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Noche de Luna por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Bueno chicos, hasta aquí ha llegado Noche de Luna. Aquí les traigo el capítulo final. Espero que lo disfruten como hasta ahora. Nos vemos en las notas finales.

 

-¡Espera Sasuke! Nos descubrirán- Naruto luchaba desesperadamente porque el lobo no le destrozara el cierre del pantalón al ver que este no se desabrochaba- pulgoso, yo sólo estaba bromeando.

-Shh…- Sasuke le pidió silencio con un siseo; lamiéndole la comisura de los labios al minino, susurró muy bajito- si te mantienes callado, nadie sabrá que estamos aquí…, ni lo que estamos haciendo.- Por fin logró zafar el cierre del pantalón y con desespero, se lo bajó hasta las rodillas- ahora dóblate y recuéstate al asiento- ordenó mientras abría la puerta trasera del Jeep.

Antes de poder soltar una protesta, Naruto ya se encontraba con la espalda contra el asiento de atrás, el trasero prácticamente en el aire, sostenido por los brazos fuertes de su pareja. Sasuke lo besó vorazmente, metiendo la lengua en su boca sin ningún miramiento. Parecía un animal salvaje a punto de devorar a su presa.

En realidad, eso es precisamente lo que era.

En respuesta, el rubio abrió las piernas, tratando de sentir a su depredador más de cerca. Ya se había rendido con los intentos inútiles por detenerlo. Ni siquiera estaba consciente de por qué lo había provocado en el restaurante. Tal vez era por culpa del embarazo y sus hormonas revolucionadas. No podía negar que sentir el cuerpo poderoso del lobo se había vuelto una necesidad.

El beso se interrumpía sólo para respirar, para después ser renovado con más pasión y deseo. El moreno besaba, lamía, acariciaba, mordía. Y el rubio recibía cada acto con sonrisas descaradas y gemidos roncos en su oreja. Sasuke podía sentir el calor que los invadía desde todas direcciones, y no pudo aguantar por mucho tiempo.

Naruto frunció el ceño cuando sintió los dedos de Sasuke tantear en su entrada, acariciándolo despacio..

-Espera, teme- lo empujó un poco por los hombros- es muy pronto.

Sasuke devoró sus labios de nuevo- relájate- susurró contra ellos, mordisqueándolo un poco.

Naruto cabeceó, obedeciendo la orden. Se dejó aplastar por el moreno en el asiento, sintiendo cuánto lo deseaba a través de la tela de sus jeans. Tragó saliva, moviéndose inquieto.

Sasuke estaba desesperado, más allá del razonamiento; su hombría estaba en la máxima potencia y algo le decía que el lobo no estaría dispuesto a esperar lo suficiente.  Ya estaba comenzando a arrepentirse por andar de atrevido y provocador. Ahora tendría unas duras consecuencias.

El felino clavó sus garritas en la espalda del mayor cuando sintió tres dedos penetrarle con rapidez. Su respiración se había transformado en jadeos interrumpidos por besos hambrientos. No le cabía la menor duda, Sasuke se lo devoraría de a poquitos.

-¡Ah!- gritó más que gemir cuando el pene de Sasuke punteó en su entrada y se introdujo lentamente- …teme…agh…

-Relájate- le volvió a decir, gruñendo entre dientes. Al diablo con los juegos previos, él solo quería enterrarse hasta las bolas en ese canal tan adictivo.

Un alto alarido se escapó de la presa embarazada cuando Sasuke lo golpeó hasta el fondo de una sola estocada. Ya ni le importaba que los descubrieran, ¡había dolido!... pero… de alguna forma se sintió bien toda esa fuerza, malditamente bien; así que no dijo nada salvo un descarado suspiro de gozo. Enredó las piernas en la cintura del lobo, demostrándole que lo quería mucho más adentro.

Sasuke le respondió gustoso, enterrándose hasta las bolas para luego salir y volver a entrar. La pobre camioneta se sacudía de ida y vuelta, resintiendo el juego de presa y predador que tenían esos dos. El miedo a ser descubiertos, la incertidumbre de lo que sucedería en el Consejo; todo mezclándose para llevarlos a un desenfrenado encuentro de solo entrar y salir… varias veces.

Para apresurar las cosas, Sasuke agarró el pene de su gatito y le dio excitación, moviendo su mano al ritmo de cada embestida. Escuchó los chillidos de Naruto en su oído cuando éste envolvió los brazos alrededor de su cuello, buscando una base de apoyo. Lo escuchó jadear, gemir y sollozar mientras su hombría removía el tibio interior, sacudiendo hasta las entrañas.

-Sasuke…- jadeó el blondo.

El lobo se detuvo automáticamente.

Ese llamado no sonaba a placer, sonaba a llanto. Se separó lo suficiente para mirarlo a los ojos y se preocupó al ver las lágrimas de su minino, lágrimas que, por la expresión de su rostro, intuía que no eran de excitación.

¿Le habrá hecho daño? Pensó en su interior y acunó las sonrojadas mejillas entre sus manos.

-¿Estás bien?- preguntó, haciendo notoria su preocupación.

Naruto le sostuvo la mirada por un segundo, penetrando en su ser con su profundo azul de cielo- tengo…- hizo una pausa, se mordió el labio inferior y luego se lanzó hacia arriba, abrazando al lobo con todas sus fuerzas- ¡miedo! ¡Tengo miedo, Sasuke!

El moreno quedó en shock. ¿Qué debería hacer? ¿A quién debería morder? Empezó a hacer una lista mental de a cuántas personas debía matar con tal de que su gatito volviera a sonreír. El primero en la lista era el Alfa de los monteses, su suegro. Estaba seguro que el llanto de su minino era por su culpa.

Sasuke envolvió el cuerpo del menor con sus brazos, presionándolo contra su cuerpo de granito. Le besó la mejilla y la oreja, dejándole un pequeño mordisco en el lóbulo. Sonrió al ver que Naruto dejaba de sollozar y soltaba tímidos jadeos.

Esa era la mejor forma de calmarlo.

Una vez más lo recostó en el asiento y se sostuvo con los brazos para mirarlo a los ojos.- Te protegeré- fue su respuesta. Dos palabras. Ni más ni menos y el gatito ya estaba soltando una de sus encantadoras sonrisas de ángel. Eso era todo lo que necesitaba escuchar.

Naruto llenó el pecho de aire, preparándose para un largo suspiro, entonces dijo por lo bajo:- …mi lobo.

Click.

Ese había sido el cerebro de Sasuke, reaccionando. De repente recordaba que tenía una tarea a medias. Cada vez que Naruto lo llamaba de esa forma, era como un golpe directo al corazón – y a las bolas –, y más si venía con una de sus amplias sonrisas. En serio moriría.

-Eres mío, dobe- rugió más que hablar, renovando los movimientos de su pelvis. Naruto jadeaba mientras lo recibía una, dos, tres veces. Sasuke descansó su mano sobre el vientre plano del minino- tú, y este pequeño.

Al rubio se le llenaron los ojos de lágrimas, como cada vez que Sasuke mostraba su lado posesivo. Al demonio el Consejo y al demonio su padre. Él le pertenecía al lobo y pobre del que se lo impidiera.

Los salvajes movimientos volvieron a sacudir el pobre coche. De aquí para allá y el Jeep se quejaba con rechinidos y azotes. Pero Sasuke no estaba dispuesto a detenerse y Naruto tampoco se lo iba a permitir. Eran peor que una noche de luna, y eran peor que una larga temporada de celo.

Naruto y Sasuke desprendían sexualidad por todos sus poros.

El minino comenzó a ronronear mientras arañaba la espalda del lobo, que si no fuera por la tela de su chaqueta, tendría la piel desgarrada. Pero el rubio estaba en la cima. Sasuke era demasiado sexy; encima de él, azotándolo, removiendo su interior, rozando sus cuerpos, flexionando esos maravillosos músculos de sus abdominales, que al tener la camisa abierta, le regalaba un espectáculo de los dioses. No faltó demasiado tiempo para que su revoltosa cola saliera hacia afuera, acompañada de las orejas felinas.

Por otra parte, Sasuke estaba igual o peor. Tener a Naruto acorralado bajo su cuerpo, ronroneando, gimiendo, retorciéndose de placer, lamiéndose la boquita coqueta. Era la tentación en persona. Podía jurar que si no estuviera encinta, no podría dejarlo en paz ni para dormir. A cualquier hora y en cualquier momento lo devoraría, o de lo contrario perdería la cabeza. Naruto era demasiado hermoso y su autocontrol era muy escaso. Solo la diosa sabía del esfuerzo que tenía que hacer a diario, sólo por consideración a su estado.

Se movió con mayor potencia, entrando hasta el fondo, saliendo hasta dejar solo la punta y de nuevo empujar. Sus colmillos habían crecido y sus garras rasgaron el cuero del asiento. También se estaba transformando. La cola azabache salió a la luz, seguida de las orejas brunas. Sasuke pudo sentir sus músculos funcionando en una sintonía perfecta mientras seguía empujándose dentro del gatito.

El rubio sintió un golpe directo en su próstata, su entrada palpitó, contrayéndose contra la polla de Sasuke como si la estuviera ordeñando. El orgasmo estaba cerca y para acallar su alarido, Naruto mordió el hombro musculoso de su pareja. Sasuke le respondió con la misma acción, renovando así sus votos como pareja enlazada.

Después de dos salvajes estocadas, el lobo se vació en el interior de su travieso felino. Naruto manchó los six-pack del moreno cuando respondió con un orgasmo tan intenso, que creyó que se desmayaría.

Sasuke jadeaba como perro sin aire mientras se sostenía con los brazos, luchando por recuperar el aliento; fue el primero en incorporarse. Estiró un brazo hasta la guantera y sacó un paquete de toallas húmedas que usó para limpiar a Naruto y luego limpiarse él.

-Contigo siempre me siento como si fuera luna llena- dijo en un resoplido, pellizcando con suavidad las orejas bergamota que habían salido a la luz en medio del acto.

Naruto le respondió con un pellizco en su oreja azabache que se mezclaba con la negrura de su cabello, sólo que el pellizco fue un poco más fuerte- pulgoso salido- insultó, presionando sus garritas en la perruna extremidad.

Sasuke no se inmutó a pesar de esto, como si sólo le estuviera haciendo cosquillas con una pluma. Acomodó el pantalón del gatito con una mirada inexpresiva y cuando Naruto estuvo a punto de arrancarle la oreja de un tirón, lo besó. El sonrojo en las regordetas mejillas fue suficiente información para saber que ya estaba tranquilo.

Sasuke se acomodó en la parte delantera del Jeep con Naruto a su lado y emprendieron el viaje de vuelta.

Llegaron después de unos minutos, y si algunos de los lobos en la habitación habían olfateado el fuerte olor a sexo en los chicos, se hizo el desentendido. Naruto se sintió agradecido por esto y corrió al baño para lavarse. Sasuke sonrió ladino al verlo, porque le gustaba ese lado de su minino. Por lo general era tímido y sumiso, pero cuando se le calentaban las hormonas, la historia ya era otra. Suerte que fuera sólo suyo; él sería el único que conociera ese aspecto en el carácter de su pareja.

 

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La mañana llegó demasiado pronto para el gusto del adormilado rubio. Estaba agotado y por más que intentaba hacerse el fuerte, estaba consciente que el embarazo le robaba una buena parte de su acostumbrada energía.

El resto del viaje fue tranquilo. Poco después de que el sol se encontrara en su cene, ya habían llegado a su destino, todo gracias a que los lobos conducían en el límite de velocidad y a que sus reflejos sobrehumanos no hacían posible un accidente.

Sasuke tomó la mano de Naruto cuando el auto entró en el espacio exterior del lugar donde se llevaría a cabo la reunión, tratando de calmarlo. Las instalaciones del Consejo estaban en lo que parecía ser una vieja fábrica, que vista desde afuera, parecía que se caería encima de sus ocupantes. Los autos fueron estacionados fuera del enorme edificio, donde ya se encontraban alrededor de cincuenta automóviles de todas las clases en filas ordenadas.

Itachi fue el primero en bajar, seguido por los centinelas. Miraron en derredor por unos segundos, serios e imponentes. Luego de que se aseguraran de que no había ningún problema, le tocó el turno a Sasuke de bajar junto con su preñada pareja.

Naruto nunca había estado en una de esas reuniones, debido a que era el hijo menor del Alfa, no había necesidad que asistiera. Los nervios lo carcomían y el temor de ser separado de su nueva familia, era suficiente para que comenzara a temblar.

Unos tipos enormes estaban cuidando la puerta frontal del edificio. Uno de ellos tenía tatuajes en una de sus mejillas y lentes oscuros, el otro tenía un pequeño bigote y estaba peinado hacia atrás. Ambos vestían de traje. Por su apariencia grande y corpulenta, Naruto intuyó que debían ser osos.

-Identificación- pidió el que parecía ser el más serio de los dos guardias: el del bigote.

Itachi dio un paso al frente- Uchiha Itachi, primer mando de Alfa del clan de los lobos huargos.

Sasuke dio un paso al frente- Uchiha Sasuke, segundo mando- sutilmente, envolvió la cintura de Naruto con su brazo para dar a entender que venía con él. Los cuatro centinelas solo permanecieron firmes.

El tipo del bigote cabeceó para asentir, sintiéndose satisfecho por la formalidad de los jóvenes- somos los guardias del Consejo. Líderes del clan de los osos pardos- hizo una señalación a su compañero- él es mi hermano menor, Bee. Yo soy Ae. Si hay algún problema, acudiremos inmediatamente- lo último dicho en un tono de advertencia.

Itachi asintió- estamos conscientes.

Los robustos hombres se hicieron a un lado y las pesadas puertas de metal se abrieron, dejando pasar al grupo de lobos y al asustado minino. Apenas habían llegado en el momento exacto para ser a tiempo. Naruto sentía que el aire no podía llenar sus pulmones. Normalmente era un gatito pícaro y valiente, pero la sola idea de pensar que lo podían separar de Sasuke, le aterraba enormemente.

Los fuertes brazos de Sasuke le recordaron que no estaba solo. Su nueva familia estaría ahí para él. Además de que tenía la vaga esperanza de que su padre entrara en razón al ver que estaba perfectamente bien al lado de su lobo.

Tratando de pensar en algo más, el rubio comenzó a estudiar el lugar. Por fuera no se veía muy prometedor, pero por dentro la historia era distinta. El espacio era enorme, las paredes sin ventanas, todo reforzado con placas de acero y la iluminación se debía a grandes lámparas industriales que colgaban del techo.

Si la frialdad del lugar no era suficiente para ponerlo de los nervios, el que estuviera lleno de cambia-formas de diferentes especies sí lo era. Los líderes de las especies más grandes iban detrás, donde podían vigilar tranquilamente todo lo que hacían las especies menores. Al ver entrar a los huargos con el doncel gestante, las conversaciones se detuvieron de manera abrupta.

Esto intimidó al gatito lo suficiente como para que se apretara contra el pecho de Sasuke, escondiendo su vientre de las miradas curiosas. Sus instintos animales gritaban que debía correr, salir de allí tan rápido como pudiera. Había demasiadas criaturas poderosas que podían dañar a su cachorro no nacido.

Naruto cerró los ojos cuando sintió un beso de Sasuke en su frente- tranquilo, nos iremos tan pronto sea posible.

El rubio asintió con un lánguido movimiento de cabeza. Tenía miedo, pero confiaba. Se calmó. Disfrutando de la enardecida sobreprotección de su pareja, Naruto se dejó guiar entre la curiosa multitud que no dejaba de mirar su barriga aún plana. Con una mano estiró su abrigo para cubrirla y proteger a su cachorro de los extraños.

Los demás representantes se acomodaron en las sillas metálicas que inundaban el lugar, de frente a una plataforma de hierro donde se encontraba sentado un anciano de cada raza de cambia-forma. Aquello parecía un auditorio donde se exhibiría un espectáculo.

Naruto recorrió el lugar con la vista, encontrando en el lado derecho a su familia. Allí estaba su padre, con su madre al lado y su hermana al final; cinco centinelas los resguardaban, eran los más grandes de la manada. La primera mirada que le dio su padre, fue suficiente para saber que el hombre estaba muy cabreado. Prácticamente estaba matando a los lobos con los ojos.

Sasuke fue capaz de sentir el aumento de tención en el cuerpo de Naruto y lo envolvió con sus brazos por los hombros, dándole una cálida sensación de protección.

El consejo llamó al Alfa Minato para que expusiera su denuncia y todo sucedió en cámara lenta para ojos de Naruto. Su padre hablaba de un secuestro, de una violación y hasta del contrato con el Alfa de los coyotes, Kakashi, el cuál fue roto por el egoísmo de los lobos.

Por suerte para Naruto, la manada de los coyotes no se encontraba presente. Ahora que lo pensaba, su hermano mayor tampoco, lo cual era extraño porque Menma siempre era el que acompañaba a su padre para éstas cosas y no su gemela. Se preguntó por un momento si le sucedió algo, pero los murmullos que comenzaron a escucharse en la sala lo sacaron de su estupor.

Cuando su padre terminó la denuncia, le llegó el turno al Alfa Itachi de defender el emparejamiento de su segundo mando con el felino, declarando que ellos se habían emparejado por decisión propia y bendición de la diosa. Sasuke también tuvo que declarar, defendiéndose de las acusaciones de Minato mientras alegaba que nada fue planeado, que todo surgió de manera natural.

Naruto entró en pánico cuando el Consejo lo mandó a declarar. Se puso de pie y caminó hasta la plataforma, sudando gotas heladas de sudor al ver la fija mirada de todos. Tragó saliva para calmar sus nervios, respiró lentamente y tomando aire, soltó:

-Él es mi pareja- con voz firme y sin vacilaciones, señaló a Sasuke. Parecía fuerte cuando lo cierto era que estaba temblando como una hoja- la prueba es que estoy esperando un cachorro suyo- se tocó el vientre suavemente, más por instinto protector que para dar a entender su punto. Se mordió el labio inferior al ver las miradas serias y curiosas de todo el salón, lo cual lo hizo sentir violado- …él no me forzó. Yo me entregué voluntariamente.

El silencio se volvió tan denso que podía tocarse. Naruto se llevó ambas manos a las orejas cuando el rugido de su padre lo interrumpió.

-¡Naruto!- rugió Minato, irguiéndose entre las sillas del público- no mientas. Sé que estás asustado de ese lobo que te apartó de tu verdadera familia- se giró hacia los ancianos- mi hijo no puede estar esperando el cachorro de un lobo. Es antinatural.

Ante esa acusación, los demás líderes se pusieron a meditar al respecto. Bien podía ser cierto que algunas especies se mezclaban durante las lunas llenas, pero sólo llegaban a concebir si eran del mismo tipo. Los felinos, con los felinos. Los caninos, con los caninos. Las aves, con las aves. Las bestias, con las bestias. Los roedores, con los roedores. Y los acuáticos, con los acuáticos.

Naruto recordó a Deidara y a sus padres, que eran de diferentes especies, pero seguían siendo del tipo felino. Aun así, él no estaba mintiendo. Estaba esperando la cría de un lobo, ¿por qué no le creían?

Minato volvió a gritar algo de que eso era imposible y tras su voz se escucharon gruñidos de apoyos por líderes de otras especies. Al parecer todos compartían su opinión.

Ante el escándalo, el más anciano de los miembros del consejo se puso de pie- Alfa Minato, del clan de los gatos monteses.- Llamó el anciano de manera formal. Procedió cuando el rubio lo miró y asintió en respuesta- ¿exiges una prueba de ello?

Naruto miró a su padre rápidamente y al ver que estaba por aceptar, trató de correr a dónde estaba su pareja, pero unas enormes manos lo detuvieron. Luchó por soltarse, pero el oso era mucho más fuerte.

Sasuke, al ver como su gatito peleaba desesperadamente por liberarse de los guardias que lo retenían, se transformó en su forma de lobo, listo para defender a su pareja. Corrió en sus cuatro patas poderosas, saltando a la parte superior de la plataforma y se lanzó contra uno de los osos, gruñendo por todo lo alto.

El Consejo actuó rápidamente, llamando a los otros guardias. Se necesitó a doce grandes osos para retener a Sasuke y a su hermano, que también se había transformado. Por desgracia los centinelas que los acompañaban fueron detenidos con mayor facilidad, a pesar de que también habían dado su poco de pelea.

El público presente se quedó estático mientras observaba todo lo que sucedía en la plataforma. No sabían si debían actuar, ayudar a los ancianos, o simplemente esperar. La situación era tan delicada que un movimiento en falso sería fatal. Todos prefirieron quedarse quietos y esperar a que los guardias se hicieran cargo.

Kushina miró a su esposo con los ojos llenos de lágrimas, le rogó porque detuviera lo que estaba pasando, pero Minato no la escuchaba, sólo miraba al frente. Se podía ver los nudillos blancos del hombre, y la sangre deslizándose por sus dedos de tanto que apretó los puños. Naruko también le rogó, gritando súplicas por su hermano. Minato permaneció en su sitio, observando la situación con la mirada más fría que pudo crear.

Itachi y Sasuke soltaron un rugido tan fuerte al ver a Naruto ser levantado por Bee, que las lámparas del techo se mecieron de ida y vuelta, amenazando con caer.

-¡Sasuke!- Naruto seguía forcejeando, dando golpes en la espalda de Bee que lo tenía cargado sobre su hombro.

-No hagas esto más difícil, idiota, estúpido- canturreó el oso, aunque su voz parecía amable a pesar de los insultos. Parecía querer calmar la situación, pero Naruto no estaba dispuesto a escuchar, mucho menos a quedarse quieto.

Simplemente lo ignoró, manteniendo la lucha para quedar libre de su captor. Estiraba sus manos en dirección a dónde la pelea se había desatado. Sasuke estaba peleando con varios osos a la vez, entre ellos Ae. Itachi estaba en las mismas condiciones.

-¡No!- Naruto sollozó al ver que su familia – Sasuke e Itachi – había sido capturada. Los guardias les habían amarrado con cadenas de igriagón. Una aleación especial de metales, piedras y energía espiritual, que las hacía irrompibles y además, evitaba la transformación de los cambia-formas.

Naruto lloraba sin consuelo, golpeando al hombre que aún lo tenía cargado. Quería correr con su pareja, besarlo, salir de allí y atender sus heridas. Pero era inútil, sin importar cuánto forcejeara, Bee no estaba dispuesto a soltarlo.

Una vez estuvo recuperado el orden en la sala, el silencio reinó otra vez, más denso que antes. Los líderes de las manadas observaban la plataforma con los ojos abiertos y algunos ceños fruncidos. Los ancianos negaban con la cabeza, demostrando cierta decepción por la rebeldía de los lobos.

Minato decidió dar su respuesta- Exijo la prueba- dijo, sin dejar de mirar al Alfa que decía ser la pareja de su hijo- estoy seguro que no hay cachorro alguno.

-¡Papá!- se escuchó el grito del joven felino- ¡no hagas esto!... Por favor, papá…- sollozó- estoy esperando a tu nieto. No nos rebajes a este circo- forcejeó nuevamente con el oso, que ya lo había dejado en el suelo, pero aún no lo soltaba- nos harán daño, por favor… ¡papá!... ¡papá!

Los gritos y ruegos del felino golpearon a Minato. Además de Alfa y hombre de honor, Minato era padre. Le dolía ver a su pequeño de esa manera, le dolía verlo llorar tan amargamente. Pero no le quedaba opción, esos malditos lobos lo tenían engañado. Era por su bien, para que pudiera volver con su verdadera familia. Hizo oídos sordos de los ruegos de Naruto y asintió con la cabeza, pidiendo que prosiguieran con la prueba.

Una mesa metálica fue traída al medio de la sala; la revisión sería hecha como la ley lo estipulaba. Los miembros del Consejo observarían cómo ésta sería llevada a cabo y los asistentes serían los testigos que garantizarían la veracidad del proceso. Un médico neutral, que no tenía nada que ver con las partes enfrentadas, haría el examen. Una serpiente.

-¡Papá!- gritaba Naruto- no hagas esto. No dejes que me toquen… ¡tienes que creerme!- se tragó otro sollozo- estoy esperando una cría… no dejes que nos lastimen.

Los lobos encadenados hacían ruido mientras trataban de quitarse las cadenas, aullando ante el llanto del gatito. Los eslabones rechinaban una y dos veces, pero nadie les prestaba atención. Pero los lobos seguían aullando y gruñendo. Sabían que si el gatito era expuesto, los instintos le dirían que debía proteger a su cachorro de los desconocidos y lucharía, pero sería detenido y el estrés podría provocar un aborto.

El médico de las serpientes, que también era su Alfa, se acercó a la mesa metálica. Era un hombre alto, de piel muy pálida y mirada ambarina; su cabello era tan largo y negro como el de una muñeca oriental y unas marcas púrpuras cubrían sus ojos para darle un aspecto más desagradable. Su nombre era Hebi Orochimaru.

El médico pidió que el paciente fuese amarrado a la cama con amarres de igriagón. De esta forma no podría huir en su forma felina.

Dos cambia-formas osos tuvieron que luchar contra el desesperado y furioso gatito para poder mantenerlo quieto en la plancha metálica y ponerle las mismas cadenas que le pusieron a los lobos, pero en versión más pequeña.

Nuevamente el mayor de los ancianos se puso de pie. Sus ojos cafés y sus arrugas cansadas alrededor de las mejillas, demostraban que era un sabio y viejo simio. Sarutobi Hiruzen era su nombre. El cabello canoso y el cuerpo ligeramente encorvado delataban sus muchos años de experiencia, por lo que los demás miembros del Consejo le rendían respeto como un sabio líder.

-Te pregunto nuevamente, Alfa Minato- el anciano entrecerró los ojos- ¿estás dispuesto a continuar con esto, para demostrar que tu hijo no es la pareja del segundo mando de los lobos huargos?

Minato cerró los ojos un momento, apretó los puños para darse coraje y rugió convencido- ¡prosigan!

En ese momento, Naruto sintió que su conciencia humana se desvanecía al perder toda esperanza, dejando libre a la naturaleza felina, que estaba dispuesta a hacer lo que fuera para proteger a su cachorro. Las cadenas le impedían la transformación, pero no se daría por vencido.

El viejo simio miró largamente al Alfa de los gatos monteses- si te equivocas, podrías arrepentirte. El procedimiento podría dañar al cachorro, que de existir, sería tu nieto- al notar que el gato testarudo no daba su brazo a torcer, el simio autorizó al médico de las serpientes a continuar.

Orochimaru apartó el abrigo con el que el gatito había intentado proteger a la cría de las miradas curiosas, luego levantó la camiseta, dejando la piel color canela desnuda mientras el rugido de un lobo se escuchaba por todo lo alto.

Naruto intentó soltar un maullido de alerta, pero le habían puesto una mordaza para que no desconcentrara al médico de su faena. Tiró de sus manos y sus piernas, luchando por liberarse de las cadenas que lo retenían contra la mesa. La serpiente estaba demasiado cerca de su cachorro. Sin importar que las muñecas y los tobillos sangraran, no dejó de luchar repetidas veces. Los osos tuvieron que intervenir y sostenerlo para evitar que se hiciera más daño.

Orochimaru se concentró, descansando sus manos frías en el vientre del gatito. Apretando, buscó la pequeña hinchazón que formaba el útero donde se albergaba la nueva vida. Naruto se estremeció al sentir el tacto desconocido contra su piel. Era tan distinto a cuando Deidara lo revisaba. Sintió asco, miedo, furia, todo junto en un enredo de sensaciones que hicieron que Naruto volviera a luchar con todas sus fuerzas para liberarse.

-¡No, no me toques!- gritaba el rubio desde su interior, pero por culpa de la mordaza, de su boca solo salían incoherentes mugidos.

-No dejen que se mueva- ordenó la serpiente y, arrugando el ceño, agregó- necesito sentir el útero.

Para lograr palpar correctamente, Orochimaru tuvo que hundir las manos en la superficie plana, luchando por no ejercer demasiada presión. Justo cuando lograba definir el área dónde se desarrollaba la cría, uno de los osos descuidó el agarre, dejando a Naruto lo suficientemente libre como para forcejear y levantar las caderas, causando que la serpiente lastimara el delicado capullo que albergaba la nueva vida.

El dolor fue tan intenso y penetrante, que Naruto sintió que moriría allí mismo, sobre la camilla y bajo un millar de ojos crueles que no habían movido ni un dedo mientras lo veían luchar hasta quedarse sin energía. Cerrando los ojos lentamente, se desmayó sin ninguna fuerza en su cuerpo, ni en su mente, incapaz de luchar de nuevo contra sus captores.

Kushina, que hasta ese momento había sido retenida por su marido, se dejó llevar por un llanto silencioso que rápidamente secó con el dorso de su mano. Ella no era tan débil. O si lo fue, justo en ese momento dejó de serlo. Zafándose del agarre de Minato sobre su brazo, se puso de pie y soltó un rugido tan feroz, que había causado una densidad en el ambiente mayor de la que había.

-¡Deténganse ahora mismo!

Minato se puso de pie- Kushina, esto es necesario para…

El silencio volvió a recorrer en la sala cuando la mujer levantó su mano y golpeó al Alfa, ladeándole la cabeza. Minato quedó en shock, con los ojos muy abiertos y la quijada desencajada. Menudo golpe.

-Me decepcionas, Minato- dijo entre dientes, su mirada era la oda del infierno mientras sus lágrimas luchaban por salir. Salió de la fila de sillas seguida por su hija, que también le había mandado una mirada asesina a su padre.

Durante todo el conflicto, Naruko le había rogado, pero éste no la escuchaba. Su madre se veía preocupada y por eso decidió no moverse; pero no podía quedarse callada por más tiempo. Al parecer hasta su madre, que siempre hacía lo que decía su padre, se había hartado.

Ver a Naruto desmayarse frente a toda esa gente, había sido la gota que rebasó el vaso. Kushina se acercó junto a Naruko a dónde estaban los lobos encadenados, bajo la atenta mirada del Consejo. Sin ningún temor, rompió la cadena del Alfa y le dijo a Naruko que hiciera lo mismo con la pareja de su hijo.

Había un charco de sangre alrededor de los animales, sangre que era de ellos mismos. Se habían abierto graves heridas al tratar de luchar contras las cadenas de igriagón. El silencio siguió invadiendo la sala mientras los lobos eran liberados. Era la calma después de la tormenta.

Kushina se volteó con las manos apretadas en dos puños, una de ellas le dolía horrores por el golpe que le dio a su marido, pero a esas alturas poco le importaba. Su mirada cárdena recorrió a los ancianos como una navaja y se detuvo en la serpiente- deja a mi hijo.

Orochimaru se sorprendió por el escalofrío que recorrió su espalda al escuchar la voz de la enfurecida mujer. Era como una presa frente a un depredador. Levantó las manos y dio un paso atrás, sin dejar de mirar a la mujer, declaró- no necesitaba decírmelo, ya tengo un veredicto.

Kushina unió las cejas en medio de su frente, entrecerrando los ojos cuando la serpiente se volteó hacia el anciano simio.

-El chico tiene más o menos un mes de gestación. Por el tamaño del útero, podría decir que tiene gemelos o un cachorro muy grande- ahora miró a la pelirroja y continuó- por la energía que desprende la, o las crías, puedo asegurar que fue producida por un Alfa.

Orochimaru hizo una reverencia cuando terminó, saliendo del local con su propia escolta. Los lobos fueron detenidos por Naruko y su madre, ya que estos – obviamente – querían despedazar al maldito que había hecho daño a Naruto.

Regresando a su forma humana, Itachi y su cabreado hermano se acercaron al cuerpo inconsciente de Naruto y lo cubrieron con una manta, tomándolo en brazos para salir de ese maldito lugar.

Sarutobi se puso de pie- El día de hoy, el Consejo de cambia-formas reconoce el emparejamiento de Uzumaki Naruto, del clan de los gatos monteses, y Uchiha Sasuke, del clan de los lobos huargos. Dejando claro que el Alfa Minato no tiene ninguna autoridad sobre su hijo, el cual pertenece ahora a la manada de los lobos.

Sasuke ya estaba saliendo por la puerta con Naruto en brazos cuando se escuchó la decisión del Consejo. No se detuvo en lo absoluto, a esas alturas poco le importaba lo que decidieran. Todos se podían ir al mismísimo infierno.

Itachi iba a su lado, con un humor igual o peor que el suyo. La madre de su gatito y su hermana iban detrás, pero se detuvieron en la salida y ambas miraron al interior del edificio, observando a Minato que estaba en un estado paralizado.

-Díganle a Naruto que lo amamos sobre todas las cosas- dijo Kushina, bajando la cabeza con vergüenza.

Naruko dio un paso al frente, mirando a Sasuke específicamente- y por favor dile, que deseamos que sea capaz de perdonarnos algún día.

Sasuke cabeceó a modo de asentimiento y ambas mujeres entraron a la fábrica, tal vez en busca del Alfa. Ni Sasuke ni Itachi estaban conscientes de lo que sucedería a partir de ese día en la manada de los gatos, pero de que el Alfa iba a conocer la furia de algunos de sus miembros, de eso estaban seguros.

Entraron en el auto, acomodando a Naruto en el asiento de atrás. Itachi repartió órdenes para los heridos centinelas y luego se montó en el coche. Antes de partir, Sasuke se acercó al más joven de ellos y le puso una mano en el hombro. El chico parecía deprimido.

-Kiba- lo llamó. El castaño se puso rígido cuando escuchó su nombre- no te preocupes, lo hicieron bien.

-Pero- el chico bajó la cabeza- fuimos unos completos inútiles.

Sasuke negó- lo hicieron bien- repitió, palmeando su espalda- pero debes estar preparado. Cuando lleguemos a la manada, te daré una misión muy importante.

-¡Si!- respondió un emocionado castaño.

 

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Cuando Naruto despertó, estaba en brazos de su pareja, que además le dirigía una mirada preocupada. El rubio no pudo evitar una cascada de lágrimas al imaginarse lo peor.- ¡El Consejo!- exclamó alarmado.

-Cálmate- Sasuke le acunó las mejillas y lo besó en los labios. Naruto se relajó por ello- ya pasó, estamos de camino a casa.

Naruto miró a su alrededor, descubriendo que estaban en una habitación pequeña, pero acogedora- ¿dónde estamos?

-En el hotel dónde nos quedamos antes.

-El cachorro…- Naruto automáticamente se llevó una mano al vientre, soltando un gemido de dolor demasiado lastimero- me lastimó…, dolió tanto…

-Tranquilo- Sasuke lo volvió a besar- Itachi llamó a Deidara y vino tan rápido como pudo. Te revisó mientras dormías, al parecer el cachorro está bien.

Naruto dejó escapar el aire que estaba conteniendo. El alivio llenó su pecho y sonrió de una forma tan dulce que Sasuke sintió un salto de su corazón. Sin miramientos, lo abrazó tan fuerte como pudo. Naruto pudo sentir como tibias lágrimas se deslizaban por su hombro. Sasuke estaba llorando.

-Me asustaste, dobe- dijo en un susurro, rehusándose a separarse de ese abrazo tan necesitado- no podía respirar… hasta que Deidara me dijo que tú y el cachorro estaban bien- hizo más fuerza con sus brazos, escuchando un quejido del blondo por la presión en sus huesos, pero no lo soltó- siento no haber impedido todo eso.

Naruto le dio palmaditas en la espalda para que se apartara un poco. Viendo ahora los ojos de Sasuke que estaban llenos de culpabilidad, le dedicó una amplia sonrisa- fue mi padre quien causó esto- tocó el entrecejo de su pareja, tratando de sacar la arruga que allí había- no tú, teme. Tal vez un día le perdone, pero no será hoy… ni mañana.

Sasuke lo besó de sorpresa y habló contra sus labios- te amo…, si llego a perderte, juro que destruiría el mundo para traerte de vuelta.

La cristalina risa del gatito desconcertó al lobo.

-¿Qué es tan gracioso?

-Tú- dijo de los más normal, riendo más alto- seguro que no me enfrío todavía cuando ya estás buscando otro culo para joder- le sonrió con malicia- eres un pulgoso salido.

Después de recuperarse de la sorpresa inicial, Sasuke se defendió con una mirada penetrante y algo molesta- y tú un culo malagradecido.

-Eso ya lo dijiste- ladeó la sonrisa con picardía- cuando nos conocimos, ¿recuerdas?- le robó un besito juguetón, ahora riendo diferente… con amor- trata de ser más imaginativo.

Sasuke no pudo más, lo envolvió con los brazos y le dio un candente beso lleno de deseo- te vas a arrepentir por eso, dobe.

 

Fin.

 

Notas finales:

T.T… estoy llorando, aunque no lo crean, estoy llorando. Siempre me pasa cuando una historia llega a su fin. Y más si es de estos tortolitos. De corazón, espero que hayan disfrutado leerla.

La próxima semana subiré un epílogo y por último un extra dónde veremos qué sucedió con Kakashi y Menma. Es que ya tantos lo pidieron, que no puedo negarme. Ya estoy trabajando en los borradores.

Estaré impaciente por leer sus comentarios, críticas, tomatazos, besos, postales, lo que sea. No insultos ni amenazas, que estoy algo traumada con eso xd.

PD: Tal vez demore un poco. Estoy trabajando en otro fic que me roba algo de tiempo. Se llama Rewrite, por si quieren pasarse por ahí.

PD2: A alguien le gustaría que subiera un fanfic crossover de Naruto con KHR??

Fue un placer subir Noche de Luna, y compartirla con ustedes. Espero que nos leamos pronto!


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