Milo llevaba trabajando un mes en la firma de arquitectos El Santuario, como el chico nuevo le tocaba hacer los trabajos más tediosos, al menos a él le parecía así, más parecía un IVM* que un arquitecto graduado con honores, lo único medianamente bueno era que compartía cubículo con un joven peli-rojo muy serio, pero muy lindo, Camus se llamaba, estaba seguro que era doncel, todos sus rasgos se lo gritaban, bajito (1.62m), de facciones delicadas y manos finas, debía admitir que su compañero era talentoso, ya que aun cuando era dos años menor llevaba casi seis años trabajando en la empresa, se había graduado casi a los 18 o algo así había escuchado, era eficiente, pero, no lograba sacarse de la cabeza esos ojos tristes, porque él si lo había notado, detrás de esa mascara de eficiencia y seriedad había un corazón lastimado, había indago entre sus compañeros y averiguo que el joven Camus ahora de 24 años tenía un hijo pequeño Hyoga de 8 años, y que era padre soltero.
Cada día admiraba más al frágil peli-rojo, después de un año de convivir casi a diario con él se dio cuenta que su solo pensaba en su trato amable, su mirada triste, pero lo que lo enamoro, si se había enamorado de él, fue la sonrisa de la que por accidente fue testigo, aquél día que prefirió cortar camino por el parque lo vio, jugaba con un pequeño rubio de ojos azules, y se veía feliz, dios, si serio y amable le parecía hermoso, con las mejillas rojas y una sonrisa que abarcaba esos bellos ojos rubí parecía un ser divino, se propuso conquistarlo porque viéndolo bien incluso el pequeño se parecía un poco a él, bien podría pasar por su padre ¿no?
-Camus hoy si aceptas salir a comer conmigo o tendré que rogarte y poner cara de cachorro apaleado para que lo pienses. –Milo-
-Milo, no puedo, tengo que terminar estos planos para esta tarde, necesito ganar el bono por la cuenta del Hotel Elíseos. –Camus-
-Vamos cam, te aseguro que al sr. Hades le encantara tu diseño, y podrás llevar a Hyoga a las vacaciones que tanto quiere. –Milo-
-(sonriendo) Gracias Milo, sabes tienes razón, necesito respirar un poco de aire fresco. –Camus-
-Camus, hace un par de meses que quiero preguntarte algo. –Milo-
-Claro Milo ¿qué necesitas? –Camus-
-Camus yo sé que tu corazón no tiene dueño, y que tal vez no lo parezca pero puedo ser muy serio cuando es necesario y cuando se trata de algo muy importante y no, nadie me ha dicho si tienes novio o no solo sé que no lo tienes por eso ¿Camus quisieras? ¿Te gustaría ser mi novio? – Milo-
Oiga en su mirada
se nota
que en su corazón hay
vacante no, no es que
yo sea adivino
su mirada es transparente
-Milo por favor, no, yo no puedo, te agradezco que pienses en mí de esa forma pero no, no puedo, mis responsabilidades no… por favor te lo suplico, hablemos de trabajo de los proyectos en puerta pero no de amor, se lo suplico, no de amor. Hace mucho que estamos solo Hyoga y yo, me da miedo abrir mi corazón. -Camus-
Oiga y si cambiamos de tema
no siga por dios se
lo ruego, la verdad
me muero de frio
pero tengo miedo al fuego
-Que te detiene Camus, si crees que juego no es así, se sobre Hyoga, sé que él es tu compromiso y por ahora el único en tu corazón, quiero tener un lugar aunque sea pequeñito en tu corazón. Piénsalo Camus, no me contestes ahora, pero piénsalo. –Milo-
¿Por qué no asociamos
su frio y mi abrigo?
le amo de veras se lo digo
¿Por qué? no asociamos
mi frio y su fuego
le amo de veras no es un juego
-Milo, antes de contestarte, necesito contarte algo. Pero necesito que me escuches sin interrumpir. –Camus-
-Te escucho Camus. –Milo-
-El padre de Hyoga, Surth me rompió el corazón, yo era muy joven tenía quince años en ese entonces, cuando me entregue por completo a él, a pocos días de cumplir los dieciséis nació Hyoga, cuando Surth lo vio con su pelusilla rubia, me grito, me llamo prostituta, falso y no sé cuántas cosas más, quise recordarle que era virgen cuando me tomo y que no se separaba de mi ni a sol ni a sombra, decirle que mi madre era rubia, que la única foto que tenia de ella y mi padre… que yo era peli-rojo como mi padre pero que nuestro hijo había heredado el tono de mi madre y sus ojos también, si me hubiera amado me habría escuchado, después supe que tenía otra familia, que esperaba un hijo con otro doncel, que su familia estaba feliz de que se hubiera casado con un doncel de buena familia y no con un arribista huérfano que no le convenía (llorando). –Camus-
-(Abrazándolo) Lo siento Camus, no quise que recordaras esas cosas tan tristes, pero créeme, si me das una oportunidad te juro que no te defraudare. –Milo-
-Me gustas mucho Milo, en verdad me gustas y sé que a Hyoga le caes muy bien pero… tengo miedo, mucho miedo de abrirte mi corazón -Camus-
No tengas miedo Camus, te amo, amo a tu hijo, dame una oportunidad, solo eso, permite que me gane tu corazón, deja que lo cure con mi calor. –Milo
Es que yo, yo tengo miedo
de amar otra vez eso es, eso es
venga y no, no tenga miedo
de amar otra vez eso es
2 años después
Ring, ring,
-¿Hyoga? –Milo-
-Papá, papá, papi se desmayó cuando fue por mí a la escuela, estamos en la enfermería ven pronto por favor. –Hyoga-
Voy para allá, no te preocupes llego en diez minutos. –Milo-
……….
-¿Camus, que te pasa, te encuentras bien? –Milo-
-Tranquilízate, estoy bien, es normal. Solo estoy un poco cansado –Camus-
-¿Cómo va a ser normal que te desmayes en plena junta escolar? Te he dicho que no trabajes tanto, ahora somos dos no estás solo, sabes el susto que nos diste a nuestro hijo y a mí. –Milo-
No, definitivamente no se cansaba de escuchar a Milo decir nuestro hijo, Milo le había cumplido su promesa, había reparado su corazón, con cariño, con pequeños detalles, y no solo el suyo, también el de su pequeño, no únicamente se había casado con el (un año después de que le diera el sí) había adoptado legalmente a Hyoga, lo había registrado como su hijo, y ahora, era tiempo de darle un poco del cariño que día a día le regalaba su rubio esposo.
Oiga y si le digo
una cosa me jura
que no se aprovecha,
el día que usted vino
a mi vida, esa es la más linda fecha
-Pero sí es normal, después de todo estoy esperando un hijo tuyo. –Camus-
-Él que te está esperando es Hyoga. –Milo-
-No tonto, no hablo de Hyoga. –Camus-
-(abriendo grande muy grande los ojos) vamos a ser papás de nuevo. Tendremos otro hijo, es cierto eso Camus. –Milo-
-Voy a tener un hermanito (saltando como loco). –Hyoga-
(Sonriendo) Sí, tengo diez semanas de embarazo. –Camus-
Por qué no asociamos
su frio y mi abrigo
le amo de veras se lo digo
¿Por qué? no asociamos
mi frio y su fuego
le amo de veras no es un juego
-¿En qué piensas amor? -Milo-
-En que tu calor derritió el hielo de mi corazón, te amo Milo. –Camus-
-Yo también te amo.