Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Good Enough to my madness - Suficientemente bueno para mi locura. por Bokutosama

[Reviews - 90]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hey Hey Hey! Capitulo 3!

> Edificio Karasuno, Un pelinaranja revoltoso, un peligris maternal, unos ojos castaños sin brillo < 

 

El hospital Matsuzawa, era una enorme mancha en medio de la civilización, una mancha gris y blanca, sin vida. O el menos eso era lo que dejaban ver sus cercas de vegetación verde y frondosa, en una placa en la sala a donde fui a matar el tiempo empotrada en la pared decía:

“Hospital de Salud Mental Matsuzawa – Edificio Karasuno”

Solté un suspiro, antes de empezar a tener pensamientos molestos me forcé a concentrarme en lo que fuese, así que supuse que si este edificio tenia nombre también lo tendrían los otros, quizá estaban organizados por enfermedades o quizá por edades, ya que en donde yo estaba sentado la gran mayoría eran chicos jóvenes, me hundí en ese sillón mullido y viejo que apestaba a desinfectante.

Con los ojos cerrados me dispuse a escuchar con atención, tenía una molesta habilidad para controlar mi cuerpo y mis sentidos a mi gusto, eso solo cuando estaba al mando de mí ya perturbado cerebro.

Cuando mis padres aun vivían, solía perderme de todo a mí alrededor, el 90% del tiempo tenía mis audífonos puestos, y francamente no me importaba nada más. No es como que ahora me importase pero en ausencia de mis fieles distractores logre obtener un nivel de percepción fuera de lo común.

Escuche unos pasos, arrastrados, seguro las suelas ya estaban desgastadas y a su dueño le era incomodo caminar, me concentre en el suave sonido, para darme cuenta que ese sujeto caminaba en círculos apenas a unos metros de donde yo estaba, fui captando más sonidos a mi alrededor, alguien se había animado a jugar pin pon, sin un compañero se escuchaba el golpe de la pelota, luego el rebote en el suelo, silencio y de nuevo se escuchaba el rebote, a mi izquierda alguien frente a un televisor que no emitía ningún sonido más que un suave susurro (indicando que la imagen se había perdido hace un rato), respiraba agitado al parecer estático en su posición, un poco más allá el suave sonido de las hojas al pasar de página, un libro en manos de alguien que quizá fingía leerlo por el tiempo irregular en que pasaba a la siguiente.

Una suave voz empezó a colarse entre los sonidos que ya tomaban forma en mi cabeza.

- Hinata, ya basta – su tono era suave, muy suave, como el de una madre que está tratando de convencer a su amado hijo de no hacer algo que no debe.

- Pero Suga-san! – una voz infantil y chillona le reclamó

Abrí mis ojos lentamente, si hubiese tenido un poco más de curiosidad hubiese buscado la escena con la mirada, pero francamente me pesaba el cuerpo, quería descansar hasta que fuera la hora de mi otra terapia.

Volví a cerrar los ojos, o al menos hice el intento, inesperadamente percibí una respiración agitada que se coló en mis oídos como si me susurrara directamente, a unos centímetros de mí.

Voltee a ver a mi derecha tratando de controlar la sorpresa, y la bola de pelos que había estado en mi primer sesión grupal, estaba acurrucado junto al sillón abrazándose las piernas justo como había estado en la sala, el chico era un desastre, no se le podía ver nada de la cara, solo su cabello enmarañado, castaño algo verdoso, tenía una playera blanca manga larga que le quedaba grande, y unos pantalones grises, estaba descalzo, y tenía los dedos de la mano derecha vendados.

No parecía haber acabado de llegar ahí, y sin embargo yo no lo había notado ni por un segundo, me burlé de mí mismo, pero inmediatamente fui interrumpido por el sonido de una silla que caía estrepitosamente contra el suelo al otro lado de la sala, cerca de la mesa de pin pon, esta vez sí dirigí mi mirada hacia el chico que acababa de lanzar la silla con tal fuerza,

- Bakageyama que crees que estás haciendo!? – la misma voz chillona de antes salió de un cuerpo bajito, de pelos naranjas alborotados, tenía una bata blanca que le llegaba a las rodillas y unos pantalones negros ajustados debajo de unas medias naranjas que le llegaban a las rodillas por encima del pantalón.

- Ya chicos, ya es suficiente – la voz maternal que había escuchado antes adquirió forma, era el mismo chico peli plateado que había visto jugando ajedrez en la mañana, le sostenía el brazo al responsable del escándalo, era alto, no más que yo pero sin duda se veía imponente, pelinegro, de ojos azules oscuros y penetrantes, sostenía una expresión de enojo propia de un obsesivo-compulsivo, eso podía distinguirlo muy bien, porque no era un enojo en sí, era una mirada perturbada y frustrada por no tener el control de nada, me llamo la atención la playera morada que usaba, “alma de armador” se leía en kanji.

El pelinegro se soltó del agarre del peli plateado, y se dirigió hacia el lado de la sala donde yo estaba sentado mirando la escena, su mirada se clavó en mi al instante, pude notar como empezó a frotarse las manos sin quitarme los ojos de encima, yo le sostuve la mirada, no era como que los conflictos de los demás me importaran pero seguía conservando ese orgullo que alguna vez me caracterizo unos meses atrás, por fin llegó al inicio del pasillo junto a mi sillón y se perdió en la distancia.

Regrese mi mirada a la sala, el pelinaranja había comenzado a sollozar tallándose con fuerza los ojos, ignoraba que les había llevado a esa situación, sin embargo la expresión de tristeza y agonía que se instaló en el rostro del pelinaranja logro estrujar algo dentro de mí, esa expresión la había visto millones de veces, en el rostro de mi hermano; Akiteru era el pobre diablo que había tenido que cargar conmigo y mi demencia, con la muerte de nuestros padres, había dejado de estudiar, había renunciado a sus sueños de irse a trabajar en Francia y entró a trabajar para mantenerme a mí, desde el día en que las cosas se habían ido por el caño, él no se había despegado ni un momento de mí.

Entonces me di cuenta que ese par ahí parados no eran parte de ese hospital, muy probablemente el pelinegro era un familiar o algo así, y ellos solo no podían abandonarlo, justo como mi hermano no podía abandonarme.

Takeda-san me puso una mano en el hombro sacándome de mis pensamientos.

- Tsukishima-kun hora de tu terapia – anuncio con una sonrisa, ese doctor era demasiado agotador para mí.

No respondí nada solo me levante de la silla atrayendo la mirada de los que estaban en la sala, note que la bola de pelos ya no estaba por ningún lado, temí que hubiese sido una alucinación el verlo sentado junto al sillón. No me ocurrían a menudo, pero solía evocar cosas que inconscientemente deseaba, en esos momentos perdía en teoría el conocimiento, podrían pasar cosas para mí que si estaban allí pero que en realidad nunca lo estuvieron.

Camine tras él, subimos al segundo piso en una ascensor demasiado espacioso, supongo que están diseñados así para transportar camillas.

No dijimos nada y me sorprendió no ver ningún rastro de incomodidad en la expresión de Takeda-san seguía con una sonrisa suave y sincera, ese sujeto era todo un misterio para mí.

Me indico que tomara asiento frente al escritorio de lo que parecía ser su oficina, cruzo sus dedos y apoyo el mentón en sus manos.

- Dime Tsukishima-kun que tal te parece el lugar? – me pregunto sin borrar su sonrisa.

- Limpio – fue lo único que se me ocurrió decir.

- Haha, eso es interesante Tsukishima-kun, habías estado en lugares así antes verdad? – me pregunto

- 7 – respondí, sus cejas se levantaron en notable sorpresa.

- Has estado en 7 hospitales psiquiátricos antes? – se me hizo extraña la pregunta, él tenía mi historial médico, yo estaba ahí por una orden judicial, de todas las personas, el debería ser quien supiera más de mi situación.

- No le dieron mi historial médico? – pregunte

- Oh si si, pero antes de verlo quisiera saber tu versión Tsukishima-kun – respondió recostándose en la silla de cuero.

- He estado en 7 hospitales psiquiátricos diferentes en 6 meses, me han diagnosticado Trastorno de identidad disociativo, debido a mis últimas acciones, fui juzgado como un criminal y me trajeron aquí bajo una orden judicial, si no se demuestra que estoy loco o que puedo recuperarme iré directo a la cárcel – trate de recapitular todo a grandes rasgos, él quería mi versión y sabía perfectamente por su expresión que esa no era la respuesta que buscaba.

- Por qué crees que te hallan enviado aquí? – sonrió

- En los 6 lugares anteriores en los que he estado han determinado que mi salud mental es estable – me detuve al entender el verdadero motivo de la pregunta, él quería saber si yo consideraba tener una enfermedad mental.

- Pero eso se debe a que cuando me encuentro interno no han logrado ver ningún cambio exagerado en mí, a pesar de que me han hecho cosas para hacerme perder el control de mí mismo, no ha funcionado, por otro lado cuando estoy fuera, algo pasa conmigo – termine de contestar, no tenía ningún sentido mentirle.

- Sientes que hay alguien más que toma el control en esas ocasiones? – pregunto al parecer muy interesado en mi tranquila sinceridad.

- Si – fue todo lo que dije.

Se levantó de la silla y empezó a caminar hacia el gran ventanal tras de él.

- Tsukishima-kun te habrás podido dar cuenta que en el edificio Karasuno, el 98% de los pacientes son como tú, es decir de tu edad – respondí asintiendo con la cabeza, sin duda alguna había sido uno de los primeros detalles que note.

- Eso se debe a que este hospital, no es como los demás, aquí queremos que todos ustedes salgan de aquí con una nueva oportunidad, y que puedan tener una vida normal, por ello mismo no cortamos el contacto con el exterior, ni establecemos una rutina estricta que no pueda romperse. – hablaba con seriedad, no me cupo la menor duda de que esa realmente era su razón para vivir, ayudar a los demás.

- Aquí también hay personas que no tienen ninguna enfermedad verdad? – pregunte

- Si! Supongo que ya conociste a Sugawara y Hinata-kun verdad? – la alegría había vuelto a su voz.

- Los vi en la sala – fue mi respuesta, me parecía intrigante la manera en que me escaneaba con cada pregunta anticipándose a la respuesta.

- Ellos dos vienen aquí como voluntarios, Sugawara-kun es estudiante de psiquiatría en la universidad donde yo doy algunas clases, y Hinata-kun tiene un motivo muy fuerte para venir aquí cada día – agacho la mirada como si guardara un secreto.

- Akiteru-kun también podrá venir a verte todos los días si eso quiere, después de esta primera semana – añadió, tenía que admitir que ver a mi hermano a diario seria reconfortante, pero por otro lado, si eso pasara nada cambiaria.

-  Veras, Tsukishima-kun los motivos por lo que te enviaron aquí son bastante graves, supongo que tú lo sabes mejor que nadie, ya que nunca has mostrado resistencia alguna a lo que te han hecho, este lugar no funciona como los demás lo que nos ha permitido devolver a la sociedad personas de bien, lo que te da una oportunidad de redimirte – se acercó más a mi recostándose contra el escritorio.

Redimirme?, me cuestione a mí mismo si eso era lo que quería realmente, lo que nadie entendía era que yo no me oponía a nada, no porque sintiera que lo merecía, sino porque realmente no me importaba.

Es decir mis padres murieron frente a mis ojos, tenía eso recuerdos clavados en el fondo de mi nuca como un trasplante indeseado en mi corteza cerebral, así como cada momento de dolor que le causaba a mi hermano, simplemente todo eso se había quemado en mi cabeza, quitándome toda razón de vivir de un solo tajo.

Apreté un poco los puños en mi postura tratando de disimular la irritación que ya empezaba a afectarme.

De pronto la puerta se abrió, Ukai-san entro de prisa, le hizo un gesto a Takeda-san que yo no entendí, pero que el otro sin dudarlo lo tomo en su cara con una expresión de preocupación.

-  No de nuevo – se susurró más a si mismo que a nosotros.

-  Que suce… - el grito desgarrador que irrumpió violentamente en la habitación no me permitió terminar de preguntar, Ukai-san salió presuroso en cuanto lo escuchó, Takeda-san salió corriendo tras él, yo no entendía muy bien pero supuse que algún paciente había hecho algo que no debió.

Sin embargo un malestar agudo se empezó a instalar en mi pecho, los gritos se reanudaban cada vez con menos fuerza, no me gustaba nada esa sensación de desasosiego y ansiedad, la odiaba así que empecé a subir por las escaleras que intuí me llevarían hacia los gritos ya que le ascensor había sido ocupado por Ukai, y Takeda-san.

Iba subiendo a paso normal, las manos me empezaron a temblar y sin motivo alguno empecé a correr escaleras arriba, llegue al 7 piso sin darme cuenta solo estaba siguiendo los sonidos que ahora ya casi habían cesado pero que aún hacían eco en mi cabeza.

El pasillo estaba desolado, empecé a caminar di la vuelta en la primera esquina y vi a los demás reunidos fuera de mi habitación.

Si esa era la habitación que me habían asignado, que estaba pasando?, me logre acercar entre los que estaban tapando la entrada gracias a mi altura, pude ver claramente a Takeda-san sosteniendo la puerta como si algo estuviera intentando cerrarla.

- Ya basta mocoso – se escuchó a Ukai-san desde adentro que parecía estar forcejeando con alguien.

Me levante un poco de puntas, y en un jaloneo la puerta se abrió un poco más, las manchas de sangre que se esparcían por la vieja alfombra me alarmaron.

Colé un brazo entre varios haciéndolos a un lado para que me dejaran pasar, en ese momento escuche a un par de enfermeros que venían por el pasillo, logre ayudarle a Takeda-san a abrir completamente la puerta, él saco todo su cuerpo de la habitación haciendo que los demás se retiraran un poco de la espantoso escena.

La bola de pelos estaba acurrucado entre la pared y la puerta con manchas de sangre en ambos brazos, Ukai-san lo tenía agarrado de lado y lo halaba, seguramente no quería soltar lo que sea que hubiese usado para hacerse todo eso.

Lo primero que sentí fueron ganas de vomitar, había sangre por todos lados, el hedor a hierro se coló inmediatamente en mis fosas nasales, pero no eran charcos exagerados parecía que el chico había tenido una recia batalla ahí adentro lo que produjo que untara casi todo ahí, la pared en la que se acurrucaba también dejaba ver marcas como si hubiese intentado tumbar la pared con las uñas.

El asunto me puso los pelos de punta, no tenía idea de porque, ni como, pero ese chico que había logrado llamar mi atención, ahora me provocaba una insoportable sensación de desasosiego.

Ukai-san logro sacarle un pedazo de vidrio enorme lastimándose sus propias manos, ahí me di cuenta que el chico había roto la ventana, y habían fragmentos junto a la pared.

Los enfermeros me pasaron agarrando al joven de ambos brazos separándolo de sus rodillas.

- No! No, suéltenme, déjenme solo! – empezó a quejarse forcejeando con las pocas fuerzas que intuí le quedaban.

- Yamaguchi-kun, ya fue suficiente deja que te lleven, hay que sanar tus heridas – Takeda-san intervino levantándole el cabello para hacer que lo mirara a los ojos.

Yo obtuve una buena vista de aquello, su cara estaba completamente desencajada, se podía decir que miraba a Takeda-san y a la vez no lo miraba, tenía un corte en la mejilla, y muchas pecas bajo sus ojos, su piel era pálida y sus ojos castaños, antes de que los enfermeros pudieran someterlo y llevárselo, el chico clavo su mirada en mí.

Como podría describirlo, sus ojos castaños no poseían ningún brillo, apretaba los dientes en una meca de dolor que desaparecía en sus ojos, ahí no se reflejaba nada y su ceño parecía incapaz de fruncirse, sin embargo yo sentí esa oleada de agonía que venía de esos ojos vacíos abalanzándose por todo mi cuerpo.

Yo seguía de pie a un lado de la puerta y estaba prácticamente estático, el chico entrecerró los ojos y se dejó llevar, pero no fue por su voluntad simplemente estaba por perder el conocimiento.

Notas finales:

Actualiacion pronto!, va a ser un lindo TsukiYama :3 tambien habrá algo de Kage-Hina y DaiSuga espero que les guste! dejen su review ~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).