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Noche de Luna por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Perdónenme!!! Sé que el plan era actualizar el jueves pasado, pero estaba complicada con exámenes en la Universidad y, bueno, no pude subir el capítulo porque no estaba terminado. Ahora, imagino que después de cómo se quedaron con el capi anterior y el nombre de este capítulo, ya sabrán lo que hay no? Mejor no hago spoiler, disfruten con ganas de la actu y nos vemos al final.

La temperatura en el bosque era realmente agradable. El sol calentaba tenuemente la superficie, el viento era una suave caricia y el sonido de las hojas en las copas de los árboles era un arrullo adormecedor. La naturaleza, igual que todos los meses, se preparaba para que los cambia-formas disfrutaran del placer de la vida sin ningún inconveniente. Por supuesto, esto no era una excepción para la joven pareja que, uno junto al otro, dieron un paseo en silencio para disfrutar de la frescura de ese mágico momento.

El día lo pasaron en sus formas animales, ya que estaban completamente seguros que si le daban una mínima oportunidad al lado humano, éste terminaría echando a perder la noche de luna, la noche del apareamiento.

Naruto caminaba parsimónicamente junto al lobo, sintiendo el lecho de hojas bajo sus patitas con demasiada precisión. Tal vez, su tacto se había hecho más sensible en las últimas horas, y eso no era lo único que había cambiado. Mirando a Sasuke de soslayo lo comprendió. Había crecido. Era algo asombroso, puesto que su tamaño de repente se disparó, ahora se veía mucho más intimidante, mucho más como un Alfa.

Amaba la manera en que ese enorme animal se movía, justo como si fuera el rey de los patea traseros. El pecho muy afuera, las orejas alertas, el hocico en alto y las patas pisando fuerte con cada paso, volviéndose más y más impresionante. Estaba completamente maravillado.

El sol comenzó a bajar lentamente, indicando la despedida del día con unos bellos toques naranjas sobre la ribera del río donde se habían detenido. La corriente se volvía lenta en esa parte, dando el aspecto de un pequeño lago de aguas tranquilas. Las ramas de los árboles se extendían sobre el cristalino azul, dando el aspecto de un techo de hojas que se mecía con suavidad con la brisa vespertina. Los troncos caídos, formaban una muralla natural, dándole al lugar…, la privacidad que necesitaba, volviéndolo secreto.

El joven gatito dio pasitos dudosos, observando asombrado como algunos rayos de luz, se filtraban entre las hojas para caer en el lago, dándole una vista realmente hermosa, casi mágica. Un repentino aullido de lobo, sacó a Naruto de sus ensoñaciones, alzando la mirada rasgada, cerúlea, hinchó el pecho con orgullo al apreciar al estoico macho con el que se aparearía, parado en sus cuatro patas sobre una roca al lado contrario del río.

-¡Miau!- se quejó Naruto ante la penetrante mirada del pulgoso. Oh no, él no se mojaría sus patitas por nada del mundo, pudiendo evitarlo además. La parte felina no era muy amante de ese líquido, menos si estaba en grandes cantidades, de allí que la parte humana no haya aprendido a nadar todavía. Apenas la parte animal sentía que sus pies no tocaban el fondo, entraba en pánico, llevándose consigo el raciocinio del lado humano.

Entrecerrando los ojos plateados, Sasuke bajó la cabeza para prestarle toda su atención al melindroso minino que, ignorando su claro llamado, se había puesto a lamerse las patitas como si no tuviera ningún apuro capaz de hacerlo moverse de donde estaba. Arrugando el hocico, Sasuke comenzó a gruñir por lo bajo, raspando la roca bajo sus garras, contuvo las ansias de ladrar, tratando “amablemente” de que el gatito mimado se le uniera. Él era el Alfa, por lo tanto su pareja tenía que obedecerlo.

Naruto dejó de lamerse, levantó despacio la cabeza, dedicándole una mirada de completo fastidio al lobo exigente y como si tal cosa, continuó arreglando el pelo de su dorso, ignorando olímpicamente la mirada de advertencia del pulgoso. Si fuera por él, ese chucho podía seguir con sus berrinches de por vida, que jamás cruzaría el maldito río.

El enorme can gruñó más fuerte, pero esta vez el gatito ni siquiera levantó las orejas, solo continuó acicalándose, demostrando abiertamente que le valía una mierda los apuros del pulgoso. El – hasta ahora tranquilo, ecuánime y supremamente paciente – lobo, mandó al diablo todo su autocontrol. El jodido gato iba a aprender lo que era desobedecer a un perro grande como él. Bajando las orejas, las pegó hasta el cráneo, levantó la cola y la volvió a bajar, destensando algunos músculos, flexionó las patas, listo para saltar al agua.

Naruto ni siquiera se molestó en ver lo que estaría haciendo ese pulgoso mandón. Estaba terminando de peinarse la cola cuando sintió el cuerpo grande del lobo sobre él. Le aterró bastante darse cuenta que no escuchó sus pisadas hasta que lo tuvo prensado contra el suelo arenisco de la ribera, echando a perder su trabajo de acicalamiento.

De pansa al suelo y con el peso de una enorme pata sobre su espalda, Naruto trató de incorporarse, rasgando la superficie con sus garritas para impulsarse hacia la libertad, sin logarlo. Esto lo molestó. Puede que se haya vuelto más sumiso por la jodida luna llena, pero eso no quería decir que se convertiría en el juguete del maldito chucho. Su carácter comenzó a calentarse hasta hacer combustión.

Ya bastante furioso, se revolcó, rodando sobre su estómago hasta que, apenas, quedó libre. Podía ser más pequeño, pero tenía la ventaja de ser ágil, liviano y su característica flexibilidad felina. Clavó sus colmillitos en una de las patas del gran perro, haciéndolo sangrar. El lobo gruñó en respuesta, resaltando unos largos y afilados caninos al travieso minino que había aprovechado ese desliz para huir de su prisión.

Sasuke tendría que estar muerto para permitir que esa pequeña mierda – por muy lindo que fuera – se saliera con la suya. El gatito levantó los pelos de su espalda arqueada, seseando sonoramente, era una cosita temible. El maullido molesto prometía mucha sangre si Sasuke volvía a amenazarlo de nuevo. No iba a tolerar una pareja que no respetara su decisión – por muy sexy que fuera esta –.

Sasuke, ahora un poco más tranquilo, comenzó a dar vueltas alrededor del gatito, asechando a su presa en silencio, buscando que se intimidara. Naruto observó de soslayo cada uno de sus movimientos, encontrándolo más deseable cada vez. Jamás se entregaría a un macho débil que ni siquiera pudiera ganarse su derecho de aparearse por sus propios medios. Gruñendo quedamente, trató de provocar al lobo negro. Necesitaba saber de qué estaban hechos esos sólidos músculos bajo el pelaje azabache brillante.

Sasuke, conteniendo un rugido, abrió las fauces para sostener al felino por el cuello y tratar de retenerlo contra el suelo, obligándolo a mostrar la panza en un gesto de sumisión. Lástima que el malcriado rubio tuviera otros planes. En un rápido movimiento, rodó en el suelo para saltar fuera del alcance del canino. Parándose en sus cuatro patitas, le dedicó al moreno una mirada retadora antes de comenzar la carrera que probaría si ese macho sería por fin el indicado que merecía sus atenciones.

El crisol de colores, desde el amarillo hasta el rojo y el anaranjado, comenzó a teñirse de púrpura, marcando el comienzo de la noche que dictaría el destino de esta joven pareja. Era una pena que ninguno de los dos estuviera en condiciones de apreciar este hermoso contraste en las nubes. Naruto corría entre los árboles, Sasuke lo perseguía cada vez más desesperado, no había nada más fuera de eso.

De nuevo el rubio estaba molesto, pero ésta vez consigo mismo. Mientras él estaba agotado y con algunas dificultades respiratorias, el lobo se veía tan fresco como una lechuga, manteniendo el mismo paso veloz que el comienzo. Injusto. Fue lo que pensó el minino. Obviamente Sasuke estaba esperando a que se agotara para darle alcance. Era un lobo astuto. Si Naruto estaba cansado, ya no podría resistirse a su sometimiento.

Necesitaba tomar aire, sus patitas ya no aguantaban el peso de su cuerpo, así que se detuvo en un claro, adolorido por el esfuerzo. Alzó la naricita para olfatear en derredor, buscando la presencia de su perseguidor. El aroma a macho era fuerte. Una mezcla entre madera recién cortada, el rocío en la hierba durante la madrugada y… girasoles. Naruto se preguntó en ese momento por qué Sasuke olería como su flor favorita, tal vez era la luna que lo estaba engañando para que cayera en la tentación de una maldita vez.

Sacudió la cabeza, exorcizando al lívido. Era casi un castigo para él. Todo en Sasuke irradiaba virilidad, fuerza. Lamiéndose los labios al imaginar la noche que tendría con ese fuerte macho, Naruto comenzó a maullar sin importarle que con eso delatase su posición. Estaba excitado y Sasuke ni siquiera lo había tocado, solo su olor había bastado para dejarlo así.

Contrario al viento, Naruto pudo ver una silueta negra materializarse entre los matones de hierba. Allí estaba el dueño de sus fantasías. El muy listillo sabía cómo emboscar a sus presas, pero Naruto no era idiota, además de que sus hermanos le habían enseñado algunas cosas respecto a cómo desenvolverse. Chillando algo divertido, comenzó a correr otra vez. El lobo, al saberse descubierto, empezó a perseguirlo nuevamente.

Naruto había empezado a sentirse mareado, estaba agotado, fuera de eso, su terquedad estaba intacta. Dejó de sentir los pasos a sus espaldas y se detuvo para estudiar el bosque a su alrededor. Estaba por comenzar a correr de nuevo cuando sintió el peso del enorme animal sobre él. Estuvo a nada de entrar en pánico, pero el característico olor de Sasuke le sedujo todos los sentidos, embriagándolo totalmente. Esperó con algo de desespero la mordida en el cuello, la que lo obligaría a someterse al macho alfa, pero no fue eso lo que sintió…

De nuevo estaba de panza al suelo, incapaz de entender lo que sucedía a sus espaldas, fue entonces que sitió como una pata canina se colaba en el espacio entre su vientre y la tierra, dándole la vuelta para que quedara bocarriba. La rasposa lengua del lobo le recorrió desde la parte baja de la pancita hasta la quijada, repitiendo el gesto varias veces. Después de eso, la gran cabeza lobuna comenzó a restregarse sobre él, dejando cada parte de su delicado cuerpo impregnado con ese olor a macho fuerte, el olor de un alfa.

Sintiéndose lapso, cerró los ojos, dejándose llevar cuando las fauces del lobo le sostuvieron la piel de la nuca para llevarlo a cuestas como si fuera una cría, pero estaba tan cansado que ninguna importancia le dio a este hecho. Tranquilamente, Sasuke lo llevó de vuelta al lago que habían dejado atrás, ese sería el lugar indicado donde ambos dejarían atrás el pudor y entrarían juntos por las puertas de la adultez.

La luz de la luna, como antes había hecho el sol, se filtraba por entre las hojas, dándole un aspecto de plata al tranquilo lago. El lobo dejó a su preciada carga en la orilla del agua y, sentándose a su lado, esperó a que el minino despertara de su sueñito necesitado. Él lo quería bien despierto, con la fortaleza suficiente para soportar sus embates en el canal íntimo y dejarse llevar por la sabiduría de sus propios instintos.

 

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Naruto ronroneó quedito cuando unas grandes manos le acariciaron la espalda, llegando justo a donde la curva del trasero comenzaba. Abrió los ojos lentamente, encontrándose a sí mismo acostado bocabajo sobre un lecho de hierba y flores pequeñas. Estaba algo sorprendido cuando vio su cuerpo, al parecer había cambiado mientras dormía. Tal vez habían sido las grandes manos que ahora apretaban los globos de su trasero las que obligaron la transformación en humano.

-¿Qué haces?- preguntó mientras dejaba salir un gemido- ¿no crees que al menos… deberías preguntarme primero si quiero hacerlo?- tentó un poco la suerte, dejando escapar una sonrisita traviesa.

La lengua tibia y, jodidamente erótica de Sasuke, comenzó a torturar su lóbulo. Inevitablemente, su cola felina salió a la luz, meneándose hacia los lados ante la deliciosa estimulación. Rodando, Naruto se dio la vuelta para quedar bocarriba. Quería, más bien necesitaba, admirar ese par de ascuas en la profundidad plateada de los ojos de Sasuke, ese profundo deseo de él que destilaba por todos lados, justo como si se lo quisiera comer.

-Naruto…- susurró sugerente el lobo contra la oreja del áureo- ¿serías mi compañero durante esta noche de luna?

El felino, ahora en su piel humana, abrió la boca para protestar, para darle al lobo la larga lista de razones por la que eso no podía ser. Pero, ese fuego, el ardor que vio estallar tras las plateadas pupilas del lobo, tan iguales al brillo de la causante de todo eso, la luna; le hicieron mandar por el caño el poco sentido común que le quedaba, dejándose llevar por lo que su cuerpo le exigía con ganas.

-Soy tuyo por esta noche- fue la respuesta del minino, aceptando el peso de Sasuke sobre su cuerpo desnudo. Abriendo las piernas, disfrutó del tacto del sexo duro y hambriento de Sasuke contra el suyo. Lo disfrutaría al menos por esa noche, porque Naruto sabía que una vez llegasen a sus manadas, las cosas serían muy diferentes.

Ya se había corrido la voz que en el territorio de los gatos monteses había nacido un doncel, un macho con olor a hembra. Dentro de poco muchos líderes de otros clanes enviarían a sus hijos más jóvenes para que escogiera entre ellos y formar una familia con un alfa, crear una vida donde…, Sasuke no estaría.

-Eres mío- gruñó el lobo, mostrando su determinación tras los ojos humanos. Sin poderlo retener por más tiempo, Sasuke dejó salir su instinto animal a la superficie. La cola peluda se movió inquieta desde su retaguardia, las orejas puntiagudas se irguieron sobre el bruno cabello y sus colmillos crecieron lo suficiente como para asustar. Estaba en el límite, apenas controlando su necesitado deseo de romper el colon del gatito de una sola embestida.

Naruto sonrió ladinamente cuando vio la repentina transformación. Sasuke estaba listo para aparearse, justo en el centro entre el amor humano y el salvajismo animal. Su cola felina jugueteó con la de Sasuke, enrollándose como serpientes sin ninguna timidez. El rubio tampoco lo pudo retener por más tiempo, arqueando la espalda, sintió una corriente recorrer su columna hasta la cabeza donde saltaron hacia afuera sus puntiagudas orejas bergamota, vibrando intranquilas ante el gruñido quedo del canino sobre él.

La luna gobernaba en lo alto de la bóveda cárdena del cielo, afectando con su luz a todos los cambia-formas, hijos predilectos de la diosa. Hija de Amaterasu y Tsukityomi. Según la leyenda, fue ella quien dio vida a estas criaturas: mitad animal, mitad humanos. Sus predilectos y protegidos, a los cuales bendecía una vez al mes desde lo alto para ver cómo se unían de varias formas, en cuerpo y alma, justo como Naruto y Sasuke.

Por las venas del moreno, la sangre corría tan caliente que quemaba, su endurecida hombría parecía capaz de penetrar rocas, su piel suplicaba sentir al pequeño felino que yacía bajo su cuerpo. Sasuke se hundió en la profundidad de ese par de zafiros, tan brillantes y tan llenos de deseo como él.

El gatito exigía con la mirada que el lobo le follara, quería ser penetrado de una vez por el macho indeciso. A leguas, podía notarse en la mirada de Sasuke que la parte lobo quería profanar al rubio rápido y sucio, pero la parte humana no estaba muy segura de cómo proceder.

Naruto suspiró largamente al notar el dubitativo rostro del moreno. Levantó una mano y la envolvió en la nuca de su pareja para pegarlo a su cuerpo, abriendo los labios, gimió contra los de Sasuke, provocándolo a propósito antes de susurrarle cerca del oído- Duele si no me tocas.

Su voz – a pesar del ligero tono sensual – salió de un modo tan lastimero que terminó por minar las pocas reservas de autocontrol del pelinegro. Sasuke bajó las orejas cuando se pegó a los labios de Naruto, delicadamente se rozaron, un toque algo inocente que había terminado por sellar para siempre el destino de ambos.

Nada más probar un poco del sabor del gatito, Sasuke sintió como la parte lobo tomaba el control. De la manera más desesperada, tomó la boca de Naruto en un beso ahora más exigente, más profundo y obsceno. Metiendo la lengua, saboreó el interior tibio y húmedo, con cuidado de no lastimarlo con los colmillos, profanó cada pequeña parte de esa deliciosa cavidad, disfrutando con regodeo como el minino se retorcía de placer bajo su cuerpo.

De una forma un poco más exasperada, Sasuke movió su mano hasta su necesitada hombría. Naruto lo estaba volviendo loco. Podía sentir con más precisión que nunca su exquisito aroma de mandarinas y pasteles de vainilla, pero también podía sentir un tenue olor a sol, distanciándolo un poco del olor de una hembra normal, embriagándolo al punto del descontrol. Solo eso, solo su aroma y ya se sentía con la vehemente necesidad de aullarle a la luna a todo pulmón.

Por supuesto, ya lo habría hecho si no temiera que su travieso minino se le escapara si se ponía en esa tarea. Con el gatito nunca se sabía, era demasiado impredecible, siempre sorprendiéndolo, pero esa, esa era otra cosa que le encantaba. La extraña mezcla entre sumiso y rebelde. Nada en esa pequeña cosita tierna era fácil de calcular o entender.

Naruto hizo de su mano un puño y se lo metió en la boca, haciendo lo posible por no gemir como una gata en celo…, por muy irónico que fuera el caso. La sola idea de pedirle a Sasuke que hiciera algo más que solo limitarse a lamerle el maldito pezón, era demasiado sobrecalentamiento para su herida dignidad de chico.

Sasuke dejó el pezón tranquilo para apreciarlo fijamente- no lo hagas- tomó el puño de Naruto y se lo sacó de la boca- déjame escuchar que te gusta, necesito oírte- pidió, usando un toque de mofa que encolerizó un poco al ofuscado felino.

-¡Vete a la mierda!- fue lo mejor que pudo decir ante la sonrisa torcida del maldito pulgoso al verlo tan acalorado- deja de jugar y compórtate como el macho que va a joderme- se quejó con el ceño fruncido y un puchero improvisado.

No pudo decir una línea mejor para darle de lleno al orgullo del lobo, obligándolo a dejar los juegos para después y centrarse en su tarea más importante. Aparearse. Aun así, el moreno soltó una risa tan profunda que levantó todos los pelos de la cola y las orejas felinas. Sasuke por fin decidió mordisquear y succionar el sonrosado pezón que ya dolía por haber sido olvidado.

Naruto se sostuvo de los anchos hombros del moreno cuando su mundo comenzó a girar. Se mordió el labio hasta lacerarse cuando la mano fría de Sasuke envolvió su pene y lo acarició con, tortuosamente lentos, movimientos.

-Ya no puedo más- casi suplicó Naruto. Él deseaba venirse cuando el lobo estuviera enterrado hasta las pelotas en su interior, no por una paja…, por muy buena que ésta fuera.

Sasuke subió hasta la barbilla y la lamió, siguiendo el contorno de la mandíbula con su lengua hasta que llegó al oído, entonces susurró- Tranquilo, bebé. Voy a hacer que te corras tantas veces que te vas a quedar afónico de tanto gritar mi nombre.

-Maldito lobo… ¡hay!... presumido- intentó insultarlo, pero fue una pena que en ese momento Sasuke escogiera bajar hasta su ombligo y meterle la lengua. El muy cretino era tan virgen como él, no tenía derecho a verse tan seguro mientras él temblaba como una gacela ante cada toque. Los nervios lo llenaban desde los pies hasta la cabeza, estremeciéndolo.

-¿Estás bien?- preguntó un preocupado Sasuke. La inseguridad lo había invadido nuevamente al sentir el cuerpo de su amante tensarse y destensarse varias veces.

Naruto levantó la cabeza del suelo para apreciar la mirada del azabache. Parpadeó extrañado al ver algo que jamás se esperó. Sasuke se veía…. ¿inocente? Rió por dentro. Sasuke era un lobo grande y malo, pero también era nuevo en esto de los juegos subidos de tono. Obviamente le preocupaba la idea de lastimar a su pareja en un accidente de su parte.

-Es solo que…- haló a Sasuke para que sus rostros quedaran a la misma altura. Cerrando en su puño el largo flequillo bruno, evitó que su mano temblara ante lo que iba a confesar- tengo miedo- admitió, soltando el pelo de Sasuke para dejar caer su mano en peso.

El lobo tomó la muñeca de ésta antes que cayera y la apretó contra sus labios, besando los nudillos con devoción. Las pupilas plateadas tintinearon ante la confesión, saboreando la hermosa vista de su gatito tembloroso y sumiso, completamente a su merced- Creí que un minino tan decidido, no le tendría miedo a nada.

-¡No te burles, pulgoso-teme!- compuso un pucherito que a Sasuke le pareció demasiado adorable para ser real.

-No me estoy burlando- le dejó a Naruto un rápido beso, de esos que se ven traviesos, de esos que hacen reír, justo como lo hizo el rubio cuando sintió el tenue cosquilleo- Naruto…, tengo tantas ganas de estar dentro de ti, que me preocupa lastimarte de alguna forma.

Naruto entrelazó los dedos con los de Sasuke en la mano que aún tenía atada a la suya y, pegándola a su mejilla, se restregó contra el dorso- algún día sería mi primera vez- confesó mientras se seguía frotando contra la mano de Sasuke- quiero que sea esta noche…, y que sea contigo.

Solo eso bastó para que Sasuke se entregara a sus instintos animales, sucumbiendo ante la pasión que los envolvía a ambos como un manto dulce de color rojo. Besó la boca que lo esperaba abierta, mordisqueando y chupando los labios sin esperanza de tener suficiente. Metió despacio la lengua, tanteando delicadamente la de Naruto hasta fundirlas en un húmedo y caliente contacto.

Las manos de Sasuke recorrían el dorso desnudo del rubio, con una lo levantaba por la espalda, con la otra le aguantaba la cabeza para que no se separara ni un milímetro hasta que se irguió por completo hacia atrás. El minino quedó sentado en su regazo, acomodado con las piernas abiertas a los lados de su cuerpo, de manera que los sexos se friccionaran uno contra el otro.

Las aves nocturnas observaban interesadas aquel íntimo acto, admirando desde lo alto de las ramas como los chicos cambia-formas intentaban devorarse el uno al otro. Era increíble el espectáculo tan magnífico que hacían cuando no habían pasado siquiera de los roces y los besos.

Naruto estaba muy bien sentado sobre los fuertes muslos de Sasuke. El moreno apretaba los globos del trasero con tanta fuerza que el rubio estaba seguro que le dejaría la marca de los dedos durante días, nada más delicioso que sentirse dominado por un macho fuerte. Una baja vocecita le susurraba desde su cerebro que después de sentir la verga de Sasuke venirse dentro suyo, cualquier otro le sería indiferente.

Naruto prensó su pene con más fuerza contra el de Sasuke y ambos vientres cuando sintió una firme succión en su cuello, dejando la piel irritada y sensible en esa zona. Estaba bastante excitado, demasiado. Arriba y abajo, empezó a moverse en una danza libidinosa que le resultaba placentera a los dos. El acto los llevó a ambos a una marejada que los empujó a experimentar un exquisito orgasmo lleno de goce.

Sudoroso y agitado, Naruto se dejó caer contra el pecho de Sasuke. El moreno lo envolvió con sus brazos protectoramente, como si la misma diosa se lo fuera a arrebatar. Sasuke lo admitía desde lo más profundo, necesitaba de ese gatito, necesitaba tenerlo a su lado… siempre.

A Naruto no le dio tiempo ni de decir “miau” cuando ya el lobo lo tenía estampado en el suelo, con el pecho contra las hojas y su retaguardia sin ninguna protección. Subiéndose encima, Sasuke lo mantuvo en su sitio mientras le recorría la suave piel de la espalda con mordiscos y lamidas feroces. Acababa de tenerlo claro, aunque ya se lo olía desde el comienzo…, el sexo duro tenía sus encantos.

Sasuke estaba mucho más allá de ser razonable, sin dar previo aviso, metió la mano entre los glúteos del minino, buscando el tierno botón que necesitaba romper a toda costa. Acariciándolo de forma delicada con el pulgar, se deleitó con los estremecimientos de su pareja con cada oleada, regocijándose a más no poder al notar que el botoncito estaba cerrado como indicaba la virginidad de su minino.

Estirando una mano, sugirió al rubio que lamiera sus dedos y Naruto, como el mimado gatito que era, los lamió goloso. Cuando estuvo satisfecho con la humedad, Sasuke los retiró de su boca y le envolvió la cintura con su brazo fuerte. El moreno sabía perfectamente que si no lo dejaba quieto, el rubio podría lastimarse a sí mismo cuando empezara a prepararlo.

Metiendo un dedo, tentó la delicada zona con lentas penetraciones, morbosas, placenteras estocadas que hacían que Naruto ronroneara sonoramente. Al ver como el felino aruñaba el suelo, empezó a dejarle eróticas lamidas en la nuca, chupando la piel de vez en cuando hasta que se relajó, entonces metió un segundo dedo, abriéndolo junto al primero al estilo tijeras para dilatarlo más rápido.

El gato maulló, chilló y jadeó sin control. Dedo a dedo, estocada a estocada, Sasuke estaba violando lo único inocente que para esas alturas aún conservaba.

-Relájate- le susurraba el moreno contra el oído, ordenando con su voz sensual cargada de goce- vas a ser mío, minino- gimió, más bien gruñó contra la piel de Naruto, dejando claro cuáles eran sus intenciones.

El gatito se relajó. La lengua que mojaba su piel, los dedos que entraban y salían de su entrada, todo confabulándose para volverlo loco. Sasuke por su parte sudaba a mares, ya siendo incapaz de mantener a raya a su descontrol que, desesperado, deseaba con ganas meterse hasta el fondo en la apretada cavidad para satisfacerse. Luchó sin cansancio contra su instinto animal, ganando el raciocinio humano por muy poco, permitiéndose a sí mismo tener un poco de paciencia.

-Sasuke, métela ya.- Ordenó el rubio, comenzando a impacientarse con los excesivos cuidados del pulgoso. Él quería que lo hiciera duro, deseaba quedar marcado, adolorido, para que cuando todo eso fuera un recuerdo, el dolor le recordara que al menos por unos minutos fue feliz.

-Espera, soy grande, Naruto- gruñó el moreno, su autocontrol tambaleándose a cada momento- necesito asegurarme de no hacerte daño.

-¡Te deseo ahora, teme!- chilló cuando uno de los dígitos rosó su punto dulce- ¡Maldita sea, pulgoso!... ¡voy a venirme y te quiero dentro cuando eso pase!

Mandando a la paciencia humana por la cañería, el lobo agarró las caderas de Naruto y las alzó hasta su ingle, entrando de una sola estocada, a lo salvaje, como si no hubiera un mañana, disfrutó de esa divina estrechez que lo apretaba y lo envolvía, quemándolo con ese calor interno.

Con el pecho pegado al suelo y las caderas alzadas, Naruto encogió los brazos a los lados de su rostro con la primera embestida, apretó las manos en puños con la segunda, chilló largamente con la tercera y sonrió con la cuarta. Dolía, dolía como el infierno, pero joder, que bien se sentía. Meciéndose hacia adelante y atrás, su cuerpo recibía los embates del macho alfa que lo tenía sometido sin ninguna cortedad.

Sasuke soltaba guturales gemidos, enterraba los dedos en la piel canela y se mordía el labio inferior. También le dolía, pero también lo estaba disfrutando. Estaba en el maldito averno, el calor le llenaba y las ansias de continuar no se apaciguaron, subiendo el ritmo de las estocadas, hizo que Naruto chillara más fuerte cuando empujó su próstata con la punta de su verga.

Las manos le temblaron en el agarre contra las caderas del gatito cuando le dio una ojeada a la unión entre su hombría y la estrecha entrada. Estaba sangrando. Quería detenerse, aflojar el ritmo, pero su cuerpo se movía solo, lo hacía por instinto, arremetiendo con más y más fuerza, desvirgando de manera dura y sin contemplaciones al pequeño gatito.

Gruñó por lo bajo y apretó con tanta fuerza las caderas de Naruto que casi siente que se parten bajo su agarre. Se sorprendió al ver que Naruto no se estaba quejando, sino todo lo contrario. Le estaba dando guerra, con cada gruñido suyo, un gemido le respondía, con cada empuje, un culo dispuesto. Naruto no era frágil, Naruto no era delicado. Naruto era la pareja perfecta, la única que sería capaz de aguantar su ritmo… Naruto era suyo.

-Eres argh… delicioso- gimió gustoso cuando dejó de contenerse, dando ahora con toda la fuerza de su salvajismo. Estaba desbocado, su instinto animal estando en la cúspide, saciándose con los mugidos placenteros que soltaba el gatito con cada embestida.- Y todo mío… bebé.

-¡Sasuke!- chilló junto a un espasmo. Naruto se estremeció ante aquella declaración. Se sentía tan bien sentir que pertenecía a alguien, y no cualquiera, sino que era Sasuke, nadie más. Además de, ¡joder!, que bien se sentía que lo llamara de esa forma, le gustaba. Abriendo más las piernas, le dio paso a la poderosa polla para que lo rompiera hasta el fondo, para que siguiera golpeando su próstata sin control- ¡No puedo más!- gritó cuando sintió ese último golpe en su punto G, obligándolo a aproximarse a un orgasmo malditamente placentero a pasos agigantados.

Sasuke no se detuvo, no pensaba hacerlo por nada del mundo. Ya comprobó que Naruto no sufría con sus arremetidas, así que siguió en lo suyo, incapaz de dejarse caer por el cansancio. Le dio sus buenas y duras embestidas sin atisbo de controlarse. Él le haría saber al mimado gatito quién era su alfa, a quien le debía rendir cuentas.

Desnudando los colmillos, el lobo mordió la unión entre el cuello y el hombro, tomando como suyo lo que se le ofrecía en sacrificio.- ¡Ahh… pulgoso… ah!

Sasuke sintió una humedad en el brazo que envolvía la fina cintura de Naruto, aunado al chillido prolongado, fueron suficiente evidencia para saber que su gatito se había venido duro. Sosteniendo en su lugar el cuerpo lapso, penetró unas cuantas veces más hasta lograr su propia liberación en el canal que apretaba con fuerza su hombría.

Las rodillas le temblaron después de inyectar toda su esperma, aguantando a penas a sus sobrecargados impulsos lobunos que aún no estaban saciados. Naruto cerró los ojos cuando cayó sobre el lecho de hojas, respirando entrecortadamente. Sasuke jadeaba de forma pesada sobre él, sosteniendo su peso con los brazos para no colapsar sobre su pequeño felino.

-¿Estás bien…?- preguntó apenas, viendo como el rubio hacía un esfuerzo por respirar como se debía.

Naruto sonrió perezosamente. Era la viva imagen del gato que se comió al canario. O sí. El gatito estaba llenito y satisfecho. O al menos eso pensó el lobo hasta que el minino abrió sus expresivos ojos azules- ¿Eso fue todo?- increpó el felino, lamiéndose los labios con gula- el gran y terrible lobo malo solo puede con una vuelta… que pena- ironizó con un puchero sobreactuado.

La risa traviesa de Naruto hizo que el canal íntimo se apretara, estrujando al pene que aún estaba enterrado allí. La noche era joven y el rubio le iba a sacar todo el provecho que pudiera a la luna llena.

-¿Te han dicho alguna vez que eres un culo malagradecido?- movió la pelvis en una rápida estocada, indicando que su pene ya estaba listo para una segunda ronda.

-Hay quien podría sospecharlo, pero tú eres el primero en corroborarlo- burló con sorna y se sostuvo sobre los codos para ver la expresión de su pareja que estaba arrodillado entre sus piernas abiertas. La mirada férrea del lobo era una oda al morbo y la obscenidad. Girando sobre su eje, Naruto quedó bocarriba. Entonces solo quedaba soltar su reto y todo estaría en su lugar- ahora…, ¿vas a follarme, o tengo que buscar a alguien más para que lo haga?

Un profundo rugido salió del pecho de Sasuke, estaba furioso. Nadie podría tocar nunca a su gatito mientras haya latido en su pecho. Para dejar claro el punto desde ya, tomó las caderas de su pícaro amante y las pegó a las suyas con firmeza. Usando sus manos grandes y fuertes, Sasuke acarició las piernas con tosquedad y las alzó hasta dejarla sobre sus brazos. Empujándose hasta el fondo, hizo que Naruto soltara un maullido subido de tono.

-Nadie más que yo puede entrar aquí- recalcó su punto con otro empuje, golpeando la próstata de una sola vez- ¡Eres mío, Naruto!

-¡Aahh…!

Las palabras de Sasuke encendieron una luz de alarma en el cerebro del áureo, alertándolo que eso era algo peligroso, pero las potentes embestidas terminaron por mandar la alarma por el desagüe, sintiendo cada arremetida con más fuerza que la anterior.

-Hazlo… Sasuke- gimió sin vergüenza alguna, pidiendo por más descontrol, hasta que su cuerpo no pudiera moverse.

La polla del moreno entró y salió de su interior con más fuerza, más velocidad. Su cola se removía inquieta, buscando el enlace con la de Sasuke, las orejas se meneaban adelante y atrás, nerviosas ante los empujones de la pelvis del lobo.

Haciendo gala de su elasticidad felina, se aferró a los fuertes brazos de su pareja mientras sus piernas ahora estaban sobre los hombros, logrando por su cuenta una mayor profundidad en cada penetración.- Joder… teme… ah… ahh…

-Joder es lo que estoy… Argh… haciendo- gruñó el moreno, apenas sosteniendo su límite, pero se le estaba haciendo complicado si el sexy minino le estaba mostrando una vista tan placentera. Con los labios entreabiertos, las orejas gachas de manera sumida y los ojitos acuosos, Naruto era una oda al delirio.- Dilo, Naruto- pidió, enterrando los dedos en la tierra, empujó más fuerte, tensando todos sus músculos en cada movimiento pélvico- Di mi nombre…

-Sa…suke- Naruto cerró los ojos ante el nuevo impacto contra su punto dulce, lágrimas cayeron desde las comisuras cuando los volvió a abrir- Sasuke… ¡Sasuke! ¡Ah… ahh… ah! ¡¡Sasuke!!

Después de unos cuantos gruñidos lobunos y chillidos felinos, el bosque escuchó los rugidos de un lobo y el maullido de un gato, justo cuando ambos alcanzaron el orgasmo tras la tremenda cópula salvaje. Cuando Sasuke volvió a ser dueño de sí mismo, sintió unas gotas tibias resbalarse por sus brazos, percatándose que se trataba de sangre. Al parecer el áureo felino le había enterrado las garritas en medio de la ola de placer.

-¿Llenito?- se mofó el lobo al ver el cuerpo de Naruto bañado con una capa de sudor. Haciendo un movimiento pélvico, hizo que su pene emitiera un sonido de chapoteo dentro del trasero del gatito- creo que este culo ya ha excedido su capacidad.

Naruto bajó despacio sus piernas – que aún estaban sobre los hombros de Sasuke – teniendo el cuidado suficiente para que el pene de su amante no se saliera de su entrada. Dejando caer la espalda contra el lecho de hojas cecas, se quedó tranquilo con las piernas abiertas. Estirando los brazos como una minino perezoso, agregó- Nyaa…- negó largamente- siempre me ha gustado mucho la leche tibia… ¿todavía te queda algo allí?- señaló con un movimiento lánguido la parte donde ambos cuerpos se unían.

Los destacados caninos de Sasuke resaltaron más cuando abrió la boca para rugir. Con una sonrisa, Naruto le dedicó un guiño coqueto, mientras con un rápido movimiento se escapaba del agarre del chucho. Justo cuando el moreno iba a entrar en pánico, pensando que tendría que hacer otra carrera para poder tener otra digna follada, el felino quedó sobre sus manos y rodillas; bajando la espalda, pegó el rostro al suelo y levantó la revoltosa cola, dándole una panorámica vista de su trasero lleno del líquido seminal a su depredador.

Para que Sasuke no respondiera a semejante provocación, tenía que estar muerto de al menos tres meses, de lo contrario vendría desde el más allá solo para hacerle los honores a semejante culito ahorcador de penes.

Las orejas lobunas vibraron ante la vista del meneo sensual de la cola felina, indicándole luz verde para entrar de nuevo en el canal de la perdición. Relamiéndose los labios, camino en cuatro patas con su propia cola moviéndose descontroladamente hasta situarse entre los muslos abiertos de su gatito provocador.

Lentamente y tomándose su tiempo, Sasuke disfrutó de la abrasadora sensación de asfixia cuando su polla se abrió paso en el húmedo y caliente túnel. Ahogó un gemido cuando sintió la piel tersa del trasero de Naruto tocar la piel sensible de sus bolas. La sensación era tan deliciosa como la vista que tenía ante sus ojos.

La piel acanelada de Naruto, era perfecta, suave al tacto, apetecible. El cabello rubio, tan enmarañado y mojado por el sudor como solo horas de sexo lo puede dejar. Las orejitas gachas, vibrando ante las – ahora suaves – estocadas.

Pasando sus manos por la delicada piel, disfrutó ver del poder que tenía sobre el pequeño malcriado- quédate quieto- ordenó cuando percibió que Naruto movía las caderas hacia atrás para que su hombría entrara más adentro. Tomando con una mano las caderas en un agarre firme, evitó que el rubio se viera tentado a desobedecer.

-Mmnn… ¡ah…!- gemía el blondo ante las estocadas, ahora suaves pero no menos severas.- Sasuke… ahh… sigue, Sasuke… ah… ahh…

-Eres. Mío… Recuérdalo siempre- recalcó cada palabra con el acento exacto para dejarlo bien claro. Tomó el cabello de Naruto, obligándolo a echar la cabeza hacia atrás y estirar el cuello con sumisión.

-¡Aah… ahh…!- ahora gemía más alto, sintiendo como cinco dedos se enterraban en su cadera, como un puño lo tenía sostenido por el cabello, completamente bajo el imperio del macho dominante, pero sin ninguna queja de esto, disfrutándolo en demasía- demuéstrame quién eres- sugirió, usando una voz seductora y melosa, la que, Sasuke aseguró, pertenecía al felino en el interior de Naruto, le exigió- ¡gáname!

-Tú te lo has buscado…, dobe… Argh…

La naturaleza salvaje de Sasuke respondió al desafío, penetrando duro una y otra vez la desagradecida entrada de su pequeño. El apareamiento fue largo, una lucha de poderes hasta el final. El rubio le negaba al moreno, la satisfacción de hacerlo venirse, y el chucho luchaba contra sus propias ganas de correrse en el canal de su presa. Las cosas iban bastante empatadas, hasta que Sasuke decidió hacer un poco de trampa. Dejando salir los colmillos, mordió la tierna piel acanelada en el hombro del felino.

El resultado fue instantáneo, Naruto comenzó a gritar mientras gruesas lágrimas de placer se escapaban otra vez de entre sus párpados. Al final terminó perdiendo el “duelo”, su semen bañó su piel y la cama de hojas bajo su cuerpo desnudo.

Dos estocadas más y el lobo vació su semilla en el culo retador del felino, inyectando el contenido de sus bolas hasta que un largo suspiro se escapó de sus labios. Bajando las orejas y la cola, ambos se dejaron caer sobre el lecho de hierba, inertes, pusilánimes, pero satisfechos, sin percatarse que la descarada luna les estaba dando una última mirada antes de perderse en el firmamento, dándole la bienvenida a un nuevo día y el adiós a esa pasional noche de luna.

 

Continuará…

Notas finales:

El capítulo me quedó largo!!!! Hahahaah… mucho esfuerzo, pero lo conseguí. No me pregunten, solo lo hice lo mejor que pude, puesto que ni siquiera tengo la novela original y lo tengo que escribir todo de memoria, pero, hago lo que puedo para adaptarlo, además de darle mi propio toque morboso, así que… merezco algún rew por este capi lleno de lemon, lemon, y más lemon? o_O? Espero que sí jejeeje (risa pervert) n///n… Dejen sus opiniones y nos leemos pronto n_n/


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