Tony sentía un calor abrazante inundar su cuerpo, tenía a Steve sobre él besando sus lugares sensibles, rozándose contra su abdomen. Aún sobre la ropa podía sentir el calor corporal del rubio mezclándose con el suyo.
-Steve... Estás pagando el servicio completo, lleguemos hasta el final- la voz de Tony era algo que el rubio disfrutaba en demasía, no podía decirle que no a ese chico. Sin embargo, lo que le provocó cierto malestar fue pensar en el dinero que había de por medio. Hubiera deseado que Tony le pidiera llegar hasta el final sin pensar en el costo monetario. Pero ya no había marcha atrás él lo haría por el simple hecho del placer de estar con el castaño, aunque el otro solo lo hiciera por dinero...
-¿Ya te había dicho lo hermoso que te ves con ese traje?- La voz de Steve sonaba ronca y llena de puro deseo.
-No recuerdo si lo hiciste, ¿Por qué no me lo dices de nuevo?- El castaño enredó sus piernas alrededor de la cadera de Steve friccionando así ambas pelvis.
-Te ves hermoso, y creo que te verás mejor sin el-Tony sintió una descarga recorrerle su espina dorsal, creía que escucharlo por segunda vez no le provocaría un caos en su cuerpo, pero se equivocó, podría escuchar a ese hombre decirle cuan hermoso de veía toda la noche, algo no estaba bien y Tony lo sabía, pero lejos de huir de ese sentimiento se dedicó a ver a Steve desde abajo con la camisa a medio poner, el cabello un poco desordenado, esa sonrisa cargada de malicia y sus profundos ojos azules ardiendo en deseo, era un completo deleite para él. Lo demás no importó.
Sin decir nada más Steve besó con cariño las acaneladas mejillas, bajo hasta la barbilla contraria y le dio una pequeña y sutil mordida, siguió con sus labios por el cuello del castaño dejando una suave succión en el hueso de la clavícula, mientras con sus manos desabrochaba casi sin dificultad la blanca camisa de Tony. Steve se incorporó para ver a detalle todo ese cuerpo que no había podido apreciar anteriormente, se relamió los labios de manera sensual, Tony sintió un tirón en su entrepierna y casi gime solo por ver esa acción. Sentía su pulso acelerado a más no poder, su cuerpo pedía a gritos unirse al cuerpo de Steve, hizo el intento de incorporarse el también y marcar ese cuerpo como suyo, sin embargo eso era algo que no podía hacer, se detuvo casi al instante de sentir ese impulso.
Sin más apremio Steve llego hasta el agitado pecho del otro besando y lamiendo el lugar hasta alcanzar uno de los pezones de Tony, hizo una delicada succión hasta dejarlo duro, pasó su lengua dando una juguetona lamida en toda la zona para luego pasarse al otro y hacer lo mismo. El juicio de Tony ya estaba nublado y su único pensamiento era que si la situación fuera distinta él mismo le pagaría a Steve para que se lo follara o en todo caso se lo haría de gratis no solo una vez.
Con calma el rubio pasó de juguetear con el pecho de Tony a dejar un húmedo camino de besos y lamiditas por todo el abdomen del menor, bajó hasta la pelvis, encontrándose ya sin el estorboso cinturón, Tony ni cuenta se dio en qué momento le quitó la prenda, el castaño bajó la mirada solo para encontrarse con los azules orbes del otro, Steve detuvo su tarea un momento solo para sonreírle con descaro mientras con sus dientes rozaba la suave piel del vientre bajo, desabrochando a su vez el pantalón del contrario, introdujo sus pulgares entre el elástico de los bóxers de Tony y de un solo tirón los bajó dejando así al descubierto la ya bastante despierta erección del castaño, gimió al sentir el repentino cambio de temperatura en su parte baja, Steve se incorporó nuevamente, solo para terminar de quitar los molestos pantalones, de una sola vez, olvidando toda delicadeza, ahora solo faltaba terminar de quitar la camisa a medio quitar.
-Te lo dije, te ves hermoso- Tony había olvidado la última vez que le dijeron algún cumplido, o quizás nunca se lo habían dicho, y aunque era el mismo cumplido una y otra vez no importaba, el que Steve se lo dijera era lo único que ahora le interesaba, todo lo demás sobraba.
-Antes de seguir, te quiero advertir, después de tener sexo conmigo no me dejarás ir nunca, pretty boy…- Esta bien, lo pretencioso jamás se le borraría a Stark, era su principal característica, sin ella simplemente no estaría completo. En ese momento Tony aprovechó y en un instante ya tenía entre sus manos los pantalones del rubio, listo para quitar toda la prenda, pero fue detenido por las manos de Steve justo antes de bajar la bragueta.
-Quinientos dólares por día y además un auto... Créeme cariño, te dejaré ir cuando termine el sábado...- Tony le dedicó una sonrisa igual de pretenciosa que sus palabras, sin embargo, por dentro sintió su corazón detenerse por un instante ¿En que estaba pensando cuando se dijo a sí mismo que podría llegar a más con Steve? Su pequeña ilusión se estaba rompiendo.
-Pero, falta un día para el sábado y ahora me tienes aquí ¿Que harás?- Tony se levantó levemente del colchón sosteniéndose solo con sus codos viendo al hombre que estaba, literalmente, entre sus piernas.
Steve sonrió como nunca y a Tony se le erizó completamente el cuerpo.
-¡¡Oh por...!! ¡Steve!-Sin previo aviso, el rubio lamió con completo descaro el glande de Tony, pasó su lengua rápidamente por la zona para luego meterse de lleno todo el erecto miembro en la boca. Increíble. Pensó Tony, sintiéndose en un completo éxtasis, todo por una simple lamida. Tony echó su cabeza hacia atrás moviendo su cadera hacia arriba buscando el completo contacto con esa boca
-No te desmayes... Ni se te ocurra- dijo Steve, despegándose apenas de su tarea, con vos ronca justo antes de tomar con su mano la erección de Tony para masturbar lo que no alcanzaba con su boca siguiendo así un ritmo perfecto de sus manos junto a sus labios subiendo y bajando por toda la extensión. Haciéndolo con sumo cuidado de no rozar sus dientes al momento de subir y bajar.
-No lo voy a.. ¡Ugh!- Tony ahogó un gemido al sentir esa caliente mano envolver todo su miembro. Y qué decir de esa lengua que se movía por toda la extensión, desde la base hasta la punta, deteniéndose ahí, lamiéndola rápidamente para luego volver a bajar. Era imposible ya detener los gemidos y jadeos.
Steve gruñó y antes de que siquiera Tony pudiera terminar la frase, el instinto del rubio lo llevó a succionar con fuerza medida la punta de ese miembro, sacándolo levemente y volviéndolo a meter por completo en su boca. Nunca lo había hecho, pero procuraba por todos los medios hacerlo lo mejor que podía, y según Tony eso funcionaba de maravilla pues para él las sensaciones que tenía en ese momento era como rozar el cielo con la yema de sus dedos. El sexo algo rutinario en su vida, pero con Steve las palabras sexo por placer se quedaban cortas, era algo más que quería descifrar.
-¡Steve!... Joder... ¡Steve!- el nombre del rubio salía de su boca como si fuera lo único que sabía decir. ¡Que le dieran un premio a ese hombre por tan excelente mamada! -Nnh... ¡Sí! sigue, llega más lejos- esas palabras hicieron clic en la mente de Steve y sin pensarlo más sacó el miembro de Tony de su boca y lamió tres de sus propios dedos. Tony sabía lo que proseguía a continuación. Abrió más sus piernas ante el rubio. Sin vergüenza, ahora lo único que sentía era un ferviente deseo.
Steve dirigió uno de sus dígitos a la entrada del menor y con cuidado lo introdujo sintiendo las leves contracciones del músculo interno, lo movió lentamente y sin previo aviso introdujo el segundo recibiendo un exquisito gemido por parte del castaño.
-Relájate, no puedo introducir el otro si no lo haces- Tony se mordió el labio, las palabras de Steve, su voz, su cuerpo, todo era perfecto.
-Hazlo ya...-dijo el castaño con voz temblorosa y un jadeo al final.
Steve metió el tercer dedo y con un movimiento semicircular sacó solo un poco los tres al mismo tiempo para introducirlos nuevamente con fuerza moderada.
-Oh Steve...~~ nnh, se siente bien...- La voz de Tony era cada vez más y más extasiada. Su cuerpo se estremecía con fuerza, su espalda arqueada buscando más contacto con esos dedos, movía su cadera frenéticamente volviendo más rápidas las embestidas. ¿Cuándo fue la última vez que lo prepararon con tanta delicadeza y ahínco? La respuesta, nunca, y ahora Steve lo hacía con dulzura y paciencia, Tony se sentía cada vez más y más hundido en un sentimiento que no sabía explicar.
-Falta lo mejor- Sonrió Steve al ver la expresión en el rostro y cuerpo de Tony, sus ojos llenos de lujuria, su boca entreabierta jadeando a más no poder, su pecho subiendo y bajando con fuerza, sus piernas abriéndole el completo acceso a su entrada, y sus manos fuertemente agarradas a las sábanas de la cama. Steve quería todo de ese chico, quería todo y más, pero debía controlarse.
Con cuidado sacó sus dedos y con su mano perfiló su miembro en la dilatada entrada introduciéndose con sumo cuidado en el interior de Tony. El castaño sintió como su cuerpo se entregaba sin restricción al cuerpo contrario. El castaño gimió con fuerza al sentirse completamente lleno, con sus brazos se aferro al cuello de Steve obligándolo a cambiar de posición, sentándose encima de su cadera, moviendo la suya propia de forma circular para acomodarse mejor.
-Tienes razón... Falta la mejor parte...- le susurró Tony al oído y depósito un suave beso en su cuello. Steve gruñó ronco y con sus manos tomó la estrecha cadera del otro levantándolo levemente y después obligándolo a bajar por su extensión llegando más profundo, con una fuerte embestida. Tony arqueó su espalda dejando salir un encantador gemido de placer puro.
-¿Estás bien? ¿Te lastimé?- preguntó preocupado el rubio.
Que lo preparara que le preguntara si todo estaba bien y que sonara preocupado... Tony podía morir en ese mismo instante y moriría completamente feliz.
-Sí, sí, es solo que... Me encanta... Tú... Me encantas...- ¿De dónde salió eso? Ni Tony sabía la respuesta pero en ese momento supo que algo había cambiado en Steve.
Adiós al autocontrol del rubio. Lo tomó nuevamente de las caderas repitiendo el proceso, buscando tocar ese punto donde sabía Tony explotaría en placer.
-¡¡¡Sí!!! ¡Justo ahí!- Tony apretó las yemas de sus dedos sobre la espalda de Steve intentando aferrarse a algo, la sensación era plena y su próstata chocando contra ese enorme pene lo era aún más –¡¡Oh, sí Steve!!No te detengas, hazlo más rápido- pidió con voz ahogada, petición que fue cumplida en el acto, logrando sacar nuevos gemidos cada vez más audible.
Cuando Tony estaba a punto de terminar, sintió como una mano rodeaba su pene, justo en la base obligándolo a detener todo orgasmo.
-¿Que... Que haces?- preguntó con voz cordata.
-Estoy pagando el servicio completo, llegaremos hasta el final...- El brillo en los ojos de Steve y esa sonrisa que solo se podía describir como total lujuria solo logró hacer que Tony se excitara aún más.
-Como ordenes, pretty boy...- Nunca antes Tony se sintió tan deseoso de besar los labios de alguien. Sin embargo, no lo hizo. Tal vez luego se arrepentiría.
-¿Haz contemplado la opción de llamarme Daddy?- Bromeó Steve en medio de todo.
-No abuses de tu suerte, pretty boy...- rió divertido Tony antes de sentir como esas fuertes manos lo guiaban de regreso a recostarse contra el suave colchón. Tal vez lo complacería en alguna otra ocasión...
Y así una nueva sesión de sexo empezó.
Las embestidas fueron cada vez más fuertes y rápidas, y mucho más deleitables para Tony, sentía su cuerpo vibrar con cada penetrada, sintiendo como sus paredes se contraían alrededor del pene de Steve, volviéndose cada vez más estrecho, sintiéndolo mejor, jugando con sus manos sobre su cuerpo, sus labios dejando fogosos besos por todos lados, respetando el acuerdo de "sin besos en los labios" dios, cuando se arrepentía de eso... Y cuando finalmente llegaron ambos al clímax culminante del orgasmo en una perfecta sincronía, si Tony rozó con la punta de sus dedos el cielo solo con una felación con ese increíble orgasmo llegó a tocar las puertas del paraíso. Se sentía como si fuera su primera vez, de nada le valió toda su experiencia si fue Steve el que lo guió todo el camino hasta el final.
Lo último que supo fue que Steve le susurró algo al oído y le dio un pequeño beso en la frente. Seguramente en la mañana se odiaría por no escuchar con atención lo que Steve le susurró.