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Good Enough to my madness - Suficientemente bueno para mi locura. por Bokutosama

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Notas del capitulo:

Hey Hey Hey! Capitulo 17!!

"Una charla con mi amigo el psiquiatra stalker :v, un Tsukki asustado, una sesion de caricias y una confesion inesperada"

 

- Por favor haz que termine –

- Tsukki – el suave susurro logro despertarme, abrí los ojos, los tenía casi pegados por las lágrimas secas, aun tenia puestos los lentes, por la cinta que los ajustaba y no permitía que se me cayeran, me los quite un poco para notar las marcas en el puente de mi nariz y mis sienes.

- Yamaguchi – era difícil, muy difícil necesitarlo tanto…

Pensé en mis padres, en Akiteru, en mi anterior vida, en la que había llevado hasta el día del accidente.

Esa monótona rutina que al final no había tenido ningún significado, había desperdiciado todo lo que ellos me dieron, todo por lo que se esforzaron, una buena escuela, una cálido hogar, su cariño, la forma amable en que me criaron, su aceptación a todos mis caprichosos, y la confianza ciega que tenían en su hijo menor, para que yo hubiese terminado teniendo una vida gris, si, era bueno en los estudios, es decir no me era difícil, pero realmente nunca llegue a esforzarme, ni en eso, ni en nada, nunca quise hacer algún amigo, si llegaba a interesarme en algún deporte o actividad lo dejaba con el tiempo, solía irritarme saliendo con ellos a eventos escolares, o celebraciones en el trabajo de papá, tanto que al final no me obligaban a asistir, nunca fui lo suficientemente abierto como para hacerles saber cuándo algo me molestaba o me lastimaba, o cuando algo me hacía realmente feliz, y realmente no podía ubicar un evento en mi memoria que me hubiese obligado a ser así.

Sentí el ardor en la esquina de mis ojos de nuevo, pero ya nada salió, ni mi entrecejo logro fruncirse, ya no tenía energía para nada.

Vi el sol levantarse por la ventana, mas allá de los árboles y la cerca que rodeaba el hospital, mas allá de la carretera y los pocos carros que transitaban la vía, podían divisarse unos cuantos techos de casas antiguas, uno que otro edificio de apartamentos viejos.

¿Qué clase de personas vivirían ahí?

Empezaba a hacer calor, llevaba varios días sin bañarme, y sentía todo el cuerpo pegajoso, quería ir y dejar que la ducha fría me golpeara la espalda… pero, simplemente el cuerpo ya no me respondía.

Cerré los ojos y me quede dormido.

Una suave caricia movía mi cabello, una palma cálida pasaba una y otra vez por mi cabeza, me sentía tan cansado, los parpados me pesaban demasiado como para abrirlos.

- Tsukki – el suave susurro volvió a reproducirse en mi cabeza.

- Yama… guchi… - abrí los ojos movido por las ganas de verlo, de sentirlo cerca, el castaño sentado en el suelo frente a mí me miro algo sorprendido pero luego formo una sonrisa traviesa en sus labios.

- Disculpa Tsukishima-kun, el aún sigue en el pabellón médico – Takeda-san dejó su mano entre mi cabello mirándome con tristeza.

- ¿Cómo te sientes? – me pregunto acariciándome un poco más.

Entrecerré los ojos, era paternal, por un momento me deje creer que mi padre me acariciaba y me preguntaba cómo estaba luego de un par de días de tener fiebre.

- Necesitas comer algo – me señaló la bandeja sobre la mesa de noche, sopa, un par de onigiris, y un buen pedazo de carne, no tenía ánimos ni para renegar, vi la preocupación instalarse en su mirada por no recibir ninguna respuesta de mi parte después de unos minutos.

- Le pediré a Shimizu que nos ayude te parece? – con eso se levantó y salió del cuarto.

Deje que se me cerraran los ojos, cuando volví a abrirlos la enfermera pelinegra me sostenía de los hombros mientras me acomodaba sentado contra la pared, con una almohada en la espalda, era reconfortante que fuera igual o más callada que yo.

Esta vez puso la bandeja en sus piernas y empezó a darme de la sopa lentamente, no podía negar lo mucho que mi cuerpo agradeció la comida, tardamos demasiado, no lograba masticar con la fuerza suficiente, pero ella era paciente y no me apresuro tampoco.

Cuando por fin estuvo vacía la bandeja, Takeda-san había regresado con una carpeta café bajo su brazo.

- Muchas gracias Shimizu – le agradeció a la chica que se paró recogió las cosas y se fue por donde había llegado sin decir nada.

- Bueno Tsukishima-kun, ¿Qué te parece si tenemos una larga charla solos tú y yo? – me sonrió sentándose al lado mío recostándose contra la pared como si fuera un amigo, o un familiar, no como si fuese el director del hospital psiquiátrico donde me tenían internado por asesinar a alguien.

- Bueno, supongo que recuerdas tu ultima sesión con Ukai-sensei verdad? – sonrió sacando un par de hojas blancas grapadas con lo que parecía un reporte médico.

- Si -le respondí.

- Bien, este es el reporte que el dejo sobre esa sesión, pero no es oficial, es decir este me lo envió solo a mí, veras Ukai-sensei fue mi profesor en la universidad, me enseño muchas cosas, de hecho, se aseguró de recomendarme tu caso antes de su retiro forzado por su salud física – tomo un poco de aire y continuo.

- Aquí, él indica que no solo tienes un trastorno de identidad sino que también eres esquizofrénico, ¿recuerdas que él te hubiese dicho eso? –

- Dijo que era muy interesante – afirmé.

- Ciertamente así es, sobre todo por lo poco usual, ya que tu esquizofrenia proviene de una conexión – se froto la cien frunciendo los labios – como explicarlo de una manera más sencilla… bueno no es tu propia esquizofrenia, es de alguien más – entrecerré los ojos porque en realidad creí no entenderle bien.

- Usted dijo que Yamaguchi había sufrido encontrándome aquí – trague saliva, aun me dolía hablar.

- El y yo… nos conocimos de niños… verdad? – ahora me dominaba el miedo al hacer preguntas, las respuestas podrían no llegar a gustarme.

- Lograste recordarlo? – me pregunto algo sorprendido.

- Eh?... no lo sé... Es muy extraño – no estaba muy seguro de si contarle todo lo de la alucinación estaba bien, y aunque lo estuviera no era tan valiente como para narrar eso…

- Si, así fue, tú y Yamaguchi-kun fueron amigos cuando tenían 6 años – la afirmación me erizo la piel, en el fondo ya lo estaba aceptando, pero no era tan pequeño como para no recordarlo, porque había olvidado todo ello, pero… realmente lo había olvidado?

- Tsukishima-kun que pensaste cuando lo viste de nuevo, en esa esa primera sesión grupal? – me pregunto.

- Me llamo la atención –

- El leyó tu línea ¿verdad?, y tú leíste la suya – sonrió el castaño mostrando los dientes.

- Usted sabia? –

- Por supuesto!, cuando acepto un paciente dentro de este hospital me aseguro de investigar hasta el último detalle! – se llevó una mano al pecho, orgulloso de su labor.

- Cuando Yamaguchi-kun llegó aquí, yo apenas era un novato, con os años se me permitió ir haciendo cambios en el proceso, una de mis primeras prioridades era hacer una investigación exhaustiva de cada paciente. Hasta el mínimo detalle puede ser útil a la hora de tratar una enfermedad mental, y naturalmente no podía dejar de lado el único periodo de tiempo en que Yamaguchi-kun desarrollo una buena etapa – añadió.

- ¿Porque lo olvidé? –

- Mmmm, bueno, es un poco complicado… no es que hallas olvidado del todo, Yamaguchi-kun tuvo una oportunidad cuando te conoció, pero la perdió… por ciertas cosas que sucedieron, el no volvió a la escuela y luego de un par de años fue traído aquí, según lo que pude averiguar eso no fue fácil para ti, a pesar de que eras un niño alegre y apegado a su hermano mayor, desde esa “ruptura” empezaste a alejarte de todos y a ser más frio, no es así? – se quedó viéndome esperando una respuesta.

- Fueron amigos por al menos 6 meses – agregó al no obtener una respuesta de mi parte.

- Bueno, un niño con TID tiene la habilidad para clasificar recuerdos, o sentimientos – me miro siguiendo mis expresiones confirmando si le entendía o no.

- Lo que quiero decir es que los alter se alimentan de las emociones, sentimientos, recuerdos y palabras que resultan de experiencias fuertes que afectan a los pequeños, podrían ser felices o tristes, tragedias o aventuras emocionantes, con el tiempo, eso puede volverse más fuerte y más fuerte hasta que los alter llegan a hacer presencia, generalmente después de que la personalidad real se empieza a quebrar – me miró con preocupación y algo de tristeza en sus ojos.

- Como el accidente con tus padres – aclaró.

- Digamos que ese fue tu limite, tu alter en efecto nació de los sentimientos que enterraste en algún lugar de tu mente con la desaparición repentina de Yamaguchi-kun, y se fue alimentando con tu desinterés por las cosas, y todos aquellos sentimientos de tristeza, rabia y felicidad que te negabas a desarrollar, de la socialización a la que dejaste de lado por miedo a que terminaras solo de nuevo – se quedó viéndome por un momento.

Todo empezaba a tomar sentido en mi cabeza, lentamente claro, en medio de mis alucinaciones era cuando había empezado a ver esos recuerdos, su voz susurrando mi nombre a medias, mientras mi alter tenía el mando era cuando podía recordarlo…

- La conexión que creaste con él fue tan fuerte que aun cuando tu alter no está al mando puedes sentir la atracción hacia él, ¿no es así? – agrego como si hubiese leído mi mente.

- Tu necesidad de protegerlo – añadió sonriéndome, solo pude asentir con la cabeza, estaba sorprendido por lo que estaba escuchando pero… en el fondo mi corazón latía con fuerza por saber más, emocionado… había logrado volver a verlo… de nuevo, todo había tenido una razón, él era la perdida que no había logrado superar, no justificaba nada, no arreglaba nada… pero al menos, eso significaba que tenía una oportunidad?

- Realmente fue una verdadera pena que hallas tenido que terminar aquí, y pasar por tanto sufrimiento, pero… en cierto modo ahora puede rehacer las cosas, pueden ayudarse el uno al otro de nuevo - Takeda-san sonrió dejando salir un suspiro algo aliviado.

- Pero aun así soy capaz de lastimarlo, si permanezco a su lado… – no podía dejar eso de lado, el castaño contrajo su expresión y guardo silencio por un buen rato.

La incomodidad del momento fue cortada por la presencia que apareció en la puerta.

El pecoso nos miraba apretando sus manos en la enorme playera verde que tenía puesta, se quedó viéndonos nervioso, sin saber si entrar o no y yo tampoco supe cómo reaccionar.

- Oh Yamaguchi-kun, bienvenido, no es muy pronto para que hallas salido de tu habitación? – le pregunto levantándose de la cama.

- No me sentía cómodo allá – contesto el pecoso agachando la cabeza.

Las manos empezaron a temblarme, quería correr a abrazarlo, pero la venda que le rodeaba el cuello hasta el hombro lograba detenerme.

- ¿Puedo quedarme aquí?, descansaré, lo prometo – Yamaguchi no parecía para nada a la defensiva con Takeda-san como lo había estado antes, el castaño sonrió más que satisfecho desordenándole el cabello con una mano.

- Claro que sí!, enviaré a Shimizu para que les traigan algo de comida está bien? – el pecoso asintió con la cabeza y entró a la habitación tembloroso, Takeda-san me miró desde la puerta guiñándome un ojo, y luego se fue.

Ciertamente fue mi cobardía la que actuó, me recosté en la cama tapándome hasta la cabeza con la manta que aún seguía doblada en una esquina del colchón.

No escuché ningún ruido, así que dejé que pasaran unos minutos para luego levantar apenas un poco la sabana y buscarlo con la mirada, el pecoso había ido a su cama, y estaba hecho bolita dándome la espalda sin cobija ni nada, realmente hacia el calor suficiente, pero mi punto era esconderme en alguna manera de él.

Me sentía realmente estúpido, estábamos en el mismo cuarto... pero ¿qué podía hacer?, hablarle como si nada?, acercármele y si lo asustaba?, bueno, él mismo había decidido volver a la habitación después de todo, pero… y si volvía a perder el control?

Ahí estaba mi primer amigo, después de tantos años, en la misma habitación, aun mis recuerdos parecían agua turbia, y no distinguía nada con claridad, pero lo que me había contado Takeda-san no se me hacía ajeno… y la alucinación… bueno ahí parecía ser muy cercano al pecoso, el pequeño me había sonreído después de todo.

Y por encima de todo ello estaba la conexión natural que tenía con él, lo que me hacía palpitar el corazón ansioso por buscar su calor,

Me levanté despacio como tanteando la situación, el pecoso no se movió,llegué hasta el borde de su cama, me empecé a repetir que si él no me quería cerca eso mismo haría sin rechistar nada.

- Lo siento Tsukki – susurró al momento en que apoye mi rodilla en el colchón, me detuve por un momento, no parecía estar temblando pero si estaba apretando una de sus manos en la sabana.

- Silencio Yamaguchi – me recosté junto a su enrollado cuerpo pasando un brazo por su cintura, al momento se removió un poco pegando su espalda a mi pecho.

- ¿No estas asustado? – apreté un poco el agarre, el paso su brazo sobre el mío.

- No puedo tenerte miedo Tsukki – susurro entrelazando su mano con la mía, entonces recordé el momento en que lo tenía entre mi mano, casi asfixiándolo, no se veía asustado, su expresión había sido más de sorpresa mirando hacia el vacío donde estaba suspendido eso hasta que conecto su mirada con la mía, ahí solo me vio con preocupación.

- Estas loco… - le susurre dándome cuenta muy tarde de lo que acababa de decir.

- Eso dicen – respondió deteniendo mi intento de disculparme con una suave risa que se escapó de sus labios, tranquilizando mi corazón angustiado, aún tenía muchas preguntas, y dudas… pero el sentimiento de alivio al tenerlo de nuevo entre mis brazos, consciente de quien era, y de lo mucho que se movía en mi pecho por él, me invadió por completo.

- Tsukki… -

- Me reconociste? – le interrumpí haciéndolo erizarse por completo, pude sentir la piel de su brazo que rozaba la mía hacerme cosquillas.

- s… si – respondió temblando un poco.

- Lo siento Yamaguchi –

- no tienes que hacerlo…dis... disculparte conmigo, se siente extraño – lo apreté más contra mí, era obvio que el pecoso no tenía una buena imagen de sí mismo, pero al final quien en ese lugar la tenía? No podía culparlo, además aun no sabía que había pasado con sus padres, pero aun así… si en alguna forma podía hacerlo sentir mejor… si en alguna forma podía ayudarlo entonces lo haría.

- Si tengo que hacerlo… -le susurre acercándome a su oreja dejando un suave beso tras ella.

- Tsu Tsuki… - ahí estaba su voz dulce y entrecortada, derritiéndose entre mis brazos.

Seguí jugando con mis labios sobre su suave oreja, yendo hasta su mejilla y regresando, acariciándole el cabello suavemente.

Ahí seguía la venda en su cuello que me hacía sentir horrible, pero los suaves gemidos que se le escapaban de su boca me podían más, me puse sobre su suave cuerpo que temblaba, mientras sus manos se enterraban en la sabana.

No fue difícil subir la playera que le quedaba enorme, los pantalones eran un poco más ajustados, sus piernas se dibujaban perfectamente bajo la caída de la náutica azul, pase mis manos con las palmas abiertas que aun tenían las banditas sobre los rapones, recorrí esa suave y cálida piel como si fuese lo más preciado que había sostenido.

Pasé una mano por su cintura hacia su espalda, aferrándolo con fuerza lo atraje hacia mí, desvió la mirada avergonzado, estaba rojo hasta las orejas, pasé la otra mano a su espalda haciéndolo dar un ligero respingo, dirigí mi mirada a todas esas marquitas cafés que se dibujaban sobre su piel, sus enormes ojos castaños, estaban vidriosos y entrecerrados, sus labios entreabiertos dejando escapar suaves gemidos.

- Tsukki… - susurro entre un gemido.

- Te extrañe – le respondí haciéndolo sonrojar aún más, en ese momento nada importaba, si estaba bien o mal, que había pasado, que había hecho, que podría pasar… solo quería quedarme contemplándolo tanto como pudiera hacerlo.

Estuvimos así un buen rato, el tan avergonzado que su cuerpo ya no podía soportarlo, pero yo estaba demasiado entretenido memorizando cada aspecto, cada mancha sobre sus mejillas, cada curva de su nariz, cada matiz y brillo en sus iris, como se encogía y se dilataba su pupila, cada tono rosáceo en sus pálidos labios.

- Tus lentes – susurro pasando una mano por mi oreja delineando con el dedo la cinta que salía del marco y rodeaba mi cráneo.

- Si, los otros se arruinaron –

- Se ven geniales – susurro sonriendo un poco, sus mejillas se levantaron sutilmente reduciendo el tamaño de sus hermosos ojos, aunque hubiese querido evitarlo la sonrisa enorme que se formó en mi labios le separo aún más los labios y en completo silencio, luego de enrojecerse aún más se lanzó a mi besándome con ganas,

Fue más que bien recibido, la calidez y la suavidad de esa suave piel contra la mía, lo agarre de su cintura con ambas manos, mi lengua no pudo esperar más, entre un gemido que dejo escapar me cole entre su boca, esta vez la suya no se escondió contra su paladar, me respondió vivazmente enredándose con la mía, ahora sentía lo que era derretirse en los brazos de alguien, o en mi caso encima de él.

No paso mucho para sacarle la playera, el calor se hacía más insoportable entre más caricias habían, sus manos pasaban por mi espalda bajo la playera sudada, y las mías corrían por todo su torso y su espalda, por sus brazos y hombros.

Me asegure de dejar su cabeza sobre la almohada, la venda en el cuello se sujetaba por debajo de uno de sus hombros tapándolo, baje por el filo de la tela dejando besos suaves que le arrancaban fuertes suspiros, su corazón latía rápido, mi mejilla se frotaba cariñosamente contra la piel que lo cubría, seguí bajando por sus abdominales, que si bien no eran tan marcados, si se notaba la ligera diferencia entre cada musculo, juguetee un buen rato con el elástico del pantalón, sus gemidos y sus pucheros me reclamaban que no lo torturara más, si me era sincero era divertido.

- Tsukiii… - se quejó, su entrepierna estabamuy apretaba contra la tela del pantalón, lo deslice por sus piernas, sus bóxer grises estaban ya manchados.

Podía ser el calor del verano en sus inicios o la intensidad de nuestras caricias, pero su parte baja ardía, sentía el calor aun teniendo mi cara a unos centímetros.

Lo vi temblar e intentar negarse, pero mis labios ya estaban sobre su longitud sobre la tela repartiendo besos pausados, se sentían demasiado intensos sus fuertes gemidos.

- Pa… pa… para… Tsukki – negué con la cabeza, no, no tenía pensado detenerme.

Colé mis dedos entre el elástico bajándolo lentamente, los pequeños vellos empezaron a asomarse, lisos y suaves, lo deje completamente desnudo y lo mire a los ojos pasándome la lengua por los labios.

- Ah… ahí no! – subió sus codos apoyándose queriendo huir.

- No escaparas… - le susurré con una sonrisa en los labios a lo que su cuerpo tembló en un espasmo dejando salir un excitante gemido.

Le acaricie con la yema de mis dedos superficialmente, su entrepierna ya muy dura se movía en pequeños espasmos, lo roce con la lengua, pasé mis labios por su piel suave y ardiente, su pre-semen corría por su longitud, tenía un sabor agrio y un poco extraño pero no me molesto en lo más mínimo, así que continúe saboreándolo jugando con mi lengua sobre toda su extensión de arriba abajo, llegue a sus testículos, los masajee con la mano suavemente, sus reacciones eran adorables y demasiado excitantes, mi propio pantalón ya me molestaba demasiado de solo escucharlo.

- Tsukki… pa para… - se mordía los labios tratando de controlarse pero le era imposible. Fue muy extraño y curioso sentir como su estómago de contraía mientras la piel de su erección se estiraba un poco más.

Rodee la punta con los labios succionando pausadamente sin dejar de ver sus expresiones.

- No, no Tsukki v voy a… a aaaaah! – estiró su espalda hacia atrás en un largo espasmo, el líquido caliente salió disparado en mi boca, con un poco de esfuerzo lo tomé casi todo, aunque un poco se detuvo en mi garganta por lo pegajoso que era haciéndome toser dejando salir un poco por la comisura de mis labios.

- Ton…tonto… - el pecoso se levantó de golpe, todo agitado y respirando por la boca, me tomo de los hombros mirándome preocupado.

- ¿Estas bien? No debiste hacer eso – se quejó regañándome, era adorable, sonreí sin dejar de mirarlo.

Se acercó a mí como un cachorrito apoyándose con sus manos en el colchón inclinado hacia mí levantando la cadera, no había una vista mejor.

Me sorprendió, sentí su lengua en la punta de mi barbilla, deslizándose por mi mentón hasta mis labios, me estaba limpiando?????, sí, mi entrepierna estaba que explotaba.

Su expresión picara, me incito a lanzarlo contra la cama, lo tome por las piernas y me frote sobre el aun con mi ropa puesta empujando con ganas.

- Tsukki… Tsukki, ya nmmm…. no ma… más – me mordí los labios sacándome mi ropa en tiempo record, me acomodé entre sus piernas acariciando sus muslos, dando besos hambrientos entre ellos, dejándole marcas por toda la piel pálida, mientras seguía gimiendo mi nombre.

Ya no podía soportarlo más, y el tampoco, alzo sus caderas sobre las mías frotando sus suaves glúteos contra mis muslos, enterré mis dedos en ellos atrayéndolo a mi mientras trataba de prepararlo.

Lentamente moví mis dedos dentro sacándole más suspiros, su entrada se dilato más rápido de lo que esperaba, me recosté sobre su cuerpo sonriendo contra su mejilla acariciándolo con la mía, el sonrió, un par de lágrimas se escaparon de sus ojos, las limpie con mis labios, deje mi mirada conectada a la suya mientras entraba en él.

Sus ojos eran hermosos, las sensaciones apretando mi entrepierna dentro de su cálido cuerpo corrían por mi columna placenteramente, empecé a moverme lentamente, sin dejar de verlo, rozando su nariz suavemente con la mía al ritmo de mi cadera chocando contra la suya, estaba demasiado estrecho, se sentía increíble, su entrepierna estaba de nuevo dura rozándose con mi estómago, todo mi cuerpo estaba sobre él, sus uñas se enterraban en mi espalda rasgando mi piel suavemente, me dolía pero no era molesto.

- Tsukki… Tsukki… me… me v vendré – susurro contra mi mejilla moviendo sus propias caderas más rápido.

- Yamaguchi… te quiero… – las palabras salieron de mí sin pensarlo, era lo que sentía lo que estaba gritando mi pecho agitado.

- e eh?.. q... qué? – los segundos que tardó en entender lo que dije fueron ocupados por la fuerte corriente eléctrica que me estremeció por completo sacando todo de mi soltándolo en su cálido interior.

- Tsukki... – susurró con lágrimas en sus ojos mirándome con algo dibujado en las facciones de su rostro que mi mente no capto muy bien.

Sin darme cuenta su carga ensucio todo mi pecho, lo tomé por las mejillas mirándolo algo preocupado, sus lágrimas seguían saliendo, y sus labios se fruncían en pucheros mal forzados, parecía que reventaría a llorar como un niño pequeño, y de repente yo no tenía idea de que decir.

- Yamaguchi… - tomó un largo suspiro escondiendo su rostro en mi cuello.

- Gracias… Tsukki gracias –

 

Notas finales:

Hey Hey Hey! extrañaban el lemon?? yo se que siiiii! XD espero que lo hallan disfrutado ~ dejenme saber su opinion saben que les agradezco mucho!!

hahaha realmente tambien me enredo meter el KuroTsukki, tambien es una mis OTP favoritas <3 perooo el fic es de drama asi que pues~ yolo!?)

Vamos a dejar el traumatico momento de la verdad por parte del pecoso para un poco mas adelante :´v

En el proximo cap! Kuroo va a ser nuestro anfitrion! vamos a conocer un poco mas del edificio nekoma! y de nuestro sexy gatito perturbado ~


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