Capítulo 1: Escape.
La luna brillaba con toda intensidad sobre el cielo que cubría a la ciudad de Nueva York, ya eran casi las diez de la noche y aun así la ciudad estaba tan animada y abarrotada de gente como si del día se tratara y precisamente por eso nadie se daba cuenta cuando un joven paso corriendo por las calles desesperadamente.
No es como si la gente fuese insensible, si no que en la gran ciudad, esas cosas pasaban a diario, el chico podía estar atrasado para llegar al trabajo o para abordar el tren o también estaba la posibilidad de que la policía lo persiguiese por ser un delincuente y en cualquiera de los casos, la experiencia les dictaba que era mejor no meterse. Por eso, esa noche Anthony E. Stark por primera vez paso desapercibido para la ciudad de nueva york.
Tony (como lo llamaba su madre y todo el que lo conociera) corría con toda la potencia que tenían sus pies, no tenía otra alternativa, vestido con unos vaqueros desgastados y una chaqueta negra con capucha lo suficientemente informal para pasar por una persona corriente sin ser confundido con un delincuente, pero claro correr lo hacía llamar la atención de las personas pero como se mencionó antes, no tenía alternativa.
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Horas antes , él y sus padres, Howard y María Stark estaban alojados en un lujoso pent-house en el centro de Manhattan , ¿la razón?; Tony estaba a pocos días de cumplir los diecinueve y ya se había graduado de la MIT con especialidad en ingeniería mecánica por no decir que era un prodigio en la materia en la que se propusiera, así que Howard decidió que era tiempo de que el empezara a trabajar en una de las sedes de las industrias Stark que se encontraba en Nueva york por lo tanto esa noche cenarían con los socios de la compañía para por fin presentar a su pequeño orgullo.
Tony no se mostraba muy entusiasmado con ello, pues a él siempre le había gustado experimentar por su cuenta, el estar siempre bajo la sombra de su padre a veces era agotador y por eso siempre su meta era crear algo mejor que lo que creaba su progenitor, pero no podía negarse a aquel ofrecimiento de Howard, después de todo antes de volar tenía que caminar y ningún taller era mejor que el de las industrias Stark.
Apenas caía la noche ellos salieron del lujoso restaurant hablando animadamente de como se había desarrollado la velada y que el futuro de Tony junto a la compañía se veía prometedor y tanta era la euforia de sus progenitores que lo mejor al llegar al pent-house fue dejarlos solos, no quería ser el violinista esa noche, así que busco entre sus cosas, su dinero y vistió como la moda lo dictaba, podía ser una “niño” rico e inteligente pero nerd ¡ni muerto! Esa noche iría a un night-club a festejar como solo él sabía hacerlo y el llegar solo nunca sería un problema, pues saldría con una manada de jóvenes tan joviales y carismáticos como el, a hacer de esa noche la mejor de todas.
Todo estaba arreglado ya estaba listo para salir, ya le había avisado a Jarvis que saldría, quien a su vez le avisaría a Howard…. Claro cuando este estuviese desocupado. Su viaje en el elevador hasta la calle fue tranquilo, todas las luces de la ciudad estaban prendidas cuando bajo y pensó que en el futuro sus salidas serían muy animadas, ya se habían acabado las ridículas salidas con sus compañeros de la universidad y aunque eran mayores que él, no tenían ese espíritu juerguista que les hacía falta y que por su puesto el poseía.
Lo único que si lo saco de sus casillas fue que llevaba muchísimo más de media hora sin poder conseguir ningún taxi, ¿cómo pudo olvidarlo? En nueva york todo era distinto. Tendría que llamar a Happy, el seguramente estaría de guardia y podría llevarlo a donde quisiera, busco en su bolsillo. Saben ese baile que todos nosotros hacemos cuando no encontramos el teléfono en el bolsillo, bueno precisamente, ese baile pero solo con un toque de genialidad marca Stark, perder el teléfono sí, pero el glamour nunca. A Tony no le quedo de otra más que volver al edificio por su teléfono y si Happy estaba por el lugar también pasaría por él, y anoto mentalmente que cuando se mudara a Nueva york tendría que definitivamente comprar un carro.
Esa media hora fue lo suficiente para cambiar su vida.
Trato de abrir la puerta del pent-house pero algo la detenía- ¿Jarvis, estas ahí? ¡Ábreme la puerta deje el celular!- trato de llamar a su mayordomo, quizás estaba el servicio de limpieza adentro.
El silencio que emanaba de la puerta era inquietante y fue peor cuando empezaron a llegar sonidos a sus oídos, eran golpes sordos, esporádicos, quizás lejanos, pero él solo podía escuchar, hasta que por fin lentamente se medió abrió la puerta dejando ver a Jarvis pálido, con la cara ensangrentada y recostado sobre la puerta para no dejarlo pasar,
-Joven Anthony, tome…- la voz del hombre era casi un suspiro- salga de aquí lo más rápido que pueda, desaparezca, no confié en nadie, donde sea que este alguien ira por usted pero hasta ese entonces ocúltese-El canoso hombre empezó a respirar con dificultad mientras pasaba por el pequeño espacio que había hecho en la puerta, la mochila de Tony- aquí está todo lo que puede necesitar…-
Tony agarro la mochila shockeado no sabía lo que estaba pasando y su corazón se aceleraba más y más. No tuvo oportunidad de preguntar nada por qué apenas había recibido la mochila unos sujetos salieron de la habitación de sus padres y se lanzaron sobre Jarvis y este con su último resquicio de fuerza cerró la puerta con llave lo más rápido que pudo y Tony solo escucho los gritos y el sonido de los golpes.
Las lágrimas comenzaron a aglomerarse en sus ojos mientras bajaba en el elevador, busco en el bolso y encontró una chaqueta lo bastante grande para ocultar sus rasgos, se quitó todo lo que pudiese llamar la atención y se puso la chaqueta y al abrirse las puestas del elevador, empezó a correr, a correr como si no existiese un mañana.
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Y ahí se estaba el, aun corriendo sin saber de qué, pero lo evidente era que debía hacerlo, al cabo de unos minutos se dio cuenta de que no podía correr para siempre y mucho menos cruzar el país corriendo así que entro lo más rápido que pudo a la estación de trenes. Antes de comprar un boleto, su parte racional le dijo que debía verificar lo que tenía.
Se metió al baño de hombres y se encerró en la primera cacilla que consiguió vacía. En el interior de la mochila que le dio Jarvis, encontró (además de la chaqueta que ahora llevaba puesta) su pasaporte, papeles de identidad, una muda de ropa, las carteras (con dinero y tarjetas) de sus padres además de una carta… una carta manchada con sangre probablemente de Howard que era quien la había escrito.
Trato de no pensar en lo que había pasado, por lo menos no en ese momento, guardo todo, su dinero más el que estaba en la mochila le darían para sobrevivir por bastante tiempo y su principal prioridad era escapar. Ya en la taquilla de ventas pidió un boleto, sin importar a donde, solo quería irse en el tren más próximo a salir.
Es impresionante lo que la adrenalina y el Shock al juntarse logran, Tony ya se encontraba sentado en el tren sin importarle la poca gente que iba con él a esas horas de la noche, trato de dormir, de aplazar los recuerdos y de asimilar lo que había sucedido y pudo hacerlo, pero ya cuando el sol comenzaba a salir, el despertó de su letargo sin sueños, y claro sin la adrenalina que bloqueaba sus recuerdos.
Ya no podía contener las lágrimas al recordar los gritos de Jarvis al ser brutalmente golpeado por quien sabe que bestia insensible y lo más probable era que sus padres hubiesen tenido el mismo destino dejándolo a él solo en ese mundo. Con su mano temblorosa saco la carta manchada de sangre y leer las últimas palabras de sus padres, y saber que era lo que había pasado.
Era como había esperado, la letra de su padre, aunque estaba escrita con una letra casi irreconocible por la velocidad con la que se redactó, pero al fin de cuentas era la letra de Howard.
“Tony no sabes cuánto me alegra en estos momentos que sea un juerguista de primera, de esta noche tu madre y yo no saldremos vivos y es nuestro deseo que tu leas esta carta mucho después que esto haya pasado, y estés vivo y a salvo. Hay problemas con la empresa desde hace algunos meses, quieren nuestra tecnología para cosas malas Tony, en mis archivos esta toda la información que necesitas saber, siento dejarte este problema y a industrias Stark siendo tu tan joven, cuídate de H.Y.D.R.A y no confíes en nadie. Nick Fury ira por ti.
Tu madre y yo te amamos.
Sobrevive Tony”
En sus cortos diecinueve años Anthony nunca fue un joven muy sentimental que digamos, siempre llevo su vida con jovialidad sarcasmo y diversión, la seriedad no iba con él, a pesar de ser un genio que había obtenido dos títulos a la edad que por lo general muchos recién empezaban su carrera universitaria, con facilidad se había resignado a que sería el próximo director de la industria de Howard, pero claro llevándola bajo sus propios ideales y había disfrutado cada año de universidad como se debía, sus padres lo querían sí, pero tampoco fueron los padres más afectuosos de la tierra, pero tampoco se quejaba, le gustaba su independencia sin embargo la forma en que termino todo no era ni remotamente aceptable, él no podía concebir la idea de que la vida de sus padres y la de Jarvis habían sido arrebatadas de aquella manera tan vulgar y barbárica y claramente ya no sabía que iba a hacer con su vida de ahora en adelante, sabía que debía esperar a Nick pero el asunto era ¿dónde? ¿Cuándo? ¿Qué pasaría con industrias Stark?
No podía decir que era un vuelco completamente inesperado en su vida, ya varias cosas parecidas habían sucedido en el pasado, pero no era algo que ellos pudiesen controlar, obviamente los Stark desde generaciones se habían creado una reputación al crear tecnología y mucho más Howard Stark quien muchos de los armamentos que había fabricado servían para las más secretas organizaciones del gobierno y al ser el poseedor de una empresa multimillonaria, ya muchos habían intentado secuestrarlos, chantajearlos, estafarlos, pero siempre habían podido librarse “milagrosamente” de esas situaciones…
Ya con las lágrimas secas en sus mejillas decidió que su primer objetivo era seguir vivo hasta que por fin pudiese aclarar las cosas y, tomar represalia contra lo que mataron a sus padres. Fue al baño se lavó la cara y paso las últimas 5 horas del viaje mirando por la ventana el paisaje, hasta que por fin se dio cuenta que no tenía ni idea de hacia donde se dirigía.
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En total fueron diez horas viaje, con destino a Virginia occidental, Harpers Ferris.
Bajo del tren sintiéndose transportado a otra dimensión, aquel sitio era completamente a Nueva York a Massachusetts y a California, parecía sacado de otra época, muy pocos eran los edificios modernos de esa zona, y no había ni un solo rascacielos que se interpusiera entre él y la vista panorámica del cielo.
Fue muy poco tiempo el que tuvo para admirar la belleza natural del lugar que se abría paso incluso en esa “ciudad” puesto que la sensación de ser perseguido volvió a golpearlo, empezó a alejarse de la estación tratando de caminar lo más normal que podía pero aun así no podía dejar de mirar a cada momentos sus espaldas, debía conseguir un lugar donde quedarse y esconderse para recuperar un poco de tranquilidad y seguridad.
Caminaba distraído viendo hacia atrás cuando choco con alguien y perdió el poco equilibrio que sus erráticos pies tenían en ese momento, obviamente callo sentado en el suelo.
- ¿Hey? ¿Te encuentras bien?- una mano grande con dedos largos y de piel muy blanca entro en su campo de visión ofreciéndole su ayuda.
- Rayos... Si, gracias- Acepto la ayuda de aquel desconocido, estaba mareado y a punto de vomitar, nunca pensó en los efectos que tendrían la tensión y el estrés en su estómago.
Aquel sujeto lo levanto con muy poco esfuerzo y cuando Tony se percató de esto pudo ver que la mano de aquel hombre no era lo único grande, Todo él era gigante, 1,90 aproximadamente de altura, sus pectorales eran enormes sin mencionar sus hombros y brazos, obviamente había trabajado muy bien su cuerpo en el gimnasio y claro como no fijarse en su rostro unas facciones finas, cabello rubio, labios grandes y de sonrisa fácil que hacían juego con unos claros y amables ojos azules. El típico adonis americano y lo peor, le calculaba pocos años mayor que él.
-¿Estás perdido niño? ¿Dónde están tus padres?- pregunto aquel ser, que con su sola apariencia insultaba a Anthony, que a pesar de ser un chico extremadamente bien parecido y de buen cuerpo no podía hacer mucho con sus 1,60 metros de altura. Y ahora que se daba cuenta, policía (a menos que fuera uno de esos raros que le gustaba disfrazarse para ir alguna convención de los village people).
-¿niño? No compañero, no soy un niño, perdido estoy, eso está claro- lo miro entornando sus ojos ¿niño? ¿Era una maldita broma no?
- ¿sucede algo? ¿Alguien te sigue? Te eh estado observando y pareces tener problemas- la sospecha bailaba en esos ojos tan azules.
Tony sabía que no podía confesar todo lo que estaba pasándole, dar su ubicación a la policía seria como ponerse un cartel de neón en la cabeza diciendo “HOLAAAAAAAA, H.Y.D.R.A NO SE QUE SEAS PERO AQUÍ ESTOY”, y obviamente él no era tan estúpido como para hacer eso.
- No, simplemente no conozco este lugar y necesito conseguir un apartamento, si realmente pensaste que era un niño y esa era tu estrategia para interrogarme te aseguro que un niño con tres dedos de frente te habría reconocido como acosador pedófilo- No era del todo mentira.
- ¿Tu solo?- insistió el mayor ignorando los ataques de Tony
-Sí, joder ya te dije que no soy un crio- Se molestó más, empezaba a creer que eso de que los rubios y las neuronas no eran compatibles era cierto.
-Entonces no te molestara mostrarme tu identificación- El oficial se cruzó de brazos y alzo la ceja un poco divertido con la irritación del menor.
Tony volteo los ojos, y busco su cartera en el bolsillo trasero de su pantalón saco su D.N.I y se lo entrego- ¿eso es suficiente?- Pregunto mordaz.
- Sí, eso es todo- aquel hombre le sonrió de manera encantadora- Si quieres, ven conmigo, puedo conseguirte un lugar para quedarte.
- Sí, eso sería de mucha ayuda- suspiro aliviado, tenían suficiente lo del día anterior para que un policía se la tomase contra él, el primer día en otra ciudad.
- Mi nombre es Steve, Steve Rogers-
- Yo soy Tony-