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Cosas difíciles de descubrir por deathotel22

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Notas del capitulo:

hola, aqui les traigo la actualizacios.... espero que les guste!!!

Los primeros días de clases Tom y Bill se la pasaron dando demostraciones públicas gratuitas de todo el amor que se profesaban, aquellos a quienes el pelinegro no les caía bien siempre cuchicheaban diciendo que quizás tenía amenazado al rastudo para que esa relación hubiera durado tanto.


Alguien que se sentía desplazado era Nathan, creyó que con su regreso Tom y él regresarían a sus cosas de siempre, pero ahora lo de siempre era ver al azabache metido en medio. Lo que tampoco entendía era la parsimoniosa sonrisas que siempre se cargaba Andreas, a ese joven platinado parecía que nada lo desquiciaba y lo peor era que los tortolos siempre lo dejaban con él, mientas ellos se iban a “resolver asuntos pendientes”.


-          Mi amor- dijo Bill sentado bajo un árbol del colegio junto a su novio- ¿Crees que Andreas y Nathan se lleven bien?-


-          Espero que sí- dijo juguetón besando al pelinegro- aunque no les queda de otra, siempre los dejamos solos-


-          A veces creo que deberíamos pasar más tiempo con ellos, digo por lo menos a la hora de la salida- contestó el beso del rastudo.


-          Supongo que este fin de semana podemos salir los cuatro juntos- besó el cuello de Bill- pero mientras eso llega, hay que aprovechar el tiempo- desabrochó los primeros botones de la camisa de su novio para entretener su lengua.


 


Entre tareas y útiles por comprar, llegó el fin de semana, el nuevo grupo de amigos quedó en encontrarse el sábado por la tarde para ir a comprar los libros que les faltaba.


Sin embargo Bill y Tom quedaron de verse en la casa del pelinegro desde la mañana para aprovechar el tiempo.


-          Buenos días Simone- saludó el rastudo a su suegra.


-          Hola Tom ¿Cómo estás?- saludó cortes- Bill está arriba, supongo que ya terminó de arreglarse-


El rastudo subió hasta la habitación de su novio cargando un peluche que le había comprado. Cuando entró se extrañó al no verlo por ningún lado.


-          ¿Bill?- dijo dubitativo- ¿en dónde estás?-


-          Estoy escondido- sonó una voz que venía de algún lugar en la habitación- tienes que encontrarme-


-          Ok…- parecía interesante el juego, dejó el peluche en la cama y vio debajo de ella- ¿Estas debajo de la cama?-


-          No- dijo el pelinegro mientras se reía.


-          Entonces…- caminó hasta el baño- ¿estás en el baño?-


-          Tampoco- dijo aguantando la risa.


-          Entonces…. ¿estás en el balcón?- abrió la puerta del balcón, pero tampoco estaba allí.


-          Vamos Tomy, yo sé que puedes encontrarme-


Sin darse por vencido el rastudo caminó hasta el closet y lo abrió. Dentro estaba el pelinegro sentado con las piernas cruzadas muy campante.


-          ¿Se puede saber qué demonios haces aquí?- dijo Tom entrando él también y cerrando la puerta del closet.


-          Estaba pensando- le dedicó una mirada seductora.


-          ¿Pensando en qué?-


-          Ayer escuché que un par de calenturientos tuvieron sexo en el armario de escobas del conserje y creí que nosotros podíamos hacer lo mismo, aquí en mi closet- sonrió inocentemente.


-          Oh, mi chiquito- dijo aguantando la risa- ¿es enserio?-


-          Claro, además si mi madre entra no nos encontrará en la cama, con eso le ahorramos el bochorno- dijo condescendiente, pensando en la salud mental de su madre.


-          De acuerdo, si quieres probar lugares clandestinos yo estoy más que dispuesto- levantó las cejas sugestivamente.        


Tom se acercó a Bill y comenzó a besarlo con ansias, habían pasado aproximadamente 12 horas desde que probó esos carnosos labios y ya se estaba deshidratando. Las bocas se abrieron dando paso a las lenguas juguetonas y el rose descarado de un piercing que quería acción.


El pelinegro se acostó y Tom quedó sobre él, marcando lujuriosamente su cuello. Bill rodeó la cintura de su novio con las piernas y lo atrajo más hacia él para que sintiera que su sola presencia provocaba que estuviera a mil. Comenzaron a frotarse cadenciosamente ahogando gemidos pervertidos entre beso y beso.


Rápidamente Tom bajó sus pantalones, aumentando su erección con una mano, mientas que con la otra se las ingeniaba para bajar el cierre del pantalón de su novio. Cuando logró desnudarlo a él también, quiso levantar sus caderas, pero Bill lo detuvo.


-          Espera- dijo agitado- ponte esto- le pasó un pequeño paquetito cuadrado.


-          ¿Para qué quieres que me ponga un condón?- preguntó confundido.


-          Tú solo hazme caso-


Tom no se detuvo a pensar en los caprichos de su sexy pelinegro y se apresuró en ponérselo, cuando estuvo listo, iba a preparar a su novio para la penetración, pero  otra vez fue interrumpido.


-          No tienes que hacerlo, estoy listo- ronroneó sensualmente.


-          ¿Seguro?- arqueó una ceja.


-          No me cuestiones y hazlo- dijo demandante.


Volvió a hacerle caso y se introdujo lentamente en Bill, el lubricante del condón permitía que la entrada no fuera tan lenta. El pelinegro tenía razón al decir que estaba listo, sin embargo eso no quitaba que su interior estuviera deliciosamente apretado. 


Cuando estuvo totalmente adentro, Tom se detuvo para controlar sus emociones y su excesiva sensibilidad.


Bill lo jaló del cuello y comenzó a besarlo de una forma muy ardiente, introduciendo su lengua para sacarle gemidos lujuriosos- muévete cuando quieras- dijo seductor mordiéndole el labio.


Tom inició el movimiento lentamente y luego lo fue acelerando sintiendo esa fricción tan tibia que lo envolvía. El pelinegro arqueó su espalda al sentir que su novio golpeteaba en su punto mágico. Había extrañado tanto hacer esto que las ganas provocaban que babeara por lo delicioso que se sentía.


Bill al sentir que ya no podía más, clavó sus uñas en la espalda de su novio, jadeando de tanto placer, se sentía en el endemoniado paraíso y temía no aguantar más.


-          ¡Ah! Tomy…- dijo apretando los dientes.


-          ¿Sí?- dijo seductor, dando una estocada profunda.


-          Hazlo… ¡Ah! más fuerte- levantó más las caderas para sentirlo completamente.


El rastudo no se hizo del rogar y comenzó con penetraciones cada vez más profundas y certeras. Poco a poco el interior de su novio se fue apretando haciéndole sentir los primeros espasmos del clímax.


El pelinegro agarró una de sus camisetas y se la llevó a la boca para amortiguar un grito de placer y así evitar que su madre subiera a verlos. Tom dio tres estocadas más y se corrió en el condón. Bill terminó dos segundos después, haciendo que la vista se le nublara por el regocijo.


-          Fantástico…- dijo el rastudo recuperando el aliento- recuérdame poner a tu closet en mi lista de lugares afrodisiacos favoritos- salió de su novio lentamente para no lastimarlo.


-          La próxima vez lo haremos en el baño- dijo lujurioso mientras entre su ropa buscaba unas cuantas toallitas húmedas para limpiarse el abdomen.


-          ¿Ahora si me vas a decir por qué hiciste que me pusiera un condón?- comenzó a vestirse.


-          Porque no quería que tu semen estuviera chorreando por mis piernas- se acomodó la ropa y se sentó junto a su novio- además me acabo de bañar y no quería volver a hacerlo- besó tiernamente la nariz de Tom.


-          Eres un chiquito perezoso- dijo melosamente mientras le besaba en los labios.


Después de acomodar el desastre que hicieron dentro del closet, ambos tortolitos salieron a la luz, esperando no haber hecho mucho ruido.


El rastudo fue a deshacerse del condón usado y de las toallitas de su novio al baño, cuando regresó se acordó de algo.  


-          Es verdad- dijo Tom contento- te traje este peluche-


-          ¿Esta linda jirafita es para mí?- dijo emocionado abrazando a al muñeco de felpa que tenía un cuello muy largo.


-          Sí chiquito- lo besó tiernamente- es para que me recuerdes mientras duermes-


-          Yo te recuerdo siempre- dijo coqueto- de hecho he tenido sueños contigo…muy sexys- movió el piercing de su lengua sensualmente.


 


Antes de que la lujuria se apoderara de ellos de nuevo salieron para reunirse con sus dos amigos. Ellos los estaban esperando afuera de la librería chupando un helado mientras los tortolitos llegaban.


-          Hasta que por fin llegan- dijo Andreas botando el envoltorio del helado en un basurero que estaba cerca.


-          ¿Se encontraron cuando venían?- preguntó Nathan inocentemente.


-          Oh, mi querido chaparro de los ojos celestes- le molestó el joven platinado ya que de los cuatro Nathan era el más bajo por unos 5 centímetros- deberías saber que con ellos no existe las coincidencias, todo está previamente planeado ¿o acaso no le ves?- preguntó haciéndose el misterioso- este par huele a sexo a kilómetros de distancia- dibujó una media sonrisa al ver como sus amigos se rascaban la cabeza haciéndose los desentendidos.     


Nathan no quiso saber más y antes de que Andreas comenzara a graficarle lo que estuvieron haciendo se adelantó a la librería, seguido del platinado que continuaba con su discurso para traumatizarlo. 


Una vez dentro los cuatro comenzaron a buscar los libros de texto. Bill y Tom compartían la misma cesta, mientras jugueteaban cariñosamente en los pasillos. Andreas aprovechaba para chiflarles burlándose de los arrumacos, en tanto que Nathan solo movía la cabeza resignado.


-          Oye Tom- habló el castaño- ¿puedo hoy ir a tu casa?-


-          Claro, mi madre está impaciente por verte- dijo contento el rastudo.


-          Es una mujer muy simpática, extraño su comida y también extraño conversar con tu padre-


-          ¿Te llevas bien con su padre?- dijo Bill extrañado- pero si es un viejo cascarrabias- era verdad, incluso ahora que aceptaba la relación con su hijo lo seguía viendo como a un ex convicto.


-          No es un viejo cascarrabias- lo contradijo Nathan- lo que pasa es que el solo se lleva con gente interesante- hizo una sonrisa de suficiencia y se apresuró a ir a la caja para pagar sus libros.


Bill estaba seguro que si Tom no estuviera presente ya le hubiera tirado los dientes al castaño presumido, por hacerle sentir inferior.


 


Al terminar sus compras los cuatro chicos fueron a comer, el pelinegro especialmente se moría de hambre y estaba dispuesto a devorar lo que fuera.


Mientras iban caminando, Nathan quiso averiguar más sobre el novio de su mejor amigo y le preguntó varias cosas a Andreas, ellos estaban un poco rezagados así que no había peligro de que los tortolitos los escucharan.


-          Oye, Andreas… ¿Tú conoces desde hace mucho a Bill?- preguntó fingiendo que no le interesaba mucho.


-          Sí, lo conozco desde hace un par de años-


-          ¿Estudiaban en el mismo colegio?... digo por qué se supone que él llegó después que yo me fui del país-


-          No, Bill y yo estudiábamos en colegios distintos, él y yo pertenecíamos a la misma banda- dijo sin mucha importancia- digamos que era una banda de…rufianes-


-          ¿Ustedes eran delincuentes?- dijo alarmado.


-          Eso de delincuentes es demasiado… preferiría el término “banda de rebeldes”…. Y antes de que me lo preguntes a Bill lo expulsaron de su antiguo colegio-


-          ¿Por qué?- apostaba sus ojos a que había matado a alguien.


-          Porque el líder de nuestra banda así lo quiso- se encogió de hombros- pero ¿Por qué el interrogatorio chaparro?-  


-          Primero no me digas chaparro- se puso a la defensiva- y segundo, es el novio de mi mejor amigo y quiero saber con qué clase de persona está-


 


Mientras Nathan continuaba con las preguntas los tortolitos también iban conversando.  


-          Apuesto a que te comerás una hamburguesa doble con todo y aderezos- dijo divertido Tom.


-          Estas en lo cierto y posiblemente pida dos hamburguesas dobles- se frotó la panza, porque le rugían las tripas.


-          Quería preguntarte algo- lo sujetó de la mano- ¿quieres venir esta noche a mi casa?-


-          ¿No se supone que tu amigo iría hoy?- dijo extrañado.


-          Sí, pero podemos pasar bien los tres, así lo conoces mejor-


La simple idea de pasar con ese presumido y bien portado castaño, hacían que a Bill se le fuera el hambre, no creía soportar a su suegro y aparte a Nathan charlando educadamente.


-          Creo que mejor me abstengo de la invitación-  hizo una mueca que Tom no vio- es mejor que convivan ustedes dos, después de todo no has visto a tu mejor amigo en meses-


-          ¿Seguro?- Bill asintió- entonces iré mañana a tu casa y de paso recojo a Cody-


 


Cuando llegaron a la hamburguesería Nathan comprobó que lo que decían del apetito de Bill no eran exageraciones, se comió 2 hamburguesas dobles y pidió una para llevar, era increíble ver como comía ese muchacho.


Por otro lado el pelinegro estuvo a punto de zamparle su vaso de gaseoso al de ojos celestes, por el comentario tan absurdo y ridículo que hizo- intento mantener mi cuerpo saludable y libre de grasa, por eso solo comeré una ensalada- todo esto lo dijo viendo a Bill de reojo.


Definitivamente este iba a ser un largo semestre, Bill solo rogaba para que el diablo o quien fuera le diera más paciencia y no terminara rompiéndole la nariz al niñito culto y refinado de Nathan.   

Notas finales:

hola!!!

este capitulo va dedicado para "Ale" por ser el primer comentario!!!

 

Bill tiene ideas brillantes jajaja ojalá a mi me esperara alguien en el closet

Andreas eres todo un sabio jujuju tu los hueles a la distancia

upsss!!!! Nathan creo que definitivamente odia a Bill!!!

qué pasará???

averiguenlo en el proximo cap!!!.... les mando un beso, nos vemos pronto!!!


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