Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Resplandeciente por Etsuko Sohma

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola, regresé con otro JaeChun, esta vez narrado a primera persona. No estoy acostumbrada a este tipo de narración, tampoco es mi estilo favorito, por lo que posiblemente haya cometido muchos errores. Lo escribí así hace tiempo para una amiga que adora la narración a primera persona, ahora que lo comparto no quise modificarlo. Aun así espero que les guste. 

Notas del capitulo:

JaeJoong x YooChun en ese orden. 

 

>>Cómo persona he cometido muchos errores; jamás me había arrepentido de ninguno. Porque estos me han ayudado a crecer y a ser quién soy ahora. Pero, el haberlo conocido a él y el haberme enamorado de él. Ese… Sin duda alguna, ha sido mi mayor error y del único que me arrepiento hasta el momento.

 

La luna brillaba con luz propia, al menos esa era la impresión que a mí me dejaba cada vez que alzaba la vista al cielo y la veía. Rodeada de resplandecientes estrellas como si la protegiesen de la oscuridad reinante, infinita y propia de la noche.

 

Me gustaba comparar a la luna con una reina: hermosa y magnifica.

 

Comparar a la noche con un baile de la nobleza me resultaba relativamente sencillo. Así como perderme en mis pensamientos y fantasías también lo era.

 

—YooChun, ¿ya terminaste de limpiar las mesas?

 

La voz de mi jefe me distrajo de mis fantasías. Con un sonrojo volví en mí y agaché la mirada avergonzado hacia la mesa que debía de estar terminando de limpiar. Pasé el trapo por la superficie repetidas veces, torpe y rápido. Oí la fresca risa de mi jefe detrás de mí y pronto su aliento golpeando contra mi oído. Me congelé en mi lugar cuando su fuerte torso se pegó a mi espalda y una de sus manos aferró mi cintura mientras la otra paraba encima de mi mano con la que limpiaba la mesa.

 

—No necesitas hacerlo tan rápido, terminarás rayando la madera en consecuencia, hazlo de esta forma.

 

Su aliento tibio acarició mi mejilla. Mientras su mano, amable, guiaba a la mía. Me sentía tonto, y no porque me enseñará a limpiar una mesa, algo que por supuesto sabía hacer pero que sin embargo no podía hacer de manera adecuada en su presencia. Me sentía tonto porque no podía evitar que mi corazón se acelerará y mi imaginación volará hasta lugares imposibles.

 

Pasé saliva y bajé la vista a nuestras manos unidas. A pesar de que éramos de la misma estatura y de la misma edad, no podía evitar notar la diferencia que había entre su mano y la mía.

 

Su mano era fuerte, áspera, pero sumamente cálida. Su toque siempre había sido tierno y amable. En cambio la mía en comparación a la de él, era más pequeña y torpe.

 

—Tienes manos muy suaves.

 

Me trajo de nuevo a la realidad, sentí a su mano estrechar a la mía y tomarla entre la suya. La recorrió con sus dedos firmes y elegantes, suspiré sin notarlo, su toque amable y delicado era dirigido a mí.

 

—Gra-gracias.

 

Nervioso como estaba no pude evitar tartamudear. Genial, YooChun, me llamé la atención mentalmente porque eso era peor que ser torpe. Mi mirada paró en su rostro masculino y completamente atractivo a centímetros del mío, mi respiración se detuvo y mi pecho dolió por la fuerza con la que mi corazón comenzó a golpearlo. Esa sonrisa amable y de príncipe encantador de la que era dueño, fue dirigida a mi persona en el justo momento en el que con su mano, removía una partícula de mi cabello. Iba a desmayarme… Porque, oh sí, yo estaba enamorado de mi jefe y él, como el sinvergüenza que es, lo sabía muy bien. Y amaba jugar conmigo.

 

—Termina rápido con esto, YooChun.

 

Se alejó de mí como si nada; volviendo a su oficina. Yo me quedé mirando a la nada. Añorando la calidez de su tacto. Una vez más mi imaginación había volado a lo imposible. Llevé mi mano a mi pecho y estrujé entre mi puño la ropa que lo cubría. Dolía.

 

Sacudí mi cabeza y terminé con mis quehaceres.

 

—Ya he terminado, JaeJoong.  —Fui a decirle al despacho para avisarle también que ya me iba a retirar a mi casa. Pero lo noté perdido entre sus muchos papeles. Suspiré y entré, negando con la cabeza. Su mirada concentrada y su ceño fruncido me presagio que no pensaba en irse hasta dentro de un buen rato.

 

Me detuve a un lado de él, y me incliné sobre su brazo para ver lo que lo tenía así: Cuentas. Como yo no sabía nada de eso, no podía intervenir ni ayudarlo. Aunque dudo mucho que me dejará ayudarlo aun teniendo conocimiento de ello.   

 

—Bien, puedes retirarte, YooChun. —Me dijo sin siquiera mirarme. Asentí aunque sabía que no me veía. Salí de ahí. Solo que no para irme a mi casa como debía de hacer, sino para ir a la cocina y prepararle un café y llevarle uno de los pastelitos que vendíamos en la cafetería de la que JaeJoong era dueño.

 

*-*-*-

 

Con todo ordenado en una bandeja regresé a la oficina de JaeJoong. Entré sin tocar y pude notar la mirada sorprendida de él recaer en mí cuando coloqué el café a un lado de sus papeles y dejé el pequeño pastel sobre la superficie de su escritorio también.

 

—Creí que te habías ido ya. —Me dijo antes de que lo incitará a que bebiera un sorbo de café. Pude ver el gusto con el que lo bebió lo que provocó en mí una ligera sonrisa.

 

—Ya ves que no. —Le respondí viendo como llevaba un trozo de pastel a su boca. Aunque él no fuera muy bueno con mis sentimientos, yo no podía evitar amarlo cómo lo amo y preocuparme por él. Lo miré con expectación cuando sus ojos se quedaron fijos viendo el pequeño pastel que comía.

 

—Este no es nuestro…

 

Negué con la cabeza y apreté la bandeja entre mis manos con la mirada en el suelo. La verdad es que cuando quise llevarle un pastel de los que vendíamos, me encontré con la ausencia de estos, así que sin pensarlo realmente, preparé uno que yo amaba comer. A pesar de que yo no era uno de sus famosos pasteleros sino simplemente uno de los tantos y pocos meceros que tenía en la pastelería. Sabía cómo preparar pasteles ya que yo amaba los dulces, y mi madre, cuando vivía con ella, me había enseñado a preparar justamente esa pequeña torta de chocolate que comía en ese momento JaeJoong. Siempre he sido una persona curiosa y amante de los buenos postres por lo que desde hace años que incursiono en la materia como mero pasatiempo y he creado, sin vanaglóriame de ello, dulces deliciosos, al menos eso es lo que mis amigos me han dicho cuando los he preparado para ellos.

 

—Yo lo hice. No había más pasteles y…

 

—Es delicioso.

 

Mis mejillas se ruborizaron por su declaración. Su mirada antes fija en el pastelillo ahora estaba fija en mí.

 

—Gracias.

 

—Podrías enseñárselas a nuestros pasteleros, creo que sería una novedad exquisita y…

 

—Lo siento, pero no puedo hacer eso.

 

—¿Eh?

 

Sus ojos se abrieron de la sorpresa. Su cara sorprendida siempre me ha parecido sumamente graciosa, sumamente adorable, escondí una pequeña carcajada tras mi puño. Pero ante ese gesto, sus elegantes cejas se fruncieron. Él era demasiado varonil y atractivo pero cuando hacia esos gestos era sumamente tierno y adorable para mí.

 

—Es una receta familiar, no puedo compartirla con cualquiera ni mucho menos enseñarla. Lo siento.

 

Su mirada se suavizó pareciendo entender. Regresó su mirada al pequeño pastel y lo vi comerlo con un gusto y dedicación propio de él cuando degustaba de un postre delicioso y nuevo. Mi corazón se aceleró cuando vi la pequeña sonrisa de placer aparecer en su rostro cuando terminó de comerse el pastel que había preparado con cariño para él.

 

—Me alegra al menos haber sido capaz de probarla y disfrutarla. Gracias, YooChun.

 

Los colores subieron a mi rostro, amaba sobremanera su sonrisa. Y de haber sabido antes que me obsequiaría una sonrisa tan hermosa como aquella, habría preparado ese postre para él mucho tiempo atrás.

 

—No hay de qué. —Le sonreí suavemente, muy alegre por sus palabras y por haber logrado que disfrutara de algo que sabía él tanto amaba: los postres. Cerré mi mirada sin borrar mi sonrisa, cuando la volví a abrir, noté la de él puesta en mí, pero la forma en la que me veía me provocó un montón de sensaciones que antes no había experimentado. Quitó su vista de mí, cuando ladeé la cabeza al descubrir el tenue sonrojo que había coloreado sus mejillas. ¿Qué había pasado? Era la primera vez que lo veía así.

 

—Ya es tarde, será mejor que nos vayamos a casa. —Miré el elegante reloj de pared. Oh, por dios, ya eran las tres de la mañana. ¿Qué iba a hacer? El autobús que me llevaba a casa ya no pasaba a esa hora. Suspiré resignado. Y me volteé para salir de ahí. Tendría que irme en taxi, la tarifa no era muy barata y se triplicaba en ese horario. —Espera a que guarde esto, te llevaré a casa. No creo que sea inconveniente si ya te quedaste tres horas conmigo. —Sonrió de medio lado.

 

—¡Qué! ¡No, no, no! Me iré en taxi. Seguro si llamo a…

 

—No te estoy preguntando, he dicho que te llevaré.

 

Sentenció, no pude replicar más.

 

*-*-*- 

 

Iba muy quieto en su Lamborghini. No podía moverme y no entendía la razón. Él me miraba de reojo de vez en cuando, notaba como su sonrisa se ampliaba también y se volvía más cínica.

 

—Pareces muy tenso. Relájate, no es como si estuviera secuestrándote.

 

Oh, no es que yo piense eso… ¿Para qué me querría él?

 

—No es… —Iba a explicarme cuando noté como subíamos el puente y dejábamos atrás la lateral que llevaba hacía mi casa. —Creo que nos pasamos…

 

—No vamos a tu casa. Vamos a la mía.

 

Lo miré incrédulo. Él soltó su fresca risa al ver mi cara.

 

—Oh, vamos, no te enojes, aunque te ves lindo poniendo esa cara.

 

—¡Me estás secuestrando! ¿Sabes qué eso es un delito? Irás a la cárcel y yo no negaré que me secuestraste una vez estemos en el juzgado.

 

Callé cuando razoné lo que me había dicho. ¿Lindo, yo? Parpadeé confundido.

 

—No me tientes.

 

—¿Eh? —Lo miré confundido y vi como él entrecerraba su mirada, detenía su auto y suspiraba muy fuerte mientras escondía su rostro en el volante de su hermoso auto. ¿Qué estaba pasando?

 

—Qué no me tienes más —murmuró pesadamente, medio ronco, medio urgente. —Hemos llegado. Baja primero.

 

Sin entenderlo mucho hice lo que me dijo. Segundos después él me siguió para guiarme a su departamento. Tragué saliva. Su departamento.

 

*-*-*-

 

Estaba en su departamento, en ese momento en su cocina, sirviéndome un vaso de leche. Estaba descalzo y enfundado en un pijama que él me había prestado. En un pijama que conservaba su encantador olor, un aroma que alteraba mi interior. Yo sabía que no debía de estar ahí. Mi corazón nervioso me lo decía: “Escapa ahora que puedes, YooChun” Pero mi cuerpo se negaba a moverse y salir huyendo. Yo me negaba a abandonar ese lugar, ese lugar que tenía tanto de él, que olía a él, que se sentía cómo él.

 

Con mi vaso de leche en mano estaba regresando a la habitación que me facilitó para quedarme lo que restaba de la madrugada, cuando al pasar por su puerta entreabierta lo vi salir del que supuse era el baño de su habitación, envuelto solamente en una desquiciante toalla blanca anudada en su cintura.

 

Me congelé ante su imagen.  Su apariencia me dictaba que acababa de tomar un baño. Las pequeñas gotas que se deslizaban traviesas por su espalda, burlándose de mí, me lo confirmaban. Me mordí el labio, su espalda estaba cubierta en gran parte por unos tatuajes que lo hacían ver más sensual de lo que ya era, dándole incluso un aire de salvajismo y de peligro. Mi mirada siguió bajando por el camino que recorrían esas pequeñas gotas que se perdían por el inicio de la toalla. Entonces, él se desató la toalla y la sorpresa escapó de mi boca acompañada del ruido provocado por el vaso de vidrio estrellándose contra el piso de madera.

 

Me agaché veloz a recoger los pedazos de vidrio sin tomar real cuidado por llegar a cortarme. Sólo pensaba en escapar antes de que él…

 

—Vaya… Así que espiándome, pequeño gran pervertido.

 

Avergonzado subí la mirada hacia él, pero lo siguiente que sentí fue un pinchazo en mi mano. La baje de vuelta notando la sangre gotear de esta. Me mordí el labio de nuevo.

 

—Yo no…

 

Además de torpe, ahora era también un acosador y un pervertido, ¿qué más me faltaba por ser?

 

—Déjame ver.

 

Su mano tomó la mía con cuidado, yo no podía verlo al rostro porque me sentía sumamente avergonzado. Y en seguida lo sentí… Su lengua lamiendo mi herida. Entreabrí la boca y parpadeé estupefacto. Eso tenía que ser mi imaginación, ¿no?

 

—¿J-JaeJoong? —Un jadeo escapó de mi garganta cuando su lengua se paseó por entre mis dedos, llegando hasta la punta de mi dedo medio y lo succionó. Mis mejillas se ruborizaron furiosamente, podía sentirlas sumamente calientes. Rápidamente alejé mi mano de su boca y la escondí bajo mi camisa. Lo escuché reír, lo vi sonreír de medio lado y relamerse los labios. Oh, por dios.

 

—Tu sangre es exquisita.

 

¿Era acaso un vampiro? Antes de detenerme a contestar esa boba interrogante me levanté dispuesto a ocultarme en la que era mi habitación por esos momentos. Pero su mano firme aprisionando mi muñeca no me dejo escapar. Me volteé a mirarlo y a exigirle que me soltara cuando ya me estaba guiando al interior de su habitación.

 

—Sobre advertencia no hay engaño.

 

Me dijo al arrojarme a su cama y cubrirme con su formidable cuerpo.

 

—No sé…

 

Intenté hablar pero sus labios cubrieron los míos. Y lo que fuera a decirle se borró de mi mente porque inmediatamente me entregué al beso y lo envolví con mis brazos.

 

*-*-*-

 

Su boca sabía bien como besarme, sus manos como tocarme… Era un manojo de sensaciones debajo de él.

 

JaeJoong había terminado de sacarme el pantalón del pijama y la ropa interior cuando alzó una de mis piernas, intenté cubrirme ante su mirada llena de lujuria, cohibido por su repentina acción. Pero con su otra mano me retuvo. Moviendo mi cabeza a un lado sumamente avergonzado deje que hiciera lo que quisiera. 

 

Un cúmulo de besos llenaron mi mejilla. Giré el rostro hacia él y su preciosa sonrisa recibió a mi mirada. Sin soltar mi pierna y manteniéndola sobre su hombro se agachó hacia mí para llenar mi rostro de besos encantadores, dulces y que totalmente fueron inesperados para mí. Mi pecho se llenó de una calidez abrasadora que me obligo a sonreírle y abrazarlo contra mí.

 

—Me tientas tanto, YooChun… —Me dijo al oído mientras su lengua penetraba en ella. Yo cerré mi mirada lleno de gozo. —Había querido hacer esto desde hace tiempo, pero eres el primero con el que no sé cómo actuar… —Sus besos bajaron a mi cuello, yo apenas podía seguirlo, estaba perdido en el placer que me ocasionaba. —Te quiero, YooChun… es la primera vez que quiero a alguien, que siento algo por alguien… —Pero sin duda ese te quiero fue reconocido por mi mente. Te quiero, se repitió una y otra vez, no… Eso tenía que ser un sueño. ¿JaeJoong me quería? ¿A mí? Lleno de dudas y de sentimientos lo tomé del rostro.

 

—¿Me quieres? —le pregunté lleno de esperanzas, debió de notarse en mi mirada porque él me vio con una ternura que jamás había presenciado ni sentido antes hacía mi ser.

 

—Te quiero, YooChun. —Me aseguró besando mi nariz—. Sé que no he actuado de la mejor manera contigo pero es culpa de mi torpeza por no saber cómo sobrellevar esto que he estado sintiendo por ti desde hace tiempo. Te quiero, que en mi querer he sido un completo imbécil con tus sentimientos. Pero en ningún momento he planeado jugar contigo ni lastimarte.

 

¿Este era el sinvergüenza al que amaba? ¿De verdad? Mis ojos se llenaron de lágrimas. Con mi visión borrosa lo atraje por las mejillas hacía mi rostro y besé sus labios con todos esos sentimientos que tenía hacia él, las lágrimas se deslizaron por mis mejillas cuando mis ojos se cerraron. Pero yo lo único que quería era fundirme en ese beso con él.

 

*-*-*-

 

Me derretí bajo su cuerpo ante sus besos. Sus manos volaron sobre el mío. Me estrujaron, me robaron el aliento, me marcaron, me adoraron… Así me hizo sentir.

 

Mordí su hombro al sentirlo abrirse paso dentro de mí. Él intentando aliviar el dolor que sentía buscó mi boca y movió su mano frenéticamente sobre mi virilidad. Gemí contra su boca y él se enterró profundo en mí.

 

La danza de nuestros cuerpos subiendo y bajando se desató junto a la pasión que sentimos el uno por el otro. Ambos gemimos incontrolables, sentí mi cuerpo curvarse contra el suyo. El sudor perlando nuestra piel. Nuestros labios bebiéndose los contrarios. Todo era éxtasis puro. Éxtasis que se vio corroborado por la esencia de él llenando mi interior y la mía manchando nuestros torsos. Éxtasis que murió en la boca del otro en forma de nuestros nombres.

 

Un te quiero YooChun fue susurrado a mi oído por la suave voz de JaeJoong antes de que dejará al cansancio acumulado en mi cuerpo vencerme. Acostado sobre su fuerte pecho, JaeJoong me envolvió entre sus cálidos brazos, y así, abrazados el uno al otro dormimos hasta la tarde siguiente.

 

Mi te quiero había sido correspondido al fin.

 

>>Cómo persona he cometido muchos errores; jamás me había arrepentido de ninguno. Porque estos me han ayudado a crecer y a ser quién soy ahora. Pero, el haberlo conocido a él y el haberme enamorado de él. Ese… Sin duda alguna, ha sido mi mayor error y del único de me arrepiento hasta el momento.

>>Yo he cometido muchos errores como persona, y el más grande de ellos ha sido pensar que el haberme enamorado de mi jefe, era uno de ellos.

 

...

Notas finales:

La parte subrayada, en el archivo original se supone que está tachada, pero aquí en A-Y no se puede poner de ese modo. Así que decidí subrayarla, porque se supone que nuestro YooChun la corrige de ese modo al final. Sino aparece ninguna parte subrayada solo ignoren esto u.u

Fin, sigo siendo mala con los finales, es cierto, aun así espero que les haya agradado este ff aunque sea un poquito.

 

Gracias C; 

 

E.S. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).