Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Good Enough to my madness - Suficientemente bueno para mi locura. por Bokutosama

[Reviews - 90]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hey Hey Hey! Capitulo 9! Parte 1

> Recuerdos pervertidos, Sus voces internas, Una charla con el futuro cuñado, Los problemas de Tsukki <

Disfrutenlo

Ah, dos cosas

- El Narrador va a ser nuestro adorable Pinch Server! Yamaguchi Tadashi

- El dialogo de las voces de Yams estara entre " para distinguirlo del dialogo normal.

- Los sexys recuerdos de Yams estaran en cursiva

-"No lo hagas"-

-"Vamos, vamos Hazlo! Hazlo! ve Hazlo!"- 

-"Por una vez en tu vida has algo al respecto"- 

-"Eres un miedoso"-

-"No! Detente! Huye!"-

- Yamaguchi-kun? – la voz suave de Suga-san me hizo dar un brinco y me puso tembloroso, lo vi entrar al cuarto, luego se sentó junto a mí.

- ¿Todo bien? -  me pregunto, subió una mano que me asustó, me encogí en mi posición, una de sus suaves manos paso por mi largo cabello que caía sobre mi cara.

- Deberías dejarme cortártelo un poco– se sentó detrás de mí pasando sus manos por mi frente levantando mi cabello hacia atrás, quería quejarme, no me sentía cómodo con el contacto físico con los demás pero no fui capaz de articular una sola palabra.

Al poco rato suga-san me sujeto todo el cabello hacia atrás en una coleta, aunque algunos mechones demasiado cortos me caían en la frente.

- Paso algo? -  preguntó, luego empezó a sacarme los vendajes de la mano para cambiarlos por unos limpios.

- Na… nada – le respondí y mi voz tembló, por más que fuese Suga-san no podía contarle algo así.

- ¿Seguro?, o no estás seguro de poder contarme? – desde que Takeda me lo presento como uno de sus estudiantes pude darme cuenta de lo dulce y suave que era al tratar a los demás, al principio se ponía nervioso sobre todo cuando habían peleas o cosas así, antes el hospital no era tan pacífico y los otros edificios definitivamente no eran nada parecidos a este, quizá más de un año había pasado desde la primera vez que lo vi, pero ahora era confiado y amable con todos, mostraba siempre interés por tener contacto con lo nosotros, y eso no era porque fuese estudiante de psicología, el en verdad disfrutaba ayudando a los demás, pero no le pude contestar nada, y me levante cuidadosamente, ya que mi cadera y espalda aún estaban bastante resentidas, fui al baño y eche a la basura todo el vendaje sucio.

- ¿Quieres ir a comer algo? – me pregunto sentado en mi cama mirando hacia el techo relajadamente.

- No gracias – me senté a su lado, y disfrute del silencio, sin voces ni nada interrumpiendo.

Suga-san termino rindiéndose y se fue con los demás dejándome en la habitación, busque bajo la cama unos cuantos libros que había guardado abrí cualquiera y me puse a leer, no sé cuántas horas pasaron, escuche que alguien se acercaba por el pasillo, me puse nervioso tomé los 4 libros que tenía regados en el suelo y me puse de pie de golpe, en cuanto se abrió la puerta se me cayeron al piso.

El rostro del rubio apareció, se me pusieron los pelos de punta, todo mi cuerpo se erizó y empecé a temblar, estaba por empezar a recordar todo lo que había pasado la noche anterior.

Los susurros inentendibles se convirtieron en zumbidos débiles, pero pensé en ese momento que  eran mis temblores los que no me dejaban entender nada de lo que decían, apreté los labios y el calor subió a mi cara instantáneamente.

Un rubio un poco más bajo que él se presentó amablemente como su hermano mayor, mis mejillas se sonrojaron, lo único que fui capaz de hacer fue sentarme junto a él mientras tomaba uno de mis libros y empezaba a leer, sentía su mirada clavada en mí, me estaba poniendo demasiado nervioso, y sin darme cuenta mis voces habían dejado un completo silencio en mi cabeza.

Los recuerdos volvieron rápidamente a mí aprovechando la temporal vía libre.

- Po… podrías de... dejar de verme con esa expresión?, - mis pensamientos temblorosos se escaparon de mí.

Podía sentir esa mirada intensa quemarme la piel expuesta, tuve que salir medio desnudo del baño por haber olvidado llevar una playera cuando entre a ducharme.

Sentí sus pasos fuertes sobre el suelo, la curiosidad era más de lo que yo podía anticipar.

-"El miedosito quiere algo de diversión, eh?"–

-"Oya?, apuesto a que te estas muriendo de ganas por que te rellene con su leche!"–

-"No lo hagas, Tadashi huye de ahí"–

-"Tadashi, Tadashi"–

-"No quieres enterrar las uñas en esa marcada espalda?"–

-"Terminaras gimiendo su nombre como una puta más"-

Sentía mi cuerpo absurdamente caliente, a pesar de todas sus palabras soeces que chocaban unas con otras en mi cabeza, ver al rubio caminar en ropa interior me estaba afectando. Apenas podía obtener algo de aire en mis pulmones, era alto, muy alto, sus piernas largas y marcadas, su espalda ancha y bien formada por todos sus trabajados músculos que se diferenciaban perfectamente el uno del otro, sus brazos también eran largos y sus manos delgadas.

Sentí como se acercaba, era como si a nuestro alrededor el aire sofocante se perturbara con nuestros movimientos, empecé a temblar, el peso extra en el colchón de mi cama me hizo dar un pequeño brinco, los espasmos que me provocaba su aliento en mi nuca eran incontrolables.

- Podrías tú, dejar de verme con esa expresión? – esas suaves y roncas palabras lograron acallar las burlas de mi voces internas, y por esa noche no logré escucharlas más.

El deseo de sentir sus manos sobre mi alterada piel crecía desde la parte baja de mi estómago, sentí uno de sus dedos en mi espalda subiendo por mi columna lentamente, me quemaba, sentía que me quemaba, su nariz rozo mi nuca, me olfateaba suavemente, mis sentidos estaban segados no había nada que fuese a hacer para detenerlo, simplemente mi cuerpo sucumbió ante su cercanía, después de un rato mi voz se escapaba en extraños sonidos que me erizaban la piel, y el bulto en mis pantalones ya era imposible de ocultar por más que apretara mis muslos.

Empezó a morderme el cuello, sentía esos suaves y fuertes dientes clavándose en la piel de mi clavícula y sobre mi yugular sacándome más sonidos, que inútilmente trate de contener varias veces, sus dedos se clavaban en mis muslos demasiado fuerte pero no me dolía, su sudor provocaba lascivos sonidos mientras su pecho se frotaba con mi espalda.

Por primera vez en mi vida sentía placer, no era la primera vez que había tenido sexo con alguien, o debería decir, que alguien había abusado de mí, pero el roce, el más simple contra la llena de sus dedos y la textura de su piel me hacían enloquecer, era delirante.

- Ah Aaaaah! – eso fue un gemido fuerte y claro, mi voz era delgada como el de una jovencita, igual que mis facciones y mi cuerpo débil y delgado, odiaba cada parte de mi cuerpo demasiado femenino para encajar, pero ya no podía hallar algo de razón en mi cabeza, solo el exagerado deseo que imploraba por mas fricción y contacto me dominaba. Sentí su erección contra mis glúteos, Dios la tenía demasiado grande y dura, no tardó mucho en sujetar mi cintura fuertemente con ambas manos e intensificar el ritmo.

- De... detente – sentir su longitud contra mí, me asustó un poco, articule entre gemidos una súplica que era más un hábito que una petición real.

Se incorporó en la cama a unos centímetros de mí, soltando mis caderas, me sostuve el pecho con una mano intentando recuperar algo de aire pero mis costillas ardían por el esfuerzo, su enorme erección se salía por encima del elástico del bóxer, una parte de mi me maldijo internamente por hacer que se detuviera.

Me tomó por los hombros y siguió acariciándome, me sorprendió pero lo agradecí internamente, hasta que encajó sus labios succionándome con todo lo que tenía, mis fuertes gemidos inundaban el cuarto pero ya no los podía ahogar, me lanzó bruscamente contra la cama, y sus ojos ámbar entrecerrados y vidriosos me escanearon detrás de sus lentes, sus labios estaban entreabiertos y secos, respiraba agitado y gotas pequeñas de sudor corrían por su sien cayendo en mi abdomen.

Sin darme cuenta ya estaba desnudo. Mi erección estaba apresada entre sus suaves y grandes manos mientras la frotaba nuestras entrepiernas una contra la otra, la diferencia de tamaños era notable, avergonzado intente evadir su penetrante mirada, era demasiado para mí, el cosquilleo en mi estómago bajo aumentó, ya sentía esas corrientes eléctricas corriendo por mi espalda intensificándose con cada movimiento y sin poder aguantarlo más tuve que llevarme las manos a la boca para evitar el grito que se ahogaba en mi garganta lastimándome.

Me había venido en sus manos.

La punta de su erección comenzó a rozarse contra mi entrada, ya sabía lo que vendría y lo mucho que dolería, pero de alguna manera toda mi habitual cobardía había abandonado mi cuerpo.

- Tsu… Tsukki – susurre entre mis ruidosos gemidos mirándole directamente a los ojos, a sus hermosos ojos, esos de los que había quedado encantado desde la primera vez que los vi, su aura de superioridad, recuerdo haber creído que en verdad era alguien muy cool.

Todo paso tan rápido como el flash de un cámara tomando una buena fotografía, su erección se abrió paso dentro de mí de una estocada llegando hasta lo más profundo, mi voz fluía libremente en forma de gemidos escandalosos sin ningún control rebotando en las paredes de la habitación, me dolió, sentía que se me desgarraba por dentro, pero por primera vez yo lo estaba deseando.

- Dem… demonios – escuché  su voz entre roncos gemidos mientras se mordía los labios con  fuerza sintiendo esa cálida y placentera corriente eléctrica volver a formarse en mi estómago bajo, recorrer mi espalda e intensificarse con cada penetración, con cada roce de su erección contra mis puntos más débiles, fue inútil contenerme y no tenía intención de hacerlo, termine viniéndome de nuevo manchando su pecho y salpicando su mentón, segundos después el ardiente líquido que lleno mis profundidades me hizo sentir en el mismo cielo. No era mi primera vez teniendo sexo pero realmente eso no se sintió como nada que me hubiesen hecho antes.

Volviendo a la realidad con mis mejillas ardiendo mientras mis oídos retomaban sus funciones normales, pude escuchar lo que decía el hermano del rubio.

- Que sucede?, no pareces tener fiebre pero estas rojo como un tomate! –  el rubio volteo la mirada, estaba avergonzado?  Se acomodó las gafas, reconozco que no lo pensé, pero ya estaba ofreciéndole uno de los pañitos húmedos que siempre llevaba en mis bolsillos para limpiarme las heridas.

- Ten – mi voz salió en un tono suave que hasta a mí me sorprendió, lo que me hizo empezar a temblar, eso y los recuerdos que ya me tenían temblando desde hace un buen rato.

- No es necesario – respondió para luego pararse de su lugar, le dijo algo a su hermano y salió de la habitación dejándonos solos.

- Me pregunto qué le pasa? – murmuro el rubio mayor rascándose el mentón, yo obviamente no conteste nada, ¿anoche tu hermano menor y yo tuvimos sexo en esta misma habitación?, no, era obvio que no podía decir nada.

- Quieres que te siga leyendo? – me pregunto, yo me di cuenta que tenía la mirada clavada en el libro abierto sobre sus piernas, así que aprovechándome de mi demencia asentí con la cabeza.

Él era amable, y su tono de voz era suave, el ámbar de sus ojos era igual al suyo, pero tenía una calidez diferente, para mi Tsukishima tenía ojos fríos y solitarios, su mirada era de esas que no se pueden leer fácilmente, no puedes saber que está pensando solo con mirarlo.

- Discúlpalo, si alguna vez ha sido grosero, mi hermano no es muy bueno relacionándose con otras personas – añadió acariciando el lomo del libro.

- Yo, bueno yo... tampoco… -  le respondí

- Cuanto llevas aquí Yamaguchi-kun? – pregunto tomando una posición más relajada.

- Mucho tiempo – le conteste jugando con las manos, me empezaba a poner nervioso.

- Eres de respuestas cortas igual que Kei – se rio rascándose la nuca.

- No… no realmente, pero me pon... me pongo nervioso e incómodo frente a otras personas – mi tono de voz volvió a ser tembloroso.

- No te preocupes, puedes hablar conmigo si quieres, además estaré por aquí seguido visitando a Kei así que puedo ser tu amigo también si te acostumbras a mí – no parecía tener ninguna segunda intención tras lo que decía, pero el tener siempre miedo te hace desconfiado, así que solo asentí con la cabeza.

- Cuéntame, como han sido estos días con Kei? – pregunto animadamente ante mi afirmativa respuesta.

- Bueno… el no… no habla mucho… además –

-"Callate no le digas más!"–

-"Tienes que escondernos Tadashi!"-

- Además  no estuve aquí hasta a… ayer - Trate de ignorarlas y terminar de hablar pero fuese lo que sea no tenía mucho que decir.

- Él dijo! – en ese momento algo se vino de golpe a mi cabeza, Akiteru-san me miro con suma curiosidad.

- El día en que mi hermano mayor me dio mi primer dinosaurio, era enorme! – solté de golpe aguantando la respiración por lo que sonó más como si se lo hubiese gritado.

- Oh en serio dijo eso? – los ojos del rubio brillaron llenos de felicidad.

- Si – respondí felicitándome un poco por mi buena acción.

- Fue en alguna sesión? – preguntó yo asentí con la cabeza

- Vaya, nunca le gustaron mucho sabes? –

- A… a mí tampoco – le respondí, hubo un corto silencio que le mismo interrumpió, ofreciéndome terminar de leer la historia de dos hermanos lobo que perdieron a su madre, según me conto era una historia que su madre les contaba cuando eran pequeños. Luego menciono que los extrañaba con algo de nostalgia en sus ojos.

- Que, que… les sucedió? – realmente quería preguntar más por su opinión, ya Takeda me había dicho que el rubio sufrió un accidente donde sus padres murieron y después de eso le habían diagnosticado TID.

- Bueno, el día de su graduación, nuestros padres tuvieron un accidente y murieron, él iba en el mismo auto así que, supongo que eso fue demasiado para el – respondió con la más inocente tristeza humedeciéndole los ojos.

- Que hizo? –

- Bueno, el suele ser tranquilo y bastante callado, supongo que ya lo notaste, pero un día empezó a hacer cosas que no eran propias de él, no es que se volviera más espontaneo o hablador, más bien se portaba agresivo y se juntaba con gente peligrosa que ni siquiera conocía, nunca pasó mientras estuviese en un hospital, siempre fue cuando estaba viviendo conmigo, ni siquiera lograba reconocerme cuando entraba en ese tipo de trance – una sonrisa se dibujó en sus labios pero no era felicidad, ni alegría lo que yo podía ver, el en verdad tenía una herida muy profunda y palpitante en su corazón, era demasiado evidente.

- Al principio no eran cosas muy malas pero un día, la policía llamó a la casa, lo habían detenido por… - Akiteru-san se mordió los labios con fuerza.

- Kei hirió gravemente a un joven en una estación del tren, solo con sus puños, el chico resulto muy herido, fui a verlo hace un par de días antes de venir aquí, su cara quedo completamente desfigurada, no puede hablar tiene muy lastimadas las cuerdas vocales por estrangulamiento, tiene fracturas en un brazo y en la cadera, varias heridas y fisuras en su cráneo, todos los dedos de la mano derecha, Kei se los fracturó – su voz se fue apagando, su mirada no enfocaba nada, parecía lleno de rabia pero a la vez de una profunda confusión.

- Ese no era Kei, ese no era mi hermano menor – susurro más para sí mismo que para mí.

Me talle un poco los ojos, me ardían, sentí como mi visión se nublaba, saltaba de la habitación frente al rubio mayor a una oscura donde mis manos estaban cubiertas de sangre.

- No confíes en el – agradecí la aparición de mis voces que me trajeron de nuevo al plano donde seguía frente al hermano mayor de Tsukishima.

-"Que acaso no ve que está hablando con alguien demente?"-

-"Hey tienes un nuevo amigo Yamaguchi!"–

-"Ten cuidado Tadashi"–

-"Ya confía en ti, aprovecha"-

-"Cuéntale lo que hiciste con su hermanito menor!"–

-"Él también nos lastimará"–

-"Ya basta no sigas hablando con el"–

-"Es peligroso, es peligroso Tadashi es peligroso"–

- Yo he hecho cosas peores -  mi propia voz encontró un lugar entre el veneno y el pánico que esparcían mis odiosas acompañantes.

Tuve que irme por el alboroto que armaban de nuevo mis voces en mi interior, un dolor de cabeza insoportable me empezó a atacar, baje como pude las escaleras y fui directo a la caseta de medicación.

Kiyoko me examino y me pidió que comiera algo, le hice caso sin ánimos de debatir nada, comí un poco de espagueti del almuerzo, cuando termine me quede viendo la ventana esperando que llegara la hora de la medicina, lo único que quería era irme a la cama.

-"Vamos Tadashi!"–

-"Demonios que no nos escuchas hazlo ya!"–

-"No Tadashi, no Tadashi, tranquilo"–

-"¿Acaso vas a dejar que te hagan lo mismo de nuevo?"–

-"Quizá le quedo gustando, tu padre te hacia lo mismo no?, él quería una niña"–

-"Eres un saco de basura!"-

-"Lastimosamente le salió una niña con pene"–

-"Vamos, vamos, vamos, vamos, vamOS! VAMOS! VAMOS! VAMOS!!"-

- N no… no puedo... –  mi voz apenas fue un susurro entre tanto griterío.

- No lo hare, no puedo – intente darme algo de coraje para acallarlas aunque ya sabía que eso era inútil.

Sentí la presencia extra que me sacó de golpe de la habitación donde se quedaron encerradas todas mis voces, hubo un reconfortante silencio, el rubio se había sentado junto a mí, no dijimos nada, no habíamos hablado antes y ahora tampoco, solo nos quedamos ahí sentados uno al lado del otro hasta que los demás llegaron y fuimos por la medicación.

- Ta… Takeda por favor – lo último que quería esa noche era una negativa, quería mis 5 ml de antidepresivos que me mandaran directo a dormir al menos 10 horas completas.

- Yamaguchi-kun algo paso?, porque quieres que te inyecte? – su expresión se veía algo preocupada pero realmente eso no podía importarme menos, si era cierto que no había tenido ningún episodio, pero simplemente no podía explicar nada, ni a mí mismo.

-"Porque no le pides una dosis de LD (Dosis Letal)?"–

-"Eso solucionaría muchas cosas"–

Me mordí los labios, pocas veces me sentía exhausto de escucharlas, a veces cuidaban de mí y otras veces me obligaban a ser cosas, pero cuando me atacaban y me dejaban decidir por mí mismo era horrible, no podía soportarlo, solo quería fundirme con la medicación.

- Está bien, pero mañana asistirás temprano a sesión conmigo está bien? – Takeda por fin acepto, asentí con la cabeza sin siquiera aprestarle mucha atención a lo que dijo.

Sentí el pinchazo de la aguja, que relajo mis músculos, subí a mi habitación en cuanto Kiyoko termino de vendarme de nuevo los brazos.

Llegue a la cama, me hundí boca abajo en la almohada, si prestaba suficiente atención aun podía percibir el olor a sudor, jabón y calor que había quedado impregnado en las sabanas, me revolví un poco en ellas soltando la coleta que me sujetaba mi largo cabello dejándolo caer sobre la almohada, donde había recostado mi nuca unas horas atrás mientras Tsukishima se empujaba más y dentro de mí.

- Tsukki – susurre, no me permití pensar en nada mas, cerré los ojos y deje que las medicinas hicieran efecto.

Notas finales:

Quien quiere tratar de adivinar quien es el chico al que Kei ataco??? Hagan sus apuestas!

Nos vemos en la segunda parte de este cap, habrá doble lemon!!! yo se que les va a gustar!! dejen review si quieren saber que pasará con nuestros sensuales dementes ~

Matta nee!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).