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Mi felicidad por tus sombras. por darkness la reyna siniestra

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Notas del capitulo:

Espero les guste este capitulo. ;)

 

 

 

Los caballeros comenzaron a llegar al templo principal portando sus armaduras, viéndose impecables preparándose para la llegada de los del Inframundo. Algo les decía que el dios de negra cabellera no llegaría solo, así que era mejor que todo sobrara y no que faltara.

Por indicaciones de Shion, todos comenzaron a tomar sus lugares a ambos lados de la amplia alfombra roja que adornaba el camino hacia el trono donde Athena y Hades se sentarían para dar comienzo al convivio y de igual manera al tratado que Hades tenía planeado.

-Caballeros. –llamó Shion iniciando la formación. –Colóquense de acuerdo a su signo. Ya saben cómo hacerlo.

Los hombres comenzaron a moverse. Primero Mu, a su lado Aldebarán, seguido de Saga y luego DeathMask. A su derecha, Aioria y finalmente Shaka terminaba esa fila. Frente a ellos comenzaba la otra fila conformada por Dohko frente a Mu, a su izquierda estaba Milo frente a Alde, junto a este estaba Aioros frente a Saga luego Shura frente a Death, Camus a su izquierda frente a Aioria y para finalizar Afrodita frente a Shaka terminaban la formación delineando el camino hasta los tronos.

-Ahora sí todo esta listo. –festejó el carnero mayor.

En ese momento llego Saori, y al ver a sus guerreros perfectamente formados sonrió complacida. Caminó por el camino rojo entre medio de los doce hombres que vivían para protegerla y al ver al séptimo de ellos, su sonrisa aumento. Shion se dio cuenta de eso pero no le dio importancia. Algo en su interior le decía que sufrir por ese chino no valía la pena y que había algo mejor esperándolo aunque desconocía lo que era. Shion sentía que algo muy importante iba a ocurrirle ese día.

-Quizá voy a morir… -pensaba al no creer que algo bueno fuera lo que lo incluía a él. No se imaginaba lo que le esperaba. De hecho, nadie se lo espera. 

 

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-Espero se comporten frente a Athena y sus caballeros. Si todo sale bien, no tendremos que pelear nunca más con ellos.

Hades daba las últimas instrucciones a sus espectros. La idea era hacer un trato con la peli morada y no creía que las cosas fueran a ser complicadas, aunque conociendo a Athena, nunca se podía estar cien por ciento seguro de las probabilidades.

-Descuide señor Hades, yo personalmente en encargare de que todo esté en orden entre los jueces y los caballeros dorados. –sin duda Pandora era un elemento sumamente importante con lo cual Hades tenía la dicha de contar. Sabía que la muchacha además de hermosa era muy inteligente y muy peligrosa si se le encontraba el lado malo, así que si ella estaba, no habría matanzas innecesarias.

-Confió en ti, Pandora. Vámonos ya. –los jueces y la heraldo asintieron a lo dicho por el dios.

El azabache alzo su mano derecha al frente de donde comenzó a abrirse un portal ovalado. Dicho portal desembocaba en la entrada del Santuario. Pandora paso primero al otro lado, seguida de Hades y finalmente los jueces. Al finalizar estos últimos de pasar, el portal se cerró tras Aiacos.

Todos vieron hacia arriba donde comenzaban las escaleras hacia la casa de Aries, comenzaron a caminar para llegar más rápido pero al paso salieron cuatro caballeros de plata para guiarles hasta el palacio del Patriarca.

-¿Quiénes son ustedes? –cuestiono Radamanthys adelantándose al pequeño grupo.

Una de las dos mujeres del grupo se adelantó también.

-Soy Shaina de Ofiuco. –se presentó la peli verde. –Ella es Marín de Águila, y mis otros dos compañeros son Misty de Lagarto y  Argol de Perseo. Somos caballeros de plata y tenemos como orden de Athena el conducirlo a usted dios Hades y a sus acompañantes al templo principal.

-Déjalos Radamanthys, están cumpliendo órdenes de Athena. –llamó Hades a su juez y este estuvo de acuerdo con lo dicho por la amazona.

-Parece que Athena está mejorando su forma de tratar a sus iguales. Bien caballeros, llévennos a donde se encuentra Athena.

-Por favor sígannos. –pidió Marín y todos comenzaron a caminar por las escalinatas hacia las doce casa.

El recorrido era en silencio, Pandora iba atrás de Hades que a su vez iba tras los de plata. Pero atrás de la alemana, era otra historia…

Resulta que a los Kyotos se les había ordenado asistir siempre portando sus oscuras Sapuris cuyo peso combinado con el calor del sol heleno del sitio los hacía sentirse sofocados, a uno más que al otro.

-¡Por los dioses…! ¿Cómo aguantan estos caballeros de Athena subir estos interminables peldaños del demonio? –se quejaba Aiacos tratando de ventilarse un poco sacudiendo su cabello.

-Dejen de quejarse. –reprendió Radamanthys. –Somos los tres jueces del infierno y ustedes actúan como simples humanos.

-¡Bah! No te hagas el digno Rada, ¿No me digas que tú no sientes calor? –el peli blanco se cansó de la regañina del inglés. 

-Claro que tengo calor, pero con quejarme no se me va a quitar como por arte de magia Minos.  –su tono irónico dejo callados a los otros dos y siguieron subiendo las interminables escaleras.

Y así el tiempo paso hasta que sin darse cuenta estaban terminando de pasar por el templo de Piscis donde el camino de rosas que obstruía el paso por las escaleras hasta el templo del Patriarca, se abrió ya que las rosas por alguna desconocida razón, se apartaron del camino acomodándose a cada lado de los límites de los graderíos. Entonces la amazona italiana hablo.

-No podemos ir más lejos que hasta aquí. Desde este punto subirán solos lo que resta de camino que en realidad no es mucho, al llegar a la entrada el Patriarca los recibirá para presentarlos ante la diosa. –finalizó.  

-Está bien. –fue todo lo que dijo la deidad y paso al lado de los plateados sin más.

Las amazonas y los guerreros de plata se fueron hacia debajo de nuevo a esperar por si algo sucedía. Mientras tanto Hades y su sequito llegaban a las puertas del gran salón Patriarcal. Donde Shion los estaba esperando.

Hades al ver a Shion, sintió que algo en su ser se encendía pero así como es el dios del Inframundo, no daba a conocer nada de lo que sentía en ese momento más que su cara de apacibilidad. Shion por otro lado, se extrañó al no sentir nada negativo hacia el dios, ya que él había sido el causante de muchas de sus últimas penas; pero no. Nada, solo una muy extraña emoción que ni por Dohko había sentido antes.

Pero lo que paso a continuación fue algo que hubiera hecho que otra persona se fuera de espaldas: Hades lo miro con sus intensos ojos azul cielo y luego le sonrió, una sonrisa pequeña pero una sonrisa al fin y al cabo. Luego de eso, Shion recobro un poco la normalidad de su cuerpo y hablo por primera vez en todo ese momento.

-Los esperábamos. Vengan conmigo, los llevare para presentarlos como es debido.

Shion inicio el recorrido con los del averno tras de él. Se sentía nervioso el lemuriano, y ni siquiera entendía por qué pero creyó que eso le pasaría así que le restó importancia.

Hades no estaba mejor. Se sentía extrañamente bien al estar tan cerca de ese caballero tan hermoso. Quería tenerlo de una buena vez entre sus brazos y poder presentarlo como suyo y de nadie más, pero tenía que hacer todo con meticulosa calma para que tuviera el efecto deseado.  El dios miraba aún más bello al peli lima si es que eso era posible. Pero no era el único que notaba aquello…

-Por favor, esperen aquí mientras le comunico a Athena que ya están aquí. –pidió el ariano, Hades asintió en respuesta y lo vio partir tras una gran y magnifica puerta doble. 

El Sumo Pontífice llegó hasta donde Saori estaba sentada en su trono. La chica se puso de pie al verlo llegar.

-¿Ya están aquí?

-Si Athena, acaban de llegar.

-Bien, anuncia su entrada. –la chica bajo los pocos peldaños y se desplazó por la alfombra hasta adelantarse a las filas de hombres que custodiaban sus pasos.

Ni Shion ni Saori se dieron cuenta de cómo cierto tigre miraba al carnero. Dohko se perdió del mundo por un instante al ver a su antiguo amigo llegar, no sabía porque pero el ariano se miraba sumamente hermoso esa tarde. 

Por otro lado, Shion fue hasta la puerta donde había dejado a los invitados para hacerlos ingresar al salón.

-Athena los espera…

Los soldados abrieron las dos puertas para que los cinco entraran con magnificencia y porte al recinto. Y lo primero que vieron fue a la peli morada esperando por ellos.

-Hades, un placer recibirte en el Santuario.

Los Kyotos, Pandora y el dios se dieron cuenta de que todo estaba dispuesto para su llegada. Había una amplia variedad de platillos deliciosos y muchos vinos finos. Sin duda la muchacha se había esmerado. Pero Hades solo esperaba que todo aquello valiera la pena o tendría que mandar todo al diablo y proceder como en verdad no quería.

-Claro Athena. Traje a mi heraldo y a mis Kyotos conmigo, espero eso no te moleste.

-Para nada, me imagine que no vendrías solo y hemos predispuesto cuanto necesiten.

-Te lo agradezco.

-¿Gustas pasar a tomar asiento? Así tus acompañantes podrás descansar también.

-Me parece bien.

Athena y Hades se fueron directamente hacia los tronos donde tomaron asiento.

La diosa de la sabiduría presento a los recién llegados y les aclaro el porqué de su visita más claramente, no de la manera vaga en la que lo hizo el día anterior. Los caballeros aceptaron de buena gana la explicación y trataron con respeto a los jueces y al heraldo.

Tras un buen rato de charlar sobre cosas más informales. Saori invito al azabache a pasar a su despacho para tratar aquellos términos que le mencionara en el Olimpo.

 

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-Bien ya estamos aquí, por favor toma asiento. –pidió la menor y el mayor obedeció. –Tengo entendido que vienes dispuesto a lograr un trato de paz  conmigo por el dominio de la tierra.

-Así es. –concedió con la pierna derecha sobre la izquierda  de modo muy masculino.

-Bueno, pues… te escucho.

-Tú me preguntaste si había sentido amor alguna vez. Te respondí que sí… te diré a quien amo ya que es parte importante del trato que quiero tener contigo.

-Te escucho.

-Primero que nada. Te diré mis intenciones. –Hades se puso recto en su asiento. –El trato consiste en que dejes que despose a uno de tus caballeros y lo lleve conmigo para convertirlo en mi consorte.

Lo que el peli negro dijo hizo que la de morados cabellos abriera los ojos desmesuradamente. ¿Hades quería a uno de sus caballeros para casarse? ¡¿Cómo era posible?!

-¿Qué…? ¡¿Por qué?! ¡¿A quién quieres?!   -la joven diosa se puso de pie sobresaltada. Hades aún mantenía la calma, sabía que eso era lo que pasaría con su sobrina.

-Athena… quiero que me des a tu Patriarca Shion. Es a él a quien amo. –dijo sin pelos en la lengua el dios de los muertos. 

Athena sentía que caería de espaldas en cualquier momento.

-¡No puedes pedirme eso! ¡No lo aceptare! –gritó indignada. Hades se puso de pie.

-No seas tonta Athena, si no aceptas me lo llevare de igual modo y no conforme con eso, me encargare de destruirte para quedarme con el control total de la tierra. –amenazó y la diosa palideció.

-N-No te atreverías…

-Pruébame… hasta entonces, esperare aquí en tu Santuario a que pienses lo que es verdaderamente conveniente para ti. Es solo uno más de tus 88 caballeros, ¿O me dirás que sacrificarías a millones de personas por un solo hombre…? Que egoísta eres… -sin decir más palabra que esa. Hades salió del despacho molesto con la chica, no quería llegar a tanto pero si la joven lo orillaba a actuar como su naturaleza se lo dictaba, no lo dudaría ni por un segundo.

En el interior. Saori se sentía impotente y el cuerpo le temblaba por lo que acababa de confesarle su tío ¿Hades enamorado de Shion? ¿Cómo había pasado aquello? No lo sabía, y no sabía que era lo que debía de hacer ahora, necesitaba desahogarse con alguien y si alguien había prometido estar a su lado cuando lo necesitaba sin duda era Dohko, su actual pareja. Sin más salió del despacho a toda velocidad para ir hasta el salón del trono donde sabia seguían sus santos.    

Llego en pocos minutos y comenzó a buscar con la mirada al peli rojo que compartía su lecho por las noches. El de Libra noto esto y se alejó de Shura y Camus con quien mantenía una amena conversación para ir al encuentra de la japonesa.

-¿Qué te pasa? Estas temblando. –notó el chino tomándole la mano.

-Dohko, no sé qué hacer, necesito hablar contigo… -pronuncio pálida.

-¿Hades ya te hablo sobre el tratado de paz?

-Si… de eso necesito hablarte. Acompáñame por favor… -estaba desesperada, no quería intercambiar a Shion por el bien de la tierra, pero si no lo hacía, sus demás santos tendrían que derramar de nuevo su sangre por ella y eso sería injusto y egoísta en todos los sentidos. Dohko asintió y guio a la virginiana a sus aposentos privados para hablar con más calma.

 

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Hades entro molesto a una gran y elegante estancia a donde fue conducido por un par de soldados alegando que sus acompañantes están descansando en ese lugar.

Pandora al verlo entrar totalmente ofuscado, se puso de pie del cómodo sofá en el que se encontraba leyendo, y se acercó a su señor con la intención de calmarle un poco.  

-Señor Hades… ¿Ya hablo con Athena?

-Si… ¡Maldición! –soltó colérico. – ¡Esa niña tonta…! no será fácil que acepte darme a Shion.

-¿Se ha negado?

-Efectivamente se negó, pero le he dicho que no nos iremos de aquí hasta que recapacite y acepte entregármelo. 

-Entonces esperaremos el tiempo que sea necesario. –apoyo la alemana y Hades asintió en respuesta.  –Es mejor que descanse, va a ser una noche larga.

-Tienes razón.

-El Patriarca nos dijo que en esta parte hay seis habitaciones  y que aligeramos la que fuera de nuestra preferencia. Cada uno tiene lo necesario, y podíamos llamarle si requeríamos algo.

Lo que Pandora dijo hizo que el dios tuviera una idea. ¿Así que podía llamar al Patriarca si algo se le ofrecía? Interesante sin duda…

-Está bien, necesito ver a Shion, hare que venga a mi recamara. Ustedes ya retírense a descansar, esto es algo que yo debo tratar solo.

Los espectros sabían lo que su señor planeaba y prefirieron acatar la orden del azabache. Era preferible además de que ellos en efecto ya querían descansar.

-Está bien mi señor, nos retiramos.  –la joven y los Kyotos se retiraron dejando al mayor solo. Su plan tenía que funcionar, debía ir un paso delante de Athena para que todo saliera bien, de lo contrario debía actuar como el dios que era.  

 

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-¿Bien ahora me dirás lo que te pasa? –Dohko y Saori estaban ya en la habitación de la chica quien comenzó a llorar totalmente angustiada.

-Dohko… si no hago lo que Hades me pidió, una nueva guerra comenzara, pero no quiero que los caballeros vuelvan a morir por mi causa… -se dejó caer sentada sin importancia sobre la cama.

-¿Qué te ha pedido ese desgraciado? ¡A caso quiere que te vayas con él! –más lejos del error no podía estar el chino.

-No, yo no… -sollozó. –Dohko, Hades está enamorado de Shion, y me ha pedido que se lo entregue para convertirlo en su consorte. ¡Quiere llevarse a Shion al Inframundo! –se desesperó la chica. Dohko se quedó sorprendido y una molestia y un profundo enojo se apoderó de él al pensar en que el dios quisiera llevarse al bello ariano.

-¡¿Qué?! ¡Cómo es que se lo quiere llevar! ¿Está loco? ¡No lo permitiré! –dijo con decisión.

-¡No! No permitiré que sigan muriendo ustedes por culpa mía…pero tampoco quiero que Shion sufra al estar al lado de Hades a la fuerza. –Saori miro directamente a los ojos verdes de Dohko.

-Entonces ¿Qué piensas hacer? ¿Entregarte tú en lugar de Shion acaso? –el tono del chino era de molestia, pero más que todo, por la idea de que Saori aceptara dar a Shion como sello de aquel pacto que le ofrecía el dios de los muertos. 

-Si con eso puedo hacer cambiar de parecer a Hades, no  dudes ni por un segundo que lo hare.

Dohko ya no dijo nada, sabia con exactitud que la chica a su lado era una diosa cuidadora de los seres humanos. Y como tal, se sacrificaría para salvar a las personas sin importarle que el precio a pagar fuera su vida.

El tigre solo suspiró derrotado.

-Debo hablar con Shion sobre esto. –pronuncio como últimas palabras. Se puso de pie de la cama para ir hacia el balcón de la recamara y poder ser bañada por la luna que coronaba la noche, sintiendo como las corrientes de viento nocturno enfriaban las lágrimas que corrían por su rostro blanco. Mientras el de Libra la contemplaba aun sentado en el lecho.

 

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El dios de los muertos se instaló en la que sería su habitación. Era muy ostentosa sin duda pero eso no era lo que le importaba en realidad. Tenía un plan y lo ejecutaría con tal de tener unos minutos con el ariano de lima cabellera. 

Salió entonces el azabache al pasillo para tratar de encontrar a algún soldado o sirviente que llamara al Patriarca. Y para su suerte, un soldado iba pasando al hacer su recorrido de seguridad.

-Soldado… -llamo el dios. El aludido se detuvo, inclinando su cabeza en señal de respeto.

-A sus órdenes señor. –respondió el hombre.

-Necesito que convoque al Patriarca de este lugar a mi habitación, quiero tratar un asunto con él. –aclaró.

-Con todo respeto señor. Si usted gusta yo podría ayudarle con lo que necesite. –el hombre ofreció con humildad. Mas Hades negó suavemente con la cabeza.

-No, lo necesito a él directamente. Tengo entendido que podíamos pedir su presencia  si requeríamos de ella.

-Es verdad señor… iré ahora mismo a buscarlo para que atienda a su llamado. –el soldado hizo una nueva inclinación de cabeza y se dispuso a cumplir con lo que le había dicho al oji azul. Hades se mostró complacido.

Siendo así, el joven hombre partió a su búsqueda. Ahora tendría que buscar a Shion por el lugar, solo rogaba porque el lemuriano no se hubiera dormido ya porque si ese era el caso, no se atrevería a molestarlo.  

 

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Shion se sentía cansado. Iba a su habitación para poder dormir; su cuerpo se lo pedía a gritos y creyó correcto atender el llamado.

Casi llegaba a sus aposentos, solo debía cruzar otro pasillo y llegaba. Pero justo al cruzar a la derecha, un soldado interceptó su paso.

-¡Su ilustrísima! ¡Qué bueno que lo encuentro! –exclamó aliviado el soldado. Shion se sorprendió ante la euforia del hombre hacia su persona.

-Estaba por irme a descansar. –comunicó. -¿Me buscaba soldado?

-Sí, su ilustrísima. El dios Hades ha solicitado su presencia.

-¿Quiere que yo vaya a verle…? ¿Por qué? –cuestiono más que sorprendido el ariano.

-No me lo ha dicho con claridad señor, solo dijo que necesitaba de su presencia.

-Le hubieras ofrecido tu ayuda, seguramente algo le incomoda o no le gusta la habitación. 

-Trate de que me permitiera ayudarlo con lo que necesitara pero él me aclaró que lo quiere ver a usted, Excelencia. 

El Sumo Pontífice suspiró agotado y resignado. Tal parecía que aún no podría irse a la cama a descansar como tanto lo quería.  

-Está bien, en este momento iré a verle. ¿Es eso todo?

-Sí señor.

-Bien, vuelve a tus obligaciones.

El soldado se alejó a seguir con lo que hacía antes de encontrarse con el del Inframundo. Shion inicio el camino por donde el soldado había venido para atender lo que sea que necesitara el invitado.

Pasaron alrededor de diez minutos cuando el del Tíbet abrió la puerta de la estancia donde se encontraban aquellas seis habitaciones donde habían acomodado a los visitantes. Todo estaba oscuro, solo la luz de la luna se colaba por el gran ventanal de la habitación principal y cerca de esta, dos sofás de respaldo largo color negro. En uno de estos descansaba la anatomía perfecta de Hades con lo que parecía ser una copa de vino de uva en su mano derecha. Perdido el azul de sus ojos en la hermosa y plateada luna en lo alto del firmamento.

Pero por muy perdido que Hades estaba mirando la luna como si estuviera bajo un hechizo, sintió la energía del recién llegado, y con calma el dios giro la cabeza para verlo en todo su esplendor aun con la oscuridad del lugar.

-Buenas noches, Shion. –saludo el peli negro con su masculina voz. El nombrado se tensó al escuchar su nombre salir de esos atrayentes labios.

-Buenas noches… me han comunicado que quería verme.

-Así es, me alegra que aquí se cumpla lo que se diga, como el que podía llamarte si te necesitaba.  –sonrió y el peli lima sentía su cara arder.

-Por supuesto… son los invitados de Athena después de todo.

-Dime Shion ¿Ya te ha hablado Athena del tratado de paz que quiero que haya entre ella y yo?

-…No… solo nos comunicó que usted vendría hoy para tratar los términos de ese tratado.

Hades notó a Shion muy lejos, así que con un tono por demás seductor, le hizo acercarse.

-Estas muy lejos. Acércate, siéntate frente a mí, no voy a hacerte daño.

Shion no muy convencido y con los nervios a flor de piel, se fue acercando lentamente hasta sentarse en el otro mueble frente a Hades quien lo miro embelesado.

-¿Así que mi sobrina no te ha dicho aun nada? –el de menos años negó.

-Supongo que Athena sabe lo que hace.

-Eso me gustaría creer a mí. Pero es un poco egoísta de su parte ya que tú tienes una parte muy importante en los términos del acuerdo.  –sorbió de su copa con gracia. Shion se quedó un tanto extrañado por lo que escuchó.

-¿A qué se refiere?

-A que… -iba a hablar el dios pero un grito le detuvo. Era Saori quien había entrado a la estancia en compañía de Dohko.

-¡¡¡Hades!!! –dejó escapar la chica el grito desesperado.

Había decidido ir a buscar a Shion para ponerlo al tanto de la petición del mayor para que el convenio de paz se llevara a cabo. Por lo que, salió de su recamara seguida por el chino para ir en busca del psíquico pero no le encontraron ni en el salón del trono ni en las habitaciones privadas de este,

Afortunadamente para la joven diosa, un soldado que hacia su patrullaje nocturno les informo que el oji rosa había sido llamado por Hades a la estancia donde estaban hospedados él y sus espectros. Por lo que ni lenta ni perezosa la chica y el peli rojo fueron hasta ahí temiendo lo peor.  

Por ende, estaban ahora ahí frente al dios quien había dejado caer la copa de vino haciéndose añicos el delicado cristal y al Pontífice quienes se habían puesto de pie de sus lugares ante el sobresalto producto de la entrada alterada de la diosa al lugar.

-Athena. –pronuncio con fingida sorpresa. –Al parecer Zeus no te educó bien, ni siquiera te enseño a tocar antes de entrar a algún lugar.

Saori se acercó con el ceño fruncido hacia donde estaba el oji azul.

-¡¿Por qué hiciste venir a Shion?! ¡Que le has dicho! –exigió saber.

-Athena… –Shion habló interrumpiendo a la joven.  –Él no me ha dicho nada…

-Es verdad, apenas iba a decírselo cuando tú entraste como una desquiciada.

-¡Cállate Hades! –gritó esta vez Dohko. –Nunca debimos de haber confiado en ti. –reprochó y el peli verde comenzaba a desesperarse.

-¡Silencio! –exigió fastidiado. No comprendía porque esos tres peleaban, ni a lo que el dios se refería con que él tenía que ver en el acuerdo. -¡Quiero que todo el mundo se calle de una vez! No sé por qué discuten pero si siguen así yo mejor me marcho.

Tenía la intención de marcharse pero Hades no se lo permitió, tomándole de uno de los brazos y halándolo hacia su cuerpo.

-¡No! Tú no iras a ningún lado… -contra todo pronóstico, Hades rodeó la cintura de Shion con sus fuerte brazos y unió sus labios con los del ariano que se había quedado en estado de shock.

¡Hades lo estaba besando! ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Sería una trampa para atacar a Athena? Esas y más preguntas no encontraban respuesta en su mente cansada más lo que si sabía era que aquel contacto era sumamente placentero. Tantos siglos sin unir su boca con la de alguien más y ahora ese alguien que introducía su lengua animosa a su cavidad bucal no era otro si no el mismo amo y señor del Inframundo. En contraparte de lo que muchos pensaban, los labios de Hades eran suaves y tibios, tan reconfortantes y embriagadores. Shion se sentía perdido por un conjuro ante esa caricia de la que era víctima.

Hades por el otro lado, se encontraba plenamente feliz de tener en sus brazos a ese hermoso caballero que había comenzado a responder con igual ímpetu a su cercanía. El primer ósculo brindado de su oscuridad desplazada por la más ferviente pasión de amar a una persona que muchos considerarían inferior a él. Pero no le importaba más nada que seguir acariciando el interior de la boca del carnero y hacerlo sentir en las nubes del Olimpo.  

Saori, abrió desmesuradamente los ojos en impresión de ver lo que estaba presenciando. No lo creía, Hades besaba a Shion de una manera prohibida, el ariano había puesto sus manos sobre el pecho amplio del dios mientras que este lo presionaba más contra sí mismo, como si fueran a arrebatárselo sin consentimiento. Así mismo, Dohko sentía una rabia incontrolable crecer en su interior, deseaba ir hacia ellos, alejar a Shion de ese tipo y golpearle a su vez. No quería que Hades siguiera tocando y besando a Shion de esa manera.

-¡¡¡Suéltalo!!! –ordeno un rabioso Dohko que inconscientemente había encendido su cosmos.

Hades se separó del peli verde, no sin antes lamerle el labio inferior con ternura. Shion estaba completamente rojo de la pena y de la sorpresa y ante esto Hades sonrió.

-¡¡¡Quítale tus manos de encima a Shion ahora mismo!!!! –seguía gritando el librano. Justo en el momento en que Pandora y los jueces salían de sus habitaciones alarmados por el cosmos amenazante del de China.

-¿Por qué…? –en un susurro preguntaba el Patriarca y Hades le dijo lo que Saori tanto había temido.

-Porque te amo, Shion…

 

 


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