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La apuesta por Moomvi

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Notas del fanfic:

Naruto no me pertenece, es propiedad de Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:

¡Hola! Es la primera vez que publico algo aquí, espero que les guste... 

Intento de humor >.<

¿Alguna vez estuvo tan avergonzado en su vida? No, por supuesto que no… ¿Cómo diablos termino así y por qué? ¡Ah! Claro, sexo… ¿Cuánto tiempo duraría su sufrir? No tenía idea… Lo único que le quedaba claro eran tres cosas…


 


La primera: No volvería a apostar con ese estúpido rubio.


 


La segunda: Hasta las faldas color rosa le quedaban bien.


 


Y la tercera: Definitivamente mataría a ese lindo -jodido, estúpido, bueno para nada, descerebrado, cabeza hueca- y amado ser que tiene como novio.


 


¿Que cómo termino con una falda rosa que le tapaba únicamente el bóxer y un poco más, extremadamente pegada? Además claro, de una coqueta blusa sin mangas, un sostén con relleno, zapatos bajos de chica y un bolso el cual –obviamente- combinaba a la perfección con su atuendo, fácil, una apuesta.


 


Por ahora se encontraba justo en la entrada de la universidad, en el auto del estúpido rubio, el cual no hacía más que incrementar su enojo por esa estúpida sonrisa burlona en su estúpido rostro de estúpido.  


 


— ¿Qué pasa amor? — Preguntó Naruto detrás del volante observándolo con sus grandes y azules ojos llenos de amor y burla —Faltan 5 minutos para que la clase comience y tú eres muy puntu… ¡Ah! ¡Claro!— bajó del lindo mustang tuning, lo rodeó y caballerosamente le abrió la puerta —Hemos llegado a su destino, princesa.


 


Naruto le extendió la mano, Sasuke no hacía más que apretar fuertemente la mandíbula y de un manotazo la aparto, bajó rápida pero elegantemente procurando no enseñar nada más de lo necesario, todos los alumnos que transitaban por ahí se quedaron callados y observándolo como si de un extraterrestre se tratase, y no los podía culpar, él también reaccionó así al verse en el espejo esa misma mañana con el atuendo que Naruto le consiguió, justo después de ganar la apuesta. Pero, ¡por el rey de los tomates! ¡¿Quién carajo iba a pensar que ese su estúpido novio era un buen jugador de cartas?! ¡Él, que disfruta hablando con su asquerosa rana a la que llama amiga y besaba antes de dormir! Nadie ¡NADIE!


 


Suspiró, tratando de que el sonrojo disminuyera, bastante tenía ya como para andar por ahí con las mejillas rojas como toda una damisela, chasqueó la lengua, ya hasta pensaba como una estúpida damisela.


 


Mientras Sasuke discutía con él solito, Naruto lo observaba divertido con una sonrisa de triunfo, hacia tantas muecas y estaba tan rojo que por un instante sacaba su teléfono para grabarlo, pero, si hacía eso seguro que su amada princesa lo castra, rio, ¡su amada princesa! Hizo una nota mental, tenía que hablarle al viejo pervertido y darle las gracias por todas esas veces que lo metió a escondidas a los bares y casinos durante su pubertad.


 


Aún no podía creer que el de ojos negros haya aceptado la apuesta… y Sasuke tampoco.


*


Sasuke estaba llegando al apartamento que compartía con su rubio amor desde hacía ya un año, había sido un día muy cansado y tedioso, lo único que quería era tomar una ducha, esperar a Naruto, que lo folle duro, cenar, que lo folle más duro y dormir. Sonrió. ¡Oh, sí! Sonaba muuuy bien, aunque siendo honestos, quería por lo menos una vez ser él el que follara y no el follado, claro que no tenía queja, pero al menos una vez, no estaría mal. Se le ocurrió una idea.


 


En cuanto llegó a la puerta de su hogar corrió directo al baño, quince minutos después salió tan rápido como entró, directo a la tienda que tantas veces vio desde la ventana de su auto.


*


Un rubio con marcas en las mejillas de gesto cansado metía las llaves en la puerta de su hogar. Tuvo 3 exámenes seguidos y estaba seguro que dos de ellos estaban perdidos, suspiró, tal vez debía dejar de estudiar y ser actor o cantante, escucho que pagaban bien, sacudió la cabeza.


 


— ¡Sasuke, estoy en casa! —Gritó mientras se quitaba sonoramente los tenis y aventaba la mochila en quien-sabe-donde— ¿Sasuke?


 


Caminó a su recamara, buscándolo, la cocina, el baño, nada, no estaba.


 


—Qué raro, su mochila está en el sofá…—murmuró


 


En ese momento Sasuke, con la cabellera negra alborotada, vaquero y playera amplia, entraba.


 


1… 2… 3…


 


— ¡Sasuke!— Naruto estaba abrazado a su persona favorita como si de un koala se tratase


 


—Quítate, pesas. —Y ahora el rubio estaba en el suelo.


 


Él recién llegado acomodo la bolsa que traía en la pequeña mesa del comedor, dejando a la vista varias botellas de cerveza, paquetes de ramen –el favorito de Naruto- y más cerveza, para lo que quería hacer necesitaba alcohol.


 


— ¿Qué es esto?— preguntó el siempre curioso Naruto sacando un paquete de cartas de la bolsa.


 


Sasuke estaba poniendo agua para el ramen y acomodando las botellas. Unas en la mesa, otras dejándolas enfriar.


 


—Vamos a jugar —respondió simplemente


 


— ¿Sabes jugar?— Él de ojos azules frunció los labios en una mueca de duda


 


—Por supuesto— contestó dejándose caer en una de las cómodas sillas del comedor, incitando a su pareja a hacer lo mismo. —Jugaba con Itachi cuando tenía 14, fui al súper y de casualidad las vi, me pareció  divertido comprarlas y jugar contigo, dijiste que te gustaba. —Explicó mientras abría dos de las botellas a su derecha— ¿Quieres jugar?


 


Él sonaba aparentemente desinteresado, con el mismo tono que usaba para todo, pero estaba ansioso, claro que estaba ansioso, por favor  ¡Todo tenía que salir de acuerdo a su plan! Sonrío.


 


Naruto seguía observando el paquete de cartas en su mano con sus rubias cejas contraídas, viéndolas como si no pudiera descifrar lo que eran con exactitud.


 


—No quiero —dijo al fin, tomando una botella y caminado al televisor mientras lo encendía.


 


Sasuke, quien disfrutaba de sus fantasías, lo observó seriamente. Oh-oh eso no iba de acuerdo a su plan.


 


— ¿Por qué? Dijiste que te gustaba


 


Naruto resoplo desde el amplio sillón gris de la sala —Sí, pero eso era antes— dio un gran sorbo —le prometí al viejo que no volvería a jugar.


 


Así que era eso.


 


— ¡Oh, vamos Naruto! —Le dijo Sasuke desde el comedor  —Juega conmigo.


 


—No.


 


—Apostemos


 


La rubia cabeza volteo a verlo al fin.


 


—Apostemos algo —reiteró, viendo esos ojos azules llenos de duda, sonrío. Perfecto — ¿Y bien?


 


Lo pensó, en serio, estaba a punto de aceptar cuando, como un flash, vio a su viejo llorando en una silla y él con una sonrisa y mujeres a su izquierda y derecha, tembló—No.


 


Sasuke dejó de sonreír, eso estaba mal, todo lo que planeo no estaba saliendo como lo pensó De pronto una idea surco su mente.


 


—Oh, ya entiendo —sus negros ojos atravesaron los contrarios, sonrío altivo —Tienes miedo.


 


Y Naruto dejo de pensar.


 


Una hora treinta minutos, doce botellas de cerveza y tres raciones de ramen después, ambos, en el comedor y semidesnudos tiraban a matar con cada una de las cartas. Bajaban, subían, deslizaban, sonreían, maldecían, todo por ver quién era el primero en bajarse el bóxer, la única prenda restante.


 


—Full —presumió Sasuke mostrando sus cartas y, efectivamente, era Full…


 


Naruto maldijo por lo bajo, él solo tenía color, perdió. Se levantó, estaba a punto de bajar el ridículo y sensual bóxer blanco con un corazón en el centro de sus redondas nalgas cuando Sasuke lo detuvo. Lo ojos azules brillaron en duda.


 


—Tengo una mejor idea —el rubio tomo asiento nuevamente, escuchando atento —qué te parece si apostamos algo más interesante…


 


Y sonrío, una sonrisa que definitivamente tenía la palabra peligro en cada una de los dientes, cualquiera hubiera salido huyendo, claro, cualquiera menos Naruto.


 


— ¿Qué?


 


—Si yo gano, seré el de arriba —rápido y conciso.


 


El color de su novio fue bajando conforme su cerebro procesaba la idea. Que él sería el de… abaj…


 


— ¡No!— Gritó exageradamente mientras movía las manos de un lado a otro para que entendiera mejor.


 


—Hmmp, sabía que eras un cobarde —dijo, serio.


 


Sasuke se levantó  tomando los vasos vacíos de ramen y algunas botellas, las tiró. Naruto jalaba sus rubios cabellos y gritaba exageradamente hasta que la frase dicha por su amante le llego de golpe.


 


Golpeó con la palma extendida la pequeña mesa ganando la atención inmediata de Sasuke— ¡Naruto Uzumaki no es ningún cobarde! ¡Hagámoslo!


 


El de ojos negros sonrío, a este punto quería llegar desde el primer momento, Naruto no jugaba mal pero él era mejor. Volvió a sentarse observando la mueca decidida de su pareja, ese estúpido, lamió lentamente sus labios, podía saborearlo desde ahora.


 


—Pero…, —continuo el de ojos azules, ahora con una sonrisa en el rostro, si Sasuke iba con apuestas tan serias, el iría esta vez en serio, —si yo gano irás a la universidad vestido como yo elija y estarás así por un día completo —tal vez estaba siendo rudo, pero Sasuke quería... en su… ¡NO! ¡JAMAS!


 


Sasuke, seguro de sí mismo, movió la cabeza afirmativamente.


 


«¡Definitivamente no puedo perder!» Pensaron ambos.


 


Naruto estaba sudoroso y ansioso, de pronto la sensación de poder le llenó el cuerpo tal y como esa noche en la que ganó cincuenta mil yenes con una mano a un grupo de veteranos frente a su abuelo, dejándole a él en ridículo, llevándose sus conquistas y todos sus ahorros, todo eso a sus 16 años, edad en la que prometió no volver a jugar ni apostar. Ahora, cuatro años después, rompía esa promesa.


 


Pero esta vez era diferente, su integridad física y la oportunidad de vestir a Sasuke estaban en juego, no podía perder. ¡Por su amada y querida rana que no lo haría!


 


Los ojos negros estaban concentrado en su juego, cuando el repentino silencio lo extrañó, levantó la cabeza y observó dudativo la seriedad de su novio, se veía concentrado, con todos los músculos del rosto extrañamente relajados, los ojos azules entrecerrados y calculadores, la espalda derecha. Repentinamente y de la nada lo llenó una extraña sensación de miedo y advertencia, algo estaba mal, mordió su labio inferior, tal vez, solo estaba exagerando.


 


Sasuke, con una sonrisa anticipada bajó sus cartas mostrando unas excelentes y nada despreciables dobles parejas. Observó a Naruto, imperturbable.


 


—Eres bueno —sonrío, Sasuke dejo de hacerlo —pero no lo suficiente.


 


Y mostro una perfecta escalera de color. —No puede ser —susurró.


 


Inmediatamente después de eso Naruto había salido corriendo y una hora después regreso con todos los accesorios disponibles, incluso había llevado collar y pendientes a juego pero el perdedor no los aceptó.


*


Andaban por los silenciosos y llenos corredores hacia el salón, Sasuke caminaba lo mejor que podía con esos incomodos zapatos, con la habitual seriedad y superioridad de siempre Nadie decía nada, nadie se atrevía a hacerlo, en primer lugar porque era Sasuke Uchiha el que estaba caminando con falda y relleno, y en segundo, porque Naruto, a dos pasos de distancia del de lindas piernas, advertía con la mirada a la población estudiantil de que si alguien hacía algún comentario se las verían con él. Nadie era tan estúpido como para hablar. Casi nadie…


 


—Pero quien es esa hermosa mujer  a la que sigues Narutin—dijo Suigetsu mostrando sus afilados dientes, con la voz cargada de burla e interés, pasando un brazo por los hombros del de cabellera rubia.


 


Sasuke se detuvo, todos contuvieron el aliento, incluso Naruto, quien de inmediato se alejó del de sonrisa afilada.


 


Los bonitos zapatos blancos de Sasuke giraron lento en dirección a Suigetsu, aparentemente tranquilo, el de cabello blanco tembló Oh-oh  fue una mala idea. Pero no se quedaría simplemente callado, no cuando tenía a un arrogante como Uchiha con una falda rosa y tetas falsas al frente.


 


—Tienes unas hermosas piernas— sonrió, y susurró lenta y morbosamente— Sa...su…ko…


 


Y Naruto enfureció.


 


— ¡Respeta a mi princesa, imbécil!—Chilló, con ira en los ojos y  la inocente intención de golpear a Suigetsu, pero… Oh-oh otra mala idea — ¿Sasuke?— susurró al notar que su novio se acercaba lentamente, con la bolsa a juego con los zapatos fuertemente agarrada y las venas palpitando visiblemente en su pálido cuello.


 


Sí, mala idea.


 


Dos segundos después cabellera blanca y rubia cayeron sonoramente en el duro y frío suelo del corredor.


 


—Gracias por protegerme, mi amor —dijo Sasuke, antes de dar media vuelta. Definitivamente ese rubio era un estúpido.


 


Naruto no debió olvidar que a pesar de estar vestido de mujer seguía siendo Sasuke. Pero lo que sí recordará por siempre  es que jamás volverá apostar con su delicada, frágil y hermosa princesa.

Notas finales:

♥¡Gracias por leer!♥


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