“Esto ya se está convirtiendo en costumbre. Le tendrían que pedir a Dumbledore que les de una habitación para ellos solos.” pensaba el ojiverde algo enfadado.
Para cuando se quiso dar cuenta, ya se encontraba en el mismo pasillo que la vez anterior.
“Demonios, es como si mis pies me trajeran. Mejor doy la media vuelta antes de que....”
- Harry..._dijo una voz muy seductora, desde las sombras_ no te vayas, quédate con migo un rato, total no creo que tus amigos lo noten, ¿o si?_dijo medio burlándose
- ¿Quién eres?_preguntó el ojiverde acercándose para poder distinguir a quien le hablaba.
- Solo llámame Crado._contestó comenzando a acercarse al lugar en donde estaba el otro.
- ¿Crado? ¿Que es eso?_preguntó Harry muy curioso, un fuerte olor a mente estaba comenzando a cubrir todos sus sentidos.
- Mi apodo, con el tiempo por ahí te diga mi verdadero nombre._dijo mientras se ponía enfrente al ojiverde, para robarle un beso_ o por ahí no...
- Tu eres quien me salvó, ¿verdad?_nuevamente la curiosidad fue más fuerte.
- Mmm....si._contestó el otro
Harry solo podía verle de los labios hasta una parte, pequeña del cuello. Todo lo demás quedaba oculto bajo una capa negra azabache. El hecho de estar a contra luz, tampoco lo ayudaba. Igual, con la poca luz que había no podría haber visto mucho más.
“Esos labios.... ya los he visto antes...¿Pero en donde?” se preguntaba el ojiverde, tratando de compararlos con sus amigos, o con chicos que haya visto en el comedor.
Esos labios que tenían a Harry atontado, se posaron nuevamente en los suyos. Solo que estaba vez, pidiendo permiso para explorar más. El ojiverde, no pudiendo negarse abrió su boca, dando paso a la ansiosa lengua del otro, quien enseguida se dispuso a explorar toda la cavidad. Harry simplemente se dejaba hacer, realmente lo estaba disfrutando.
Finalmente se tuvieron que separar, debido a la falta de aire. El otro joven comenzó lentamente a sacarle la túnica. Luego siguió con la remera. Lentamente, demasiado lento para Harry, posó uno de sus finos y largos dedos sobre la piel morena del otro. Había un gran contraste. Crado recorrió todo el pecho de Harry, sin dejar un solo lugar sin acariciar. Con mucho cuidado fue posando pequeños besos desde el obligo hasta el cuello. Allí le dejó una fuerte marca.
Harry estaba delirando de placer. Sus gemidos se hacían cada vez más fuertes. El otro joven realmente sabía lo que hacía, se notaba que no era ningún novato. La respiración del moreno se había disparado. Le costaba mucho respirar.
Nuevamente los labios del encapuchado se posaron sobre los de Harry, dándose así un beso lleno de deseo.
Luego, Crado, se separó.
- Bueno, espero que esto se repita._dijo mientras miraba a un atónito ojiverde._ Ya quita esa cara que en verdad no te favorece.
- Eh? Pero ¿como te voy a encontrar si ni siquiera se a que casa o año perteneces?_ dijo Harry cambiando su cara, por una de súplica.
- Eso no. No te lo puedo decir, con el tiempo, mi querido Harry._contestó
- No es justo, tu sabes todo acerca de mi, y yo ni siquiera se cómo es tu verdadero nombre._dijo Harry haciendo un puchero de nene chiquito, al que estaba seguro que no se podría negar.
- Lo siento, de veras que lo siento, pero por más puchero que me hagas no te lo puedo decir. Por lo de encontrarme, no te preocupes que yo te voy a encontrar siempre que andes solo o estés deprimido._dijo, y se acercó al ojiverde sensualmente y le depositó un suave beso en sus labios. Luego de eso desapareció entre las sombras.
“No puede ser. Todavía no se quién es...Pero esos labios y esas manos yo ya las conozco....Crado, ¿qué clase de nombre es ese? Le voy a pedir a Herm que lo averigüe por mi.” pensó muy resuelto mientras volvía a su torre.
El resto de la semana se pasó volando para Harry, quien no dejaba de pensar en Crado. Se le aparecía en los sueños, y aún cuando estaba despierto. Esperaba encontrarlo en cada vuelta que daba, en todas las sombras que encontraba, pero él seguía sin aparecer.
“Realmente no cumplió con su promesa” pensaba Harry con frecuencia.
Finalmente llegó el viernes. El día se pasó en seguida. Cuando el moreno se quiso dar cuenta, ya estaba en el comedor cenando.
- Harry, ahora tienes que ir al castigo con Snape, ¿verdad?_preguntó Hermione mirando de reojo a Ron.
- Si, se me había olvidado...¿Qué hora es?_preguntó desinteresado.
- Son las... diez menos cuarto._le contestó Ron.
- Bueno entonces me voy, lo último que quiero es llegar tarde._dijo el ojiverde y se levantó.
Mientras iba caminando hacia el aula se Snape, se do cuenta de que en realidad estaba enojado con sus amigos por haber aprovechado esa oportunidad de que él estaba castigado. Además estaba el castigo con el profesor...
“¿Qué me hara hacer esta vez? Ya me mandó solo al bosque, ya limpié la pajarera, ya...” pensaba. De repente se dio cuenta de que alguien lo estaba siguiendo. Buscó su varita, se paró en seco y se giró. Nadie. Pensó que era su imaginación, pero en ese momento unos brazos lo agarraron por la espalda, mientras que unos labios se posaban en su cuello. Menta. Cuando por fin se separó, se giró para encontrarse con Crado con su típico atuendo.
- Te dije que vendría cuando estuvieras solo o deprimido._dijo sensualmente._ Y... o casualidad, en este momento estas solo y deprimido._
- Hace una semana que estoy deprimido._le contestó Harry aparentando estar molesto, aunque en realidad no lo estaba.
- Bueno, solo pasaba, para saludarte y darte ánimos para que pases un buen castigo, ya que tus amigos no lo hicieron._le dijo dándole un beso.
- Hey, ¿cómo sabes eso de mis amigos y lo del castigo?_le preguntó Harry de verdad intrigado.
- No, mi vida, eso no te lo puedo decir..._contestó y dándole un último beso se escurrió por las sombras.
“Esto no puede ser, la próxima vez lo voy a atrapar y hasta que no me responda no se va a ir.” Pensaba el moreno mientras llegaba al aula de pociones.
Tocó dos veces y espero a que le dieran el permiso, el cual no se hizo esperar.
- Potter, veo que cuando quiere puede ser puntual._dijo Snape burlándose del mas joven como siempre solía hacerlo._ Bueno, lo primero que quiero que sepa, es que esta vez si me costó encontrarle un castigo, pues ya ha hecho todos los que tenía en mente, pero gracias a una pequeña ayuda, le preparé este, que es enteramente para usted._dijo, mientras una enorme sonrisa se posaba en su rostro.
Sonó la puerta.
- Adelante._dijo Snpae, mientras su sonrisa se ensanchaba más si eso era posible.
Harry se dio vuelta con cuidado, su intriga pudo otra vez. No se encontró con nadie. Por un momento pensó que a Snape le había fallado el castigo y que lo dejaría irse sin nada. Pero luego...
- Sal de las sombras, Draco._dijo el profesor, haciendo énfasis en la última y mirando de reojo la expresión de incredulidad del moreno.
Cuando Harry escucho la última palabra, una bañadera de agua fría se le calló encima.
“Sea lo que sea, este va a ser el peor castigo del mundo si lo tengo que pasar con Malfoy” pensaba el ojiverde.