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Good Enough to my madness - Suficientemente bueno para mi locura. por Bokutosama

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Notas del capitulo:

Hey Hey Hey! Capitulo 9! parte 3

> Un par de cuervitos pervertidos, una delicadeza frustrante, preguntas sin respuesta, un doloroso abrazo amoroso <

- Perdón –

- Ya… ya basta kage… Kageyama no… no te disculpes más – afuera Hinata soltó un sollozo.

- No! no llores... por favor – la voz de Hinata ahora sonaba angustiada, los sollozos roncos del pelinegro eran cada vez más audibles, igual que los latidos que retumbaban en mi pecho, hubo un rato más de los mismo sonidos, mientras Kageyama se calmaba.

- Vamos, mejor regresemos al comedor si?, te prometo que esta noche me quedare hasta que te quedes dormido, si? – sentí un pequeño alivio y a la vez una gran decepción de terminar con la bochornosa situación.

- No, no, no me sueltes!, no me dejes solo... Hinata – el pelinegro sonaba aún más desesperado que antes.

- Ka… Kageyama para… ahh!... no, no me muerdasss mmmm! –

- De… detenmnte… alguien nos puede encontrar aaah!! Nommmm no me de... dejes marcas! –  la voz de Hinata hizo eco en mi cabeza, por más que el intentaba susurrar suaves gritos se le escapan en cada gemido, enfoque por un micro segundo mi mirada en el rubio frente a mí, que conservaba sus ojos clavados en la mano que mantenía en la puerta, la otra pasaba cerca de mi mejilla sosteniéndose de la pared tras de mí, mi corazón dio un salvaje brinco al ver el sonrojo que le cubría hasta las orejas.

No era fácil pensar algo sobre ello, es decir, estaba avergonzado? Ó La voz de Hinata le gustaba? O acaso era, nuestra estrecha situación?, lo vi morderse los labios y ya no pude quitarle la mirada de encima, había comenzado a sudar un poco, una tenue gotita le caía por su sien.

- Kageyama… no, ah! ahí no, estuvimos jugando afuera no… no me he bañado, es… estoy sudoroooahhhh!! – los gemidos de Hinata no paraban allá afuera, pero mi mente ya no podía captar otra cosa más que la reacción del rubio.

Su respiración se hizo pesada, lo vi entreabrir sus labios suavemente tratando de atrapar más aire, el ambiente a nuestro alrededor en ese pequeño cuarto que nos aprisionaba se hacía cada vez más cálido, sin embargo su mirada seguía clavada en su mano como si la vida le fuera en ello.

Perdiendo un poco el control de mis pensamientos roce su antebrazo que pasaba junto a mi mejilla, me frote contra esa pálida piel el suavemente, volteo a verme de golpe, tenía sus ojos ámbar muy abiertos y su respiración se agito aún más.

Cerré los ojos y me concentre en la caricia, suave y lenta, casi inmediatamente sentí como el mismo acortaba aún más la distancia entre los dos, su pecho ahora estaba pegado al mío, una de sus piernas paso entre las mías rozando mis muslos internos, la sensación de calor se alboroto aún más entre los dos, paso su mano con la que se sostenía de la pared detrás de mí y la poso en mi nuca acercándome a él, temblé, temblé hasta la punta de mis pestañas, yo no había buscado que eso volviera a pasar pero no podía simplemente resistirme, era una necesidad absurda que me hacía arder la piel.

Había logrado probar a Tsukki una vez y quería muchas más.

- Ah ahh! Ka! Kageyama, no, no  tu tu lengua no nooo, a ahí nommmm! – el suave grito que Hinata intento callar allá afuera fue el pitazo de partida, los labios del rubio estaban sobre los míos haciendo una fuerte presión, solo eso, el seco contacto de nuestras bocas, sentí su lengua que acaricio suavemente mis labios humedeciéndolos, abrí un poco los ojos, me deleite del ámbar vidrioso de los suyos entre sus parpados entrecerrados, el sonrojo explosivo que seguía cubriéndole casi todo el rostro, el movimiento de todo su cuerpo al compás de su agitada respiración, y por supuesto su enorme erección rozando mi muslo, casi quemándome.

- Gi… gime más – el tono ronco del pelinegro dándole órdenes a Hinata nos hizo estremecer.

- Baka… bakageyama … mmmm!! – Hinata intentaba reprimir su voz inútilmente.

Al parecer ya no pudo contenerse más, su mano pasó de la puerta a mi trasero en un instante, me apretó fuerte haciéndome dar un pequeño brinquito hacia él, sus labios se apoderaron de la piel de mi cuello donde aún habían marcas frescas de la anterior noche, pero él iba dispuesto a dejar más, la piel me ardió, pero no me disgusto, me encontré a mí mismo rozándome contra su pelvis, su muslo ya estaba entre mis piernas moviéndose hacia arriba rozándome los testículos, las sensaciones cálidas aumentaban con cada roce por toda mi piel, pronto iba a estar ahogándome.

- No no! no! No! No! espera Kageyama! Nommm  hyaaah! Tu… tu de! do! –

- Mmm? no te gushta? Eshta muy húmedoh aquí – contesto el pelinegro con algo entre la boca que no lo dejaba hablar bien, sus manos ya estaban bajo mi jersey sacándomelo por encima de la cabeza, levanto mi playera blanca y apretujó sus dedos contra la piel de mi espalda pegándome completamente a él, nuestras miradas no se habían despegado ni un solo momento, ese ámbar me tenía idiotizado en una forma literal y salvaje, mis manos se mantenían en sus hombros apretando con fuerza por cada sensación que me hacía erizar violentamente, sus labios entreabiertos y húmedos se rozaban casualmente con los míos con cada movimiento, mientras el empezaba a simular embestidas con su muslo entre los míos, contener mi propia voz nunca había sido difícil, pero en ese momento mi garganta escocia por soltar un grito sonoro y escandaloso.

- To… tobio m me ven ve! vengo!! pa pa para qui qui quita tu bo boca! –  Hinata suplicaba temblorosamente afuera y adentro yo suplicaba por poder dejar salir mi voz.

Me mordí los labios temiendo no poderme contener más, cuando sentí sus dedos colarse entre mi pantalón bajándolo de un tirón, él ya tenía los suyos a la altura de sus rodillas y su erección se rozaba con la mía por encima del bóxer blanco que aun tenia puesto, lo vi morderse los labios y esbozar una suave sonrisa al ver mi pobre interior todo mojado, el color blanco no ayudaba mucho a disimular nada.

Desvié un poco la mirada avergonzado, aunque eso me había ayudado a mantener un poco más la voz atorada en la parte trasera de mi garganta, aunque no por mucho, sus dedos ya estaban rozando mi entrada suavemente.

- Aaammmmmmmmm!! – Hinata afuera había perdido la batalla contra el pelinegro.

Su dedo entro gentilmente en mí, lo que me sorprendió, no me dolió para nada.

- No para acabo de venirme! – Se escuchó el sonido del plástico y las quejas susurradas de mi amigo afuera.

- No estamos ni cerca de terminar mmmm!, después de todo es tu cumm! cumpleaños – el tono de Kageyama seguía siendo ronco y demandante, pero empezaba a entrecortarse y a dejar salir suaves gemidos.

Me lamio suavemente una mejilla atrayendo mi atención de nuevo, pero en el instante en que voltee hacia él, mis labios fueron capturados por un beso hambriento, su lengua ya estaba rozándose con mi paladar buscando entrelazarse a la mía.

Me concentre tanto en ese beso, la rugosidad de su lengua que corría por mi paladar y bajo mi lengua, sus suaves choques contra mis dientes, el cálido juego que emprendió con la mía, cuando volví en mi tenía tres de sus dedos saliendo y entrando de mi suavemente.

Su erección empezó a temblar contra mi abdomen, y tuve que aceptar que eso me emociono un poco, palpitaba moviéndose agresivamente golpeando suavemente mi piel, levante la mirada y lo vi avergonzado llevarse una mano para tapar sus ojos.

- No no taahnn! ah! fuerte! –

- Tran... tranquilo mmm! no te hare daño – el tono de Kageyama entre gemidos se hizo suave y cariñoso, lo que aumento los de Hinata que difícilmente lograba soltarlos a modo de susurros.

Ya no podía aguantarlo más, sus dedos habían salido de mí y el parecía avergonzado.

- Tsu… Tsukki – mi voz salió algo ronca y desesperada pero con suerte lo suficientemente inaudible para los otros dos afuera.

Bajo su mano, y me miro con toda la lujuria que podía poner en su mirada, estremeciéndome por completo, con fuerza me tomo por los glúteos y puso su erección entre mis muslos irguiéndose un poco más sobre mí, me apoyo contra la pared y su punta húmeda empezó a rozar mi entrada, se sentía endemoniadamente caliente.

- Sho! Shouyou mí, mi ahhmm m mi nombre di di mi nombre – afuera ya se escuchaban los gemidos de Hinata al compás de las estocadas del pelinegro.

- To! To tobio to tobio to tobimm tobio! Mm! más mas fuerte! -

Su erección entro en mi suavemente, y pensándolo bien hubiese preferido el tirón, sentir como esa dura intromisión se abría paso lentamente me estaba matando, quería gritar y no podía, sentía como mi voz atorada en la garganta me ahogaba, Tsukki estaba siendo tan delicado conmigo que las lágrimas no tardaron en empezar a salir, me sentía en el cielo, difícilmente podía creer que alguna vez hacer eso me había dolido infiernos.

Sentí sus suaves labios en mis mejillas, bajo mis ojos y sobre ellos, repartiendo suaves besos, una mano me separaba los glúteos y la otra me acariciaba la espalda manteniendo nuestros pechos unidos completamente. Comenzó a moverse despacio aun no había entrado todo, y la tortura estaba por terminar conmigo.

- H Hinata Hi Hinata y ya n no.. nmmmmmmm! Nom! no me aprietes tanto! – las peticiones de Kageyama afuera me estremecieron, vi su ceño fruncirse a lo que de un solo impulso entro completamente, mis entrañas habían decidido contraerse aún más apretando la entrepierna de Tsukki con las peticiones de Kageyama.

- Ya... Yamaguchi – mi nombre salió entre sus labios apretados como una queja, su ceño se frunció aún más, sus ojos vidriosos dejaron escapar una lagrima que rodo por el sonrojo en sus mejillas que era aún más notable, y sus labios se entreabrieron dejando salir un mudo gemido. Yo estaba perplejo, sentía que los ojos se me iban a salir del rostro, escuchar mi nombre con su voz después de tanto tiempo me saco de mi cuerpo de un golpe, sin darme cuenta había apretado tanto a Tsukki dentro de mí que lo había obligado a venirse dentro sin posibilidad de contenerse.

- Sho Shouyou mmm!! –

- M me vengooommm!! – afuera los gemidos roncos y delgados de ambos se mezclaron, un par de segundos después mi propio semen había manchado toda el frente de la playera de Tsukki.

- Tobio... te… te amo – escuche la voz delgada de Hinata que ya recuperaba mas normalidad.

- Y yo a ti Shouyou, te amo demasiado – ese susurro ronco fue cálido y dulce.

Tsukki se sacó la playera toda manchada, me sostuvo con ambas manos de mi trasero dejándome reposar en su pecho, aún estaba agitado su corazón latía muy rápido y yo podía sentirlo contra mi mejilla, cerré los ojos exhausto también, dejándome llenar por la calidez de su cuerpo.

Afuera mis amigos se quedaron en completo silencio, pasaron quizá unos 10 minutos cuando escuchamos de nuevo el plástico arrastrándose y la puerta abriéndose, deje escapar un largo suspiro, mi garganta se destrabo, pero aun así me dolía.

- ¿Estás bien? – me pregunto con voz ronca, supuse que él también estaba sintiendo lo mismo por haberse contenido, no fui capaz de emitir ni un sonido, así que solo asentí con la cabeza sin despegarme aun de su pecho, sentí que sus piernas temblaron, poco a poco se fue acurrucando hasta que quedó sentado en el suelo conmigo sobre él, no me alejo de su pecho, y yo di gracias internamente por ello, lo último que quería era tener que enfrentarlo, o explicarle lo que había pasado en la mañana.

- Lo hice de nuevo – susurro dándose un suave golpe con una mano en la frente.

- ¿Qué demonios pensaban esos dos? – parecía irritado pero no hizo el mas mínimo movimiento para alejarme. Ciertamente Kageyama y Hinata solían hacer ese tipo de cosas seguido, quizá hasta Takeda ya lo sabía, pero no había escuchado a nadie hablar sobre el tema ni una sola vez, pero Tsukki era nuevo así que no podía culparlo.

- Estas molesto? – pregunté sin despegarme aun y empezando a temblar, tuve miedo, quizá para Tsukki no había sido más que algo inevitable por la situación en la que habíamos caído, y no tenía con quien más desahogarse, pero aun así, porque me había tratado tan dulcemente?, aunque la primera vez con el me dolió, ese dolor no fue algo que yo conociera, no me sentí asqueado ni repulsivo, el exagerado calor era lo único que podía sentir, mas esta vez me había tratado tan bien, me estaba tratando tan bien.

- Si – mis ojos se aguaron al instante – pero no es tu culpa – sentí su cálida mano acariciarme suavemente la cabeza, con todo el ajetreo de la mañana habia tenido que recogerme de nuevo el cabello en una coleta, pero ahora estaba suelto sobre mi espalda, y él me lo acariciaba gentilmente.

Quería preguntarle muchas cosas, ¿Tsukki porque eres tan amable conmigo?, ¿Tsukki aún sigo siendo tu mejor amigo?, ¿Tsukki porque me tocaste de esa manera?, ¿Tsukki que te paso?, ¿Tsukki estas triste?, ¿Tsukki te sientes solo?, ¿Tsukki porque terminaste en un lugar como este?, ¿Tsukki te sientes como yo?... ¿Tsukki ya no me recuerdas?...

Las lágrimas ya no paraban de salir, mi pecho se contraía, inútilmente trataba de contener los espasmos de dolor, quería gritar, partirme en llanto, pero no quería que él me viera así, no, no él.

La mano que me consentía amablemente empezó a temblar, se coló entre mi cabello aferrándose a mi espalda mientras su otra mano paso bajo mi brazo aprisionándome en un cálido abrazo. Sentí su mentón hundido en mi hombro, la ancha espalda y los largos brazos de Tsukki me cubrían casi por completo.

No fue necesario decir ni hacer nada más, en ese pequeño y oscuro cuarto, en ese hospital para locos, en esa enorme ciudad, en ese inmenso universo solo existíamos los dos, por lo que durara ese simple momento. 

Notas finales:

Oya?, tengo que admitir que casi lloro escribiendo esto, espero que lo hayan disfrutado tanto como yo al escribirlo.

Matta nee!


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