Asi que, esta es un alma destrosada ¿eh?
Mi dueña y sus amigos empezaron a hablar de como les había ido en sus vacaciones. Mientras el rubio había dicho que iría a comprarse algún helado.
Nadie le tomo en cuenta.
Los lazos de amistad hacia el rubio estaban rotos, lo odioban, y escuche, que ese rubio les irritaba.
Quiero arañarles la cara a todos, pobre chico.
El lo único que quiere es algo de cariño.
Y estos "amigos" le dan rechazo.
Mi dueña me dejo en el suelo, ella sabe que se como volver a ella si llegara a perderme, claro, si es que esta cerca y en un mismo lugar. En este caso, el parque.
Una vez mis patas tocan el pasto, estiro mis patas traseras y luego las delanteras para luego empezar a explorar el lugar, aun estoy habatido por aquella alma.
Pero antes de llevar a cabo mis planes, un castaño me alza y se pone a acariciarme detras de la oreja. Rayos. Justo donde me da sueño.
Ronroneo sin poder evitarlo y luego empiezo a intentar morderlo, justo en ese momento, el rubio regreso, su alma me paralizo de nuevo y deje de intentar morder al castaño.
- Préstame al gatito Sakuraicchi~ - El castaño hace un puchero ante la petición del rubio.
- Pero, parece que se dormirá conmigo. - El tal ¿Sakuraicchi? Me apreto un poco el estómago.
- ¡Miiiauu! - ¡Oye mocoso castaño!, ¡no me uses de escusa!
Y ahora que lo pienso, si el rubio me acarisia detras de las orejas, yo le puedo lamer los dedos, si hago eso, tal vez, pueda transmitirle un poco de sentimiento confortante a su alma.
Nada mejor que acariciar a un gato. Los gatos somos buenos.
Empiezo a moverme entre las manos del castaño y cuando logro ser libre, salto hacia el rubio y este logra atraparme.
- Jajaja, que gatito mas habilidoso - Sonríe el rubio, pero sigue siendo una sonrisa triste.
Ya en los brazos del rubio, mi dueña parece mas interesada en la conversación con sus amigos que en mi, asi que..
- ¿Miau? - ¿Me acariciarás o que?
Cuando estaba a punto de acariciarme justo debajo de las orejas, siento que soy jalado por el castaño. Siento que esta disimulando ser cuidadoso para sacarme de las manos del rubio.
Pero lastima que me sorprendo y termino arañando las manos del rubio.
Sangre, y una pequeña queja.
Siento el alma del chico a punto de quebrarse justo aquí en un millón de lagrimas.
El castaño me deja en el piso y verdaderamente preocupado se ha cerca al rubio muy nervioso.
- ¡Lo siento Kise-kun! Lo siento, lo siento, ¡no era mi intención! - Dijo mirandolo.
- Jeje, solo fue una arañadura muy leve. - dice con una leve sonrisa en el rostro.
¿Por que rayos no te enojas? ¿Por que estas riendo? ¡Enojate! Eres humano ¡idiota!
Aproveche que estaba en el pasto para acercarme al rubio y mirar y olfatear su sangre. Luego la empecé a lamer.
- Aww, Neko-chan se esta disculpado contigo. - Dijo mi dueña enternecida por mi acción. Todos sus amigos nos observaban.
Ignore a mi dueña y seguí con mi labor, la sangre del rubio era pura, igual que su alma, lastima que esta estaba destrozada.
¿Por que los humanos se sienten solos cuando están rodeados de gente?
Siento como el rubio me mira con una leve, muy leve sonrisa sincera.
Mi cola se mueve emocionada, su alma no esta quebrada completamente, aun se puede curar, y ese es el trabajo de su alma gemela, de su amor destinado.
Mientras lamo su herida, miro sus dedos buscando el hilo rojo del destino.
¿Eh?, ¿Donde esta?, ¿Por qué su hilo esta cortado?. Que mal, esto solo significa que su alma gemela ya murió. Ahora solo le queda una mision imposible para curar su alma, y esa es... no se cual es, no puedo leer mentes.
Dejo de lamer la herida, y el rubio se pone unos guantes que saca del bolsillo de su pantalón y me mira sorprendido. Mi lengua termino por curar y cerrar su herida como si nada hubiera pasado.
Luego de eso, pasaron dos semanas, dos semanas en las que continúe con mi vida normal.
Mi dueña andaba feliz, habia encontrado algo interesante en que distraerse mientras yo me subía de un salto a su cama y me acurrucaba a su lado para dormir.
Un golpe en la puerta de la habitación llama mi atención, pero no siento malas intenciones y sigo con los ojos cerrados.
- ¡Dai-chan, no entres asi a mi habitacion! - Grito mi dueña.
- Feliz cumpleaños Satsuki.- Escuche la voz del moreno pelizul.
- ¡Wuaaa! Un perrito... - Cuando escuche a mi dueña gritar por ver a un cachorro en una caja, pude sentir el cariño que me tenía desvanecerse rapidamente.
No era un cariño sincero hacia mi despues de todo.
Por algo dicen que los humanos son seres inteligentes, aun con mi inteligencia, no pude evitar que ese tal "Dai-chan" me tomara como si fuera un juguete y me llevara en una de sus manos a alta velocidad en su cosa con ruedas.
- Bueno gato, aquí te bajas tu. - Y sin ningún cuidado me lanzó. Era de noche y a penas unos minutos dejo de llover.
Caí en un charco de agua sucia, mi pata delantera derecha me dolió cuando intenté moverme. Rayos.
Ya no tenia dueña, estaba solo, herido, sangrando. Perdí todo lo que tenia en un abrir y cerrar de ojos. El cariño de Momoi se fue, desapareció.
Nada es para siempre.
Lo sabia y aun asi, me en cariñe con ella.
- Waaa no puede ser. - Para mi sorpresa, el rubio del alma rota me encontro y me alzo con cuidado, me ayudo.
Noto mi pata herida y me llevo al veterinario mas cercano, a unas tres cuadras de donde estabamos. A el no le importo que empezara a llover de nuevo, solo corrió conmigo en brazos.
Mientras el rubio corría, yo me quede mirando su rostro. El estaba preocupado.
Note algo similar a lo que yo estaba sintiendo.
"Quiero ser amado" decia su alma.
"Es algo que necesito" pense yo, completando su frase.
Sonrei feliz mirandolo.
Unas horas después, ya estabamos en su casa, yo tenia vendada mi pata, el humano tambien me habia bañado, y el acaba de salir de la ducha con su piyama puesto.
Maulle, tenia hambre.
El se agacho y me acaricio mis orejas.
Sus manos, eran suaves, calidas. Tenian tanto cariño contenido que me senti derretir ante sus caricias a mis orejas.
- Grrr - Quiero ver tu sonrisa. Ronronee.
Continuara...
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