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Springtime Or Fall? (SuChen) [One-Shot] por AnnaTeukie

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Notas del fanfic:

Hola, es el primer SuChen que escribo, espero y les sea de su agrado.


Acabe de crear mi cuenta y ojalá y me den mucho amor además de apoyarme.


Gracias por tomarse el tiempo y leer.

Notas del capitulo:

Leanlo por favor. ¡¡GRACIAS!!

Despertar. Abrir cortinas. Componer su cama. Bañarse. Arreglarse. Darle de comer a Nieve. Tomar café. Recoger sus cosas. Ponerse su gabardina. Bufanda. Llaves. Salir de su apartamento. Ascensor.

El aire frio le dio de lleno en su cara haciéndolo arrugar la nariz y entrecerrar los ojos un poco, no quería agarrar un resfriado, pero él no podía hacer nada contra el clima pero lo que si podía era cuidarse, son esos días fríos húmedos en los cuales está iniciando la primavera y aún hay un recuerdo del invierno. Las estaciones del año para él siempre han sido o decepcionantes o malas o definitivamente tan terribles que no quiere salir de su habitación por un mes y encerrarse en ella con un suministro de golosinas, enterrarse en su cama, mientras se ocupa en deprimirse y ver Titanic o alguna de esas mierdas sentimentales y románticas.

Siempre en cada estación del año, tiene una pareja —quizá una diferente por cada año—, no es porque él quisiera que sea así, a él, se lo pedían y aceptaba. Pero luego al final se terminaba encariñando con quien fuera la persona y le terminaban dejando, rompiéndolo, rompiéndole el corazón u algo más. Era injusto, si muy injusto, él lo daba todo, a pesar de no comenzar, de no dar el primer paso a la relación y nunca recibía nada a cambio, estaba un poco harto de eso.

El invierno es un escenario perfecto para un amor duradero, para darse calor, besos fogosos como también dulces, para pasar con tu pareja bebiendo chocolate frente a la chimenea, abrazados mientras entrelazan sus manos, él tuvo un amor de esos, pero como siempre a él no le duro. La dulce primavera —la misma que ahora le golpea con su viento la cara— el canto de los pájaros, bonitos paisajes, árboles frondosos en sus frutos, perfecto para un amor lleno de sentimientos y besos castos, salidas nocturnas u matutinas para poder ser uno de los únicos en ver cosas espectaculares, como en las comedias románticas, tomados de la manos, él también tuvo un amor de esos, pero también de fue. Verano, esos amores “imposibles” ya que acabando éste es cuando todo vuelve a su normalidad, quizá porque lo conoces y resulta que es sólo un turista más pero que aun así lo quieres tener, sabiendo las consecuencias y no te importa porque quieres conocerlo, besarlo, tocarlo, compartir hasta lo imposibles con esa persona, porque aunque no quieres aceptarlo, en el fondo sabes  que se ira, también tuvo un amor de esos.

Y el otoño, hojas de colores cafés, rojas y naranjas cayendo a tu alrededor en los parques, mientras paseas, momento perfecto para chocar y encontrarte con el cual crees que es el indicado, miradas, sonrisas, salidas, manos entrelazadas, caricias, besos fogosos y tiernos, sentimientos, pasión, todo lo que tú crees que te da señales de que es el indicado, él tuvo un amor así, pero éste no lo dejo, éste si se quedó con él, éste no lo abandono, éste amor se encargó de cuidarlo, amarlo, de darle todo lo que él ya había dado, pero que  aun así siguió dando por ese amor, éste amor le entrego todo, se amaron, se quisieron, se respetaron, se dijeron palabras bonitas al oído y mil cosas inimaginables más, de esos amores que sólo crees pasan en películas, pero como todo nunca dura para siempre. Es como lo citado en Forest Gump; “la vida es como una caja de chocolates, nunca sabes lo que te va a tocar”, y tal vez es cierto, pero aún no entiende cómo es que todo termino en un parpadeo, una tarde, en una carretera, por un choque, en un auto. Ése amor, no lo abandono, no lo dejo, pero si lo rompió. Ése amor, le fue arrebatado.

[*  *  *  x  *  *  *]

 

‘’Tarde.

Muy demasiado tarde.

Quizá si se apresurara llegaría a tiempo a la parada y entonces podría tomar el autobús, quizá si corría, quizá si se hubiera comprado un auto desde un principio con sus ahorros no estaría en esta situación, quizá si no se hubiera quedado chismeando con Yixing hubiese llegando antes y así quizá en estos momentos no estaría viendo al último autobús que pasa por la parada donde él vive, yéndose, quizá y así aprenda que chismear con su amigo no es más importante que llegar a tomar el autobús, quizá tome un taxi, sólo tiene que esperar a que pase uno. Y si no es así, llamara al mismo idiota que lo entretuvo para decirle que lo vaya a recoger y lo lleve sano y salvo a su cálido hogar, no puede ser.

A él al final de cuentas ¿qué le importaba si su secretaria se acuesta con su jefe? ¿O si la de administración está embarazada y nadie sabe quién es el padre? Bueno tendrá que darles las gracias a esas dos mujeres por darle algo con que comadrear a Yixing y no haya podido llegar a tiempo. ¡Yixing ni siquiera trabaja donde él ¿Cómo mierdas se entera?! Metió sus manos a las bolsas de su gabardina, el día no había sido tan pesado como otros, sólo chequear que todo estuviera en orden, etcétera, lo que sea que haga un empleado de una agencia de turismo como lo es él. 

Haciendo eco, unos pasos apresurados se oyeron a su izquierda, seguramente otro idiota como él se le había hecho tarde y si era así bienvenido al club, pensó. Lo sintió llegar y pararse a su lado, escuchando su respiración agitada, de reojo lo vio, parecía como si estuviera perdido por cómo está viendo para todo lados ahora mismo. Cabello negro, bonitos ojos, lindos labios, piel blanca y tersa, por lo que pudo medio observar, atractivo al fin de cuentas. Se preguntó cuál era la razón por la cual ese individuo parado a su lado se había perdido el autobús.

—Disculpa.

Él volteo inmediatamente al oír la voz, suave, linda, masculina. Como él. Parpadeó, con un gran signo de interrogación en su cara. Frente suyo, él sonrió, una sonrisa brillante y atractiva. Volvió a parpadear.

—El autobús ¿ya pasó?

— ¿Eh? Hum, sí.

Se quedó mirando como él, se volteaba al frente, subía su mirada al cielo nocturno, cerró los ojos y soltó un sonoro suspiro, parecía cansado. La luna, no sabía si ese satélite estaba a su favor o en su contra, la piel de ese sujeto parecía brillar ante la luz de ésta, se veía más blanca, más suave, más linda, el ángulo en el que estaba parecía estar más aun a su favor. ‘Tan atractivo’, un hormigueo en su estómago, boca seca, ‘sus labios’, calor en su rostro, sonrojo. Bien no tenía nada porque estar mirando a un extraño mientras éste se quita la frustración, ha sí la luna lo favorezca, así que volteo su mirada de inmediato, aun con esa extraña y bien conocida para él sensación el en estómago, otra vez no.

— ¿Vives lejos?— preguntaron a su lado.

— ¿Hum? — ‘¿está intentando hacer conversación?’

— ¡Oh que idiota! —chocó la palma de su mano con la frente.

— ¿Lo es? —cuestionó confundido, y volviéndolo a mirar.

—Lo soy— contestó encontrándose con los ojos tristes frente a él — No me he presentado. Soy JoonMyun, Kim JoonMyun. Pero todos me dicen Suho —sonrió,  extendiendo su mano.

Él se la estrechó apretándola ‘suave, fría’ —Soy JongDae, Kim JongDae, —repitió —Un gusto.

‘Es hermoso’ pensó JoonMyun mientras soltaba la mano de JongDae, y veía la pequeña sonrisa que éste le regalaba, a pesar de no ser una real, cree que es una de las más lindas que ha visto, y quiere volver a ver,  y quiero verlo sonreír más, y quiere que sonría sólo para él, y quiera llevarlo a casa, y quiere besarlo, y quiero todo, y quiere darle todo a alguien que acaba de conocer, y no le importa. Quiere que sus ojos ya no se vean tristes, quiere ver calidez en ellos, y él se encuentra queriendo ser el causante de todo aquello, y de más. ¿Ambicioso? ¿Egoísta? ¿Por qué? Sólo quiere conseguir, una de muchas cosas y si se puede, todas.

—El gusto es mío. Ahora sí, ¿vives lejos? ¿A qué dirección vas?

JongDae alzó una ceja, divertido ‘¿Qué intenta hacer?’— ¿Me vas a secuestrar?—bromeó

— ¿Cómo podría? —Dijo con indignación fingida—Ni siquiera me paso por la mente, pero ya que diste la idea… —los dos rieron, con ganas. Lo miró con ternura ‘un desconocido ¿eh, Suho?’—Podría acompañarte, hablando enserio, si es que vamos por misma dirección. —le guiñó un ojo.

JongDae soltó una risita —Voy por la derecha.

— ¿Qué esperamos entonces? — lo tomó de la mano entusiasmado y comenzando a caminar.

JongDae abrió los ojos, mucho más. Empezó a boquear de la impresión, vio sus manos entrelazadas y se sonrojo, eso era jodidamente raro, lo había conocido hace no más de unos 30 minutos ¿qué pasa si es alguien malo? ¿Un secuestrador? ¿Un violador? ¿Asesino en serie? Bueno, aunque no cree que los asesinos en serie le digan sus nombre a sus víctimas ¿o sí? Después de todo las matan ¿no? Aunque tampoco cree que los asesinos en serie intenten desenvolver un chocolate con una mano y dientes, este era un asesino extraño.

Cálido, cálido, y él frio. No hay mejor combinación que esa, eso es lo que ha escuchado siempre, ya que el fuego puede deshacer hasta el más duro hielo, ya que el calor puede derretir hasta al más frio corazón, lo cálido siempre a hace una persona fría mejor. Y así es como siente la mano de JongDae ahora, cálida, muy cálida, siente como el calor que emana envuelve su mano y la vuelve lentamente tibia, y no puede esperar a que este completamente caliente, y no quiere llegar nunca a su casa, y quiere quedarse así, por siempre, un rato más aunque sea. Miro por sobre su hombro a JongDae que venía dos pasos atrás de él y sonrió, sonrió al ver la cara entre confusión, miedo y dilema que tenía éste.

—Piensas mucho. —se atrevió a decir.

— ¿Eso crees?

—Lo creo —afirmó.

JongDae, se vio sonriendo sinceramente por segunda quizá tercera vez esa noche. Y así conoció a Kim JoonMyun. Ese prometía ser un buen otoño.

~*’*~

Tres meses después.

Ojos vendados, manos entrelazadas, susurros al oído, risas, incertidumbre, ansiedad, emoción, una puerta abriéndose, olor a velas aromáticas, un beso depositado en su cuello, la puerta cerrándose, soltaron sus manos, él se alejó, jadeó, buscándolo a tientas, besaron sus labios, correspondió, tomaron su cintura, subió sus brazos al cuello contrario, enredo sus manos en el sedoso cabello, profundizó, pasional, cálido, fogoso, tierno, con amor, quiere más, mucho más. Falta de aire, se separan, puede sentir su respiración chocar con sus labios, sonríe, feliz, más que nunca, un rose de labios, siente unos pulgares acariciar su cintura, se estremece, siente el calor que emana el cuerpo que esta junto al suyo, le gusta,  busca a ciegas los labios contrarios, le facilitan la búsqueda, los encuentra, se vuelven a fundir, este dura más, disfrutando su sabor, la suavidad, la dulzura, pero el sigue queriendo más.

Siente como le desanudan la venda de sus ojos, ríe, la tela le es retirada por completo, abre sus ojos, ve una silueta desenfocada frente a él, parpadea para recomponer su vista, soltó una risita traviesa, ahí estaba, frente a él tan guapo como siempre, las manos se volvieron a posar sobre su cintura. Estaría mintiendo si dijera que no está nervioso, mentiría si dijera que no es feliz justo ahora, mentiría si dijera que no ama al hombre frente a él si se lo preguntaran, mentiría si dijera quiere que se aleje de él, mentiría si dijera que no lo quiere a su lado, y seguiría mintiendo si dijera que no tiene miedo de que esto se acabe. Hoy cumplen 2 meses de noviazgo, para él, eso no es muy poco tiempo, eso para él, es demasiado, el otoño ha acabado y él no lo ha dejado, sigue ahí con él, y eso es lo que hace a Suho más especial, eso es lo que hace a Suho su todo. Eso es lo que hace a Kim JoonMyun el amor de su vida, el indicado.

 — ¿Te gusta? —le preguntó el pelinegro frente a él, con una sonrisa, de esas que le gustan y hacen que las piernas le tiemblen y el mundo de vueltas a su alrededor.

JongDae ladeo la cabeza, claramente confundido y frunció los labios. Frente a él, Suho, soltó una carcajada, ronca y masculina, estremeciéndolo, el pelinegro negó con la cabeza y sin soltarlo de la cintura se puso detrás de JongDae apretándolo dentro de sus brazos que rodeaban ese cuerpo que amaba aún más, recargo su barbilla en el hombro de Chen, observando los ojos brillantes de éste.

—Ahora contesta ¿te gusta? —murmuró, mientras su aliento chocaba en el cuello y oreja del castaño, sonrío al sentir como su cuerpo se tensaba. Le encantaba que JongDae reaccionara a su cercanía.

Observo a su alrededor, efectivamente había velas aromáticas, luces tenues, una mesa redonda vestida con un mantel blanco junto con platos, copas, cubiertos, con algo que estaba tapado al centro de esta, dos sillas una frente a la otra, estaban al centro de la habitación, un gran ventanal que daba a la cuidad y dejaba admirar las hermosas luces de neón por la noche, pétalos de rosas rojas en algunas partes decorando el suelo y ramos de éstas flores en bonitos floreros en cada esquina del lugar, el lugar brillaba, vio una fotografía en una esquina, en ella se encontraban Suho y él, el primero se encontraba abrazándolo por detrás así como ahora mientras sonríen, y entonces supo dónde estaban, las paredes pistache también se lo dijeron, era el departamento del mayor, pero esa noche estaba completamente distinto, completamente bonito.

—Yo… me encanta. —susurró, pero aun así JoonMyun logró escucharlo.

— ¿De veras? —dejó ligeros besos entre el hombro y cuello del castaño, donde la piel no era cubierta por la tela.

JongDae asintió, suspirando. —Mucho.

Succionó piel, el menor echo su cabeza atrás recargándose más en él, beso la parte afectada. Hoy era su noche, su momento y definitivamente no lo desperdiciaría, por supuesto que no. —JongDae, —susurró, extasiado, con voz ronca, haciendo que sus labios sigan rozando la blanca piel — ¿quieres venir a vivir conmigo? ¿Los dos? ¿Tú y yo? Perfecto.

El aludido, tenía su cabeza dando vueltas, simplemente no podía pensar, no con Suho besando su piel, no con Suho intentado colar sus manos por su camisa, no con Suho hablándole con esa voz tan sexy, no con Suho volviéndolo loco, no con Suho estremeciendo su cuerpo, no con Suho poniéndolo caliente, no con Suho amándolo. ¿Quería vivir con JoonMyun? Pero claro que quería, mentiría si dijera que no, pero ¿es muy pronto? A la mierda con eso, a la mierda con todo, a la mierda sus pensamientos. Él quiere estar con Suho.

—Quiero, sí.

JoonMyun sonrío sobre su piel, subió a su oreja y mordió el lóbulo de ésta—Me alegra.

Gimió al sentir como el mayor había podido meter sus manos dentro de la camisa acariciando su abdomen, quemaba, cada rose, cada beso, cada aliento sobre su cuerpo quemaba, pero le gustaba, era un calor delicioso, sentía como pequeñas llamas quedaban donde JoonMyun besaba, donde JoonMyun tocaba, donde JoonMyun mordía. Y quería más. Desde un principio quiso más, más y más, como si fuera un adicto a la nicotina, o aun peor que eso, porque Suho no sólo lo vuelve adicto, Suho lo consume, y lo hace caer por completo dentro de ese remolino de sensaciones y sentimientos del cual no puede salir, del cual no quiere salir, nunca.

—Aún hay algo más —habló el mayor jugueteando con los botones de la camisa de Chen.

— ¿Qué?

El pelinegro río por el tono ronco con el que salió la voz de JongDae — ¿Quieres el tipo de cena normal o ese tipo de cena? —y mordió el hombro del castaño para no reírse de su propia proposición indecorosa.

El menor jadeó. Si ese loco que tiene por novio seguía así terminaría por matarlo. Pero se sentía nervioso, era la primera vez, sería la primera vez, la primera que él y JoonMyun, estarían juntos en ese sentido, con ese plan, habían dormido varias veces juntos, abrazados, dándose besos, riendo, diciéndose cuanto se quieren, no más, todo tan inocente y dulce que ahora le da miedo, no es que no haya estado con alguien antes, es sólo que Suho sigue siendo especial, ¿y si no le gusta? ¿Y si su cuerpo no es lo suficientemente atractivo? ¿Y si hace algo mal? ¿Y si no logra hacer que JoonMyun lo disfrute? ¿Qué hará? ¿Qué pasara? ¿Suho, seguirá queriéndolo? ¿Seguirá con él? ¿O lo dejara? Dudas e inseguridad, que se acaban de destapar, que se acaba de dar cuenta que tiene y no sabe qué hacer. No se había sentido tan inseguro en su vida como hoy.

—Piensas mucho —dijo Suho mientras ladeaba su cabeza para mirarlo y depositar un beso en su mejilla.

JongDae sonrió cerrando los ojos, recargando su cabeza en el hombro contrario — ¿Eso crees?

El pelinegro también sonrió al recordar cuan familiar era esa charla—Lo creo.

—Yo también —y se volteó aun entre los brazos de Suho. Lo besó, tan profundo, como si la vida misma se le fuese en ello.

El contrario correspondió inmediatamente, misma intensidad, mismos sentimientos. Y JongDae se aferró a la nuca y a los cabellos del mayor, con ansias, con egoísmo, con gula, con pasión. Sintiendo sus cuerpos hervir, sintiendo a sus pieles reclamar atención, despejando dudas, quedando el mundo aparte, esa noche sólo serían ellos dos. Dos cuerpos reclamándose, dos almas amándose, suspiros, el susurro de las ropas siendo quitadas y cayéndose al suelo, el sonido húmedo de sus bocas, las caricias suaves en el arco de su espalda.

Esa noche, se entregaron con ganas, con amor, con suavidad, con pasión. Esa noche, se entregaron a la lujuria, al placer, a los instintos, a las necesidades de sus cuerpos que se acoplaban tan perfectamente que era imposible, que contrastaban tan hermosamente que cegaba, todo tan perfecto e imperfecto a la vez, todo tan lento y rápido, tan profundo y tan fácil de salir, tan lleno de sentimientos, tan lleno de ternura, tan cómo eran ellos. Tan desnudos, no sólo de cuerpo, sino de alma, éstas encajaban tan sublimemente, tan puras, tan blancas e inmaculadamente pulcras entre ellas, que era difícil creerlo imposible. Esa noche hubo, besos fogosos, caricias y gemidos de amor.

~*’*~

 

—JongDae ¡JongDae! ¿Dónde te escondes, querido? —gritó Suho dejando las llaves en la mesilla de la entrada al igual que una caja de tamaño medio, para posteriormente quitarse su chaqueta y colgarla en el perchero.

— ¡Baño, JoonMyun! —escucho la voz de JongDae.

Soltó una carcajada. ¿Dónde más podría estar? Esa era la hora en la que regularmente su amado se bañaba, según se bañaba a esa hora de la tarde-noche porque le gustaba la sensación que tenía al sentirse limpio bajo las sábanas, y a Suho también le agradaba la sensación de la piel de Chen después de que salía de bañarse, era como una brisa fría en verano, suave como un pétalo de rosa acariciar sus labios, le encantaba acariciarla hasta sentir sus manos desgastarse.

Antes de ir a la habitación colocó en el suelo la caja mediana que antes había puesto sobre la mesa, el brillo invadió sus ojos, y sin pensarlo o darse cuenta si quiera una gran sonrisa se apoderaba de su rostro, y la había tenido desde antes de llegar al departamento donde vivía con JongDae. Al llegar a la habitación lo primero que escucho fue el sonido de la regadera, realmente aun no sabía cómo JongDae podía escucharlo desde la entrada del apartamento, Suho atribuyo eso al buen oído que su pareja tenía, y no sólo buen oído, sino buena voz, una fina y bonita, la mejor que haya escuchado, incluso mejor que la de ese tal Do KyungSoo del que tanto alardeaban en los programas y shows de TV, su JongDae era mucho mejor, o al menos él así pensaba.

Se desabotonó la camisa mientras caminaba al armario para sacar algo cómodo que ponerse. Su torso estaba desnudo y sus pantalones abiertos cuando Chen salió del cuarto de baño secándose el cabello con una toalla, sólo llevaba unos pantalones cortos y al igual que el de Suho, su torso sin nada que lo cubriese, éste último seguía buscando que ponerse ajeno a la mirada que le daba JongDae recorriéndolo de los pies a la cabeza y de regreso, se mordió los labios, se recostó en el marco de la puerta del baño y chasqueo la lengua llamando la atención de JoonMyun. Éste volteo hacia él, parpadeando, una vez lo vio, así, tan sexy a sus ojos una sonrisa que mostraba sus blancos dientes afloro en su rostro, dejando su búsqueda de prendas de lado completamente.

— ¿Con que ya saliste? —. Preguntó

JongDae asintió sonriendo pícaramente— Yo ordenando el closet para tener la ropa bien ordenada, vienes  tú y la desordenas devuelta.

Suho abrió los ojos en sorpresa, había notado que la ropa estaba mejor acomodada que esta mañana pero no le dio importancia convenciéndose de que no era así y que estaba exactamente igual a como lo había visto la última vez, ¿entonces esa era la razón por la cual no encontraba su camiseta azul? Sonrió en dirección a JongDae con algo de pena en forma de disculpa.

El castaño negó con la cabeza—Deje algo de ropa fuera para ti encima de la cama. —Señaló JongDae con su cabeza a la dirección que indicó— Creí que cuando llegaras efectivamente querrías cambiarte pero no tome en cuenta lo impredecible y desordenado que eres, Suho.

—Lo lamento —dijo el mencionado, y en ese momento quiso golpearse contra la pared. Bueno podía hacerlo la tenía a unos pasos de él. 

—No te preocupes —le sonrió tranquilizadoramente mientras se acercaba a él—Después de todo, tu tendrás el trabajo de ordenarlo de nuevo— palmeó su hombro pasando a su lado. —Preparare la cena—dijo con voz cantarina saliendo de la habitación.

JoonMyun pudo escuchar la risita divertida de su pareja. Estaba estático y con los ojos muy abiertos, bueno… eso no salió tan bien como esperaba, pero ya se arreglaría. No podía esperar más para poder darle a JongDae su sorpresa, anhela el momento de poder ver el rostro de su amado cuando lo viera. Y sus ojos brillaron aún más, sus estomago hormigueo por la ansiedad, a paso rápido se dirigió al lado de la cama donde estaba la ropa que Chen había elegido para él, despojándose de su pantalón, calcetines y poniéndose la ropa limpia con olor al suavizante de rosas que siempre compraba el menor para la ropa.

Era feliz, muy feliz estando con JongDae, no podía negarlo. Inclusive pensaba en el futuro, los veía a los dos con niños, hijos, con una casa hermosa, que tendría un hermoso jardín de enfrente, y un patio extenso atrás para que los niños pudiesen jugar, se veía llevándolos a la escuela, dándole besos de buenas noches para cuando se fueran a dormir, mimándolos mientras era reprendido por JongDae que le decía que no los maleducara, después se veía a los dos ya más viejos, nietos, disfrutando su vejez y amor juntos, compartiendo y contando sus vivencias a sus nietos, eso lo hacía sentirse aún más dichoso, el saber que puede en un futuro tener eso con JongDae, y si quiere más, y si puede más, definitivamente mucho más. Todavía hay demasiadas cosas que quiere hacer, compartir y vivir con y por JongDae, que no sabría ni donde empieza y mucho menos donde termina, porque su listado no termina y no terminara nunca, así como tampoco tiene un inicio. Era definitivo, no dejaría ir a ese hombre de su lado jamás, y si se iba lo traería de vuelta con él, lucharía por tenerlo con él a muerte si fuera necesario. Porque JongDae, era su todo y lo amaba.

Cuando entro a la cocina se encontró al dueño de su corazón de espaldas cocinando lo que al parecer seria la cena, se acercó a él y lo envolvió en sus brazos apretándolo a su cuerpo, aun no llevaba camisa, aprovecho eso para morderle la piel, haciendo reír al menor que seguía moviendo lo que sea que estuviera preparando.

— ¿Terminaste de ordenarlo? —cuestionó el castaño divertido.

—No. —contestó descaradamente, sintió la vibración del cuerpo de JongDae cuando este soltó una carcajada.

—Eso me temía. —le apagó a la cena, volviéndose para ver a JoonMyun con un rostro serio, pero con un brillo de diversión en sus ojos que le quitaba todo lo formal al asunto.— ¿Qué excusa me tiene para eso señor Kim?

Suho alzó una ceja— Ninguna. —Sonrió de lado—Pero puedo compensarlo —añadió rápidamente cuando vio que el castaño iba a protestar.

— ¿A, si? ¿Cómo? —dijo con una voz demasiado sugestiva a oídos del pelinegro que creyó infartarse ahí mismo cuando JongDae beso su cuello.

Tragó saliva, calmándose —Si me acompaña podrá saberlo— señaló con su mano la hacia la sala.

Ahora el que alzo las cejas fue el castaño mientras se dejaba guiar por Suho delante de él, se preguntaba ¿qué se traía su loco novio ahora?

 

~*’*~

Nieve. Así se llamaba la cría de labrador color blanco que JoonMyun le había regalado hace unos días con motivo que iban a cumplir dos años de estar juntos, justo hoy, pero al parecer su compañero no pudo esperar más para entregarle su regalo. Ahora estaba en la cocina, preparándose ahora él para darle su regalo a Suho, sabía cuánto su pareja amaba el pastel de chocolate con fresas que preparaba así que no sólo lo complacería con la elegante cena y el más exquisito vino, sino también con el postre.

Se encontraba perturbado y ávido, no sabía el porqué de eso, habían pasado tantos aniversarios juntos y de distintas formas que justo ahora se sentía como una colegiala, y claro que sabía el jodido porque de eso, era por cumplir dos años de relación con JoonMyun, y es que no había durado tanto tiempo con alguien, siempre que estaba con alguien al terminar la temporada se iban y lo dejaban solo con ese vacío en su pecho, pero esta vez no fue así y se siente dichoso por ello, más que dichoso.

Su relación con Suho se basaba no sólo de besos, arrumacos y amor, sino de algo más, de respeto mutuo, confianza mutua, tomar decisiones importantes los dos juntos, sentarse y discutir tranquilamente sus diferencias, sus inconformidades. Tal vez había veces que si discutían un poco fuerte con gritos de parte de JongDae y reclamos por parte de JoonMyun ¿pero que es una relación sin peleas de ese tipo? No podría decir que su relación con Suho es perfecta, porque no hay relaciones perfectas sino estables, sanas, y están conformes, es perfecta en parte y a su modo pero también es imperfecta cuando tiene que serlo, cabe mencionar que una vez en una de sus peleas mando a dormir a Suho al sofá, pero ese es un tema aparte. Un recuerdo, en parte bonito y desagradable, en sus respectivas partes.

—Hoy te has lucido, cariño. —comentó Suho, durante la cena metiéndose un pedazo de pastel en la boca, demasiado concentrado como para notar la mirada llena de amor con que JongDae lo miraba.

— ¿Si te ha gustado? —cuestionó, alisando distraídamente el mantel rojo de la mesa.

— ¿Bromeas? —Contestó con una sonrisa en la boca—Me encantó. —de pronto ya estaba recargando sus manos en la mesa para poder llegar al castaño por sobre ésta— Pero me encantas más tú.

Un furioso color rojo apareció en sus mejillas después de que JoonMyun dijera eso con sus ojos brillando por el deseo que lo llenaba para posteriormente besarlo con ternura, chupando delicadamente su labio inferior, cerrando los ojos ambos extasiados, JongDae paso sus brazos por sobre el cuello del pelinegro —olvidándose de donde estaba y en que posición— acercándolo más, acción que hizo caer una de las copas de vino tinto se derramara en la mesa, sólo eso y el tintineo del cristal los hizo separarse, los dos bajaron la mirada viendo el líquido desparramarse por toda la mesa para luego mirarse entre ambos con una sonrisa, JongDae no queriendo soltó a Suho para que pudiera acomodarse en su lugar mientras él iba a por unas franelas para absorber siquiera un poco la humedad.

— ¿Entonces si te gusto? —habló limpiando el mantel con la franela.

Suho lo miró con una ceja alzada, JongDae le dio una pequeña sonrisa—Ya te dije ¿no?

Y el color rojo que anteriormente ya se estaba disipando volvió haciendo que JoonMyun soltara una pequeña risilla. El pelinegro rodeo la mesa para ir donde estaba JongDae inclinado, éste no se dio cuenta, y lo abrazó por detrás causando que el castaño diera un saltito tanto por la impresión del contacto como por el beso que le dio Suho en la nuca. JongDae sentía el calor en su espalda que provenía del cuerpo contrario, y no le gustaba, como dijo JoonMyun le encantaba, sonrío, soltando un suspiro complacido mientras se recargaba en Suho y descasaba su cabeza en el hombro contrario cerrando los ojos, olvidando por completo las franelas para poder envolver con sus manos las del pelinegro que estaban en su abdomen, seguro es una pregunta cliché pero ¿Qué más podía pedir?

Tenía un asombroso novio, un trabajo en el cual le iba bien, bonito departamento, una mascota, estabilidad, un mejor amigo al cual quería a pesar de ser un chismoso, salud, amor ¿qué más? ¿Qué le hacía falta? El creía que nada, se sentía lleno, bendecido, pleno, fascinantemente pleno y ligero e inmensamente feliz, si todo esas sensaciones, emociones, sentimientos y más pudo conocer, sentir incluso crear en dos años, ansia por todo lo que le tiene deparado el destino junto a Suho, su JoonMyun.

—Te amo

Le susurró el pelinegro acariciando con sus labios su cuello.

Y eso era todo lo que necesitaba, eso era todo lo que faltaba, todo lo que lo llenaba, todo, absolutamente todo, esas palabras dichas por los labios de JoonMyun, no son cualquier cosa porque no era cualquier persona la que lo está diciendo, porque las dice su persona especial, siempre ha dicho que Suho es especial y lo seguirá siendo pase lo que pase, JongDae le seguirá diciendo…

—También te amo.

E incluso lo seguirá sintiendo. Por un dos años más, no, por más que eso, por 100, quizá 1000 imposiblemente más pero eso no importa, porque cada día que pasa siente que lo ama más, que se enamora más de ese hombre que ahora está enfrente suyo mirándolo con ternura, de ese hombre que ahora lo está besando, de ese hombre que ahora lo acaricia con delicadeza, de ese hombre que lo desnuda en la penumbra de su habitación, de ese hombre que besa cada rincón de su cuerpo, de ese hombre que lo vuelve loco, de ese hombre que ahora lo posee.

Y se entrega a Kim JoonMyun en completo, en cuerpo y en alma, justo como él lo hace. ¿Por qué? La pregunta no hace falta pero la respuesta sí. Eso es porque se aman. Se ama tanto que se pensaría que sus almas fueron hechas para estar juntas, porque lo están, pero ese es su secreto, sólo de ellos y del otoño en que se conocieron, hace dos años, entregándose incondicionalmente desde el momento en que se vieron, sin pedirle permiso a nadie, ni siquiera al viento porque no lo necesitaban y era absolutamente innecesario pedir permiso para amar.

 

~*’*~

Fue una tarde de primavera en la cual JongDae recibió una llamada, él estaba trabajando para arreglarle a una pareja su luna de miel en Egipto ¿quién rayos se va de luna de miel a un lugar lleno de arena? Se preguntó, pero en fin, eran ellos los que pagaban, no él. La verdad es que estaba muy atareado y concentrado que el teléfono sonó una, dos y hasta tres veces y JongDae ni siquiera las escucho, no fue hasta la cuarta vez que se sobresaltó tomándose el pecho por el susto, tomando el teléfono reviso el número del que le llamaban, y sonrió contestando con una voz demasiado entusiasmada.

— ¿Suho?

Pero no fue exactamente la voz conocida la que le contesto— ¿Hablamos con el Sr. Kim JongDae?

Frunció el ceño desconcertado— El habla, disculpe ¿quién es?

Sr. Kim, lamentemos informarle que el Sr. JoonMyun ha sufrido un grave accidente.

— ¿Qué? — su voz casi imperceptible, sólo no podía hablar, algo había en su garganta atorado que no dejaba salir las palabras, sus ojos de humedecieron.

Eso tenía que ser un sueño, una mentira ¡una maldita mentira! Quizá estaban equivocados, mantenía la esperanza de que no fuera su JoonMyun, no él ¡por la maldita mierda no podía ser Suho! No, no ¡no él! No podía. Sus lágrimas afloraron.

—No puede ser

—Lo lamentamos…

— ¿Qué hospital es? —interrogó desesperado interrumpiendo a la señorita  del otro lado del teléfono.

Hospital central #18.

Dicho eso, no necesito nada más. Colgó de inmediato, parándose se de su escritorio, tomo su chaqueta poniéndosela lo más rápido que podía, saliendo de su oficina haciendo caso omiso a los llamados que Yixing —al parecer vino de visita— le hacía desde que lo vio salir, llegando a la acera hizo una señal de auto-stop sin ni siquiera fijarse para ver si en realidad pasaba un taxi, para su buena fortuna, un vehículo aparco frente a él que no perdió tiempo en adentrarse y gritarle a chofer la dirección diciéndole que fuera lo más deprisa que se pudiera, por otra parte el conductor ni se inmuto y le hizo caso.

El trayecto al hospital fue un jodido infierno, eterno malditamente eterno así se le hizo, y aún más con sus demonios atormentándolo, angustiándolo, haciéndole perder casi por poco todas sus esperanzas, intento no llorar en todo el camino, y no lo hizo se mantuvo firme en eso, solo sorbía su nariz debes en cuando.

Pero cuando si no se pudo tragar sus lágrimas fue al ver el rostro amoratado hinchado de JoonMyun, estaba irreconocible, sus brazos completamente vendados, al igual que sus piernas, una de ellas estaba rota. Se acercó a paso rápido donde Suho estaba postrado y le tomo una de sus manos entre las suyas, acariciándola, era un contacto sumamente suave, delicado, como si fuera una pieza de porcelana fina la cual temiese que se rompiera, y en teoría eso es lo que prácticamente era, seguía sorbiendo su nariz y sollozando lo más bajito que pudiera para no despertar a JoonMyun, sólo rogaba por que se recuperara  lo más pronto posible, para poder volver a sentir ese cuerpo cálido que lo hace sentir protegido abrazándolo, poder besar sus labios y hacer el amor apasionadamente cada noche.

—No llores JongDae, no llores bebé

Subió su mirada encontrándose con la llena de cariño que Suho le daba, y le sonrío, débilmente pero lo hizo, estaba contento de ver que JoonMyun había despertado.

—Estarás bien ¿verdad? ¿Dime que te recuperaras? ¿Qué no morirás? Dímelo, prométemelo ¡Dios! Miénteme si en jodidamente necesario, JoonMyun.

—Yo… —el pelinegro negó con la cabeza—Lo siento, pero no puedo.

JongDae soltó la mano contraria— ¡No, no! ¡Tú no puedes estarme haciendo esto!

—JongDae cálmate, ¿siquiera escuchaste lo que el doctor dijo?

— ¡No! No quiero oírlo. No quiero oír que morirás.

— ¿Entonces… no quieres oír como mis costillas perforan mis pulmones? ¿No quieres oír que tengo un derrame interno? ¿Qué moriré en quizá horas?

— ¡¡Cállate!! ¡Maldita sea, cállate JoonMyun! —gritó, y sus lágrimas corrían por sus bastante húmedas mejillas una tras otras. — ¿¡Qué quieres con eso!? ¡Me lastimas!

—Que te quedes conmigo— dijo con voz aparentemente tranquila y ojos llorosos, a él también le dolía— Que me digas cuánto me amas, quiero oírte hasta que mis sentidos no funcionen.

—No puedo.

—Claro que puedes. Puedes. —repitió—Sólo hazlo, y sabrás que te amo más de lo que te imaginas, Kim JongDae. Te amo. Mucho. Demasiado, que siento desfallecer y eso es poco comparado con lo que es en realidad.

—Yo también. ¡Dios, yo también!—dijo sollozando, mientras iba a abrazar a Suho el amor de su vida—Te amo con mi vida, cariño, bastante.

 Y así fue. Kim JoonMyun no sólo murió esa tarde de primavera mientras llovía a cantaros, con él también murió una parte muy grande de JongDae que aun creía que eso era un sueño, una maldita mala broma. Justo como Suho le había dicho, JongDae descubrió y escuchó cosas tan infinitamente bellas que nunca éste le había dicho, poesías que el pelinegro había escrito, inspiradas y directamente para él que JoonMyun nunca se atrevió a dedicarle, no hasta ese día, no hasta en el lecho de su muerte, y JongDae se pregunta ¿Por qué mierdas no tuvo el valor para decírselas antes? ¿Por qué se lo arrebataron tan pronto, en tan poco tiempo?

Aún tenían cosas, demasiados proyectos y viajes que realizar, aniversarios que celebrar, besos que dar, palabras por decir, tantas cosas que hacer y que nunca se podrán realizar. Es entonces que se pregunta por primera vez ¿por qué siempre lo dejan solo a él? ¿Por qué sólo lo dejan él? ¿Por qué siempre que es feliz, le arrebatan esa felicidad tan abruptamente? Todo siempre es tan efímero, tan momentáneo. Pero no JoonMyun, él es especial, él seguirá siendo especial, él será al que ame tan intensamente siempre y esa llama tan ardiente de amor no se apagara, no dejara que eso suceda, porque lo seguirá amando aun después de la muerte.

~*’*~

Se deprimió, por semanas quizá meses. Yixing siempre lo obligaba a salir de su cama, prácticamente lo bañaba, vestía y le daba de comer en la boca, su mascota —Nieve—ahora estaba viviendo por un tiempo con Lay ya que JongDae por estar tan ocupado deprimiéndose no atendía al pobre animal, no es que no la quisiera, porque la quería, fue uno de los últimos regalos de aniversario que JoonMyun le había dado, es sólo que pensar en eso lo deprimía aún más.

Yixing, lo arrastraba todas las tardes hasta un café llamado “Boston Coffee”  ni idea del porqué del nombre pero tenía que admitir que el lugar no sólo era bonito, sino que también hacia un exquisito café, y siempre que iban ahí los atendía un chico bajito con mejillas regordetas que según sus vagos recuerdo se llamaba Minseok, por lo que le dijo Yixing, nunca le ponía atención y no es como si le interesara.

La verdad es que ya habían pasado 6 meses desde que eso sucedió y aun no se recuperaba, no es como si quisiera.

—No puedes estar en duelo toda la vida JongDae, hay un mundo allá fuera. —siempre le decía Yixing.

—Pues deja al mundo que haga lo que quiera y  a mi déjame en paz —le contestaba.

Incluso había renunciado a su trabajo. Y eso sólo hizo explotara a su amigo cuando se enteró, casi y le da una paliza. Hasta que Lay, dijo que era suficiente, poniéndole un ultimátum llevándoselo con él a su estudio de fotográfico que tenía con su novio Kris, JongDae era su mejor amigo y no quería ver como se pasaba a vida lamentándose, tenía que salir de eso, no estaba diciendo que olvidara a JoonMyun, porque sabía cuánto su amigo lo amaba, Suho era un buen chico, había tratado con el muchas veces era muy agradable. Pero JongDae se estaba pasando definitivamente.

Le costó, demasiado. Pero JongDae volvió a lo que podría decirse normalidad, no era el mismo de antes que todo pasara, pero ya sonreía más, comía normal, no se enterraba en su cama a deprimir, lloraba si alguna veces por la noche pero ya no como antes, incluso ya se había llevado a Nieve, que ahora era Nevada, por su tamaño. Con el tiempo lo supero, claro no lo olvido y el sentimiento de pérdida seguía ahí, pero lo grave ya había pasado, y comprendió que tenía que seguir, por él, por JoonMyun que seguramente no le habría gustado verlo así.

Tuvo muchas parejas, pero Kim JoonMyun seguirá siendo la mejor de todas, a la que más amó y ama’’

 

[*  *  *  x  *  *  *]

El aire le seguía pegando fuerte, revolviéndole los cabellos ahora color negro, mientras limpiaba la lápida y acomodaba las flores en los floreros de concreto que había traído a JoonMyun. 2 años, mucho tiempo en lo que a él respecta. Vio con nostalgia la placa de metal en la cual estaba escrito el nombre de Suho, junto con una fechas y una frase “Siempre te amaremos, vivirás en nuestros corazones y no te olvidaremos”  sentía que era demasiado para él conforme las lágrimas se aglomeraba en su ojos, pero no era así, no en realidad, ya que iba cada mes a visitarlo, y también en su cumpleaños, traía pastel y se sentaba ahí a comerlo mientras le platicaba como le había estado yendo, también de cuanto lo extrañaba.

Pero aún no se acostumbraba y a veces le entraba la nostalgia así como también el enojo de no ser lo suficientemente fuerte para poder con  eso. Él sabía que JoonMyun seguía para él, seguía aun con él, con eso le era suficiente, pero le era imposible evitarlo, pero al mismo tiempo le ayudaba a sacar todo lo que tenía dentro y no podía sacar estando cerca de las personas. JongDae sabe que tiene un largo camino por el cual seguir, también sabe que tiene que ser fuerte para recorrerlo, y lo intenta, de verdad que lo intenta pero no sabe cómo hacerlo, no sin alguien que lo guie, no sin él…

Él no es un jodido romántico, pero cuando se enamora, el amor le pega fuerte. Si te caes porque te tropezaste con una piedra que había en el camino, aprende a levantarte por ti sólo. JoonMyun siempre se inventaba frases, y esa era una de sus favoritas, a Suho le hubiera gustado que la tomara como un lema, así que lo hizo, por él mismo, por JoonMyun, por Yixing  y por todo al que le ha ayudado a salir adelante.

—Oye, ¿estás bien?

Esa voz, se le hacía conocida. Se limpió la cara con el dorso de su mano al tiempo que exhalaba aire. —Sí, supongo— volteo para encarar a la persona que le hablaba.

— ¿JongDae?

— ¿Minseok?

Los dos rieron al preguntar sus nombres al mismo tiempo. JongDae se levantó de donde estaba arrodillado para hablar más cómodo con el chico bajito y de mejillas regordetas frente a él, ese chico ahora le agradaba. Mucho, para ser sincero.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó JongDae curioso

— ¡Oh! —el bajito miro a su alrededor—Vine a visitar a mis padres ¿tú?

—Yo… a mi novio— señaló con la mano extendida la lápida mientras la observaba  con un deje de tristeza.

—Oh, ya veo. Creo que no debí preguntar. — Minseok de verdad que se sentía culpable, tampoco quería incomodar al chico. JongDae de verdad le gustaba.

—No, no, está bien.

Una ráfaga de aire paso por entre ellos revolviendo los cabellos de Minseok y haciendo que la bufanda de JongDae se enredara, comenzaron a reírse, sin ninguna razón aparente, sólo reían con ganas. Muchas de verdad.  A JongDae le gusto la risa de Minseok, era una melodía dulce a sus oídos, además por alguna extraña razón lo hacía sentir satisfecho, a Minseok  le gustaban las arrugas que se le formaban a JongDae en los ojos cuando reía, eran lindas a sus ojos.

— ¿Quieres ir a por un helado? —dijo Chen cuando dejaron de reírse.

Minseok, por otra parte se sorprendió y cuando cayó en cuenta de la pregunta se emocionó y se puso nervioso al mismo tiempo ¿JongDae —el chico que le gustaba— le estaba invitando a comer helado? Para muchos eso sería una pequeñez, pero para él eso era un gran paso, en especial cuando el hombre de —ahora— cabellos negros frente a él había perdido al amor de su vida, según como se lo había contado Yixing. Bien, ahora que tiene la oportunidad no la desperdiciara, no la dejara ir, ahora más que nunca sostendrá fuerte, y no la desaprovechara.

—Piensas mucho. —JongDae le sonrío.

Minseok le devolvió la sonrisa— ¿Tu crees?

—Lo creo.

JongDae se preguntó alguna vez cuando llegaría su verdadero amor ¿en primavera u otoño?

 

~**Fin**~

Notas finales:

Diganme que les parecio. Lo que sea por favor.


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