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Códigos rotos. por G-tzii

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Notas del capitulo:

Les traigo un capítulo más de este fic <3

Espero con mucho cariño que les guste! 

Capítulo 2

 

 

Mi amuleto de la suerte.

 

 

 

-Tae Hee, ¿hasta qué hora piensas dormir? ¿No tenías que hacer hoy?

 

El menor se removió en la cama y apretó sus ojos cuando su padre abrió las cortinas dejando entrar el sol a todo dar. Abrió lentamente los ojos y miró a su padre.

 

-¿Qué hora es?

 

-Casi las 10 am.

 

-¡¿Qué?!

 

Casi como si hubiera escuchado una alerta se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación. Rui lo iba a matar, lo iba a odiar si no llegaba.

 

-¡¿Por qué nadie me despertó?!

 

-Seung Jo entró cómo 5 veces en la mañana.

 

-¡Maldición! –Su padre iba a salir de la habitación cuando le detuvo. -¡Papá, llévame al estadio!

 

-¿Quieres que te vaya a dejar?

 

-¡Claro!

 

-Vale, apúrate entonces.

 

Su padre salió de la habitación dejando que se vistiera tranquilo y entonces caminó relajadamente por la sala cuando vio a su marido tomando un café. Besó su mejilla con dulzura y él le atrapó en un abrazo por la cintura.

 

-Voy a ir a dejar a Tae Hee, va atrasado.

 

-Abalando la irresponsabilidad de Tae nuevamente –dijo divertido.

 

-No sintió el despertador, cariño.

 

-Eso le pasa todos los días –se echó a reír.

 

-Iré y volveré rápido, ¿te parece si vemos una película?

 

-Claro que sí, amor –le regaló un beso y luego le sonrió.

 

-Ay, papá, suéltalo, quiero que me vaya a dejar –Tae Hee se quejó intentando peinar su cabello.

 

-Tú eres el que me quita su atención –se quejó cual niño de cinco años.

 

-Te lo devuelvo en 10 minutos, ¿bueno?

 

-Que sean cinco.

 

-6 y medio, y me estoy arriesgando.

 

-Ya, los dos, estoy aquí.

 

-Papá, ¿podemos ir en el Lamborgini?

 

Su padre le miró sin entender y ladeó su cabeza. Él ocupaba su Lamborgini cuando iba exclusivamente a eventos.

 

-¿Por qué?

 

-Si voy a llegar tarde, llegaré cómo se debe, ¿no? Lo mejor se hace esperar.

 

Su padre sonrió grandemente. Como dos gotas de agua, si se trataba de llamar la atención de todos, entonces iba a decir que sí de inmediato.

 

-Me parece ver a un Ji Yong versión joven –dijo su padre rodando los ojos.

 

-¿Me dices viejo?

 

-Ya, papá, luego lo regañas, vamos.

 

-Ya, ya, vamos.

 

Su padre sacó rápidamente el Lamborgini y él subió de inmediato. Amaba ese auto, era justo lo que él quería. Se puso el cinturón y su papá partió en menos de un segundo.

 

-Oye, papá, ¿me dejas el auto de herencia?

 

-¿Y arriesgarme a que lo choques? Ni siquiera aprendiste a andar en bicicleta.  

 

-¡Pero fue porque papá no me enseñó bien!

 

-¡Tae, te caíste hasta con rueditas.

 

-¡Tenía 8!

 

-Como sea, nada de auto.

 

-Qué egoísta –se cruzó de brazos. -¿Y me puedo quedar con el de papá?

 

-¿Con el Mercedes? Olvídalo.

 

-Pero si no es tuyo.

 

-Todo lo de él es mío también y digo que no.

 

-Papá ni maneja.

 

-Ya, ya –paró el auto y entonces le miró. –Primero enfócate en pasar Matemáticas, así quizás tu padre te quiera prestar el auto para salir a dar un paseo a la esquina.

 

-Qué cruel. Sabes que tengo pocas probabilidades de pasar Matemáticas.

 

-Ajá.

 

Sonrió y entonces le señaló.

 

-Ya llegamos. Ahora ve y baja con estilo.

 

-Ni que decirlo –se puso las gafas de sol negras y entonces se despidió de su padre mientras bajaba del auto tal como un modelo.

 

Respiró hondo y se dio cuenta cómo todos se volteaban a verlo, sonrió complacido y entonces comenzó a caminar relajadamente. Se apuró cuando estuvo por llegar a la cancha y entonces miró alrededor de las rejas. El partido estaba a punto de comenzar y Rui estaba en mitad de la cancha calentando para comenzar. Corrió rápidamente y entonces se acercó a las rejas.

 

-¡Rui! –Gritó fuertemente, más entre los gritos de la gente y su entrenador era algo difícil. -¡Rui!

 

El chico sintió su nombre y comenzó a mirar a su alrededor, pero entre tanta gente se hallaba perdido. Tae Hee sonrió grandemente y entonces elevó su voz a todo su potencial.

 

-¡ACÁ, TIGRE!

 

Siempre decía que era ridículo, pero en el fondo a él también le gustaba el apodo con el que todo el mundo llamaba a su mejor amigo. El chico entonces fijó su vista en él y pronto una sonrisa deslumbrante se dibujó en su rostro. Corriendo recorrió la cancha hasta llegar a él al otro lado de la reja.

 

-¡Llegas tarde!

 

-Lo siento, me quedé dormido.

 

-Como siempre –dijo riendo.

 

-¡Pero lo mejor se hace esperar!

 

Dijo alzando sus cejas. El mayor entonces se echó a reír. Pasó su mano a través de la reja y acarició su cabello, en forma de saludo, siempre lo hacía, de manera suave y relajada.

 

Tae Hee entonces apretó sus labios y le miró.

 

-Acerca tu cara.

 

-¿Eh?

 

El mayor dejó de sonreír y le miró atento. Le había tomado desprevenido. Le miraba sin moverse.

 

-¡Qué acerques tu cara! ¡Apúrate!

 

Dudó unos minutos, pero acercó su rostro a la reja y entonces Tae Hee se rió y le regaló un beso en la mejilla de manera rápida y fugaz. Un tanto avergonzado.

 

-¡Suerte!

 

Rui se echó a reír y entonces asintió. Sintió el grito del árbitro para comenzar el partido y se alejó corriendo hasta el medio de la cancha para comenzar el partido. Tae Hee sonrió grandemente y entonces se giró a la gradas. Vio a su hermanos gritando junto a Yun y entonces comenzó a subirlas para sentarse con ellos. Park, el mismo idiota con el que había discutido un par de veces le paró poniéndose frente a él, frunció el ceño mirándole. Ese tipo se creía una especie de matón, pero Tae Hee simplemente pasaba de él, quizás por eso lo buscaba, porque sabía que no le tenía miedo, incluso le miraba arrogante.

 

-¿Te debo algo?

 

-Eh, Choi, ¿viniste de porrista?

 

Le miró con una sonrisa de medio lado y palmeó su hombro.

 

-Métete en tus asuntos, Park. No pierdo mi tiempo contigo.

 

Y siguió caminando relajadamente. Llegó hasta los demás y se sentó al lado de su hermano mayor.

 

-¿Por qué no me despertaste?

 

-Te desperté tres veces. Me aburrí de gritar.

 

-No lo sentí.

 

-Nunca lo sientes –rodó los ojos y Seung Jo sonrió de lado.

 

-¡Eh, Tae! –Su Ah le miró sonriendo. –Me parece que Rui se ve estupendo en traje deportivo.

 

-¡No digas eso! –Tae Hee frunció el ceño y arrugó la nariz.

 

-Pero si es así, ¿no crees, Yun?

 

Ella miró y luego ladeó su cabeza.

 

-Pues… sí, es que Rui siempre ha sido atractivo –dijo relajadamente mientras se cruzaba de piernas.

 

-¡No puedo creerlo! –Tae Hee negó.

 

-Estamos comentando –Su Ah sonrió. –Nadie dice que queramos salir con él.

 

Tae Hee rodó los ojos, se preguntó cuántas mujeres de las que estaban ahí ese día estarían interesadas en salir con su mejor amigo, y esa idea le hizo enojar un poco, pero intentó eliminar ese pensamiento para concentrarse en ver el partido.

 

El primer tiempo se vino un poco problemático, entre jugadas rápidas y una que otra falta, más la ansiedad comenzaba a dispararse, ya que aquel juego definían si se iban a semifinales del campeonato nacional o no.

 

Los minutos pasaban entre algunos gritos, ofensas al árbitro, gritos de apoyo. Tae Hee estaba que se comía las uñas. De vez en cuando sus pensamientos se perdían en lo que había dicho su hermana. Rui sí se veía bien en uniforme. Los shorts le sentaban de maravilla, ¿para qué esconderlo? Tenía un trasero más o menos bueno… negó rápidamente sacando ese pensamiento de su mente. El sudor le hacía que la camiseta se le pegara al pecho, le hacía notar los abdominales marcados.

 

Se reprendió a sí mismo por desviarse del tema y fue entonces cuando se dio cuenta que Rui iba con la pelota en primera posición. Lo siguiente fue muy rápido y sólo se vio a él mismo parándose rápidamente y gritando a todo pulmón junto con todos los demás.

 

Había sido un gol muy bueno, y el equipo entero se abrazó en forma de satisfacción.

 

Los siguientes minutos fueron agonizantes, con miedo de que el equipo rival lo diera vuelta. Pero eso o sucedió y terminó el tiempo llamando la victoria del equipo de casa. Haciendo que todos saltaran en festejo. Los jugadores salieron disparados de la cancha para celebrar con los demás y entonces Rui bajó las gradas tranquilamente

 

Un montón de chicos se acercaron a darle apretones de manos y abrazos amistosos al jugador y unas cuantas mujeres llegaron a su lado para felicitarlo, sonreírle, pedirle fotos y conversarle. Rui las miró e intentó ser amable con todos entre agradecimientos y saludos. Tae Hee metió las manos a sus bolsillos simplemente mirándole desde más atrás. El mayor elevó su mirada y entonces le sonrió mientras pasaba del montón de niñas y se dirigía a él con los brazos extendidos. Le agarró en un abrazo apretado y lo levantó del suelo en ese momento. Tae Hee podía sentir su pecho duro y formado y sus brazos fuertes.

 

-¡Estás sudado!

 

-¿Y? –El otro se rió bajándolo.

 

-Ahora tengo tu sudor –dijo riendo.

 

-Siéntete afortunado.

 

-Ajá –ambos rieron. –Lo hiciste genial.

 

-Te dije que eras el amuleto, ¿no?

 

-Como digas –rodó los ojos con una gran sonrisa. Sus perfectos dientes se veían aún más brillantes.

 

-Además, ¿cómo es eso que llegaste en el Lamborgini? ¡Hasta el árbitro comentó aquello!

 

-¡Con estilo!

 

-No me esperaba menos de ti –se rió.

 

Otro jugador, pero del equipo contrario se acercó, se hicieron un apretón de manos y, como era tradición, cambiaron camiseta, lo cual no pasó desapercibido para él ni para los que observaban. Rui se quitó la camiseta como si nada y luego se la entregó antes de despedirse.

 

No era la primera vez que lo veía sin camiseta, y cada vez que lo había visto, reaccionaba de la misma manera. Sentía su rosto caliente y desviaba la mirada. Sin duda tenía un torso muy bien formado y atractivo.

 

-¡Eso fue genial! –Su Ah se acercó sonriendo.

 

-La hiciste de oro, eh –Entre Seung Jo y él se dieron un abrazo apretado.

 

-Felicidades, ¿qué se siente estar en la semifinal? –Yun le miró divertida.

 

-Me siento ansioso. –Dijo orgulloso.

 

Algunas mujeres se lo comían con la mirada.

 

-Ya va, vístete –Tae Hee le lanzó la su casaca en la cara.

 

-Así se ve bien –Su Ah dijo con burla.

 

-Se lo comen vivo –comentó rodando los ojos.

 

-¿Envidioso? –Seung Jo le miró. Tae Hee por un momento se alarmó, pero estaba claro que su hermano no lo delataría. –Ya que a ti no te están mirando.

 

-Eso es lo que tú crees. –Se cruzó de brazos y entonces Rui se puso rápidamente la camiseta que le había sido cambiada.

 

-¿Nos vamos? –Yun sonrió mirando a los demás.

 

-Sí, vamos a casa, compremos algo de comer y lo comemos en casa.

 

-Pero que Rui se dé un baño –Seung Jo sonrió.

 

-Si me dejas usar tu ducha.

 

-Has ocupado hasta nuestra ropa y camas y ahora vienes a preguntar.

 

-Es que soy el hermano perdido de ustedes.

 

Tae Hee le miró de reojo y luego suspiró y sonrió. Eso eran ellos, como hermanos.

 

Los demás comenzaron a caminar y entonces Tae comenzó a dar algunos pasos, pero el agarre de Rui en su muñeca le paró.

 

-¿Qué pasa?

 

Le miró atento con una sonrisa. El mayor de devolvió la sonrisa y entonces se acercó peligrosamente. Tae Hee dejó de sonreír cuando sintió un suave beso cerca de su mejilla. Pero más bien cerca de sus labios, en una zona peligrosa que le hizo quedar casi de piedra. Rui se alejó y entonces acarició sus cabellos mientras los revolvía y sonrió grandemente.

 

-Gracias por venir.

 

Tae Hee desvió su mirada y entonces intentó aligerar la sensación que le había provocado aquello.

 

-No podía faltar yo. Obvio.

 

Le miró con una sonrisa.

 

-Sin duda.

 

 

 

 

Notas finales:

El siguiente cap se viene dramáticoox, bueeeeno jnahdgfsah Espero que les haya gustado,  gracias por leer. <3


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