que había llegado al restaurante, decidió que no debía exagerar, después de todo de alguna forma el también había llegado tarde pero lo cierto era que aunque muy poco comenzaba a impacientarse; paso otra media hora más y luego otra…. ¡Ya eran las 8:30! ¿Quién demonios se creía ese sujeto que era? Para ese entonces la paciencia del castaño ya estaba por demás agotada y se sentía insultado, a él no le importaba en lo más mínimo si el maldito era un aclamado y talentoso escritor, Ritsu aún no lo conocía pero estaba seguro de que Takano Masamune no era más que un idiota arrogante que se había atrevido a dejarlo plantado, ¿Cómo se supone que trabajarían juntos si esta ni siquiera se dignaba a aparecer? De seguro era uno de esos sujetos que sienten que el mundo gira a su alrededor y…y… No pudo evitar comenzara a sentirse deprimido, lo más probable era que Takano se hubiera enterado que él era prácticamente un editor novato con solo un par de años de experiencia
Una especie de aura oscura y pesada comenzó a formarse a su alrededor, ¡no debía permitirse pensar así! Por eso se había ido de la editorial de su padre, él amaba la literatura y siempre soñó con formar parte de la creación de libros que pudieran considerarse obras de arte; estaba decidido; aunque a pesar de todo se encontraba ligeramente decepcionado porque ya no sería el editor de Takano y era una gran oportunidad para demostrar lo que en verdad valía, pero aun así sin importar el nuevo autor que le asignaran (realmente estaba convencido de que la razón de que el escritor no lo hubiese dejado plantado es que no lo deseaba como editor), el daría su mejor esfuerzo y juntos harían una obra maestra que aplastaría en popularidad y ventas a el siguiente trabajo de ese arrogante escritor.
Con nuevos ánimos y totalmente decidido Ritsu se puso de pie, no tenía ningún sentido que siguiera en el restaurante y se marchó (un poco avergonzado ya que el mismo mesero que lo había recibido era quien ahora lo despedía), no estaba de humor para irse a su departamento así que decidió llamar a un amigo.
-¿moshi, moshi?
-Yukina, soy Ritsu.
-lo sé -rio ligeramente -tengo tu numero registrado, somos amigos ¿recuerdas?
-si… -suspiro -¿estas ocupado?
-no, ya termino mi turno en la librería.
-¿quieres ir a tomar algo?
-así que quieres celebrar que vas a estar a cargo de un autor tan importante.
-algo así -se escuchó abatido.
-¿las cosas no salieron bien Ritsu?
-¿te parece bien que nos veamos en el bar frente a la estación?
-bien….
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Las mejillas de Ritsu ya estaban un poco rojas, su expresión era un poema parecía un niño pequeño en medio de un berrinche mientras le contaba a Yukina como ‘’el idiota’’ lo había dejado plantado en el restaurante.
-ni que yo tuviera tantas ganas de ser el editor de un escritor tan reconocido -dijo para seguidamente acabarse el contenido de su tercer vaso de cerveza.
Yukina lo observaba divertido, hacia un par de años que conocía al castaño y siempre le pareció que Ritsu era muy gracioso cuando tomaba, además de que tendía a sentir calor cuando se emborrachaba y era por eso que en un par de ocasiones lo había visto desnudo, no podía evitar pensar que el castaño era adorable todo sonrojado y desnudo balbuceando tonterías, pero para el no había nadie más que Kisa-san y ese chico misterioso de la librería que despertaba su curiosidad, así que en situaciones como esa como buen amigo vigilaba que el ojiverde no fuera hacer alguna tontería de la que pudiera arrepentirse, porque por lo demás era muy gracioso verlo.
-¡quiero más! -grito y agito un poco el vaso, vaya que Ritsu no era bueno para tolerar el alcohol.
-claro, claro -indico Yukina para que se calmara y pidió al bartender otra ronda.
-en serio Yukina, siento lastima por la persona que tenga que trabajar con él, ¿te imaginas lo que debe sufrir su pareja?, escuche que era una de esas personas que solo busca divertirse –a esas alturas (después de un par de cervezas mas) Ritsu solo decía lo que se le ocurría, pero recordó acerca de la pequeña advertencia que le había hecho Aikawa-san acerca de la fama del escritor.
-así que solo quiere divertirse... –Kou se quedó pensativo ante la último recordando lo que había leído acerca de Takano Masamune y su nueva conquista en la revista que le presto uno de sus compañeros en el trabajo; de pronto ya no se estaba divirtiendo.
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Maldición, al principio creyó que podía manejarlo pero al parecer sus perseguidores eran más hábiles de lo que pensó, debió seguir su instinto inicial y enfrentarlos, aunque estaba consciente de que le superaban considerablemente en número tomando en cuenta que el solo era uno, ninguno de ellos podía comparársele, a él, un alfa de la elite, sabía que no iba a salir ileso pero al menos iba a lograr salir de ahí, creyó conocer bien ese bosque pero había pasado mucho tiempo lejos y sus contrincantes lo conocían aún mejor, estaban jugando con él, persiguiéndolo en círculos ¿cómo no se dio cuenta antes?, se hallaba cansado, sus sentidos alerta ante la oscura noche y la luna cubierta por espesas nubes negras que no le ayudaban, su transformación era incompleta al igual que la de lo que lo seguían, pero ellos no parecían tan cansados, incluso cada vez parecían ser mas, ¡demonios! Incluso si lograba salir del bosque nada le aseguraba que sus perseguidores se rendirían solo con eso.
Por fin logro divisarla a lo lejos, ¡la salida del bosque! Corrió incluso más rápido, sabía que era un cuadro patético un elite huyendo, pero durante los últimos días no se había sentido bien además de que su muerte ahora podía significan un verdadero problema y no solo para su manada, más tarde se desquitaría pero por ahora debía procurar seguir con vida; respiro profundamente tratando de acelerar su paso, de pronto se sintió ligeramente mareado…había algo extraño en el ambiente…era…era un aroma muy peculiar…
Ritsu y Yukina caminaban juntos hacia la casa del castaño, más bien Yukina caminaba e intentaba llevar consigo a un Ritsu totalmente ebrio, no creyó que fuera una buena idea dejar que su amigo se fuera solo en esas condiciones y no le daba confianza subirlo así suerte en un taxi, sin mencionar el hecho de que había olvidado las llaves de su propio departamento, así que ahora ambos se dirigían al de castaño, debían ser cerca de las 12:00am y el aire frio de la noche se sentía extrañamente agradable; suspiro con cansancio siempre le había gustado mucho la vista que podía admirarse en el lugar donde se hallaba el departamento de su amigo ya que cerca de ahí se hallaba una colina y el bosque, que bajo la luz de la noche se veía majestuoso y el, como artista apreciaba mucho cosas como esa, sin embargo ahora realmente se cuestionaba el decidir vivir en un lugar así ya que subir por la inclinada calle era todo un reto que no le molestaría de no ser porque apenas podía mantenerse en pie y todavía debía llevar prácticamente arrastrando a Ritsu.
-Yukina…caminas muy lento -balbuceo somnoliento, Yukina lo miro con cierta impaciencia, ¿era en serio?, tal vez si no tuviera que cargar con el peso extra de alguien -¿no tienes…hmm calor? -comenzó a desabrochar su camisa.
Hambre, ¿Por qué de pronto se sentía tan hambriento? No podía estar pensando en algo como eso, pero el aroma se hacía cada vez más fuerte, más embriagador a medida que se acercaba a la colina…Tal vez aún podría hacerles frente y seguir con vida…pero ese aroma era tan delicioso que no lo dejaba pensar con calma, ¡no podía concentrase!. Miro hacia atrás y vio a los lobos de la otra manada que le perseguían cada vez más cerca de él, se detuvieron, al parecer también se habían percatado de ese extraño aroma en el ambiente, la luna poco a poco se despejaba, el instinto invadiéndolo cada vez más y ese irresistible aroma que parecía estarlo llamando, le aulló sus deseos a la luna y los demás lobos hicieron lo mismo olvidándose por un momento de que debían atrapar a su presa al igual que el ojimiel se olvidó de que lo perseguían.
-será mejor que nos demos prisa Ritsu -dijo el menor en un tono serio después de escuchar aquellos aullidos.
-¿no me digas que te asustan los perros Yukina? -su tono era un poco de burla un poco de preocupación, a él también le había preocupado un poco ese sonido incluso ya no se sentía tan mareado.
-esos no son perros Ritsu… -se detuvo en seco al mira en lo alto de la colina, saliendo de entre las sombras del bosque a un gran lobo blanco y negro iluminándose poco a poco por la luz de la luna que empezaba a despejarse.
Solo era uno, si se daban prisa y corrían tan rápido como podían podrían llegar hasta el edificio antes de que el lobo los alcanzara solo era uno… un sudor frio recorrió su espalda cuando detrás de del primer lobo comenzaron a salir más…