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Good Enough to my madness - Suficientemente bueno para mi locura. por Bokutosama

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Notas del capitulo:

Hey Hey Hey! Capitulo 6!

> Problemas matutinos, problemas de pareja, una vieja historia infantil, una triste historia de amor <

Las manos me temblaban, se me había vuelto un hábito al parecer, y no era precisamente por los estragos que las drogas habían hecho en mi cuerpo, no había atinado a pararme de la cama, seguía medio sentado, sosteniéndome apenas con los brazos temblorosos.

La calidez de mi cuerpo no desaparecía, sentí como me quemaba cada célula, era una sensación extraña, pero no era desagradable.

Seguí con la mirada el camino por donde el pequeño había desaparecido, encaje la mirada en la puerta del baño, mi corazón empezó a latir con más fuerza, y yo sentía cada golpe en mis oídos.

Ahí iba de nuevo.

Esta vez la curiosidad me ganó, o al menos de eso me quise convencer, me levante de la cama, camine descalzo hacia el baño, escuché el leve sonido del seguro de la puerta. Le había puesto seguro a la puerta?, Acaso cree que voy a hacerle algo? Él fue el que se metió en mi cama!, me enoje, me senté de nuevo sacándome la playera, estaba ardiendo, apenas eran las 7 de la mañana para tener tanto calor, aún faltaba para el verano.

Me revolví el cabello entre los dedos, y me encorve mirando al piso, que demonios me estaba pasando?, una reacción a la medicina?, escuchaba mi respiración agitada, pero no sentía que el aire entrara en mis pulmones, empecé a sudar, podía sentir las gotas frías cayendo por mi frente deslizándose por mi mejilla y cayendo en mis muslos indiscriminadamente, y entonces.. oh por dios esto no podía estarme pasando.

Un notorio bulto, palpitaba bajo la parte delantera de mis pantalones.

Me maldije en un susurro apretando los dientes, acaso había despertado así?, y no me había percatado?, tome una fuerte bocarada de aire, él se había dado cuenta?, me palpe un poco involuntariamente con el dedo índice, una onda de calor se expandió desde la zona donde había posado la yema de mi dedo hasta mi estómago dejándome una extraña sensación de placer.

No logre recordar cuando había sido la última vez que me había despertado en estas condiciones, y era obvio que si no hacía algo al respecto no me sería posible salir de la habitación.

La presión de la tela ya empezaba a dolerme, no podía ir al baño, y tampoco iba a hacerlo ahí, él podría salir en cualquier momento del baño, sentía como me quemaban las mejillas, no podía creer que eso me estuviera pasando, sin el tiempo para pensar en algo más brillante, me envolví entre las cobijas por completo cuidando que no quedara ni una sola apertura en mi improvisado escondite, para mi desventura, en ese mismo lugar había estado la bola de pelos sobre mí, así que rápidamente la esencia que había quedado impregnada en las cobijas invadió mi nariz casi cegándome por completo.

Era dulce, algo fresco y suave como un pie de limón, me mordí el labio inferior, me estaba empezando a imaginar cosas que no debía, mi mano bajo por mi estómago sin esperar órdenes mías, y liberándome de la presión de mi pantalón empecé a acariciarme por encima del bóxer.

Se sentía mucho más duro que en otras ocasiones, trate de recordar cuando había tenido que recurrir a tocarme a mí mismo, pero mi mente estaba en blanco, por alguna razón mis pensamientos solo querían correr a las imágenes que tenia de él bien guardadas en mi mente.

Esos ojos castaños y brillosos aparecieron en mi cabeza, entrecerrados sobre mi pecho, me encogí en mi posición al sentir mis dedos sobre la piel desnuda, trate de tomar toda la extensión en mi mano, el movimiento de arriba abajo me producía descargas eléctricas que se extendían por mi espalda, ya estaba temblando, encorvado y moviendo mi mano tan rápido como podía, esos ojos volvieron a ocupar mi visión, esta vez yo estaba encima suyo.

-  Tsukki – me detuve un momento, esa voz había invadido por completo mi cabeza, como si me estuviese susurrando al odio, justo como antes pero esta vez sentía las oleadas de placer que explotaban en mi piel corriendo por todo mi cuerpo, tan solo por ese dulce sonido, apreté mis pies tratando de contenerme, me mordí fuerte los labios, no me podía permitir que se escapara algún sonido.

Lo siguiente en mi cabeza, fue ese rostro lleno de pecas sonrojado, apretando los labios, emitiendo suaves quejidos hacia mi cuello, quemándome con su dulce aliento, escuchando esa peculiar abreviatura de mi nombre volverme loco.   

La sensación de placer en mi estómago bajo empezó a ser más intensa, mi entrepierna se endureció aún más, mi mano se sentía pegajosa por el pre semen que se escapaba de mí.

-  Mierda – me queje mordiéndome el labio hasta sentir un poco de ese sabor a hierro en mi boca, y el líquido pegajoso que ahora se escurría por mi mano, me había venido.

Recupere el aliento, tome varias bocaradas que esta vez llenaron mis pulmones liberándome de mi sensación de sofocamiento anterior, me dolían las costillas por el esfuerzo, sentía las mejillas cálidas, pero mi cuerpo ya empezaba a volver a la normalidad, me acomode la ropa interior manteniendo la mano tan lejos de las cobijas como fuese posible.

Me acomode los lentes, permaneciendo un poco más bajo las sabanas, entrecerré mis ojos, y me concentre en recuperar mi ritmo cardiaco normal.

El sonido que produjo la puerta del baño abriéndose me tensó los músculos, la bola de pelos había salido del baño, no me atrevía salir de mi escondite, un par de minutos después escuche la puerta de la habitación cerrarse.

Se había ido?, con cautela mire por debajo de la cobija a mi alrededor, no había nadie salí de las cobijas con renovada libertad y me fui directo a darme una ducha de agua fría.

- Demonios -  me maldije de nuevo apoyado con un brazo en la pared mientras el chorro helado de la ducha me caía en la nuca y la espalda, si tenía la ligera idea de estar perdiendo el control de mi cuerpo, ahora era ya definitivo.

Baje por las escaleras sin mucha prisa, apenas eran las 8:00 podia darme unos minutos mas antes de ir por el desayuno.

- Que estás diciendo?! Eso no es cierto! – la voz chillona del pelinaranja me recibió en la cafetería, él y Kageyama estaban en una de las mesas junto al ventanal, los demás estaban en una mesa más central.

El pelinegro no le respondió, lo vi azotar la gelatina que tenía en las manos con la cuchara haciendo una masa extraña en el bol.

- Retráctate! – me fije en la expresión del enano, se veía cansado y con ojeras, no muy marcadas pero si lograban distinguirse, tenía un ligero rojizo  bajo los ojos, al parecer iba a empezar a llorar.

Al parecer la tranquilidad les había durado muy poco, seguí mi camino hasta la barra, tome una bandeja puse un pan, una gelatina, la enfermera me dio un plato con huevos y salchicha, me senté en la primera mesa junto a la ventana a unas 4 mesas de la de los otros dos que aun discutían, oh bueno en realidad solo discutía el enano, ya que Kageyama parecía estarlo ignorando.

- Porque no te sientas con nosotros? – Sugawara-san me invitaba a la mesa con los demás, haciendo un gesto con la mano.

- Estoy bien, gracias – le respondí tratando de ser lo más educado posible, tenía mucho en que pensar esa mañana, o más bien mucho por lo que estar irritado así que lo último que quería era escuchar otra voz que no fuese la mía.

Pero como el universo me odia, ese día tuve terapia grupal, terapia con Ukai-san, y una muy movida actividad en grupo en uno de los grandes salones que estaban junto a la oficina del director.

Terminé exhausto pero para mí beneficio, logre distraer mi mente del bochornoso episodio matinal que había sufrido, eran las 5:10 pm podía escaparme un rato mientras era hora de la cena, salí por el primer pasillo que vi, estaba en el primer piso, no me había fijado de la cantidad de ventanas que tenía ese hospital, pero parecía ser arquitectura antigua esa donde los vidrios son realmente gruesos estos están divididos por muchas barras de metal formando figuras.

Ese era uno de los patios, eche un vistazo afuera, había una cancha, me di cuenta por las cestas que era de baloncesto, no me percate en que momento apareció, o si ya estaba ahí desde que llegue, el pelado estaba parado sin camisa a unos metros de mí, mirando también por la ventana, las vendas que la cubrían los brazos y le sobresalían por el cuello ya no estaban, tenía enormes cicatrices en cada brazo, y unas más pequeñas en sus manos y antebrazos, tenía tatuado en su hombro izquierdo unas letras en kanji.

- Chikara Ennoshita – leí, me lo pensé un momento, también tenía otro tatuaje en su costado, parecían las hojas de un árbol que crecía de su pantalón hacia su abdomen y terminaba en su pectoral izquierdo.

Me quede viéndolo un rato, sostenía una mirada seria, al parecer no se había percatado de mi presencia, se llevó una mano al hombro tapando el tatuaje en kanji, y apretando los ojos dejo salir un par de lágrimas.

Me lleve una mano a la frente, y me concentre en mirar hacia afuera, sentí también ganas de llorar, me ardieron los ojos y tuve que masajearme un poco alrededor para detener ese impulso que me estaba empezando a invadir.

No tenía idea de porque el pelado lloraba, pero esa expresión desgarradora llena de dolor, me provoco dolor a mí también.

No tenía duda alguna de que si estábamos ahí, era por algo muy malo, todos teníamos profundos dolores que nos mataban lentamente, que no nos permitían ser parte de la sociedad, que nos hacían hacer cosas que no queríamos, y así también nos limitaban de hacer lo que deseábamos, que nos asfixiaban sin piedad.

Apreté los ojos con rabia, escenas con mi madre llegaron a mi cabeza como impactos de un gancho izquierdo muy fuerte, el sonido que hacía en la cocina, el aroma de su perfume, su mano cálida acariciar mi cabello, sus ojos ámbar que yo había heredado, ese peculiar brillo que los distinguía tanto de los míos, los míos estaban apagados y sin vida, mientras que ella irradiaba tanta luz que lograba iluminar mi oscuridad de vez en cuando.

De nuevo me sentí vacío y abrumado por los remordimientos, quería salir corriendo tan rápido como fuese, huir de todo y de todos a un lugar donde pudiera descansar de tantos crueles sentimientos.

El pelado se deshizo en el suelo, aferrandose con sus brazos alzados del marco de la ventana, arrodillado, rompiendo en llanto.

Yo fui incapaz de quedarme y seguir escuchando, empecé a caminar lejos de él, lejos de todo.

Ni supe por dónde había salido, el caso fue que llegue a la sala de estar, la mayoría estaba ahí, sin darme cuenta llevaba la mano hecha puño apretándome el pecho, en cuanto me voltearon a ver la aleje rápidamente y fingí demencia, mas demencia de la que ya padecía.

- Estas bien? – pregunto Sugawara-san que ya se había levantado del sillón donde estaba sentado con el grandulón y una enfermera rubia.

- Si – conteste aclarándome un poco la garganta.

- Oh, quizá no sea el momento, pero mucho gusto mi nombre es Hitoka Yachi – la pequeña rubia en su uniforme azul se levantó del sillón y se dirigió a mí - y seré enfermera interna por 6 meses en este hospital – se presentó

No quise responder, solo levante la mano en forma de saludo, quería regresar a mi habitación.

- Ven siéntate, vamos a leer un libro antes de la hora de la cena – me invitó

- Puedo quedarme también? – la bola de pelos apareció de la nada acercándose a Sugawara-san

- Claro que si! – anuncio el complacido haciéndole espacio en el gran sillón.

Sin decir nada me senté en el suelo a unos metros de ellos recostándome en la pared, Yachi-san doblo sus piernas en el tapete que estaba frente al estante de libro viejos.

- Las lágrimas del dragón – empezó a leer, lo reconocí al instante, ese cuento solía leérmelo mama cuando era pequeño.

- Lejos, muy lejos, en la profunda caverna de un país extraño, vivía un dragón cuyos ojos centelleaban como tizones ardientes. Las gentes del entorno estaban asustadas y todos esperaban que alguien fuera capaz de matarlo. Las madres temblaban cuando oían hablar de él, y los niños lloraban en silencio por miedo a que el dragón les oyese. Pero había un niño que no tenía miedo:

La madre de taro le pregunto a quién debía invitar a su fiesta de cumpleaños, el pequeño le contesto que él quería que invitara al dragón, la mamá inmediatamente pensó que era una broma, pero al ver la seriedad de su hijo lo reprendió desolada, y tacho la idea de aquel niño como extraña e imposible.

Pero el día de su Cumpleaños, Taró desapareció de casa. Caminó por los montes, atravesando torrentes y bosques, hasta que llegó a la montaña donde vivía el dragón.

Con un  grito vibrante llamo al dragón que salió de su caverna extrañado, y preguntando por quien lo llamaba.

El pequeño le indico que era su cumpleaños, que su madre le había preparado un montón de dulces, que estaba ahí para invitarlo. El dragón no podía creerse lo que oía y miraba al niño gruñendo con voz cavernosa. Pero Taró no tenía miedo y continuaba gritándole sus deseos de tenerlo en su fiesta de cumpleaños.

Cuando el Dragón entendió que el niño hablaba en serio se conmovió, y empezó a pensar que aunque todos lo odiaban y le temían ese niño era el primero en invitarlo a una eventualidad como aquella, - Que bueno es este niño - pensó.

Y mientras pensaba esto, las lágrimas comenzaron a descolgarse de sus ojos. Primero unas pocas, después tantas y tantas que se convirtieron en un río que descendía por el valle.

El dragón invito a taro a montar su espalda para llevarlo hasta su casa.

El niño vio salir al dragón de la madriguera. Era un reptil bonito, con sutiles escamas coloradas, sinuoso como una serpiente, pero con patas muy robustas.

Taró montó sobre la espalda del feroz animal y el dragón comenzó a nadar en el río de sus lágrimas. Y mientras nadaba, por una extraña magia, el cuerpo del animal cambio de forma y medida y el niño llegó felizmente a su casa, conduciendo una barca con adornos muy bonitos y forma de dragón – terminó la lectura mirándonos a todos.

- Que les pareció? – sonrió

- Es hermosa – la bola de pelos jugaba son sus dedos índices

Todos comenzaron a comentar la lectura, yo me sentí como el dragón, atrapado en una cueva donde todos me temían y me odiaban.

Era una muy buena metáfora, estábamos ahí porque nos temían, nadie había hecho un esfuerzo por sacarnos de nuestra cueva, y permitirnos ser útiles, ser algo, ser alguien.

Baje la mirada, aceptando es pensamiento, aunque Akiteru no me había abandonado, no era ese tipo de amor o esfuerzo el que yo necesitaba?, entonces que necesitaba yo?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un fuerte golpe seco que se escuchó no muy lejos de la sala, Sugawara-san se levantó del sillón como un rayo y corrió hacia el pasillo, todos lo siguieron.

Cuando yo me anime a llegar a la escena, el pelado estaba frente al enano limpiándose sangre del labio.

- Ya basta Kageyama tu no quieres hacer esto – le gruño

- Basta, por favor, ya para Kageyama! – le rogaba el pelinaranja echo un mar de lágrimas.

El pelinegro exhalaba furia por los poros, se podía sentir esa fuerte aura de rabia que emanaba, apretaba los puños con fuerza y respiraba agitado.

- Hinata es tu preciado compañero, no debes atreverte a golpearlo! – le grito de nueva cuenta el pelado.

- Lo siento Kageyama-kun – Takeda-san apareció detrás del pelinegro con una jeringa que inserto con un rápido movimiento en su cuello depositando todo su contenido en su torrente sanguíneo.

El pelinegro se tambaleo, la expresión de furia se le borro, y poniendo en blanco los ojos se desvaneció. Ukai-san apareció con una silla de ruedas donde Sugawara-san ayudo a montar a Kageyama.

Hinata se dejó caer al suelo de rodillas mientras se tapada la cara con ambas manos, para mi sorpresa quien se había arrodillado a su lado era la bola de pelos, le acariciaba suavemente la cabeza sin decir nada.

Takeda-san ordeno a Ukai-san que se llevaran a Kageyama aislamiento, a lo que le pelinaranja se opuso, se levantó de golpe supongo que a tratar de detenerlos, pero Sugawara-san lo intercepto.

- Sabes perfectamente que solo podemos continuar visitando el hospital si no nos entrometemos – le hablo con voz dura, parecía enojado, me sorprendió un poco ver que esa sonrisa angelical podía cambiar tan radicalmente.

- Ya Hinata, no te preocupes a lo mucho será una sola noche, y ya está sedado, no le va a pasar nada – lo intentó tranquilizar el pelado.

- Tu estas bien? – Sugawara-san le examino la herida en el labio y se lo llevo de ahí al puesto de enfermería.

- Que sucedió? – pregunto la rubia que estaba parada junto a mí.

Nadie contesto nada, de hecho nadie hablo siquiera en la comida, terminamos y cada quien tomo su camino, aunque la mayoría regresaron a la sala de estar, yo preferí ir a sentarme junto a la caseta de enfermería hasta que me dieran mi medicación y poder ir a dormir.

- No fue tu culpa, no tienes por qué sentirte así – escuche que Sugawara-san bajaba las escaleras.

- Lo fue, no debí quedarme a hacer horas extras, no conseguí dormir nada, tuve que correr hacia aquí apenas amaneció, era normal que el sospechara – el pelinaranja apareció junto a él ya más calmado.

- Deberías contarle ya lo de tu trabajo, si se entera por algún otro medio se va a enojar más, sabes que eso no lo ayuda en nada – lo reprendió el peligris.

- Lo sé! Demonios lo sé! Pero se enojara si le digo que deje la escuela, y que estoy trabajando en las noches, me odiara por haber dejado el club – añadió el pelinaranja encogiéndose.

- Debe suponerlo, pasas aquí la mayor parte del día – el peligris me vio tomando asiento en el suelo a mi lado.

- Amargashima-san! Buenas noches – me saludo en tono de burla el pelinaranja.

- Ah, aun tienes ánimos para otra pelea? – me burle

Todo se quedó en un silencio un par de minutos para luego escuchar el profundo suspiro del peligris.

- Tienes que decirle la verdad – repitió Sugawara-san

- Lo hare… pero no ahora – respondió el pequeño afligido.

- Tanaka-san – lo que estaba pensando salió de mi boca sin mi permiso, Sugawara-san me miro algo expectante.

- Que pasa con Tanaka? – pregunto, no supe que decir.

- Quieres saber sobre su historia? – pregunto Hinata.

Asentí ligeramente, no muy convencido de que me agradara el tono confidencial con el que el pelinaranja se dirigía a mí, como si yo fuera su amigo, como si yo fuese normal.

- Supongo que lograste verlo no?, su tatuaje – Sugawara-san se dibujó una línea imaginaria con su índice en el hombro izquierdo, a lo que yo asentí de nuevo.

- Tanaka desarrollo un trastorno maniaco-depresivo, por un trauma que sufrió al perder a la única persona que más quiso en este mundo – empezó a contarnos

- Chikara-san! – el enano intervino

- Las letras en kanji son un nombre? – pregunte.

- Si, Chikara Ennoshita era su amigo de la infancia, una vez fueron de viaje y el hotel donde se hospedaban se prendió en llamas –

- Yo no estaba ahí, llegue cuando el fuego casi consumía el edificio – la voz del pelado nos sacó de foco a los tres que lo miramos con sorpresa.

- Quieres saber mi historia eh? – se rio sentándose a mi lado, Miro al techo y estiro su puño hacia arriba con fuerza.

- Yo no estuve ahí, había ido a correr, ennoshita había insistido en acompañarme pero yo no quise dejarlo porque él estaba cansado, entre al edificio a pesar de que los bomberos se me atravesaron, parecían idiotas! No podrían detenerme ni con un tanque!! – se burló con energía.

- Para cuando llegue a nuestra habitación, todo estaba casi completamente destruido y se consumía por las llamas.- Sugawara-san lo interrumpió - no tienes que contarnos con tanto detalle – el pelado apretó los labios.

-  No tiene caso Suga-san eso ya fue hace 5 años, tengo que poder contarlo sin ponerme loco – sonrió esta vez con melancolía.

- Cuando entre una columna aplastaba casi todo su cuerpo, podía ver su cabello, ah ese cabello negro y lacio… - soltó un suspiro.

- Aún estaba consiente, me dijo que me fuera que no tenía caso, a pesar de estar tan enamorado de él, nunca me había confesado, no podía soportar la idea de darle asco y que se alejara de mi – bajo la mirada y empezó a escribir algo en el suelo con el índice

- Claro que no hubiese podido abandonarte ahí – susurro, como si le hablara a esa preciada persona.

- Intente sacarlo – se froto los brazos – levante tanto como pude pero fue inútil, el muro se nos vino encima, y yo perdí el conocimiento, para cuando desperté, estaba en el hospital, llevaba un mes en coma, ni siquiera pude ir a su funeral – soltó un suspiro que se transformó en sollozo.

- Le dijo lo que sentía por el Tanaka-san? – Hinata pregunto

- Si, se lo grite, una y otra vez mientras intentaba liberarlo – se tallo la mejilla demasiado fuerte dejándose una marca rojiza.

- Estoy seguro de que descanso feliz de saber lo que sentías por el – Sugawara-san uso ese tono maternal lleno de amor.

- Él dijo… el… él dijo que también, también él me amaba – esta vez no pudo aguantar las lágrimas, el pelado se hundió en sus rodillas llorando casi en silencio, débiles sollozos lograban escapársele.

Los tres nos quedamos mirando por la ventana el cielo despejado, y la luna que brillaba con intensidad, el único sonido que se podía oír eran sus débiles sollozos, pero para mí, los cuatro estábamos llorando con el corazón roto.

Fuimos a parar a ese lugar porque todos estabamos rotos.

Notas finales:

Hey Hey Hey! Para el proximo cap! nos meteremos de lleno en la relacion de Yamaguchi y Tsukishima, ya he dado una idea de como van todos los traumas de nuestras parejas, aunque tengo planeado un poco de DaixSuga tambien.

Estuve buscando referencias en Dj para el lemon de TsukixYama me soprendio encontrar como 4 DJ donde el seme era yamaguchi eso se veia muy sensual OuO asi que ahora debato una guerra interna sobre si hacerlo seme o uke D: culpen a los Dj! hahahaha que sugieren uds???


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