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Reflejo [YoonGi] por Mantequilla Voladora

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Suga arqueó sus cejas en un extraño gesto de agradecimiento a las personas que los aplaudían. Inclinó ligeramente la cabeza para luego bajar del escenario seguido por Namjoon, que le sonreía palmeándole la espalda, arrastrándole hacia el grupo que conocía desde que había empezado a rapear en los bares. Parecían más animados que cuando subió al escenario. Vio caras que no conocía, pero de todos modos aceptó los achispados saludos de cumpleaños.

 

Veinticuatro años, no es menos. Suspiró pensando que ya estaba mayor para estar en pie a esas horas de la madrugada, y que después de hacer lo que más le gustaba, podría estar durmiendo (o tal vez rapear y dormir estaban ambos en la punta de la pirámide de cosas favoritas).

 

Uno de los chicos desconocidos que estaba sentado al lado de Namjoon llegó con un tío cargando un montón de vasos sobre una bandeja, sonriendo. Le entregó uno de los vasos a Suga, guiñándole un ojo, y esperó que el resto escogiera uno por sí solos. Entonces alzó la voz y exclamó “¡Por Suga!”.

 

Yoongi sonrió perezosamente, antes de tomar un trago.

 

Se relamió los labios, arrugando un poco la nariz al notar que el líquido le quemaba la garganta, el alcohol comenzando a viajar por sus venas. La estridente risa de Namjoon lo hizo ocultar su sonrisa tras el vaso, bebiendo más esta vez.

 

El chico que había traído el alcohol lo miraba de reojo, sonriendo con maldad.

 

Entonces un extraño calor comenzó a arder en su estómago, viajando por su sangre junto con el alcohol. Nunca le había pasado algo así mientras bebía, pero no le dio importancia y se tomó lo que quedaba en su vaso.

 

Asintió desinteresado a la conversación, tratando de pasar saliva por su garganta. Se le había secado la boca, y el calor de su estómago comenzó rápidamente a sentirlo en todas partes, como si estuviera de pie bajo el sol, pero por debajo de la piel. Frunció el ceño, recorriendo con la vista el bar que se iluminaba con apenas siete ampolletas de luz, luz que se reflejaba por todos los pequeños espejos dispuestos estratégicamente en el techo y en los pilares.

 

Se relamió los labios sin tener saliva para humedecerlos, comenzando a respirar más rápido, sintiendo cómo el ardor lo debilitaba un poco.

 

A su alrededor nadie pareció darse cuenta, porque a pesar de ser su cumpleaños nadie le prestaba atención.

 

El bochorno comenzó entonces a expandirse por su ya abrasado cuerpo, con la garganta seca y la cabeza abombada. Su respiración se incrementó tanto como las veces en las que se relamía los labios, y comenzó a abanicarse con la mano. Resopló al notar que el resto se reía por lo que consideraban un acto digno de una diva con swag. Les sonrió sarcástico antes de apartarse el flequillo de una forma que definitivamente no era masculina para luego levantarse tambaleando y jadeante.

 

–¿Adónde vas?

 

–Al baño.

 

Namjoon lo miró con preocupación; Yoongi parecía algo enfermo, con la respiración agitada y las mejillas sonrojadas. Sin embargo, el rubio que le había dado su trago esbozaba una maliciosa sonrisa.

 

Yoongi se apoyó en el pilar que estaba más cerca fuera de la vista de los demás, tratando de respirar con normalidad. No sabía si estaba sonrojado o no, pues todo el cuerpo le ardía como si estuviera dentro de una bañera con agua hirviendo. De todas formas se sintió avergonzado por parecer tan sumiso apoyado en uno de los pilares, jadeante y seguramente ruborizado.

 

Sentía el cuerpo etéreo pero pesado a la vez, y parecía estar por todas partes; los espejos le devolvían una imagen de sí mismo con el cabello algo despeinado, las mejillas arreboladas y los labios entreabiertos, en busca de un poco más de aire.

 

Comenzó a marearse de verdad, sintiendo los ojos de cada uno de los reflejos sobre él, mirándole con deseo. Un escalofrío le recorrió la espalda, sintiéndose cohibido ante sus propios ojos.

 

Las miradas sobre él llevaron a su dopada mente a interpretar el calor en su estómago como excitación.

 

Se volvió a abanicar con la mano, con la vista desenfocada y la piel erizada, acercándose a la barra que tenía un espejo enorme detrás de las botellas, mirándose en él. Entornó los ojos, relamiéndose los labios. El reflejo le devolvía la misma mirada anhelante que la de los espejos pequeños. Se llevó una mano a la mejilla con los ojos fijos en su reflejo, gimiendo suavemente por el roce de su piel. Sus ojos se entrecerraron de placer, mas el reflejo seguía con los ojos bien abiertos, y una traviesa sonrisa se formó en sus delgados labios.

 

Antes de que pudiera preguntarse qué había pasado -porque estaba seguro de que no había sonreído-, su vista se desenfocó y escuchó por segunda vez el “¿Qué desea?”

 

Tragó saliva bajando la mano hasta la barra parpadeando rápidamente varias veces, asegurándose de que sólo había sido una ilusión. Pero la pulsación en todo su cuerpo y la extraña sensibilidad que había adquirido su piel no ayudaban para nada.

 

–¿Se encuentra bien?

 

Yoongi frunció el ceño también y respondió sin pensar.

 

–Estoy de cumpleaños.

 

El chico de la barra sonrió condescendiente antes de negar con la cabeza.

 

–Lo siento, pero no puedo darte nada gratis.

 

Yoongi asintió sin darle importancia, con la piel erizada y la confusión de haberse visto en el espejo sonriendo. Le dio un último vistazo a su reflejo, relamiéndose los labios. Parecía normal, pero la profundidad en la mirada del reflejo le causó escalofríos.

 

El calor abrasador en su interior lo estaba mareando demasiado, mas siguió avanzando a tumbos la longitud de la barra. Un chapoteo lo hizo desviar la mirada al pilar junto a él, encontrándose con un par de chicos que estaban dándose el lote de lo lindo. Las mejillas le ardieron y un cosquilleo en el estómago se extendió hasta su entrepierna cuando se dio cuenta de que los conocía, que hasta había follado con ambos. Se mordió labios, mirándolos, jadeante. Se acarició el cuello con lentitud, con la sangre palpitándole en todo el cuerpo, calentándolo incluso más de lo que ya estaba. Su reflejo en uno de los pequeños espejos a su izquierda le guiñó un ojo mientras hacía el mismo recorrido de su propia mano.

 

Jadeó cerrando los ojos, con la cabeza dándole vueltas y la excitación cosquilleándole en la piel. Se relamió los labios antes de darse cuenta que estaba también junto al baño, con la respiración agitada y el cuerpo ardiéndole.

 

Empujó la puerta con poca fuerza; el mareo y el ardor le habían debilitado el cuerpo. Se miró en el espejo, con el flequillo humedecido de sudor y las mejillas ruborizadas. Enfocó sus labios en el reflejo, que eran humedecidos con abundante saliva por su lengua. Se llevó dos dedos a los labios, tanteándolos, sintiéndolos resecos. ¿Por qué…?

 

Miró sus ojos en el espejo, oscurecidos y profundos, y se estremeció. El reflejo se movió por sí solo, llevando una de sus manos hacia el frente de sus pantalones. Yoongi lo imitó lento, jadeando cada vez más, ansioso por tocarse. El abrasador calor le nubló la vista, anticipando la caricia sobre su miembro…

 

Un estruendo lo sobresaltó, rompiendo el ensueño con su reflejo. Se relamió los labios, jadeando a rabear, volteándose lentamente hacia el cubículo de donde supuso venía el ruido. Se asomó lentamente por la puerta…

 

Y se congeló.

 

Era él, él mismo, con una simple camiseta blanca y esos vaqueros claros rasgadísimos que le encantaban. Estaba sorprendido, y sumando que el ardor que sentía por dentro lo abordó aun más que antes, se obligó a jadear asombrado. El Suga que no era él lo cogió de la muñeca, jalándolo para que entrase. Antes de que Yoongi pudiera preguntar algo, sus propios labios lo estaban besando con pasión, empujándolo contra la pared del cubículo.

 

El calor y la excitación animaron a Suga, que se aferró al cuello del Suga frente a él, ladeando el rostro para sentir esa lengua que parecía la suya tocarle la campanilla, bebiendo de la saliva que se le escurría por una comisura, esa que había humedecido su boca tan seca por el ardor. Una mano lo cogió del muslo para alzarlo, y Yoongi gimió desde el fondo de su garganta gracias al fantástico roce que ha obtenido...  de sí mismo.

 

El ardor que sentía hasta entonces fue opacado por el placer; el otro Suga lo había cogido de los muslos, pegando su espalda a la pared, embistiéndolo aún con la ropa puesta, y su boca acariciando y mordiendo los puntos exactos de la sensible piel de su cuello.

 

–Y-yo-ahh~

 

Alzó la vista para verse a sí mismo sonriendo con burla, y comprendió por qué las chicas gemían como si estuvieran en celo cuando esbozaba esa sonrisa (ego, ¿dónde?). Pareció comprender lo que quería decir, porque lo depositó con cuidado en el suelo y se quitó la simple camiseta blanca. Cuando se la hubo sacado metió una mano debajo de la camiseta de Yoongi, acariciándole el vientre con lentitud, haciendo que suspirara de gusto. Se dejó hacer; el Yoongi que no era él le quitó la negra camiseta humedecida por el sudor y se apresuró a besar su delgado pecho. Yoongi gimió al sentir cómo el otro succionaba ese punto bajo su clavícula. Bajó a mordisquear uno de sus pezones mientras humedecía el otro con saliva, apretándolo entre sus dedos, dándole tanto placer como podría alguien que lo conociera a la perfección, además de aprovecharse de la extrema sensibilidad de su piel. Trazó un camino con la lengua y se detuvo en la pretina de sus pantalones. Alzó la vista, sonriendo coquetamente, dándole una mordida por encima del ombligo.

 

Se quitó esas converse rojas por las cuales Suga había sufrido (porque de verdad odiaba las converse, pero esas eran especiales) y desabrochó sus vaqueros. Un gemido escapó de los labios de Suga al darse cuenta de que, al igual que él, no llevaba ropa interior. Gimió, con los ojos fijos en el pene frente a él, sintiéndose ligeramente intimidado.

 

Esto es tener swag, joder.

 

Llevó una de sus manos al frente de sus pantalones, arqueándose hacia el cuerpo desnudo frente a él. Su cuerpo desnudo. El otro Suga sonrió malévolamente, cogiéndolo de las muñecas y sujetándolas por sobre su cabeza. Le acarició los labios con la lengua, acariciándole el vientre con la mano libre. Suga se arqueó, empujando sus caderas contra las del otro, soltando quejidos por el roce. Sintió que la mano que antes le acariciaba el torso bajaba traviesamente a la pretina de sus pantalones, desabrochándolo y deslizándolo dificultosamente por sus muslos.

 

Se sacó los zapatos con los pies, removiéndose con urgencia para que sus vaqueros cayeran al suelo. El otro Suga lo ayudó, hasta que por fin Yoongi pudo patear sus vaqueros lejos y quedar desnudo frente a él mismo, como si se viera en un espejo.

 

El Suga que no era él sonrió lascivamente antes de pellizcar la punta de su miembro erecto con el índice y el pulgar. Yoongi gimió largamente, sintiendo cómo esa mano igual a la suya lo masturbaba lento, apretando su pene y aumentando la velocidad. El Suga dominante plantó sus labios sobre los del Suga que gemía con cada exhalación, besándolo con lengua y saliva iguales a la suya.

 

Los brazos se le habían acalambrado por tenerlos sobre la cabeza, y como si él lo hubiera sabido (quizá porque al fin y al cabo eran la misma persona, por lo menos físicamente), el otro Suga liberó sus muñecas, separando sus labios y apoyando dos dedos en su boca. Yoongi se los metió a la boca mientras se aferraba a los hombros del otro. Los envolvió con la lengua, sintiéndose igual que cuando se preparaba para alguien más, porque los dedos que tenía en la boca no podrían ser de otra persona que no fuera él. La mano que lo masturbaba abandonó su miembro, cogiéndolo del muslo e instándolo para que rodeara sus caderas con las piernas. Yoongi se asombró de lo estrecha que parecían sus caderas, llevando una de sus manos al miembro que estaba a punto de entrar en él. Fue tan familiar que soltó quejido, como si se estuviera acariciando a él mismo.

 

Esos dedos que Suga había humedecido acariciaron dulcemente su entrada, mandándole un montón de corrientes eléctricas por el cuerpo. Tal vez porque esta no era ni de lejos la primera vez que lo hacía, el otro Suga pudo introducir despacio los dos dedos a la vez, maravillándose por el pleno conocimiento del Suga que lo sostenía contra la pared. A la primera embestida con sus dedos dio con ese punto dentro de él, con el delicioso punto en su interior que lo hacía ver lucecitas blancas y tocar el cielo.

 

–Ahh-ngh

 

El otro Yoongi se relamió los labios, guiando su miembro a la entrada de Suga, empujando lento. Y Suga estaba todo pasivo, gimiendo bajo alguien igual a él,  bajo él mismo, porque jamás nadie lo había tocado con tanta precisión, nadie le había dado tanto placer como lo está haciendo… Suga.

 

Las embestidas eran más rápidas, más profundas, y la garganta de Yoongi se lastimaba cada vez que gemía, tan alto, tan seguido.

 

La sensación de fiebre no hacía más que incrementarse, gimiendo más, y más alto. Entreabrió los ojos, tratando de enfocar la vista, y lo único que veía era a él, con una expresión de placer que le produjo cosquillas y lo obligó a empujarse hacia abajo al tiempo que el otro Yoongi embestía hacia arriba. Era él, él mismo, eran sus hombros a los cuales estaba aferrado, y eran sus manos las que lo sostenían por los muslos. El mareo que sentía camino al baño se hizo más fuerte, y fue más consciente de la respiración del otro. El Suga que estaba en pie tenía sincronizada su respiración con la de él, inhalando bruscamente para exhalar con un gemido. Al parecer se dio cuenta que Suga lo miraba, porque abrió los ojos. Yoongi sintió un escalofrío, y arqueó la espalda cuando sus propios labios le sonrieron traviesamente. Cogió a Yoongi con más fuerza de los muslos, saliéndose de él, tirando de él hasta sacarlo del cubículo para ponerlo frente al espejo.

 

Suga se sorprendió al encontrarse vacío y gruñó a modo de protesta, pero no tuvo tiempo para quejarse demasiado pues el Yoongi tras él volvió a penetrarlo, con el espejo delante.

 

 Y Suga se miró, pero no a sí mismo sino al que estaba tras él, que lo embestía con fuerza, y la cabeza de Yoongi comenzó a dar más y más vueltas, gimiendo como si la vida se le fuera en ello, sintiendo que estaba a punto de explotar. El sudor lo empapaba completamente y el oxígeno que debía llegar a su cerebro era insuficiente. Todo se hizo borroso, distorsionado, y cuando una mano conocida (de él o del que era igual a él, daba igual) apretó su pene, se vino. Se corrió, su mundo se volvió negro y se desmayó.

 

 

 

–Os dije que no se encontraba bien.

 

Namjoon yacía arrodillado al lado de Yoongi, que tenía el cabello y la ropa pegándosele al cuerpo por el sudor, jadeando desmadejado. Lo levantó con cuidado, guiando el débil cuerpo hacia el lavamanos, humedeciéndole la frente.

 

–Yoongi. Yoongi –susurró, palmeándole las mejillas.

 

Suga abrió lentamente los ojos, tratando de enfocar la vista.

 

–No voy a dejar que nunca más te pongan eso en el trago. –Namjoon lo miró con preocupación, cogiéndolo de las mejillas para mirarlo a los ojos.

 

–Oye, oye, no tienes por qué besarme –murmuró Suga con voz ronquísima, frunciendo el ceño y tratando de alejar a su amigo, que rio aliviado porque Suga no parecía tan mal después de todo.

 

–Está bien.

 

Suspiró, y le palmeó la espalda.

 

–Feliz cumpleaños.

Notas finales:

¡Feliz cumpleaños de Min Suga! ^^

Sean clementes y comenten~


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