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Vcfk Od Wmm por LovelyDarkness

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Notas del capitulo:

Este capítulo está dedicado a Cristabelle, por ser la primera en interesarse por el título y haber intentado decodificarlo.

 

Aclaración que olvide hacer en el capítulo anterior


Escribí Mabel Ariel Pines porque, como Dipper y Mabel están basados en Alex, el creador, y su gemela (si, dije gemela, no melliza, eso es fisiológica, genética y científicamente posible) Ariel pensé en que tal vez Ariel podría ser un buen segundo nombre. Ahora sí, disfruten.

 

Cap. 3

Ignorar a Bill no fue tarea fácil, sin darse cuenta mientras comía, cayó en sus redes y empezó a hablarle. No podía creer que se había reído de los chistes retorcidos de Bill Cipher. Lo más extraño de todo es que en realidad si le habían hecho gracia.

Suspira asegurándose de no dejar caer la ropa. Sin darse cuenta el día y la tarde pasaron entre chistes, insultos, risas. El demonio tenía su gracia y a Dipper le sorprendió lo tarde que se le hizo.

''Cuando pasas tiempo con buena compañía este se va volando'' había dicho Bill de manera presuntuosa, el simple recuerdo le hace rodar los ojos.

No lo dirá en voz alta, pero estar con Bill había sido relajante y divertido, a la par que extraño. Llega a la cabaña, suspira, abre la puerta con cuidado y entra. Camina hacia las escaleras dándole una pequeña repasada a lo sucedido, por reflejo sin darse cuenta, mira por el rabillo del ojo.

Se detiene en medio de las escaleras, baja un escalón dudoso de lo que cree haber visto. Gira el rostro hacia la sala, sus ojos se abren en sorpresa al ver a Mabel, sentada en el regazo del tío Stan, con varias bolsas de las que dan en la lavandería. Deja la suya en el escalón y termina de bajar.

—¿Fueron a la lavandería? —pregunta, cruzándose de brazos.

—Hola Dipper —Mabel le sonríe—. Tardaste mucho. Si fuimos a la lavandería a lavar mi ropa.

Dipper mira a Stan.

—¿No que salía muy costoso? —alza una ceja, el pequeño monstruo de la ira se remueve en su estómago y todo el buen humor que había logrado acumular en su extraña conversación con Bill se diluye a medida que este crece.

—La de Mabel era menos que la tuya y no estaba sucia de pintura —Stan se encoje de hombros sin despegar la vista del televisor, da un trago a su soda y suspira.

—Oh, claro que no estaba toda sucia de pintura. No es tan idiota como para cometer ese error pero si para arruinar la mía —dice sin siquiera pensarlo. No cae en cuenta de lo que realmente dijo hasta que siente un fuerte golpe en su cabeza.

Alza la vista y mira sorprendido al tío Stan, quién le mira con seriedad, los puños apretados.

—Sube a tu habitación y vete a dormir, sin cenar —ordena su tío. Dipper aprieta sus labios, da media vuelta y vuelve a las escaleras. Toma su ropa antes de subir pisando fuerte.

Entra en la habitación con dificultad, va directo a su cama y deja la ropa allí para inmediatamente guardarla en un lugar seguro. Lejos de Mabel. Cuando termina suspira dejándose caer en la cama.

Solo en ese momento, cuando está a punto de cerrar los ojos nota los implementos de pijamada de Mabel. Palidece al escuchar la puerta de abajo ser abierta y los gritos de Candy y Grenda.

Se sienta de golpe, mira la puerta como quién mira atentamente a su verdugo, a la espera de la muerte. Las pisadas y el parloteo de chicas parecen despertarlo de su shock momentáneo. Se levanta, toma una manta, una almohada y repelente de mosquitos.

Para cuando Mabel y sus amigas entran, él ya está preparado para pasar una noche en la intemperie. Mientras más lejos de las tres y sus intentos por maquillarlo, mejor.

—¿A dónde vas Dip Dip? —Mabel lo mira confundida, Dipper podría decir que hasta herida. Seguro aún está molesta por lo que dijo hace rato, cosa de la que no piensa disculparse.

—Les daré privacidad —dice rezumando sarcasmo hasta en la sonrisa que les regala.

Recoge lo que se llevará, se asegura de no necesitar más nada y se abre paso entre ellas.

—Él está actuando raro —escucha a Mabel decirle a sus amigas; una vez está fuera, rueda los ojos y cierra la puerta.

—Seguro está triste de tener que irse, y como no sabe expresarlo se enoja —razona Candy, su voz se oye amortiguada por la puerta pero Dipper la entiende bien.

—¿Tú crees? —mientras camina despacio a las escaleras, puede imaginar la expresión triste en el rostro de Mabel y la culpa aparece en su pecho por segundos.

—Claro, es un chico, ya sabes cómo son —la voz de Grenda resuena con fuerza, no tiene dificultad de entenderla a pesar de estar en medio de las escaleras.

Termina de bajar, cruza el pequeño pasillo hacia la puerta. No le hace caso a la mirada de Stan ni mucho menos al llamado de Ford. Una vez fuera, deja caer la almohada en el pórtico, extiende la sábana, la acomoda y se recuesta.

Cierra sus ojos, suspira y poco a poco se duerme.

–––––––––––––––––––––––

Se despierta algo aturdido, por un fuerte ruido. Risas y música resuenan por la casa atornillando su cabeza. Se sienta molesto y frota sus ojos.

Bosteza mientras se pone en pie, se frota un poco más los ojos, arrastrando los pies hasta la puerta; con otro bostezo sostiene el pomo y lo gira.

Luego de varios intentos y un poco más despierto, nota que la puerta no cede. Lo intenta de nuevo consiguiendo el mismo resultado; la golpea lo más fuerte que puede.

El nombre de Stan centella en su cabeza mientras toca de nuevo.

—¡Tío Stan! —grita, lo más alto que puede, tratando de hacerse oír por encima de la música. —¡Abre! ¡Necesito el baño!

La puerta se abre de manera brusca haciéndole suspirar aliviado. Trata de pasar junto al cuerpo de su tío pero este lo detiene. Dipper alza la vista, confundido.

—Chico, tú quisiste dormir fuera y ahí te quedarás hasta mañana —dice con severidad.

—Pero necesito usar el baño —protesta en un bajo gruñido. Lo que le faltaba, primero fue despertado por la estúpida música de Mabel, su tío le trancó la puerta, ¡y ahora no lo deja usar el baño!

—El bosque no se molestará porque hagas tus necesidades en él —sin más, su tío cierra la puerta en su cara.

Dipper la golpea de nuevo.

—¡Al menos dile a Mabel que baje un poco la música! —grita.

Espera unos segundos a ver si su tío le escuchó, pero el volumen de la música en vez de bajar aumenta.

¿Cómo su hermana no había quedado sorda por el estruendo? ¿Y cómo sus tíos lo soportaban?

Irritado e incómodo recoge la sábana y la almohada, para luego bajar la escalinata e ir lo más lejos posible de la cabaña para obtener algo de paz y poder dormir.

Mientras camina al bosque, con la música taladrando sus oídos y el ardor de su demasiado llena vejiga, una idea infantil y para nada inteligente asalta su mente.

Mira la cabaña, específicamente los postes cercanos a la parte de la tienda.

Técnicamente eso es parte del bosque y, como había dicho su tío, al bosque no le importaría si hacía sus "necesidades" en él.

Sacude la idea de su cabeza, es estúpido e infantil; por mucho que Stan se lo merezca, no caerá tan bajo como para realizar un acto tan estúpido.

No, él es mejor que eso.

Deja sus cosas junto a un árbol por un segundo y busca un buen lugar.

Una vez satisfecho suspira aliviado y vuelve por sus cosas. Las recoge con mucho cuidado. Tal vez deba ir al río, se dice. Allí podría lavar sus manos y tal vez dormir en paz.

Decidido mira a su alrededor, trata de ubicar el camino pero no logra ver bien. ¿En qué momento se adentró tanto al bosque como para terminar en la parte más frondosa?

Al parecer iba tan sumido en sus pensamientos que no notó que la música no es más que un murmullo lejano, ya no tan molesta.

El niño sonríe aliviado, podría ir al río temprano antes de volver a la cabaña. Asiente para sí mismo y acomoda sus cosas para acostarse a dormir.

Cierra los ojos una vez acomodado al pie de un árbol. El silencio y la calma del bosque lo relaja; poco a poco empieza a dormirse.

El ruido de una rama al partirse le hace sentarse, alerta. Siente su corazón golpetear contra sus costillas, mira a su alrededor en busca del origen del ruido.

Se había relajado tanto que, por un momento, había olvidado que tan peligroso puede ser el bosque, y más el de Gravity Falls.

Un bajo gruñido a su derecha le sobresalta. Gira en esa dirección y casi suspira en ridículo alivio.

—Ah, eres tú —le susurro al lobo de la otra vez. Aún tiene la marca de la mordida, casi invisible.

Pero a pesar del reconocimiento Dipper no se siente del todo aliviado. La brillante mirada dorada y los filosos colmillos ensalivados logran ponerlo en sobre aviso.

La ocasión anterior, en la cabaña, el lobo estaba sólo, pero ahora Dipper está en el bosque, y después de tantos documentales –que lograban hacer dormir a Mabel y a él mantenerlo en vela– sabe que, difícilmente, un lobo estará solo en su ambiente natural.

Un aullido a su izquierda y un gruñido frente a él se lo confirma.

¿Había entrado al territorio de la manada sin notarlo?

Eso sin duda alguna es muy malo para su salud física.

Se levanta muy lentamente, los fuertes gruñidos y el lento avanzar de los lobos casi le hace salir corriendo. Pero sabe qué, de hacerlo, no tendría oportunidad alguna de dejarlos atrás o perderlos. Sólo lograría perderse más en el bosque, o enfurecerlos más y ser devorado.

De reojo ve una rama que podría servirle como defensa, solo necesita alcanzarla. Retrocede despacio, con cuidado de no chocar contra el árbol o tropezar con la raíz levantada del mismo; cuando está lo suficientemente cerca uno de los lobos se lanza contra él.

Con un grito se deja caer en el suelo, toma la rama y la interpone entre las feroces fauces y él. El lobo gruñe, muerde y rasguña la rama, intenta llegar al tierno cuello del chico; Dipper no sabría decir si sus acciones son por haber entrado a su territorio o por hambre. No es algo que le interese saber ahora.

Con esfuerzo logra sentarse y patea el pecho del lobo para hacerlo retroceder, lo suficiente como para levantarse y defenderse en mejor condición.

Lo logra por muy poco y de inmediato se pone en pie, la rama frente a su cuerpo, los pies listos para correr.

Esta vez son dos lobos los que se lanzan contra él; solo en ese momento Dipper nota que hay más de tres, y solo entonces cae en cuenta que, con una rama como arma, no podría defenderse.

Cierra los ojos y la alza más, va a morir se dice, va a morir en medio del bosque y sin que nadie se preocupe porque esté allí.

Espera sentir las garras y colmillos desgarrarle, pero nada pasa. Un aullido lastimero, seguido de otros segundos después, le hace abrir los ojos. Flotando a pocos pasos de él un descomunalmente enorme, rojo y furioso Bill Cipher sostiene con la parte curva de su bastón a uno de los lobos que se le lanzó; el otro yace en el suelo, gimoteando, sin rastros de los demás.

—¿B... Bill? —pregunta. El miedo de su posible muerte a manos -o garras- de los lobos en su cuerpo, no se compara en nada al pavor absoluto de ver a Bill en ese estado.

El triángulo deja caer al canino que como puede sale corriendo, seguido por el otro.

–Se puede saber —dice Bill en voz baja mientras se gira, —¿QUÉ DEMONIOS TIENES EN LA CABEZA PINO? —grita con voz gutural, plagada de ecos, mientras alza sus brazos provocando en el joven un estremecimiento.

—Bi... Bill —balbucea, —¿Qué...?

—¡Tengo cosas más importantes que hacer que estar salvándote siempre! —vuelve a gritar, ignorándolo, pero esta vez en su tamaño y color original, girando a su alrededor—. Creí eras lo suficientemente inteligente como para no poner tu pellejo en peligro.

Dipper abre la boca sorprendido, ¿estaba Bill preocupado por él? Sacude la cabeza, ¡imposible!

—Bien, trata de no meterte más en problemas niño, ¡estoy ocupado!

Y así como apareció se fue, sin dar aviso.

Las piernas de Dipper tiemblan y el niño cae sentado. Bill Cipher acababa de salvarle la vida, sin pedir nada en retribución.

"Tal vez y no sea tan malo'' piensa por unos segundos, ríe nerviosamente y descarta tan absurda idea. Los demonios no son buenos, Bill Cipher menos que ninguno, de eso está plenamente seguro.

Suspira cansado, gatea hasta su sábana y se acurruca contra su almohada, agotado.

Había sido un largo día y el susto doble terminó con él. Es hora de un merecido descanso, piensa antes de caer profundamente dormido.

Notas finales:

Respuestas a los Review

Tobi Lawli-pop: Me alegra que te haya gustado. Y sí, carne Cruda, Bill sabe lo que es bueno para que los enclenques crezcan.

Yaz: Aw me alegra que lo ames, yo también lo amo

Discord Di Vongola Arcobaleno: Jejej muchas gracias, la falta de errores se lo debo a mi maravillosa Beta

MethodicalHagiocracy: Me alegra te haya encantado, besos.

beck45: Me alegra que te guste. Hmm más o menos, realmente no son los fines de semana en toda regla. Si pobre Dip.

Cristabelle: Aww eres, como puse allí arriba, la primera en interesarse en el título, un besote grande. Gracias, me alegra mucho que te guste mi historia.


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