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La luz de sus ojos por Zerom

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Notas del fanfic:

Los personajes son originales, pura creación mía :) Aunque suena algo dramático espero que les guste y se animen a leerlo.

El calor entraba a chorros por la ventana abierta. Las sábanas de la cama estaban revueltas y echadas a un lado, en el cuarto nada se movía excepto el muchacho de los ojos verdes. Estaba desnudo, acostado mientras flexionaba sus piernas. Su respiración era entrecortada y queda, casi imperceptible. Sus manos recorrían su cuerpo con insistencia, una en particular era frenética en sus movimientos. En la casa no había nadie, salvo el gato que dormía al lado de la nevera. Acabó en un hondo suspiró y el crujir de todos sus huesos mientras se sentía levitar por un momento. Luego, el calor lo abofeteó incansablemente, no podía encender el ventilador porque se había ido la luz desde la mañana. Estaba empapado, y decidió darse una ducha.

El agua fría le hizo estremecer, todo su cuerpo se erizó al contacto, era como un segundo orgasmo. El agua recorrió todo en él. El cabello corto y ondulado, el pecho y el abdomen un tanto definidos, sólo lo suficiente para arrancar suspiros. Los glúteos y las piernas algo blandas se endurecieron a medida que el agua lo refrescaba. Cuando salió del baño, su madre había llegado de hacer las compras en el supermercado, le recordó que tenía que ir a la Academia de Bellas Artes a seguir con el curso vacacional en el que se había inscrito. El calor sólo le provocaba quedarse en su cuarto, pero su madre fue terminante

-Debes ir, Sebastián-

Media hora después, se encontraba esperando en la parada del autobus

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El claustro que había formado a su alrededor se quebró cuando su primo "el raro" le insistió en salir a la playa. Los días pasaban iguales, sin detenerse hasta entonces. Había decidido retirarse por completo de la vida pública luego del desastre que había sido su primer noviazgo y rozar la posibilidad de la expulsión en la universidad donde estudiaba. Pero su primo contaba, por vez primera, con el apoyo de su mamá y su papá. Cuando salió del cuarto su primo se rio frenético

-¡¿Como piensas ir a la playa con jeans y botas?!

-Pues así como cuando la gente quiere salir con jeans y botas- respondió algo avergonzado

-Me tocará ayudarte a vestir, como si tuvieras 5 años- su primo lo empujó dentro del cuarto

Se tuvo que desvestir varias veces mientras su primo escogía ropa del armario. Al final, quedó con ropa decente para salir y tomar el sol. Unas gafas de sol, una playera azul sin mangas y una pantaloneta negra algo corta para su gusto, fue lo que escogió su primo. Antes de salir al resplandor de la calle, su primo le dio le dio una palmada en las nalgas.

-Vamos a divertirnos John ya es tiempo-

Era media hora caminando hasta la playa incluso se pasaba por una parada de autobus antes de llegar, era un largo trayecto

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Su jefe no dejaba de echarle la mano cuando pasaba por su escritorio y ya se estaba cansando de eso. Tecleaba incansablemente en la computadora, era sin duda alguna el mejor empleado de la sección contable. Su jefe era joven y bastante bello para ser coordinador de un área tan problemática como lo es el área de contaduría. Pronto se iba a casar con su prometida, dejando a muchas y a algunos con las ansias frustradas, pero no era su caso. Era atractivo sin ninguna duda, pero no podía sentir nada que no fuera físico por él, además, estaba saliendo con una chica. A las dos de la tarde, el calor era insoportable incluso con el aire acondicionado funcionando a toda máquina. Los otros escritorios estaban desiertos, su jefe había terminado de despachar a toda el área para que se tomasen la tarde libre (a todos menos a él), debía estar planeando algo pero prefería no averiguarlo. A las 2:15 lo mandó a llamar a su oficina, siempre era puntual en cuanto a "eso" se trataba.

Permaneció de pie ante él, dando la situación detallada de algunos informes problemáticos y respondiendo sólo cuando se lo pedían, sabiendo que eso sólo excitaba más a su jefe. Antes de retirarse, el jefe se levantó de su asiento, no llevaba nada de la cintura para abajo, ya iba a comenzar así que se preparó mentalmente. Lo agarró de la corbata con algo de violencia y lo hizo bajar. Sostenía su cabeza mientras hacía remolinos en el suave pelo castaño. Sin duda le gustaba jugar con la posición de poder en la que se encontraba. Cuando estuvo listo, lo jaló de la corbata y obligó a su empleado a juntar sus labios con los de él, primero levemente, sintiendo como trataban de controlar la respiración, como se miraban con aquella pasión vacía. El muchacho de los ojos como la miel se preparó para complacer a su jefe, le dio la espalda y se apoyó en el escritorio, como ya habían convenido implícitamente desde hace meses, pero esta vez había algo distinto.

-No va a ser aquí esta vez chico- le susurró al oído, mordiéndole suavemente el lóbulo

Lo agarró de la corbata nuevamente y salieron de la oficina, él lo empujó al escritorio, y bajó sus pantalones con todo y ropa interior.

-Debo reconocer que has sido un empleado excelente, hay que recompensarte- declaró

-Ya me subiste el sueldo dos veces en lo que va del año, ya empiezan a hablar por los pasillos-

-Qué importa que hablen, esto es sólo entre tú y yo-

-Si alguien pasa por aquí dejará de ser entre tú y yo-

-Mejor, hasta podemos hacer un trío- declaró el jefe

Recorrió su cuerpo con aquellas manos tan suaves que a veces le arrancaban suspiros al muchacho de los ojos miel, esta era una de esas veces. Bajó dejando un rastro de besos sobre la camisa arrugada mientras se estremecía de un placer inesperado. Cuando su jefe decidió que era suficiente le agarró las manos por encima de su cabeza y entró en él con brusquedad arrancándole un grito ahogado.

-Esta vez quiero ver tu cara-

-No encontrarás nada nuevo en ella- respondió entre pequeños quejidos. Casi nunca le gustaba que su jefe lo penetrara, extrañamente esta era una de esas

-Sorpréndeme-

Media hora después estaban empapados de sudor terminando de besarse encima del escritorio. Él le dio lo que quedaba de la tarde libre y le prestó una camisa porque la suyal había quedado en un estado inaceptable. Mientras bajaba por el ascensor pensaba en cuál iba a ser su movimiento final para salir de aquel laberinto. Durante meses había desviado imperceptibles sumas de dinero que ya sumaban algunos millones en sus cuentas bancarias, y eso sumado a un sueldo desproporcionalmente alto en comparación con sus compañeros. Lo mejor sería cuando su jefe se fuera de luna de miel y el pudiese renunciar sin problemas. El camino de regreso a casa se veía agotador con aquel sol terrible. Se despidió del vigilante y comenzó a caminar.

-Alex, se te quedaron tus llaves- dijo su jefe mientras se las tiraba desde el flamante auto deportivo.

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Notas finales:

Gracias por leer :)


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