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Noche de Luna por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Bueno, este capi (igual que los demás ¬¬) no es muy largo, pero está hecho con bastante amor para ustedes (además de que fue una madrugada entera sin dormir -_-U), así que por favor, disfrútenlo dattebayo!!

Al principio, el felino trató con todas sus fuerzas de liberarse de los brazos de hierro que lo retenían, lástima que fue la boca que lamía y mordisqueaba sus labios la que terminó por seducirlo, haciendo que mandara a su instinto de preservación de vacaciones por un rato. Era su primer beso y lo estaba disfrutando a lo grande. Abriendo su cavidad para dejar escapar un gemido, le dio entrada a la lengua que tentaba con cada pasada.

Sasuke tomó el peso de Naruto, ya que sus piernas se negaban a sostenerlo en pie. Todo su ser temblaba al sentir las ansias del lobo que invadía su boca y sus instintos desbocados. Las manos grandes que recorrían todo su cuerpo por la espalda hasta situarse en los globos de su trasero, apretándolos con saña, hicieron que parpadeara avergonzado y se tragara un sollozo de placer.

-Eres mío- gruñó Sasuke entre ambas bocas, regocijándose con el quedo gemido de Naruto ante el nuevo apretón en su trasero. Sasuke reclamaba con cada poro de su ser, lo que, según él, le pertenecía por derecho.

-No sabes lo que… haces- logró hablar entre jadeos prolongados cuando el lobo se dispuso a devorar su cuello, lamiéndolo y tentando la suerte con sus dientes.

-Te deseo…, ahora- ladró Sasuke, recostando el cuerpo tembloroso de Naruto sobre el lecho de hojas cecas, rojizas, indicando la temporada otoñal.

Por toda respuesta, el áureo minino abrió sus piernas para que Sasuke se acomodara entre ellas. Las bocas ansiosas se buscaron la una a la otra. La mitad felina de Naruto se entregó a la supremacía del macho que lo dominaba con caricias duras, toscas y precisas. No lo hubiera deseado de otra forma sino así, descontrol hasta nuevo aviso, pasión y el desnivelado lívido golpeándolos a ambos. La piel desnuda contra la piel desnuda era algo delicioso de sentir, tan gratificante como morboso.

Ambos saborearon el pecado entre los labios del contrario, decididos a disfrutar del regalo que les dio la naturaleza y la cercanía de la luna. La privacidad. El viento se elevó desde el suelo, una vez más, saturando el olfato de Sasuke con el aroma a celo de Naruto. En cambio, Naruto se embriagó con el aroma de Sasuke. Era viril, era un macho fuerte, olía a soberanía y a testosterona, poniéndolo a mil con solo imaginarse a sí mismo siendo sometido por el enorme can.

-¡Ah!- gritó el rubio cuando el lobo le dio un ligero mordisquito en el hombro, como comprobando si sabía tan bueno como se veía. Después sintió una humedad deslizarse por su clavícula hasta el hueco entre el cuello y el hombro. Naruto rió, soltando una tímida carcajada por las cosquillas que lo provocó esa lengua. El pulgoso era travieso, aún en esa circunstancia tan… caliente.

-Eres tan… jodidamente hermoso- susurró Sasuke entre dientes mientras se entretenía en mordisquear el pezón sonrosado que se le ofrecía en sacrificio- Te deseo tanto…

Naruto sabía que debía detener aquello, que el lobo negro se lo iba a devorar sin contemplaciones, pero la negativa se rehusaba a salir de sus labios. Ya lo admitía abiertamente, se había enamorado. Estaba completamente seguro, tan seguro como que la lengua de Sasuke era muy tibia y erótica, provocándole espasmos de puro placer.

El pulgoso malhumorado había cazado para que él se alimentara, le proveyó ropa para que no pasara frío. Su mitad felina ya lo catalogaba como un buen partido. Solo le quedaba comprobar que tan bueno era en la parte del apareamiento y ya estaba. La parte humana trataba por todos los medios de controlar sus instintos, razonando internamente con su mitad felina, pero era en vano, ¿quién podía cuando la luna llena estaba a unas escasas horas de distancia?

Un ronroneo juguetón se escapó del pecho de Naruto por mucho que intentó controlarlo. La lengua de Sasuke había dejado de torturar sus pezones y ahora bajaba despacio, muy despacio por su vientre plano. El lobo libidinoso, lo tenía agarrado de las caderas, dejando claro quién estaba al mando de ese íntimo encuentro.

Hundió sus dedos en la piel acanelada, dejando marcas que tardarían en desaparecer. Naruto arqueó la espalda cuando una corriente eléctrica le recorrió la columna hasta la punta de los pies. Frunció los labios para no seguir gimiendo, cerró los ojos para no seguir deleitándose con esa vista tan obscena. Sasuke le lamía el interior de los muslos y dejaba mordiscos en derredor, asegurándose de que el gatito gozara como nunca.

Si alguien le hubiese dicho a Naruto que dejaría que un lobo gruñón lo dominara, se habría reído en su cara después de arrancarle la piel con sus garritas sanguinarias. Jamás en su vida se lo habría imaginado, sin embargo no estaba arrepentido. Joder, lo estaba disfrutando con ganas. Las manos grandes de Sasuke lo sometían y lo acariciaban tiernamente, en partes iguales.

-Ahh… mi lobo…- gimió sonoramente, abriendo los ojos lo más que pudo sin dejar de ver el techo de hojas con ligeros haces de luces plateados cuando sintió su miembro en la boca de Sasuke. Creyó por un momento que el bosque se venía abajo, o que la tierra tembló bajo su piel desnuda, pero no era ninguno de los dos, era la succión de los labios de Sasuke en su intimidad, llevándolo al averno para tocarlo con la punta de los dedos y volver flotando sobre una nube de éxtasis.

Las manos del lobo apretaban sus caderas con tanta fuerza que sentía que podría quebrarlo si realmente lo deseara. La boca de Sasuke era deliciosa. Exigente en cada lamida, en cada roce de sus colmillos pedía la rendición de su presa. Una suerte que Naruto ya no recordaba por qué aquello no podía continuar. Ambos estaban en la cima del fulgor, a punto de cometer el mayor de los pecados.

-Ahh… ah…- Naruto encogía las piernas y las volvía estirar. Los temblores en sus caderas era apaciguados por las garras de Sasuke, su respiración estaba descontrolada y no había dios que lo ayudase. Sintió algo extrañamente vigoroso, una tibia humedad le recorría el camino entre los glúteos hasta su virginal entrada.- ¡Ahh…!

Sasuke dejó de torturar su pene para bajar con su lengua hasta su otra intimidad, metiendo la lengua unos centímetros adentro mientras lo masturbaba con su mano. Naruto enterró los dedos entre las hojas del suelo, rehusándose a chillar ante el próximo paroxismo. Sasuke siguió lamiendo su entrada, follándolo con su lengua y torturando su verga, subiendo el ritmo sin importarle la repentina arritmia que le había provocado.

Dejó la zona virgen tranquila, admirando las tenues contracciones en ella antes de subir de nuevo hacia el pene del minino. Nuevamente se lo metió en la boca, saboreando el presemen que lo bañaba hasta la base. Usando un dedo juguetón, torturó la ahora húmeda entrada, tentando la suerte y palpando el pecado que faltaba poco y nada para que terminaran de cometer. Hizo más succión con sus labios, mordió más fuerte y metió su dedo en una fuerte embestida hacia el interior del felino.

Un chillido de gato se escuchó en el bosque, retumbando la afonía; los pájaros nocturnos levantaron el vuelo mientras el cambia-formas lobo consumía el resultado de sus esfuerzos. La semilla de Naruto llenó su boca y él había tragado cada maldita gota de esta, deliciosa. Lamió cada centímetro, caminando con su lengua hasta el interior de los muslos, buscando no desperdiciar nada.

-¿Qué hemos hecho?- suspiró Naruto tragándose un sollozo, encogiendo las rodillas para resguardar algo del escaso pudor que aún conservaba.- Ahora tendrás que aparearte conmigo durante la luna o nuestra mitad animal se volverán locas.

Sasuke cargó a Naruto al estilo nupcial y lo acomodó dentro de la cueva que formaban las raíces del viejo árbol. Recostándose junto al pequeño cuerpo, lo cubrió con las ropas que habían robado, para mantener el calor sin tener que recurrir a sus formas animales. En esta situación, sería un peligro hacerlo. Sasuke sabía que su lobo no se detendría hasta terminar lo que empezó.

-Lo siento- se disculpó, escondiendo el rostro en el cuello de gacela de Naruto.- Prometí que te protegería y al final fui yo quien abusó de tu confianza.

Unos dedos suaves y delegados se posaron sobre los labios de Sasuke, pidiéndole con el gesto que guardara silencio- Yo también lo quería…- fue la simple respuesta antes de acurrucarse contra el torso desnudo de su – ahora – amante.

Sasuke comprendió de inmediato, tomó la mano de Naruto y la olfateó antes de besarla con ternura, sin necesidad de más palabras, y percatándose de que su lobo podría salir en cualquier momento, ordenó- ¡durmamos!- respiró un par de veces cuando vio que Naruto se encogió hasta estar en su piel felina. Miró la distancia del cielo, suspiró pesadamente y se encogió en su piel de lobo. Ahora estaba más relajado, así que logró descansar adecuadamente mientras enrollaba al gatito con su cuerpo, protegiéndolo de todo mal.

La mañana llegó demasiado rápido para el gusto del canino. Sabiendo que le quedaban dos días de camino todavía, o de lo contrario tenían que subir por la cascada para poder llegar al territorio de sus respectivas manadas más rápido. Decidido a no perder tiempo, despertó a su pequeña pareja con una lamida en la naricita chata.

Naruto ronroneó sin abrir los ojos. Estaba teniendo un sueño muy, muy bueno. Soñaba que era de nuevo un cachorro y que su madre lo limpiaba en la mañana como hacía con cada uno de sus bebés. Una lengua rasposa le recorrió el lomo hasta llegar a su peluda cabeza. Se sentía tan bien, eso hasta que la lengua comenzó a meterse entre su oreja, causándole sensaciones que nada tenían que ver con la relación madre/hijo.

Abrió los ojos de golpe, saltando fuera de la cueva, con todos los pelos del lomo levantados, miraba a su compañero con una mirada de “voy a morderte”.- ¡deja de despertarme de esa forma, pulgoso-teme!- chilló el felino en su forma humana, sin disimular lo ofuscado que estaba. Si ese lobo creía que por una buena mamada le iba a permitir que hiciera lo que quisiera, pues estaba muy equivocado.

Sasuke salió de la cueva tranquilamente, estirándose de manera perezosa en su forma de lobo. Naruto no sabía si los lobos podían sonreír, pero si así era, la mueca que tenía ese chucho era la mejor prueba de ello.

Naruto cruzó los brazos y se dejó caer en el suelo. Levantando una piedra, cubrió su sexo que comenzaba a levantarse ante la depredadora mirada que le dirigía Sasuke – ahora en su forma humana –. Parecía querer atravesarlo con los ojos, o con algo tal vez menos abstracto.

-Oh… ¡No!- chilló Naruto antes de invocar a su felino interno. Levantando la cola, comenzó a correr antes de que Sasuke pudiera reaccionar, o al menos ese era el plan. Lamentablemente para Naruto, el lobo cayó en sus cuatro patas y comenzó a perseguir a su presa sin ninguna contemplación. La luna llena ya estaba comenzando a surtir efectos, no debían ser adivinos para saber que Sasuke estaba más allá de ser razonable.

Después de correr entre la hierba por quién sabe cuánto tiempo, esquivar árboles y saltar entre algunos troncos podridos, Naruto estuvo completamente seguro que Sasuke no lo había atrapado todavía porque se estaba divirtiendo con la cacería, sabía que era mucho más veloz que él, así que la carrera solo permaneció como un juego, para su suerte.

No deseaba tentarla tan pronto, y menos después de lo que había pasado la noche anterior, así que optó por lo único que podía hacer en esa situación, por muy cobarde que pareciera. Clavando las uñas en el tronco de un árbol cercano, subió lo suficientemente alto como para librarse del enorme lobo que no se cansaba de perseguirlo como si no hubiese un mañana. Al ver que el animal no se daba por vencido, ladrando y gruñendo, esperando impaciente por que el felino bajara, decidió subir una rama más alto.

El joven gato montés podía ser valiente la mayor parte del tiempo, algo loco, por regla general, pero de allí a ser idiota, era otra cosa muy diferente. Ese maldito pulgoso podía gruñir, ladrar, hacer todo el teatro que quisiera, pero no iba a bajar por nada del mundo.

Bostezó ampliamente y se acurrucó en la rama, pegando la cabeza a sus patitas cruzadas. De soslayo, apreció los desplantes del azabache canino, exigiéndole con la mirada que bajara de una vez o lo devoraría de un mordisco. Naruto lo ignoró magistralmente y volvió a bostezar, usando su pereza felina para marcar el punto.

 La luz del sol era débil durante la hora de la mañana, apenas una caricia tibia sobre el suave pelaje del gato montés, que acostado sobre la rama, observaba tranquilamente como el lobo gruñía y daba vueltas alrededor de la raíz del árbol. Aburrido de estar sin hacer nada, decidió realizar un experimento algo cruel. Sin ninguna vergüenza, comenzó a maullar de un modo tan lastimero que habría hecho llorar hasta a una piedra.

El lobo, que en ningún momento perdió detalle del gatito, bajó las orejas y puso la cola entre las patas cuando escuchó como la pareja que le escogió la luna para aparearse, sufría. Naruto cerró los ojos, fingiendo tener miedo cuando las patas delanteras del lobo se clavaron en el tronco, como queriendo subir. Solo para comprobar si había conseguido amilanar un poco al pulgoso, abrió un ojito para curiosear. La mirada desesperada y el gimoteo constante del canino le advirtió que se le había pasado la mano.

La parte felina dejó de apoyar a la humana, faltaban unas pocas horas para que la luna estuviera en lo alto, ambas naturalezas necesitaban de ese macho saludable, fuerte y bien dispuesto como para desperdiciar el tiempo en cosas que no llevarían a un apareamiento exitoso.

Por más que Naruto intentó detener al gato montés en su fuero interno, éste tomó el control por completo. Era una de las desventajas de la luna llena. La parte animal, la que era todo instinto, era quien dictaba las reglas en esa mágica noche.

El felino comenzó a bajar, clavando las garritas de sus cuatro patas sobre el tronco, lo hizo de la forma más sexy que un gato podía hacerlo. El lobo se apartó expectante, con el hocico abierto, como si le faltara el aire. El minino calló sobre la hierba, con la cola al viento, moviéndola despacio. La respuesta de Sasuke no se hizo esperar, en grandes zancadas quedó frente al pequeño coqueto, lamiendo la carita peluda, quiso asegurarse de hacerlo sentir bien.

Naruto suspiró encantado, era el minino quien tomaba las órdenes para ese momento. Asegurándose de que el macho fuese suyo para la llegada de la noche, empezó a ronronear y restregarse contra el enorme cuerpo canino para impregnarlo con su olor. Sasuke por su parte empezó a aullar, alejando con ese gesto a cualquier otro macho que quisiese algo con el gatito provocador, ese pequeño felino era suyo.

Después de unas cuantas lamidas cariñosas, el lobo se apartó un poco del mimoso gatito. Dirigiéndole una mirada severa a su pareja, le advirtió que debía quedarse allí. Naruto, mucho más dócil por la llegada de la luna, quedó sentado sobre sus cuartos traseros, esperando a su pretendiente sin saber hacia dónde se había dirigido.

Sasuke comenzó a trotar en el bosque, buscando presas para alimentar con ellas a su pareja. En esos momentos sus pensamientos estaban turbios, eran los instintos los que gobernaban ahora entre las dos naturalezas.

La parte humana estaba algo abrumado, sintiéndose atraída por primera vez a pesar de sus lunas pasadas, no sabía cómo razonar respecto a eso y tendía a quedarse en blanco la mayor parte del tiempo.

Por otra parte, el lado animal tenía mejores preocupaciones: alimentar, proteger y aparearse con el gatito que olía a pasteles de vainillas, mandarina y uvas frescas. Si este era macho o no, realmente no importaba, lo importante era el delicioso aroma que le decía que ese sería su compañero.

Naruto se alimentó de los conejos que le había traído su amante como obsequio, después fue limpiado concienzudamente por la lengua del lobo. La parte felina estaba tan contenta que ignoraba por completo las protestas de la parte humana, advirtiéndole que se estaba comportando como una auténtica puta y que ese lobo se tomaba tantas molestias solo para follárselo.

Al gatito solo le importaba lo de aparearse, del resto que se preocupen los humanos. El minino follaría, eso era todo lo que le preocupaba en ese momento. Durante la pasada luna lo habían encerrado en una jaula, ahora no podrían detenerlo para sentir por fin de los placeres de la luna y la inmensa fortaleza que ese lobo exudaba por cada poro.

 

Continuará…

Notas finales:

Jejejej… hubo un suculento lime n///n Jejeje… al parecer el lemon quedará para el próximo capítulo, así que por favor, espérenlo con ansias. Aunque advierto, ésta es una historia romántica y el lemon no será tan pervertido como los que suelo escribir, pero no por eso será menos que los demás, solo se centrará en ser una sesión de sexo vainilla… si saben a lo que me refiero ¬¬. Espero verlos por aquí la próxima semana para la conti, díganme sus opiniones en un rew vale? Nos leemos!!


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