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Noche de Luna por Kuroyami Mirai

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Notas del capitulo:

Aquí la conti y como prometí, es más larga que el capi pasado (no como suelo escribir, esto es casi la mitad de lo que suelo subir en la página ¬¬) Sip, bueno, en “¿Hasta dónde llega la inocencia?”, tengo un record de 10.000 palabras en un solo capi, así que este que es más o menos de 5.000 es casi una ofensa contra mi persona ¬¬… pero bueno, mejor subir cortito y bueno que largo y tedioso, así que por favor… Disfruten dattebayo!!!!!

Extrañamente, había dormido bastante bien a pesar de encontrarse en la intemperie. Estirando el cuerpo felino, Naruto despertó cuando un haz de luz de sol se filtró entre las hojas y le dio de lleno en la carita peluda. Intentó incorporarse para desperezarse, pero una enorme pata canina le impidió su cometido, sosteniéndolo, impidiendo que se moviera un ápice. Si eso no era ya lo suficientemente incómodo, pues sí lo era el hecho de que una húmeda lengua le lamiera desde la parte trasera de la cabeza hasta la punta de las orejas puntiagudas.

No era que le molestara en realidad, pero de cierta forma era extraño. Como muestra de “cariño”, mordió la pata que lo mantenía prensado contra el suelo, haciendo que una gotita escarlata saliera de entre el negro pelaje hasta caer a las hojas cecas que le sirvieron de cama. El lobo retiró la extremidad inmediatamente, pero una nueva lamida le recorrió desde el cuello, ésta vez, hasta la punta de su naricita chata.

Al ver que sus desquites solo provocaban que el lobo se pusiera más mimoso, salió corriendo de la cueva que formaba el hueco del árbol. Queriendo aumentar la distancia, dio un salto hasta llegar a la primera rama del árbol vecino. El corazón le latía tan rápido que sentía que se le iba a salir del pecho. Estaba completamente seguro que el jodido can de ojos plateados lo provocaba a  propósito.

El lobo se estiró un poco, bostezó, mostrando todos sus colmillos y filosos dientes, luego salió tranquilamente del refugio. Naruto observó todos los movimientos del majestuoso animal desde su posición privilegiada sobre la rama del árbol. Era una criatura totalmente fascinante ese chucho, a pesar de ser una bestia joven, era grande. Bajo el pelaje azabache se adivinaba una buena musculatura, las patas eran fuertes y largas, las garras que rasgaron el suelo de tierra en un último acto de desperezamiento, parecían capaces de partir una roca en dos.

Las pupilas cerúleas oscilaron desde la punta del hocico hasta el extremo de la cola, recorriendo el formidable cuerpo del lobo que lo había salvado tres veces y ahora era su compañero de viaje. Sacando las garritas, rascó la madera de la rama dónde estaba trepado en un afán de distracción, sin embargo, los zafiros de sus cuencas no perdieron de vista ninguno de los elegantes y formidables movimientos del can.

El minino ronroneó por lo bajo. Tenía tantas ganas de bajar y mostrarle el vientre al lobo para que este lo impregnara con su olor. Estaba seguro que si tuviera esa esencia en su cuerpo, nadie se atrevería a meterse con él. De repente una chispita de dolor golpeó su pecho y sus ojos se entornaron hacia abajo. La compañera de ese lobo sería muy afortunada.

-¡Hey!- la voz humana de Sasuke lo sacó de golpe de sus ensoñaciones- Dime por favor que puedes bajar tú solo.

Sacudiendo la cabeza, Naruto quiso exorcizar todos esos extraños pensamientos. La culpa la tenía la luna que lo estaba llevando a tal extremo. Él era un gato montés y Sasuke un lobo, y uno grande. Además, hacía poco tiempo desde que sus manadas filmaran el pacto de paz, por lo que los miembros aún tenían ciertos sentimientos hostiles los unos a los otros. No había forma en el infierno de que la relación fuera más allá de una educada reciprocidad hasta que ambos pudieran retornar a sus respectivos hogares.

-¡Baja!- ordenó el moreno- hay que cazar algo para desayunar.

Naruto agradeció en silencio a todos los dioses de que en su forma animal no se le pudiera notar el flameante sonrojo de sus carrillos bajo todo el pelaje bergamota con manchitas negras. Dejando escapar un suspiro mal contenido, bajó de la rama y se irguió en su piel humana frente a Sasuke. Se sobó el brazo derecho con nerviosismo cuando la profundidad de los ojos de plata lo escanearon con cierto deseo. Desviando la vista hacia un extremo opuesto de esas dos ascuas, Naruto compuso un puchero y apeló por ir en busca del desayuno.

Sasuke ladeó una sonrisa ante la repentina timidez, pero no respondió. De cuclillas, hizo un ademán con la cabeza, indicando al rubio para que lo acompañara, entonces cayó en cuatro patas. Naruto obedeció y bajó hasta estar en su piel felina, eso era lo mejor, así podría distraerse y pensar en algo que no fuera los six pack del maldito chucho.

Ambos chicos comenzaron a buscar algo para comer, usando sus habilidades animales, galoparon entre la maleza y los árboles para cazar, de esa forma era mucho más sencillo y se cansaban menos.

Al cabo de media hora ya estaban comiendo cada uno un delicioso conejo. Por lo general, los cambia-formas preferían la comida cocinada y bien sazonada, sentados a la mesa y en familia, pero en una situación extrema, se las podían apañar a lo salvaje, siempre y cuando estén en sus formas de bestia.

El minino, como todo un gato montés de buena familia y perfectamente bien educado, apenas terminar de comer comenzó a acicalarse las patitas y luego fue con ellas a limpiarse la cara. Estaba muy concentrado en lo suyo, por lo que no notó que era meticulosamente observado por un par de ojos bruñidos.

Antes de que pudiera decir “Miau”, unas manos grandes lo levantaron del suelo. Como primera reacción quiso morder y aruñar, no estaba acostumbrado a esa intimidad y menos que lo trataran como a un gatito doméstico, él no era dócil, nunca lo fue y no empezaría a serlo ahora. Estuvo a punto de enterrar las garritas, pero al sentir que un cuerpo tibio lo apretaba contra sí, pensó que tal vez no sería malo darle el gusto a Sasuke, así que se quedó quietecito y se acomodó entre los fuertes y pálidos brazos.

-Eres el primer felino que acaricio en lugar de perseguirlo para morderle, ¿sabes?- sin darle tiempo a Naruto de reaccionar, Sasuke comenzó a acariciarle el lomo, desde la cola hasta la base de las orejas y allí se quedó haciendo un masaje circular, delicioso.

Un ronroneo suave comenzó a formarse en la garganta de Naruto, sin poderlo detener, empezó a relajar su cuerpo, destensando todos sus músculos hasta sentir que flotaba. Estaba tan feliz que poca y ninguna atención le prestó al hecho de que habían comenzado a moverse, pero, ¿quién podía pensar en algo cuando era acariciado tan deliciosamente mientras era llevado en unos brazos firmes, apretado contra un pecho amplio y fuerte?

Naruto dejó de sentir el calor del sol, el viento contra su pelaje y el sonido de los pies de Sasuke al rozar la hierba y las hojas cecas, ahora, lo único que podía sentir con claridad eran unas largas falanges meterse entre su pelo bergamota. Sus párpados se fueron cerrando lentamente mientras de su pecho se seguían escapando quedos ronroneos, ahora sí que estaba flotando.

 

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-A ver gatito- susurró un aliento tibio contra una de sus puntiagudas orejas felinas- no seas perezoso, despierta.

Naruto hizo lo que cualquier minino haría cuando lo despiertan y no quiere, por simple travesura clavó las uñas sobre el brazo que lo sostenía, Sasuke ladró y tiró al felino al suelo.

-Joder, ¿por qué hiciste eso? Eres idiota, ¿o qué?- se quejó, dedicándole una mirada asesina al rubio que ahora estaba sonriéndole satisfecho con el trasero desnudo contra el suelo.

-Y tú eres cruel- puchero al ataque- yo estaba muy cómodo durmiendo y vienes y me lanzas- cruzó los brazos solo para puntualizar.

En ese momento Sasuke recordó por qué odiaba a los felinos, eran criaturas mimadas, desapegadas y bastante malagradecidas.- La próxima vez que te duermas en mis brazos- arrugó el ceño y mostró sus filosos caninos- voy a tirarte al río de cabeza.

Naruto se puso de pie, de pronto no le parecía correcto estar sentado en el suelo con las piernas abiertas. De alguna forma, ya no era lo mismo estar desnudo frente al chucho gruñón. Era mucho más cómodo reñir y pelear con el pulgoso que simplemente dejarse mimar, tal vez para no dejarse al descubierto, aunque los mimos sí le gustasen, discutir le resultaba más relajante y eso era demasiado decir para un minino.

-Nadie pidió que me llevaras- le recordó, poniendo los brazos en jarra e inclinándose un poco hacia adelante- yo puedo cuidarme muy bien solo.- Sin esperar respuesta, le dio la espalda, comenzando a caminar con los puños apretados sin mirar atrás.

Sasuke lo siguió de cerca, era extraño, pero los desplantes del rubio ya no lo hacían enojar tanto, en realidad le estaban empezando a divertir. Además, eso de caminar siguiendo a un desnudo Naruto era algo gratificante. Bien cierto era que lo había molestado diciéndole que había dejado parte de su culo en las piedras del río, pero siendo honesto, el chico tenía un trasero redondito y firme, justo para caber entre sus manos y apretarlo mientras le…

Abrió mucho los ojos y sonrojándose ante el pensamiento, quiso justificarse, echándole la culpa a la pobre luna llena. Muchas veces había jugado con sus primos, era normal para los cambia-formas la desnudes propia y la de los otros, pero con la proximidad del celo de luna y el despertar de sus verdaderos instintos de lobo adulto, todo se complicaba.

-¿Todavía estás enfadado?- preguntó Sasuke, el sol gobernaba en lo alto de la bóveda celeste y ya estaba aburrido de caminar en silencio, lo cual era bastante extraño porque siempre se consideró un amante de la silente paz, pero con Naruto era diferente, sentía la impetuosa necesidad de tener su atención y monopolizarlo en todo momento.

Naruto giró despacio para encararlo, su ceño no estaba fruncido como horas antes, ahora su expresión denotaba debilidad- Estoy cansado- se llevó una mano a la garganta disimuladamente, tragando una seca saliva acumulada tras la lengua- y tengo sed.

Sin saber por qué demonios le importaba tanto el gatito – aunque fuera embarazoso admitirlo a sí mismo – Sasuke llevó en brazos al felino porque lo había notado algo agotado desde la mañana, de seguro no estaba acostumbrado a caminar tanto. Él era alguien egoísta, lo admitía sin vergüenza alguna. Le importaba poco y nada lo que le ocurriese a los seres de su alrededor, pero con su felino acompañante no podía evitar ese sentido del deber de protegerlo y cuidarlo, de velar porque no sufra, estar con él y…... “¡Maldita Luna!”. Se quejó exasperado.

-Ven- estiró su mano, esperando que Naruto la tomara, el chico reaccionó devolviendo el gesto. Sasuke sonrió con esa prepotencia suya al notar como el gatito se estaba volviendo menos arisco- vamos a buscar algo de ropa y comida caliente.

-¿A dónde?- preguntó Naruto, dejando que el pelinegro lo acercara, halándolo de la mano con fuerza. Los grandes ojos añiles estudiaron a Sasuke con un brillo interesado- ¿estamos cerca de casa?

El chico lobo lamentó desilusionar al blondo- no, lo que pasa es que… recuerdo aquel risco de allá- señaló con su mano el lugar mencionado, una formación rocosa a unos kilómetros de allí, Naruto osciló su mirada en esa dirección, aún sin entender.- Una vez vine con mi padre y mi hermano por aquí. Yo era algo pequeño, pero recuerdo que había una aldea de pescadores por las cercanías.

-¿Crees que nos ayudarán?- preguntó sin poder disimilar su entusiasmo.

-Eso espero- Sasuke sonrió al notar como el felino sostenía su mano con fuerza, lo tenía tan cerca que sus caderas desnudas se tocaban al caminar. Realmente, la diferencia de tamaño le gustaba, él medía casi metro noventa y el felino apenas un metro setenta. Mientras él tenía los músculos de un guerrero de su raza, Naruto tenía los músculos marcados delicadamente bajo la piel canela, totalmente lamible.

-¿No les extrañará ver a un par de tipos en pelotas?- arrugó la nariz y el ceño a la vez con desconfianza.

-¿Quién dice que nos verán?- se mofó Sasuke con una ceja enarcada- no es seguro que sepan de nosotros, prefiero que sigamos nuestro camino sin llamar la atención. Lo que haremos será conseguir algo de ropa, después de eso veremos qué hacer.

El felino simplemente asintió con la cabeza. La idea de que el lobo lo guiara y cuidara de él le estaba comenzando a gustar, su rebeldía se mitigaba ante la seguridad con la que gobernaba Sasuke. Era fácil confiar en un chico que se preocupaba por su bienestar y que lo miraba de un modo bastante cálido.

 

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Naruto se le quedó mirando sin saber si el cambia-formas lobo hablaba en serio o estaba bromeando..., la sonrisa ladeada le dio la respuesta.- No me gusta tu idea ni un poquito- se cruzó de brazos y arrugó el ceño- no vamos a robarle a esos aldeanos, no lo haré- recalcando en lo último, golpeó el suelo con su pie desnudo, haciendo que algunas hojas revolotearan hacia los lados de su cuerpo.

El lobuno chico frente a Naruto era la decisión encarnada. Sentado sobre el suelo era una oda a lo salvaje; la firme musculatura, el cabello bruno caía en mechones a los lados de sus mejillas y delante de su frente…, la profundidad de las ascuas en los ojos plateados atraparon los añiles de Naruto en un abismo de serenidad, provocando que su cola felina saliera a la luz y se erizara hasta la punta. De pronto el minino tuvo miedo, se sintió demasiado pequeño, demasiado solo. Lo peor de todo era que no quería estar en un lugar que no fuera allí, con su lobo.

Una sonrisa maliciosa se dibujó en el rostro cincelado del moreno, levantando una ceja ante la repentina aparición de las orejas felinas de Naruto, comentó- eres lindo, pero eso no quiere decir que te obedezca. Conseguiré la ropa y luego algo de comida, tú solo calla y espera.

Antes de que Naruto pudiera decir algo, Sasuke invocó su forma de lobo y salió de allí sin darle mayores explicaciones al ofuscado chico de ojos azules que lo observaba boquiabierto.- Lo va a hacer, de veras- dijo golpeándose la frente en un gesto de agotamiento.- ¡Miau, que problemático!- chilló algo molesto y corrió en su forma felina detrás del lobo mandón. Los humanos lo iban a acribillar, de eso no había la menor duda. Más preocupado de lo que le gustaría admitir, siguió al chucho con la idea de que el plan descabellado no se llevara a cabo.

El sol ya estaba en el ocaso, el atardecer estaba bañando todo con tonos anaranjados y rojizos, invitando a la noche que hiciera acto de presencia. El lobo de bruno pelaje encontró por fin la aldea de pescadores; dado que eran gente de costumbres madrugadoras, para esa hora estaban todos recogidos en sus casas. Con la pansa pegada al suelo, Sasuke arrastró su peluda existencia hasta la parte trasera de una choza, la que debía ser la del jefe de la aldea ya que era la más grande de todas.

Naruto, que se consideraba a sí mismo como un niño bueno, no podía creer que estaba a punto de ser cómplice de un robo. El lobo sinvergüenza estaba asechando la ropa en el tendedero del patio, la mirada decidida le mostró al felino que no iba a cambiar de opinión sin importar cuanto chillara y suplicara. Ese maldito idiota con aires de superioridad le traería la muerte a los dos, o al menos eso pensaba por el momento.

El lobo se dio la vuelta y arrugando el hocico en un gruñido, le mostró los colmillos al gatito montés, advirtiéndole claramente que no se moviera de dónde estaba. Naruto realmente odiaba como su mitad animal obedecía por inercia al chucho cabeza hueca, en verdad quería brincar de puntitas de lo frustrado que se sentía. Al final el resultado siempre era el mismo, terminaba bajando sus puntiagudas orejas y pegaba el trasero al suelo, sentado de forma dócil. ¡Maldito pulgoso!

Una vez que Sasuke quedó satisfecho por la obediencia del gatito, salió en busca de la ropa para su pequeño mimado. La idea de que pasara frío cuando estaba en su forma humana no le gustaba para nada. Suerte que no era de los de detenerse cada cinco segundos a hacerle muchos números a la situación, de lo contrario hubiera comenzado a entrar en pánico con esa nueva faceta de lobo sobreprotector con un chico que, además, ni siquiera pertenecía a su manada.

Naruto suspiro cansinamente, observando preocupado desde la parte trasera de un tronco caído, comenzó a maldecir una y otra vez el minuto en que se dejó arrastrar hasta allí. Abrió grande sus ojos cuando vio el bruno pelaje de Sasuke escabullirse por el patio de la choza, aprovechando la oscuridad para camuflajearse y pasar desapercibido hasta el tendedero. Desde su posición tenía una buena vista del lugar y además podía vigilar la puerta trasera de la casa.

El lobo llegó hasta la cuerda que sostenía  toda la ropa, abriendo el hocico, mordió la punta de un pantalón y lo tiró al suelo, después siguió con una camisa. Luego de conseguir algo para él también, arrastró su presa de tela hasta la orilla del patio. Estaba por entrar a la arboleda cuando sintió el característico chillido de Naruto cuando estaba asustado, era un maullido fino y elevado, entonces notó que la puerta de la cabaña se abrió. El grito de una mujer alertó a los demás ocupantes de la presencia de un animal salvaje.

Naruto chilló de nuevo y mordiendo una de las prendas que llevaba Sasuke, comenzó a correr detrás de él. Los humanos los siguieron por un buen trecho, pero cuando el bosque comenzó a ponerse muy espeso, lo dejaron. Tampoco era que los perseguirían hasta la profundidad del follaje por unas cuantas ropas, no valía la pena tomarse tantas molestias por una bestia roba prendas…, por muy extraño que pueda parecer.

Sin querer tomar riesgos, Sasuke y Naruto continuaron corriendo en sus formas animales a toda prisa, saltando entre las rocas y ramas altas hasta perderse entre la maleza. El ser precavidos no estaba de más, sus perseguidores podían ser humanos, pero una herida de bala dolía como la ostia y alguno de ellos eran buenos rastreadores.

Todavía jadeando descontroladamente, detuvieron la carrera bajo las raíces de un árbol enorme. Sasuke soltó la ropa que llevaba y Naruto soltó la que había ayudado a traer cuando la carga se volvió un problema para su compañero de criminalidad.

El lobo estaba por caer de lado sobre la suave hierba cuando sintió la filosa penetración de unos colmillitos justo en la punta de la cola. Al volverse, se encontró con un enfurruñado felino que le erizaba el pelaje de la espalda arqueada y le mostraba unas sanguinarias garritas mientras seseaba su enfado desde la garganta. “Adorable”. Fue el descarado pensamiento del chucho.

Una verdadera lástima que Naruto no se sintiera “adorable” precisamente- ¡¿Eres imbécil, o te entrenas?!- rugió el áureo cuando tomó su forma humana- ¡Casi te matan! Por poco usan tu piel de tapete en la entrada, ¡idiota!

Sasuke convocó su forma humana, por lo general no era partidario de que le gritaran ni que le soltaran semejantes insultos como si nada. Los que lo conocían podían dar fe de que la gran mayoría del tiempo no tenía paciencia con esas cosas y terminaba mordiendo a alguien, pero con el gatito era diferente, así que podía hacer una excepción- ya no pasarás frío- le ofreció una camisa que era dos veces la talla de Naruto.

El rubio, aún sentado en el suelo, estiró las manos para tomar la tela que se le ofrecía. Jamás, en todos sus años de vida, se había sentido tan tonto y abochornado. Escondiendo un sonrojo tras un puchero, desvió la mirada y agradeció por lo bajo. Una reconfortante calidez se encendió en su pecho y comenzó a recorrer sus venas, los ojos se le empañaron con un líquido salino que definitivamente no quería derramar, por lo que se los talló con los puños. El pulgoso gruñón…, se había arriesgado para que él no pasara frío.

-Gra…cias- logró decir apenas mientras se metía la camisa por la cabeza. Su sonrojo se extendió hasta la médula cuando sintió las manos grandes de Sasuke ayudarlo a acomodarse las mangas por los brazos- …no tenías por qué hacer esto.

-Debo admitir- ladeó una sonrisa de sorna- que la mayoría del tiempo quiero morderte- se acercó hasta Naruto y le sacudió los cabellos como hacía su hermano con él cuando era solo un cachorro- pero, jamás dejaría que alguien a mi cuidado la pase mal.

Naruto se mordió el labio pensativo- Yo…, no estoy bajo tu responsabilidad, así que no te preocupes- se abrazó a sí mismo para darse ánimos- quiero regresar a casa.- En realidad no era que le disgustara Sasuke, pero no podía seguir pasando tanto tiempo con él, eso solo empeoraría las cosas. Ya ni sabía si era culpa de la luna o no, pero la cercanía del moreno lo hacía sentir extraño, entonces se repetía las mismas líneas en la cabeza. “No me gusta Sasuke”.

El pelinegro se metió la otra camisa que había logrado robar, pero a diferencia de Naruto, la suya el quedaba ajustada, apenas si le quedó por culpa de los músculos de su torso y sus brazos de granito. Siempre había sido un cachorro grande, pero durante el último año había crecido hasta el punto de casi superar a su hermano. Le habría gustado compararse con su padre, pero desgraciadamente ya no se encontraba con él.

-No dejaré que nada te pase- se acercó lentamente al felino, entrecerrando los ojos hasta que ambos cuerpos se tocaron- Si alguien se te acerca en contra de tu voluntad, lo despellejaré vivo, ¿estamos claros?

Naruto asintió con un movimiento de cabeza, le creyó. Sonriendo, levantó su mirada para ver el cielo estrellado a través del techo de hojas que construían los árboles- Cualquier macho errante que sienta mi olor… sabrá lo que soy- dijo mientras permitía que Sasuke lo cargara y lo sentara sobre su regazo.

-Lo sé, cachorro- le consoló el lobo, haciendo con su mano que el rubio recostara su cabeza contra su amplio pecho- lo tuyo es una bendición y una maldición… en partes iguales- dejando un casto beso en la áurea melena, preguntó- ¿ya conociste a tu pareja?

-No, aún no- se encogió de hombros- mi primera luna llena fue el mes pasado. Mi padre me encerró en una jaula, diciendo que no permitiría que ningún desconocido probara suerte conmigo, ¿puedes creerlo? Hump, como si no pudiera cuidarme solo.

Sasuke rió por lo bajo, teniendo cuidado que Naruto no lo descubriera, y como el más hipócrita, agregó- No me imagino como pudo pensar eso- fingió temblar de improvisto- mi parte lobo está aterrada de esos colmillitos y esas garritas. Soy un animal grande y aun así reconozco que tú eres un gatito de temer.

La risa de Naruto se convirtió en carcajada- Eres un mentiroso de lo peor- se revolvió un poco en el regazo del moreno, tratando de defenderse de las rápidas manos que no paraban de hacerle cosquillas en el vientre- ¡Déjame!- suplicó entre risas y jadeos mientras trataba de zafarse del agarre del lobo pelinegro.

Era increíble como las circunstancias podían girar en apenas un segundo. La pelea de cosquillas terminó con Naruto acostado con la espalda pegada a la hierba y un Sasuke jadeando sobre él, acomodado entre sus piernas abiertas. Las manos del rubio estaban reposadas a los lados de su cabeza, siendo sujetadas por las del moreno, que de repente había dejado de moverse para observar al minino detenidamente.

Como si la magia de la noche confabulara en su contra, una suave brisa levantó las hojas del suelo, saturando la nariz de Sasuke con el aroma dulce y fresco del felino. Era el olor que identificaba a los chicos de las leyendas, quienes nacían para ser la pareja de un alfa, y además poderoso, ya que una hembra normal no podría soportar los embates de un macho cambia-formas. Así que la leyenda decía que para soportar la fuerza de un verdadero alfa, habían nacido estos niños especiales que también necesitaban que los amaran, que se les diera la fortaleza tosca que se les fue negada al nacer, que se les protegiera.

-¿Sasuke?- Movido por el instinto animal, Sasuke olfateó el cuello de Naruto, embriagándose con el olor del felino que ya comenzaba a entrar en celo. El día siguiente sería luna llena, los instintos del lobo adulto ya estaban completamente despiertos y deseaban ser satisfechos.

La hiperventilación en el cuerpo del áureo hizo entrar en razón a Sasuke. Poniéndose de pie rápidamente, como si hubiera estado acostado sobre brasas ardientes, respiró agitado. Se llevó las manos a la cabeza y presionó las sienes, tratando de contener a su parte lobo que se moría por aparearse con el gatito.

-Lo siento- soltó un ladrido en forma de disculpa, sus instintos aún estaban desbocados y se le estaba haciendo difícil mantenerlos bajo control. Pasándose una mano por el negro cabello, trató de ordenar sus pensamientos y retroceder el desbordante deseo. Faltó bastante poco para que atacara al chico, al mismo que minutos antes le había asegurado que a su lado estaría a salvo, como su protector.

Naruto se puso de pie aún tembloroso. Su parte felina aruñaba desesperada, exigiendo seguir bajo el peso del semental que tenía delante. Definitivamente su celo estaba llegando, casi podía sentir como su aroma aumentaba para atraer con más fuerza al macho frente suyo, debían detenerse o las cosas se saldrían de control. “No me gusta Sasuke”. Volvió a repetir en sus adentros, casi como un mantra, lo decía una y otra vez- Tenemos que regresar a nuestras manadas- dijo por lo bajo, sintiéndose desnudo a pesar de tener puesta la camisa que le llegaba hasta los muslos.- Mañana será luna llena.

Sin ninguna posibilidad de poderlo evitar, Sasuke asesinó el espacio que había entre ellos, envolviendo la fina cintura del rubio con sus brazos, lo atrajo al calor de su cuerpo- ¡Eres mío! ¡No dejaré que te alejes!- gruñó como el lobo que era antes de devorar la boca de Naruto en beso bastante intenso y candente, saboreando todo a su paso.

 

Continuará…

Notas finales:

BUajajajajaja….. y lo dejo en la mejor parte, si es que soy malvada muajajajaja…. Pero bueno, este capítulo quedó más larguito y además se desarrolló un poco más la relación de estos dos hahaha… solo un poco ¿eh? Eso no me lo creo ni yo, si es que lo que falta para que follen es un empujoncito hahahaa… ¿será de la luna? ¿será de la naturaleza? ¿será de la autora? Eso depende de sus comentarios, así que… dejen rews y yo como vidente del futuro que soy (como indica mi nombre) les diré lo que pasará …. No se lo pierdan. Próximo capítulo: Lemon para todos!!!! ……….. nah que era broma, no me maten vale? Aún no sé si el lemon llegará, por el momento solo disfruten de la historia de acuerdo? Nos leemos!!!!


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