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Noche de Luna por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Hola!! Esta vez no me tardé tanto, así que espero que no tengan ninguna intención asesina hacia mi persona. Por favor pasen a leer…

 

Los grandes ojos azules de Naruto se abrieron tanto que parecían dos enormes lagos de cristal. La palidez fue el color que tomo la piel color canela del gatito cuando la noticia recorrió su cerebro como un carrusel desbocado- No me jodas- logró balbucear apenas- con eso no se juega, teme-. Se consideró a sí mismo casi un héroe al no haberse desmallado ante semejante estupidez.

 

La sonrisa lenta del moreno solo hizo que el gato montés se asustara aún más.

 

-¿No estás bromeando?- chilló Naruto de un modo poco masculino- ¿verdad?

 

El lobo simplemente lo negó con un movimiento de cabeza. Unos labios tiernos se posaron sobre la boca del gatito- ¿no lo sabías?- preguntó lo obvio.

 

-¿Cómo lo sabes tú?- escondió su cara contra el pecho solido de su pareja cuando Sasuke lo acunó entre sus brazos- ¿Cómo puedes saber algo que ni yo mismo sé?... En casa lo habrían notado.

 

Sasuke sonrió, abrazando al gatito con más fuerza, le acarició con una mano el cabello dorado mientras con la otra formaba círculos en la esbelta espalda- Puedo percibir tu olor dulce, tu aroma me enloquece, me llama a tomarte; pero también tienes otro aroma- Naruto apartó su cabeza del pecho tibio para mirar a los ojos del lobo, Sasuke le dio un casto beso en la frente y continuó- hueles a cachorro. Tienes un suave aroma a bebé.

 

-¿Y por qué nadie más lo nota?- insistió, todavía no estaba muy convencido. En un acto reflejo posó las manos sobre su vientre plano, maravillado por la idea de imaginarse a una pequeña vida creciendo dentro.

 

-Porque esperas el hijo de un alfa. Sólo el padre de la criatura, además del gestante, puede saber de la existencia del nuevo ser. Tu olor cambia, pero no pueden saber a ciencia cierta lo que sucede contigo.

 

-Por eso he estado tan enfermo- no pudo evitar sonreír- siempre estaba tan cansado, me mareaba, en las mañanas acababa vomitando hasta el alma en el baño.

 

-¿Es la razón por la que estás tan delgado?- preguntó el moreno, tornándose serio- ¿Alguien te lastimó por haberte apareado conmigo?

 

-¡No!- Aclaró Naruto de inmediato- solo se lo dije a mi hermana y ella me apoyó bastante. De no ser por Pecas, no sé lo que hubiese hecho… Mi pareja me repudió y mi familia insistía en traer machos para que escogiera a un compañero.

 

El abrazo de Sasuke envolvió por completo a Naruto.- Fui un idiota, creí que con tu familia estarías mejor, pero eso solo empeoró las cosas… De ahora en adelante cuidaré de ti, dobe. Lo prometo.

 

Naruto se dejó abrazar, casi hipnotizado por las palabras de su pareja; pero de repente levantó una fina ceja, notando algo bastante curioso. El caso es que el lobo no le había preguntado en ningún momento su opinión.

 

-¿Ya preguntaste sí quiero que me cuides?- La carcajada del lobo le irritó de sobre manera. Empujándolo, Naruto se liberó de la protección de los sólidos brazos de Sasuke- ¡Eres un engreído!- apuntó con un dedo acusador al semental que estaba allí sentado, pareciendo un adonis, de lo más tentador.

 

-Mira, pareja- puntualizó Sasuke- estando en mi cama y desprotegido, ya no te libras de esta. Chilla, patea, grita, muerde, haz lo que se te antoje, pero te tendré por el resto de mi vida aunque termines odiándome- ampliando la sonrisa, agregó- además, sé que te gusto, así que no te quejes.

 

El primer impulso de Naruto fue arañarlo por idiota, pero la sonrisa que se dibujó en su rostro tuvo más fuerza. Era un gatito coqueto y de eso no había duda. Arrodillándose sobre la cama comenzó a caminar de ese modo hasta quedar junto al moreno, luego pasó una pierna sobre los muslos de Sasuke. Ya muy bien sentadito sobre la dureza del lobo, comenzó a rosar su intimidad contra la del hombre que le servía de silla.

 

-¿Qué haces?- obviamente Sasuke había hecho una pregunta estúpida, cuando ya comenzaba a sentir el cosquilleo que anunciaba un orgasmo.

 

-Trato de recordar por qué me gustas tanto- habló mientras lo rodeaba por el cuello con sus brazos, sin dejar de subir y bajar en un roce constante de miembros, ronroneó- hazme el amor esta noche, dejaré para mañana el patearte el culo por haberme abandonado durante todo un mes.

 

Sasuke jamás había estado tan de acuerdo con nadie en toda su maldita vida. ¡Claro que le iba a dar la revolcada del siglo a ese pequeño malcriado!- No sabes lo que estas pidiendo- advirtió el lobo mientras una mano bajaba por la espalda hasta posarse en el culo de su pareja- aunque creo que es mejor hacerte una demostración en lugar de darte la charla.- Con una sonrisa maliciosa, agregó- solo te pido que mañana no te quejes.

 

Sin darle tiempo a procesar las palabras, Naruto fue empujado contra la cama y sus piernas abiertas de un modo bastante exhibicionista. Sonriendo, se insinuó coqueto hacia el lobo que esperaba ver algo de acción esa noche; subiendo las manos sobre su cabeza, se quedó allí quietecito, disfrutando de la mirada aprobatoria del hombre que se acomodaba entre sus muslos.

 

Sasuke tuvo que tragar toda la saliva que se le acumulaba en la boca, su pequeña pareja era magnífica, era todo y más de lo que había soñado. La dulce deidad estaba acostado entre su ropa de cama, con la cabeza rubia sobre la almohada, tan desnudo como se podía estar teniendo la piel puesta. El joven alfa se sentía el hombre más afortunado que existía sobre la faz de la tierra. Recorriendo con la mirada, supervisó todo ese delicioso territorio, la piel acanelada era perfecta, los pezones de un rosa tierno, el vientre plano con delicados músculos marcados y más abajo, un despertar íntimo que ya se levantaba pidiendo se le prestara atención.

 

Un gruñido depredador salió del hombre-lobo, achinando los ojos se movió despacio sin perder de vista cada expresión en el rostro de su gatito. El instinto lo llevó a empujar las delgadas muñecas contra el colchón, apresándolas entre sus largos dedos. Bajando la espalda, unió sus labios con los de Naruto, lentamente saboreó cada parte, cada gota de humedad y descendió dando pequeños besitos.

 

Naruto rió, la sensación le provocaba un rico cosquilleo, como una corriente eléctrica que recorre el interior de la piel desnuda. Sasuke encontró un pezón a medio camino, lo lamió, lo besó y lo volvió a lamer. El botoncito rosa despertó, mostrando un poco de dureza, dureza que Sasuke disfrutó cuando comenzó a mordisquear y hacer succión.

 

Satisfecho, Sasuke sonrió con el pezón entre sus blancos dientes cuando los gemidos de Naruto se escuchaban más alto de lo que debería. Aún tenía las muñecas apresadas bajo sus manos, pero su cuerpo se removía entre cada espasmo. Subió de nuevo, le besó la frente, devoró una lágrima y volvió a descender.

 

Sabiéndose bien recibido, bajó lentamente hasta situarse sobre el pene que pedía a gritos algo de mimos. Ya había soltado las muñecas, dejando las manos libres y sueltas. Naruto rápidamente enredó los dedos en el bruno cabello, buscando una base de apoyo para los temblores de sus miembros. En cambio, Sasuke le agarró las caderas, igual que la primera vez, la sostuvo con fuerza entre sus dedos, mordiendo la suave piel con los dedos y demostrando con firmeza quién estaba al mando.

 

Naruto se sentía en la gloria, de seguro había muerto he ido al cielo, el enorme macho estaba con la cara sobre su sexo y lo lamía despacio como si fuera una golosina. Sin poderlo evitar, movió sus manos sobre la cabeza de cabellos negros que se movía rítmicamente mientras se introducía de poco a poco el pene que tenía enfrente. De manera inconsciente, le dio un ritmo, deteniéndose para llevar los brazos a los lados de su cuerpo y apretar las sábanas en dos puños. Las rodillas se doblaron, los muslos apresaron a Sasuke, ahogándolo con la gloriosa calidez.

 

-No te detengas- gimió el blondo al sentir como su miembro era devorado cada vez con más deseo- se siente bien… Sasuke…- El lobo comenzó a gruñir, causando que la vibración en la garganta provocara un placer en el felino, era casi asfixiante- ¡No…aguanto!- gritó justo antes de vaciar su semen en la boca de Sasuke, el cual lo tragó haciendo gestos golosos, relamiéndose los labios para no perder ni una gota.

 

-Eres delicioso- susurró el moreno mientras gateaba, cubriendo el cuerpo más pequeño bajo él. Naruto tembló al ver la necesidad en los ojos del depredador, sabía a ciencia cierta que al llegar la mañana no iba a quedar mucho de él, ese malvado lobo se lo iba a comer de a poquitos y él se lo iba a permitir gustoso.

 

-Te amo- se le salió la confesión mientras un robusto dedo lubricado exploraba despacio en su entrada más íntima- te extrañé tanto…

 

-Y yo a ti, dobe- habló mientras besaba la boquita rosa, despacio, comenzó a bajar por el cuello de gacela hasta llegar a uno de los pezones erectos, ésta vez, dándole placer al otro.- Eres hermoso; no dejaré que te aparten de mí, nunca. Aunque estés en contra de esa idea.

 

Naruto dejó salir un suspiro de enamorado, amaba como ese lobo sabía tocar su cuerpo, arrancándole gemidos necesitados. Era un piano en las manos de un maestro. Entre besos y caricias ya tenía tres dedos invadiendo su intimidad; había llegado a ese punto donde esa no era la carne que quería enterrada dentro suyo.

 

-Entra- suplicó sin ninguna timidez- te necesito.

 

El lobo le dio un beso travieso en la boca antes de retirarse. Arrodillándose entre las piernas abiertas de su pareja, le sonrió de un modo tan tierno que a Naruto se le terminó la sangre de las mejillas.

 

Las manos grandes de Sasuke se posaron sobre el vientre plano de Naruto.- Aquí esta- arrulló por lo bajo con tanta reverencia que al felino se le llenaron los ojos de lágrimas- nuestro hijo crece dentro de ti.

 

Con tanta ternura como le fue posible, el lobo acaricio los costados de su gatito, el chico lo miraba con tanto amor, que lo hizo sentir capaz de bajar la luna sólo para que su pareja sonriera. Poniendo una almohada bajo las caderas del menor, trató de que la penetración fuera todo lo cómoda posible para el padre y el bebé. Abriéndolo más de los muslos, acomodó su pene en la estrecha entrada. Sin perder de vista los ojos azules que lo miraban, se introdujo lentamente, arrancando un gemido a ambos.

 

-Eres tan… grande- reconoció el áureo, arqueando la espalda; la sensación de estar lleno era mejor de cómo la recordaba.

 

-Tienes que decirme si les hago daño- advirtió el de ojos brunos mientras se empujaba con suaves movimientos tentativos, un buen guerrero sabía que siempre había que explorar la zona para saber qué estrategia usar. Al ver como Naruto enrollaba las piernas alrededor de su cintura, presionando con el talón en su espalda, supo que el gatito deseaba más, así que se lo dio.

 

Los ruiditos de placer llenaban la atmosfera de la modesta habitación. Sasuke sabía que había llegado a casa. Las manos pequeñas del gatito se sostenían de sus hombros mientras él lo penetraba cada vez con más fuerza, siempre vigilando la más mínima muestra de malestar en los ojos azules.

 

-Te voy a llenar de cachorros, dobe.- el susurro fue malicioso, fue sádico y hasta malvado, peor si había sido a posta. Sasuke sintió como Naruto se tensaba bajo la amenaza, apretando los párpados y ahogando su polla con un asfixiante calor.

 

-No digas… cosas… perturbadoras, teme…

 

-¿Perturbador?- sonrió con malicia- ciertamente…, es perturbador. Me inquieta imaginarte rodeado de nuestros hijos- se acercó para hablarle al oído, mordisqueando el lóbulo- no me gusta la idea de compartir lo que es mío.

 

Naruto gritó el nombre de su pareja, manchando su vientre con el resultado del más hermoso orgasmo. Las palabras de Sasuke, siempre llenas de ese poder y esa posesividad, siempre lo habían puesto como brasa caliente, aunque le costaba admitirlo.

 

-Eres tan… egoísta.

 

Sasuke soltó el aire cuando terminó de bombear todo su esperma en el interior del minino, sosteniendo su cuerpo sobre los antebrazos para no aplastarlo.- Es un poco tarde para darte cuenta. ¿No lo crees?

 

Naruto lo aprisionó con las piernas con más fuerza, juntando más sus cuerpos, aunque eso ya parecía ser imposible- siempre lo supe…, pero me gusta.

 

-Entonces…- Sasuke enterró la cara en el espacio de su hombro- voy a reclamar lo que es mío.

 

Naruto enterró las uñas en la ancha espalda y tomó una gran bocanada de aire cuando sintió la penetración de los colmillos. El lobo le mordía el hombro mientras él imitaba el gesto. Ahora ambos estaban unidos por un lazo absolutamente irrompible. Según las historias de los ancianos y los antiguos pergaminos de los clanes: las almas se unían y al renacer volvían a encontrarse.

 

Al apartarse de su pareja, Sasuke encontró que su dulce gatito se había quedado dormido. Con cuidado de no despertarlo se puso de pie, fue al baño, allí tomo una toalla y la humedeció con agua tibia. Con más ternura de la que alguna vez pensó sería capaz, limpió al cachorro, luego lo arropó entre las sabanas de su cama. Con una sonrisa en el rostro, – una que llevaba casi un mes de no mostrar – se acostó abrazando a su pareja.

 

Al amanecer tendrían que enfrentar muchas cosas, la mayoría no serían buenas, pero con el apoyo de su pequeño gatito, sabía que podía hacerle frente a lo que viniera.

 

 

 

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Kakashi quedó en medio del bosque, observando con la boca abierta el lugar por donde el lobo se había marchado, llevándose consigo a su supuesta pareja, que ahora sabía era un chico comprometido con otro.

 

Decidido a obtener algunas explicaciones, dio la vuelta para enfrentar al alfa de los gatos monteses. Había sido engañado y alguien tendría que pagar por ello. Dado que las parejas enlazadas eran algo sagrado, la responsabilidad recaería en el padre que fue quién formalizó el contrato.

 

Invocando su naturaleza animal, Kakashi salió de allí con un trote rápido. La luna en el cielo brillaba como una gran moneda de plata. El coyote sabía que esta noche de luna era asunto perdido para él. Lo mejor sería dejar para la mañana cualquier discusión con el otro alfa, para todo había un momento y un lugar. Sin encontrarse con ningún otro lobo, cruzó la frontera. Llegado al territorio de los felinos, aligeró el paso.

 

Resoplando molesto, siguió su camino ya en sus piernas humanas. Tenía planeado llegar a su camioneta y tomar algo de ropa, de nada servía seguir dando vueltas por allí…, desnudo. Estaba en esos profundos pensamientos cuando sintió que algo chocó contra él. Tan fuerte fue el golpe que lo hizo dar uno o dos pasos atrás.

 

De cuclillas en el suelo, enfocó la vista lentamente, encontrándose con una bola peluda que no había tenido tanta suerte como él.

 

El atolondrado felino trató de levantarse, lástima que sus patitas no le hicieron caso. Una vez que logró ponerse sobre sus cuatro extremidades, levantó la cabeza para ver la montaña con la que había chocado, no recordaba que hubiera ninguna roca tan inmensa por allí. Al ver que se había dado de frente con un coyote, y no solo un coyote, sino que con el alfa de la manada más temida de toda la región suroeste, casi siente que su corazón se detuvo durante todo un minuto.

 

El alfa Kakashi miraba con los ojos entrecerrados a la pequeña mierda imprudente que en su carrera no lo había notado. Tomó su forma animal, tratando de parecer más imponente.

 

Menma tembló de pies a cabeza, una suerte que en su forma felina no se le pudiera notar el rubor bajo tanto pelaje. Estaba seguro que el enorme animal se lo iba a comer de un bocado. Aturdido como no lo había estado nunca, salió corriendo. Una pena que la fornida pata del coyote de plata lo prensara por la cola. Chillando hizo lo que nunca creyó que sería capaz de hacer, mordió la extremidad de su captor, por desgracia el enorme animal ni se inmutó.

 

Kakashi pasó de enojado a divertido. Ese pequeño gatito era toda una monada. A pesar de ser pequeño y apestar a miedo, no se daba por vencido, enfrentándose a su predador con los colmillitos desnudados y sus ojitos dispar echando chispa; aun a sabiendas de que era una batalla perdida.

 

Recordando como el lobo llevó entre sus fauces a Naruto, decidió que ese método de transporte se amoldaría muy bien a la ocasión que ahora se le presentaba. Tomando por la piel del cuello al cachorro, decidió llevarlo a la casa del alfa, ya que lo había reconocido – debido al inusual patrón de sus ojos – cómo el mayor de sus hijos. Con el pensamiento de que quizás todo el asunto no había sido en vano, se dirigió a renegociar el contrato matrimonial.

 

 

 

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Naruto se sentía como en una nube, su tercera noche de luna había sido aún mejor que la segunda. Su cuerpo había aceptado gustoso al del otro hombre que le había penetrado sin contemplaciones, llevándolos a ambos a un frenesí de placer que no creía posible ni aunque viviera mil años.

 

Se sentía tan descansado como no lo había estado en días, negándose a abrir los ojos, se acurrucó mimosamente en los brazos fuertes de su pareja.

 

El sonido de la puerta al abrirse hizo que Naruto pensara seriamente en abrir los ojos, a la larga se inclinó a pensar que todavía estaba soñando. Así que no se molestó en moverse, la piel de Sasuke era tibia y las mantas que los cubrían lo hacían sentir mejor que en la cama de su propia habitación.

 

-¡Qué demonios!- El grito gutural de un hombre hizo que el minino se sentara de golpe, dejando caer las mantas que los cubrían hasta su regazo.

 

Naruto abrió los ojos azules como platos, en el marco de la puerta estaba un desconocido que era una copia unos años mayor de su pareja. Aceptando el abrazo de su “teme-pulgoso”, dejó que este le protegiera de la furia que claramente sentía el invasor en la puerta.

 

-¡Itachi!- rugió Sasuke, arrugando el ceño- ¿No crees que sería un signo de buena educación tocar la puerta antes de casi tirarla abajo?

 

En ese momento, Naruto tuvo claro lo que ya se estaba imaginando, ese hombre era el temido alfa de los lobos. Los ojos rubíes, la altura de más de dos metros, el cabello negro, largo hasta los hombros, la piel nívea; todas las características apuntaban que ese semental era la otra cara de la moneda en la manada de los lobos, y sobre todas las cosas, compartía con el hombre que lo abrazaba en una actitud claramente protectora.

 

-¿Eres el hermano de Sasuke?- Preguntó con la intensión de confirmar lo evidente.

 

-¿Quién más?- se cruzó de brazos el alfa, sin apartar la vista del par de sinvergüenzas que estaban tan cómodos, uno en brazos del otro- ¿Ahora dime tú qué haces aquí, y en la cama de mi hermano?

 

El felino no era del tipo muy racional cuando se enfadaba, enarcando una ceja sinuosa, dijo- ¿De verdad quieres que te lo explique?- se ofuscó, de seguro la altura le había enfriado el cerebro a su, ahora, cuñado.

 

-1, 2, 3, 4…- al alfa no le quedó más remedio que cerrar los ojos, respirar lentamente y hacer una cuenta hasta diez, tratando de mantener la calma sobre todas las cosas; conteniéndose a mil costos para no darle una patada en el trasero a ese proyecto de hombre.

 

Por mucho que Sasuke se estuviera divirtiendo con el desconcierto de su hermano y el enfado de su pareja, más valía detener las cosas antes de que pasaran a arañazos y mordidas.

 

-Itachi- llamó la atención sobre sí mismo. Dándole un beso en la frente al felino para tranquilizarlo, decidió aclararle las cosas a su hermano mayor- pensaba presentártelo en otras circunstancias, ya sabes, con algo más de ropa encima, pero ya que irrumpiste en nuestra habitación, te lo diré sin tanta ceremonia: Aquí estás viendo a mi pareja, tu cuñado y padre gestante de tus sobrinos.

 

La palidez del gran y malvado lobo fue casi cómica, sino fuera porque Naruto estuviera tan asustado de cómo iban las cosas, se habría carcajeado allí mismo. El joven lobo, en su estado más sorprendido, tomó aire unas dos veces, cuadró los hombros, después de un breve silencio, propuso- tomen un baño y vístanse, voy a preparar el desayuno.

 

Tenemos que hablar. Era lo que en verdad querían decir aquella sugerencia formal.

 

La puerta se cerró tras el alfa que salía, dejando a la pareja sola en la habitación.

 

-No te preocupes, dobe- Le dio un tierno beso en la boquita entre abierta- te amará tanto como yo… Puede que gruña un poco y ladre otro tanto, pero solo es apariencia. Itachi es más amable de lo que parece.

 

-Y si no está de acuerdo…- gimió Naruto. Él podría enfrentarse a cualquier cosa, pero no quería negarle a su pareja el estar con los suyos.

 

Leyendo los pensamientos que se escondían tras los grandes ojos azules, el lobo le sonrió- Tú eres mi familia ahora. Si Itachi y la manada me dan la espalda, me dolería, aunque no quedaría solo. Tú, el bebé y yo formaríamos una pequeña manada.

 

-¿Estás seguro?- tomó las manos de su lobo, apretándolas fuerte entre las suyas más pequeñas- Sé que los lobos necesitan de otros. Ustedes no pueden sobrevivir solos.

 

-Estoy seguro. Itachi lo sabe y tendrá que tomar una decisión, yo ya tomé la mía… Además, estoy apostando sobre seguro, el hecho de que ya estés preñado de mis crías quiere decir que nuestro emparejamiento ha sido bendecido.

 

Naruto estaba tan preocupado con todo el asunto que se olvidó del pequeño malestar mañanero. Sin tomar medidas de prevención se puso de pie de un salto cuando la mano pesada de Sasuke golpeó su trasero.

 

-¡Naruto!- Gritó el lobo, logrando rodear con sus brazos el cuerpo más pequeño, evitando que se diera contra el suelo- ¿Estás bien?... ¿Te lastime?... ¡Demonios!... Debí imaginar que hacerte el amor así solo te haría daño…

 

Apenas el mundo dejó de girar, Naruto le sonrió condescendiente- Tranquilo, esto es cosa de todas las mañanas desde hace unas semanas- diciendo esto corrió al baño. Lo que le servía de consuelo era saber que después de que vomitara el malestar desaparecía casi por completo.

 

Le llevó bastante rato convencer al lobo que se encontraba bien, que llevaba días de no sentirse tan animado como se sentía esa mañana. Cuando por fin sabía cuál era la causa de sus malestares. El baño fue un cumulo de actos traviesos y tiernos. Naruto se decía a cada momento que tenía que enojarse con el lobo por haberlo abandonado durante tantas semanas, la decisión de hacerlo nunca llegó. Ya había probado lo que era vivir sin su pareja, eso era algo por lo que no quería pasar nuevamente.

 

Si Sasuke se alejaba una vez más de su lado, no estaba seguro de si su cuerpo lo aguantaría.

 

Sasuke se vistió con un viejo pantalón vaquero desteñido en los muslos, una camiseta sin mangas que marcaba los músculos del pecho y los abdominales de tableta. Naruto se entretuvo mirando el culo de su pareja cuando este se agachó para calzarse sus zapatos. El color tiñó sus mejillas, se estaba convirtiendo en un adicto.

 

-Si ya te cansaste de andar de mirón- le dedicó un guiño travieso a su avergonzada pareja- quizás sea bueno que te pongas algo de ropa encima, o voy a pensar que me estás insinuando algo.

 

En reacción instantánea, Naruto corrió hasta el otro lado de la pequeña habitación, se puso unos pantalones de piyama que le quedaban nadando y una vieja camiseta gris que casi le quedaba como vestido- Creo que esto no es buena idea- se quejó, haciendo un puchero- tu ropa me queda demasiado grande.

 

-Vamos- lo tomó de la mano, desviando el asunto con una sonrisa ladeada- tú te verías lindo con cualquier trapo encima, aunque hay que admitir que te ves mejor sin nada.

 

El sonrojo del gatito le sacó una carcajada a Sasuke, habían pasado dos acaloradas noches de luna y para confirmar el hecho, estaba esperando un hijo suyo. Al lobo le pareció tierno que al chico todavía se le tiñeran las mejillas de rojo carmín.

 

-Te amo…- confesó una vez más, sintiendo un impulso contenido dentro de su pecho fuerte-. Dime que estarás siempre a mi lado- pidió con una expresión grave en el rostro-. Dime que siempre estarás conmigo, aunque sea mentira.

 

-Siempre- parándose en puntillas le dio un beso y susurró contra sus labios- y no es mentira- se separó un poco, mirándolo ahora a los ojos- Desde hoy somos una pequeña familia, algo extraña, pero familia.

 

El olor de huevos recién hechos, tocino friéndose en el sartén y el seductor aroma del café, acabaron sacando a los chicos de la habitación.

 

-Ya era hora- gruñó el alfa mientras terminaba de acomodar los huevos en un plato y los ponía sobre la mesa. Naruto se dejó guiar hasta la mesa por Sasuke, sentándose uno al lado del otro en frente del lobo mayor, preparándose para la avalancha que se avecinaba- coman, siempre es bueno discutir de cosas importantes cuando se tiene el estómago lleno.

 

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Bueeeeeeeeeeeno…. Aquí termina el capítulo!!!!

Qué les pareció? Muy corto el lemon? Muy largo? Sienten intriga por la reunión matutina con Itachi? Qué creen que dirá y que hará a continuación?

Díganmelo en sus rews, que son los que me animan a seguir.

Nos leemos non//


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