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Good Enough to my madness - Suficientemente bueno para mi locura. por Bokutosama

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Notas del capitulo:

Hey Hey Hey! Capitulo 10 

> Un delicioso pastel, una confrontacion bajo la luz de la luna, una noche tranquila y Un nuevo pelinegro <

- ¿Estás bien? – fue lo único que pude preguntar, la garganta me escocia y estaba algo mareado, sentí el suave movimiento de su cabeza asintiendo, podía sentirlo todo pegado a mí, me tuve que quitar la playera por “ciertas razones” así que lograba sentir hasta el movimiento de sus pestañas rozando mi sensible piel.

Me temblaron las piernas, hacerlo de esa forma me dejó completamente exhausto, teniendo en cuenta que me había venido demasiado rápido, apenas había entrado y el había logrado drenarme por completo, y en ese momento lo último que quería hacer era procesar el impacto psicológico que todo eso generó en mi inestable mente.

Ya no podía resistir más de pie y menos sosteniéndolo, me deslicé lentamente hasta quedar sentado con él sobre mi cintura, me esforcé por no moverlo mucho, aunque había intentado ser tan delicado como mi lujurioso cuerpo me lo permitía, sentí pánico, esta vez no podía sacarme de la cabeza todas mis alarmas internas que me gritaban que lo estaba lastimando que debía detenerme, para mí ya era seguro, lo había lastimado.

- Lo hice de nuevo – solté en un suspiro más para mí mismo golpeándome la frente, la culpa fácilmente empezó a invadir mis pensamientos.

- ¿Qué demonios pensaban esos dos? – me sentía muy irritado, a pesar de haberme prometido que no le iba a hacer nada de nuevo, vienen esos dos y pasa esto! Demonios! Me sentía muy impotente, ya no era capaz de controlar mi propio cuerpo.

- Estas molesto? – preguntó con su voz algo ronca,  no voy a negar que sentí preocupación y una ligera ansiedad.

- Si – tomé aire nervioso – pero no es tu culpa – subí una mano temblando y sin pensármelo mucho, todo era ridículo, nada tenía sentido, pero al menos tenía que dejarme claro, muy en claro que él no tenía la culpa de nada, para mí era un chico desconocido con quien sabe que cantidad de traumas y dolores que yo no conocía, pero cada vez que estaba cerca de él, o le escuchaba llamarme de esa forma acortando mi nombre, con su delicada voz, yo simplemente no podía controlar mi lunático cuerpo, le acaricie la cabeza, su cabello se sentía suave y sedoso al tacto, era tan largo que le caía por la espalda hasta la cintura.

Sentí las cálidas lágrimas rodando por mi pecho, aguante la respiración, mi corazón dio un tirón haciéndome sentir un vacío muy incómodo en medio del pecho que empezó a expandirse para luego latir muy rápido, el pánico se apodero de mí, su cuerpo empezó a temblar erráticamente, como si estuviera teniendo dolorosos espasmos, todo el cuerpo me tembló, me aferre a su espalda buscando algo de estabilidad, algo de calma, no quería verlo así, yo no quería dañarlo, ni a él, ni a nadie.

Por primera vez en mi vida sentí desde lo más profundo que en verdad no quería ser yo quien causara sufrimiento a las personas que me rodeaban.  

Dejé que pasaran los minutos hasta que los espasmos se detuvieron, aun escuchaba los tenues sonidos de su nariz aspirando con algo de fuerza, no dejé de acariciarlo ni un momento, inconscientemente por supuesto, me sentía cálido, su cuerpo encajaba perfectamente con el mio en esa posición, no quería dejarlo alejarse, no quería ver sus ojos llorosos y confirmar que yo era lo peor que existía, pero si dejaba pasar más tiempo podrían salir a buscarnos, además de estar semidesnudos, él podría llegar a enfermarse por estar así en un lugar como ese en el que estábamos, me di cuenta de que lo único que ocupaba mi mente era su bienestar y me regañe a mí mismo por no sentirme yo mismo por sentir aquello.

Yo le había hecho todo eso, yo debía hacerme responsable, ya no iba a llegar Akiteru o mis padres a disculparse por mí con los demás, ni un medico con una jeringa con calmantes como siempre.

Lo tomé suavemente de sus piernas levantándolo con cuidado, le puse su ropa interior que seguía enredada en uno de sus pies, no hizo ni un movimiento ni para negarse ni para ayudarse, me preocupe mas pero no podía decir nada.

Lo terminé de vestir, evitando mirarlo a la cara, tomé el jersey rojo que le había quitado pero me detuvo, puso sus dedos en mi mano empujando un poco el jersey hacia mí, y yo estaba tan nervioso que no entendí que quería.

- Úsalo tú – habló temblorosamente empujando de nuevo un poco mi mano solo con la presión de sus yemas, recordé mi playera y por fin mis neuronas captaron a lo que se refería, me pase el jersey por los brazos, no me quedo tan pequeño como creía, aunque un poco corto de las mangas, pero no me podía importar menos.

- Gracias – la palabra salió de mí sin siquiera pensarlo mientras hacia una bola con mi playera sucia, que probablemente tendría que tirar a la basura después, me seguí negando a mirarlo a la cara pero esta vez fue por la vergüenza que aumentaba el calor en mis mejillas.

Abrí la puerta y lo tomé del brazo sacándolo de allí, me sacudí los pantalones y empecé a caminar hacia la puerta, el me siguió, no dijimos nada, y tampoco cruzamos miradas, por suerte no había nadie por el camino, subimos por las escaleras hasta nuestra habitación, ya eran las casi las 7, y el estómago me rugía, no había comido nada en todo el día, no tendría problemas si no hubiese gastado mis calorías en vergonzosos ejercicios, pero primero lo primero, necesitaba un baño con urgencia.

Termine de darme una ducha rápida, cuando regrese a la habitación, el ya no estaba por ningún lado, en cierta manera me sentí irritado, bloquee todos mis pensamientos y baje buscando algo de comer antes de mi medicación, para con algo de suerte no pensar más en todo lo que estaba pasando.

Cuando llegué al comedor, el pecoso estaba sentado en una mesa con Tanaka-san, estaba comiendo un buen trozo de pastel, y me irrito el sonido vergonzoso que emitio mi estómago.

- Oh! Miren quien decide aparecer! Hombre te perdiste toda la fiesta! – Tanaka-san parecía lleno de ánimos, me sonrió con todos los dientes.

- Tienes un buen compañero, mira! Te guardo algo de pastel – mire el pedazo de pastel en un plato plástico y luego mire su cara, nuestras miradas se conectaron por un segundo, sus ojos castaños brillaron un segundo para luego desaparecer entre sus parpados mientras clavaba su mirada nerviosa en el piso, sus pecosas mejillas se pusieron rojas, muy rojas, en cierta forma, mi cuerpo se sintió más liviano, tomé asiento frente a los dos.

- Gracias por la comida – y Dios sí que disfruté esa rebanada de pastel.

Tanaka-san sonreía de oreja a oreja sin decir nada viéndonos comer, pero no me disgusto, yo estaba concentrado en la sensación de la crema deshaciéndose en mi boca.

Sugawara-san llegó con Ukai-san al comedor, ya era hora de la medicina, mire el vasito de plástico que me entregó Yachi-san la enfermera rubia, vi la capsula blanca en el fondo, no me sentía con muchas ganas de tomarla, pero tampoco de negarme, busque al pecoso con la mirada, estaba aún haciendo fila para recibir su medicación, Tanaka-san y Asahi-san parecían estar hablando con el pero yo no lograba escuchar nada, llene el vaso de agua y la tome, me dirigí a las escaleras queriendo regresar a mi habitación.

- Entonces es como Tsukishima? – esa era la voz de Sugawara-san desde las escaleras, me hice un lado del pasillo con curiosidad, yo no era de escuchar conversaciones ajenas, pero me menciono, así que no era tan ajena.

- Se podría decir que si, estuve revisando el informe de la policía, pero tengo mis dudas honestamente – Takeda suspiro, parecía que estaban junto al ascensor en el segundo piso, yo seguía en el primero 

- Bueno, espero que no sea peligroso traerlo aquí, es decir no suena como un enfermo mental como los chicos –

- Voy a necesitar tu ayuda con esto Suga-kun –

- Si, está bien –

Terminaron la conversación y yo quede con la duda, de quien o de que estaban hablando? Y porque lo comparaban conmigo?, solté un suspiro tratando de ignorar todo ello, volví a la habitación, las luces seguían apagadas pero era noche de luna llena, la luz azulada se colaba entre las cortinas, me acerque abriéndolas de par en par, las ventanas tenían barras de metal afuera formando figuras geométricas que se reflejaron en el suelo, la luz se hizo más fuerte, llegando a la mayoría de la habitación, mi cama quedaba junto a la ventana así que me recosté con el brazo bajo mi cabeza, y sentí una extraña tranquilidad mientras el cansancio me vencía poco a poco

Sentí una suave presión en mi codo, era un toque suave, hacia presión un par de veces, se detenía y luego presionaba de nuevo, no quería abrir los ojos, me sentía muy cansado, pero los ligeros toques no se detuvieron.

Un ligero miedo se produjo en mi pecho, no quería volver a caer en alguna alucinación, abrí los ojos, aun tenia los lentes puestos, la luz de esa hermosa luna que se veía a lo lejos me daba en la cara, parpadee un par de veces, me gire de costado viendo hacia el borde de mi cama, ahí estaba el pecoso acurrucado tocando mi codo con su dedo índice. Se puso rojo de golpe desviando la mirada y recogiendo su mano alejándola de mí, algunos cabellos le caían por la frente pero el resto lo tenía bien peinado hacia atrás.

La luz de la luna sobre su cara sonrojada y las manchitas en su piel me atraparon, me quede viéndolo por un rato sin decir nada y él se ponía cada vez más rojo, alargue el otro brazo y le roce la mejilla con el dorso de mi mano, lo vi estremecerse y apretar los ojos con fuerza, un cosquilleo viajó desde el contacto con su piel por mi brazo hasta mi pecho dejándome una sensación cálida.

Abrió de nuevo los ojos mirándome sorprendido mientras mi mano seguía en su mejilla frotándola suavemente, entrecerró un poco los ojos clavando su mirada en la mía, ladeo un poco su cabeza hacia mi mano frotándose el mismo contra mi piel.

No quería pensar en nada más, solo en la mirada vidriosa que me miraba como si estuviera a punto de empezar a llorar, detuve el contacto, me reincorpore en la cama y su mirada parecía nerviosa.

- Está haciendo frio, ven aquí -  le susurré, golpee levemente el colchón a mi lado, quería hablar con el de muchas cosas, y preguntarle muchas más. Asintió enrojeciéndose aún más, yo tenía el cuerpo adormecido aun por la medicina, pero estaba lucido.

Se subió a la cama temblando, tenía puesto un pantalón deportivo negro y una playera gris muy grande, estaba descalzo, se sentó a unos centímetros de mí doblo sus piernas contra su pecho rodeándoselas con los brazos, nuestros cuerpos no se rozaban pero el calor que emitía me invadía cada célula, en el fondo quería largar un brazo y pegarlo a mí pero no podía forzarlo, no podía seguir haciéndole cosas sin al menos hablar con el primero, y entender las cosas que pasaban en mi cabeza.

- ¿Sigues molesto? – su voz me sacó de mis pensamientos de golpe, no me esperaba que fuera a hablar primero, no me esperaba que fuese a hablarme!!

- No – la respuesta fue automática – tú lo estás? – sentí como se arrugo mi frente, el tono nervioso de mi voz era demasiado obvio.

- Eh?, bueno yo… no! no lo estoy – su voz tembló, y distorsionada.

Cerré los ojos, se me salió un largo suspiro, debía preguntarle porque?, yo era un desconocido, en un hospital para locos, es decir yo era un demente más, y ambos éramos hombres, llegue una noche le hice cosas en contra de su voluntad y eso no lo hace enojar? Acaso su esquizofrenia le hacía pensar que todo eso era normal?.

- Entiendes que deberías estarlo? - Me tallé el puente de la nariz acomodándome los lentes.

- Eh?, no, yo… no lo sé – esta vez su tono tembloroso se apagó lentamente.

- Un desconocido prácticamente a… abuso de ti… eso no te molesta? – mi voz se quebró, obviamente tenía que darle un nombre a lo que había hecho, pero decirlo en voz alta me irritó bastante.

- Eso no… - lo sentí apretarse más en su posición, lo vi de reojo, parecía enojado y clavaba las yemas de los dedos en sus rodillas.

- Lo lamento – mi voz salió de mi ronca y aun nerviosa.

- Eh?! No no! Tsukki tu no! tienes que disculparte! En… todo caso es mi! Mi… culpa – se paró de golpe apoyando las manos en el colchón hablando entre nervios y gritos.

Alcé una ceja mirándolo, en primera porque no entendí bien la mitad de lo que dijo, y en segunda porque me había llamado de nuevo de esa forma.

- Porque me llamas así? – la repentina furia que se había apoderado de sus facciones desapareció en un segundo, sus ojos se apagaron, y su labios se torcieron en una sonrisa cargada de tristeza.

- No hiciste nada malo, no es tu culpa – su expresión me hirió, aun no podía explicarme las razones pero el movía cosas en mí que ni yo mismo sabía que tenía.

- Es mía, te prometo que no volveré a tocarte – esta vez fue mi voz la que se apagó lentamente, decir eso me había dolido, me irritaba, me ponía ansioso, no estaba muy seguro de lograr controlar mi cuerpo si llegábamos a estar en alguna situación comprometedora, incluso en ese momento sentados uno al lado del otro, mi instinto me rogaba que le saltara encima.

Todo se quedó en silencio, ya no sabía que más decir, y él tampoco dijo nada, se había sentido aliviado?, bueno esa era la respuesta lógica, no?, por más que yo quisiera que fuera lo contrario. Mi garganta se cerró de golpe ante el pensamiento, yo quería lo contrario?, sentí como se me erizo la piel violentamente, conseguí mantenerme quieto, pero las afirmaciones que estaban haciendo mis pensamientos me estaban perturbando, yo quería hacerlo?, no solo era mi cuerpo adolescente y los instintos que se apoderaban por la influencia de la medicina?, si ya no podía tocarlo me sentiría triste?, pero porque? No sabía nada de él, que era lo que ese chico estaba haciéndome?

- Deberías odiarme… - pensé en un susurro sin darme cuenta.

- No tienes que preocuparte por mí – el suave tacto de su mano cálida en mi brazo me hizo voltear de golpe.

- Puedes tocarme, está bien – susurró acercándose lentamente a mis labios, sentí ese aire caliente chocar con mi piel, estaba arrodillado, se sostenía de mi brazo mirándome con esos ojos castaños vidriosos, me dolió el tirón en mi pecho de mi acelerado corazón. Me resistí lo mejor que pude de hacer desaparecer los centímetros que nos separaban.

- Porque yo? –

- Está bien, porque eres tu – me sorprendió como su voz ya no temblaba, hablaba decidido aunque sus ojos estuvieran por estallar en lágrimas. Gire todo mi cuerpo hacia él, lo tomé por los hombros acercándolo a mí, deje que se sentara sobre mi regazo y apoyara su cabeza contra mi pecho.

- No logro entenderte, ni un poco – le acaricie la espalda y el cabello que le caía hasta la cintura, su aroma estaba teñido del cítrico del jabón, aspire con ganas dejando mi mentón sobre su cabeza.

- Perdón Tsukki – susurró contra mi cuello, busque su mentón con mis dedos lo recorrí con la yema de mi dedo índice levantándolo suavemente, sus ojos brillaron por las lágrimas contenidas y la luz de la luna que nos daba de frente, todas las células de mi cuerpo recibieron una cálida corriente eléctrica.

- Silencio Yamaguchi – le susurré soltando mi aliento contra sus labios besándolo suavemente, sentí como se estremeció, mi mano seguía en su mentón, le acaricie suavemente, mientras profundizaba el beso, mordí ligeramente su labio inferior para que abriera la boca, mi lengua ya no lo soportaba, ni mis manos, ni mi cuerpo, ni mi mente soportaba tenerlo tan cerca y no deleitarme de su dulce sabor y su tentadora calidez.

Le apegue más a mi aplastando mi mano contra su espalda, con la otra levanté más su mentón dejándolo a mi disposición, me separe un poco, lo deje tomar algo de aire, grabe su expresión agitada y sonrojada en mi cabeza para volver a lanzarme sobre su boca con un beso hambriento que ya no podía contener, lamí y entrelace su lengua con la mía sin importarme el hilo de saliva que ya estaba corriendo por su mentón, probé hasta el último rincón de esa cálida cavidad con mi lengua mientras él se derretía en mis brazos.

Su delgada voz empezó a escaparse de su cuerpo, puse toda la concentración a la que podía acceder en ese momento por grabar cada cosa en mi cabeza, hasta el más mínimo detalle, no quería que fuera como la primera noche donde tenía recuerdos a pedazos.

Me aleje de nuevo un poco, aunque me moría por devorarlo completo, quería en cierta manera redimirme por lo que ya había hecho, sentía como si él me hubiese elegido, pero no dejaba de ser extraño, repentino e inmanejable para mi apática personalidad.

Lo vi entrecerrar los ojos y contraer su expresión, lo tomé con ambas manos por sus costados, su cuerpo se sentía rígido, se tambaleo un poco como si se fuese a desmayar.

- Oye, estas bien? – le pregunté tratando de mantenerlo derecho pero parecía estar conteniendo la respiración.

- Tranquilo, respira – le pase una mano por la espalda inclinándolo un poco hacia atrás para que el aire tuviera más acceso a sus pulmones.

- Per… perdón... la… la medicina… - se quejó entre dientes, su cuerpo se desvanecía entre mis brazos, lo recosté en la cama, acomodándole la almohada bajo la cabeza.

- Está bien, duerme – le susurre abrazándolo contra mí, se acurruco contra mi pecho perdiendo la batalla contra los somníferos del antidepresivo.

Me quité los lentes, nos cubrí con la sabana, le acomode el cabello y mientras se lo acariciaba también me quede dormido.

Desperté con los rayos del sol, había dejado las cortinas abiertas y la luz me irritaba los ojos, estire la mano alcance los lentes, Yamaguchi seguía acomodado contra mi pecho con su brazo sobre mi cintura abrazándome, le levante los cabellos del rostro, su expresión era tranquila y parecía estar esbozando la mitad de una sonrisa.

Sin darme cuenta ya estaba sonriendo también, lo acomode abrazando la almohada mientras me levantaba a darme un buen baño. Me sentía inesperadamente bien y con energías recargadas esa mañana.

Aun seguía dormido abrazando la almohada cuando salí, no sentí necesidad de cambiarme en el baño así que me deje la toalla amarrada a la cintura mientras buscaba algo que ponerme, me puse unos bóxer negros, mi hermano me había acomodado todo por colores en el armario, me quede un momento pensando lo patético que era que mi hermano aun hiciera ese tipo de cosas por mí.

Sentí un escalofrió recorriéndome la espalda, y las mejillas calientes, lo mire de reojo, y él estaba igual de sonrojado mirándome escondiéndose un poco con la almohada.

- Bue... Buenos di... días – habló pegado a la almohada.

- Buenos días – apreté los labios, y me volví buscando que ponerme en los cajones, agarre unos jeans y una playera morada manga larga, me vestí con su mirada encima, podía sentirla en todo mi cuerpo, no podía evitar ponerme muy nervioso.

Parecía adormecido aun, escuche un bostezo, y su respiración profunda contra la almohada.

- Aún es temprano, puedes dormir un poco más – le acaricie suavemente el cabello despeinándolo un poco sentándome en la cama.

- Ya... ya estoy des! Despierto –

- Tienes el cabello muy largo, no te incomoda? – le pregunte quitándole los mechones que le caían sobre los ojos.

- No... no me siento… muy co… cómodo cuando me miran… así... que –

- Te escondes con tu cabello? – complete la frase por él que asintió con la cabeza sonriendo nervioso.

- Deberías cortarlo aunque sea un poco, no tienes que tenerlo tan largo -  se removió entre las sabanas hasta llegar a mí, recostó su cabeza sobre mis piernas soltando un suspiro. No me queje, pero me tensé, estaba en una zona peligrosa pero parecía medio dormido aun, me resigne y lo deje estar, le acaricie la espalda un poco mientras se enroscaba como un animalito en mi regazo.

- Tampoco… me gusta que me… me to… toquen –

- Yo lo estoy haciendo –

- Si es Tsukki está bien –

- No sé cómo hacerlo – generalmente quien me cortaba el cabello era Akiteru, así que no lo había considerado realmente.

Lo deje dormir un poco más, me felicite internamente por pasar tiempo a su lado y poder tocarlo sin saltarle encima y abusar de él. Eso era un avance no?, que avance ni que nada, yo no entendía nada aun pero un poderoso instinto me impedía la necesidad de darme explicaciones.

Bajamos al desayuno juntos, ese día tuvimos terapia grupal, Takeda-san nos puso a dibujar cosas sobre lo que leyeron del periódico del día, todo iba normal, la única diferencia era que Sugawara-san no había aparecido por ningún lado.

Kageyama le reñía por los dibujos mediocres que hacia el pelinaranja, el pelinegro lo había obligado a participar con él y le criticaba porque estaba dibujando como niño de primaria mientras que él tenía algún tipo de talento excepcional para el dibujo.

Yamaguchi estaba sentado a mi lado, dibujaba un edificio con niños afuera, cuando le puso colores me di cuenta que estaba dibujando una escuela, era un buen dibujo, yo no tenía ni una sola vena artística, así que mi dibujo de un puente iba peor que el zoológico de Hinata.

Salimos al almuerzo, la dinámica grupal había dejado un ambiente agradable y todos hablaban de una u otra cosa, yo me mantenía unos pasos atrás, Yamaguchi iba escuchando a Hinata que le contaba sobre los regalos que le habían dado en su fiesta.

Íbamos por el pasillo al comedor cuando Sugawara-san apareció hablando con un policía, otro uniformado mantenía a un chico de cabello negro bastante corto en una silla de ruedas, Era fornido, de brazos gruesos, y piel algo morena, tenía unas esposas puestas, y los ojos castaños secos y fríos, Takeda y Ukai salieron del ascensor yendo con el uniformado, hablaron con él, Ukai tomo la silla y se llevó al joven por el pasillo hacia el fondo, al área de asilamiento. La escena me pareció conocida, la sangre se me heló de recordar la sensación de la camisa de fuerza y la claustrofobia que me produjo ese encerrado lugar, sentí una cálida mano rozar la palma de mi mano, voltee a ver al pecoso parado junto a mi sonriendo. Los demás habían seguido hacia la sala de estar y yo me había quedado ahí parado en medio del pasillo sin darme cuenta.

- Suga-san! – Yamaguchi saludó al peligris que ya había dejado a los uniformados mientras estos dejaban las instalaciones.

- Yamaguchi-kun, Tsukishima-kun – buenos días! – saludo con su habitual sonrisa acercándose.

- Quién era? -  me causo cierta intriga, yo también había llegado así, eso quería decir que ese pelinegro había cometido algún crimen, y lo traían porque algún jurado declaro que estaba loco, recordé la conversación que había escuchado en las escaleras, si él era como yo, entonces podía llegar a ser peligroso, una tenue alarma se empezó a disparar dentro de mi.

- Ah, bueno, el es un nuevo paciente – el peligris se rasco la nuca sonriendo nerviosamente.

Notas finales:

Que tal quedo?? muy empalagoso?? como no esta narrando yamaguchi, si no nuestro rubio sexy, les aclaro que Yams prefirio no mencionar nada sobre el asuntico aquello, de que ellos se conocen de antes, ya saben el pobre es un tantico miedoso y no quiere hacer que Tsukki lo odie.

Que les parece un DaiSuga hardcore???? o prefieren uno dulce?

Dejen sus reviews! hasta una proxima actualizacion Matta nee!


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