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Vuela Petirrojo, vuela por Beyond Lawliet

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–Llevo años a tu lado he demostrado que he cambiado ¿porque no puedes confiar en mí? ¿Qué tengo que hacer para que me creas?

–No tienes un historial precisamente blanco Damian, nunca has sido completamente sincero no puedo darte el beneficio de la duda.

– ¿Crees que yo intente matarlo? –pregunta cansado, sabe la respuesta pero necesita oírlo de su padre confirmar lo que piensa de él.

– ¿Seria al primero, a cuantos has intentado asesinar?

El menor suspiro resignado, tenía gran labia podía convencer a cualquiera de que incluso la más conocida mentira era verdad pero su poder de convencimiento no funcionaba con su padre así que no tenía caso gastar saliva. Dio media vuelta para salir evitando así ver la mirada culpable de su progenitor. Bruce se sintió mal por lo dicho a su hijo, había hecho la promesa de llevarse mejor con Damian pero siempre que lo veía, cada que sus ojos cobalto idénticos a los suyos se cruzaban con los propios no veía a su hijo veía todo el mal que cometió. Le costaba reconocer sus buenas acciones a pesar de sus esfuerzos.

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Bruce cerro los ojos rememorando la última vez que hablo con su hijo menor, habían peleado le echó en cara su pasado como siempre que Damian le pedía un poco de confianza. Una parte de él quería ser un buen padre para su hijo, poder conversar civilizadamente que recurriera a él cuándo un problema le surgiera… pero no sabía cómo hacerlo, era más fácil evitarlo, recordar que ni siquiera tuvo voto en su concepción, que durante mucho tiempo finiquito vidas; que fue un asesino desalmado y es que siempre veía algo de su madre en él. Damian podía tener rasgos parecidos como el tono de ojos o la mandíbula pero su andar, los pómulos, la forma de hablar y mucho más tenia de su ex esposa.

“¡Deja de compararme con madre!” le había exigido en una ocasión, pelaban como otras tantas veces no recordaba ya el motivo ni como terminaron gritándose el uno al otro solo recuerda que esa fue la primera vez que lastimo su piel fuera de un entrenamiento. Damian le reclamaba su pésimo trabajo como padre y antes de siquiera razonar la idea le dio una fuerte bofetada que le rompió los labios, la sangre no tardo en brotar de los cortes pero el chico no intento limpiarla solo vio fijamente a Bruce, pudo ver la pregunta en sus ojos ¿porque? Mas no obtuvo respuesta, su progenitor se retiró sin disculparse o seguir la discusión.

El arrepentimiento lo invadió, quería disculparse con su hijo por cada error cometido en su crianza, suplicarle hasta que la garganta se le secara pero no tenía el valor de ver su rostro herido, decepcionado. Nunca le había puesto la mano encima a ninguno, nunca y la primera vez que lo hace va y cachetea al que menos debería, al que paso toda su infancia entre golpes.

Apura el resto de su café ya frio dejando los recuerdos a un lado, sabe que debería estar buscándolo hay posibilidades de que se encuentre vivo en algún lugar pero como siempre no tiene tiempo para Damian; no con internos de Arkham en las calles, no con señores del crimen en guerra ahora que Red Hood no está para intimidarlos, no cuando Abuse desapareció sin dejar rastro… no cuando no sabe si en verdad quiere encontrarlo.

 

~o~

 

–Vamos amigo no has comido nada en días.

Tim intentaba que Titus comiera por lo menos un bocado de croquetas pero el gran danés se limitaba a verlo tristemente e ignorar el plato que ha puesto frente a él. El tercer Robin suspira frustrado, de continuar así la situación tendrán que alimentarlo por intravenosa; el perro resiente la falta de su amo extraña que sea el quien lo alimente, que jueguen juntos y salgan a pasear, Titus al igual que las otras mascotas que tenía el demonio espera pacientemente el retorno de su amo desgraciadamente nadie sabe cuándo sucederá o si pasaría. Sintió pasos a su espalda e inmediatamente los reconoció los había escuchado muchas veces.

–Despertaste. –No hubo respuesta pero no le sorprendió – ¿Te sientes mejor?

–Si –la noche anterior Nightwing recibió una fuerte paliza en las costillas ninguna rota pero lo suficientemente mallugadas como para dejarlo fuera de patrulla tres días. – ¿Aun no come? –Pregunta preocupado por el can, nota que los huesos comienzan a marcársele ligeramente, no ha visto al resto de los animales pero supone que están en condiciones similares.

–No, ni el gato o la vaca. Se están dejando morir.

Tim se levantó sacudiéndose las rodillas y se acercó al mayor, con delicadeza acaricio los pómulos de su amante intentando reconfortarlo. Dick era quien peor se veía, el primer Robin intentaba mantener buena cara pero compartían cama, sabía que no dormía solo fingía además ahora vivía básicamente de bebidas y barras energizantes; esperaba que en esos tres días de reposo se recuperar un poco sino se encargaría de sedarlo. Varias veces Tim lo escucho llorar por su hermano menor y dolía, le dolía no poder hacer nada para consolarlo, no había palabras de aliento porque no sabían si por lo menos existía un cuerpo que sepultar, no sabía si sería posible darle una tumba en la cual pudieran llorarle.

¿Y si estaba tirado por ahí herido, necesitándolos? Pero, ¿y si seguían investigando y descubrían que el menor era cenizas? Ya no sabía que creer.

–Están deprimidos, lo extrañan.

Tiene razón, no importa que hagan no mejoraran hasta que el demonio regrese. Tim suspira cansado, Gotham está chupando más rápido de lo normal sus ánimos apenas y tienen oportunidad de medio comer y dormir un par de horas. La liga, Wayne Enterprise, los criminales… todo los está consumiendo, los aliados tienen sus propios problemas así que no hay a quien pedir ayuda solo el clan esta para salvar Gotham como otras tantas ocasiones pero ahora no están completos y eso no es bueno, los vuelve vulnerables.

¿Puede ser esta la ocasión en que sean derrotados?

 

~o~

 

–Jaybird…

–Cállate Roy –hipido– no quiero –hipido– oírte.

–Basta –le arranco el bote de cerveza que acercaba a sus labios y lo azoto contra la mesa haciendo que se derramara un poco el líquido. –Te duele, lo extrañas, sientes que ya no puedes seguir sin él lo entiendo, entiendo cómo te sientes peor ¿realmente crees que le gustaría verte así? ¿No quieres encontrarlo y tenerlo a tu lado si está vivo, vengarlo si está muerto? En ese estado no lo conseguirás ¡mírate! Das lastima, ¿a dónde se fue el imponente Red Hood que atemorizaba a los criminales de Gotham? ¿El hombre que podía romper huesos con sus manos desnudas para proteger a su Robin? Qué bueno que Damian no está aquí para ver en lo que te has convertido le darías vergüenza.

Harper sabía que estaba siendo rudo con Jason pero era lo que necesitaba, no podía simplemente quedarse ahí sentado viendo cómo se deshacía el hígado gracias a la gran cantidad de alcohol que estaba ingiriendo últimamente; tenía que hacerle ver sus errores no ganaba nada lamentándose debía aguantarse el dolor para continuar y logar sanar. Aunque tuviera  que matar al Joker para sentirse mejor.

Jason sollozo, con la mano izquierda cubrió sus ojos pero aun así no evito que sus lágrimas brotaran. ¿Cuántas veces le había llorado a su amante en esos dos meses? No las suficientes quizás. Siguió llorando sin importarle que Roy siguiera ahí después de todo no era la primera vez que se quebraba frente a él. El arquero escarlata desvió la vista suspirando, quería que Jason saliera de esa fuerte tristeza y al parecer estaba reaccionando, le dejo llorar  hasta que sus sollozos se convirtieron en pequeños suspiros, cuando el de mechón blanco destapo su rostro lo ayudo a llegar hasta la habitación, le quito las botas junto con casi toda la ropa dejándole solo en bóxer y lo metió en la cama.

–Buenas noches Jaybird –murmuro cerrando la puerta.

Regreso a la sala para adecentar el sofá planeaba pasar ahí la noche, en cuanto su amigo despertara –y si la cruda no lo ponía muy irascible– le ayudaría a revisar la información que tenía sobre el caso quizás no fuera un gran detective como los murciélagos pero podía darle otro punto de vista, notar algo que Jason no. Soltó un pequeño gemido al dejar a su espalda descansar contra el cómodo sofá, sí que Jason estaba enamorado del petirrojo Red Hood no era de los que lloraban más bien era quien tomaba sus armas y salía a matar unos cuantos criminales.

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Las sombras eran su elemento y el sigilo parte de su esencia, con facilidad abrió la ventana adentrándose en la oscura habitación. Distinguió a su objetivo descansando en la cama a unos metros de distancia, con pasos silenciosos se acercó y levanto las sabanas para sentarse a horcadas sobre el abdomen del durmiente. Acaricio los trabajados pectorales deleitándose con lo suave que era la blanca piel, delineo cada costilla con la mayor delicadeza posible, se toma un momento para apreciar el rostro del hombre que tiene debajo, sus rasgos varoniles le hacen suspirar es tan apuesto. Se inclina un poco a penas lo suficiente para rosar sus labios con los ajenos, el hombre de mechón blanco suspira removiéndose un poco pero no despierta lo cual aprovecha para besarlo suavemente mientras empieza a rodar sus caderas contra las de él; inconscientemente Jason mueve los labios correspondiendo al ósculo con dulzura, se separa y con un nuevo suspiro murmura el añorado nombre.

Damian

Todo movimiento cesa, no hay más caderas ondulantes ni firmes piernas rodeándole, incluso las cálidas manos dejan de recorrer su pecho quedando sin fuerzas a los costados. Los orbes cian se abren lentamente extrañado por la falta de contacto, la bruma del sueño no se ha desvanecido del todo y la luz de la luna que entra por la ventana no es suficiente para distinguir a la persona sobre el aun así sabe ese peso conocido.

– ¡¿Por qué sigues pensando en el?! –Definitivamente conocía ese chillido.

–Cassandra –escupe el nombre intentando levantarse pero ella lo retiene contra el colchón. Si Jason se encontrara en óptimas condiciones la habría sometido rápidamente pero la falta de alimento y descanso junto con el alcohol habían mermado sus capacidades. –Quítate de encima.

– ¡¿Porque no lo olvidas?! –Cassandra se levantó al igual que Jason quedando ambos viéndose fijamente – ¡Deberías superarlo ya está muerto! –El mercenario la cacheteo fuertemente o lo más fuerte que su estado físico se lo permitía.

–Aunque fuera cierto, –siseo –aunque Damian estuviera muerto –un escalofrió le recorrió la columna al pensar en la posibilidad –no intentaría olvidarle contigo.

– ¿Por qué? Él no te amaba.

– ¿Qué sabes tú de eso? No entenderías nuestra relación.

 

Alertado por los gritos Roy abrió la puerta, vio los músculos de Jason tensarse, los puños le temblaban señal de que empezaría a golpear al causante de su enojo y aunque era posible de que no la hiriera gravemente sería mejor alejar a Cassandra del otro, podía pasar algo de lo más adelante se arrepintieran. Tomo a la portadora del manto de Blackbat del brazo y la saco de la habitación casi a rastras, antes de salir le ordeno a Jason que volviera a dormir. Cassandra forcejeo para liberarse pero no la soltó hasta que la dejo en el sillón junto al que dormía antes de lidiar con la pela de los murciélagos. La chica no alzo la mirada la dejo fija en la mesita donde estaba el cenicero meditando vaya el diablo a saber que, miro la vestimenta que llevaba la cual era solo un babydoll negro; quiso reír al imaginar el tango que seguramente le haría el petirrojo a su amigo si se enteraba.

– ¿Por qué aun no lo olvida? –Murmuro dolida.

“¿Y todavía lo preguntas?”

Vale, la chica era guapa de cara, su cuerpo estaba bien dotado y era tentador pero Jason y Damian compartían más que sexo; traumas, pesadillas, temores, ideales… muchas cosas los unían, se complementaban el uno al otro y dudaba que Cassandra por mucho que se esforzara lograra hacerlo tan feliz como Damian lo hacía, esa hazaña nadie más podía lograrla nunca antes vio sus ojos brillar como cada que hablaba del menor o lo veía, esa sonrisa de bobo enamorado no la había provocado nadie más solo el amor de su vida.

–Eran amantes en todos los sentidos, mental, emocional y sexualmente; se necesitan para vivir sin el otro están incompletos y mientras más rápido lo entiendas Cassandra mejor. Te ahorraras muchas decepciones.

–Pero…

–No podrás arrancarle de su corazón, tiene su nombre grabado a fuego en él.

 

~o~

 

La densa oscuridad se cierne sobre la ciudad maldita, ni la luna ni mucho menos las estrellas se atreven a intentar obstaculizar su cometido de atemorizar a los tontos ciudadanos que permanecen en ella con la infantil ilusión de mejorar, llevar por el buen camino a la sucursal del infierno en la tierra.

–Ustedes cuatro vigilen el resto viene conmigo.

La voz suena joven, los que vieron su rostro antes de que se colocara la máscara dicen que no debe tener más de diecisiete años, normalmente no recibirían órdenes de un niñato pero su jefe fue muy explícito, debían hacer lo que dijera como si fueran órdenes de él mismo.

Notas finales:

¿Dudas, quejas, cometarios, crucios, avadas?


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