La noche llegaba cerca de las 6 de la tarde, y la lluvia no se apartaba en ningún momento de la ciudad, haciendo que los edificios se vieran mas viejos y tétricos de lo que eran, las calles semidesiertas le recodaban a Kyo las antiguas leyendas de vampiros y fantasmas que vagaban por la ciudad, eso lo hacia estremecerse un poco, pero aun así quería llegar a un super market para surtirse de lo que según él era verdadera comida, desconocía por mucho el barrio por donde andaba pero gracias a las explicaciones de sus amigos estaba seguro de que no se perdería, tenia hambre y le había dado pena aceptar la invitación de uno de sus compañeros y como no contaba con mucho dinero, lo mejor seria llegar rápido y prepararse una suculenta cena, sonrío tranquilo.
Al llegar al departamento se sintió en su ambiente, al menos no se había encontrado con ningún fantasma, aunque había errado la ruta una vez, ahora estaba en casa... solo, pero en casa.
- Como siempre, no dejas ninguna luz encendida... ¡Hay, Beni, Beni!, que voy a hacer con ti... ¡Benimaru! - Dijo con ternura, cuando al encender la luz de la cocina se encontró con una exquisita cena estilo japonés, a leguas se veía que no era casera, si no de pedido y estaba fria, pero el simple detalle derritió al chico de ojos amielados. - Gracias.
Comió como no lo había hecho en mucho tiempo, el recordar el simple detalle de su amigo lo hacia sentirse... bien, se prometio que para el día siguiente tendría el desayuno preparado para la hora en que llegara Benimaru, al terminar se dispuso a hacer sus deberes, siempre trabajaba mejor de noche que de día, y ese día tenia mucho que estudiar, habría examen pronto, recordando lo ultimo que Benimaru le había pedido, se sentó a estudiar frente a la ventana para no perderse la actividad del edificio de en frente y mucho menos cuando llegara “el... su pelirrojo”, al recordarlo así como lo había dicho Beni, se llevo la mano a la boca para sellar una sonrisa.
- Hasta hoy me vengo a enterar que las bromas sobre Iori, son verdad... realmente te gusta “nuestro pelirrojo”.
Mas tarde Kyo cerraba sus cuadernos y libros, haciendolos a un lado se trepo sobre el escritorio y se recargo junto a la ventana, el deseo de ver a Yagami no era solo por la petición del chico rubio, era algo mas, realmente necesitaba verlo, de ser necesario salir corriendo y retarlo... esa noche quería acción.
Se había preparado bien, estiro la mano y jalo una de las muchas provisiones que se había acercado, pasaban de las 4 cuando se resigno a esperar hasta que amaneciera, bostezo y cuando termino de estirarse vio el convertible negro estacionarse frente a sus ojos, era el de Yagami, se alisto para salir en cualquier momento, pero lo detuvo la imagen de una linda chica, la vio bajar del carro y correr a los brazos del pelirrojo, no era la rubia de la noche anterior, esta vez se trataba de alguien de menor edad, con una vivacidad en su cuerpo característica de una jovencita no mayor de 17 años.
- Solo es una niña... ¿que haces Iori Yagami?. - los perdió de vista.
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